Hola, buenos días. Hoy vamos a ver los temas correspondientes a la sintaxis de los casos. Los casos se usan para fijar la relación sintáctica que asumen los nombres en la oración. El nombre de los casos que tenemos no se mantiene inalterable en las lenguas que provienen del indoeuropeo. En indoeuropeo teníamos los siguientes casos, el nominativo, vocativo, acusativo, genitivo, dativo-hablativo y además el instrumental y el locativo. El instrumental y el locativo no aparecen en latín, quedan confundidos con el hablativo. En el locativo veremos que sí que queda un resto de casos en latín. La confusión de los casos se debe al sincretismo. Es un fenómeno mediante el cual determinadas formas se confunden, porque son muy parecidas o porque la gente lo encuentra a veces incluso más fácil. Eso lo que hizo también el uso de los casos, lo que hizo también fue la aparición de las preposiciones. Las preposiciones. Lo que hicieron fue fijar con mayor precisión la función sintáctica de los nombres. Y antes de adquirir la lengua latina una personalidad propia ya concurrían las dos formas de expresión, con las preposiciones y con los casos. Pero conforme iba avanzando en latín, las preposiciones eran mucho más concretas. Y en eso, en un periódico histórico ya, por ejemplo en Plauto ya nos aparece, hay un triunfo de las preposiciones sobre los casos. En primer lugar, el primer caso que vamos a trabajar es el nominativo. Bien, cuando hablamos de nominativo gramatical es aquel que desempeña la oración, pues la función que le corresponde. Es decir, un nominativo puede funcionar como sujeto, como atributo, como aposición y un predicativo. Aquí tenemos por ejemplo unas formas muy facilitas. Pater es bonus, el caso del atributo. O pater venit laetus, que sería el caso, laetus del predicativo. Cuando hablamos de un nominativo oracional es cuando hablamos de aquel nominativo que por sí solo puede constituir una oración. Es el caso, por ejemplo, de oraciones exclamativas o interrogativas. Por ejemplo, el decir ego, yo, pues en ese caso es un nominativo oracional. También en el caso de un rótulo. O un epígrafe, pues plotius, lupius pot, plotius galus. O a lo mejor una descripción. Cosas que están pasando. Tenemos aquí, pues clamor, lápides, bustes, gladi. O una serie de descripción, pues aparece todo en nominativo. Otro uso del nominativo es el nominativo enfático. Utilizado también como un sujeto independiente. Puede que aparezca con un... Concepto anticipado. Por ejemplo, pax, ides nomen mi, paz, este es mi nombre. En ese momento aparece en nominativo. O el concepto que se anticipa no es apto para el papel de sujeto gramatical. Por ejemplo, tu mis tigra equi, eos si ofendero. Aquí estos griegos a los que si llego a ofender. También puede haber un nominativo por inercia. Es decir, que aparecen en nominativos aunque su función es otra. Por ejemplo, el caso de nombres propios o de apodos. A lo mejor la palabra puede estar en acusativo y el apodo o ese nombre aparece en nominativo. En aposiciones. La posición generalmente debe estar en el mismo caso que la palabra a la que se refiere. Pero en un momento determinado pueden aparecer. También en nominativos y como hemos visto también en el caso de una enumeración. Puede ser que esté diciendo uno por las cosas que ve en acusativo y de repente va colocando por inercia el resto de las cosas que ve como enumeraciones en nominativo. También el nominativo puede tener el uso adverbial, un uso de adverbio. Eso ya es un caso fosilizado, es decir, es un caso de un nominativo en función predicativa. ¿Qué pasa, por ejemplo, a llegar a ser considerado adverbio? Por ejemplo, es el caso de pedes. Pedes traducido como ir a pie. A ver un momento, vemos la siguiente imagen. A ver si esto funciona bien. Aquí, ahora. Que no le acertaba la flecha. Bueno, nominativo en función de vocativo. Fíjense, esto es bastante frecuente porque el nominativo era el nombre por el que se denomina a la palabra. Y en palabras de la segunda declinación suele ocurrir. ¿Por qué en palabras de la segunda declinación? Mire, si miren ustedes todo el paradigma de las diferentes declinaciones, vemos que en todas ellas el nominativo es igual al vocativo. Excepto en la segunda declinación, en unos casos, en los del nominativo en uns, que el vocativo es en e. Bien, en esos casos, por desconocimiento a veces de la gente o a veces por presión del resto de las declinaciones, se coloca en nominativo. ¿Cuánto? En las otras declinaciones simplemente no lo notamos o a veces se nota por una retrotracción del acento, en griego también, por una vocal larga o vocal breve en el vocativo, pero que es un caso muy frecuente de utilizarlo en lugar del vocativo. Bueno, el nominativo absoluto. Bueno, el nominativo absoluto lo defienden algunos autores. Es como si fuera un ablativo absoluto, pero en ese caso estaría el nominativo, el sustantivo y el nominativo el participio. Se utiliza sobre todo pues ya en formas del latín vulgar o ya del latín decadente. Y también es el caso de ver nominativos en anacolutos o en formas contaminadas. Ahí tiene un ejemplo de tú si te di amant, tú si los dioses te quieren, sería el caso del anacoluto. Bien, vamos a ver, el vocativo, muy frecuente lo que hemos visto al revés y ahora también vocativo en lugar de nominativo, nominativo en lugar de vocativo, ¿vale?, en palabras que suelen ser muy usadas, como por ejemplo el caso de Júpiter, se utiliza. También puede ser el resultado de una atracción, sobre todo lo que ocurre en participios, adjetivos, en función de predicativos. Por ejemplo, fíjense aquí Héctor, ab oris spectate, venis, entonces en lugar de, aparece spectate en vocativo en lugar de spectatus porque está hablando a Héctor en vocativo, entonces el participio se coloca en vocativo en lugar del nominativo. Bien, el siguiente caso que tenemos es el acusativo. El acusativo vamos a ver dos funciones fundamentales que es cuando funciona, de complemento directo o lo vamos a ver funcionando también como complemento circunstancial. También, no lo recogemos aquí porque es ya parte de lo que es la sintaxis del infinitivo, el acusativo puede hacer la función de sujeto de un infinitivo, eso lo veremos por el doble acusativo que es perfectamente factible en latín. Bueno, vamos a ver, hay que tener en cuenta, antes de empezar a hablar del acusativo, hay que tener en cuenta cuando estamos hablando de la transitividad e intransitividad de los verbos. Nosotros en castellano podemos tener unos verbos transitivos o podemos tener unos verbos que tradicionalmente le hemos puesto el calificativo de intransitivos. Bien, estas fronteras de una lengua a otra pueden cambiar incluso dentro de la misma lengua porque si nosotros por ejemplo utilizamos un complemento directo o bien de la misma raíz, del verbo, bien del mismo campo semántico, un verbo intransitivo como es dormir, pues uno puede dormir la siesta y en ese caso parece que tenga un complemento directo o correr. Puede uno correr una carrera dentro del mismo campo semántico, dentro del mismo campo léxico. Es decir, la transitividad e intransitividad de los verbos es algo que hay que tener muy en cuenta. Cuando hablamos de los verbos latinos uno tiene que fijarse que en el diccionario a veces es un mismo verbo, tiene una acepción transitiva y una intransitiva, incluso cambian de significado o incluso a veces cambiando de voz puede cambiar de significado. O con determinado caso, siguen ustedes muy bien a la hora de traducir, porque en determinado caso el verbo puede tener una acepción especial. Bueno, cuando hablamos del acusativo como complemento directo lo primero que hemos de ver es la forma de un acusativo externo, es decir, los verbos transitivos, nos van a admitir un complemento directo externo, es decir, uno puede comer una manzana o comer cualquier cosa, es decir, es un complemento directo, es un acusativo externo porque no tiene nada que ver con la raíz, con el lexema, con el significado que tiene ese verbo. También puede ser un acusativo de resultado. Bueno, en este caso el verbo afecta a un concepto que es producto de la propia acción verbal. El acusativo interno puede ser de la misma raíz del verbo, por ejemplo, les decía, vivir es un verbo que consideramos intransitivo, pero, por ejemplo, uitan uibere, vivir una vida tranquila, pues en ese caso llevaría un complemento directo y un acusativo interno. Puede ser lo mismo, que sea de diferente raíz, pero un significado afín. Es el caso de pugnam proeliare. Proeliare es luchar, luchar una batalla, luchar una lucha. Un adjetivo de cantidad también puede hacer de complemento directo. Por ejemplo, pecare multa. Aquí se entiende multa pecata. Es decir, pecare multa sería pecar mucho. Entonces, en ese caso ese adjetivo casi nos aparece como adverbializado, aunque es un complemento directo. Bueno, en la siguiente diapositiva ya vemos el caso de los complementos circunstanciales expresados en ablativo. ¿Qué casos puede ser? Bueno, el primero que nos llama la atención es el acusativo de relación. De entrada nos llama la atención porque primero depende de formas verbales que indican una parte afectada por la acción que expresa ese verbo. Aquí tenemos fractus pedem, es decir, roto, fracturado, pedem, en relación a su pie. Es una parte que es la que tiene rota. Pero claro, lo que nos llama la atención en castellano es que fractus es un participio pasivo. ¿Eh? De un acusativo. No le consideramos a este, no lo consideramos a este acusativo, no lo consideramos complemento directo, pero sí acusativo circunstancial. En relación a un pie está roto. Un acusativo de extensión. El acusativo de extensión en este caso puede expresar la extensión bien en el espacio o bien en el tiempo. Por ejemplo, angulauit degem pedes. Caminó, anduvo. Diez pies. Es decir, no lo consideramos el complemento directo. Es lo que estuvo caminando. Es la extensión que ha caminado. Entonces, lo consideramos un complemento de extensión, complemento circunstancial. Lo mismo. Vivió diez años. Vixit degenanos. Lo consideramos un circunstancial de extensión. Bien. Un acusativo adverbial. Son también adjetivos. Son pronombres que van a adquirir un significado adverbial. Por ejemplo, virile o muliebre sexus. Es decir, sexo varonil o sexo femenino. Bien. Ahora vamos a ver lo que viene llamándose el acusativo libre. ¿Qué es el acusativo libre? Pues lo van a ver enseguida en los ejemplos que he colocado aquí. Un acusativo exclamativo. Es decir, puede aparecer una exclamación. Igual que puede aparecer en nominativo, puede aparecer en acusativo. Por ejemplo, el misero un te sería mísero de ti. Sería la traducción. También puede ser un acusativo elíptico. Porque se entiende el verbo regente. Por ejemplo, dice aquam foras vinum intro. Es decir, el agua fuera, el vino dentro. En este caso no hay verbo, pero se entiende perfectamente el sentido de la frase. Bueno, un doble acusativo. El mismo verbo puede en un momento determinado regir dos acusativos. ¿Qué casos son? Bueno, suelen ser verbos sobre todo de enseñar, mostrar, el doqueo. Que siempre es el verbo, por ejemplo, de pedir algo a alguien. Y ese alguien también va en acusativo. Rógame vinti minas. Es decir, me pide veinte minas. Y el me igual que el minas van los dos en acusativo. No tenemos en este caso un dativo mi. Este doble acusativo es el origen de la oración de infinitivo. Porque aparece tanto el acusativo sujeto como el infinitivo. Los dos, como si fueran dos complementos directos dependiendo del mismo verbo. Pero en realidad nosotros la traducción que hacemos. Es el sujeto en acusativo de ese infinitivo que lo convertimos a la hora de traducirlo. Bueno, hay otros usos tardíos del acusativo en latín más reciente. Por ejemplo, es el acaso del acusativo en vez de nominativo. Sobre todo ocurre con aquellos acusativos por influencia dialecta. Los acusativos que terminan en as. Y también aparece como sujeto de verbos pasivos. O de verbos intransitivos. El acusativo absoluto es lo mismo que hemos visto como el nominativo absoluto. Es decir, es la contaminación de una determinada función. Que es el ablativo absoluto. Va pasando al resto de los casos. Ya que poco a poco van desapareciendo los casos. En función por las preposiciones. Bueno, acusativo en función de otros casos. Pues invade sobre todo las funciones del nominativo. Por ejemplo, el acusativo de precio. Como complemento directo. O de verbos pasivos. O tenemos también el caso de formas que son fosilizadas. Bueno, y hasta aquí terminamos el tema de estos tres casos. Ahora veremos los otros en otra grabación.