¿De qué va hoy? Pues eso mismo me preguntaba yo hace un rato. Estaba aquí en una tutoría en casa con una compañera de fin de grado. Pues vamos a ver de qué va hoy. Yo creo que la semana pasada, si no me acuerdo mal, corregidme si había alguno que estabais, hablamos un poco del concepto, de la manera que íbamos a tener de entender la estética en esta asignatura. Si no me falla la memoria, ni los principios, dijimos que no íbamos a entender la estética como una mera teoría del arte, entendida como una especie de reflexión más o menos erudita, más o menos sesuda sobre las obras de arte reconocidas habitualmente como tales. La estética entendíamos que era eso. Pero era también, decíamos, una teoría de la sensibilidad. En ese sentido, en ambos esos dos sentidos, decíamos, si os acordáis, que lo estético, al ser por un lado teoría del arte y por otro lado teoría de la sensibilidad, especificaba, servía para poner en claro qué naricillas éramos nosotros como personas, como seres vivos y como cultura. Es decir, qué éramos capaces de hacer. Hasta dónde habíamos llegado. ¿Os acordáis? Poníamos el símil de las riadas en Valencia. ¿Hay alguien ahora que estuviera la semana pasada? Perfecto. Entonces estábamos con estos datos ustedes. Recuerdo un momento gracioso en que alguno de vosotros dijo, entonces, estudiar estética nos hace mejores personas. Y dije, bueno... Pero sí y no, nos hace mejores personas en el sentido en que nos permite conocer mejor los modos bajo los cuales podemos ser más propiamente humanos, podemos ser más propiamente patatas o perrillos, sino personas humanas con una sensibilidad determinada, con unas capacidades de entender y de conmovernos determinadas. Cuanto más afilamos nuestras herramientas en este ámbito de la estética, la teoría del arte que estudiáis vosotros, más diverso tipo de experiencias y de vivencias podemos tener. Efectivamente, podemos ser personas enteramente M10286, ahí la he dado. De acuerdo, hasta ahí llegamos la semana pasada. Ahora quería apretar un poco más la tuerca. No es exactamente persona sublime, si te acuerdas, JV da por uno, estuviste la semana pasada, la persona enteramente se dice siempre de alguna manera en dialéctica, en diálogo con la persona entera. Si te acuerdas la persona entera, el hombre entero era aquel que vive como cualquier hijo de vecino pues sometido relativamente disperso a un montón de tensiones diferentes que tienen que ver con que somos padres o madres, con que tenemos que currar, con que somos vecinos, ciudadanos de un país, con que tenemos una vida compleja ¿verdad? Eso nos hace ser personas enteras pero eventualmente podemos hacernos personas enteramente para emplearnos a fondo por primera vez o por segunda o por tercera. En algo que nos hace de alguna manera... que nos hace cumplirnos, que nos hace emplearnos a fondo, ¿verdad? Y eso nos permite luego volver a ser personas enteras. Es el término que utiliza Lukács, es el juego entre lo entero y enteramente. Te lo enmiendo, Úbeda, porque de alguna manera una persona sublime se podría entender como un esteta, como Stendhal, que vive todo el tiempo en sus nubes, vive todo el tiempo ahí metido en sus tejemanejes y que no aterriza casi nunca, alguien sublime. No, el Lukács, que no en vano es marxista y es uno de mis héroes filosóficos, el hombre enteramente siempre se dice en relación, en tensión dialéctica con el hombre entero, como en la vida misma. Vamos, yo no conozco a ningún Stendhal que esté todo el tiempo en las nubes, sino que todo el tiempo nos empleamos y luego nos tenemos que dispersar. Inspiramos y luego tenemos que expirar. Pues bien, esto me viene muy bien porque precisamente de este doble movimiento, de esta oscilación entre inspirar y expirar, recoger aire y soltarlo es algo de lo que os quería hablar hoy, llevado de este hilo de la estética. ¿Por qué? Y de ahí viene el título de la clase de hoy, que es un primer apretón a lo repertorial y lo disposicional. Vamos a explicar hoy, en una primera pasada, seguramente nos quedará todavía turbio y volveremos a ello, estos dos tremendos palabras de lo repertorial y lo disposicional. Quienes hayáis visto clases anteriores seguramente os suenen, pero siempre viene bien, de alguna manera, plantearlo en un curso claramente para que sepamos a qué atenernos. A ver, hablar de lo repertorial y lo disposicional tenemos que entender siempre que igual que entero y enteramente, ¿verdad?, son categorías, en este caso categorías modales, porque definen un modo. concreto, el de la necesidad y el de la posibilidad. Hablar del repertorio y lo disposicional es hablar igualmente que de lo entero y enteramente como dos modos que coexisten, ¿vale? Que se articulan, que dependen uno del otro, que no podemos jamás y esto es importante que lo pillemos, tomar de modo aislado. ¿A qué aludimos por lo repertorial? Con lo repertorial aludimos a aquello que contribuye como el palabra indica, a un repertorio, es decir, a un conjunto relativamente homogéneo, relativamente coherente de elementos que se refuerzan entre sí. Todos los artistas que podáis pensar, los músicos fundamentalmente, los pintores, todo el mundo tiene un repertorio, es decir, un conjunto de formas con las que se siente cómodo, con las que puede trabajar y mediante las cuales consigue expresar aquello que de alguna manera es verdad el repertorio nos da la medida de la grandeza de la capacidad de abarcar de un artista o de una cultura estética esto es una de esas maneras que decíamos la semana pasada de ser mejor persona se puede ser mejor persona repertorialmente si tenemos un repertorio un conjunto más amplio de elementos que manejamos con los que nos empleamos esta sería una de las maneras de ser mejores personas una de las maneras de cumplirnos repertorialmente La otra manera sería cumplirnos o emplearnos disposicionalmente. ¿Qué son las disposiciones? Son aquello que ponemos en juego cuando estamos vivos, cuando experimentamos, cuando nos movemos, ¿verdad? Entonces, de alguna manera, un repertorio de formas, un repertorio es como un vocabulario, como una colección de palabras, como una caja de herramientas, digo siempre que tenemos. Y las disposiciones son las inteligencias, los ingenios concretos que ponemos en juego cada vez que sacamos una herramienta de esa caja, cada vez que ponemos en juego algunas de las palabras que constituyen nuestro repertorio. Por eso os digo que igual que entero y enteramente, siempre se dicen juntos, siempre se dicen coordinadamente, ¿vale? ¿A qué hablo de esto? ¿A qué nos lleva esto? Nos lleva a que, de hecho, cualquier artista, cualquier espectador, nosotros mismos, no tanto estudiosos, o cualquier cultura ética que podamos pensar, los asirios, que hay algunos de vosotros trabajando sobre los asirios, o la de Van Gogh, es siempre una combinación, una especie de equilibrio entre lo repertorial y lo disposicional. Entendiendo que lo repertorial siempre nos va a remitir a lo establecido, a lo coherente, a lo ordenado, a lo que constituye sentido, mientras que lo disposicional nos va a reenviar todo tiempo a lo tentativo, a lo experimental, a donde indagamos. Cuando juzgamos un acto, un mismo acto, un mismo cuadro, a veces os pongo el ejemplo... de Guernica, Picasso. Un mismo cuadro puede ser visto, captado bajo el modo de lo necesario, de lo repertorial o bajo el modo de lo disposicional de lo posible. Cuando nos fijamos en el modo de lo repertorial nos fijamos en qué sentido ese cuadro, en este caso Guernica, contribuye a una colección de formas, a una colección de imágenes que son fundamentales para entender el siglo XX, para entender la pintura de vanguardia, para entender la biografía de Picasso como artista. Entonces, de alguna manera, la comprensión repertorial tiene que ver con este referirse a un conjunto de elementos que dotan de sentido una práctica. Mientras que lo disposicional es cuando estamos experimentando, cuando estamos jugando y que por tanto no tenemos por qué referirlo a ningún conjunto de sentido. No estamos buscando sentido, no estamos intentando completar un conjunto de nada. Estamos probando, estamos experimentando. Insisto, el mismo gesto, el mismo cuadro, el Guernica, podría ser interpretado disposicionalmente o visto bajo un foco disposicional si nos fijáramos en lo que nos produce a nosotros, en las sensaciones concretas que nos produce, en qué nos motiva, en qué nos hace hacer, si nos motiva a generar nosotros nuestra propia composición, hacer un collage, una obra de teatro, componer una música... Todo eso sería una recepción disposicional de una obra como el Guernica que a su vez claramente tiene una función repertorial. Esos son los dos grandes polos. ¿Por qué los llamo así? Porque esta es una dicotomía que vais a ver que está presente en prácticamente toda la historia del teatro. algunos ya me habéis hablado de Nietzsche, pues cuando vayáis a Nietzsche os encontraréis con las dos categorías que maneja Nietzsche que son lo apolíneo y lo dionisiaco ¿verdad? Pues lo apolíneo y lo dionisiaco son una manera de decir lo ordenado y lo caótico es decir, lo repertorial y lo disposicional si vais a Goethe, encontraréis que Goethe interpreta el escritor alemán, interpreta la historia entera del arte como una especie de baile de equilibrio, de composición entre lo que él llamaba lo centrípeto y lo centrífugo de nuevo, lo centrípeto corresponde a lo ordenado, repertorial, necesario y lo centrífugo a lo disposicional tentativo, experimental, posible Bueno, es interesante decirlo en estos términos, repertorial y disposicional, y no en los términos de Goethe, centrípeto-centrífugo, o en los de Nietzsche, apolíneo-ionisiaco. Yo creo que es más interesante decirlo así en la medida en que nos permita ser más claros. ¿Por qué? Porque yo puedo decir que una cultura estética es apolíneo. Bien, vale, entonces empatizo ese polo ordenado, esa especie de prevalencia del equilibrio, las categorías clásicas, la integridad, en latín la integritas, la conveniencia y la claritas, la integridad, la conveniencia y la claridad, que eran las categorías clásicas de la belleza, y me quedo más ancho que largo. Pero difícilmente puedo comparar una cultura apolínea A con una cultura apolínea B. criaturas parecidas, pero ¿hasta qué punto, volviendo a la primera clase de la semana pasada, puedo sostener que esta es una cultura que nos hace mejores personas, que es más potente que expresa mejor lo que soy pues me faltaría en elementos yo creo, y es una pobre intuición que al hablar de lo repertorial sí estamos ya planteando este criterio, es decir puedo decir si una determinada cultura estética apolínea da cuenta en mayor o menor medida de aquello que como especie que como animalillos, o como cultura como sujeto, puedo dar de mí mismo entonces tengo un mayor o menor repertorio, y esa repertorialidad se convierte entonces en una categoría crítica, es decir, deja de ser una categoría descriptiva, que también lo es de alguna manera sigue siéndolo Pero además se convierte en una categoría crítica. Esto, camaradas, tiene su importancia en los tiempos que corren porque resulta que vivimos en unos tiempos tan flojos, en tiempos del todo vale, en los cuales nos hemos acostumbrado a aceptar que la cultura artística que tenemos es poco menos que irrelevante. Porque me explicaréis para qué nos vale o en qué sentido nos cumple la obra de Damien Hirst o la de Jeff Koons o incluso la de Warhol, si me apuráis un poco. ¿Hasta qué punto? ¿Qué nos está aportando repertorialmente esto? ¿Qué posibilidades de expresividad, de sensibilidad, de maneras de organizarnos la vida, de maneras de vivir nos aporta esto? Pues es una pregunta abierta. Y en cambio si nos comparamos con otras culturas más primitivas o más marginales... El flamenco, por ejemplo, que tenemos muy cercano entre nosotros, ahí encontramos que el flamenco repertorialmente incluye toda una colección de formas que van desde el polo más reposado, más íntimo, más cerrado, tipo la siguirilla, la toná, la soleá, hasta la bulería o los tanguillos o los tangos que son de fiesta, de ajetreo y tal. Y entre ellos hay todo un recorrido de diferentes sensibilidades, de diferentes tonos emocionales que de alguna manera nos dota de una riqueza expresiva, de una riqueza emocional y de una repertorialidad de la que en cambio nuestra cultura musical contemporánea a lo mejor careje o no, no lo sé, esta es la pregunta, ¿vale? Pero por eso digo que interesa, o a mí me parece interesante plantearlo en términos, por ejemplo, de repertorialidad y no de lo apolíneo o de lo ordenado o de lo centrípeto, porque de alguna manera nos aporta esa capacidad crítica. Permitidme que lea las preguntas. Efectivamente, muy bien. M10. ¿Los clasicismos y las corrientes anticlásicas tienen que ver con esto? Evidentísimamente. Lo que llamamos clasicismo en todo momento estaría estrictamente cerca del polo de lo necesario, del polo de lo repertorial. De hecho, una gran manera de definir un régimen clásico de formas, un clasicismo cualquiera, es porque es precisamente un lenguaje como tendencialmente completo, altamente coherente y relativamente contenido. Repito, completo, coherente y contenido. Eso es un personaje o una cultura clásica. Alguien completo, coherente y contenido en sí mismo. En cambio, el anticlasicismo o una forma de anticlasicismo, puede ser el barroco, se va hacia la experimentación desmedida, ¿verdad? O sea, hacia la variación de formas en la cual, de hecho, es relativamente poco importante que algo sea contenido. De hecho, es desbordante, ¿no? Que algo sea completo. De hecho, seguramente al barroco y a la posmodernidad le interesa más lo fragmentario y que algo sea coherente. De hecho, la incoherencia, la disonancia, todo esto es una categoría. Estética moderna, ¿vale? O anticlásico. perfectamente. No, potencia y acto Muñoz no la veo yo muy claramente aquí de hecho ahora pintaremos la querella entre antiguos y modernos que dice Zemón G6 sí, clarísimamente, seguramente está ahí ahora vamos a pintar una cosa os voy a sugerir un experimento que podéis ver en la red, ¿vale? pero esto lo vais a ver porque no he descubierto aún cómo colocar vídeos de Youtube aquí en el aula esta pero cuando desconectemos os colocáis por ahí y buscáis en Youtube Molino de Lorenz esto lo acabo de escribir ahí el Molino de Lorenz es un experimento en el cual se organiza una rueda con diferentes embudillos y les va cayendo agüita, ¿verdad? o lo que sea que le echen, pero que sea agua en la que de alguna manera provoca que la rueda se vaya moviendo en un sentido y en otro sentido qué raro es hacer esto en la cámara porque me veo el dedo al revés bueno, el caso es que el embudo de alguna manera la rueda oscila en ambos sentidos generando un movimiento aparentemente caótico pendular, ¿verdad? que se va moviendo de un lado para otro y que parece difícilmente discernible en qué exacto momento va a cambiar de sentido y en qué exacto momento va a seguir dando otra vuelta incluso más pues bien, en el experimento que os voy a mostrar si no os pongo luego el enlace yo de YouTube en el foro, lo pongo aquí si puedo en el experimento que os voy a mostrar os mostraré como el gráfico que dibuja, de hecho esta especie de juego no es meramente una pendulación, por ejemplo, pintándolo así en la pizarra, un péndulo haría esto lo que vemos que sucede con el molino de Lorenz es que de hecho el gráfico que dibuja es aproximadamente esto reiteradamente así esto en física, como sabéis si no lo sabéis, para eso estoy yo para contaroslo se llama un atractor de Lorenz ¿qué es lo característico de este dibujo de grado de ceros acá? que veremos más veces este dibujo del atractor de Lorenz especifica, representa gráficamente esa variación pendular entre clásico barroco entre antiguo moderno entre centípeto o centrífugo pero fijaros que no acaba dibujando dos posiciones sino acaba dibujando muchas más de hecho, si tuviéramos que hacer una representación rápida de esto veríamos que el clásico puede estar acá aquí abajo pintaríamos el manierismo Por ejemplo, aquí pintaríamos el barroco y aquí pintaremos lo primitivo o lo arcaico. Esto tiene su miga porque lo que vamos a ver, bueno, esto no lo vamos a acabar de ver hoy porque si no nos vamos a complicar mucho la vida. Os lo dibujo para que lo tengáis presente si veis alguna clase del año pasado que habla de panarquía. Pues podéis familiarizaros con este mismo modelo formal, con este mismo patrón de análisis. Se ha utilizado en ecología, en teoría de los ecosistemas para explicar cómo funcionan algunas de estas cosas. No conozco la ley de cambio de Oteiza. Así que tendré que verla. Me la investigo. En cualquier caso, vamos a limitar la clase de hoy porque esto hay que ir poco a poco para no liarnos más de lo que ya estamos. Entonces, os he explicado la relevancia del palabra repertorial para entender precisamente esta especie de consistencia de conjunto, esta especie de coherencia muy clásica, por otro lado. Pero sobre todo, el valor que tienen tanto categoría crítica, es decir, para comparar una cultura con otra o una formación, una sensibilidad con otra y ver hasta qué punto da cuenta de lo que podemos hacer y comprender. Y en ese sentido es como nos harían mejores personas porque nos daríamos cuenta de que tenemos como huecos. Es como si en vez de los 32 dientes y muelas que tenemos, si nos falta uno, pues tenemos un problema. Para masticar, falta un colmillo para desgarrar, ¿verdad? Pues la repertorialidad tiene que ver con eso, tiene que ver con la compleción y con la optimización de alguna manera de ese conjunto. Formalmente eso es un lenguaje clásico. Pero, para rematar la clase como Dios manda o Dios sugiere, la categoría de lo repertorial, si recordáis, se complementaba todo el tiempo y se articulaba estrechamente con la categoría de lo disposicional. Que ahí iríamos al otro lado del baile, ¿verdad? Lo repertorial estaría aquí, o mejor aquí, en este centro, ¿verdad? Vanizando en torno a lo repertorial. Madre mía, qué mal se pinta con este lápiz. En torno a lo repertorial se organizaría este circuito de acá y en torno a lo disposicional se organizaría este circuito. Esto en otras clases irá cobrando más sentido, ¿vale? Entrándolo a disposicionar se organizaría todo este entorno de acá. ¿Por qué llamarle disposicional y no llamarle dionisiaco o llamarle centrífugo? Bueno, pues porque llamarle centrífugo evidentemente sugeriría una especie de dispersión absoluta, que no es el caso, como veréis. Y llamarle caótico o llamarle dionisiaco tiene sus otras connotaciones. En realidad lo que estamos viendo acá es estrictamente la puesta en juego de lo que los antiguos y los clásicos llamaban nuestras disposiciones. Entendiendo que cada uno de nosotros tenemos una serie de disposiciones y carecemos de otras. ¿Qué son las disposiciones? Las disposiciones son la capacidad para tener un tipo de sentido de humor, para encontrar relaciones, para ser especialmente reactivos a los colores o a los ruidos o al sufrimiento de las criaturas. Todo eso son disposiciones que, insisto, todas y todos tenemos en diferentes combinaciones, en diferentes grados. Entonces, la clave de entender cómo funciona este proceso de recepción estética, a mi pobre juicio, radica en que mantengamos presente que todo el tiempo vamos a tener que hacer estos equilibrios entre el elemento semántico, repertorial, que tiene que ver con el vocabulario o la colección de elementos que manejamos, y el elemento, si queréis, sintáctico o pragmático, disposicional, que tiene que ver con lo que hacemos con eso, lo que tenemos y lo que hacemos. con ello. Tramado. ¿Vale? Claro, hay veces en que nos importa más confirmar el conjunto de elementos que tenemos y hay veces en que nos preocupamos más por lo que hacemos con ello. Serán los momentos repertoriales o disposicionales de una determinada cultura. Momentos clásicos o momentos barrocos. Y luego veremos los modos negativos que serían el momento mañerista o el momento primitivo. ¿Vale? Pero vamos, eso será otro día. Más que predisposiciones 10 son estrictamente yo refiero, tanto en lo repertorial como en lo disposicional son términos antiguos, son términos clásicos. ¿Vale? Para los escolásticos y para los estoicos y tal ellos hablaban de las disposiciones simplemente como una disposición etimológicamente es lo que atraviesa una posición. Tú estás en un sitio Como aquí mi compañero Fuente3 está aquí al lado de la cámara, tú estás en un sitio y hay algo que te atraviesa y al atravesarte te constituye. Eso que te atraviesa es justo una disposición, algo que puedes hacer. ¿Qué es una predisposición? Pues sí, está ahí antes, antes que tú, después, no da igual. Para no liarla con más preposiciones de la cuenta, las disposiciones son, insisto, aquellos ingenios, aquellas inteligencias, aquellas competencias, como dicen los pedagogos, que todas y todos tenemos en diferentes grados, en diferentes combinaciones. Y mediante las cuales ponemos en juego los repertorios, los conjuntos de elementos de los que nos hemos dotado. El análisis en estética, tenéis confianza en vuestro profesor. Se basa en gran medida, insisto en ello, en la combinación de estas dos características. categorías, en la puesta en juego de ellas ¿vale? en la siguiente clase lo que veremos será cómo esto se relaciona con las teorías clásicas de los modos lo que es necesario, lo que es posible lo que es contingente y lo que es imposible, que esto os va a encantar entonces lo que haremos, ya para no dejaros sin albis, será pintar una especie de atractor de Lorentz simplificado veremos aquí lo necesario aquí lo contingente aquí lo posible y aquí lo imposible esto desde luego requiere clarificación ya os digo que en clases anteriores lo tenéis más o menos esbozado pero lo iremos viendo con calma y veréis me estoy pidiendo mucha confianza porque esta es una clase complicada, veréis como esto va a sernos tremendamente útil para entender un montón de las cosas que estáis planteándose en los trabajos. Porque seguramente, tanto los que trabajáis a Dalí, que está por aquí, como los que trabajáis el arte asirio o estética antigua, que están por aquí, entenderemos cómo son prácticas que se decantan modalmente hacia un lado o hacia otro y cómo combinan diferentemente todo esto. A lo que yo le he llamado desde que era chaval modos de relación es justamente a estos equilibrios, a estos modos de poner, a estas variaciones, modos de poner en relación estas diferentes categorías modales. La masonería también, también la encontraremos. ¿Dónde estarían las categorías dispersionales en la teoría estética del adorno si la hubieran? Muy buena pregunta. Martínez, 493 pues seguramente Adorno es un pensador muy moderno más de la cuenta moderno en el sentido en que pertenece clarísimamente a la sociedad occidental avanzada donde se entiende muy claramente la cultura de vanguardia, de hecho Adorno en su teoría estética todo el tiempo hace referencia a dos artistas dos, que para él son fundamentales para entender la modernidad que obviamente la modernidad es el tiempo que vive esos dos artistas si recuerdas son Beckett y Schoenberg Beckett y Schoenberg se distinguen precisamente por ser artistas que de alguna manera vienen después del gran periodo de experimentación vanguardista, vienen después de Dada, vienen después del surrealismo después o en torno a la Segunda Guerra Mundial en un momento en que el gran momento de experimentación que yo diría está por aquí, en torno al modo de lo posible en el momento en que ese momento de exploración, de variación está empezando a agotarse ¿y cuál es la continuación? voy a tener que pintarlo otra vez ¿cuál es la continuación de este juego? si aquí está lo posible, que es lo experimental después de lo posible y de lo experimental lo que viene es lo imposible pues bien, lo imposible entendido si es que el ámbito de lo disposicional está aquí en medio y es lo que organiza así como una especie de centro de atracción de atractor, lo que organiza esta circulación pues si en lo posible poníamos en juego nuestras disposiciones si en lo posible de alguna manera nos fijábamos en esos ... de esas sensibilidades, de esos ingenios que ponemos a trabajar, en lo imposible lo que encontramos es que de alguna manera estamos cansados de ese juego, como de hecho le pasa a Beckett. Estamos cansados de ponernos en juego, pensamos que es inútil, que es estéril, que de hecho después de Auschwitz, como dice este buen hombre de adorno, ya no es posible la poesía, ya no es posible seguir jugando como hacían los dadaístas. Entonces lo que buscamos es una manera de ponerle final al juego, de ponerle final a la partida. De hecho, final del juego es una de las obras de Beckett más importantes, más interesantes. Por tanto, para concluir con la pregunta, Adorno se sitúa muy claramente en el tránsito de lo posible a lo imposible. Y su pensamiento estético es de orden disposicional, pero no disposicional en el sentido barroco, sino disposicional en el sentido del agotamiento de esa misma disposición, es decir, el agotamiento de la sensación de final de juego, ¿verdad? Después de lo cual, ojo, lo único que puede venir sería por acá, sería un momento clásico, un momento necesario, en cierta lógica de hechos. Otra cosa es que estén las cosas medio torcidas y después de lo posible volvamos a sumergirnos en un bucle de experimentación posibilista, que sería esto. Pero de esto, insisto, hablaremos la semana que viene. Sánchez me pregunta si lo disposicional es lenguaje, capacidad, recepción del mensaje. Es más, la capacidad, Sánchez, de poner a funcionar el lenguaje. Si lo repertorial es lo semántico, es decir, el vocabulario, el léxico, por así decir, lo disposicional es lo pragmático o lo sintáctico, es decir, la construcción de la frase. Lo repertorial es lo paradigmático, yo tengo un paradigma, una colección de elementos. Lo disposicional es lo sintagmático, es decir, yo pongo un orden, organizo ese conjunto de elementos de una determinada manera para hacer una frase, para decir algo. Entonces, todo el tiempo combino el repertorio, la colección de palabras que tengo, con lo que quiero y puedo decir con ello. Cuando me preocupo por lo que puedo o quiero decir, no estoy puliendo mi vocabulario, no estoy comprobando si me faltan palabras, me faltan conceptos, simplemente las uso para decir algo. Ese es el objetivo. Eso es combinación. ¿Se pilla? ¿Lo repertorial se adquiere después de mis natas? Yo creo en Mari16, me encanta esa pregunta, que ambas cosas, y esto lo veremos en muchas más cuestiones de estética cuando hablemos de la belleza y de los valores estéticos y tal, ambas cosas son ciertas de ambos, de ambas categorías modales, ¿vale? Lo que sí que es cierto, y ahí no ibas desencaminado o desencaminada con tu intuición, es que lo repertorial tiene un tiempo más largo. Es decir, lo repertorial, por así decir, se decanta. Es decir, se va logrando lentamente y tal cual se va logrando, se va como reposando, ¿verdad? En el flamenco, si pensáis en la serie de palos que hay, pues no se han improvisado de un día para otro, sino que es una tradición de... bastantes décadas, a lo mejor de cientos de años, en las que lentamente se han ido incorporando capas y se ha ido definiendo lo que es ese mismo repertorio entonces no es una cuestión de si se adquiere o es innato es una cuestión de que requiere un tiempo mucho más largo. En cambio las disposiciones en cambio las disposiciones es algo que se pone en juego se varía de un modo mucho más dinámico ¿vale? No en vano digo que el polvo repertorial es el del ordenado de lo necesario y el de lo disposicional de lo caótico y lo centrífugo, ¿verdad? Lo variable lo variante En general cuando nos encontremos con esta dualidad de lo innato y lo adquirido, vamos a jugar un juego que lo juegan ya Se juega en biología, por ejemplo, en biología durante mucho tiempo se han dado de tortas para saber si determinados rasgos de conducta o de conformación morfogenética, o sea, de cómo somos, cómo nos hacemos, pues si son completamente determinados por el genoma, por los genes o si tienen que ver con conductas aprendidas. Y bueno, pues desde Conrad Waddington, os pongo aquí el nombre por si alguien queréis indagar en su obra, Waddington, se habla muy claramente de lo que se denominan los valles epigenéticos. Un valle epigenético es un espacio de desarrollo en el que pequeñas variaciones pueden producir grandes cambios, que es como literalmente un valle fluvial, en que depende si la lluvia cae de este lado del monte se va para el seguro y si cae del otro lado se va para el tajo, ¿verdad? De alguna manera. Los valles epigenéticos, tanto en los desarrollos de las culturas como en los desarrollos propiamente evolutivos de las especies, de alguna manera ponen en juego esta variación entre lo adquirido y lo llegado. En tanto que somos unos animalillos determinados, evidentemente hay unas formas repertoriales a las que vamos a ir más o menos tendiendo y hay unas disposiciones a las que podemos tener, pero que se vierdan de una manera o de otra y entramos ya en pleno proceso estrictamente epigenético. Bueno, esto nos alejaría un poco de lo que quería contaros hoy y si no queda claro lo haré otro día. Estoy viendo aquí a un compañero que tiene el vídeo pausado, claro, te veía tan serio. fuente, fuente 3 que pensaba que estabas completamente absorto y con capacidad de concentración que ni siquiera mueve una ceja está el vídeo pausado yo no sé cómo ha llegado lo que no sé es cómo vas a salir estás perfecto, yo estaba súper concentrado mirándote ahí sin mover una pestaña digo, joder, qué maravilla, qué hombre qué atención, qué prodigio lo repertorial viene marcado por la cultura o la tradición, efectivamente lo repertorial alude a ese momento en que priorizamos lo que llamaríamos cultural, tradicional, etcétera ¿en qué sentido? no es que venga marcado tampoco como predefinido sino que de alguna manera constituye la tradición, constituye lo cultural Lo cultural siempre es un proceso de lenta decantación, de lenta constitución de unos referentes. Incluso en una sociedad tan desmemoriada y tan chapuzas y tan improvisadora como la nuestra, cuando aludimos a la palabra cultura o a la palabra tradición, aludimos a aquello que ha sido de alguna manera bendecido por el tiempo, o sea, que ha tenido ocasión de consolidarse y de constituir un referente más o menos claro. ¿Por qué me interesa? Insisto de nuevo en ello, porque ese es el punto de los palabras. ¿Por qué me interesa decir repertorial en vez de decir tradicional? Porque si decimos tradicional meramente enfatizamos el aspecto de que lo hemos recibido, heredado de nuestras abuelas y ya está, pero en eso no hay contenida ninguna categoría crítica. En cambio, al decir repertorial, por eso insisto en esto, aludimos... A el hecho de que ese conjunto de elementos, esa tradición o esa cultura pueda expresar mejor o peor aquello que somos. Es decir, pueda dar cuenta de esa diversidad de posibilidades vitales, emotivas, expresivas que somos o que podemos ser. Porque un repertorio corto es un mal repertorio. Y un repertorio inflado o sobrecargado también es un mal repertorio. Y hablaremos de eso la semana que viene. La, la, la, la, esperad que os pierdo aquí los comentarios. Efectivamente Muñoz ha sido muy fino o muy fina, no sé lo que eres. El mantenimiento de cierto estatus quo puede dar lugar a una revolución. Efectivamente, cuando la semana que viene hablaremos. del modelo de la panarquía que quizá tenía que haberlo introducido antes para explicaros esta figura y hablaremos de cómo hay revueltas o revoluciones repertoriales y cómo hay revoluciones disposicionales, es lo que los ecologistas llaman la diferencia entre el movimiento del Revolve y el movimiento del Remember que un ecosistema puede mutar puede evolucionar o puede diversificarse revolviéndose en función de sus propias disposiciones, o sea, de las potencias que tiene contenidas en sus criaturillas o acordándose de un estado de orden que en algún momento tuvo y al que vuelve como una goma que después de estirarse vuelve sobre sí misma. Hablaremos de esto porque esto es muy interesante y en Estética efectivamente vamos a encontrar como hay momentos revolt y momentos remember obviamente pero vamos a intentar tener presente todo el tiempo esto, y la semana pasada que viene además os explicaré, porque aquí hemos puesto el modo de la necesidad el modo de lo necesario que está aquí en este ladito articulado por lo repertorial y el modo de lo posible que está de este lado ¿vale? la semana pasada os explicaré la semana que viene os explicaré con mucho más detalle los modos negativos que están aquí abajo, contingencia e imposibilidad y os explicaré el modo fundamental, que es el de lo efectivo que está por aquí por el medio aunque no se sabe muy bien en cuál de estos Y el modo de lo inefectivo, que nos da un buen dónde está, que es lo que no hay, lo que no es. Pero estas son grandes cuestiones, compañeros, compañeras, que tendremos que ver la semana que viene. Para acabar, ¿puede lo disposicional superar lo repertorial? Muy buena pregunta. Efectivamente, lo disposicional se dedica continuamente a superar, reventar, dar por saco, adelantar por la derecha y por la izquierda a lo repertorial, continuamente. Y lo repertorial se dedica continuamente a coger a lo disposicional y a atarlo en corto, a aterrizarlo, hacerle poner los pies en el suelo. A que se consolide, a que se decante, a que se pronuncie. Eso son los dos juegos, esos son los dos demonios que habitan a cualquier cultura estética. El demonio que consolida y el demonio que revoluciona. Mi biólogo preferido seguramente es Stuart Kaufman, dice que cualquier criatura viva, yo siempre pongo de ejemplo a mis hijos, es un sistema ordenado al borde del caos. Porque es un sistema ordenado, porque efectivamente tiene al fin y al cabo unos patrones de crecimiento y de alimentación y de producción de sí mismos, pero continuamente exploran los límites de mi paciencia, exploran los límites del equilibrio, de la gravedad y en ese sentido se sitúan al borde del caos. Claro, si se pasan y se caen, pues adiós niños, pero mientras tanto están ahí jugando con eso. Y claro, cuando se caen muertos pero de sueño, vuelven al orden y lo vuelven al caos. ¿Vale? Lo vamos a dejar acá. Veo que salen más preguntas, sale Freud por aquí, pero lo vamos a dejar para la semana que viene porque llevo una tarde muy árdua de tutorías y ya nos hemos pasado 10 minutos de la hora contraveniendo mis reglas de no hacer clases demasiado largas, ¿vale? Lo vamos a dejar aquí. Lo investigamos, lo vamos pensando y la semana que viene seguiremos con este filón e incorporamos los nuevos modos, ¿de acuerdo? Venga, chavalotes. Hasta otra. Cortamos.