Bien, buenas tardes. Pues se trata ahora sí de abordar el magdaleniense en la península ibérica. Un periodo, bueno, pues como dice el manual, de extraordinario interés que supone además el cierre, por así decirlo, o la culminación, bueno, pues de la evolución que supone el paleolítico superior. Por tanto es un periodo, pues bueno, como también el manual insiste, de muy notable desarrollo tecnológico. Dice que es el punto álgido del desarrollo tecnológico de las sociedades de cazadores y de recolectores. Muy probablemente también es un periodo de marcada complejidad en el desarrollo social fruto de que, bueno, pues probablemente en los periodos más templados de estas facies los grupos humanos, pues bueno, alcanzaran unas ciertas cotas de sedentarización bastante notables dentro de que, bueno, pues no abandonen obviamente esas prácticas, ¿no?, de cazadores-recolectores y también un periodo de extraordinario interés porque desde el punto de vista del simbolismo, bueno, pues añade el hecho de ser un marco en el que se desarrollan las primeras representaciones artísticas. El atractivo de ese periodo, de más o menos 6.000 años, bueno, pues tiene que ver también con que se produce un cierto, como decíamos antes, cambio climático, bueno, pues que garantiza, bueno, pues hacia el final del Paleolítico, que alguna de esas innovaciones, bueno, pues se pierdan, ¿no? Como sucederá, por ejemplo, durante el Epipaleolítico, ¿no? Porque sabéis que asistimos ya al periodo final del Pleistoceno. En cualquier caso, también lo atractivo desde el punto de vista histórico e historiográfico, ¿no?, del Magdaleniense, tiene que ver con la gran diversidad regional que se percibe, ¿no? Si habéis echado un vistazo a los contenidos del tema, pues bueno, veréis como el manual distingue bastante en cuáles son los rasgos... básicos del Magdaleniense en la cornisa cantábrica, que es donde quizá la sistematización es más clara frente a los ámbitos mediterráneos, donde esa sistematización, bueno, pues tiene menos variantes, pero permite constatar una distinción bastante clara desde el punto de vista, pues, de la fauna, incluso de algunos elementos industriales, etc., ¿no? Bien, por eso vamos a empezar haciendo una pequeña, aunque ya lo hemos hecho en cierto modo, una pequeña introducción de carácter conceptual y de carácter historiográfico que trate fundamentalmente de responder a una cuestión, que es las razones del atractivo del magdaleniense y cuáles han sido un poco las aproximaciones estrella desde el punto de vista de la historiografía a la cuestión del magdaleniense y obviamente a todos los elementos que integran desde el punto de vista cultural y desde el punto de vista real y de la cultura material este periodo. Bien, la primera razón que garantiza o que explica el atractivo que tiene el magdaleniense desde el punto de vista historiográfico está centrada fundamentalmente en el tema de la duración. Es un periodo, como veis en la imagen, que va entre los hace 17.000 años y medio a 11.000 años y medio aproximadamente. Un periodo, por tanto, como decíamos, de cerca de 6.000 años. Esa es la primera gran razón del atractivo. Histórico, en segundo lugar, es un periodo que tiene un cierto carácter epígono y final del paleolítico. Si uno analiza, como veremos después, en cierta medida la industria lítica, pues bueno, ve que prácticamente no hay grandes novedades desde el punto de vista de los soportes tecnológicos. Pero lo que sí que hay es una especialización cultural y regional de algunos de esos soportes, y eso también lo hace especialmente atractivo. No hay grandes innovaciones desde el punto de vista básico, sino que lo que hay son respuestas diferentes a cuestiones que se habían planteado. En fin, arpones o varillas se hacían desde cronologías anteriores, pero por ejemplo ahora empiezan a hacerse decoradas, o los arpones empiezan a tener dos filas de dientes. Bueno, pues todo ese tipo de elementos forman parte de los rasgos que hacen al paleolítico, al paleolítico superior magdaleniense, atractivo. En tercer lugar, también es muy importante desde el punto de vista del atractivo conceptual del magdaleniense, el desarrollo cultural y el desarrollo tecnológico al que se asiste en ese periodo. Por ejemplo, los arpones, como tenéis en la imagen, o por supuesto los contornos recortados, como esos de la cueva de Tito Bustamante. Estillo y Asturias son un ejemplo extraordinario de cómo ha habido un gran desarrollo también en el ámbito. del simbolismo. También el manual insiste en que ha hecho especialmente atractivo al mazaleniense las diferencias de carácter global que se perviven en ese periodo y que son un poco las que vamos a transmitir en la sesión de hoy, que conviven, o que se perciben, perdón, en ese periodo, pero que conviven con una gran cantidad de variantes regionales que sin embargo no pierden esa cierta homogeneidad típica del periodo. Y como recordaréis los que hicisteis Prehistoria I no hace mucho, pues bueno, estamos ya en un periodo cronológico y es una característica que afecta un poco a todo el paleolítico superior, en el que la conservación del registro arqueológico, la conservación del registro material es mejor y por tanto este es también más abundante. Eso no quiere decir que la periodización, la sistematización o nuestro conocimiento del registro material esté exento de problemas. De hecho el manual insiste en que hay bastantes problemas para el estudio de este periodo, en concreto en la península ibérica. Porque el registro arqueológico no es igual en todos los ámbitos porque se perciben claramente dos grandes áreas, el Cantábrico y el Mediterráneo, pero también un área intermedia que es la del Valle del Ebro como corredor intermedio que está de influencias entre un ámbito y otro. Y también, por ejemplo, en las zonas centrales de la península ibérica donde abundó el Alucaten Cueva dentro de esta diversidad regional que comentábamos anteriormente, se conserva mejor el registro material frente a los ámbitos en los que se viven abrigos rocosos y el registro material, por tanto, se ha conservado peor. En estas primeras diapositivas precisamente se señalan algunos de esos elementos que hemos dicho en cierta medida de otra manera. En primer lugar veis que el registro arqueológico en la diapositiva 2 es bastante notable, pero también hay zonas en las que se percibe un cierto vacío, con lo cual matizábamos adecuadamente eso que decíamos de que hay mucho registro pero que, como siempre en prehistoria, no es suficiente, pero sí que se conocen bastantes yacimientos generosos desde el punto de vista de la documentación que han arrojado. Además, parece que es un periodo en el que la actividad cinegética alcanzó un grado de desarrollo bastante notable, de ahí que se experimentara con determinados tipos... De industrias como veis por ejemplo a propósito de los arpones o de estos proyectiles, estas jabalinas que lleva ese típico hombre o típico cazador del magdaleniense que aparece a la izquierda de la imagen y por supuesto el desarrollo del arte parietal después del arte mueble. Esos conejos de contorno recortado de Quito Bustillo que comentábamos antes también añaden un atractivo aunque obviamente sobre el arte hablaremos poco en la sesión de hoy, también el manual lo hace porque será objeto de estudio como sabéis de los temas siguientes de la asignatura. Bien dentro de esa, bueno pues atractivo y de esa introducción un poco conceptual e historiográfica que estamos haciendo del magdaleniense. Bueno pues hay que conceder también cierta importancia a la actividad o al desarrollo historiográfico que se ha ido generando sobre este periodo a través de los tiempos y a través de la investigación. El manual dedica esto bastante atención y dice que en principio habría que distinguir entre cómo se ha ido caracterizando el magdaleniense en la península ibérica y cómo se ha ido caracterizando el magdaleniense en... ...Europa, ¿no? En general, ¿no? Bien, desde un punto de vista... En general, el momento en el que el magdaleniense se individualiza dentro de las industrias del Paleolítico Superior tiene que ver con dos hitos que el manual cita. El trabajo del Artet en 1873 que concede a la explosión de la industria ósea, carta de naturaleza como elemento típico y muy característico de la facies cultural en la que nos encontramos. Esa industria osteodontokerática de hueso, marfil y madera que es típica de la facies final del magdaleniense y sobre todo las aportaciones del abate en Ribrel que tenéis aquí en la imagen señalando una de las pinturas del techo de Lascaux. En Ribrel también vinculado a la península ibérica por sus trabajos de reconocimiento junto con cartelar de los hallazgos de Altamira. Es el responsable de aparición. A partir del yacimiento de la Madeleine en Francia, seriar y establecer claramente las bases básicas de la periodización y de las características técnicas del magdaleniense. Bien, en la península ibérica, sin embargo, historiográficamente, como vimos por ejemplo para el solutrense, el proceso de delimitación no ha sido tan rápido. Más bien ha sido lento y con algunos altibajos, con algunos problemas desde el punto de vista conceptual. Bien, en principio... Como heredero de los enfoques del Ribrel habría que utilizar o citar la obra de Obermeier que tenéis en la imagen, El hombre fósil, publicada en 1925 y que sencillamente aplica la periodización de la Madelén a los distintos restos y yacimientos que se conocen por ese momento, en los años 20, en la península ibérica. Y sólo a partir de la influencia en los años 70 de los paradigmas de la nueva arqueología y en concreto de las sistematizaciones que hace Binford sobre los indicadores para delimitar usos de asentamientos a partir del musteriense, en fin, en función de si aparecían muchas raederas, muchos raspadores, muchas puntas de flechas, se llegaba a la conclusión de si eran cazaderos o eran estaciones de vida o de hábitat. Bueno, pues. Esos estudios de Binford revolucionan, por así decirlo, a partir de los años 70 la investigación y incluso antes trabajos como los de Pericot, de Jordá, González de Echegaray, bueno, pues empiezan a apuntar al solutrense, perdón, al magdaleniense como un periodo diferente al del solutrense y con unas características muy específicas. Hoy hay un cierto convencimiento. De que, bueno, pues el magdaleniense francés y el magdaleniense peninsular tienen muchos elementos en común. pero en realidad hay diferencias sustanciales entre unas cosas, entre unas zonas y otras. De la misma manera que en la península ibérica cada vez se evidencian más grandes diferencias entre el ámbito cantábrico y el ámbito mediterráneo, que también han sufrido desde el punto de vista historiográfico un proceso de análisis un poco divergente, que vamos a referir, en fin, a grandes rasgos a continuación. Para el cantábrico ha sido fundamentalmente la labor de Pilar Utrilla, catedrática de prehistoria de la Universidad de Zaragoza, la que por las circunstancias peculiares del hábitat en cueva, de las mejores conservaciones de la materia orgánica y por tanto de la mayor o mejor prestación de las dataciones radiocarbónicas, de la evidencia también de mayor, de un magdaleniense arcaico y por tanto la posibilidad de separarlo de las industrias solutrenses, con las que tradicionalmente a veces se le había unido, por lo menos en el debate en torno a Francia, ha permitido que haya una cronología mucho mejor, que luego los trabajos de Fortea y de Soledad Corchón han complementado y que será un poco la que glosaremos después cuando hagamos la periodización, insistiendo fundamentalmente en la periodización a partir de la cornicea, que se ha cantado. Para el Mediterráneo, durante algún tiempo, bueno, pues se le vio como una especie de manifestación más de eso que Jordá llamaba el mazaleniense ibérico, pero en los últimos años los trabajos de Fuyola y de otros, bueno, han empezado a hablar, como decíamos antes, de que el mazaleniense del Mediterráneo tiene unos rasgos efectivamente específicos, porque no olvidemos que, como decíamos hace algunas semanas, el Paleolítico Superior es un periodo de cierta o de bastante diversidad regional, pero a pesar de esos rasgos específicos diferentes, comparte con el mazaleniense de la cornisa cantábrica y también con el mazaleniense francés una serie de elementos más o menos comunes, que son los que precisamente vamos a sistematizar a continuación. Vamos a ver cuáles son los rasgos por así decirlo. Así decirlo, generales que pueden caracterizar el mazaleniense en la península ibérica. Bien, en primer lugar, la cronología, bueno, pues eso es un primer elemento general común para el Cantábrico y para el Mediterráneo, entre hace 17.000 años y medio a 11.000 años y medio. En segundo lugar, el ambiente frío, ¿no? Que es un ambiente... Fundamentalmente propio... de ese periodo que habitualmente se denomina como tardiglaciar. En tercer lugar, el desarrollo de las manifestaciones artísticas rupestres y mobiliarias, sobre las que después hablaremos. En cuarto lugar, se veía muy bien en la diapositiva que veíamos anteriormente, aunque solo fuera en el ámbito referido a la península ibérica, la ocupación periférica del espacio. Parece que hay una primera fase en la que parece que los grupos humanos se desplazan norte-sur, en la segunda fase hay un mayor desplazamiento este-oeste y como resultado una mayor globalización cultural, frente a ese primer periodo donde parece que se pasa de la costa cantábrica hacia la cornisa cantábrica, en la segunda más de los Pirineos, por ejemplo, al Levante. Pero sí que es evidente que esa ocupación periférica del espacio tendrá bastante que ver con el movimiento en bandas progresivo de estos grupos humanos en busca de... de recursos y de determinadas condiciones de vida. El ejemplo quizá estándar, como tenéis en la pantalla, ya que hablamos además desde Navarra, es el mapa de Abao, del que creo que habla superficialmente el manual, un descubrimiento en una cueva aquí en Navarra, estudiado por el equipo de la profesora Pilar Utrilla de la Universidad de Zaragoza, donde se ha querido ver, además de un posible autorretrato, como veis, una especie de representación tesaurizada o escondida por esos nómadas del magdaleniense, con la representación de las charcas, de los riachuelos o de las montañas del entorno de esa cueva que se ocupaba en el marco de ese recorrido en el que los ríos y el cauce de los ríos pudieran quizá tener algo que ver con esa movilidad y quizá también precisamente por eso el desarrollo de la actividad. de la pesca y del marisqueo. Se considera que esa ocupación periférica del magdaleniense se romperá con el epipaleolítico, donde el polamento quizá por ese óptimo climático típico del epipaleolítico se convierta en más general, a pesar de que tampoco lo del óptimo climático se puede tomar como verdad absoluta, porque parece que ese tardiglaciar que azota el magdaleniense pervive al menos durante los primeros años. los primeros 500 años del equipo aleónico. Habíamos dicho varias características, la cronología, el ambiente frío del tardiglaciar, las manifestaciones artísticas rupestres, la ocupación periférica del espacio, las dos fases bien distinguidas, lo hemos visto desde el punto de vista de la movilidad de los grupos humanos pero también del tipo de industria que evidencia también un tipo de actividad económica. Parece que al margen de las diferencias que hay entre el magdaleniense de la cornisa cantábrica y el magdaleniense del Mediterráneo, parece que hay un primer periodo sin arpones y un segundo periodo con arpones, el primero entre 17,5 y 13,5 mil años y el segundo entre 13,5 y 11,5 mil años en el que seguramente ha habido probablemente un control de los recursos pesqueros mucho mayor. Y la sexta característica quizá tiene bastante claridad. Tiene que ver con la especialización desde el punto de vista económico, que hace que la caza sea especialmente, valga la redundancia, especializada pero que se intensifique por ejemplo las actividades de pesca y de marisqueo. Ahí tenéis por ejemplo... un ámbito, en la diapositiva 5, de individuos cazando renos en unas condiciones climáticas de fauna fría con propulsores y proyectiles o jabalinas típicas de las que están atestiguadas en este periodo pero también otros poblados más a pie de costa o al pie de grandes acantilados rocosos como por ejemplo el que se recrea en el Museo del León, aunque no sea un ejemplo peninsular que nos indican como en latitudes mediterráneas, pues quizá la ocupación del espacio pudo ser un poco más evidente y más vinculada seguramente a un hábitat, como decíamos antes, más estable y se ponía aquí también el ejemplo del mapa de Abaúz porque, bueno, pues evidentemente evidencia muy bien cuál es la característica fundamental que se puede sacar de ahí, ¿no? y es como, bueno, pues el hombre en este periodo está acostumbrado a volver a ámbitos en los que se puede evidenciar un... una atención a determinados recursos que le interesa controlar en determinados momentos frente a otros que quizá no eran tan importantes en otros ámbitos. Bien, luego respondo a la pregunta que está planteada sobre el pediglaciar y el tardiglaciar. Bien, continuamos. El siguiente elemento que habría que caracterizar tiene que ver con ya la división a partir de la cultura material. Bien, el plan general, por así decirlo, los rasgos generales de la cultura arqueológica lítica que tenemos en el... Magdaleniense, pues bueno, es el que tenéis en imagen. Luego habrá algunas variantes de carácter regional, pero ya veis que no es una industria lítica o de hueso y madera que sea muy diferente a la que habíamos visto en el solutrense, por ejemplo. Quizá las puntas de pedúnculo y aletas que comentábamos del solutrense ahora se han convertido en estas puntas típicamente pellat, muy... características del horizonte típicamente magdaleniense o en las puntas hamburguienses, que recuerdan esas puntas de base hendida o de base cóncava del paleolítico solutrense, que comentábamos también hace alguna semana. Las racletes, que tienen cierta importancia porque marcan algunas facies concretas del magdaleniense arcaico en la cornisa cantábrica o todo este tipo de industrias sobre láminas con carácter de dientes de sierra y demás que tienen que ver precisamente con esa diversificación de la producción económica, con el trabajo del hueso, con el trabajo de la madera, etc. También hay que señalar la generalización de los buriles, estos buriles como el estándar del magdaleniense, el buril de pico del oro, que en realidad lo que indica es que hay seguramente una especialización en el trabajo del hueso y de la madera y que muy probablemente eso, digamos que... permite que el buril se convierta en una herramienta de referencia para la actividad económica, para el arte y para este tipo de cuestiones que estudiaremos oportunamente más adelante. Bien, vamos ahora a caracterizar, hecha esta aproximación general que sencillamente buscaba refrescar, los distintos niveles culturales, de la cultura material y también del desarrollo social que se evidencian en la península ibérica, en la cultura o en el hábitat magdaleniense. Bien, el primer elemento que habría que delimitar o la primera fase en la que nos tendríamos que centrar entrando por la cornisa cantábrica es, que afecta como sabéis geográficamente a todo el espacio entre el río Nalón y los Pirineos Occidentales, habría que distinguir el primer periodo que es el magdaleniense arcaico cuya cronología tenéis resumida en la diapositiva 7. Que, bueno, pues se habla de un ambiente extraordinariamente frío, con un periodo marcadamente húmedo y fundamentalmente con dos facies. La facie es llamada Rascaño del nivel 5, la facie Rascaño 5, caracterizada por la presencia de azagallas con monobisel estiradas y en la parte baja aplanadas, ¿no? y de una... cierto interés o una cierta intensificación del trabajo en hueso y, sin embargo, una segunda facies del mazaleniense arcaico que es la facies llamada de racletes porque añade a los elementos que hemos visto una gran presencia de racletes. Tenéis también esos llamados yunques de arenisca vinculados seguramente al trabajo de la industria lítica durante este periodo. Un segundo aumento cronológico en el mazaleniense de la cornisa cantábrica sería el mazaleniense inferior. Entre hace 16.000 y hace 14.000 años corresponde también a una fase, como veis en el título de la diapositiva, de ambiente bastante frágil. Frío, del que tenemos muchísima información porque es una facies muy bien conocida y que los yacimientos que la han ilustrado han sido bastante generosos. Ilustra muy bien lo que comentábamos anteriormente, que en realidad no hay una diferenciación bastante clara entre... El tipo de industria que se puede ver como general en el paleolítico superior y la que estamos viendo en este momento. Porque, bueno, pues ciertamente se vive prácticamente sobre tipos de trabajo o tipos de industria lítica que son bastante parecidos a los que, bueno, pues en un momento determinado habíamos estudiado como específicos en el paleolítico superior. Por ejemplo, si os fijáis en la lámina, ahí tenéis un raspador típico de esta facies, bueno, pues del paleolítico inferior, ¿no? Un raspador que sencillamente tiene ese aspecto de hocico muy habitual, como veis con ese frente retocado, muy habitual por otra parte del mazaleniense, incluso ya de algunas industrias gravetienses en el paleolítico superior. También a veces ese predominio del manualismo. El manual señala sobre todo para la primera facies del mazaleniense inferior de raspadores con un cierto aspecto geométrico, ¿no? También industrias de carácter laminares. Luego repasaremos a qué facies corresponde cada uno de estos grupos de industria lítica que estamos revisando para el mazaleniense. inferior y también caracterizada por la presencia en ese magra leniencia inferior de las primeras plaquetas y de las primeras representaciones en contornos recortados del arte mobiliario que empieza a aparecer en este momento. Recapitulando eso que hemos visto, para ese magra leniencia inferior frío y de muchísima información se suelen distinguir dos grandes facies. Una primera de industrias muy laminares en las que los hombres utilizan campamentos base más o menos anuales y que por tanto van recuperando sucesivamente su ocupación en determinados momentos y eso tiene bastante importancia en relación con lo que comentábamos antes del dominio del espacio, de la colonización. El espacio y también de las características que tiene el asunto que decíamos antes del mapa de Abaúz. Y una segunda facies que es la facies cuyo a la que pertenecen la mayor parte de los elementos que hemos comentado anteriormente en las diapositivas caracterizada fundamentalmente por la presencia de, bueno pues, por la presencia de ojitos. Muchas gracias. de raspadores, precisamente algunas de las piezas que hemos visto anteriormente. Raspadores, otro raspador y estas hojas o raspadores de carácter laminares que en cierta medida serían una continuación de esa facies llamada microlítica que se unen a un elemento característico del magdaleniense inferior que es la generalización de las representaciones de ciervas grabadas sobre hueso o también ya sobre, en la fase final, sobre algunos contornos recortados o plaquetas. Bien, ahí tenéis unas capturas de algunas de las ciervas representadas con trazo estriado en yacimientos como Rascaño, Julio, Altamira o las de la Cueva de Parpalló que se contarían entre el catálogo quizá más generoso de este tipo de representaciones que se cuentan entre las primeras manifestaciones que se han hecho en el siglo XXI. De arte mobiliar, tanto en la cornisa cantábrica las de la izquierda como en el ámbito mediterráneo las de la derecha. Bien, tercera fase del magdaleniense en la cornisa cantábrica sería el magdaleniense medio que es un periodo también... De frío al comienzo, al que sigue una segunda fase templada en la que quizás se opera una mayor colonización de determinados espacios, que más o menos correspondería a esa segunda fase en la que decíamos que los desplazamientos se hacen, por así decirlo, más este-oeste y, por tanto, la colonización del territorio es mayor que abarcaría el periodo que tenéis en pantalla, hace 14.000 a hace 13.000 años, distinguiendo entre un magdaleniense medio antiguo, que se caracteriza sobre todo por el inicio de la eclosión del arte mueble. Ahí tenéis algunas representaciones procedentes de las caldas y las varillas. Es conocidísimas, ¿no?, de la cueva de Istúrich y con la presencia de algunos protoarpones y un magdaleniense medio evolucionado en el que lo que se desarrolla son sobre todo los arpones como tales y, como veis en la parte derecha de la diapositiva, bueno, pues correspondería con el periodo también de mayor diversificación del arte mueble. La última fase, la del magdaleniense. Magdaleniense superior, efectivamente, desde hace 13.000 a hace 11.000 años y por present, como se pregunta en alguna de las cuestiones del chat parece que corresponde a un periodo en el que desaparece la gran industria y a lo que atendemos es ya a una cierta evolución de la industria lítica hacia el microlitismo. Y en cierta medida, excepto de los arpones que empiezan a multiplicar los lados en los que llevan los dientes de un lado exclusivamente a dos, empezamos a encontrar cómo se produce una limitación también del tamaño de algunos de los elementos de la industria ósea, como por ejemplo las agujas. Quizá un ejemplo muy estándar son las útiles microlíticos de la cova del Parco en Lleida, aunque estuviéramos hablando del magdaleniense, de la cornisa ecantábrica. A la izquierda tenéis algunos dibujos de la cueva. De la paloma, donde veis como también parte de la industria lítica. Si la comparamos un poco con las varillas que veíamos antes de la cueva de Isturiz, pues bueno, se ha producido una cierta simplificación. Así que tenéis aquí en la imagen, pues bueno, que es un periodo en el que el arte se desarrolla notablemente. Ahí tenéis muchos ejemplos de arte parietal, tanto de cuevas peninsulares y de la cornisa cantábrica, como por ejemplo... ...a bounce, a otras, como el pendo, a otras... Ya del ámbito francés, que siempre se ponen como ejemplo desde el punto de vista comparativo, desde el punto de vista estilístico. Pero bueno, lo fundamental del magdaleniense superior es que el registro es muchísimo mayor y que desaparece la industria de gran tamaño, excepción hecha, en cualquier caso, de la industria de los arpones, que precisamente el magdaleniense superior se complica bastante con esos dos modelos de dientes, ambos lados. Quedaría por hablar de cómo es la cultura material, la sociedad y la periodización en el ámbito del Mediterráneo. Ese espacio que a veces había dado lugar... Era la denominación de la industria lítica y de la cultura del magdaleniense como magdaleniense ibérico. Como os decía antes, se ha pasado de ver el magdaleniense del Mediterráneo como algo muy diferente al del Cantábrico a verlo con un carácter más o menos común y en principio para el magdaleniense... Los magdaleniense mediterráneos se han señalado como dos grandes áreas clave para los yacimientos, más el magdaleniense... de Cataluña y magdaleniense de Levante, con una gran separación, con abandono incluso de espacios entre el ámbito que podríamos decir solutrense y el ámbito magdaleniense y también con una evolución que va de un magdaleniense antiguo, semejante al arcaico inferior que veíamos en la cornisa cantábrica con láminas y con racletes, que es prácticamente al menos en las racletes lo mismo que veíamos con anterioridad, a un magdaleniense superior en el que se desarrollan fundamentalmente arpones, que indica que prácticamente no hay ese magdaleniense medio en el que veíamos que se iba formando esa industria muy laminar de hojitas y de raspadores de la facies julio que comentábamos en su momento para el magdaleniense mediterráneo. Precisamente eso es lo que en principio se evidencia en ese cuadro que encontré en la red, que quizá vosotros también habíais encontrado antes de un estudiante, Juan Carlos Isla, de la UNED Tudela, que tiene un blog que se llama donde debe subir sus aventuras con las pecs y con los trabajos de curso de distintas asignaturas del grado de grafía y historia. Y bueno, elaboró este cuadro que yo creo que ampliado da bastante juego y que resume muy bien incluso con aparato gráfico lo que estamos viendo, todo el problema cronológico y de sistematización del magdaleniense cantábrico y del magdaleniense mediterráneo con las distintas fases que hemos visto, con la ausencia prácticamente de un magdaleniense medio en el Mediterráneo y bueno, como nosotros siempre tenemos que ver las cosas con una cierta precipitación pues bueno, entendí que podía ser un cuadro que os resultara interesante. Si alguien quisiera encontrarlo en un tamaño mayor, pues bueno, con la referencia Juan Carlos Isla y con el título que tenéis ahí yo creo que nos será bastante difícil localizarlo y poderlo imprimir aunque entiendo que imprimiendo el PDF. A gran tamaño también da pues bueno, para que a quien le sea útil, bueno, que eso resulte práctico, ¿no? Que es de lo que se trata. Bien, hecha esa periodización había ahora que hablar, como hacemos siempre antes de terminar, de las actividades económicas y del hábitat que están vinculadas al magdaleniense. Si en algunos elementos de la industria lítica habíamos... Y considerado, pues bueno, que había una cierta ruptura, ¿no? Bueno, pues, por tanto, una separación cultural, bueno, pues desde el punto de vista de las formas de vida y sobre todo de la caza, hay prácticamente una continuidad muy clara con el solutrense, ¿no? Quizá también porque, en realidad, bueno, esa fase tardiglaciar lo único que hace es, bueno, pues acentuar las diferencias, bueno, pues existentes desde los últimos fenómenos glaciares intensos del periglaciar. No sé si con esto contesto en cierta medida a la cuestión, ¿no?, que se me planteaba anteriormente y, por tanto, en realidad, pues bueno, tenemos un glaciar quizá un poco más atenuado. A los finales del Pleistoceno, antes de llegar al Holoceno y a ese óptimo climático, ¿no?, que, bueno, pues indicaría que, bueno, pues estamos en un ambiente de un glaciar menos severo quizá de los de las facies triglaciares, pero que todavía no ha llegado al óptimo climático del Holoceno en los últimos momentos del Pleistoceno. En las actividades económicas, la caza es la fundamental. Es una caza fundamentalmente de tipo estratégico, muy especializada, también desde el punto de vista... de las actividades que desarrolla, porque ya no solo se caza, sino que hay también una gran actividad relacionada con la pesca y quizás sí que se produce la sustitución de las puntas solutrenses, de las que discutíamos sobre su función como proyectiles, embangadas, no embangadas, con arco, no con arco, bueno, embangadas parece que sí, por las armas de hueso, como veis en estas fantásticas recreaciones típicas del majadeleniense, jabalinas, a veces también con hojas de dorso y puntas lanceoladas o a veces con, en la imagen de la derecha, ya los típicos propulsores, ¿no?, que, bueno, pues evidencian que una novedad es precisamente que en el majadeleniense el hueso gana, desde el punto de vista del armamento, el terreno a algunas de las puntas muy desarrolladas del solutrense. Al menos en la península ibérica. En la península ibérica parece que como soporte óseo se emplea más el asta de ciervo que el asta de reno, porque no hay bastones en té que evidencien, pues bueno, justo la abertura de las ramificaciones de los renos. La caza del ciervo es bastante habitual en el majadeleniense. Antiguo, frente a la caza de las cabras, que es la habitual durante el majadeleniense superior. Y final, ¿no? Y una cierta diversificación entre lo que se caza en el ámbito de la cornisa cantábrica y lo que se caza en la cuenca mediterránea, donde, por ejemplo, en la cuenca mediterránea parece que la caza del conejo junto con el ciervo y la cabra debió ser lo más abundante. El manual señala que muy probablemente en estos movimientos, ¿no? A partir de la página 403 habla de hecho de los contactos en el ámbito de, a partir de los datos de la cueva de Chávez o de la cueva de Abaun, habla de estos grupos de bandas que se van moviendo y considera que muy probablemente ciervo y cabra fueran un buen complemento a la dieta que aportara el escaso aporte calórico que puede ofrecer el consumo de conejo. En cambio, en él... Cantábrico se caza, pero también hay en el magdaleniense, sobre todo superior, una gran orientación hacia el marisqueo, ¿no? No hay que desdeñar tampoco el consumo de vegetales, que debió ser también relativamente frecuente, acaso sí en las fases ya más tardiglaciares en las que, bueno, pues no son tan acusados esos elementos de ambiente casi de sabana o estrella. Este pario frío, ¿no? Que caracterizábamos como típicos de los periodos plenamente o periglaciares, como decíamos... Desde el punto de vista del hábitat, el estudio que cada vez se ha hecho con más conciencia de la arqueología espacial nos ha permitido ahondar progresivamente en las razones y en los motivos de la elección de unos y otros asentamientos y en la relación que el hombre fue teniendo progresivamente con esos asentamientos y cómo fue conociendo los recursos. Bien, ahí tenéis un ejemplo de un asentamiento magdaleniense en Pekarna, en Moravia, en la República Checa, pero sobre todo en el encarte que publicó El Mundo hace algunos meses, años mejor, donde se habla de esa relación de los grupos del magdaleniense de Abauns con el entorno y cómo en determinados momentos volvían y tenían localizados los recursos es decir, la ubicación de esos recursos, cómo acceder a ellos, el conocimiento que tienen también de los ríos, de distintos elementos que marcan, por así decirlo, el paisaje. La segunda imagen de esa última diapositiva nos permite hablar también de cómo algo que veíamos que era general desde el musteriense se convierte ahora en una absoluta realidad también en la península ibérica. La organización interna de los asentamientos. Parece que se empiezan a evidenciar... Espacios dedicados exclusivamente al trabajo culinario, al trabajo de preparación del alimento, espacios vinculados al trabajo de las piezas que han sido cazadas y espacios vinculados a la talla y por tanto a la preparación de la industria hídrica. Obviamente dentro de estas formas de vida en la que hemos dicho que hay una cierta continuidad, salvo la ruptura que supone la sustitución del hueso, perdón, de algunas de las piezas en piedra del solutrense por piezas en hueso y que en lo demás había una cierta continuidad. También esto de la diversificación de las estructuras de habitación o de las funciones de las estructuras de habitación hay que añadir un tercer elemento que es el del arte. Obviamente estas representaciones... ...sobre contornos recortados y sobre plaquetas que hemos visto en el magdaleniense y el llamado ciclo solutreo magdaleniense de la tradicional clasificación de estilos, pero recordad que es el estilo 3 del Edo Agurán que veremos la semana que viene o en la sesión correspondiente. Bueno pues nos permite también suponer cómo son sociedades en las que ya hay un nivel de abstracción, de contacto con la naturaleza y de síntesis también de los elementos típicos. ...de la naturaleza que posiblemente está detrás de ese interés en representar lo que se quiere cazar o en sintetizar la esencia de los animales para esos cazadores que tienen que acostumbrarse en una suerte de rito iniciático a vivir en medio de una serie de fieras con las que tienen que combatir y que son además la base de la subsistencia. del periodo.