Muy bien, pues buenas tardes. Gracias por venir y hoy tenemos un lujo en que Santos viene. Ya nos ilustró con algo que ya lo verán, pero una conferencia que nos dio el año. Imagínate que cuenta las cosas. Agradecerte mucho que él es complutense en Madrid y es catedrático nuestro. Ha sido visitante en muchas universidades, entre ellas la de la Universidad de Madrid. Su dedicación a narrar historias de intelectuales, desde el 96, desde los años 80, y hace 5 años que nos dictó. Y hoy, bueno, pues de verdad que tengo la suerte de que luego voy a cenar con él. Me establecerá cosas que nos están grabando. Parte de esta conversación es verlo ser visto, sino también verlo ser visto. No puedo negarme, desde luego, a nada. Y hoy voy a tratar, no sé si se ha anunciado así, para poner fin a la guerra. Esto es el comienzo, no sé si exactamente terminar ahora o poner fin. Este es el comienzo de una especie de informe. que le pidieron el presidente de la República y el presidente del gobierno, el presidente de la República, Manuel Azaña, y el del gobierno, Juan Negrín, en una dramática conversación que tuvieron el 28 de enero de 1939, recién caída Barcelona y sin que las tropas que avanzaban después de la batalla del Ebro no encontraban ninguna resistencia para seguir su avance hasta los Pirineos. Estaban ya muy cerca de la frontera francesa y el presidente de la República, Juan Negrín, le pidieron este informe al general jefe del Estado Mayor Central, que era Vicente Rojo. Y Vicente Rojo escribió un papel en el que decía, en que comenzaba, es un papel sin título, que comenzaba para poner fin a la guerra de una manera digna y a continuación explicaba lo que debería hacerse. Este momento tan dramático se enfrentaba a la visión que tenía Azaña y la política que Azaña había querido poner en práctica desde hacía unos meses, es decir, poner fin a la guerra ya. Con la política de Negrín, que en ese momento seguía todavía siendo la de oficialmente bajo la rúbrica resistir es vencer. Había que resistir hasta el final porque en sí misma la resistencia era el triunfo. Hay un enfrentamiento. Entre los dos, y ese enfrentamiento va a dar lugar a este papel de general rojo y a una ya clara separación de lo que va a seguir haciendo Azaña, que es ya van a cruzar la frontera tres días después. Después, Azaña dice que él si sale no vuelve, lo dice también en esa reunión, y Negrín, que acompaña a Azaña como era su obligación al paso de la frontera, sin embargo vuelve y quiere hacer que Azaña vuelva también. Bueno, este es el final, digamos, de un proceso largo que yo trataré de condensar o sintetizar aquí y si después hay algún tiempo de coloquio, pues con mucho gusto podemos charlar de lo que a vosotros os parece. La relación de Azaña con Negrín era una relación, digamos, aceptada ya era una relación, no eran desconocidos. Entonces, Negrín... El primer momento que los encuentro juntos es en un homenaje que se celebra a Valle Inclán en el año 22. Negrín es del 92 o 93, Azaña es del 80. Se llevaban 12 años de edad, eso cuando se es pequeño es mucha edad, pero cuando se tienen treinta y tantos, 40 años, es menos. Entonces, Negrín... No es difícil que en el Madrid de aquellos años, de los años diez y de los años veinte, alguien interesado en la política y simultáneamente con una carrera profesional destacada, como era el caso de Negrín y como era el caso de Azaña, se encontraran. en homenajes, en comidas, en el Ateneo, era muy habitual que por las tardes se fuera al Ateneo de Madrid, era un lugar de reunión y de debate, y que se encontraran también con la firma puesta al pie de un manifiesto y efectivamente Azaña y Negrín vuelven a encontrarse en el manifiesto de Alianza Republicana que se firma en el año 26, que es la primera vez que se permite la celebración de la conmemoración pública de la Primera República. Y hay un manifiesto de Alianza Republicana, una especie de apelación al resurgir del republicanismo y Negrín está ahí. No es extraño que esté Azaña. ¿Qué? Negrín es republicano ya desde hacía unos años, pero sí es más raro encontrar a Negrín que va a ir caminando más que hacia el republicanismo, hacia el socialismo. Pero curiosamente en el año 29 Negrín da razón de su entrada en el Partido Socialista con una conferencia que seguramente Azaña, si no estuvo, la conoció. En la que, bueno, eran conferencias, era un ciclo de conferencias que se había organizado porque hubo una especie de entrada, no digo masiva, pero en fin, una notoria entrada de intelectuales en el Partido Socialista a partir del 28 y del 29 y Negrín entra también en el Partido Socialista en ese momento. Y la conferencia... ...donde él conversó sobre todo sobre las razones que Negrín tenía para incorporarse al socialismo. Y lo que pasa luego a la prensa, la razón central que él explicó en esa... La conferencia es porque el Partido Socialista era, en su opinión, el más republicano de todos los partidos políticos. De todos los partidos políticos que en ese momento estaban en España. De manera que hay, por tanto, además de esa amistad intelectual, de esa minoría que se llamaban selectas, esas minorías de profesionales que empiezan a multiplicarse ya en las capitales españolas de los años 20, había esta razón también para la amistad o para la cercanía de Azaña con Negrín. Había ese interés por la política, ese interés por la política desde una posición republicana y entonces... En ambos, porque el socialismo y el republicanismo, que tienen puntos diferentes, sin embargo tenían una preocupación común a la altura de los años 30, que ni Azaña ni Negrín, Negrín menos, podían comprender una república sin un fuerte contenido de reforma social. Y esa reforma social, pues es lo que el gobierno de 1931 pretende poner en marcha, además de todas las reformas políticas, de las reformas del Código Civil y que afectan a los derechos de la mujer, a la educación, a la posición de la iglesia y del ejército en el Estado, en fin, que quiere ser una... No es una revolución, pero tiene todas las características de una revolución menos la toma violenta del poder. Es decir, quieren realmente introducir en España una serie de reformas que le den la vuelta completa a lo que venía siendo en los años anteriores. Esta... Aquí también se encuentra. Aquí también Azaña encuentra a Negrín porque Negrín es... El secretario de la sociedad que se encarga de la construcción de la ciudad universitaria y Azaña tiene mucho interés en que las obras de la ciudad universitaria de Madrid, todo el complejo ese que hoy es la Moncloa, fueran adelante. Y hay un encuentro que tiene su gracia porque un día Negrín llama a Azaña, presidente del gobierno en ese momento, para que le acompañe a hacer una visita por las obras que se están realizando en la ciudad universitaria. Y Azaña cuenta en su diario, se presentó en un coche chiquitito y allí nos metimos los dos. Eran los dos corpulentos, es decir, eran de físico, tanto Azaña, más Azaña, pero también Negrín. Tenían buenas cabezas sobre hombros sólidos, eran tipos corpulentos. Yo los veo en el coche chiquito que dice Azaña metidos, después esta escena se repetirá a la salida de los dos. Por la frontera francesa en unas circunstancias muy diferentes, también en un coche pequeño que se estropeó en el camino y tuvieron que seguir andando. Bueno, quiero decir que hay por tanto una familiaridad, una comunidad de sentido, hay una cercanía, hay prácticamente, forman parte... del mismo mundo y en ese mundo es en el que... lo digo esto porque, e insisto en esto, porque algo que hay que quitarse de la cabeza inmediatamente es que Azaña eligiera a Negrín, como veremos por una imposición que le llega a Azaña del exterior. Azaña sabía muy bien quién era Negrín cuando... finalmente están los dos a la cabeza de la República, sabía muy bien quién era Negrín y sabía muy bien qué hacía cuando nombró a Negrín presidente del Consejo de Ministros en mayo del 37. Pero antes de mayo del 37 la responsabilidad política de la República está primero en manos de un presidente del gobierno republicano porque los socialistas se niegan a formar parte del primer gobierno de la República en guerra, quiero decir, que es de lo que vamos a tratar aquí. Es José Giral que enseguida se encuentra desbordado por todo lo que está ocurriendo y pasa a principios de septiembre la presidencia del gobierno en una decisión que se toma entre todos. Es decir, no es una decisión de una dimisión ante las cortes y que se abren consultas y hay un acuerdo para nombrar a Largo Caballero presidente del gobierno en septiembre de 1936. No, esta es una decisión que se toma pues de una manera mucho más... Giral no puede más. Los sindicatos y los partidos... Los partidos se ponen de acuerdo de que hay que formar un gobierno de coalición ya en el que entren los socialistas, entre si es posible la CNT, entre UGT, entre los catalanes, los vascos, nacionalistas... Es decir, un gobierno de coalición que haga frente a las exigencias que al gobierno de la República le está planteando lo que ya de rebelión militar pasa a ser una guerra civil abierta. Es decir, una guerra civil que divide a la sociedad y divide el territorio también. No es ya un golpe al que se quiera hacer frente a partir de... A principios de agosto y sobre todo ya a finales de agosto, ya hay aquí en España soldados italianos, hay aviones alemanes, hay ejércitos formados y la República tiene que responder a eso reconstruyendo un Estado. En este momento nadie habla de un plan para terminar esto que se ha empezado y que no se sabe muy bien dónde y cómo puede acabar. El único que está pensando en que algo hay que hacer es el presidente de la República, algo hay que hacer para poner fin. Para poner fin a la guerra, para terminar esa guerra. Es el presidente de la República que no tiene un poder ejecutivo y que por tanto no tiene posibilidad de imponer una política. Pero la presidencia de la República es más, era más que la cefatura de Estado actual en la que el jefe del Estado no tiene nada que hacer en política. El presidente de la República sí tenía, sí podía hacer en política. Podía retirar su confianza a un presidente de gobierno, por ejemplo. O podía exponer, podía convencer de que se siguiera una determinada política. A veces cuando se dice que hazaña al empezar a exponer planes de paz. Está saliendo de su... ...competencia constitucional, se tiene más en cuenta lo que significa hoy la cefatura del Estado de lo que significaba entonces. Hazaña podía tener iniciativa. Su iniciativa consistía en hablar con unos y otros. y convencerlos de que alguna política era posible, convencer al gobierno de que una política era posible. Y eso es lo que va a hacer Azaña a partir de septiembre de 1936. Empezar a hablar con unos y con otros, habla con embajadores, habla con ministros, habla con diputados y de lo que habla, se lo sintetizo muy brevemente, de lo que habla parte del supuesto, que es un supuesto doloroso y un supuesto entonces poco aceptable para quienes estaban dando la vida por la república, por mantener la república. El supuesto que él... del que él parte es que con una presencia de fuerzas alemanas e italianas en España, que empiezan casi inmediatamente, la república nunca podrá ganar la guerra. Este es el punto de partida de todos los planes de Azaña. A no ser, a no ser que Francia y Gran Bretaña, intervengan. Eso es de lo que él va a hablar con unos y con otros. Ese hablar de Azaña, esa percepción que Azaña tiene en ese momento, y que yo no encuentro en ningún otro, en ningún otro político, le venía de su experiencia en la Gran Guerra. La experiencia en la Gran Guerra, es que para cuando grandes ejércitos intervienen, es imposible que un estado en cuyo territorio se está desarrollando una guerra, tenga capacidad de respuesta a esos estados. Entonces él trata de convencer primero a quienes van a visitarle, en el mes de agosto ya, incluso hay alguna visita en el mes de julio, de periodistas o políticos franceses, algún británico, pero sobre todo franceses van a visitarle, Jean-Richard Bloch, por ejemplo, un periodista del Petit Parisien, y lo encuentran, claro está, pues, demacrado, pálido, está en el palacio que se llamaba en la República Nacional, el Palacio Real, ahí había ido desde, bueno, el pardo donde estaba viviendo, desde la quinta del pardo. Y él... Les llevaba a la ventana, a la ventana de su despacho, les llevaba y le enseñaba la línea del frente que muy pronto se establece en la sierra. Y entonces desde esa, desde la ventana se veían hogueras, se veía humo, se veía, en fin, se veía, casi se oye el fragor de la guerra. Y entonces él le decía, digan ustedes a su presidio, a Jean-Richard Bloch, que era, era un... diputado socialista cercano a Léon Blum, digan usted a su presidente, que en esa línea lo que se está defendiendo es a la República Francesa. Porque si España, si la República Española cae vencida por los fascistas italianos y por los nazis alemanes, y por los nazis alemanes, habrá perdido la primera batalla de la guerra que se alcina. Esto lo dice Azaña en el año 36. Y Azaña no podía entender que Alemania e Italia estuvieran apoyando con una gran... con exportación de material pesado de guerra, es decir, tanques, ametralladoras, pero también con presencia que fue decisiva para el curso de la guerra de aviones, no entendía cómo que ahora a los italianos y a los alemanes les ha dado por ayudar a estos facciosos españoles ¿qué se les ha perdido aquí? este es un problema español, ¿qué se le ha perdido a Alemania e Italia en España? y entonces es el primero que percibe que el interés alemán e italiano va más allá de una ayuda a los militares rebeldes que lo que está en juego es el Mediterráneo, quien controla el Mediterráneo y que lo que está en juego es la posible expansión del Tercer Reich ¿qué es lo que está en juego? pues porque es Italia que está luchando por controlar el Mediterráneo el Mediterráneo de los años 30 es un mar británico, es un mar patrullado por los británicos ¿por qué? es el imperio, es la vía al imperio entonces lo que está en juego ahí, lo que Azaña percibe desde el primer momento es que Francia y Gran Bretaña tienen que... que responder es decir, no pueden quedarse quietos, con los brazos cruzados y además prohibiendo la venta, la venta que sería legal porque había un tratado del año 35 entre España y Francia prohibiendo la venta de armas a el gobierno legítimo mientras delante de sus narices todo tipo de pertrechos estaba llegando a los militares rebeldes entonces el plan de paz de Azaña, de Azaña es este él lo va a repetir, ya digo y él le llama plan de proyecto de mediación y plebiscito que lo repite por activa y pasiva, y no de espaldas al gobierno, como en sus memorias dice, escribió el embajador de la República en Londres, Pablo D'Ascarate, no de espaldas al gobierno, sino intentando convencer a todos los ministros. A todos. Eso está apuntado, hablo, está apuntado en los diarios de hazaña, hablo con Prieto, me dice que lo que le estoy diciendo es un disparate y que no va a ningún sitio. Hablo con Álvarez del Valle y me dice, no, está mal, pero no va a encontrar usted ningún gobierno que apoye ese plan. Hablo con Fulano y me dice que, bueno, que se lo pensará, que no está mal, que bueno, que se lo pensará. ¿En qué consistía el plan? El plan consistía en que... ...que Francia y Gran Bretaña decidieran intervenir en España prohibiendo claramente, eficazmente, el envío de tropas y de armas por ninguna potencia extranjera. Una vez que se lograra ese control eficaz, se tendría que proceder a la repatriación de los... ...de lo que se estaban llamando o conociendo como voluntarios, pero que formaban parte de ejércitos profesionales, del ejército italiano o de las fuerzas aéreas alemanas. Para garantizar pacíficamente esa operación, Francia y Gran Bretaña, junto ya con Alemania, Italia, y Rusia, pero obligadas por las dos potencias democráticas que Azaña pensaba que tenían poder para hacerlo. aseguraran lo que él llamaba una suspensión de armas. No es exactamente un armisticio, sino una suspensión de armas. ¿En qué consiste? ¿Cuál es la diferencia? El armisticio requeriría que el gobierno de la república reconociera como beligerante a los generales rebeldes contra la república y que se sentara con ellos en una mesa y que acordaran condiciones de paz o de tregua. Esto no lo contempla en ningún momento el presidente de la república. Lo que contempla es algo que un encargado de negocios británicos no llegaba a entender la diferencia que había. Lo que contempla es que se suspenden las armas, o sea, que se obliga a los combatientes de las dos partes a abandonar las armas. No deshacerse de ellas, sino no pegar un tiro. Tiene todas las notas de una tregua. Pero las treguas normalmente son para conseguir algo y después ya la tregua se acaba. La suspensión de armas, pensaba Azaña, que iba a ser de tiempo ilimitado porque, decía él, una vez que se haya suspendido los combates y una vez que los extranjeros hayan sido repatriados y que haya un control eficaz del tráfico de armas, los españoles no volverán a tomar las armas para volver a pelearse. No volverán. A una guerra. De manera que había que dejar transcurrir tiempo en esa suspensión de armas que terminaría en un plebiscito. Es decir, en una convocatoria bajo tutela internacional también. Para que se expresara la voluntad nacional, la voluntad del pueblo, para que el pueblo español expresara su voluntad. No se dice los términos de ese plebiscito, simplemente a partir del plebiscito, pues aquello que hubieran decidido los españoles, pues sería lo que pondría ya definitivamente fin a la guerra civil. Este plan se le presentó a los franceses. Se le presentó a los británicos. Hubo un primer movimiento franco-británico el 4 de diciembre. Una llamada a más o menos este contenido, pero sin ninguna eficacia. Es decir, fue un plan, se publicó el plan, se presentó, pero no hubo ninguna medida, no se tomó ninguna medida. Hay que tener en cuenta cuando nos trasladamos a aquel tiempo en que toda la política franco-británica era lo que se llamó la política de apaciguamiento. Es decir, había una especie de conciencia de que el Tratado de Versalles había puesto en malas condiciones a los alemanes y que, bueno, hasta cierto punto se trataba de reivindicaciones que buscaban, un nuevo equilibrio de potencias y por nada del mundo se quería hacer algo que molestara más allá de a los alemanes o a los italianos, más allá de, en fin, algún pellizco, porque se temía, temían los británicos y los franceses que si se apretaba demasiado se podía dar un caso de guerra otra vez. Un caso de guerra. Un caso de guerra generalizada. Entonces la preocupación, sobre todo británica pero también francesa, era que había que mantener el conflicto español aislado, sin implicarse demasiado, sin implicarse en él. Ese aislamiento, que por el Comité de Londres, el pacto de no intervención, se mira también desde la Sociedad de Naciones, todos son llamadas, todos son admoniciones. Pero no hay ninguna medida que se tome de acuerdo con esa visión que Azaña había tenido. Desde el primer momento. Las notas que llegan al Foreign Office o al Quédarse son siempre comentadas, las notas que pueden llegar de los embajadores cuando hablan con Azaña o cuando hablan con alguien que está en la misma onda. Por ejemplo, las notas sobre los planes que desde otra perspectiva proponía Madariaga o cualquier otro. Son distintas. Desechadas, no cinió, esto no es nada nuevo, esto no se echa cuenta. Hay un momento que sí me interesa destacar, que es un momento en el que el avance tan fulgurante que tuvieron los rebeldes al principio, cuando se piensa que en julio, en agosto, en septiembre, cuando se piensa que Madrid va a caer casi de inmediato, a principios de noviembre, la defensa de Madrid, que es de donde procede aquello que después se repetirá tanto, resistir es vencer, era uno de los lemas de la defensa de Madrid. Ha pasado más a la historia el célebre no pasarán, pero ahí también se acuñó. La resistencia a la república es una victoria. El no pasarán quería decir de aquí no vais a pasar, si resistimos vencemos. Es una consigna, en fin, de origen comunista las dos, porque sobre jóvenes comunistas que fueron engrosados en buena medida por jóvenes socialistas y por su capacidad de disciplina, etc., fue sobre lo que recayó, además de sobre las brigadas internacionales y sobre la primera reconstrucción del ejército profesional, el defensor Lauguer, dado de Madrid, será Miaja, el jefe de Estado Mayor de Miaja es rojo, es decir, militares profesionales. Madrid, sin embargo, se defiende y los frentes se estabilizan. A principios de enero del 37, aquel triunfo tan fulgurante, aquel dominio tan rápido de la situación, todavía no se ha podido desplazar. Todavía no son conocidos como franquistas los que, porque Franco es uno de los caudillos de, son los generales, es el grupo de generales, bueno, pues el grupo de generales mola desde el norte, Franco desde el sur, Keipo que está por allí, Aranda, etc., Pareira. Este grupo de generales se encuentra con que efectivamente esto es una guerra y esta guerra va para largo, esta guerra no la van a ganar. En un plis-plas. Esto se encuentra en una resistencia que no esperaban. No se trata, en mi opinión, no se trata de que ya desde el principio quisieran halagar la guerra para proceder a las limpiezas de la retaguardia. No, es que se empiezan a encontrar con una fuerte resistencia que llega a una especie de equilibrio que va a aprovechar de nueva hazaña para una gestión personal de este plan que encomienda a otro socialista, conocido suyo, amigo suyo, más que Negrín, son de la misma edad, que es Julián Vestello, con ocasión esta vez de la coronación de Jorge VI en el mes de mayo de 1937. En mayo del 37 hay una profunda crisis del gobierno de la República por una guerra dentro de la guerra que tiene lugar en Cataluña, con una repercusión muy fuerte en Barcelona, y que, bueno, crea una tensión, como digo, fuerte en el gobierno. Largo Caballero no tiene ya el apoyo del Partido Comunista, no tiene el apoyo de la otra ala del Partido Socialista, la que lidera Prieto, y es un momento, por tanto, de crisis en el gobierno de la República. Y es en ese momento cuando... el presidente de la República nombra a Vestello, representante personal del presidente, en la ceremonia de coronación de Jorge VI, nuevo rey de Inglaterra, o bueno, del Reino Unido. Entonces se hablaba de Inglaterra, no se decía esto, el Reino Unido es de ahora... eran los ingleses y era Inglaterra, y en todos los periódicos, en el habla general, era Inglaterra. Vestello va a la coronación y se encuentra... Allí hay, bueno, es un momento en el que hay representantes de todos los estados y va también el representante del Vaticano, que es el secretario de la Sagrada Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. Mientras sea capaz de acordarme de ese título de... no tengo miedo de estar en el promienzo de la pérdida de memoria. Era el Pizarro, un arzobispo que va... es que hemos estado hablando un poco antes de cosas de la memoria y de cómo se nos va la memoria. Entonces el Pizarro, este Pizarro, el Vaticano está porque como el País Vasco todavía forma parte del País Vasco, Vizcaya, porque el resto ha caído ya, pero Vizcaya es todavía república. Tienen una... el Vaticano tiene una política de no saber muy bien a qué carta quedarse, qué hacer con la guerra de España. En este momento digo, en mayo, hay dentro del Vaticano hay algunos dignatarios como uno que va a ser después secretario de Estado, que es Tardini, que consideraba un desastre lo que estaba pasando. Porque había un influjo del pensamiento francés, del pensamiento católico francés, sobre todo de Maritain y la escuela de Maritain, en el que no entendían, no entendían las matanzas que estaban teniendo lugar en días sagrados. Por ejemplo, hay una gran matanza el día de la extensión de la Virgen, 15 de agosto. Y hay una protesta. Hay una protesta de estos católicos que no entienden cómo... Conocen también las matanzas que se están realizando de curas, de... de religiosos en el territorio de la república, pero no entendían cómo una guerra que se está haciendo en nombre sagrado de Dios, de la religión, podía dar lugar a ese tipo de matanzas indiscriminadas en las que podían sucumbir cientos y miles de personas. Y entonces hay un momento en que buscan algún medio de pacificación. Es el Comité por la Paz Civil y Religiosa, que está actuando desde París, pero que tiene conexiones con el Vaticano y con Bruselas. Ahí hay católicos españoles exiliados. Y presentan, Pizarro presenta en el Foreign Office un plan de paz, que es exactamente el plan muy parecido al plan que Pesteiro lleva. No hay comunicación entre unos y otros, no hay un cambio, no hay un acuerdo. Simplemente hay como ponemos... En fin, a esto de manera que estos españoles, que son unos salvajes, como decía Tardini, dejen de matarse. Y bueno, hay una iniciativa británica en ese momento y hay una iniciativa que explora, es una iniciativa que explora entre embajadores cómo sería posible... Tomar estas medidas, si había alguna posibilidad, si realmente había elementos sobre los que construir esta política de pacificación. Y entre esas iniciativas hay la del mismo Pizardo, que viene a Lourdes a verse con el cardenal Gomá, que es el primado de España. De la España, digamos, ahora ya no se sabe cómo decirle, porque la España que se está llamando nacional y católica ya, y que es primado de la Iglesia Católica Española, y tienen un encuentro en Lourdes en el que Pizarro le presenta a Gomá ese plan. Y Gomá, desolado, le dice a Pizarro, ustedes no han entendido la naturaleza de esta guerra. Esto, bueno, por la correspondencia que tiene Gomá después, que le dice, le da el contenido de esta conversación al obispo auxiliar, a un obispo llamado Modrego, le dice, yo le dije que no entendían la naturaleza de esta guerra. Esta es una guerra a muerte, que sólo puede terminar con un vencedor y un vencido. Y cuanto antes se den cuenta ahí ustedes de que esta es la guerra que tenemos, es una guerra por la civilización, es una guerra por la religión, es una guerra por Dios, es una guerra por España, cuanto antes se den cuenta ustedes mejor. Las consecuencias. Las consultas que abre el Foreign Office son desalentadoras. El representante de negocios que tienen en España contesta en términos muy parecidos que tiene la República, contesta en términos muy parecidos y dice, esta es una guerra to the knife, hasta el cuchillo. Es decir, es una guerra hasta el final. Yo no veo posibilidades. Desde aquí, este plan pueda tener ningún resultado. Pero el plan, bueno, tenía un punto central y es que efectivamente... el Reino Unido y Francia dieran un golpe sobre la mesa del Comité de Londres y dijeran que se acabaron las exportaciones de armas a España. Esta era la única, realmente para que el plan de hazaña progresara, si Francia y Gran Bretaña se obstinaban en no hacer nada, nada, era un plan quimérico, era una pura quimera de hazaña. Y se atribuía naturalmente a su desolación, a su derrotismo, etc. El hecho de que eso no progresara no desanimó a hazaña y resuelve la crisis de mayo de 1903 y en 1937 la resuelve nombrando a Negrín presidente del Consejo de Ministros, presidente del Gobierno de la República. Se ha visto, como antes sugerí ya, se ha visto en esto una imposición, una imposición de Moscú, de la Tercera Internacional, de los delegados de la Internacional en España. No hay rastro de esto. Hazaña dio la explicación. Y existe esa explicación en su propio diario. Elegía a Negrín por... ¿Por qué eligió a Negrín? Negrín era un hombre de una extraordinaria cultura y capacidad de lengua. Negrín hablaba inglés, francés, ruso, desde luego español, y se podía entender perfectamente... y alemán, que había estado en Alemania. Había estudiado... ...de manera que Negrín era alguien que podía hablar en Europa. Es decir, podía desde luego gobernar, pero podía hablar en Europa. Podía llevar él personalmente. Y hablar con todos. Podía hablar con alemanes, con ingleses, con franceses, con rusos. Podía hablar porque además Negrín era un hombre bueno, era un profesional que sabía de qué iba todo aquello. Y porque además, este es otro aspecto de la cuestión, Negrín no había entrado en conflicto con ninguno de los que participaban en la defensa de la república. No había tenido conflictos con la CNT, no había tenido conflictos en el Partido Socialista entre los dos bloques, no había tenido conflictos con el Partido Comunista, tenía buenas relaciones con la diplomacia rusa, por la cuestión del oro, pero también con la francesa. Es decir, si Azaña se puso y dice, bueno, Largo Caballero ha caído, no tiene apoyos, ¿a quién se nombra? Si ustedes... Si ustedes miran lo que había, no podía ser alguien de la CNT, no podía ser alguien del ala socialista de Largo Caballero, no podía ser un comunista, la carta republicana ya estaba quemada, ¿qué quedaban? Quedaban Prieto y él. Quedaban los prietistas, digamos, los socialistas del ala de Prieto. Y en esa... En ese... En ese bloque... En ese bloque, las dos personalidades más notorias eran el mismo Prieto y Juan Negri. ¿Por qué no Prieto? Bueno, Azaña lo dice, por sus repentes. Prieto tenía muchos repentes. Era un poco ciclotímico, diríamos, ¿no? No sé si... Podía caer en la más negra desesperación y podía saltar a la euforia. Prieto era un... Era un político muy capaz, sin duda. Pero... Dice Azaña, confío más en la tranquila fuerza de Juan Negri. Juan Negrín expandía la impresión de una fuerza tranquila, de una fuerza que no sufre esos vaivenes y con la indicación que es de hazaña de que todos los ministerios que tengan que ver con la conducción de la guerra ahora queden bajo el control de Prieto. O sea, Prieto es ministro de defensa, un nuevo ministerio, antes era la guerra pero había marina, o sea, el ejército y la marina estaban aparte y la fuerza aérea no tenía una consideración especial. Ahora todas quedan bajo la dirección política de Prieto y la presidencia de Juan Negrín, ministro de defensa Prieto. Presidente del gobierno Juan Negrín. Juan Negrín creía hazaña que iba rápidamente a compartir su punto de vista. Hay una larga y muy instructiva conversación, el 1 de septiembre, de hazaña con Negrín en la que él expone todo lo que él piensa que se puede hacer. Y todo lo que se... Lo que piensa que se puede hacer es que Negrín vaya a la Sociedad de Naciones y que plantee el caso de España. Y que hable con todos los que van a la Sociedad de Naciones en ese mes de septiembre, que hable en el sentido de buscar una mediación para todo. Que hable quiere decir que hable de manera activa, es decir, que no espere como había sido el caso antes, sino que haga suya esa posibilidad. Y aquí es donde van a empezar a haber ciertas diferencias. Va a empezar a haber una creciente distancia, de momento todavía... Luego hay una visita a Madrid en noviembre de 1937, una visita a los frentes de Madrid, vienen los dos presidentes, viene el jefe del Estado Mayor y no hay ninguna tensión entre ellos. El ejército negrín ha tenido la capacidad de continuar y reforzar la obra de la construcción o la reconstrucción más bien de un ejército de la República, es ya el ejército popular, es el ejército de la República, un ejército que ha dado ya batallas, que no sólo ha defendido sino que ha dado batallas y por tanto es un ejército que... que bueno, que ante la opinión internacional demuestra que la República está en pie y que por tanto la intervención de las potencias democráticas tendría que hacerse función de la resistencia que el ejército está oponiendo y de la capacidad que está demostrando. El curso de los hechos inmediatamente van a mostrar cuál es el punto de fricción de la política que Azaña pretendía con la política que pretende Juan Negrín a partir de finales de 1937. Aquella resistencia es vencer. Quería decir en términos prácticos, en términos de qué estrategia se sigue con la conducción militar de la guerra, que el ejército de la República podía ya pasar a la ofensiva. Sir Negrín no desecha la idea de una intervención franco-británica. no desecha la idea de que las potencias extranjeras intervengan. Pero la intervención de esas potencias solo tiene sentido cuando el ejército de la república muestre que es capaz de dar una batalla y ganarla. Es decir, si damos la batalla decisiva, empieza a ser el discurso en el que esta estrategia se va envolviendo, digamos. Si somos capaces de dar una batalla decisiva, esta batalla va a dar lugar a que el curso de la guerra cambie y por tanto será el momento. El momento de la intervención exterior. Este es el primer planteamiento. Ese planteamiento lo se prueba en Teruel, en la batalla de Teruel. En la batalla de Teruel es una batalla que planea, es verdad que para descargar presión sobre otros frentes, pero para descargar presión sobre otros frentes hubiera sido mucho más eficaz si era ese. Simplemente. Simplemente el objetivo hubiera sido mucho más eficaz ofensivas parciales que no dar una batalla de frente para romper el frente enemigo. Esto iba más allá que la descongestión de otros frentes. Iba a mostrar a Europa que la república podía ganar una batalla. Y la batalla de Teruel empieza con todas las... Con todos los motivos para que los republicanos vayan a pasar de una situación de no saber muy bien a una situación eufórica. La batalla de Teruel, toman Teruel, es la primera ciudad de relativa importancia que vuelven, que pueden tomar. Han roto el frente enemigo. y esperan que esa batalla de Teruel continúe, porque el enemigo ha consumido ahí una serie de recursos defensivos que van a garantizar que la batalla de Teruel sea o entre en la categoría de esas batallas decisivas. La batalla de Teruel es decisiva para la victoria final. Este era la... Esto no lo piensa solo Negrín, esto lo piensa el Estado Mayor, esto lo piensa Rojo, y esto lo piensan los militares que cada vez tienen más importancia, sobre todo en el ejército de maniobra, que cada vez tiene más importancia los militares que llegan ya al grado de coronel, de teniente coronel y de coronel que proceden de... el Partido Comunista. Es decir, los Modesto, los... los... este... Cordón, que es subsecretario del Ministerio de Defensa, va a ser subsecretario del Ministerio de Defensa, Cordón comulga con esta idea. Es una idea que viene de la Gran Guerra, de que las guerras cambian, pueden cambiar si se da una batalla decisiva. Entonces, la batalla de Teruel entra dentro de esa dinámica. Lo que ocurre es que la batalla de Teruel fue decisiva para la derrota del ejército republicano, porque inmediatamente la aviación, interviene la aviación, que no se había tenido en cuenta la capacidad de la aviación para detener a un ejército desplegado. No se había pensado en eso. Y... La aviación y el que Franco lleva ya ahí a todos los contingentes que puede, hacen que de la batalla de Teruel se derive una derrota decisiva para el ejército republicano. Porque la batalla de Teruel termina con los ejércitos de Franco. Llegando al Mediterráneo a mediados de abril de 1938. Este es el momento en el que el gobierno de la república vuelve a entrar otra vez en crisis, porque todo lo que se había esperado de esa ofensiva, de esa estrategia de la batalla decisiva y del resistir es vencer, parece que termina en una derrota del ejército. ¿Es la derrota de la república? Algunos piensan que sí. En abril, en marzo y en abril de 1937 ya hay quien piensa que esto es la derrota de la república. Desde luego se había pensado antes, es decir, antes de Teruel, se había pensado que si los ejércitos franquistas llegaban al Mediterráneo y dividían en dos el territorio de la república, la república estaba perdida. Eso lo piensan comunistas, militares, socialistas, lo piensa todo el mundo. Pero en el momento de la verdad, en el momento en el que efectivamente llegan, quienes dicen, bueno, esto hay que hacer algo para buscar la paz de la manera que sea, empiezan a ser acusados de capitalocinistas, como se dice, traidores, mueran los ministros traidores, son, los venden a la república, etc. Hay otra vez, es como la llegada de Franco al Mediterráneo por Vinaroz, es decir, dividiendo. Y el gobierno teniendo que marcharse ya definitivamente a Barcelona, de Valencia, vuelve, crea esta diferencia, que va a ser una diferencia dramática ya dentro del gobierno de la república. Va a haber ahí muchos enojos, va a haber mucho... Mucha acusación, va a haber tensiones fuertes con lo que nadie esperaba. Nadie, yo creo que ni ellos mismos, Negrín es capaz de reconstruir el ejército. Es decir, Negrín a mediados de marzo va a Francia, consigue que los franceses abran la frontera. Es entonces cuando más se habla de resistir, resistir es vencer. Las expresiones de ese momento parece que son como, que bueno, parecen como que deliran, parece que hay algo de delirio. ¿Qué me está diciendo usted de que resistir es vencer? Pero es verdad, es verdad, Negrín con el apoyo de los militares profesionales y con el apoyo claro del Partido Comunista, el Partido Socialista se divide dramáticamente y la división va a durar décadas. Están por seguir la guerra. Azaña. Prieto, los socialistas, muchos republicanos están por acabar con esta sangría, esta muerte, destrucción de ciudades, etc. ¿Qué se hace en este momento? La verdad es que a lo que se enfrentan es algo que nunca ha ocurrido en la historia española y tampoco en la historia... ...de la historia europea en estos términos. Pues Azaña sigue con su proyecto, aunque ahora es un proyecto que expondrá de otra manera. Y Negrín sigue con la idea de que hay que seguir resistiendo, la orden es terminante. Dice Negrín en una alusión que dirige a todos los españoles, a los que combaten en el frente y a los que combaten en la retaguardia. Resistir, el soldado en el frente, el obrero en el taller, la mujer en el hogar, el niño en la escuela. Resistir porque cada día de resistencia es un día que nos acerca a la anhelada victoria. Esto dicho, después de la derrota de Teruel, o delira usted o es que usted es alguien excepcional con una fortaleza tremenda para que arrastre y sea capaz de arrastrar a quienes se sienten en la guerra. Y los que se sienten derrotados a seguir resistiendo. La relación, claro, entre Negrín y Azaña se deteriora, se deteriora aceleradamente. Y el presidente de la república lo que ahora hace es... Y ahora sí es cuando lo hace ya por propia iniciativa y sin dar cuenta nadie, es intentar un esfuerzo internacional de carácter exclusivamente humanitario que dé lugar a un régimen de transición con garantías, con una presentación honorable que pudiera... ...aportar apaciguamiento y beneficios en un periodo en el que el triunfo y la venganza pueden convertir en funesto. Azaña ahora se ha desplazado ya a la idea de una paz humanitaria. No es la primera parte de la guerra, sino que es una... Una intervención de las potencias para que no haya represalias, que se pueda llegar a una paz en la que los rebeldes contra la República accedan porque se les impone, se comprometan a no represalias contra quienes han luchado en su defensa. Pero Negrín sigue con la política de la resistencia, es vencer y prepara con el Estado Mayor Central una nueva ofensiva, una victoria de nuevo brillante, una operación que demuestre que la República está ahí. Hay poco antes de esa operación un momento en el que se encuentran los dos. Un momento en el que se encuentran los dos, que es en la fiesta del 18 de julio de 1938, cuando en Barcelona, el día de fiesta para la República, porque es el día en el que la República ha aplastado el golpe de Estado que se había iniciado el 17 de julio. Y Azaña va a pronunciar el último de sus discursos de guerra, que han sido hasta este momento tres. Este es el cuarto. Va a repetir lo que en buena medida constituye la arquitectura de esos cuatro grandes discursos, que todavía hoy se leen y es imposible no sentir la emoción del momento. La emoción que sintieron por otra parte quienes les escuchaban. Así fue en Valencia con Manolo. María Zambrano diciendo don Manuel, don Manuel, por las cosas que estaba escuchando. Así fue en Valencia dos veces, así fue también en Madrid. Y este último discurso que va a pronunciar delante del Gobierno. delante del gobierno de la República, delante del gobierno de la Generalitat y delante de todas las autoridades con una gran manifestación de gente fuera del Palacio de la Generalitat, etc. Es decir, es un discurso solemne, es un discurso que no puede proponer una política. La política es la del gobierno, pero sí puede decir algo. Y entonces en ese discurso Azaña vuelve a hablar del alcance internacional de la guerra, pero que la guerra en lo que tenía de guerra española está agotada, está agotada. Y que los españoles de todas formas... ...tendrán que acostumbrarse a vivir en paz, sea cual sea el resultado de la guerra. Eso ya lo había dicho en Valencia, diciendo por mucho que se maten, por mucho que nos matemos, siempre quedarán. Y habrá que aprender a vivir en paz. Habrá que reconstruir la sociedad política. Habrá que acostumbrarse a la gloria de la paz, decía él. Y entonces aquí él va a hablar y cuando va llegando al final, él siempre buscaba una dimensión moral a la política. Sabía que la política era una cuestión de poder, pero en fin, la política cuando hay un enfrentamiento de este tipo tiene una dimensión moral necesariamente. Y entonces él evoca la profunda conmoción... ...que han sufrido todos los espíritus, y deja aparte ya, ha tratado los mismos argumentos políticos que acostumbraba a tratar. Y entonces evoca esa profunda conmoción moral que han sufrido, y la obligación de pensar en todos los muertos. En todos los muertos, en tantos hombres que han caído embravecidos en la batalla, luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que ahora ya no tienen odio, ya no tienen rencor y nos envían con los destellos de su luz. La luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a sus hijos, paz, piedad, perdón. Esto lo oyen todos conmocionados, pero esto no es política, esto no es política, claro, esto es otra cosa. Esa otra cosa tiene que ver con qué es la nación, él dice. No podemos tener el sentido islámico de nación, que el que no crea en la nación que yo creo es excluido y es muerto. La nación es un conjunto de tradiciones, la nación es que somos todos hijos del mismo sol y tributarios del mismo arroyo, dice en este discurso. Es decir, es un discurso, yo la verdad es que si tenéis ocasión no se pierda el tiempo leyéndolo. Leyendo estos discursos de guerra a la hazaña. Crea la convoción que crea, pero la política sigue su curso y a las pocas semanas de este discurso comienza la última gran batalla decisiva, que es la batalla del Ebro. La batalla del Ebro no les voy a repetir más porque me estoy pasando de tiempo además. La batalla del Ebro está sostenida en la misma concepción. Es una concepción estratégica que tenían los militares de la República y que tenía Juan Negrín y que compartía aquí el Partido Comunista y los militares del Partido Comunista, los Leicester ya. Esa concepción estratégica es que está muy bien expresada. Con el resistir es vencer. Pero la resistencia no es defensa, sino ofensiva. No habían leído, creo yo, las nuevas concepciones estratégicas de las defensas elásticas, de las aproximaciones indirectas. Yo creo que no conocían las nuevas teorías que iban a poner en práctica inmediatamente los alemanes en su barrida de Francia. Aquí lo que puede es la estrategia tradicional, o sea, rompemos el frente, el enemigo tiene que acudir para taponar la ruptura, en el taponamiento de la ruptura gasta sus reservas y abrimos amplio campo, damos un giro radical a la guerra. Y así se proyecta la batalla. Y así se proyecta la batalla del Ebro, que acaba como la de Teruel, aunque hubo muchos más efectivos, aunque las acciones fueron mucho más brillantes, las rupturas fueron verdaderamente inesperadas, insospechadas, pero cuando llegan a cambio a Boyerto son presa sin protección de la aviación. Y costó, costó siete embestidas, como decía... Ramón Salas de Arrazábal, un historiador, un general, un general que hizo la historia del ejército republicano, decía lo que sabían era la guerra del carnero, la guerra del carnero, esto se lo veía en un... Lo que habían aprendido era que las guerras se ganan si eres capaz de, como el carnero, darle fuerte al enemigo en el centro. Y esa estrategia del carnero costó decenas de miles de muertos en esta guerra, y costó finalmente la derrota de la república. A partir de ahí... A partir de ahí, ¿qué sentido tenía resistir es vencer? A partir de la derrota del Ebro, porque la derrota del Ebro abre toda Cataluña. O sea, toda Cataluña cae. Cataluña no resiste. Barcelona no es Madrid. Ni puede serlo después de tres años de guerra. Ya no puede serlo. Ese entra como un ejército de ocupación en Barcelona, entre aplausos y víteros de la gente que está harta de la guerra. No hay nadie que salga en defensa. Entonces, ¿cuál es la posibilidad que queda? Pues ahí se van a encontrar Azaña y Negrín, ese día de 28 de enero, con Rojo. Un encuentro que es dramático, con el que he empezado esta conversación, y en el que Rojo... Dice, no hay nada que hacer. No hay nada que hacer. La República está derrotada. Para terminar la guerra de una manera digna, lo que hay que hacer es dar la orden a todos los soldados de la República que siguen en trincheras, quedaba todavía el ejército llamado Centrosur, que salgan con bandera blanca, y que se entreguen, que salgan al encuentro del enemigo izando bandera blanca. Esta era la manera de Rojo para terminar la guerra. El día 28, 29, 30, 31 de enero de 1939. ¿Qué hay detrás de esto de Rojo? Hay una concepción del honor militar. ¿Sí? Es decir, ante un ejército que se rinde enarbolando a bandera blanca, los vencedores le dan el abrazo y se vuelven a reencontrar. Esto es lo que pensaba Casado también. Los militares empiezan a, digamos, no digo que sea una defección, a sacar unas consecuencias. El almirante de la flota, Casado, Rojo, Matallana, empiezan a sacar una consecuencia. La consecuencia es que con lo que hay, todo lo que se pueda hacer es más sangre, más dolor, más sufrimiento, por mucho que la guerra continúe. De manera que rindámonos a la manera militar. Pero ellos tenían muchas informaciones para saber que Franco no estaba por esa labor. Es decir, Franco no... Iba a recibir a los vencidos, al modo en que terminaron las guerras carlistas. Esto estaba claro desde mucho antes. Esto también lo vio Azaña. Si las cosas siguen como van, dijo en el 37, llegaremos a una paz, pero será una paz lúgubre. Una paz en la que serán fusilados todos los republicanos. Anunciado desde el 37. De manera que eso también era clarísimo. Aquimérico. Azaña sigue moviéndose, ve al embajador francés, ve al encargado de negocios británico, les dice que un último, una última ya, simplemente humanitaria, para que dejen salir a los vencidos con alguna responsabilidad política, nadie hace nada. Y finalmente, Negrín, al final también. También, aquellas tres condiciones a las que redujo sus trece puntos, las tres condiciones se redujeron a una, que era la paz humanitaria. Es decir, la república se rinde, pero se rinde de una manera, digamos, honorable. Una paz honrosa le llamó. La paz honrosa es que no te mates, que te ha ganado. La paz honrosa es que te respete, que te respete como patienta, que te respete como soldado. Esa es la paz honrosa, ¿no? Entre militares, pero por esa paz nunca estuvo Franco. Nunca. Hay todos los testimonios y hay toda la información y todos tenían toda la información para saber que Franco no quería una paz honrosa, Franco quería vencidos. Y este es el final de las... Lo siento, va a haber... Este es el final. Que sepan que no ha leído casi un... Esto ya lo ven, que no sé si caben preguntas después de esto y que está... No, bueno, podemos... Aunque no sean preguntas. Un segundo para... No, yo creo que... Que mi padre estaba... Bueno... ...que llegaron... Pero eso ocurre, no solo fue testigo su padre de esto, sino que ocurría porque las operaciones militares... Bueno, es que depende mucho de qué tiempo esté hablando también, ¿no? Porque podía lo que los historiadores militares más competentes, digamos, ¿no? O por lo menos que a mí me parecen más competentes. Han, en relación con las estrategias seguidas, han achacado a la guerra civil. Es la incapacidad que tenían los militares de efectuar operaciones que aquí, para las que aquí en la guerra contra Napoleón había ya una experiencia y un mito, ¿eh? De dar golpes y retrasos. De dar un golpe y retirarse. Dar un golpe y retirarse. O sea, ir a una posición que estaba, bueno, que el enemigo no tenía controlada o la tenía más o menos, digamos, estaba convencido de que nadie iba a llegar allí, ¿no? Es posible que esta haya sido una de esas operaciones. No lo sé, realmente no lo sé. Pero, pero, bueno, Zaragoza... Es que, es que, o sea... Claro, claro. Que si llega, tira y toma... Ya, eso... Nunca comprendió. Eso, es decir, sí, rompemos aquí, seguimos, seguimos, pero ¿y cómo se garantiza la retaguardia cuando no hay recursos? Cuando estás muy... La guerra, cuando ya es guerra de ejércitos, ¿eh? No la primera guerra, que es una guerra de milicias que no pueden... Ofrecer resistencia a un enemigo que avanza en campo abierto, toda la caída de Andalucía occidental, toda la subida por Extremadura y toda la bajada, bueno, en Castilla Triunfo, en Castilla Vieja triunfan. O sea, la rapidez de la conexión entre Gibraltar y Oviedo, digamos, ¿no? Y Asturias. Asturias queda ahí hasta el 37, pero de ahí para abajo, desde Galicia, digo, desde Finisterra a Gibraltar. Que eso se logre en una guerra en ocho semanas es imposible si no se tiene en cuenta que quienes ofrecían resistencia eran... eran milicias, que en el momento en que aparecía un avión, dejaban el fusil y echaban a correr porque no tenían medio de hacer frente. Entonces, claro, luego cuando ya es la guerra de ejércitos, es decir, cuando ya las milicias son asumidas por el ejército regular y cuando ya se acaban las milicias y empieza el ejército... Ahí lo que llama la atención, lo que llama la atención a un víbor, por ejemplo, que es un buen historiador militar, es que desecharon la idea de eso que se llama... primero una defensa mucho más flexible y ataques parciales, es decir, ofensivas parciales que molestaran continuamente. Para eso sí tenían recursos, pero prefirieron la batalla decisiva. Mientras le da una pregunta de un alumno, diría el profesor que pudiéramos tildar de irreversibilidad. ¿El hecho de seguir y que esto diera lugar a más sangre? Bueno, no, irresponsabilidad, yo no diría irresponsabilidad, no. La República era objeto de un ataque, era objeto de una rebelión. La rebelión pudo haberse, probablemente, pudo haberse aplastado. De hecho, la rebelión militar fracasó en Barcelona, en Valencia, en Madrid, en Bilbao. Es decir, en las capitales más importantes fracasa la rebelión y ahí lo que sí se podría hablar es no de una irresponsabilidad, sino de una debilidad del gobierno de la República para hacer frente a esa rebelión. Hubiera sido distinto si el gobierno hubiera sido un gobierno de coalición, por ejemplo, como Azaña quiso formar en mayo del 36. Es decir, si en el gobierno hubiera estado el Partido Socialista, los distintos partidos republicanos, los nacionalistas, Esquerra, ¿habría sido distinto? Bueno, eso es un contrafactual, no podemos saberlo, pero es posible que les hubiera costado mucho más, y además, desde luego, la rebelión no era el golpe de estado de Primo de Rivera, aunque los militares la dieron como sí. Ellos esperaban que todas las guarniciones le siguieran, pero hay que hacer frente a esa rebelión. Y el hacer frente a esa rebelión no puede hacerse más que si te plantean la rebelión en el campamento, en el campo de batalla, dar la batalla. ¿Cómo se da la batalla? Hombre, ahí hay, bueno, pues ahí están las decisiones políticas del gobierno, de los mandos militares, de los partidos, y no se puede decir que la república no ofreciera esa resistencia de hecho sí el ejército porque es el ejército también no es sólo no son sólo los políticos es el alto mando del ejército republicano si no plantea la batalla del ebro y asegura posiciones y esas posiciones son defendidas con firmeza y con sol consolidadas es posible que aquello hubiera acabado necesariamente en una mediación porque no lo hicieron así si me dice si fue un error pues hombre al final si pasó lo que pasó fue un error pero ellos no sabían que se iba a ser el final sí no con negrina hay una historia hay una historia muy fue él fue el más envilecido hazaña también pero pero negrín fue el más envilecido por todos por qué razón pues porque vamos razón motivo más que más que razón negrín fue el que resistió hacia el final y fue derrotado finalmente no es decir que que negrín fue perdiendo apoyos a medida que se iba a decir se obstinó en la resistencia perdió y fue muy atacado por sus propios correligionarios. Prieto no quiso volver otra vez a darle la mano a Negrín. En México estuvieron juntos en el año 45, Negrín hizo todo tipo de... tomó todo tipo de iniciativas para volver a verlo. Pero Prieto, Negrín, además lo llenó de acusaciones que no tienen base ninguna en la realidad. Porque si alguien hizo la política del Partido Comunista en la crisis de mayo de 1937, ese alguien fue Prieto. Que todos querían desplazar a largo caballero de la presidencia del gobierno. De manera que su partido no solo lo ignoró, sino que lo llenó. Lo llenó de oprobio y lo convirtió en un muñeco de los comunistas, prisionero de los comunistas, haciendo la política de Moscú. En absoluto. Pero hasta muy tarde lo han rehabilitado hace 3 o 4 años en un acto en el que, en fin... Pero fue expulsado del partido y vilipendiado. Los republicanos tampoco... Quien tuvo muy buena relación, tampoco porque los republicanos iban... Lo que pretendían reconstruir después era un gobierno a la republicana en el que Negrín no apareciera. Aunque Negrín fue a México y se ofreció, como es bien sabido. Es curioso que Negrín, y muestra bien lo complejo del personaje, después de terminar muy mal con Azaña, y de abusarle en la reunión de la Diputación Permanente, en fin, de haber colaborado, digamos, haber favorecido el golpe que después él mismo sufrió, el golpe de Casado, con el que Azaña, por otra parte, no tuvo nada que ver. Pero a acabar mal, se presentó en su casa, en el hotel de Montauban, para llevárselo a Londres. Cuando Burdeos estaba siendo bombardeada por los nazis. Ese genigrín alquila un barquito para trasladarse él y algunos más con algunos documentos y valores y tal para irse a Inglaterra desde Burdeos. Y el barco no puede salir, no puede salir durante unas horas. El práctico del muerto... El rey del puerto le dice que tiene que esperar unas horas. Y la aviación nazi ya ha llegado. O sea que las tropas nazis están por llegar. Porque los alemanes invaden Francia y llegan a los Pirineos por la frontera francesa de Irún. La otra parte queda, la llamada Francia libre, que será ocupada finalmente. Pero bueno, en ese momento... O sea que están avanzando hacia Burdeos. ¿Eh? Lo pueden capturar. Y si lo capturan van a entregarlo a Franco y Franco lo va a fusilar, eso es seguro. Y en ese momento Negrín coge su coche, se va a Montauban, habla con Azaña y le dice que lo lleva, que se lo lleva. Azaña está muy mal, está muy enfermo. Y le dice... Se queda muy sorprendido de que Negrín haya venido. Y le dice, ya ha hecho usted convenir mucho más de lo que han hecho otros que se dicen mis amigos. Y Negrín se vuelve sin Azaña y se vuelve a Burdeos y ya sale y se va a Inglaterra. Negrín es un personaje muy notable, muy notable. Lo que pasa es que es muy notable y muy peculiar, y un tipo verdaderamente destacado. Yo creo que fue en el año 92, por algún centenario, me parece que era el centenario, escribí una de estas páginas diciendo la doble derrota de Juan Negrín, derrotado por el enemigo y derrotado por los suyos. Y que era hora de acabar con el envelhecimiento de su figura, que hay que comprenderla políticamente. Es decir, bueno, se empeñó, pero también hazaña, se empeñó en una política que al final su punto de, la clave de bóveda que sostenía todo el edificio, falló. Porque Francia y Gran Bretaña no estaban por intervenir. Y la de Negrín falló. ¿Por qué falló la de Negrín? Pues porque... ¿Cinco meses? No, no. ¿Se hubieran hablado? No, eso ya lo respondió un... Bueno, lo he dicho así que no a lo mejor un poquito demasiado, perdón por la manera de decírselo. Pero no, no. Yo creo que Negrín siempre después cuando... Es curioso porque después cuando Negrín habla de por qué no sucedió lo que él pensaba que podía suceder o que tendría que suceder, siempre dijo sí, sí, sí hubiéramos... Hemos tenido más material, sí hubiera llegado la ayuda, sí, y en este caso es sí, hubieran pasado cinco meses. Pero Alemania como le dijo Carlos Spla, vamos lo dijo sin mencionarlo, que es otro personaje también interesante este Carlos Spla, en una conferencia que tuvo en el 42 que se titulaba ¿Cuándo volvemos a España? Habla de esta cuestión y dice, se equivocan quienes siguen diciendo que si hubiéramos resistido cinco meses más, dice, si hubiéramos resistido cinco meses más... Alemania e Italia no habrían declarado la guerra a Francia e Inglaterra. Habrían esperado cinco meses para declararla. Claro, es que Alemania tenía que solventar la cuestión española, como fuera, estaban hartos de Franco, de que no ganaba. Hay una reunión en Múnich en septiembre en el que Chamberlain, que es el personaje más siniestro de esta historia, Chamberlain habla con Hitler. Y dentro de lo que hablan, le dice, acabo de hablar con Mussolini, que está furioso con los españoles, o con los republicanos, claro, y que querría que esto ya acabara de una vez. ¿No podríamos hacer algo para que terminara? No podríamos terminar, porque en el 38 al final hay movimientos en favor de una tregua. Movimientos también que llegan al Vaticano, una tregua de bombardeos, que viene la Navidad, etc. Y entonces, tan harto como estaba, Chamberlain le dice a Hitler, no podríamos hacer algo, una tregua, una... Y el que escribe el acta dice... Y aquí, Hitler, tendríamos que traducir, echó una carcajada. Se rió fuertemente. ¿Qué pasaba? Bueno, pues que en Chamberlain, que Múnich, Hitler, se había asegurado ya la incapacidad de Inglaterra para defender a Czechoslovakia. Y lo que necesitaba ya... Que Franco acabara de una puñetera vez para empezar la guerra de verdad. No necesitaba nada más. Todo lo demás lo había comprobado. Había comprobado que los franceses... Y no aguantaban. Había comprobado que probablemente los británicos cuando vieran lo que podían hacer la Wehrmacht, llegaran a un acuerdo. ¿Qué faltaba? Poner fin a esto y claro que se pone fin a esto. Con esto terminado, es como ya inmediatamente que termina empieza la guerra, claro. En eso sí, en eso tenían razón. En eso tuvieron razón los españoles, nadie más. Los españoles fueron los que insistieron una y otra vez, pero no solo Negrín, que aquí se estaba dilucidando el comienzo de la otra guerra. Eso no se lo creyó Chamberlain, eso no se lo creyó Blum, eso no se lo creyeron nadie, pero fue así, claro. Bueno, es que los territorios sí que quedaron divididos. Es decir, la república no tiene nada que ver con la represión o la limpieza, más que represión. Fue una política de lo que se llamó limpieza, ¿no?, del exterminio, ¿no?, que tenía lugar en la zona controlada por los rebeldes. No entiendo la... No, luego a lo que usted se refiere, los ejércitos al final eran levas, ¿eh? Sí, sí, sí. ¿Los partidos de izquierda se le han traumatizado? No, pero eso... vamos a ver. Hablaron que están diciendo no coinciden los republicanos. Si sacamos ese debate tenemos para mí la... No, no, lo que... vamos, no, yo creo que se puede debatir con... La guerra la mantienen soldados de levas, de reemplazo, ¿eh? La guerra a guerra, es decir, el principio de la guerra, el principio que es una guerra de matanza, no es una guerra de batallas, digamos, es que el aplastamiento en Madrid, de la rebelión, pues se llena de cadáveres las calles y el aplastamiento en Sevilla de la república se llenan de cadáveres las calles. ¿Eh? Eso ocurre. Pero eso... Para el desarrollo de la guerra, guerra, de cuando ya hay ejércitos, tiene, bueno, no tiene una directa importancia o una directa causalidad respecto a lo que está pasando. Las levas se hacen y van a... cogen el fusil. No es, en ese sentido, la guerra es una guerra... mandada desde luego por gente con una ideología determinada, sostenida en un discurso ideológico determinado que en el bando rebelde es desde agosto proporcionado por los obispos. Esto es una cruzada contra la masonería, contra la ilustración, etc. Y la guerra en el otro empieza a ser construida como guerra de independencia. Bueno, eso en el plano de las ideologías que están sosteniendo la dirección de esas guerras cuenta y son importantes. Pero en el plano de las batallas lo que cuentan son los ejércitos y los ejércitos son soldados. Y esos soldados van a la guerra.