¿Vale, Hop? Pues ahí estamos. Buenas tardes, buenas noches. Estamos grabando esta primera clase con carga teórica del curso 2016-2017 y tras una breve pero intensa charla con la gente que estaba conectada antes de empezar, hemos decidido que vamos a arrancar con el problema del mal en la estética. El mal, lo que nos sale mal o fatal, no la belleza, de hecho ni la fealdad, sino diferentes modulaciones del mal en estética. Y vamos a hacerlo como manera de introducir algunos conceptos básicos que vienen bien para este arranque de curso, que luego podréis aplicar en vuestros diferentes trabajos, en vuestras diferentes lecturas. Y que, bueno, sin duda alguna deberían contribuir a cambiaros la vida para bien y sobre todo afiliar nuestra capacidad crítica. Porque si hay un problema que tiene la estética, bueno, y el pensamiento en general en nuestra época es la dificultad para poder sacar consecuencias en sentido crítico de aquello que nos está pasando. O sea, nos hemos acostumbrado a crisis tras crisis, a gobierno del PP tras gobierno del PP, a que esto es lo que hay, como dice Rajoy, la situación es la que es. Y bueno, parece que no podemos ni siquiera entender por dónde nos caen las tortas. Pues bueno, por lo menos en estética y desde luego por lo que a mí me dependa, pues voy a intentar aportar los elementos de juicio para que sepáis por dónde nos caen las tortas. Y vamos a ello. Aquí tenemos en la pizarra digital una bonita secuencia de cuatro palabras imágenes. Imagen, forma, función y necesidad. Esto, viene bien decirlo, sale de un... de un pintor y teórico de los años 20 a los años 50, 60, por ahí anduvo el hombre trabajando, y se llamaba Giorgi Kepes. Giorgi como yo y Kepes como Kepes. Era un húngaro que era colega de Moholy-Nagy, el de la Bauhaus, anduvo trabajando de hecho en la Bauhaus, y cuando llegaron los nazis, pues evidentemente tuvo que salir por patas y acabó en Estados Unidos, donde tras algunos devaneos le fue encargado que organizase el departamento de, poco menos que de cultura visual, de lo que ya entonces era el MIT. El caso es que para Kepes era muy importante determinar, por así decir, este ciclo completo, porque él como toda la gente relacionada con el diseño y con Bauhaus y tal, pues estaban muy implicados en temas de diseño y de estética cotidiana. Y entonces él se quejaba ya amargamente en los años 50 de que había muchas imágenes circulando, como es notorio en la sociedad, pues que ha descubierto la imprenta y pues ya la cartelería y que va tomando con imágenes del espacio público a lo largo de los años 40, años 50. En los años 60 y además pues con la generalización de la televisión, la imagen es algo que se va a multiplicar de una manera exponencial. La imagen fabricada me refiero, está el mundo lleno, todo lo que vemos, pero la imagen fabricada, la imagen que se nos mete por los ojos, digamos que en términos de ecología sistémica, pues a partir de los años 50-60 es una cosa que se dispara. Y ante esto Kepes pues intenta reaccionar diciendo, bueno, ¿cómo puede ser? Que haya tantas imágenes y ¿cómo puede ser que estas imágenes sean pues tan...? En fin, chapuzas o que aporten tampoco. Cuando antes las imágenes eran algo importantísimo, imaginaros, en las iglesias de los pueblos el icono de la Virgen o del patrón o de lo que fuera, ocupaba el espacio central en el altar, por ejemplo, y desde luego reunía toda la potencia, toda la emotividad, toda la identidad, todo un montón de cuestiones que coalescían en esa imagen, que la volvían poderosa, la volvían relevante, la hacían necesaria en términos modales y poco menos que contribuían a explicar la vida de la gente. Claro, con la multiplicación de las imágenes esto deja de pasar y hay muchas imágenes que de hecho parecen que son incluso fallidas en tanto imágenes. Y ahí es donde entra Kepes. ¿Por qué? Dice él. Porque una buena imagen, dice Kepes, debería estar organizada, tramada, mediante una forma. ¿Vale? Y una forma que es, diréis, bueno, pues una forma es una distribución, pues si es en música de los sonidos y los silencios o si es en pintura, pues una composición tectónica y cromática y tal. Una forma es una composición que tiene una fuerza inherente, una estabilidad, por ejemplo, inherente o una inestabilidad o una inquietud inherente a ella misma y que es capaz de acoplarse con nosotros, con nuestra sensibilidad. Para que una imagen funcione, dice Kepes, lo primero que tiene que suceder es que tenga una forma, que esté estructurada, que esté compuesta y que lo esté no de cualquier manera, sino de una manera que resuene en nosotros. ¿Por qué? Pues porque, por ejemplo, pensad en música. Hay cantidad de combinaciones de notas posibles. Y algunas de ellas, no vamos a entrar si es de un modo natural o cultural, nos da igual porque la cultura y la naturaleza están muy tramadas, ¿verdad? Algunas de esas composiciones de notas que constituyen melodías son susceptibles de ser recordadas para que los músicos las repitan bajo otras escalas o con otros tonos y que entonces generen como una especie de tensión y de juego dentro de la pieza de música, ¿verdad? Pues todo eso que sucede cuando sucede con una forma meramente que podamos recordar porque tiene una duración temporal o porque es una forma que ya hemos oído otras veces como una sonata o yo qué sé, como cuando son danzas con un ritmo que conocemos como una giga o una zarabanda, todo eso nos permite, en otras cosas hemos hablado de los juegos entre lo esperable y lo novedoso, nos permite entrarle al juego. Y la imagen funciona, la imagen está viva. Y nos es relevante porque nos es inteligible y porque afecta a nuestra sensibilidad y porque tiene que ver con ese abanico de composiciones que resultan afectarnos, que nos influyen, que nos afectan y que podemos recordar. Todo eso es una forma. Evidentemente le dedicaremos clases en tercera noción de forma, no os preocupéis, pero solamente quería introducirla porque es el primer paso en el que dice Kepes que una imagen puede fallar, ¿verdad? Entonces, bueno, toda vez que una imagen está constituida mediante una forma y por tanto está estructurada, dice Kepes, que es muy exigente y es parte de la Bauhaus, de todo un movimiento utópico que quiere que el arte, además de ser significativo, es decir, además de acoplarse con nuestra sensibilidad y con nuestra mente, quiere que además cambie el mundo o lo haga más habitable, lo cual en la época de los fascismos era una urgencia difícilmente ignorable y también lo es en el nuestro. Entonces, toda vez que la imagen está dotada de una forma, dice Kepes... Entonces, tiene además que tener una función. Es decir, tiene que servir para algo. Kepes tiene esta brillantez clásica para la cual no es un pensador de fin de siglo XIX, un diletante, no, no, no. Kepes dice, la imagen será potente y poderosa porque está dotada de una forma que se acopla con nuestra sensibilidad, pero además eso no tiene nada que ver con que además sea funcional, sea útil, sea práctica para nuestras vidas. Y tenemos que aspirar a ello, dice él. Tiene que tener una forma porque es como lo más inmediato de la imagen es que tenga esa forma y luego además tiene que ser práctica y tiene que ser útil. Pero ojo, porque esa utilidad, esa practicidad tiene que estar vinculada con una necesidad, con una necesidad humana, genuina, legítima y seguramente inaplazable. De nuevo hablaremos del concepto de necesidades y tal. Y bueno, para los que estéis tentados de haceros con mi nuevo libro, con la... ...estética modal o las librerías estas semanas, nada menos que las conclusiones de la estética modal están vinculadas al tema de las necesidades. Sea en la versión que hace Maslow, no sé si me imagino que sonará, de la pirámide de las necesidades, o sobre todo la que hace Max Neff, con las necesidades sustantivas y tal. Bueno, de esto iremos hablando. Lo que me interesaba, porque esta clase está dedicada al mal y no al bien, era ver precisamente cómo en cada uno de estos pasos o de estas condiciones que pone Kepes, que la imagen tenga forma, que la imagen dotada de forma tenga una función y que esa función esté conectada con una necesidad, en cada uno de esos pasos, digo, puede haber caídas. O sea, puede haber, pues eso, como, imaginaros, como trampillas en el suelo por las cuales se deslizan. Se desliza uno como si fuera un tobogán y entonces de repente se encuentra en otro sitio. Perdona, Jaume, que lo he escrito antes, pero te has conectado un poco tarde. He dicho Kepes. Georgi Kepes. Que he dicho, para los que lo hayáis olvidado o lo hayáis conectado tarde, que es un pintor y un diseñador que anduvo trabajando con Moholy-Nagy en la Bauhaus, luego con Rudolf Anheim y anduvo en el MIT en los años 40-50 y tal. Bueno, es uno de los clásicos. Bueno, pues Kepes sostenía que la imagen tenía que tener este ciclo que hemos visto de forma funcional necesidad, esta constitución. Y lo que yo os vengo a traer, que esto ya no lo cuenta Kepes, esto me lo saco yo del caletre para entender mejor con lo que trabajamos, lo que vengo yo a traeros es a que cada uno de estos pasos es susceptible de una especie de refracción. Es como cuando metes un lápiz en el agua y de hecho no lo ves recto sino que lo ves torcido, ¿verdad? O cuando andas en el bosque, a mí me pasó una vez con mis niños. Íbamos en un bosque en Soria a buscar setas, dijimos para no perdernos aparcamos el coche aquí en la carretera y vamos a andar en línea recta. Y cuando nos cansemos de andar en línea recta eran chiquitillos mis niños. Pues simplemente daremos la vuelta y volveremos a deshacer el camino andado hasta llegar al coche, ¿vale? Vale. Empezamos a andar por el bosque y ¡ete aquí! Que ya estábamos empezando a cansarnos y dijimos que nos damos la vuelta. Venga, nos dando la vuelta. Pero antes de darnos la vuelta vimos que al fondo había como una carretera. Y en esa carretera que estaba al fondo, o sea, según habíamos ido avanzando en línea recta, misteriosamente había un coche de color verde como el nuestro. Dijimos, ¡ahí va! ¡Qué peculiar! Nos acercamos y efectivamente era nuestro coche. Es decir, no solo no habíamos andado en línea recta sino que habíamos hecho un círculo completo. Lo cual al parecer, aparte de nuestra torpeza como Boy Scouts, debe ser algo bastante característico cuando uno se pierde, que es que anda dando vueltas. Pues bien, igual que nosotros pensando que andábamos en línea recta resulta que estábamos dando una curva, pues a veces... y muy a menudo, me temo que también sea algo inherente a la humana naturaleza y a nuestra capacidad para errar, a veces puede estar pasando esto. Es decir, que queramos dotar a la imagen de una forma, pero que no lo consigamos. ¿Y entonces en qué es en lo que caemos? En el espectáculo. ¿Qué es el espectáculo? Bueno, de nuevo esto nos introduciría a otro autor, al que veremos con calma, que es Guy Debord, famoso por el concepto precisamente de la sociedad del espectáculo. El espectáculo es aquel régimen icónico, aquel régimen visual en el cual estamos saturados de imágenes, pero son imágenes que no tienen forma, que no están estructuradas mediante una forma. Entendiendo por forma, como os decía, una composición. Que sea susceptible de acoplarse con nuestra sensibilidad, con nuestra imaginación y que nos haga... que sea fértil para ella, que nos haga crecer. ¿Qué es lo distintivo del espectáculo? Pues esta saturación de imágenes que de hecho seguramente quieran tener forma pero igual que pasa cuando andas dando vueltas queriendo andar recto pues resulta que no lo consigues. Y lo que sucede con la mayor parte de imágenes que nos rodean si pienso en los decorados de los programas de televisión o los carteles electorales o cantidad de imagen corporativa es que solamente consiguen generar espectáculo y no forma. Aquí tenemos una primera divergencia para la que sin duda no hay ninguna fórmula exacta por los que venís de ciencias y tal. No, pero es uno de los mapas del mal en el cual nos podemos ver implicados o podemos estar haciendo un diagnóstico. Es decir, la imagen que no logra tener una forma genera espectáculo. ¿Me seguís, verdad? Normalmente el chat es como un hervidero de preguntas y tal, así que bueno, yo ya estoy entrenado, si os fijáis tengo este ojo, un poco más cerrado porque estoy acostumbrado a leer el chat y a la vez ir explicando, así que no os preocupéis, podéis ir soltando cosas y preguntando dudas o lo que sea. El caso es que a esta primera divergencia se suma una segunda divergencia, ¿vale? Y es que cuando la imagen, imaginaros que le conseguimos dar forma, pero no logramos armarla, no logramos dotarla de una función práctica, no logramos vincularla con ninguna utilidad, con ninguna función. ¿Qué es lo que tenemos entonces? Tenemos algo que en estética o pensamiento se llama estetización. ¿Cuándo tenemos una estetización? Cuando tenemos una forma. Un mundo de imágenes. armadas con formas que pueden ser unas imágenes realmente poderosas, potentes, que afectan a nuestra sensibilidad, pero vete aquí, que se ha perdido la conexión con la funcionalidad, con la practicidad. Esto pasa en muchas épocas en que de hecho los hombres, los hombrecillos y las mujeres, obviamente se ven impedidos de intervenir en la transformación del mundo. Por ejemplo en el romanticismo, toda vez que la revolución francesa y los ilustrados fueron derrotados, aniquilados y aplastados y tal, pues con el Congreso de Viena, muchos de vosotros sois historiadores, lo tendréis fresco, pues se inaugura una época en la cual hay una gran reacción y en la cual toda la gente más progresiva se ve completamente impedida de cambiar nada. Entonces es una época muy estetizante, en la cual se construyen poemas, se construyen piezas de música maravillosas, con una forma preciosa, pero que han perdido la capacidad de conectarse con una. Y es una función práctica. Tendrán que llegar arts and crafts, que es, os escribo aquí para los que no podáis seguirlo, arts and crafts, que en inglés significa artes y oficios. Esta gente que aparece a finales del siglo XIX ya intentan superar ese gran bache en la cual las prácticas artísticas se habían convertido en una cosa decorativa, en una cosa formalmente elaborada, formalmente rica, pero absolutamente carente de cualquier calado social, político, humano, radical. Intentan vencerlo ya vinculando de nuevo lo estético con lo productivo, con lo industrial, con lo cotidiano, con lo que nos devolvía esa especie de dignidad propia. Bueno, será arts and crafts. Y serán Bauhaus, que muchos de vosotros estáis andando ya trabajando con todo esto. Este sería el segundo tobogán, la segunda trampa por la que podríamos caer o la segunda herrancia en la que podríamos introducirnos, en el que teniendo una imagen dotada de forma, al no ser capaces de darle una función, caeríamos en el pozo oscuro, en la forma del mal llamada estetización. Pero no acaba aquí la cosa. Si queremos hacerla con una función y una practicidad, algo que es útil, algo que de alguna manera tiene un propósito... externo a la misma obra de arte ¿verdad? la obra de arte puede ser autónoma sin ser un fin en sí misma, eso desde luego lo tenemos claro y si no lo discutimos pues vete aquí que esa funcionalidad, esa practicidad no está conectada con ninguna necesidad y ahí tenemos otro problema, ahí lo que sucede es la variante del mal que yo llamaría fetichismo y es cuando damos en convertir en una especie de ídolo venerable de algo intocable pues una función práctica, una practicidad, una utilidad que ya no tiene sentido alguno, que ya no está vinculada con nuestras necesidades algo que ya no necesitamos y eso pasa continuamente en las sociedades porque las sociedades van cambiando y el equilibrio entre las necesidades también pasa en las universidades por ejemplo con los exámenes de memorieta de hecho fetichizar los contenidos, los manuales de los profes, están horrorosos muchas veces o fetichizar los procedimientos de evaluación o las distinciones o las categorías como las de catedráticos y no sé qué Pues seguramente en algún momento estuvo conectado con una necesidad de organizar el conocimiento y seguramente hubo una época en la que no había otra manera de organizar la educación superior que memorizando un montón de contenidos, pero cuando eso ya deja de estar conectado con las necesidades genuinas, legítimas y reales de la gente que estamos vivos, entonces si lo mantenemos caemos en un fetichismo. Y ahí podemos tener una imagen dotada de una forma, equipada con una función, pero que no conecte ya con ninguna necesidad real nuestra y ahí caíamos en el fetichismo. A ver, que aquí tenemos a Pinillos hablando de lo católico. Pues sí, el catolicismo es una suma de todos los males, me temo. Sí, vamos a ver. Pasaría con el catolicismo, pasaría con el fascismo, pasaría con las campañas electorales muchas veces ahora. El mal tiene muchas conexiones, camaradas, está todo muy tramado. A mí me interesaba con esta clase introducir una cierta modulación de formas de mal y vincularla en este caso concreto a las interrupciones, a los desvíos, a los desacoplamientos, ¿verdad? Entre cuatro componentes fundamentales de cualquier experiencia estética digna de ese nombre, ¿vale? A partir de ahora, después de esta clase, compañeras, compañeros, ya no nos conformaremos con que tener una experiencia estética, ver una peli... Estar en un concierto, un atardecer, lo que sea. Y que nos haga tilín. Ahora querremos que esa imagen... La imagen es como la parte objetivada, ¿vale? Si hiciésemos aquí una especie... la pizarra que he pintado nos quedamos con este esquema que me gusta la imagen sería algo así como el polo del objetivo, aquello que está objetivado aquello que podemos compartir entonces cuando un artista compone una imagen lo que está haciendo es darnos, regalarnos esa especie de objetivación que es como una especie de como lo diría, como un mapa del tesoro ahí está todo escrito, está todo contenido y debemos descifrarlo si el mapa del tesoro es de verdad un mapa del tesoro contendrá en clave todas estas pistas para llegar a la forma a la función y a la necesidad y si no lo es si es una chapuza de imagen, pues entonces seguramente tenga alguna ruptura de esta Y también, por supuesto, podemos quedarnos nosotros. O sea, podemos acercarnos a una imagen, lo cual sucede muchísimas veces. Pensad en el turismo. Seguro que nadie de los que estamos conectados a esta clase somos turistas de masas, porque nadie quiere serlo. Pero seguro que alguna vez lo hemos sido. Y cuando somos turistas y viajamos y nos bajamos del autobús, como hacen creo que 5 millones de personas al año en Barcelona, delante de la Sagrada Familia, nos hacemos un selfie con el palo de selfie que hemos pillado por 10 pavos y nos volvemos a alargar, seguramente estemos cayendo por el primero de los toboganes. Y estemos teniendo una experiencia espectáculo de una imagen de la Sagrada Familia que definitivamente tiene forma, tiene función y seguridad. Seguramente corresponda con una necesidad. Pero es de aquí que nosotros, bajo el modo turista, bajo el modo palo selfie, efectivamente nos caemos, como decía Fermoso, por el primero de los toboganes. ¿Qué pasaría ahora? A ver, García dice, no cumple la esteticización, no es digno de leer. Vale. La esteticización, lo que sucede con la esteticización, García, es que tú imagínate que eres un estudiante de historia del arte o un filósofo o un antropólogo o antropóloga y vas, de hecho, a ver la Sagrada Familia. Y ahí efectivamente eres capaz, Sagrada Familia o un concierto de Sostakovich, y efectivamente no solamente filósofo, no solamente te haces el selfie, sino que eres capaz por tu formación y porque le echas tiempo y no te subes al autobús corriendo, eres capaz de descifrar la forma que hay debajo de todo eso. Por así decir, la estructura profunda, como diría Chomsky, que está por debajo de esa imagen, que la articula, que la trama, le da cuerpecillo como los huesos a nuestro cuerpo, ¿verdad? Y no solamente te quedas con la cáscara, sino que pillas el núcleo, como diría Lukács. ¿Vale? La esteticización sucede cuando de alguna manera... Te quedas ahí y no eres capaz de ver precisamente la función, la funcionalidad, la vertiente práctica, útil en un sentido. Hablo de utilidad, esto realmente lo veremos con calma. Esta clase es muy osada porque estoy explicando el mal aquí en media hora y llevamos 23 minutos. La funcionalidad yo la entiendo como la entiende este señor que también leeréis. Algunos yo lo he recomendado que se llama Komaraswani. La utilidad, la practicidad tiene que ver no con una finalidad limitada, fetichizada, sino con todo nuestro quehacer entero, integral como seres humanos vivos. O sea, que sea relevante para nosotros en tanto personas sintientes. En cambio, si solamente pillamos la imagen y la forma que trae esa imagen, podemos estar estetizando cuando contemplamos aquello como si no tuviera nada que ver. Con seres humanos vivos y dotados de necesidades. Y sí que tiene que ver, porque los seres humanos vivos y dotados de necesidades, ojo, también necesidades espirituales, intelectuales, de nuestra sensibilidad, estamos aquí y no somos negables. Entonces, si tú, por ejemplo, te acercas, y eso sucedería, si vas y imagínate que recibes una invitación en los años 40 a visitar un bonito pueblo polaco que se llama Auschwitz, visitas Auschwitz y ahí ves a una serie de gente con trajes a rayas que han montado una orquesta de cámara y están tocando allí una pieza de Bach. Y tú eres capaz de ver esa imagen, es decir, la imagen en este caso sonora, auditiva. La imagen de los chozos y de los trajes a rayas. Y eres capaz de descifrar la forma que subyace a esa suite de danzas de Bach que están tocando, por ejemplo. Pues tienes una experiencia estética muy interesante que has empezado. Pero vete aquí, que no eres capaz de advertir cuál es la funcionalidad que en ese caso tiene esa música. Básicamente distraer a la peña que va a morir. O te niegas a observarlo, a verlo. Y entonces te quedas, de alguna manera, en esa ahí sí estetización. Hablamos de estetización cuando quiebras el espinazo de una experiencia estética que, según Kepes, no solamente consta de imagen y forma, sino también de función y necesidad. Por ahí sería la cosa. La cúspide de Maslow ciertamente ayudaría a entender esto mejor. López dice que es difícil reconocerle alguna función a las formas artísticas contemporáneas. Ciertamente, yo creo que eso es una muy buena apreciación de López. Y es una apreciación que, de hecho, es urgente hacer. Yo creo que igual yo citaba antes los románticos, románticas de después de la revolución francesa como personas de alguna manera desahuciadas en el sentido en que ya tenían que renunciar a una intervención sobre sus propias vidas y sobre las sociedades en su conjunto porque habían sido estrepitosamente derrotados y derrotadas. Yo creo que de alguna manera sin que haya mediado una guerra napoleónica por medio la situación actual ahora de crisis tras crisis y de desmantelamiento de las estructuras sociales más básicas de solidaridad tiene mucho que ver con eso. Y el arte está haciendo una especie pues como decía Nietzsche cuando pisas a un gusano se encoge. Pues está encogiéndose, se está haciendo pequeño como tantas cosas. La sociedad entera y nosotros los que estamos encogidos como gusanillos. El arte lo vemos. seguramente como también lo podemos ver en otros ámbitos nosotros somos de estética, entonces vamos a verlo en el arte, en el arte lo vemos y ciertamente es uno de los grandes diagnósticos, por eso me parece relevante en esta primera clase hablar de Kepes y precisamente introducir esta noción de funcionalidad que bueno, parece un poco extemporánea como dices tú efectivamente, al llegar a la necesidad y conectarnos con Maslow o con Max Neff que a mí me ha servido de más iluminación que Maslow nos metemos de lleno en una ética una ética, una moral, bueno yo prefiero la palabra ética, una ética incluso una política, evidentemente y todo eso compañeras y compañeros no es nada que sea radicalmente ajeno a la experiencia estética en absoluto La autonomía del arte y de la experiencia estética, de la que también hablaremos y hay clases grabadas y la República de los Fines va de eso, la autonomía del arte no tiene nada que ver con el aislamiento, no tiene nada que ver con su segregación de nuestras vidas. La autonomía del arte es la potencia, es la fuerza de la experiencia estética de la obra de arte para afectarnos sensiblemente, intelectualmente, emocionalmente, para hacer nuestra vida más poderosa. Entonces no es una autonomía que esté basada en esa especie de aislamiento tonto, sino que es una autonomía que precisamente viene de la potencia. Y es autónoma porque es capaz de construir su propia potencia y las potencias, tanto de la obra de arte como las nuestras, están conectadas. Mi autonomía consiste, mi pobre autonomía, en contagiar parte de la potencia del pensamiento, de la experiencia, de la experiencia, de la experiencia. los conceptos, de las teorías, de lo que sea a la gente que me escucha a vosotros por ejemplo y vuestra potencia, vuestra autonomía consiste en generar unos trabajos tan potentes que sean publicados por saber Dios qué revista y cambiar la historia de la estética ahí es donde está la autonomía entonces la autonomía de la obra de arte, de la experiencia estética y con esto remataremos la clase porque faltan dos minutos y me estoy quedando sin batería la autonomía de la experiencia estética según Kepes y yo estaría dispuesto a apoyarlo se organiza con este recorrido en estas cuatro etapas, cuatro escalones y obviamente no está exenta de esa especie de proceloso mar de peligros que acecha por abajo que son el espectáculo, la estetización y el fetichismo y bueno seguramente podríamos incluir alguno más o abundar y por ejemplo asimilar el espectáculo con el kitsch bueno Ahí daría para ello. Pero bueno, como hay gente que todavía no tiene tema de trabajo, pues aquí dejo esto a modo de posible invitación para quien quiera explorar el mal en la estética y ya bueno, pues tiene un primer mapa del tesoro para irse. ¿Qué tal? ¿Cómo lo veis? ¿Le habréis sacado algo en claro a todo esto? María, muy bien, para que no te anegaráis. Bien, perfecto, perfecto. Vale, quedaría otra cosa que estaría bien contemplar, quizá la semana que viene o alguien de vosotros, que sería hacer el recorrido inverso. Lo que Kepes plantea, imagen, forma, función, necesidad, es un buen esquema para una recepción estética, ¿vale? ¿Vale? Para recibir algo. Quizás la manera de producir arte contemporánea parta al revés, empiece desde una necesidad. que se articule en un satisfactor, como diría Max Neff, en una función, que de ahí dé con una forma y que al final acuñe, logre condensar una imagen. Eso sería como el recorrido contrapuesto. Pero bueno, lo dejo aquí como manera de invitar al baile y ya vemos si la semana que viene lo retomamos o cambiamos de tercio. ¿Vale? Bueno, pues os dejo con la cesta llena de setas. Que cachondos. Y que fluya, como decían los clásicos. Nos vemos la semana que viene en la clase. A ver si puede ser lunes o martes, no lo sé. Y nos vemos en los foros. Camaradas, cuidaos.