Muy buenos días a todos y bienvenidos a esta sesión en la que vamos a hablar de inflación y política monetaria. Mi nombre es Blanca Sánchez Robles y soy parte del equipo docente de esta asignatura. El esquema que vamos a seguir es el siguiente. En primer lugar, haremos una breve introducción. En segundo lugar, nos centraremos en el concepto de inflación y sus posibles causas. A continuación, hablaremos de la política monetaria y de la relación entre oferta monetaria y tipos de interés. En cuarto lugar, hablaremos de la política de reglas y finalmente concluiremos. Pasamos entonces a introducir la sesión y para esto quiero referirme brevemente a unos conceptos que ustedes conocen perfectamente pero que me parece que puede ser interesante volver a tener en la cabeza quizá para saber cómo encuadrar bien este tema. La política monetaria se enmarca dentro de estas políticas de estabilización o de demanda que actúan vía desplazamientos de la demanda agregada, que de alguna manera han sido diseñadas y descritas primero por Keynes en la teoría general y después por Samuelson y Higgs y otros autores en los sucesivos decretos. Desarrollos que hicieron de la teoría keynesiana y son, por otra parte, políticas conocidas que se han visto desde el principio de los cursos de macroeconomía. Podemos distinguir dos tipos de políticas clasificándolas por una parte según sus efectos y en segundo lugar según el instrumento que utilicemos. Según sus efectos podemos hablar de políticas expansivas y políticas contractivas. Aquí tenemos un ejemplo de política expansiva que sería un desplazamiento. La demanda agregada a la derecha, que lleva a un incremento de la renta y por lo tanto en situaciones normales a un incremento del empleo, pero a costa de un incremento también de los precios. La política contractiva sería un desplazamiento de la demanda agregada a la izquierda. No lo desarrollo porque ustedes lo conocen bien. Según los instrumentos, podemos hablar de la política fiscal, en la cual lo que subyace a este desplazamiento de la demanda alargada a la derecha es o bien un incremento del gasto público o bien una bajada de los impuestos que lleva a los individuos a tener más renta disponible y, por lo tanto, a consumir más. El otro tipo de política de demanda que se puede utilizar es la que veremos aquí, que es la política monetaria, que actúa vía bajadas en el tipo de interés, que estimulan la inversión y también resultan en este desplazamiento de la demanda alargada a la derecha y, por tanto, mayor renta y mayores precios. Bien, ¿qué desventaja tienen las políticas de estabilización? Bueno, una ya la hemos visto, otra la vamos a ver ahora. Ahora, sobre todo son los efectos a largo plazo. Es verdad que a corto plazo producen una expansión en la renta y en el empleo, pero en cuanto a la política monetaria puede generar lo que Romer en su manual llama la inflation bias, o sea, el hecho de que se genera un sesgo inflacionista, que si se prolonga en el tiempo puede dar lugar a una inflación desmedida. Las autoridades monetarias no ponen en coto aquello. Transpaciente rapidez. Y en el caso de la política fiscal, lo que se puede producir, lo mismo si se incurre en una política fiscal expansiva durante demasiado tiempo, si las calcula suficientes, pues lo que haríamos si bajamos los ingresos, los impuestos y aumentamos el gasto es incurrir en un aumento del déficit público o bien si el país estará en superávit, superávit se reducirá hasta que lleguemos a los números rojos y de ahí a un déficit público. Transpaciente rapidez. Y es definir la inflación y hablar de las cosas que la producen. ¿Qué es la inflación? Pues todos lo sabemos, pero vamos a repasarlo. Es el aumento de los precios de los bienes en dinero. Lo cual quiere decir que hay que pagar más dinero para comprar un bien. Si antes costaba 100 euros un billete de Madrid a Londres, pues supongamos que ahora lo que cuesta es 125 euros el ir de barajas a Stansted o Gatwick porque por ese precio yo creo que solo se va en low cost, en Isillet o Ryanair generalmente. Bien, y si ese fenómeno se produce no solo en los billetes de avión a Londres sino en más bienes, entonces lo que estaríamos hablando es de una subida de los precios generalizada, de una inflación, que es lo mismo que decir una pérdida de valor del dinero que manejamos. ¿Por qué? Porque si los bienes cuestan más caros quiere decir que el dinero vale menos. Las cosas por un lado o por el contrario. Si tengo... Si tengo que dar más dinero para comprar un billete en Madrid y Londres quiere decir que ese dinero vale menos. Por lo tanto, es pertinente preguntarse a continuación, bueno, ¿y de qué depende el valor del dinero? Pues como todo, en economía o casi todo, fundamentalmente de dos variables que son la oferta de dinero y la demanda de dinero. Puesto que al fin el dinero se transacciona en un mercado que es parecido a todos los mercados. Digo parecido porque tiene algunos rasgos atípicos. Pero en lo sustancial funciona como todos los mercados. Por una parte tiene una oferta que este quizás es el rasgo más distinto del mercado de dinero. Una oferta de dinero que es vertical en los modelos con los que trabajamos. Una oferta de dinero que vamos a considerar en términos reales, por lo tanto hablamos de ella como M mayúscula partido por P, o sea, oferta de dinero nominal partido por el nivel de precios. ¿Por qué? Las variables que tenemos en los ejes son las habituales en cualquier mercado, en cualquier modelo de oferta-demanda. O sea, por una parte tenemos en el eje de ordenadas el precio, lo que pasa es que sabemos que el precio del dinero es el tipo de interés en el sentido de coste de oportunidad en el que incurro por tener el dinero en casa y no generando rentabilidad en una inversión. O bien el tipo de interés que tengo que pagar por acceder a un préstamo. Y en el eje de ofertas tendríamos la cantidad, lo que pasa que digamos que aquí es menos relevante y por lo tanto nos vamos a fijar menos en ello. Bien, y esta oferta de dinero es vertical, es independiente del tipo de interés porque los modelos con los que trabajamos suponemos que es exógena, o sea, que está fijada por el banco central y que por lo tanto no responde a variaciones en el precio como puede suceder en otros mercados. Vamos ahora a ver la demanda. La demanda de dinero sí que es como todas las demandas, o sea, es una función decreciente respecto al precio, respecto al tipo de interés, pero consideramos que tiene dos elementos. Por una parte depende de la renta y por otra depende del tipo de interés. Y siguiendo la anotación de Romer para hacer las cosas más asequibles, vamos a llamar L de Y. A la parte de la demanda de dinero que depende de la renta y L, función de Y latina, a la parte de la demanda de dinero que depende del tipo de interés. La relación entre la demanda de dinero y la renta es positiva, o sea, la derivada parcial de la función de demanda con respecto a la renta es positiva. Ambas variables se mueven en la misma dirección porque si una persona tiene más renta quiere decir que tendrá que hacer más transacciones y que normalmente esas transacciones, serán por un importe más elevado. Una persona con un sueldo más alto va a restaurantes más caros, realiza más viajes, generalmente no en low cost sino en líneas más caras, viaja en business y utiliza coches que consumen bastante gasolina y además gasolina de la de 98 octanos. Sin embargo, un estudiante de instituto, de primera de carrera, que dispone de una renta menor, normalmente tendrá transacciones también menores, pues no viajará tanto, si lo hace lo hará en low cost o en autobús, no tendrá coches sino que irá en transporte público, pues no saldrá a cenar a restaurantes caros sino que lo hará en un McDonald's, etc. Por lo tanto, la necesidad de dinero líquido que esta persona tiene será menor puesto que tiene una renta menor. Y en cuanto a ver la relación con el tipo de interés, pues, es como en todas las demandas, una relación inversa, o sea, a más tipo de interés menos demanda de dinero. ¿Por qué? Porque si el tipo de interés es mayor, esto quiere decir que si yo demando... más dinero, es decir, si lo mantengo en saldos líquidos, ya sea en mi bolsillo, en el colchón o en un agujero en mi jardín, si el tipo de interés es más alto, quiere decir que estoy incurriendo en un costo de oportunidad más alto, estoy dejando de percibir una rentabilidad más elevada y por lo tanto tenderé a demandar menos dinero en esta situación. O sea, si el tipo de interés está al 15%, pues tendré poquito dinero líquido, intentaré tener casi todo colocado en activos financieros, por lo tanto la cantidad demandada será menor. Sin embargo, en un rango como este, si el tipo de interés está a niveles del 2-3%, pues entonces realmente el costo de oportunidad de tener el dinero en saldos líquidos, ya digo, en el bolsillo o en el jardín de mi casa es mucho más pequeño y por lo tanto demandaré más dinero. Ojo, porque aquí se produce... Muchas veces una confusión que quizá ya en cuarto mapa avanzada se ha superado, pero por si acaso la comento y es la siguiente. La demanda de dinero por motivo especulación o bien la parte de la demanda de dinero que se relaciona con el tipo de interés no es demanda de dinero para especular con él. En ese caso estaríamos ante una relación creciente entre la demanda de dinero y el tipo de interés. No, es demanda de dinero líquido precisamente porque no voy a especular. Con él, precisamente porque no voy a invertirlo. Precisamente porque voy a mantenerlo como saldos líquidos ya que me es más cómodo tenerlo en casa que tenerlo invertido en una serie de activos que implica que cada vez que lo necesite pues tengo que estar subiendo a la institución financiera correspondiente o llamando a mi gestor de fondos para que lo convierta en líquido. Bien, como en todos los mercados también se produce en equilibrio. Como decía, la cantidad es poco relevante, pero lo que nos interesa es el tipo de interés. Por cierto, estamos hablando de tipo de interés nominal y el tipo de interés al que se produce el equilibrio entre la demanda y la oferta es lo que vamos a llamar I estrella. Analíticamente, lo que estamos diciendo es que en virtud de la ecuación 1 podemos expresar el equilibrio en el mercado de dinero como esta ecuación, o sea, la oferta de dinero en términos reales será igual a la demanda de dinero que depende de la demanda de dinero. Dependerá por una parte de la renta y por otra parte del tipo de interés. Si a partir de aquí despejamos el nivel de precios, obtendremos que el nivel de precios es el cociente entre La oferta de dinero, por una parte, y la demanda de dinero, que depende de estas dos variables, como hemos visto. Esta formulación es útil, la utiliza Romer, porque nos ayuda de un modo bastante intuitivo a pensar en las posibles causas de la inflación. Sabemos que la inflación es el aumento del nivel de precios, o sea, sería el aumento en el primer miembro de la ecuación. ¿Por qué se puede producir? Bien, pues básicamente por dos razones. O bien porque aumenta el numerador, o sea, porque aumenta la oferta de dinero, o bien porque disminuye el denominador. Bien, pues vamos a ver cada una de estas cuestiones en detalle. Primero, los precios pueden aumentar porque aumenta la oferta de dinero en términos nominales. Sería esta primera raza. Si el banco central o el gobierno, en caso de que no haya un banco central independiente, da la orden de que se emita dinero, de que se dé a la máquina de los billetes, y se aumenta la oferta monetaria en términos nominales, entonces lo que veremos es un aumento del nivel de precios. Bien, ¿qué pasa si disminuye el denominador? Si disminuye el denominador, también aumenta el cociente, con lo cual debemos fijarnos también en este aspecto. En particular, si disminuye la renta, disminuye esa parte de la demanda de dinero vinculada a la renta, que es lo que Keynes llamaba demanda de dinero por motivos. Y si disminuye la demanda de dinero, quiere decirse que el denominador de la ecuación será más pequeño y que, por lo tanto, el cociente será mayor. Por lo tanto, una bajada de renta disminuirá la demanda de dinero y llevará a un aumento en el nivel de precios o la inflación. Por otra parte, si varía el tipo de interés, pero esta vez si aumenta el tipo de interés, veremos una disminución de la demanda de dinero, esa parte asociada al tipo de interés, en este caso la relación es inversa, y nuevamente si disminuye el denominador de la ecuación, lo que tendremos es un aumento en el cociente, por lo tanto, un aumento en los precios. Finalmente, si cambian no solo los argumentos de esta función griega e ilatina, sino la propia forma funcional, que de momento no hemos visto de forma explícita, ni veremos en esta sesión tampoco de forma explícita, que es demasiado avanzado para este curso, pero si por cualquier razón cambiara la demanda de dinero, de manera que los agentes necesitarán menos dinero líquido por avances en el sistema financiero, por el motivo que fuera, también veríamos un aumento del cociente y, por lo tanto, una inflación. O sea que tenemos cuatro posibles candidatos para explicar la subida de precios. Aumento de la oferta monetaria en términos nominales, disminución de la renta, aumento del tipo de interés y variaciones en la demanda de dinero que llevan a los agentes a demandar menos dinero, etcétera, y exparidos. De estas cuatro razones, ¿cuál es la más plausible? ¿Cuál es la que con más frecuencia explica la inflación? Bueno, sin duda la primera. Como decía Friedman, la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario. Bueno, quizá he exagerado un poco y él siempre se puede matizar y quizá el 90% de las veces la inflación es un fenómeno monetario y hay un 10% de veces en que no lo es. Pero sí que es verdad que las inflaciones largas y sostenibles son muy importantes. Las inflaciones sostenidas siempre van asociadas a un aumento en la oferta monetaria. Es cierto que también los otros factores podrían influir. Hemos visto teóricamente que tendría sentido. Sin embargo, empíricamente no se ha visto que puedan causar estas inflaciones tan largas. Primero porque una reducción de la renta durante mucho tiempo… Pues no se suele dar. En segundo lugar porque las variaciones que observamos en los tipos de interés son pequeñas. No explicarían las grandes oscilaciones que sin embargo vemos en el nivel de precios. Y porque por otra parte tampoco vemos grandes alteraciones en la demanda de dinero. Aunque también hay que decir que este es un tema que no se conoce demasiado bien por los economistas y que bueno, por lo tanto aquí pues también tendríamos que ir un poquito de puntillas. Pero en fin, en general sí que… Podemos concluir que en general la demanda de dinero es bastante estable. Sin embargo, sí que vemos que la oferta de dinero varía considerablemente en el tiempo. De manera que es un candidato más verosímil para explicar esas variaciones en la inflación. Vamos a hacer un inciso porque quizá alguno de ustedes recuerda que vio en algún momento anterior de la macroeconomía… Esa es la posible explicación de la inflación, que es la inflación de costes. Gracias. que se producirían no por un desplazamiento de la demanda agregada, sino por un desplazamiento de la oferta agregada, en este caso no a la derecha, sino a la izquierda. El ejemplo clásico es la subida de los precios del petróleo que tuvo lugar en los años 70, tanto en el 74 como en el 79, y que produjo este tipo de fenómeno. O sea, un desplazamiento de la oferta agregada a la izquierda y una situación de menor renta y más inflación. O sea, la suma de todos los males, podríamos decir, ¿no? Y, de hecho, a esta situación nada positiva se le llama estamplación. La unión de dos efectos adversos, por una parte estancamiento y por otra parte inflación. Bien, es cierto que esto se puede producir y, como digo, de hecho se produjo en los años 70. Lo que pasa es que este tipo de inflación suele durar menos. E históricamente las que hemos visto de este estilo duran menos, primero porque los bancos centrales suelen ser rápidos en su detección y en su cura, en su tratamiento. Y, en segundo lugar, porque, en definitiva, este tipo de movimientos, para que se perpetúen en el tiempo, necesitan una espiral precios-salarios. O sea, los aumentos en los costes. También generen un aumento en los salarios, que a su vez generen más aumentos en los costes, aumentos en los salarios, etcétera. Y esto no se puede mantener de muy indefinido porque no tendría sentido en una economía estar subiendo salarios todo el tiempo mientras que el país se va empobreciendo. Llegaría un momento en que la gente no podría comprar nada, por lo tanto, ¿de qué sirve subir los salarios? De nada. O sea, económicamente no tendría sentido. O sea, desde el punto de vista teórico sí que se podría justificar, pero en la práctica, pues una inflación de costes, como digo, un año o dos años, pero no ser un fenómeno persistente en el tiempo. Bien. Por lo tanto, como vemos, la inflación es un fenómeno monetario, como decía Friedman. Y si acudimos a la historia para fundamentar esta afirmación, pues vemos que efectivamente hay datos para probar que esto parece ser cierto. Tenemos aquí un cuadro que nos muestra unas... Una serie de hiperinflaciones que se dieron en países de Europa a raíz de las dos guerras mundiales, en la primera parte del siglo XX. Y vemos como la relación entre inflación media mensual... Y crecimiento mensual medio de la oferta de dinero es bastante estrecha. Sé que los números son aberrantes, o sea, tener una inflación media mensual del 47% es tener una inflación anual de más del 500%, pero es que estas hiperinflaciones fueron así de virulentas. La peor, fíjense, el caso de Hungría tras la Segunda Guerra Mundial, que casi tuvo una inflación del 20.000% al mes y que a su vez sucedió un crecimiento de oferta monetaria del 12.000% al mes. Bien, estas son hiperinflaciones que han ocurrido, como digo, vinculadas a las dos guerras mundiales y quizá la más famosa, de la que más se habla. Es la hiperinflación alemana de los años 20, 22, 23, durante la época de la República de Weimar. Esta inflación muchos la atribuyen al hecho de que Alemania, una vez que perdió la Primera Guerra Mundial, tuvo que firmar la paz en el Tratado de Versalles, se vio sometida a un requerimiento de suministro. Tenía que hacer unas reparaciones de guerra que estaban muy por encima de sus posibilidades. O sea, que los vencedores de la guerra, los aliados, exigieron a Alemania que pagara una cantidad de dinero que Alemania no pudo afrontar. Por cierto, que Keynes asistió a esa conferencia en calidad de asesor de la delegación británica y ya él se dio cuenta en aquel momento que las condiciones que se estaban exigiendo a Alemania eran draconianas y que aquello no iba a acabar bien. Y de hecho escribió un pequeño libro llamado Las consecuencias económicas de la paz, en la cual pronosticaba que estas reparaciones iban a llevar a Alemania a una hiperinflación como ocurrió, efectivamente. Y así fue. Alemania, al verse obligada a pagar tantísimo dinero a los aliados, pues en un momento dado tuvo que hacerlo vía simplemente monetización, o sea, emisión de billetes. Y la... El ritmo de emisión de billetes alcanzó tal proporción, tal velocidad, que se llegó a una inflación media mensual del 300%. Y ahí viene esa famosa frase de que íbamos a comprar cosas... con el dinero en carritos y volvíamos con los bienes en los bolsillos, porque el dinero no valía nada. Pero las hiperinflaciones no han sido cosas solo de la primera mitad del siglo XX, hemos visto también hiperinflaciones en la segunda mitad y también vinculadas, en este caso no a berras, que afortunadamente no las ha habido, sino a políticas fiscales expansivas que han dado lugar a monetizaciones, o sea, aumentos de la oferta de dinero. Bueno, un caso muy llamativo es el de Bolivia, que tuvo una inflación del 2.000% anual en el 84 y de 8.000 en el 85, o Argentina en el 64, un 700%, Rusia en el 93, un 840% y Venezuela, hace poco, el año pasado, no llegó a esas cifras, pero también tuvo una hiperinflación, una inflación de tres dígitos, 180%, en este caso porque la empresa pública, que gestiona la extracción del petróleo, pues se encontró en una situación financiera pésima, bueno, por una parte por mala gestión y falta de eficiencia y por otra, por la caída de los precios del petróleo, el gobierno salió en su rescate emitiendo dinero y esto desembocó en una hiperinflación del 180%. O sea, que como vemos, las hiperinflaciones no son cosas de la época medieval, sino que son fenómenos que se siguen dando. Nuestro mundo, lo que pasa es que sí que es verdad que ya, generalmente en países desarrollados, no ocurren. Bien, si extendemos nuestro análisis y vemos lo que ha pasado en una muestra más amplia de países, en el caso del gráfico que estamos viendo, 103, pues vemos que sí que existe una relación creciente, positiva, entre crecimiento de la oferta monetaria en el eje de afisas e inflación en el eje de ordenadas. Vemos que la nube de puntos permitiría un ajuste de una función con pendiente positiva. O sea, la correlación entre estas variables es positiva. En otras palabras, aquellos países que han hecho crecer más a la oferta monetaria han tenido una tasa de inflación mayor. De manera que efectivamente, bueno, pues como digo, todo parece dar la razón a ese argumento de Friedman de que la inflación es fundamentalmente un fenómeno monetario. Bien. Una vez desentrañado en alguna medida el tema de la inflación, que sí porque se produce, vamos a pasar ya al tercer punto que sería la política monetaria y la relación entre oferta de dinero y tipos de interés. Entonces aquí me he permitido no seguir exactamente el Romer porque me parece que algunas cosas no las explica de un modo absolutamente claro, por lo menos a mí me lo parece. Entonces he cogido otro libro en concreto, un manual de Blanchard de macroeconomía, más sencillito que el Romer pero donde esto me parece que está bien tratado. En mi caso he cogido una segunda edición del manual de macroeconomía editado por Pearson en el año 2000. Bien, y para ver el efecto que la política monetaria puede ejercer sobre la economía vamos a partir, como es habitual, de una serie de supuestos. En primer lugar, que los precios en el corto plazo tardan en ajustarse, es supuesto bastante lógico y verosímil en las economías que funcionan correctamente. En segundo lugar, supondremos que partimos de un nivel de renta real... ...y griega y de tipo de interés real R estrella, que son los niveles correspondientes a la tasa natural de paro o lo que podríamos llamar pues renta del ANAIDU o tipo de interés del ANAIDU o renta tipo de interés de pleno empleo, pues con la terminología que ustedes prefieran, donde R es el tipo de interés real. Bueno, hasta ahora hemos hablado de tipos de interés nominales pero ahora ya introducimos la distinción entre tipo de interés... ...y R es el tipo de interés nominal y real, y la I latina es el tipo de interés nominal y R es el tipo de interés real. Bien, y aquí estamos hablando también de renta real. Disculpen esta I que ha salido en mayúsculas porque se ha puesto automáticamente como mayúscula pero sería renta real. El tercero de los supuestos es que la inflación esperada coincide con la real. En cuarto lugar, suponemos que en este país hay un banco... ...banco central que hace que la oferta monetaria crezca a la misma tasa que el nivel de precios, de manera que la oferta de dinero en términos reales es constante. Y en quinto lugar, la relación entre tipos nominales y reales la podemos expresar según la ecuación 3, es lo que se denomina ecuación de Fisher. O sea, el tipo de interés nominal puede expresarse como la suma del tipo de interés real, R, más la inflación esperada, que vamos a denominar I sub E. De manera que, si el tipo de interés real en una economía es del 3% y la inflación que esperan los agentes de un 2%, entonces el tipo de interés nominal será del 5%. ¿Qué ocurre en esta economía si en un momento dado, por ejemplo, T sub 0, aumenta la oferta monetaria? Bien, pues hemos dicho que los precios son rígidos en el corto plazo, de manera que esos precios no aumentarían. Por lo tanto, la oferta monetaria en términos reales, el cociente mercantil, partido por P, aumentará, puesto que M aumenta y, sin embargo, P se queda igual. Por otra parte, sabemos que una expansión monetaria lleva a una bajada en el tipo de interés nominal, puesto que, de momento, las expectativas de inflación no tienen por qué alterarse, ya que no suben los precios en esta ecuación. Entonces, ese término no valería. Por lo tanto, si el tipo de interés real baja el tipo de interés nominal, el tipo de interés nominal también baja y, finalmente, aumenta la renta. O sea, tendríamos el análisis que hemos visto usualmente sobre los efectos de la política monetaria. O sea, un aumento de la oferta monetaria en el corto plazo lo que hace es que produce efectos expansivos en la producción y en el empleo vía bajadas del tipo de interés tanto nominal como real. Ahora bien, esta conclusión se puede mantener. ¿En el largo plazo? Bueno, pues esto es lo que nos vamos a preguntar. Supongamos que esta situación se mantiene durante un plazo de tiempo considerable. O sea, el Banco Central o el Gobierno continúa emitiendo dinero durante bastante tiempo. Bien, pues entonces, lo que veríamos es que la renta vuelve a la situación inicial. O sea, esa expansión en la renta habrá sido solamente transitoria. Y que el tipo de interés real vuelve también a la situación inicial. Y ambos aspectos están vinculados. Recordemos aquí lo que hemos visto en los capítulos sobre el crecimiento. Sabemos que hay crecimiento de la renta. a largo plazo cuando varían una serie de factores como son, por ejemplo, el capital humano o el gasto público o el progreso tecnológico o la tasa de crecimiento de la población. Pero en los modelos de crecimiento nunca se habla de que una expansión monetaria produce crecimiento a largo plazo porque es falso y, de hecho, en los modelos de crecimiento realmente no se considera el dinero explícitamente porque sería superfluo. Bien, pues esto es más o menos lo que estamos diciendo aquí. O sea, a medio plazo el dinero no tiene capacidad de sostener una expansión mantenida en el tiempo de la renta puesto que no altera la capacidad productiva de la economía. Dicho de otro modo, desplazaría la demanda agregada, sí, pero no aumenta la capacidad productiva que estaría dado por la oferta agregada. O sea, la capacidad... La capacidad de la economía de combinar recursos para producir renta, que es lo que nos recoge la oferta agregada, pues por mucho dinero que se emita, si no hay una serie de reformas estructurales o un aumento de la eficiencia o un shock tecnológico positivo, etcétera, eso no varía. Por lo tanto, la renta no va a pasar de su situación de pleno empleo o de tasa natural. Bien, y puesto que la función de producción no varía, la derivada de la función de producción con respecto al capital, que en equilibrio debe ser el tipo de interés real, tampoco va a variar. De manera que a medio y largo plazo veremos cómo el tipo de interés real vuelve a la situación inicial. Con respecto a la inflación, si esta situación se prolonga en el tiempo, veremos que la inflación acaba coincidiendo con la tasa de crecimiento de la oferta monetaria. ¿Por qué? Bueno, eso se puede explicar de varias maneras, pero yo creo que la manera mejor de entenderla es... recurrir a la teoría cuantitativa del dinero, que yo creo que ustedes han visto probablemente en introducción a la macro, que es esta ecuación que nos relaciona por una parte la cantidad de dinero en el primer miembro y por otra parte la parte real de la economía en el segundo. Bueno, lo que viene a decir es que la oferta monetaria en términos nominales por la velocidad de circulación del dinero V tiene que ser igual al producto del nivel de precios por la renta real, que no es más que decir que el valor del... el PIB que se produce en un país en un año tiene que ser igual al valor de la oferta monetaria que existe en circulación para financiarlo, suponiendo que la velocidad de circulación sea 1. Bien, bueno, esta ecuación se puede discutir sobre si es una tautología o no, si nos está diciendo algo evidente, pero bajo determinadas hipótesis no es una tautología, sino que es una ecuación que explica el funcionamiento de una parte de la economía y que, como digo, nos va a ayudar a entender este punto. Lo que vamos a hacer es ver qué pasa si analizamos la dinámica de esta ecuación en el tiempo, para lo cual tomamos logaritmos y diferenciamos con respecto al tiempo y lo que tendríamos es, primero, que logaritmo de M más logaritmo de V es igual a logaritmo de D más logaritmo de Y. Si diferenciamos con respecto al tiempo, lo que tendremos es que la variación de la oferta de dinero en el tiempo, en términos porcentuales, la podemos llamar M punto partido por M o incremento de M partido por M, eso es como queramos, pero en fin, será la tasa de crecimiento de M va a ser igual a la tasa de crecimiento de los precios, P punto partido por P más la tasa de crecimiento de la renta y punto partido por Y. ¿Por qué? Porque la velocidad del dinero se suele considerar que es constante o por lo menos estable, o sea, no varía en el tiempo de manera que su diferencial con respecto. Si diferenciamos con respecto al tiempo, su tasa de crecimiento va a ser cero. En resumen, lo que esta ecuación nos permite ver es que, efectivamente, el crecimiento de la oferta monetaria se puede obtener como, puede calcular como la suma de la inflación más el crecimiento del PIB real. Si estamos en una situación en la cual el PIB ya no puede crecer porque estamos en la situación de pleno empleo y, como digo, no hay factores que faciliten un crecimiento, es porque no aumenta la tecnología o la eficiencia o no hay reformas estructurales o no se reestructura el sistema productivo. Si el PIB ya no puede crecer más y, por tanto, su tasa de crecimiento es cero, lo que nos queda es que todos los incrementos de la oferta de dinero se trasladarán inmediatamente a variaciones en el nivel de precio. O sea, un aumento de la oferta monetaria del 5% anual dará lugar a un incremento de la inflación del 5% anual. Y si aquí las cifras se disparan y hablamos. Un 15% anual, pues veremos una inflación del 15% anual, que es precisamente lo que veíamos en esas transparencias que nos describían el comportamiento de las hiperinflaciones tanto en la primera mitad como en la segunda mitad del siglo XX. Bien, una vez entendido ya este punto y vamos por aquí, recuerden, ya hemos visto por qué la inflación coincide con la tasa de crecimiento de la oferta monetaria, entonces podemos dar un paso más en el razonamiento y saber cuál va a ser el tipo de interés. Bien, pues el tipo de interés es, el nominal es el real más la inflación y ahora ya estamos en una situación de varios años de inflación, por lo tanto los agentes introducen la inflación en sus expectativas y esperan que se siga produciendo una inflación cada año, por ejemplo, de lo que ha sido el año anterior. Entonces lo que tendremos es que el tipo de interés nominal será la suma del tipo de interés. El tipo de interés real que ha crecido más la inflación que también ha crecido, de manera que veremos cómo una expansión monetaria a largo plazo aumenta el tipo de interés nominal. Resumiendo entonces los efectos de una política monetaria expansiva, de un aumento de la oferta monetaria en el medio plazo, lo que podemos decir es que si bien a corto plazo una expansión monetaria puede producir inversiones, impacto en la renta y en el empleo, a largo plazo, a medio plazo incluso, ese efecto desaparece, de manera que la renta y empleo vuelven a niveles de la tasa natural, el tipo de interés real vuelve al nivel de la tasa natural, se genera inflación y aumenta el tipo de interés nominal. Eso es lo que se denomina el efecto Fisher, es decir, la oferta monetaria ha tenido efecto sobre las variables nominales de la economía, la inflación y el tipo de interés, pero no sobre las variables reales. Que a medio plazo siguen en el nivel de la tasa natural. Visto esquemáticamente, en este gráfico donde tenemos tiempo en el eje de abscisas y tipos de interés en el eje de ordenadas, lo que hemos descrito se podría dibujar en este gráfico como una expansión monetaria en T, que conlleva una bajada del tipo de interés real, que sería esta primera línea. Al principio baja hasta que llega un momento en que empieza a subir hasta su nivel de tipo de interés real, que lo alcanza a medio plazo. Y algo semejante ocurre con el tipo de interés nominal. Primero baja, mientras dura los efectos de la expansión monetaria, pero en el momento en que las expectativas de los agentes se introducen ya en la ecuación de los tipos de interés vía efectos Fisher, vemos cómo el tipo de interés empieza a crecer hasta llegar a un nivel cuya diferencia con el tipo de interés real será precisamente la tasa de inflación. O sea, si la inflación es del 10% como en este ejemplo, pues el tipo de interés nominal será el valor del tipo de interés real más ese 10% de inflación que incorporan los agentes en sus expectativas. Conclusión, cuando los precios no son totalmente flexibles. Los aumentos en la aportación monetaria pueden generar efectos expansionistas en el dado real de la economía, o sea, aumentar la renta, pero a largo plazo lo único que conseguimos es modificar las variables nominales. O sea, más inflación y más tipo de interés nominal, pero sin que haya efectos en las variables reales. En conclusión, como de alguna manera ya habíamos visto en otros cursos de macroeconomía, la política monetaria puede influir en el output a corto plazo, pero medio-largo plazo son necesarias otras medidas de otro tipo para continuar expansionando la economía. Por eso no tiene mucho sentido seguir diciéndole al gobernador del Banco Central Europeo, a Draghi, que continúe con una política de tipos bajos indefinidamente, puesto que esta política en algún momento se agotará. O sea, tendrá capacidad de expansionar la renta. Por lo menos de no producir recesiones durante un tiempo, pero llegará un momento en que será necesario otro tipo de políticas para producir efectos sobre la renta. Pues reformas estructurales, expansiones fiscales, etcétera. Y por eso también ya empezamos a ver subidas de tipos en algunos países que se dan cuenta de que las políticas monetarias expansivas no se pueden mantener indefinidamente por este coste inflacionario que pueden tener. Entonces, hablando de que el próximo... 13-14 de diciembre lo más probable es que la Reserva Federal aumente los tipos de interés. ¿Cuándo llegará esa subida de tipo de interés en Europa? Bueno, no lo sabemos. La situación en Europa es más delicada. Como sabemos, por muchas razones, una de ellas, por ejemplo, el Brexit, que está generando gran inestabilidad en los mercados. Pero, en todo caso, lo que sí que está claro es que una política de tipos tan bajos como la actual no puede seguir indefinidamente porque los costes a medio plazo en términos de inflación y de subida de los tipos de interés nominales va a ser muy alta. Bien, pasamos ya entonces al cuarto apartado de la presentación, que es hablar de la política de reglas. Y para situar el tema quiero hacer una pequeña introducción. Una pequeña introducción que nos ayude también a encajar esta cuestión dentro de unos parámetros. ¿Por qué la política de reglas? Bueno, pues para entender eso tenemos que dar un paso atrás y hacer quizá un planteamiento más amplio sobre la política económica. Y lo que vamos a hacer es distinguir de modo sintético lo que por una parte podemos llamar concepción keynesiana tradicional, o sea, la que prevalecía entre los economistas. ¿Qué es la concepción keynesiana tradicional? Hasta los años 60-70 y la concepción alternativa fundamentalmente desarrollada por Friedman y otros economistas como Lucas, Phelps, etc. Bien, como digo, es una visión un tanto sintética, pero bueno, lo que pretendo es simplemente fijar una serie de ideas. En la concepción keynesiana tradicional suponemos que la gente que lleva a cabo la política económica es benévolo, o sea, lo que busca es el bien común. Por otra parte, que tiene toda la información necesaria para... Para alcanzar ese bien común, o sea, conoce muy bien el funcionamiento de la economía, el efecto de las perturbaciones, los modelos subyacentes, etc. Prácticamente no hay incertidumbre y por otra parte el público es pasivo, o sea, no reacciona a los cambios en la política económica. A su vez, esta serie de supuestos tiene una serie de implicaciones y es que diseñar y ejecutar la política económica es relativamente sencillo bajo estas condiciones porque significa... Pues determinar cuánto hay que cambiar los instrumentos. Y esto se puede hacer, además, de forma discrecional. O sea, digamos que no hay por qué limitar la acción de un Gobierno que está bien intencionado y que tiene toda la información necesaria. Puede hacer lo que considere oportuno para estabilizar la economía, ya sea aumentar el gasto público, bajar los impuestos, aumentar la oferta de dinero, etc. En segundo lugar, la política de demanda, ya sea fiscal o monetaria, es eficaz para obtener los resultados previstos. O sea, funciona bien y, finalmente, como consecuencia de la anterior, el Gobierno puede tener un papel muy activo a la hora de estabilizar la economía. ¿Qué pasa? Bueno, lo que pasa es que esta concepción, que era, como digo, la que imperaba entre los economistas y los gobiernos más o menos hasta los años 60-70, en esos años se pone en cuestión, sobre todo con un famoso discurso de Friedman en el año 68 y luego también con las aportaciones de Lucas, que algunas de ellas ya las han visto ustedes en los modelos correspondientes, de los años 70. Y también esquemáticamente, pero para entender las ideas principales, vamos a sintetizar los puntos principales en los que se basa esta concepción alternativa. En primer lugar, ya no vemos al Estado como a un ente boliviano. No vemos lo que busca el bien común, sino que nos hemos dado cuenta de que el Estado, en el fondo, está compuesto por un conjunto de sujetos que lo que buscan es su propio bien particular. Y, en el caso de los políticos, maximizar su utilidad, que viene dada generalmente por dar reelección o por conseguir votos o por el aumento de su capacidad de maniobra o de poder. Aquí, digamos, tenemos que reconocer una aportación muy importante de otro premio Nobel. Quizá menos conocido, pero que ha ayudado a elaborar teorías que explican la interrelación entre economía y política. Es Blue Cannon y sus teorías se llaman teorías del ciclo político, la public choice. Lo que viene a decir es esto, o sea, que los políticos, en el fondo, lo que quieren es maximizar una función de utilidad cuyo argumento fundamental, variable fundamental, suele ser esto. El ser votado, o bien, si uno ya está en el gobierno, pues mantenerse en él el mayor tiempo posible. Y esto a su vez implica que hay medidas que son dolorosas y podrían llevar a una pérdida de votos y que no se toman porque tienen costes políticos. Y también lo contrario, o sea que hay políticas que hacen daño a la economía y sin embargo no se evitan, no se ponen frenos porque tienen un coste político alto y no hay un gobierno que se vea con el capital político suficiente o con la fuerza suficiente para enfadar a sus votantes, podríamos decir, tomando esas medidas. Bien, bueno, esto habría que matizarlo pero como vemos sí que es verdad que nos ofrece intuiciones interesantes de cómo funcionan los gobiernos y los países modernos y la interrelación. Y la interrelación estrecha, como digo, que hay entre la economía y la política. En segundo lugar, y frente a esa visión keynesiana por la cual el gobierno conocía bien el modelo que seguía la economía y el efecto de las perturbaciones, estos economistas son mucho más escépticos, piensan que la incertidumbre es mucho más importante de lo que parecía y que, por tanto, esa incertidumbre impide que el gobierno conozca el modelo que sigue la economía Y también el efecto posible de las perturbaciones o de los distintos episodios que pueden ocurrir. Por otra parte, la política económica actúa con retardos. Sabemos que tarda tiempo en actuar pero tampoco sabemos con exactitud cuánto. Si yo hago una medida hoy, pues sé que el resultado no lo voy a dar mañana, pero es que tampoco sé muy bien cuándo lo voy a ver. Si van a ser seis meses, si va a ser un año, si va a ser año y medio. Y esto quiere decir que a lo mejor cuando reacciono ya es tarde. Y la medida, en lugar de ayudarme... En lugar de ayudar a la economía, lo que hace es agravar el mal. Supongamos que una economía pasa por una crisis, el gobierno de turno tarda en... Suponiendo que el Banco Central no es independiente, pues el gobierno tarda en bajar los tipos de interés y cuando los baja, pues... Bueno, y cuando esa bajada de tipos de interés se transmite a la economía y tiene efectos, pues ha pasado un año o dos años y a lo mejor ya la economía había salido por sí sola. Y ahora la economía está en una recesión, con lo cual lo único que se hace es sobrecalentar la economía y generar más inflación. Por lo tanto, esos retardos, estos lags que existen... Estos desajustes temporales entre el momento en el que se lleva con una política económica y el momento en el que empiezan a surtir efectos también introducen más desconfianza o incertidumbre a la hora de utilizar la política económica. En cuarto lugar, y esta es una gran aportación de Lucas, el público no es pasivo sino que forma expectativas de lo que va a ocurrir de modo racional anticipando muchas veces lo que va a ocurrir utilizando toda la información disponible. Y finalmente los costares pueden caer en la inconsistencia dinámica, tema apasionante pero que no podemos ver hoy. Pero simplemente para que conozcan la intuición lo que quiere decir es que un gobierno que a lo mejor se ha comprometido a hacer algo en el año T, o sea en el año T más uno, no hace ese algo sino que hace lo contrario sin que haya razones de peso que lo aconsejen. Bueno, ¿cómo puede pasar esto? Porque si un gobierno en el año T promete que va a bajar los impuestos y de repente en el año T más uno coge y lo sube, ¿esto no es inconsistente? Pues sí, esto es inconsistente y por eso esta teoría se llama la inconsistencia dinámica. Pero los economistas que han desarrollado esto, fundamentalmente Kidland y Prescott, Prescott también es premio Nobel, pues han explicado que y han documentado cómo esto ocurre en la práctica más de lo que podemos imaginar. Bien, a su vez, ¿qué consecuencias tienen esta serie de supuestos? En primer lugar, la política que se diseña en cada momento puede no ser la más apropiada, pues porque no acertamos ya sea porque conocemos mal lo que está pasando, porque el diagnóstico no es bueno, o bien porque tomamos las medidas oportunas tarde. Porque los efectos tardan en llegar, por la razón que sea, esa política no es eficaz. En segundo lugar, y por lo que respecta a la política de demanda, como sabemos desde el punto de vista de Friedman, Lucas, etc., a largo plazo esa política no va a ser eficaz para aumentar el PIB y el empleo, lo único que va a llevar es al aumento de la inflación. En tercer lugar, este tipo de visión de la política económica desaconseja esa visión discrecional, de darle al Estado... ...de darle al Estado todo el papel para que haga lo que quiera, pues no. Si primero no es benévolo, o sea, no va buscando el bien común, sino el bien particular, y en segundo lugar tampoco posee toda la información disponible por la incertidumbre que existe, bueno, entonces es mejor... Que su papel en la política económica sea más limitado porque si no lo que va a hacer es perjudicar en lugar de ayudar a la economía a sanearse y lo que hay que hacer es, en cambio, permitir que sea el sector privado el que se ajuste y el que asigne los recursos vía el mercado. Y, finalmente, y como corolario a todo esto, dados estas premisas de incertidumbre, de torpeza en el Gobierno para tomar las medidas adecuadas, etc., lo mejor es optar por unas políticas simples que se basen en reglas sencillas y que la gente comprenda. Vamos a profundizar un poco en la cuestión de la incertidumbre. Me parece que es interesante porque, además, lo tenemos muy reciente. Dada la última crisis económica y financiera que hemos visto, ¿por qué hay tanta incertidumbre en la economía? Bueno, por muchas razones. En primer lugar, porque la economía es una ciencia social y, por lo tanto, muchas veces se equivoca porque, al fin y al cabo, lo que está subyaciendo a los efectos económicos son las decisiones de un montón de individuos que, a veces, se pueden prever pero, otras veces, no. Y, claro, es verdad que, a veces, la ley de los grandes números funciona. Y, en media, la gente se comporta como creemos que se va a comportar. Pero, otras veces, hacen cosas que no esperamos. Y, por poner ejemplos recientes, pues, por ejemplo, hace dos meses yo creo que nadie o muy poca gente hubiera apostado por una victoria de Trump en las elecciones norteamericanas y, sin embargo, esa victoria se ha producido. O, hace dos años, nadie hubiera pensado que el pueblo inglés iba a votar masivamente a favor del... Bueno, masivamente no, pero, en fin, que iba a salir el Brexit. Y los votos a favor de abandonar la Unión Europea iban a ser mayores en porcentaje que los votos a favor de quedarse. Eso nadie lo pensaba y, sin embargo, eso ha ocurrido. ¿Por qué? Pues porque, en el fondo, las preferencias de la gente no se conocen del todo bien y porque todo el mundo se equivoca. Incluso también las encuestas más sofisticadas y de última tecnología incurren en... ...en errores a la hora de intentar pronosticar lo que va a ocurrir. De ahí que Marc Blau, un famoso economista, decía que la economía es la más exacta de las ciencias sociales pero la más inexacta de las ciencias naturales. Es una buena definición. En segundo lugar, hay incertidumbre porque los economistas no sabemos lo suficiente. Hombre, hay cosas que ya vamos aprendiendo, pero hay mucho que todavía no sabemos. Y sobre todo lo que ocurre muchas veces es que conocemos correlaciones. O sea, sabemos que hay variables que se mueven en determinadas direcciones conjuntamente. Pues sí, no sé, que los precios del petróleo y los costes de las empresas suelen ir de la mano, crecen en el mismo sentido, etc. Pero lo difícil es averiguar las causalidades. O sea, si el efecto va de A a B o de B a A. Más aún porque muchas veces hay endogeneidad. O sea, como saben, en economía al final todo depende de todo. Unas variables afectan a otras, pero se retroalimentan por el efecto de estas últimas. Y por lo tanto es muy difícil saber qué es antes, si la gallina o el huevo. O sea, saber realmente cuál... ...cuál es la causa última que está produciendo esos efectos. En tercer lugar, aumenta la incertidumbre cuando aparecen cosas que no conocíamos. Por ejemplo, puede ser el desarrollo de China y su inmenso crecimiento en los años... Bueno, sigue siendo muy elevado, pero en fin, fue especialmente llamativo hace una década o dos. Y eso también llevó a los economistas a pensar qué efectos podía tener esto en la economía. Esto aumentaba la incertidumbre. O bien, surgen otra serie de cuestiones a las que no hemos prestado atención, como la ecología, las innovaciones financieras... ...todo esto del mundo del fintech, del bitcoin, que es apasionante pero que tampoco sabemos bien qué impacto va a tener. O por ejemplo, también todo este tema de los avances tecnológicos en el Internet de las Cosas, en el Big Data, en la inteligencia artificial, etc. ...que también está llevando a los economistas a intentar averiguar o pensar qué efecto van a tener en el mercado de trabajo. Y a día de hoy es difícil saberlo con exactitud porque, una vez más, hay tanta incertidumbre que cualquier predicción futura está abocada al fracaso. Y finalmente, la incertidumbre se agrava porque, como decía Lucas, los modelos no son estables. Esto también lo han estudiado ustedes. Los cambios en la política económica alteran los parámetros de los modelos, por lo tanto, un modelo que no servía para saber lo que iba a pasar hace 20 años, pues quizá 20 años más tarde ya no es válido porque esos mismos parámetros han cambiado. Bien, esto respecto al tema que nos ocupa, que es la inflación, ¿qué implicación tiene? Tomar la decisión contraria, etcétera. Y además el público puede agravar la situación por sus expectativas. Lo que hace falta es que la política económica y en concreto la política monetaria la gestione alguien que tenga gran credibilidad y que sea capaz de convencer a los agentes de que realmente se va a tomar en serio, por ejemplo, la lucha contra la inflación. Y aquí del caso clásico que se utiliza para explicar esto es el ejemplo de Ulises. Cuando en la heliada Ulises y su barco, sus marineros, se acercan a esos arrecifes donde estaban las sirenas con esos cánticos tan bellos que embelesaban a los que pasaban por allí y les obligaban o les hacían acercarse y naufragar en los arrecifes que había. Bueno, pues Ulises lo que hace es, con gran astucia, pues se ata al mástil de la embarcación y ordena a toda la tripulación que se ponga tapones de cera en los oídos. ¿Por qué? Para no oír a las sirenas y para no oírle tampoco a él, porque probablemente al oír a las sirenas él también diría vamos a ver a las sirenas, ¿no? Él tampoco sería capaz de resistir esos cantos. Bueno, Homero nos cuenta que eso es lo que hizo Ulises y que efectivamente Ulises oyó los cantos de las sirenas. Él no se tapó los oídos porque en el fondo tenía curiosidad por saber cómo eran y los oyó. Efectivamente le embelesaron y gritó. Que se llevara el barco hacia esa zona, pero como había taponado los oídos de su tripulación, pues no le hicieron caso. O sea, su estratagema sirvió y fueron capaces de sortear el peligro y no estrellarse en aquellos arrecifes. Bueno, esto lo que quiere decir a los efectos prácticos de lo que estamos tratando es que lo que necesitamos es que la autoridad económica se ate al mástil y no sucumba a los cantos de las sirenas que le van a pedir que baje los tipos de interés o que aumente la oferta monetaria, incluso a costa de generar más inflación. Bien, ¿y cómo podemos generar esa credibilidad? Bueno, pues podemos generar esa credibilidad comprometiéndonos a seguir una regla o bien cediendo la política monetaria a alguien que realmente sabemos que tiene una reputación de ser muy inflacionista, como puede ser, por ejemplo, como era el Bundesbank que fue sustituido por el Banco Central Europeo y sí que nos fiamos de que ese banco central va a luchar contra la inflación. O bien optando… O bien optando por lo que ha adoptado muchos países en los últimos años, que es un banco central independiente ajeno a las presiones del Gobierno y que, por lo tanto, está atado a ese mástil de la independencia, de que por mucho que le llame el ministro de Economía a pedirle dinero para pagar las pensiones, para remediar la situación de la petrolera pública o para construir un aeropuerto en el desierto, pues el banco central no le hace ni caso porque está atado a ese mástil. De esta forma, además, estamos cortando este círculo vicioso que sintetiza Friedman muy bien con esta frase y que, bueno, viene a explicar en el fondo por qué tenemos inflación en las economías modernas. Tenemos inflación porque la esperamos y la esperamos porque la hemos tenido. Bueno, de cierto modo es un juego de palabras, pero encierra una gran sabiduría. Lo que está diciendo Friedman es que, en el fondo, la inflación en las economías modernas tiene un alto componente de expectativa. De manera que los precios suben porque sabemos que van a subir. O sea, sería una propiedad que se autocumple. Si yo sé que los años pasados la inflación ha subido un 2%, cuando negocié mi contrato de arrendamiento con mis inquilinos le subiría un 2%, las empresas subirán un 2% los salarios a sus empleados y, finalmente, la economía experimentará una inflación del 2%. O sea, que tenemos inflación porque todo el mundo supone que la va a haber y, a su vez, todo el mundo supone que va a haber inflación porque la ha tenido en el pasado. Y esta retroalimentación pasado-futuro… Entonces, esta progresía que se autocumple es lo que conduce a esa espiral inflacionista que es difícil de frenar, a no ser que consigamos que alguien sea de ese mástil, ya sea por una regla, por una reputación antiinflacionista o por un banco central independiente. Bien. Ahora entendemos entonces un poco mejor el porqué de esta insistencia de Friedman en las reglas. Friedman concluye que entonces lo que hay que hacer es evitar esa discrecionalidad del gobierno en cuanto a libertad de movimientos en la política monetaria y decirle que simplemente intente seguir una regla que sea sencilla, que por lo tanto no esté muy vinculada a los supuestos de partida y que el público… O sea, que no intente torear, entre comillas, al público o engañarle con promesas que no puede cumplir, etcétera, porque eso lo único que va a hacer es generar más inflación. Podríamos hablar de dos maneras de entender estas reglas, bien más rígidas, pues decir, bueno, la oferta monetaria tiene que crecer solo el 3% y ese es el objetivo que nos fijamos y no nos desviamos de ahí. Pase lo que pase. O bien unas reglas de política más activas, más flexibles, que dicen, bueno, bien, la oferta monetaria va a crecer del 3%, pero vamos a permitir unos ajustes en su crecimiento si, por ejemplo, nos encontramos en un momento de un elevado desempleo. Friedman era partidario de las reglas rígidas, en concreto de reglas de crecimiento de la oferta monetaria y eso sí que nos triangulará en la economía. O sea, que fueran… …compatibles con un crecimiento del output, pues, razonable, pero que no se salieran de ahí. Y volviendo una vez más a la ecuación cuantitativa, que nos sirve también para ilustrar este punto, si lo que pensamos es que el PIB real va a crecer un 3% y la inflación ha venido siendo un 2% y las perspectivas indican que va a ser también un 2% para el año que viene, pues entonces lo que tiene que hacer el Gobierno es comprometerse a mantener un crecimiento de la oferta monetaria del 5%. …de la suma del 2% y el 3%. Bueno, digo Gobierno o digo Banco Central. Bien, ¿esto se ha hecho? Pues sí, esto se ha hecho y con cierto éxito. O sea, este tipo de regla monetarista se ha aplicado por el Bundesbank en Alemania y por el Banco de Canadá fundamentalmente en los años, en la mitad de los 70, principios de los 80 y han dado bastante buen resultado para frenar la inflación. De hecho, la inflación estaba a niveles bastante altos en aquella época. Yo todavía recuerdo, pues, tasas del 20% anual en España y tipos de interés, pues, también son el 20%. Y, sin embargo, pues, en estos países, por medio de esta política de regla, se consiguió bajar la inflación. Y el objetivo que se ha fijado en los bancos centrales para, a la hora de terminar el crecimiento esperado, eran, pues, las distintas versiones de la oferta monetaria. Pero versiones sencillas, o sea, la M1, la M2 o la M3. ¿Qué pasa? Bueno, pues, en la práctica se vio que conforme los sistemas financieros se hacían cada vez más sofisticados, las variables que estaban bajo control del banco central, o sea, las definiciones de la oferta monetaria que podían ser controladas por el banco central, como la M1, la M2 o la M3, tenían cada vez menos impacto en la demanda agregada. Porque la gente ya utilizaba muchos instrumentos que estaban fuera, por ejemplo, de la M3. Y viceversa, que las definiciones de la oferta monetaria que sí que hubieran tenido efecto en la demanda agregada, como por ejemplo la M4, era mucho más difícil de controlar por el banco central. Porque ya ahí no era simplemente cuestión de definir un coeficiente de caja para los bancos o de saber cuánta moneda hay que emitir cada año, sino que ya estamos hablando de otra serie de activos financieros. que es mucho más difícil de controlar y que, por tanto, en el fondo hacen que ya estas reglas no se puedan poner en práctica. Entonces, a raíz de estos cambios en la economía, se empezó a pensar que lo ideal sería no tanto seguir reglas sobre la oferta monetaria, sino sobre el tipo de interés. Y esto nos lleva a un capítulo de la política monetaria muy interesante, que es el... Bueno, las llamadas reglas de Taylor. Taylor fue un economista norteamericano, bueno, vive todavía, que en el año 93 intentó caracterizar la política monetaria seguida por el banco central, por la FED, y que, en el año 93, intentó caracterizar la política monetaria seguida por el banco central, por la FED, Entonces, una ecuación bastante sencilla en la cual el tipo de interés nominal era función básicamente de dos aspectos. Por una parte, de las desviaciones de la inflación con respecto al objetivo y de las desviaciones del output con respecto al objetivo. O sea, si la inflación aumentaba más de lo previsto, los tipos de interés subirían y si el output crecía más de lo previsto, los tipos de interés subirían también. Si el crecimiento del output era más lánguido de lo que se esperaba, pues todo lo que hacía la FED era bajar el tipo de interés. Si todo funcionaba como esperado, o sea, la inflación coincidía con el objetivo y el output crecía a lo mismo que también sea. Si todo funcionaba como esperado, o sea, la inflación coincidía con el objetivo y el output crecía a lo mismo que había establecido como objetivo. Entonces, el tipo de interés nominal se mantenía en ese tipo de interés real de equilibrio, el R estrella que hemos visto antes. Bien, la verdad es que a pesar de la sencillez de la regla de Taylor, pues se vio que era una buena representación de la política monetaria que había seguido la FED y Taylor no estimó los parámetros beta y delta, que en el fondo es como la… … importancia que le da el banco central a cada uno de estos dos objetivos, mantenimiento de la inflación y crecimiento del output, sino que él supuso que eran igualmente importantes para la FED, de manera que estableció un coeficiente de 0,5 para cada uno de los dos. Y vio que efectivamente una regla de Taylor de este estilo, una ecuación así con 0,5 para cada uno de estos parámetros, describía razonablemente bien el comportamiento de la Reserva Federal. Bien, esto, pues realmente estos trabajos se han extendido a otros ámbitos y yo he trabajado un poco en esto para la zona euro, intentando aplicar la misma ecuación de Taylor, lo que pasa que, bueno, utilizan una serie de retalos temporales, pero esto es un aspecto económico sin importancia. Y sin suponer a priori valores para los parámetros… … que implican cuáles son las preferencias del banco central respecto a inflación y output, sino estimando beta sub 1 y beta sub 2. Hemos, vamos, hemos… porque esto lo he hecho con otros coautores, hemos estimado el tipo de interés en función de las desviaciones de la inflación respecto a su objetivo. Y las variaciones del output respecto a su objetivo, bueno, a partir de establecer esta ecuación hemos obtenido los valores de beta sub 1 y beta sub 2. Y esto lo hemos hecho para distintos años, pero en concreto ahora vamos a hablar del periodo 99-02. Lo que vimos fue que en la zona euro el banco central daba mucho más importancia a la inflación que al crecimiento, cosa por otra parte lógica porque en el total de Maastricht lo que se establece es eso. O sea, que el banco central está para controlar la inflación y que las expansiones en el output tienen que venir de la mano de otro tipo de políticas que no son competencia del banco central. A nosotros lo que nos salía es que este beta sub 1 era 0.73 y que el output tenía un coeficiente más o menos del 0.16. Bien, posteriormente hemos extendido estos trabajos a otros periodos, hemos incluido otra serie de variables como por ejemplo la variación de los precios de los activos. Y hemos incluido también los precios de los activos inmobiliarios para ver si el banco central las ha tenido en cuenta, que sería esta ecuación donde B sería la variación en los precios de los activos respecto a un valor que tomamos como base. Y lo que hemos obtenido como resultado en una tesis de máster de Carlos Estirado en 2012, que no ha sido publicada. Bueno, lo que hemos obtenido es que el valor de los activos inmobiliarios es de 0.13. Lo que obtuvimos fue, por una parte, unos resultados que coincidían bastante con el trabajo anterior. Es decir, que en el año 99-2002 efectivamente había primado bastante el control de la inflación sobre el crecimiento. De manera que si lo vemos en términos porcentuales, más o menos al banco central le importaba en una escala de 1 a 100 el 90% de la inflación y solo el 10% el crecimiento. Sin embargo, en el periodo... En el periodo ya más, donde ya la crisis económica se había producido, como es lógico también, disminuye la preocupación por la inflación y aumenta la preocupación por el crecimiento. Y entonces ya no estaríamos hablando de una relación 91-8, sino de un 80% para la inflación y casi un 20% para el output. Bien, estas variables son significativas a los niveles normales, los intervalos de confianza. Pero utilizar una econometría. Sin embargo, lo que vimos también es que en los años 2003-2006 la política del Banco Central no siguió una regla de Taylor, no nos salieron significativas estas variables, no supimos muy bien explicar qué es lo que había utilizado el Banco Central Europeo en su diseño de la política monetaria y finalmente vemos que en el último periodo, en 2012, sí que la preocupación por la inflación parece ser significativa. O sea, eso sí tiene sentido, pero obtenemos un signo menos en el crecimiento que no tiene sentido. O sea, que nos parece que el modelo tampoco funciona para la última parte de la crisis financiera. En conclusión, podemos representar por una regla de Taylor dos periodos, dos subperiodos recientes dentro de la política monetaria de la zona euro, que son 1999-2002, 2007-2009, donde el Banco Central da más importancia a la inflación que al crecimiento. Pero esa preocupación por la inflación disminuye un poco en el segundo de los subperiodos y, sin embargo, otros dos subperiodos donde la política monetaria sigue otra serie de parámetros que no hemos sabido identificar, pero que no son desde luego los de la regla de Taylor. Hay una… Bueno, y por lo que respecta a si los activos financieros tenían importancia a la hora de fijar los tipos de interés, no hemos detectado. No hemos sido capaces de detectar. Ninguna relación entre los precios de los activos inmobiliarios y los tipos de interés. O sea, nuestra conclusión es que el Banco Central europeo no ha mirado suficientemente los precios de los activos inmobiliarios a la hora de fijar los tipos de interés. Un ejercicio interesante que se puede hacer a partir de aquí es, una vez que hemos estimado estas ecuaciones, lo que podemos es ver cuándo ha sido el efecto país por país. O sea, sabemos que la política monetaria… La política monetaria se aplica a toda la eurozona, pero también podemos intentar ver cuáles han sido los efectos teniendo en cuenta las circunstancias económicas de cada país. Esto lo hemos hecho estimando esa ecuación, pero ya tomando la inflación y el crecimiento de cada uno de los países de la zona euro, yo con los coeficientes de la regla de Taylor que nos habían salido antes. Y eso es lo que hemos denominado el tipo de interés óptimo y lo hemos distinguido del tipo de interés efectivo, que es el que realmente ha fijado el Banco Central Europeo. Bueno, los resultados son bastante interesantes porque la conclusión que sacamos es que en el periodo previo a la crisis, en 2003-2006, el tipo de interés que fijó el Banco Central, que es la línea morada, fue inferior al que necesitaban todos los países. En los países del norte de Europa y en general aquellos cuyos precios inmobiliarios no subieron del todo, digamos que experimentaban una desviación no del todo grande, de uno o dos puntos porcentuales. O sea, hubieran necesitado un tipo de interés un poquito más alto, pero no mucho más, pues en lugar de un 2, un 3 o un 4%, hubiera sido lo óptimo para ellos. Pero en los países en los cuales la subida de precios inmobiliarios ha sido mucho más alta, como por ejemplo los del sur de Europa, Irlanda, Grecia, o España, también la desviación del tipo óptimo respecto al tipo efectivo ha sido mucho mayor. Es decir, por ejemplo Irlanda, que es la línea azul, donde la burbuja inmobiliaria ha sido muy grande, pues vemos que en algunos momentos hubiera necesitado un 8%, cuando en realidad la economía estaba vigente de un 2,5%. Así cinco puntos de diferencia respecto al óptimo, que es mucho. En el caso de España, pues un poco parecido. Por ejemplo, aquí en 2003, que estaban los tipos en el 2%, pues nosotros hubiéramos necesitado aproximadamente un 6%. O sea, teníamos cuatro puntos para abajo de lo que hubiéramos necesitado. Nuestro argumento es que si el tipo de interés para España hubiera sido el óptimo según la regla de Taylor, o sea, no un 2, sino en este caso un 6%, por ejemplo, pues la economía se hubiera calentado menos, los precios inmobiliarios hubieran subido menos y, por lo tanto, pues digamos que la crisis financiera y económica hubiera sido menos perjudicial para España de lo que finalmente ha sido. Bien. Obviamente la regla de Taylor no es perfecta, tiene algunos problemas. Por ejemplo, ¿qué valores se dan los coeficientes de renta e inflación? ¿Qué valores tomamos como objetivo? ¿Qué valor tomamos como objetivo en esa ecuación? En la cual lo que hacemos es la diferencia de la inflación respecto al objetivo y la diferencia de la renta respecto a su objetivo. ¿Cuáles son esos valores objetivos? Tampoco es evidente a primera vista. Gracias. Otro problema que tiene es si no habría que meter otras variables, nosotros metimos los precios de los activos inmobiliarios pero ahora podrían meterse también otra serie de cuestiones como por ejemplo variables relacionadas con los mercados financieros, con nuevos instrumentos que están apareciendo como el shadow banking, etc. Y finalmente también es difícil identificar si una modificación en el precio de estos nuevos elementos que metemos como los activos inmobiliarios o bien algunos aspectos financieros, si realmente su evolución o su subida de precios es algo normal y que tenemos que aceptar y ya está o si realmente eso nos tiene que alertar porque, estamos ante una situación que es de burbuje y por lo tanto exige tomar medidas componentes. Bien, la regla de Taylor evidentemente tampoco es perfecta y hay mucho más que investigar sobre esta cuestión. Concluimos ya entonces resumiendo las principales ideas que hemos sacado de esta sesión. En primer lugar, que la causa de la inflación es el aumento de la oferta monetaria. En segundo lugar, que la oferta monetaria o una política monetaria expansiva puede ejercerse. En tercer lugar, que la oferta monetaria o una política monetaria expansiva puede ejercer efectos sobre el lado real de la economía a corto plazo, pero a medio plazo simplemente aumenta las variables nominales, tanto renta como tipos nominales sin afectar las variables nominales. O sea, inflación y tipos de interés nominales, pero no a las variables reales. O sea, no altera ni la renta ni el tipo de interés real. Tercero, que por una serie de razones que hemos visto puede ser deseable quitar margen de maniobra. O sea, la autoridad monetaria y optar por una política de reglas o bien por un banco central independiente. En cuarto lugar, hemos visto que si bien en un principio se aceptó la visión de Friedman de la política monetaria de seguir una regla en relación con el crecimiento de la oferta monetaria, en años recientes parece que los bancos centrales, por lo menos algunos, han empezado a considerar más otro tipo de reglas. Basadas en el tipo de interés, como la regla de Taylor. Y finalmente ya simplemente un apunte con respecto al futuro y es que ahora mismo también se están investigando en política monetaria otra serie de aspectos muy interesantes que no nos da tiempo de comentar, pero simplemente para que les suenen cómo es. La política monetaria macroprudencial, o sea, ese aspecto de la política que lleva a hacer que todo el resto del sistema crediticio, los bancos comerciales, tengan los coeficientes de exorbencia adecuados que garanticen que no hay un colapso financiero. Aquí estarían las reglas de Basilea, los test de estrés, etc. Y también una política monetaria que se está poniendo de moda tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido es la forward looking, que consiste en decir abiertamente a los agentes lo que se va a hacer para que no distorsionen la política generando expectativas equivocadas. En el fondo, esto no es más que una versión sofisticada de la intuición de Friedman sobre la política de reglas porque, en el fondo, este tipo de política es… El propio Banco Central se autoimpone una regla, lo que pasa es que no solo se la autoimpone sino que la anuncia con mucha antelación hacia los agentes. Un ejemplo de esto es, por ejemplo, el Reino Unido, que en 2013 anunció el gobernador del Banco Central que no subiría los tipos de interés, que estaban muy bajos, hasta que la tasa de paro estuviera por debajo del 7%. Lo que pasa es que no cumplió su… No cumplió su promesa porque el mercado de trabajo mejoró más rápidamente de lo que pensaba, se llegó a una tasa de paro inferior al 7% antes de lo que él creía, en pocos meses más tarde de su anuncio, y, sin embargo, él no subió los tipos. Y cuando ya más o menos parecía que las condiciones… Bueno, que ya en el Banco de Inglaterra todo el mundo estaba a favor de subir los tipos, pues se produjo el referéndum del Brexit y la consiguiente inestabilidad de la economía inglesa que no… No hace pensar que sea el mejor momento para subir los tipos. Bien, pues muchas gracias a todos por su atención y ahora simplemente quiero dejar aquí mis datos de contacto por si alguno tiene alguna pregunta o desea alguna aclaración para que me la puedan hacer llegar. Mi correo electrónico es el que está aquí puesto, besanchez-robles.es y también podéis encontrarme en Twitter, arroba Blanca Sánchez R1. Pues muchas gracias por vuestra atención y ya digo, todas las dudas que tengáis me las podéis transmitir vía correo electrónico o vía foro. Muchas gracias y hasta otra ocasión.