Muy bien, muy buenas tardes. Pues vamos a empezar la clase de hoy, que es la segunda parte del tema 5. El otro día vimos la primera parte y hoy vamos a hablar sobre Rousseau, vamos a hablar sobre joven llanos y vamos a hablar sobre la educación en la Revolución Francesa. Esto es lo que tenemos para hoy. Bien, pues vamos a situarnos en el libro, como siempre, porque ya sabéis que sigo estrictamente los apartados y las ideas del libro de texto para que luego podáis ir con estas ideas al estudio del libro de texto. Yo muchas veces digo que esto no es un resumen absoluto, sino que es un esquema interpretativo para estudiar de una forma más comprensiva el texto. Estamos en la página 168. Rousseau y la educación natural. Se titula el punto 5-5. Bien, el otro día ya avanzábamos un poco, nos dio tiempo a hablar un poquito de la importancia y de la influencia y también hablamos un poquito sobre el carácter y la personalidad de este pensador, de este filósofo tan curioso. Bueno, pues hoy vamos a hablar sobre sus postulados. Es decir, esa especie... ...de ideas matrices que le sirven o que nos sirven a nosotros para interpretar sus obras. Hemos apuntado cuatro ideas. La primera sería el concepto que tenía de la naturaleza. La naturaleza, para Rousseau, es buena, no está pervertida por el hombre, es buena porque es de origen divino. Ya sabéis que Rousseau, el otro día dijimos que era calvinista, luego se hizo católico, luego volvió al calvinismo y después se hizo teísta. Es decir, el teísmo es una posición filosófica que admite la existencia de un ser sobrenatural que ha creado la naturaleza, que se manifiesta en la naturaleza, pero sin embargo no creen en una religión revelada, no creen en una religión positiva. No son ni católicos, ni luteranos, ni calvinistas, sino que creen... filosóficamente por la razón llegan a esa idea de un ser supremo. Bueno, pues Rousseau creía que la naturaleza era buena porque ese ente supremo lo había creado. Frente a la naturaleza, ¿qué vamos a encontrar? Pues que la sociedad es mala. Y la libertad consiste en seguir los dictámenes de la naturaleza y los dictámenes de una ciudad ideal. Este punto es muy importante porque Rousseau distingue tres clases de educación, tres clases. Que proviene de la naturaleza, es decir, la naturaleza nos educa. Esto se ve muy claramente con refranes populares. El gato escaldado, gato aprendido. Es decir, la propia naturaleza nos va enseñando, nos va educando. De esa situación tan peremptoria del refrán hasta los más sublimes pensamientos que ha despertado la naturaleza en los pueblos. En los poetas, en los filósofos, en los teólogos, etc. Por lo tanto, hay una educación que es la educación de la naturaleza. Que no depende de nosotros. Cuando hablamos de naturaleza hablamos de naturaleza exterior pero también hablamos de la naturaleza interior. El hombre forma parte de la naturaleza. Por lo tanto, hay una educación que también proviene del hombre, de sí mismo. Que proviene de las propias leyes de desarrollo de la mente. Y de la persona humana. Segundo, la que proviene de nosotros. Y esta sí que nosotros podemos manejarla. Porque proviene de los hombres. Y la tercera que la podemos manejar parcialmente, depende parcialmente de nosotros. Que es la que proviene de las cosas. Por ejemplo, si ahora trajésemos aquí un aparato y trabajásemos sobre ese aparato. Eso es una cosa. Y eso genera también, es una fuente, una clase de educación. Por lo tanto, tres clases de educación. Bien. Vamos a hablar ahora de los principios de su filosofía. Y hablar de la filosofía, pues primero vamos a hablar antes de entrar en el Emilio. Que es su principal obra pedagógica. Vamos a hablar un poquito de la filosofía. Porque para entender al Emilio hay que leer otras obras filosoficas. Como por ejemplo el discurso sobre el origen de las desigualdades entre los hombres, el contrato social, etc. Vamos a ver alguna idea. Primera idea. Ya lo hemos dicho anteriormente. Todo está bien cuando sale de las manos del creador. Y en esto se apartaba de Voltaire, le dijimos el otro día. Y se apartaba de Hobbes. Estos pensadores, estos filósofos pensaban todo lo contrario de nosotros. La naturaleza es una chapuza. El hombre en estado de naturaleza es un salvaje. Y lo que hay que hacer es domesticar. ¿Cómo se domestica? Con la civilización, con las leyes, con las normas, con la cultura. Por lo tanto, son dos posiciones absolutamente contrarias. La posición de Rousseau que decía el hombre es bueno porque la naturaleza es buena. Todo que sale de las manos del creador, de ese ente superior, es bueno. Y se estropea cuando mete mano el hombre. Cuando el hombre interviene. Bien. Como consecuencia de esto, la segunda idea, ya lo hemos dicho, que tenía una visión negativa de la civilización. Aumentar a miseria del hombre y crear una clase parasita. Luego, desde el punto de vista social y político, defendía el derecho de los pueblos a rebelarse ante la monarquía si la monarquía era injusta. Y lo mismo con la democracia si la democracia estaba dominada por ricos incapaces. Y también defendía el avance de los nacionalismos. Y aquí en este sentido ya no podemos decir que es un ilustrado. Sino que es alguien prerromántico. Porque la ilustración, el pensamiento ilustrado es universalista. La razón nos iguala a todos los hombres por encima de la nación. Bien. Vamos a pasar ahora a los principios educativos. Ya no hablamos de esos principios filosóficos sino principios educativos que se derivan del Emilio. En su obra principal educativa El Emilio o de la educación. La primera idea es que el núcleo, la mejor forma de educar, es la más cercana al niño, que es la familia. ¿El mejor entorno cuál va a ser? Pues el entorno más sencillo, más rural, más apartado de toda la contaminación de la sociedad. Una tercera idea muy importante es que no hay que ver la educación desde el punto de vista de la llegada del hombre, del adulto, de la mujer, del adulto, no. Sino que hay que ver el fin de la educación es el propio niño. Fijaos bien ese cambio. El fin de la educación es el adulto, pensaban antes de Rousseau. Por lo tanto la infancia es una especie de preparación para la adultez. Rousseau le da la vuelta y dice no. Olvídate del adulto. El fin de la educación es este niño en concreto. Hay que ver cómo piensa, cómo siente, cómo se madura este niño. Bien. Consecuencia de ellos es que pone la lupa, la pone en el niño. Y dice que deben ser respetados sus intereses y sus necesidades. La escuela, por lo tanto, fijaros bien, ya no es una preparación para la vida, sino que la escuela es la propia vida. La educación es un proceso que va de dentro hacia fuera, no va de fuera hacia dentro. El eje de la educación no es el maestro, no son los padres, sino que el eje de la educación es el niño, sus intereses, sus necesidades. Y hay que seguir, hemos dicho, los impulsos del niño. Bien. Seguimos. Intenta hacer una síntesis entre obediencia y espontaneidad. Es decir, Rousseau no es como los desescolarizadores posteriores del siglo XX o los libertarios del siglo XX, que piensan que hay que dejar al niño, me estoy acordando ahora de Samer Gil, ¿no? Dejar al niño en absoluta libertad. Si quiere estudiar, estudia. Si no quiere estudiar, no estudie. Si quiere leer, lee. Si no quiere leer, no lee. No. Rousseau ve que hay un equilibrio entre espontaneidad, muy importante, y obediencia. La educación, hemos dicho que debe adaptarse a la infancia. Para ello padres y educadores deben aprender a observar y respetar la naturaleza del niño. La observación es el gran regalo de Rousseau para la educación. Educadores, padres, observad, porque si observáis vais a aprender muchísimo y adaptar vuestras pautas educativas a lo que estéis observando. Por lo tanto, Rousseau no dice, ponte unas gafas teóricas y con ello vete a educar a tu hijo o a tu alumno. No. Observa. Aprende. Y de ahí vas a saber cómo educar. Porque lo que tienes que hacer es seguir ese desarrollo, esos intereses, esas necesidades que tienen. Y el otro día hablábamos de... Hay mucha gente que resume el pensamiento pedagógico de Rousseau en esta frase. La educación negativa. ¿Cuál es la educación positiva? Pues la educación positiva es la que viene de fuera hacia dentro. La que se impone. La educación negativa ¿en qué consiste? En crear una burbuja alrededor del niño para que obre la naturaleza. Para que los propios impulsos, intereses, necesidades del niño puedan tener su espacio. Que no se le agobne. Esta educación negativa, dice Rousseau, que no enseña la verdad. Pero previene los vicios. Y dice que perder el tiempo es algo que nos parece a los adultos. Pero desde el punto de vista, esa pérdida de tiempo para el niño es una ganancia. Bien. Vamos a ver las influencias de Rousseau y algunos detractores. Antes hemos comentado en el comentario del texto, ¿verdad? Influencias. Sobre quién recibió un autor influencias y sobre quién influye. Bueno, pues Rousseau influyó muchísimo en la psicología infantil. En todos los psicólogos. Porque se le considera el precursor de la psicología infantil. ¿Por qué? Lo hemos dicho. Observa al niño. Aprende del niño. Aprende de sus intereses. Aprende de sus necesidades. Aprende de su forma de pensar. Es decir, despliega toda tu capacidad de observación para aprender la psicología del niño. Por eso se le considera el precursor. Influyó en toda la pedagogía posterior. Todos los pedagogos posteriores han leído a Rousseau y beben de las fuentes de Rousseau. No quiere decir eso que lo admitan acríticamente. Luego iremos viendo Pestalozzi, Herbert, etcétera, etcétera. Como son críticos con alguna de las ideas de Rousseau. Bien. Los detractores le reprochaban haber subestimado la función de los maestros. La educación negativa que hemos visto al maestro la dejan un poquito aparte. Y la enseñanza estaba centrada en el maestro. Daban, fijaos bien, daban mucha importancia al sentimiento frente a la razón. Y en este sentido no era un ilustrado. En este sentido era un romántico. La ilustración, la época, la edad de la razón. El romanticismo, la época de los sentimientos. Luego en sus obras de cómo educar a Emilio y cómo educar a la niña. Pues a la mujer siempre la considera de forma subordinada al varón. Es decir, respetaba un poco los prejuicios de la época sobre las funciones, los roles del hombre y la mujer. Y también se le achacaba, los críticos le achacaban que era una concepción individualista de la educación. Es decir, que le faltaba una idea de la educación popular. Se le cogía a un niño, se le educaba al niño, al niño a la niña, se le educaba ahí como una especie de burbuja. Muy bien, pues vamos a entrar a Gaspar Melchor de Jovellanos, representante de la Pedagogía Ilustrada Española. Una ilustración muy sui generis. No es como la ilustración francesa o inglesa o americana, que ya veremos un poco. Vamos a leer quién era este personaje, Jovellanos. Y lo mejor es leer la descripción que hace la profesora María Ángeles Galino. Ha sido un hito dentro de la historia de la educación. Tiene un capitulito sobre Gaspar Melchor de Jovellanos. Con una selección de textos. Y nos describe de la siguiente forma. Gaspar Melchor de Jovellanos y Ramírez era grave, mesurado y correcto. Cultivaba los serenos goces de la amistad. Hacía y devolvía visitas y alimentaba asiduamente una tertulia. Pero sobre todo escribía, escribía muchísimas cartas. Cartas a Arias de Saavedra. Que designaba con el tierno nombre de papá. Cartas al Conde de Caabarrús. Citado en sus diarios con el simple y expresivo epíteto de El Amigo. A Lord Holland, cónsul inglés en Oviedo. A los profesores de su instituto. A los paisanos de América. Al filósofo Jeremich Bentham. A sus amigos literatos de Salamanca, etcétera, etcétera. Un epistolario es... Su epistolario es la misma concisión y transparencia. Tenía arrestos y capacidad para gobernar un estado. Pero vivía feliz, confinado, a favorecer la industria del carbón de piedra en Asturias. Concibió ambiciosos proyectos de reforma sobre diversos aspectos de la vida civil. Pero los exponía, salvo contadas excepciones, por ejemplo su informe a la ley agraria, consumo con medimiento y moderación. Era su estilo. Un término medio. A unos se les antojaba virtud y a otros cautela. Pero siempre equilibrio. Sus proyectos pedagógicos no constituyen excepción alguna en su común proceder. Es Jovellanos, el hombre del siglo XVIII, que más planes de estudio escribió. Que éstos no fueran aceptados por los poderes encargados de darle vigencia no anula el valor de esta observación. Ya veis un poquito cómo era este Jovellanos atemperado, prudente, tranquilo, viendo la posibilidad que había de la mejora y a la vez con una gran tenacidad. Nuestro pintor Goya hizo este retrato que yo creo que refleja muy bien la personalidad. Lo tenéis apoyando una mano de forma melancólica y en la otra mano un libro abierto. Yo creo que esto resume lo que era la vida de Jovellanos. Una serie de ilusiones que se le iban frustrando, como luego veremos, y un gran cariño hacia la cultura, hacia la ciencia, hacia los libros. Muy bien, vamos a ver algunos datos biográficos. Yo le he puesto una vida dedicada al saber y al intento de reformas. Cuando hablábamos de las características de la ilustración decíamos del proyectismo. Jovellanos es un ejemplo de proyectismo. Es decir, la idea de proyectar las ideas para transformar y mejorar la sociedad. Pues esto fue la vida de Jovellanos. Lo tenéis en el libro. Estamos ya en la página 174. Nació en Gijón en 1744, asturiano. En su paso por Sevilla entra en contacto con los movimientos de reforma ilustrados. Conoce a Olavide, un gran ilustrado. Lee a los ilustrados europeos. Vuelve a Madrid. Entra en contacto con la ilustración. Hay diferentes nombramientos de académicos. Es decir, es una persona relevante en el entorno de la corte y de la sociedad madrileña. Y tiene amigos y enemigos. Los amigos le van a favorecer, le van a ayudar y los enemigos van a hacer lo posible por hundirlo. Porque le temen, de alguna forma. Es un hombre, hemos dicho, muy entero, muy amable, con una gran cultura. Pero tenía unas ideas de reforma que no era muy aceptado en muchos lugares. Bien, de su paso por Asturias pues estudia el Principado, las fuentes de riqueza del Principado, las costumbres, la cultura. Y lo que vamos a ver, la gran obra. La gran obra le vamos a dedicar un apartado. La gran obra de Hovellanos que es el Real Instituto de Náutica y Mineralogía de Gijón. Ese es el ojito derecho. Vuelve a Madrid. Es nombrado Ministro de Gracia y Justicia. Se propone diferentes reformas, entre ellos los estudios universitarios, pero se quedan un poco en proyectos. Quiere frenar al Partido Reaccionario. Bueno, es una experiencia breve, difícil y dolorosa. Vuelve a Asturias. Sigue trabajando en sus proyectos y realizaciones. Es desterrado, o sea, le destierra Palma de Mallorca. Una época amarga, triste de aislamiento. Se retira a su Gijón natal, enfermo y decepcionado. Bien, pues esta es la vida de este personaje. Vamos a ver distintos conceptos que aparecen en sus escritos. A lo largo de sus escritos nos van a aparecer el concepto de instrucción y educación, perfección y perfectibilidad, gratuidad, obligatoriedad, universalidad. Bien, pues vamos a ir viendo estos tres conceptos. Instrucción y educación. Bien, Jovellanos los usa como equivalentes en sus escritos. Unas veces habla de instrucción pública, otras de educación pública. Y rompe una idea vigente que separaba una cosa de la otra. La instrucción se refería al Estado, algo que competía al Estado, mientras que la educación era algo de la familia, de la educación privada. Más vinculado a lo que era la urbanidad, un poquito ese tipo de cosas. Para él, la instrucción es la única forma de educar a un pueblo o a un sujeto. Por lo tanto, siempre educación, instrucción, en todos los sentidos siempre iban juntos, no distinguían. Segundo gran concepto, segunda gran idea que aparece en los escritos. La idea de perfección y perfectibilidad. Es importante en la teoría educativa jovellana. En cuanto el hombre es perfectible, es educable. Si no se pudiese perfeccionar, no se podría educar. La educación como camino a la perfección. Esta idea aparece. Y luego tenemos esos tres conceptos, gratuidad, obligatoriedad, universalidad, que son puro desideratum, puro deseo. Tanto en Jovellanos como en la Ilustración. Los ilustrados del XVIII hablaban, por lo menos en la primaria. Gratuidad en la primaria, obligatoriedad en la primaria y universalidad en la primaria. Bien, vamos a hablar de los principios pedagógicos. Primero, la idea de educación popular. En su Memoria sobre Educación Pública plantea esta idea. Frente a una educación eritista, de las élites, de las clases medias acomodadas, de la gente de la corte, etc. Plantea una educación para todos. Al menos, ya lo hemos dicho, hasta primaria. Hay un tímido inicio hacia el laicismo. Jovellanos es un hombre religioso, pero de una religiosidad muy auténtica, muy íntima, muy poco exteriorizado. Y veía que había que separar el mundo de la religión del mundo de la política. No veía bien que estuviese mezclado. Por eso va a ir avanzando hacia un cierto laicismo. Aunque él defiende la educación religiosa de los niños. De hecho, en el Real Instituto de Gijón, como él creó, no se impartía religión. Y los profesores eran laicos. Los enemigos aprovecharon esta circunstancia para achacarle un ateísmo. Tercera característica de sus principios pedagógicos. Tendencia utilitarista. Es decir, la educación debe estar al servicio de la economía y del desarrollo social. Eran ideas reformistas. Es decir, ya no entendía la educación como un adorno, como un cultivo de las humanidades porque sí. Entendía que la educación debería servir, debería ser útil. ¿Para qué? Para las reformas. Para la mejora de la agricultura, de la ganadería, de la industria incipiente, de las relaciones sociales, de la política. Por eso va a creer tremendamente en el poder de la educación para mejorar la sociedad y para mejorar el mundo del bienestar. Bien, luego la formación cívica o política y la religiosa. Propone formación de los niños en estos dos ámbitos. Y en las primeras letras, pues pretendía adiestrar a todos los niños los conocimientos básicos. Formar, como hemos dicho, principios religiosos morales y políticos. Y entendía que de esta forma se podían ya incorporar a la sociedad. Vamos a hablar un poquito de la creación de institutos, escuelas y otros recursos públicos. Bien, proponía la creación, es decir, proponía que muy dificultosamente se llevaba alguno a efecto pero no como de forma generalizada. Institutos que él llamaba de útil enseñanza. Y en todas las ciudades y villas, en cierta consideración, habrá un instituto de estas características. Y proponía crearlo desde cero porque entendía que reformar los institutos y los colegios y seminarios que ya había era imposible. Había que meter la etiqueta y empezar desde las bases y decía vamos a empezar a crear algo nuevo. Y proponía esta idea. Institutos de útil enseñanza. Respecto a las escuelas de primeras letras, me preocupaba muchísimo la formación de los labradores. Que todos los labradores supiesen leer, escribir, contar, todos. En toda pequeña aldea siempre tuviese una mínima posibilidad de organizar una escuela de primeras letras. Porque aquello iba a potenciar y a mejorar la calidad de vida de esos agricultores. Iba a mejorar la agricultura. Utilizaba lo que tenía y decía si tenemos un clero mínimamente formado vamos a aprovechar ese clero de la parroquia para que ve clases para estas escuelas. Pero eso sí, habría que modernizar libros y material didácticos que los consideraban muy anticuados. Una cosa suya, una creación propia, fue las cartillas rústicas o cartillas técnicas. Que era un paso más para formar a los labradores. Una vez formados en estas primeras letras, si tenían contacto con material didáctico, que diríamos hoy, pues se podrían formar en ciencias relacionadas con la agricultura. Y para ello estas cartillas rústicas se tendrían que difundir ampliamente. Luego propuso la creación de dos tipos de escuelas de artes. Artes y oficios siempre iban juntos. Pensaba crear en cada capital de provincia una escuela general para todas las artes y otra especializada por cada arte. Pero serían escuelas de perfeccionamiento, no de aprendizaje. Y luego, lo que hemos dicho, la niña de sus ojos, el Real Instituto de Náutica y Mineralogía de Gijón que vamos a hablar ahora. ¿Por qué fue tan importante? Porque ahí pudo concretar su pensamiento pedagógico. Fue diseñado y creado por jovellanos a su gusto, según sus ideas, según su filosofía pedagógica. Desarrolló su pensamiento pedagógico con libertad y se impartían enseñanzas técnicas. Era un instituto técnico. Respondía, como hemos dicho, a un proyecto reformista más amplio. Pretendía formar a mineros y marinos con el fin de que aplicasen los últimos conocimientos científicos y técnicos y con ellos desarrollar estos recursos económicos tan importantes para las escuelas. ¿Qué contenidos tenían? Matemáticas, física, química, biología... Es decir, ciencias. Y posteriormente, al final, introdujo un poquito de estudios humanísticos porque se dio cuenta de que a una persona educada le faltaba un poquito ese barniz. Pero fijaros bien que dio la vuelta a la idea vigente. La idea vigente era humanidades, letras, leyes, teología y un poquito de matemáticas científicas. Sin embargo, para Jovellanos era al revés. Fue... Jovellanos un referente pedagógico de la ilustración. Llegó a elaborar un pensamiento pedagógico propio basado en lecturas minuciosas de teóricos Locke, Rousseau, Comtarset, Pestarozzi, Cotillard... Junto a otros pensadores ilustrados de la época como era Olavide, que hemos dicho, y Sevilla, Feijó, Campomanes, Cavarrós... Bien, pasamos ya a la pedagogía política de la Revolución Francesa. Muy rápidamente. Y aquí nos vamos a encontrar con lo mismo. Con la idea del proyectismo. Muchos proyectos se llevan a la asamblea y se quedan ahí parados. Vuelta a empezar, vuelta a discutir. Se lleva a la práctica uno de estos principios, muy poquitos, se vuelve otra vez a repensar. Bien, ¿cuál es la situación de la enseñanza antes de la Revolución Francesa de 1789? Pues... muy pobre. En fin, una enseñanza poco bollante, por decir de alguna forma. La expulsión de los jesuitas de Francia deterioró la calidad, sobre todo la calidad de la segunda enseñanza. Estaban centrados los jesuitas en este tipo de enseñanza. Al expulsarlos quedó un poquito huérfano de estos recursos. Los maestros estaban mal pagados, mal formados, tenían que trabajar de lo que sea. El currículo era inadecuado, no respondía a las necesidades de la gente. Abrieron un cahier de doléances, es decir, un cuaderno de quejas, donde se podía escribir las... Como ahora decimos al defensor del pueblo, yo me voy a proponer... Se hacía lo mismo. La gente en este cahier de doléances pedían que la instrucción fuese más realista. Pedían un plan nacional de educación y pedían centros de formación profesional. Porque el pueblo necesitaba formación profesional. Nuevas ideas empiezan a surgir, nuevas ideas políticas y nuevas ideas sobre la educación. Nuevas ideas políticas que defendían el poder del pueblo frente al poder de la oligarquía, de la monarquía, de la realeza... La participación en la política del gobierno y un régimen democrático. Esto es lo que se pedía, esas ideas políticas vehiculadas por los ilustrados. Voltaire, Guideró, D'Alembert, Morusso... Respecto a la educación, planteaban que la educación estuviese en manos del poder civil, porque normalmente estaba en manos de la iglesia. Entendían que la educación debería ser un agente de democracia. Que la democracia se debería aprender en la escuela. Eso que significa que todos deberían ir a la escuela, todos deberían sentarse en las mismas aulas. No habría distinto tipo de escuela para unos o para otros. La escuela debería servir para formar a los ciudadanos, a unos ciudadanos que pudiesen ejercer la ciudadanía. La educación debería planificarse a nivel nacional. Y se deberían editar, como hemos dicho, distintas categorías de ciudadanos. Dar una instrucción adecuada a cada estamento. Cada estamento necesita un tipo de educación y no se puede hacer una educación estándar para todos. Y fijaos bien, una idea muy de la ilustración. La educación debería contribuir a la felicidad del ciudadano y al bienestar del país. Y ya lo hemos dicho, quitar la enseñanza de manos del clero. La revolución francesa fue un cambio. Un cambio en todos estos sentidos. Vamos a ir pasando muy rápido. Hay tres momentos en que la educación nacional va concretando distintas cosas. El primer momento es la Asamblea Nacional Constituyente, 1789. El segundo momento es la Asamblea Legislativa, 1791. Y el tercero es la Convención Nacional. En el primer momento de la Asamblea Nacional tenemos a dos pensadores. De Gabó y Pellegán. Que no pasaron de ser teóricos. Sin embargo, en la Asamblea Legislativa ya tenemos a un legislador. Condoxet con su proyecto fue un legislador tal y como hoy entendemos la legislación educativa. Si lo leéis, si a alguien le interesa, dejaré el librito del proyecto Condoxet porque es absolutamente vigente. Parece que está escrito para cualquier sistema educativo de hoy día. Ya no es ideas como las de Mirabó o como las de Voltaire o como las de Rousseau. No, no, no, no. Ya especifica, legisla, establece, ordena, sistematiza. Pero tampoco se lleva adelante este proyecto. Y hace falta que lleguemos a la Convención Nacional de 1793 para que aparezcan ya proyectos que se van empezando a poner, como veremos. La Comisión Lantenat, el proyecto Lacanat, el proyecto Le Pelletier de Saint-François, el proyecto Ganou, etc. Vamos a empezar con el primero. La Asamblea Nacional Constituyente. Ya hemos dicho de Gabó, Pellegán. Dejó escritos cuatro discursos. Defendían una serie de cuestiones, etc. Pero no se iban a defender. Pellegán redactó un informe y un proyecto de decreto pero que ni siquiera hubo ocasión de discutirlo en la Asamblea. Tuvo más influencia que Mirabó, pero... Luego veremos ahí los principios de la educación nacional en este momento. Debe existir para todos, debe ser libre, universal, debe ser para uno y otro sexo, debe ser para todas las edades, debe ser gratuita. Estos son los principios de la Asamblea Nacional Constituyente. En la Asamblea Legislativa, el momento álgido fue el proyecto de Condoxell, ya hemos hablado. Resume toda la ideología educativa de la Revolución. Una idea de universalidad, igualdad, oficialidad, gratuidad. Introduce dos novedades, el laicismo y la libertad. Y una propuesta de organización escolar en cinco niveles. Primaria, secundaria, instituto, museo, social y público. No se pudieron poner en práctica estas ideas en este momento. Pero la Convención, que veremos ahora, da los primeros pasos para organizar con estas ideas. Y pasamos ya a la Convención. Se redacta definitivamente la Declaración de los Derechos del Hombre en 1793 y estos derechos del hombre incluían la insolución como derecho básico. La Comisión Lantená presenta proyectos prácticamente iguales que los de Condoxell. Sólo aprueba el primer artículo sobre escuelas primarias que enseñan a todos los ciudadanos lo necesario. El proyecto Nacanal creaba comisión central de instrucción. Fue rechazado por moderado. El proyecto Le Penetrier plantea la obligatoria de la enseñanza con un impuesto. Fue desechado. El proyecto Bouquier se aprobó y hablaba de la obligatoria de la enseñanza y de la libertad. Vuelta a una línea moderada. Se aprueba el proyecto Nacanal, que hemos visto antes, escuelas mixtas, programa lectura, escritura, etcétera, etcétera. Y el último proyecto de la Convención es el proyecto de Daniel. Bueno, pues para el próximo día vamos a plantear un texto para el comentario. Es este texto. Esta noche lo pondré en el foro y el próximo día haremos la apuesta en común de este evento. Un texto de... de Jovenelos. Muy bien.