Estamos. Pues le he llamado a esta clase, que acabo de meterle el nombrecillo, Politeia. Politeia es una palabra griega que tiene que ver con lo político. Es el título que Platón le puso al diálogo que nosotros conocemos como la República. La República no se llamaba... República es una palabra de origen latino que significa los asuntos públicos, los asuntos notoriamente compartidos por todos a la medida en que vivimos en una comunidad. Pues a eso, a los asuntos públicos, a la esfera pública, si queréis, en griego se la llamaba Politeia. ¿Y por qué vamos a hablar de eso justo hoy? Pues porque nos viene genial para rematar la faena de lo que empezamos hace semanas cuando hablamos de la Aristeia, que imagino que lo tendréis presente, si no, pues siempre podéis apagar esta clase y ver la otra para rememorar. Pero vamos, la cosa ha sido... Si lo tenéis más o menos cercano, era de aquella especie de impulso. Aristeia es la palabra que se utiliza en la Iliada notoriamente para aludir a el... viene de la raíz griega Aristós, que significa el mejor y tenía que ver con esta especie de impulso a lograrse, a mejorarse uno mismo, en sí mismo, en aquello que uno mismo es o puede, mejor, más puede que es, ¿verdad? Y lo utilizábamos para analizar cómo funcionaban las poéticas. Las poéticas o lenguajes artísticos tienden hacia esa Aristeia. Y decíamos, si recordáis, que lo suyo es que uno compita consigo mismo o una poética compita consigo mismo y se mejore a sí misma y que conviva más o menos alegremente con las demás. No tiene ningún sentido que desde una poética o desde una ética y apuestos cada cual nos dediquemos a meter el dedo en el ojo de los demás ignorando nuestro propio cumplimiento, ¿verdad? En este juego que andábamos, para completar esto, es donde quiero introducir la noción de Politeia. Si Aristeia sería esa especie de pulsión de los lenguajes, de las poéticas o de los héroes homéricos a lograrse, a cumplirse, a dar el do de pecho, ¿no? A dar de sí aquello que realmente pueden, y ahora veremos esto en términos modales, la Politeia sería el hecho de que, al fin y al cabo, todo esto sucede, como sabéis los que habéis leído Desacoplados, puesto en un paisaje. Todo esto sucede en mitad de la complejidad que supone que no solamente yo voy a mi flow, yo a Yax o yo a Aquiles, sino que me encuentro en el desarrollo de mi propia Aristeia, me encuentro con los demás que también están a su propio desarrollo y ahí tenemos que convivir, tenemos que negociar. O darnos de tortas, que es una manera de negociar, como cualquier otra. Entonces quería hablaros de esa especie de complementariedad entre la esfera de lo... ...propio de la Aristeia, que enseguida la llamaremos, siguiendo a la segunda línea de palabras que hay en el esquemilla, autopoiesis, y la Politeia, que sería otro palabra nuevo, que no habéis oído hasta ahora, que sería la simpoiesis. Enseguida hablamos de esto. Deberá haber alguna clase por ahí grabada sobre esto de lo autopoyético. ¿Suena a los que estáis conectados ahora a lo de la autopoiesis? ¿Alguien está familiarizado o familiarizada? ¿No? ¿Sí? ¿Vayerri no? Lo introduzco muy rápidamente porque es del mayor interés. Yo creo que debe haber alguna clase grabada, ¿eh? Por ahí. Si no, la tendremos que hacer porque de suyo merece bastante la cosa. El término de autopoiesis, que significa evidentemente autoproducción o autoconstrucción, poie en griego es hacer, en el sentido de construir, es donde la raíz de la palabra poética, ¿verdad? Pues autopoiesis o autoconstrucción es un palabra que sacaron Maturana y Varela, dos biólogos chilenos de los años 70, cuando intentaban explicar la dinámica propia de los seres vivos, de las celulillas, de los complejos orgánicos, vamos. Entonces le tomaron prestado el término precisamente a un colega suyo, que era esteta, como nosotros, que era estudioso de la teoría del arte y que estaba haciendo una tesis sobre el Quijote y por alguna razón usaba hasta este palabra de autopoiesis, que tampoco es que se use mucho en estética. Ahora sí, y ahora se utiliza precisamente derivándolo de Maturana y Varela porque lo que ellos vieron es que las criaturas, las criaturas vivas, en vez de sobrevivir o de mantenerse vivos en una especie de proceso de agregación o de erosión, tú tienes un pedrusco, lo dejas a la intemperie y si llueve o hace viento pues se va erosionando hasta que desaparece, se convierte en arenilla. O al revés, si a ese pedrusco le va lloviendo barro encima o le pasa un río por encima y le deja una capa de sedimentos, lo que sea, pues se va haciendo más... más pelota, pero es una especie de mezcla siempre. O se disuelve o añade cosas que se le incorporan encima. Pero la piedra no crece de suyo. De hecho no come, ni bebe ni hace pipí, entonces no se desarrolla. Al contrario que los seres vivos. Lo que descubrió en Maturana y Varela es que los seres vivos, y las poéticas son seres vivos, se autoproducen. Es decir, no producen otra criatura diferente. Si me pongo el ejemplo de Jordi come lechuga, pues no se convierte en lechuga. Se convierte, por terrible que parezca, en más Jordi. Es decir, sigo produciéndome a mí mismo y no puedo hacer otra cosa más que producirme a mí mismo. En tanto ser humano, y me temo que en tanto este concreto ser humano patilludo y lenguarar, de eso va la cosa. Bien, la noción de autopoiesis, de autoconstrucción, es fundamental para entender cómo funcionan los seres vivos y no va mal para entender, en cierta medida, y ahora veremos en qué medida, cómo funcionan las poéticas, o los lenguajes artísticos. Mi punto de esta noche es que quería introducir que siempre va a haber como esta especie de dualidad. Por un lado tendremos la autopoiesis, la autoconstrucción de las poéticas, pero a su vez nos hacía falta otro palabra nuevo, que es este que aparece aquí, de simpoiesis. Simpoiesis, la raíz sin en griego significa con, y por tanto es una especie de construcción conjunta. Evidentemente remite, como os decía, a ese momento, a esa especie de encuentro en el paisaje, en el cual, en vez de uno autoconstruirse a sí mismo sin mirar a los lados, lo que hace es construirse conjuntamente con aquellas otras criaturas o sistemas vivos con los que se encuentra. Entonces, a la hora de describir cómo funcionan los ecosistemas, nos dice Beth Dempster, una ecóloga cuyo artículo está en inglés, pero os lo voy a colocar por ahí para que lo veáis quienes queráis. Beth Dempster es la que ha acuñado este término de simpoiesis. Estos son todo términos relativamente recientes. Este es un texto del 98. Hay ocho, dos mil o por ahí. Lo que dice Beth Dempster es que si bien la noción de autopoiesis es genial para describir cómo funcionan algunos conjuntos moleculares, celulares e incluso pequeños organismos y tal, a la hora, ella dice, de juzgar cómo funciona un ecosistema, necesitamos un concepto que no tenga esa especie de clausura operacional, vamos a la siguiente línea, que tenía la noción de autopoiesis, sino que sea capaz de reconocer, interactuar y negociar, con el entorno, con el medio. Y es que de hecho la noción de autopoiesis, una de las grandes rasgos que tiene, según Maturana y Varela y según lo podemos ver en las poéticas, es esto que estamos diciendo que es la clausura operacional. ¿Qué significa clausura operacional? Significa que el ámbito de operaciones que una criatura viva tiene está relativamente limitado o está cerrado. Es decir, las células hepáticas de mi hígado, en cuanto me doy de comer y respiro y circulo la sangre, producen más células hepáticas. No van a producir otro tipo de criatura. Y si lo hacen, mal, sobre todo para mí. Igualmente que yo comiendo lechuga voy a producirme a mí mismo y no voy a producir perro ni voy a producir conejo, sino me produciré a mí mismo. Esa es una cierta clausura operacional. Mientras que los ecosistemas son susceptibles de evolucionar, dice esta mujer, son susceptibles de de alguna manera, como os digo, negociar con el entorno e irse adaptando. Y esto nos generaría, que nos viene bien esta noción de simpoiesis. ¿Cuál es el problema que de alguna manera se le ve a esto desde la estética? Ah, politeia, lo he dicho al principio, Pinillos, creo que es la misma raíz que política. Y lo utiliza Platón para nombrar uno de sus diálogos más conocidos que nosotros conocemos como La República y que en griego originario significaba politeia. No, la raíz es polis y politeia es lo propio de la polis, por así decirlo. Yo no soy filólogo, pero vamos. Politeia sería lo propio... o la cualidad inherente a la polis, es decir, a la ciudad, a la comunidad humana autoorganizada. Entonces, ¿a dónde estábamos? Yo creo que es bueno que consideremos que todos los lenguajes artísticos, todas las poéticas, todas las escuelas artísticas y todos los artistas en general que vamos a estudiar desde la historia del arte o desde la estética contienen estas dos dinámicas. La dinámica de la aristeia y la dinámica de la politeia. Una dinámica clausurada, autopoyética, en que uno, el artista o la artista, se produce a sí mismo, es decir, produce aquellos lenguajes con los que de alguna manera está comprometido, comprometida y a su vez tiene que convivir en un escenario, en un paisaje en el que tiene que adaptarse, negociar, etc. Entonces yo creo que es interesante que consideremos ambos niveles. Enseguida veréis por qué. Porque ella nos va a introducir y nos llega de lleno a constatar de qué nos sirve ese gran libro que me vende la herenda pública este año, La Estética Modal, que nos introduce en algunas nociones como, y sigo paso a la siguiente línea, los modos relativos y los modos absolutos. ¿Por qué? Porque en vez de pensar que lo autopoyético corresponde a los individuos y lo simpoyético a las comunidades o a los ecosistemas, yo más bien pensaría, y aquí viene una idea fuerte, más bien pensaría que cualquier sistema organizado sea un cuerpo, sea un bosque, sea un lenguaje, cualquier sistema tiene ambos momentos. Tiene un momento o una fase autopoyética y un momento o una fase o un modo simpoyético. ¿Cómo lo veo yo esto? Pues lo veo en relación con modos relativos y con modos absolutos. ¿A qué me refiero con esto? Pues que efectivamente la necesidad y la posibilidad que cada uno somos, es decir, necesidad, si recordáis, habéis ojeado el librillo de la... bueno, si no estáis familiarizados con los conceptos modales, qué chorrada. La necesidad que cada uno de nosotros somos, es decir, la coherencia, el repertorio, la tendencia a sentar, a decantar y a generar una especie de lenguaje estable, la necesidad que cada uno somos, que es esto, y la posibilidad, que es precisamente toda la divagación, experimentación, juego que somos capaces de poner, todo esto debe suceder en nosotros de modo autopoyético. Porque muy miserables seríamos como artistas o como pensadores si todo el tiempo estuviéramos mirando a ver cómo nos acogen los demás, si nos aplauden o les gusta lo que hacemos o no. La historia del arte, bueno, especialmente el arte reciente desde el Romanticismo para atrás, está llena de tipos que vosotras y vosotros habéis investigado como Van Gogh y Dalí, Munch y Gross, que son autopoyéticos, es decir, que van a la suya, que tienen que construir su lenguaje, caiga quien caiga y muy a menudo quién caen son ellos mismos. Entonces hay una serie de lenguajes artísticos que son autopoyéticos en el sentido que decía Maturana y Varela y lo son en la medida en que se indagan o se ponen en juego en estos modos relativos, en la necesidad y en la posibilidad. Pero a la vez, insisto en ello, a la vez modalmente lo que nos permite el pensamiento modal como sabéis es no tener que elegir entre una cosa y la otra sino verlas como expresiones de diferentes modos que pueden convivir en la extensión perfectamente. A la vez estos mismos artistas tienen que negociar, tienen que encontrarse, tienen que batearse en el mundo y ese batearse es simpoyético. Es decir, en el modo de la efectividad todos estos tipos tienen que de alguna manera pues como digo convivir. Ahí me recuerda mucho a ese verso de Antonio Machado que dice no extrañéis dulces amigos que esté mi frente arrugada y mi voz cascada. Yo vivo en paz con los hombres dice Machado y en guerra con mis entrañas. ¿Os acordáis cuando hablábamos del Aristella en la otra clase que decíamos lo suyo es que uno pelee consigo mismo modo relativo la propia necesidad, la propia posibilidad y que negocie y que conviva y que respete los modos de relación de los demás? ¿Verdad? Pues eso sería el vivir en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas. Ese sería el vivir autopoyéticamente lo que cada lenguaje necesita desarrollar porque claro un lenguaje tú cuando tienes sea un artista o un pensador o lo que sea alguien que está empezando vosotros mismos cuando estáis empezando con vuestros temas y vuestros trabajos de investigación y me planteáis hipótesis mi obligación es incentivar que aquello que vosotros estáis aportando cada uno de vosotros estáis aportando suceda y que tengáis la capacidad autopoyética de sacar lo que tenéis dentro sea una necesidad o una posibilidad aunque efectivamente y ahí entra la parte simpoyética tengo que deciros sí pero poned notas a pie de página una buena bibliografía bla bla bla que sería la parte negociada por así decir yo creo que todo buen equilibrio en estética se basa en este doble juego autopoyético y simpoyético necesario posible por un lado diríamos interno para entendernos aunque no es estrictamente interno y externo pero nos entenderíamos a nivel interno tiene que ser autopoyético y a nivel externo a nivel de paisaje tiene que ser simpoyético ahora hablaremos más de lo simpoyético que estoy yendo muy rápido y habrá que caracterizarlo vale una buena manera de entender esto bueno me vais siguiendo es que no sé si estoy yendo muy rápido entonces si me siguen Santi me sigue bien perfecto una buena manera de pillar esto sería recurriendo a la última línea que tenemos en el esquema que es la del hombre entero y el hombre enteramente os acordáis de esta dialéctica de Lukács o lo habéis visto en las clases grabadas como hay tantas clases grabadas no sé si lo habéis visto o no perfecto os acordáis Lukács lo que dice todo el tiempo es que claro él hace una teoría marxista de la experiencia estética entonces él no escribe para tiquismiquis ni escribe para milindris escribe para personillas como él que viven en el mundo real donde hay revoluciones donde hay fascismo y donde tienes que desarrollar tu sensibilidad sin olvidarte que estás vivo y que compartes un mundo con las demás personas entonces él dice claro todos somos hombres enteros porque todos vivimos en una sociedad tramada donde somos un montón de cosas somos papás mamás somos profes o somos estudiantes somos vecinos vecinas y tenemos que vivir pero a su vez todos somos gente sensible capaces de tener experiencias que realmente nos sacan nos ponen del revés en ese momento en que nos ponemos del revés en que nos implicamos de lleno si recordáis somos hombres o mujeres enteramente pero claro no nos vamos a quedar toda la puta vida ahí perdón siendo hombres enteramente sino que tenemos que volver de ese viaje y convertirnos en hombres o mujeres enteros con esa multiplicidad en lo que hemos ido y hemos vuelto y al volver venimos cargados de lo que sea de experiencia de alegría de fascinación y esa fascinación la incorporamos a nuestra vida como hombres enteros pues bien ese es justo el juego que os quiero plantear con la noción de aristeia y politeia o autopoiesis y simpoiesis ¿vale? porque establece el escenario en el cual la estética yo entiendo tiene mucho que decir porque cualquier planteamiento de teoría estética que hagamos va a tener que jugar con estos dos elementos y a mi juicio desde un punto de vista de pensamiento modal enriquece mucho el considerar cómo esa autopoiesis tiene que aparecer en los modos relativos necesidad-posibilidad y la simpoiesis en el modo absoluto en la efectividad porque camaradas malo sería que esto fuera al revés imagináramos que imaginaos que en vez de ser autopoieticos en lo interno en la coherencia en las posibilidades y simpoieticos en el mundo real negociantes y dispuestos a entender fuera al revés fuéramos autocráticos casi autistas en lo efectivo en el paisaje al encontrarnos con los demás y en cambio fuéramos veleidosos inconsistentes incoherentes y apocados en lo interno es decir en los modos relativos porque eso aparentemente existe hay gentecilla así pero vamos lo que nos viene a plantear la estética modal es que nosotros no queremos ese juego sino que haremos justo el contrario y aquí es donde queremos entrarle vale esta sería un poco la cosa si queréis preguntarme algo aprovechad ahora que estaba respirando y me preguntáis cualquier cosa si no iremos aquí a lo simpoietico no hay preguntas pues vamos a lo simpoietico he copiado aquí malamente porque no me funcionaba el navegador y no he tenido mucho tiempo antes de empezar la clase pero he copiado aquí tres cachos del texto de Dempster la voy a escribir aquí como se llama por si la queréis buscar en la red Dempster copio aquí algunos cachos que nos pueden servir pues para amarrar mejor esta noción de el palabra nuevo de esta noche que aparte de politeia se explica rápido como ya hemos visto es el término de lo simpoietico de lo que se construye conjuntamente de lo que se construye en el paisaje en el modo de la efectividad pues bien lo que dice aquí esto son citas literales de Dempster lo que dice Dempster es que los sistemas autopoieticos se apoyan en la clausura operacional organizacional dice aquí ella enfatizando la necesidad de mantener el status quo dice mientras que los sistemas simpoieticos utilizan un flujo continuo de información aumentando su adaptabilidad bueno esto en realidad no es del todo cierto lo he puesto aquí precisamente para discutir porque más que mantener el status quo lo que hacen los sistemas autopoieticos es desarrollarse y al desarrollarse a veces pues chocan y mueren o son machacados como le pasó a Hamlet entonces no es que estén interesados en mantener el status quo tal cual sino que los sistemas autopoieticos por así decir van a la suya es más es lo que tienen que hacer es como decía antes lo que esperamos de cualquier investigador de cualquier artista ese sería su propio status quo efectivamente no el del paisaje y más que un status quo su propio lo que Spinoza el filósofo llamaba su propio conatus es una noción muy bonita de la que algún día tendremos que dar una clase el conato es aquello que nace contigo es aquel lo que los americanos llamaban el drive esa especie de impulso que te lleva a cumplirte como aquello que eres recordad el principio de la poesía griega que decía descubre aquel que eres y atrévete a serlo parece un lema de Nike pero en realidad es un gran principio antropológico lo que está diciendo aquí por tanto los sistemas antropológicos es que tenemos tienen que autoproducirse tienen que conocerse a sí mismos y yo insisto en términos modales esto nos abre muchas puertas porque tenemos que conocernos esto no lo descubre nadie a nosotros mismos en nuestra coherencia o sea en nuestra necesidad y en nuestra capacidad de juego es decir en nuestras posibilidades son los dos modos relativos como sabéis y son los dos modos en los que tenemos que indagarnos en los que tenemos que conocernos de modo autopoyético son los dos modos en los cuales no debemos negociar ahí no hay transigencia sabes a no ser que seas un poco veleta y vayas siguiendo las modas o las opiniones de los demás pero si eres un tipo una tipa alguien realmente con algo que contar pues entonces tendrás que indagarte eso suena muy romántico pero deja de ser romántico cuando pasamos al modelo efectivo claro el romántico es aquel que es autopoyético todo el puto día o sea aquel que es un hombre enteramente y no deja jamás de serlo y está ahí en su parra de marfil o lo que sea y no va jamás a volver lo que nosotros estamos diciendo es que hay que ser autopoyético en este sentido de la investigación de la propia coherencia de la propia posibilidad ¿verdad? pero efectivamente en cuanto entras en el mundo todo lo clausurado operacionalmente que estás en lo autopoyético es decir en la necesidad y en la posibilidad debe ser negociable debe ser flexible debe ser adaptativo en el modo de la efectividad ¿vale? y recordad camaradas la ley modal fundamental según Hartman que establece que el modo de la efectividad estaba ahí antes y va a seguir estando después ¿vale? pero eso no es un tema que es de verdad es un tema muy importante estamos muy difícil una situación en la que el mundo está en una situación comunidades instituciones a modo de cuña, esta especie de autopoiesis del ilustrado que se emociona, que se siente afectado por una serie de cosas que su sociedad no reconocía o no entendía o que consideraba triviales o cosas de mujeres o de niños y en cambio aquí son reivindicadas con toda su fortaleza. La natura naturans crítica, sí, la natura naturans, ahí tienes razón San Juan, muy bien traído, es uno de los términos que Maturana y Varela de hecho no llegan a vindicar, o al menos yo no soy consciente de ello, de modo específico, pero en los que se están basando. La natura naturans, que en la República hablamos de ella bastante ciertamente, es esa especie de autopoiesis, solo que al hablar de autopoiesis no es una especie de gran madre naturaleza que se reproduce a sí misma, sino que son las naturalezas... las naturalezas de cada uno de nosotros, efectivamente. Muy bien, Pinillo, muy fino ahí. Y autopoietin... no estoy seguro, Borja, de esa equiparación, tengo que pensarlo y te cuento. Efectivamente, Santi, muy fin ahí como siempre, si abusas de la simpoiesis, es decir, si abusas ahí, teníamos el debate de acuerdos de la plenitud y la pureza, ¿verdad? Pues pureza sería autopoiesis, evidentemente, y plenitud... plenitud sería simpoiesis. Cuando estás en el modo de la plenitud, aceptas todas las influencias, te abres a todos los corrientes y a todos los mundos y eso efectivamente puede acabar poniendo en serio aprieto a tu pureza. Y no estoy metiéndome con Santi, que es un poco lo que hay, ¿vale? Simpoiesis, anchopancismo. Muy bien, Pinillo, ahí lo has dado. Pues mira, ahí no había caído yo en ese aspecto, pero... Pero de hecho, es una muy buena imagen. En Quijote y Sancho cabalgando juntos por la mancha, tenemos una imagen preciosa de la autopoiesis cabalgando al lado de la simpoiesis. Claro, lo bonito de Cervantes es que, como bien sabéis, a lo largo del relato se van... ir banando, se van cruzando y hay ratos en que Sancho se contagia de pureza quijotesca y al revés, ¿no? Esto, Pinillo, recuérdamelo para lo dramático de honor, porque te lo has ganado. Comentario brillante, ¿verdad? Felicidades. Ya me gusta de mí que se me ocurrieran esas ideas. Y Ramos dice, en la cultura de masas es difícil tirar de autopoiesis y no es decir de raro, nos ha jodido. En la cultura de masas y en cualquier cultura, es decir, que las sociedades, los que somos de pueblo, pues tampoco podemos idealizar en ese sentido, ¿verdad? Las sociedades rurales o previas a la industrialización, en general, la autopoiesis, pues efectivamente, es una excepción. Es un paréntesis, como os digo. Puede ser un paréntesis tolerado o auspiciado o un paréntesis susceptible de ser reprimido. En muchas sociedades tradicionales ese sería el caso, evidentemente. Y en la sociedad de masas moderna, en gran medida también. ¿A qué vamos a engañarnos? Lo que sí que es cierto es que la sociedad capitalista contemporánea y tal, en algunas ocasiones, en algunas autopoiesis, las de los emprendedores que triunfan, por ejemplo, el señor Steve Jobs y cosas así, parece que son premiadas. Pero en puridad la autopoiesis siempre tiene un elemento disolvente, disruptivo, para precisamente el estatus quo, que veíamos antes. Efectivamente, mostramente, eso es muy cierto. La autopoiesis es imprescindible para que exista la simpoiesis. Por eso, vuelvo al esquema este, por eso me gusta enfocarlo desde el punto de vista de los modos. Porque según la ley fundamental, la ley modal fundamental, para que lo efectivo se dé, lo efectivo, que es lo que hay, que es lo que está en el paisaje, se arma a partir, efectivamente, de esas autopoiesis, en este caso de esas necesidades y posibilidades que las criaturas tenemos y que vertemos ahí. Claro, no podemos verter cualquier autopoiesis, sino solamente aquellas susceptibles, efectivamente, de encontrar acoplamiento con lo efectivamente dado. Ese es el problema que tiene Quijote, efectivamente, y ahí le viene muy bien tener a Sancho Cabalgando al lado. Necesitamos, justamente, esa especie de medida... En la cual es una medida que, de nuevo, también se negocia o se pone en conflicto. Porque, efectivamente, el mundo tal y como es ahora, me refiero con Rajoy y con toda esta gentuza, pues admite algunos acoplamientos y excluye otros. Y nosotros no vamos a aceptarlo. Ahí está la cuestión. Nosotros no vamos a dar por bueno esa limitación de la efectividad. En el libro creo que al final se cayó, pero había una cita de Rajoy, de hecho, que decía, la situación real es la que es. Algo así. O sea, para introducir el modelo efectivo. Pero no nos lo creemos. La situación real no es la que es, sino que es la que hay, ciertamente, y sobre la que hay podemos intervenir. ¿Y cómo intervenimos desde nuestros autopoiesis? Porque como seres vivos, inteligentes y sensibles, quien lo sea, tenemos una necesidad y tenemos unas posibilidades que queremos vertebrar, que queremos articular. Claro que sabemos que no lo vamos a hacer de modo autista o de modo cegado o de modo quijotesco, sino que tendremos que entrar y, pues, negociar, dialogar, pelear, porque no entrar en conflicto, porque hay gente, no sé si Rajoy o los banqueros, que no lo van a dejar fácilmente o que no van a ser extremadamente sensibles de nuestros argumentos, sino que a lo mejor hay que emplear otro tipo de recursos, ¿verdad? Pues, efectivamente, ahí muy bien lo decía Bustamante, la autopoiesis es imprescindible para entender cómo funciona la simpoiesis. Y a su vez, al revés también, la simpoiesis, al menos en cierto sentido, determina cuál es, qué nivel de logro o de cumplimiento determinadas autopoiesis pueden encontrar. En términos biológicos es obvio, las criaturas que somos ahora solamente hemos podido aparecer después de millones de años de evolución en el que, entre otras cosas, la atmósfera se convirtió en la que es ahora y la atmósfera que tenemos ahora aparece. Apareció como resultado de la contaminación de una especie de bacteria anaeróbica que, de hecho, producía oxígeno como su propia polución, como su propio gas venenoso. Y al final, pues, les pasó como no es posible que nos pase a nosotros. Produjeron tanto oxígeno que ellas prácticamente se extinguieron y aparecimos una serie de bichos que contra toda lógica o toda sensatez respirábamos oxígeno. Y entonces, pues, nos apoderamos del planeta. Del planeta. La efectividad. Ahora que se ha ido... Se había dado lugar desde la autopoiesis de esas bacterias, aunque fuera una autopoiesis disruptiva, pues generó un paisaje en el cual pudimos entrar. Pues ese es un poco el juego en el que os quería introducir hoy. Y eso no es lo chino ya. No sé si os ha quedado más o menos claro como esquema de juego. Si puede requerir alguna otra clase. Tiene su apretón. Y no obstante, voy a... Al grabar la clase voy a introducir el artículo de Dempster, que está en inglés. Y si encontráis algo por ahí en español, pues lo subís. Pero lo que me interesaba era, al menos a mí, como el sancho pancismo, hay que pensarlo, me interesaba jugar con esa especie de cosa en la cual no viéramos autopoiesis y simpoiesis como dos elementos pertenecientes a diferentes escalas, como árbol-bosque, que es una cosa que le pasa a Dempster, ya veréis en su artículo, ni como algo... bueno o algo malo o algo así. No, no, no, en absoluto. O sea, tenemos que aprender a pensar la complejidad, porque la estética va de eso, va de sistemas complejos. Tenemos que aprender a pensar la complejidad como algo que es simultáneamente en parte contradictorio. Tanto como que un sistema sea a la vez autopoyético y simpoietico. Cualquier pensador, por ejemplo, yo ahora, pensador, no autopoyético, estoy produciendo una serie de conceptos y de categorías y tal, pero evidentemente mis intentos por explicarlos, por casarlos con las ideas que ya tenemos, con los autores que conocemos, conservantes, con tal, son simpoieticos, claramente. Pero es que es en esa simpoiesis como la autopoiesis se logra, como veíamos más adelante. ¿Vale? Efectivamente, Olmedo, no se va a poder entender jamás una obra de arte fuera de la sociedad que la ha creado, pero a su vez, no solo tenemos que verla en la sociedad, que la ha creado, sino que tenemos que verla en tanto dinámica autopoyética de un lenguaje que se explora a sí mismo y se cumple en cierta medida. Claro que solamente se cumple en la medida en que un paisaje determinado, social, cultural, etc., la deja aparecer. Y determinadas obras, como la obra de Sade, por ejemplo, la sociedad de su tiempo, se le ocurra cosa mala para no dejarla aparecer. Y en cambio el marqués de Sade ahora, seguramente, sería un personaje popular y saldría en la tele en programas de debate y tal. Efectivamente, los desacoplados aparecen ahí precisamente porque no tenemos más narices en tanto sistemas autopoieticos que producirnos a nosotros mismos, que investigarnos y que lograrnos, si podemos, y no tenemos más narices que hacerlo en un paisaje, en un complejo efectivo que es ley modal fundamental, el que estaba antes y el que va a seguir estando con modificaciones después de nuestros intentos, por lo menos estériles, por lograrlo. ¿Vale? Bueno, camaradas, pues lo vamos a dejar ahí. Entre otras cosas, como me estoy quedando sin voz y esto puede empezar a ser patético o dar mucho miedo. ¿Vale? Pues venga, un abrazo y nos vemos la semana que viene, colegas. ¡Ala! ¡Chao!