Ajá. Bueno, pues buenas tardes, buenas noches. Estamos grabando esta segunda clase que vamos a dedicar a la mimesis como primera categoría de estrato. Para las que veáis esto en diferido, pues he puesto aquí en la pizarrilla ya el enlace con el vídeo en YouTube. Aunque en vez de copiar esta longaniza infernal de watch interrogante v igual a .5zlmng mayúscula, es mejor que pongáis mimesis y yo que sé, claramonte en YouTube y aparezca. ¿Qué pasa Santi, que no lo has visto otra vez? Santi es una alumna del año pasado. Está envigiada. A ver, vamos, doy por hecho que habéis visto el vídeo de la mimesis. Lucía no lo ha visto. Así que vamos a hacer un repaso rápido y empezaremos a plantear cuestiones que os surjan al respecto porque para eso hacemos esta clase de los martes, ¿vale? Entonces, si recordáis, el vídeo de la mimesis lo que planteaba fundamentalmente es que la mimesis, aunque significa copia, reflejo o imitación, no es en ningún caso tal cosa. Es una de esas mentiras que cuentan los filósofos. No es una imitación, no es un reflejo. Y no lo es porque nadie, ni siquiera Dios con una Polaroid gigante tamaño Dios, con bárbara Polaroid también, sería capaz de sacar una foto en la cual se observara absolutamente todo. Es como en el cuento del Aleph de Borges. No sé si lo habéis oído. En el Aleph, el Aleph se supone que es un punto que aparece debajo de una especie de escalera asomando tal cual puedes ver todo el mundo simultáneamente en todo lo que está pasando. Y además en todo lo que ha pasado a lo largo de toda la historia. Si alguien pudiera sacar una imagen en la cual se viera el mundo en su conjunto antes, durante y después del Big Bang hasta la extinción de los tiempos, eso sería una mimesis. Como nadie es capaz de hacer eso. Entonces, probablemente la mimesis como reflejo general no existe. La mimesis, por tanto, va a ser siempre un proceso de atención selectiva. Por eso contaba el chiste de los navarros, los roles y las setas. Aquello que cualquier artista, y damos por hecho que los navarros lo son, hace en primer lugar es siempre un proceso de selección, de decantación de su atención. Orienta su atención hacia los roles y a las setas y actúa en consecuencia. Actúa en consecuencia quiere decir que estabiliza, por así decir, cuál es el frente, cuál es aquello que va a abrazar, aquello que va a abarcar con su obra, su poema, su musiquilla o su cuadro. Y eso... Eso que va a abrazar, eso que va a cuidar es lo que expone con todo detalle. ¿Vale? Y lo va a exponer para algo. Que esa es, si recordáis en el vídeo, el siguiente paso que dábamos. O sea, la mimesis la puedes plantear como mera fascinación ante los patrones que organizan lo que hay. Por ejemplo, yo tengo una plantita como esta. A mí me gusta tener plantitas porque me... Me permiten observar diferentes formas de crecimiento, diferentes formas de expansión en el espacio. Ya sé que es un poco frígido, pero no es así. Entonces tú puedes observar, reflejar esta plantita y ver cómo crece, cómo se expande, cómo vive y fascinarte ante ello. O puedes ponerla como ejemplo más o menos moralista de algo, ¿no? Como el cuento de la cigarra y la hormiga o lo que sea. Entonces pones los patrones de esos dos tipos de insectos y luego los utilizas. La atención selectiva que has dedicado a esos patrones la derivas hacia un tipo u otro de lo que se demora bien. Dice María José Parra, en la mimesis entonces hay elección. Es que no hay más narices que que haya elección, María José. Todo eso es cierto de Dios con su polaroid. Porque no hay... No sé si hay Dios o no hay Dios, pero desde luego polaroid. Desde luego que no la hay. Entonces hay elección forzosamente. Hay decantación, yo diría, más que elección. Porque muchas veces el artista o la artista tampoco es plenamente consciente de esta elección. Sino que hay algo, una parte del mundo que le afecta, que le duele, tú entiendes de eso, que le afecta especialmente y es la que le capta, la que le llama la atención. Cuando salimos a la calle y vemos un objeto tirado y de repente es un leño o una piedra o una lata y la cogemos, no es que hayamos elegido cogerla, sino que nos asalta, ¿verdad? Y la trincamos. Ahí hay un proceso de decantación de la elección. Javier pregunta con mucha responsabilidad. ¿Por qué es una categoría de estrato? Esa gran pregunta. Vamos a exponer en este arranque de curso cuatro categorías de estrato. No sé cómo hago para que se vea así. Cuatro, cuatro, cuatro. Que es un pollón de la boca. Cuatro categorías de estrato que son la mimesis, que significa esa atención selectiva. La poiesis, que significa en griego poiein, donde viene poesía. Significa fabricación, significa hacer algo con tus manitos. La apate o ilusión, que viene a hablar de cuando el artista, la artista compone algo como una obra de teatro o como una danza que tienes que contemplar y tienes que de alguna manera permitir que suceda. Tienes que dejar que explique sus normas. Si alguien sale y se pone a recitar que es un hombre, si lo único que hace es comer y dormir una bestia nada más y te das cuenta que está recibiendo a Hamlet, pues tienes que dejarle que acabe. Este tío está formado. No le dejas. Entonces, al acabar. Es un monólogo hamletiano, a lo mejor ha espillabado. Pues esa es la tercera categoría, la de la ilusión. Y la cuarta será la de la catarsis. Como bien sabéis, significa purificación, purga, aclaramiento. Para los griegos catarsis era el proceso en que había agua turbia cuando la aclarabas. Se llaman categorías de estrato porque corresponden cada una de ellas al interfaz, al espacio que media entre los diferentes estratos de lo exterior. En este curso todavía no hemos visto los estratos. Pero lo tenéis grabado en clases de hace años y que podéis verlo porque siguen siendo los mismos estratos. Pero en cualquier obra de arte que se precie, y aunque no se precie, el mismo va a dar. Tenéis un estrato de lo inorgánico, es decir, de lo material. Sería lo que en música que valdría al timbre. O sea, cómo suenan los instrumentos. Sonan a metal, sonan a cuerda, sonan a diablos. Eso es el timbre. Inmediatamente, sobre el timbre y sin que el timbre deje de sonar, aparece una categoría nueva, un estrato nuevo, que sería el del ritmo. Tú tienes la madera, la piel, lo que sea, que suena de una determinada manera. Pero cuando empezamos a aporrearla, aparece el ritmo. El ritmo tiene que ver con lo orgánico, con lo que está vivo. Porque los pedruscos suelen tener bastante poco sentido del ritmo, como los hombres europeos. Pero en cambio, a partir de que empieza a haber vida, pues hay palpitación, hay ciclos menstruales, hay diferentes procesos que son rítmicos. Es decir, que tienen una temporalidad y una especie de pulsación. Pues bien, la segunda. La segunda categoría es la sincronización. El segundo estrato será el de lo orgánico, que es el de lo rítmico. El tercero, el tercer estrato que cualquier obra de arte tiene, si uno es el timbre y otro es el ritmo, la materialidad y la pulsación, la temporalidad interna. El tercero será lo psíquico. Es decir, aquello que tenemos en nuestra mente, por ejemplo, que recordamos. En música sería la melodía. Timbre, ritmo, melodía. Miam, miam, miam. Entonces, ahí funcionan términos psíquicos. Y el cuarto y último sería lo cultural, objetivado, lo simbólico, bla, bla, bla, bla. Todo lo que se habla hoy en día de los hombrecillos y convenciones. Fijaos cómo en esos cuatro estratos abarcamos toda la complejidad de cualquier obra de arte que queramos pensar o de cualquier intervención humana. Lo característico de las obras de arte es que deliberadamente juegan con la composición de los estratos y ejecutan una maniobra que harma nuestro peido. Bien, bien. Llamaba la endidura del trasfondo. Es decir, que cuando apartas una capa, te aparece otra. Y creéis que has llegado al fondo y nunca llegas al fondo porque siguen habiendo capas. Esto volveremos sobre estratos. Están explicados por ahí, como os digo, pero haremos un vídeo. De hecho, no lo he hecho antes porque lo queremos grabar en la net colándonos en el Museo del Prado y metiéndonos dentro de las meninas. Va a ser un vídeo espectacular. No hemos podido hacerlo todavía, pero hablaremos. En todo caso, cuando lo hagamos, ya tendréis por adelantado estas cuatro categorías. estrato. Mimesis, precisamente la mimesis va a ser la que medie entre lo inorgánico y lo orgánico porque la mimesis es lo que hacen los insectos cuando imitan el color de una hoja o cuando imitan la forma de un palito, ¿verdad? Entonces la mimesis está presente, fijaros bien, en las formas más humildes, más sencillas de vida en las cuales los insectillos y las bacterias incluso imitan, mimetizan, prestan atención selectiva a aspectos de la naturaleza y los replican como manera de sobrevivir o de estar ahí, ¿vale? Inmediatamente la poiesis, la fabricación, el hacer algo, el hacer algo siguiendo el tirón, por así decir, de lo psíquico, del tirón de nuestras ideas, de nuestras memorias o de nuestras inquietudes, ahí aparece el paso del orgánico a lo psíquico, que será la segunda categoría de estrato. Mientras que la tercera, la de la ilusión, supone precisamente, aunque sea mi ilusión, supone precisamente objetivar eso, es decir, convertirlo en algo que no compartimos, convertirlo en algo que podamos compartir con los demás. Yo tengo una melodía en la cabeza y voy cantando por la calle, miau, miau, miau, miau, miau, miau, y en cuanto llego a casa y la paso a una partitura, le doy una orquestación y la consigo grabar en un CD y se la paso a mi colega Lucía, entonces la compartimos. Y esa ilusión estética existe en tanto algo compartido a partir de lo cual podemos emocionarnos o decir que mucha puta de músico soy yo. Pero ahí tendríamos esa especie de tercera categoría de cuarto estrato. Es complejillo, pero es la culpa de Javier, que ha preguntado una pregunta de más. El cuarto estrato es lo cultural objetivado. Reitero, esto es que está grabado todo en textos anteriores, pero vamos, inorgánico-orgánico, psíquico y cultural objetivado. Y yo sostengo que las categorías que vamos a tratar aparecen, esto es cosa de los arqueólogos cuando hacen excavaciones, no solamente distinguen entre los estratos que se van encontrando, ¿no?, los griegos, los romanos, los musulmanes, sino distinguen entre los interfaces, es decir, las superficies, la tierra de nadie que media entre un estrato y el siguiente, lo que relaciona un estrato y el siguiente, que puede ser más ancho, revuelto, con interrupciones. Pues bien, las categorías que vamos a ver son justo, aparecen en esos intersticios, entre un estrato y otro estrato, y de hecho nos llevan de uno al otro. Digamos que la capacidad para mimetizarse, para copiar patrones de la naturaleza es lo que está presente en los bichillos más, como digo, más... en ese humildes que hay por ahí, la aparición de lo psíquico en algunas criaturillas, no en todas. Las hormigas se comunican con señales químicas, nosotros nos comunicamos mediante representaciones simbólicas que albergamos a un cerebrillo. Entonces, ese tipo de juego, de interacción, de interfaz entre lo orgánico y lo psíquico generará o estará la base de la poiesis, poesía, de la fabricación, y a su vez el paso de la soledad relativa de cada psique. Así que, con el conjunto de los demás agentes, personillas o sensibilidades, acompañará la aparición de la apathe, de la ilusión. La catarsis funcionará como una especie de reciclamiento máximo porque cuando nos purificamos con una obra de arte, cuando nos quedamos pasmaos, es como que nos atraviesan todo. Entonces nos tocan la materia, nos erizamos, nos tocan las palpitaciones, nos toca la memoria... La verdadera catarsis, la que mola, es la que nos sacude entero. Entonces la veremos en ese sentido como que atraviesa los cuatro estratos. Me he enrollado mazo, insisto, al grupo de Javier. A ver, unas preguntas... Ahí está. S.S. Agrado ha dicho que hay un vídeo en el que se dice que las categorías de estratos no son estratos, sino que están entre ellos. Muy bien, lo puedo decir. Es como si nos llevaran de un estrato a otro. Muy cierto, esa es la cuestión. Son como los espacios que median entre ellos, ¿vale? Y entonces, los estratos nunca aparecen con los estratos completamente segregados unos de otros, sino que de hecho se articulan entre sí a través de las categorías. Y la mimesis, insisto, es esta primero. Recordad, cuando hablamos de estratos, una cosa que decimos siempre es que los estratos inferiores, lo inorgánico, lo orgánico y tal, tienen que estar ahí, tienen que seguir funcionando, por ejemplo, para que podamos concebir ideas y recordar esta clase, nuestros cuerpecillos orgánicos y la materia. El agua y tal que constituyen nuestros cuerpos tiene que seguir en un estado, en un equilibrio dinámico adecuado. Si alguien pone mi cuerpo a hervir mientras estoy dando esta clase o aumenta la temperatura de tal manera que el agua de mi cuerpo se evapora, pues malamente alcanzaremos el estrato de lo psíquico o mucho menos de lo cultural objetivado. Quiere esto decir que los estratos inferiores, igual en una obra de arte, si se funden los pigmentos, pues desaparece lo que quisieras contar, tu mensaje, tu sensibilidad o lo que puedes. La ley general de estratos, los estratos inferiores son anteriores, son más fuertes y son imprescindibles para que los demás emergen. Pero ojo, no podemos explicar aquellos estratos que emergen en función de las leyes que rigen la de los estratos inferiores, porque los estratos superiores cuando aparecen, superiores realmente porque son los últimos que han llegado, no porque sean más majos ni nada. Aquellos que aparecen más tarde incorporan sus propias normas. Entonces, por así decir, el instrumento teórico es un instrumento que se va a tomar por saco. Tiene que sonar para que yo pueda darle un ritmo y tocar una melodía, pero por el hecho de que suene, no podemos explicar que la melodía mole más o mole menos. La melodía tendrá sus propias reglas, entre otras cosas la capacidad de ser recordada, la complejidad, la variación, bla, bla, bla, bla, ¿vale? Con las categorías va a pasar lo mismo, por eso son categorías de estratos. Van a retornar en los estratos superiores, es decir, la atención selectiva que nos ha hecho fijarnos en los Rolex, que abundan entre las setas en Navarra, esa atención selectiva va a retornar en cada una de las operaciones de conformación estética que vamos a hacer. A ver, sagrado que estás hoy, muy... Pero mirad los estratos comunitarios, es un poco equívoco, ¿no? Así que otros otros días, uy, uy, uy, ¿qué me ha dicho? Me ha dicho que sí, que es equívoco, uy, uy, uy, uy. Te voy a apuntar para quitarte dos puntos. No, no, vamos a ver. Yo revelo mis fuentes siempre, compañeros, compañeras. Teoría de estratos yo lo utilizo tal y como nuestro queridísimo Nicolai Harman expone en el tercer tomo de su ontología o en la estética. Estas clases son una chapucilla divulgatoria que no suprime en ningún caso la experiencia de lectura directa de las grandes obras de la filosofía y de la estética. Tenéis que ir, si os interesa esta cuestión, a Harman, digo, en la estética o en el tercer tomo de la ontología. El mismo Harman hay ocasiones en que está... establece cincuenta y tantos estratos, o sea que lo importante de las estratificaciones es el hecho que nos permiten evitar la reducción tanto mal llamada materialista como la reducción idealista, si queréis. Es decir, lo que sucede en las obras de arte, en nuestro ámbito o lo que nos emociona, no es susceptible de ser reducido a lo más absolutamente básico, o sea, a lo matérico, ni es susceptible de ser reducido a lo más absolutamente espiritual, la materialidad. A lo largo de un término es muy anticuado, materialidad y espiritualidad o inorganicidad y lo cultural son diferentes capas de esa complejidad que tenemos que aprender a manejar, que podemos llamar de una manera u otra. Lo que yo quiero que os quede claro es que si vais a dedicaros a la estética, es decir, al análisis de las obras de arte o de las experiencias estéticas y sus emociones, entonces más os vale prepararos para tener que dar cuenta de diferentes tipos de componentes. De hecho, lo que el timbre, el ritmo...