Buenos días, mi nombre es Carlos Van Arkel y soy uno de sus tutores de la asignatura inglés para psicólogos del grado en Psicología de la UNED. En la sesión de hoy voy a presentarles una breve introducción a la lingüística para psicólogos ya que en el transcurso de su trayectoria académica y profesional es innegable la necesidad de un conocimiento lingüístico para abordar las descripciones que encontrarán en los campos de la psicología del lenguaje, la neurociencia del lenguaje y la afasiología. Seguiremos aquí las descripciones de Diegues Vide y de Peña Casanova. En cualquier caso no existe la intención de discutir si la descripción de una determinada unidad se trata mejor desde un postulado teórico u otro, sino la de esbozar los niveles lingüísticos de análisis desde las unidades más pequeñas que describe la fonética a las mayores que describe el discurso. Con todo, debe tenerse en cuenta que el orden de la presentación no es representativo de las unidades más pequeñas ni de la importancia de cada nivel, aunque por ejemplo ciertas modificaciones morfológicas no pueden entenderse sin conocer algunas nociones fonológicas. A modo de contextualización quisiera mostrarles el retrato de dos destacadísimos lingüistas del siglo XX, de izquierda a derecha Ferdinand de Saussure y Noam Chomsky, cuyas influyentes aportaciones al campo de la lingüística deben al menos mencionarse en cualquier introducción a la disciplina. Comencemos pues con la descripción de los niveles lingüísticos. Las palabras que pronunciamos y que oímos están formadas por sonidos. Los lingüistas caracterizan estos sonidos y abstrayéndolos estudian los fonemas, cuya agrupación forma la sílaba. Estas tres unidades son la base del estudio subléxico del lenguaje oral. Además, también pertenece al estudio de las unidades subléxicas orales los determinados rasgos suprasegmentales. La fonética, por tanto, es la disciplina que se encarga de la descripción de los sonidos. Si apelamos a la vertiente lingüística, diremos que investiga los sonidos del habla, que aparecen en todas las lenguas humanas, siendo la clasificación de los sonidos de cada lengua su ámbito particular. Por su parte, la fonología describe la organización de los sonidos dentro de la lengua, es decir, describe la estructura fonológica de una lengua. Para ello se vale la noción de sonido, aunque modificándola ligeramente. En el terreno del habla es posible apreciar tres dominios diferentes, que a su vez se encuentran interconectados. El dominio fisiológico, que analiza la forma en la que los órganos de dicción y la forma en la que los órganos de comunicación se forman, producen los sonidos, siendo el terreno de la fonética articulatoria. El dominio físico, que analiza las propiedades de las ondas sonoras en su trayecto del emisor al receptor y pertenece al ámbito de la fonética acústica. Y el dominio psíquico, que considera la forma en la que el oído percibe los sonidos, dentro de la fonética perceptiva. Como psicólogos, en el terreno fasiológico, las fonéticas articulatorias y acústicas o perceptivas son cruciales para comprender ciertas patologías. Por lo que fundamentalmente describiré aquí las mismas, aunque también definiré algunas nociones relevantes relacionadas con la fonética acústica para la comprensión de algunos aspectos perceptivos. La fonética articulatoria estudia la producción del sonido, en otras palabras, la generación y emisión de los sonidos. Así, investiga y clasifica los sonidos que se producen o generan por la acción de los órganos articulatorios, es decir, aquellos que intervienen en la producción del sonido. Los hablantes, cuando pronuncian un sonido, tienen la posibilidad de identificar el sonido con una simple palabra y no son conscientes del complejo conjunto de movimientos articulatorios que se utilizan en su emisión. Así, no es del todo posible entender la terminología fonética sin la correspondiente terminología anatómica. Los órganos orofonatorios se dividen en tres partes, las cavidades infraglóticas, la cavidad glótica y las cavidades supraglóticas. Cada una de estas cavidades posee una función concreta. En el periodo respiratorio, las cavidades infraglóticas constituidas por los pulmones, los bronquios y la tráquea tienen una función concreta. Las cavidades infraglóticas poseen la función lingüística de expulsar el aire necesario para generar los sonidos del habla. En el ciclo respiratorio, que consiste en inspirar y expirar, se posibilita la generación de sonido inspirando aire, lo que genera los sonidos pulmonares ingresivos, o expulsándolo, lo que genera los sonidos pulmonares egresivos. En la mayoría de las lenguas del mundo los sonidos son egresivos. El habla implica además un cambio en el ciclo respiratorio. El periodo fonatorio se produce en la cavidad glótica o laringe. En esta cavidad se encuentran las cuerdas vocales, que son dos membranas mucosas que se mueven gracias a la acción de diversos músculos y de tres cartílagos, el tiroides que permite localizar anteriormente a las cuerdas vocales, el cricoides y los dos cartílagos aritenoides. Este movimiento hace que las cuerdas vocales se abran o se cierren, y se habla de sonidos sordos cuando el aire pasa por las cuerdas vocales abiertas y de sonidos sonoros cuando éstas se cierran y vibran. En el habla, las cavidades supraglóticas son las más importantes. Las cavidades son las que se utilizan para mantener los principales articuladores. Estos, desde fuera hacia adentro, son los labios, los dientes, los aglodolos o encías, el paladar, el velo del paladar, la úvula que impide el paso del aire a la cavidad nasal y la faringe. El paladar está formado por el prepaladar, el mediopaladar y el pospaladar, el velo y la úvula. Todos estos órganos se encuentran en la parte superior de la boca, situándose en la parte inferior. En la parte inferior, el articulador más activo, que es la lengua, el cual se divide en una punta o ápice, en una corona , un cuerpo de dorso que se divide entre dorso, mediorso y posdorso, unos bordes y una raíz. Sólo los dientes superiores, los aglodolos superiores y el paladar son inmóviles y el resto son articuladores activos. Con estas breves nociones anatómicas, es posible saber qué significa que un sonido sea, por ejemplo, áptico, alveolar, que un sonido se articule. Entonces, el articulador puede ser un sonido que se articule en la zona velar, o que un sonido sea sordo o sonoro. Como se verá aquí, además del punto de articulación y de la sonoridad, los sonidos pueden variar dependiendo de la posición en que se sitúen estos articuladores, es decir, según el modo de articulación. Llegados a este punto, es posible representar los sonidos, pero queda por puntualizar el hecho de que existen dos clases de sonidos, las vocales y las consonantes. Las vocales son sonidos rígidos. Que dejan libre el paso de energía sonora a través del aparato orifonatorio. Las consonantes obstruyen dicho paso. Así, para representar los diferentes sonidos que los seres humanos son capaces de producir, se creó el alfabeto fonético internacional. Los sonidos que se describen en dicho alfabeto están formados por un conjunto de rasgos segmentales o rasgos fonéticos. Los sonidos están formados así por rasgos que constituyen las características mínimas y reductibles de un sonido. Así, cualquier sonido ya sea consonante o rígido. Las vocales se describen a partir de tres rasgos. La abertura de la lengua. Así, según el grado de elevación de la lengua, es posible hablar de vocales altas o cerradas, semiaviertas, semibajas o semicerradas semiaviertas y las bajas o abiertas. La oposición del cuerpo de la lengua, de modo que son anteriores o palatales, o palatales o centrales y velares o posteriores. Y la acción del cuerpo de la lengua. La acción de los labios. Así, encontramos vocales redondeadas y vocales no redondeadas. Con estos tres criterios es fácil diferenciar las vocales a partir de sus rasgos segmentales. Así, la diferencia entre la vocal O y la vocal U es del rasgo fonético altura de la lengua. Entre las vocales E y U es de dos rasgos fonéticos, la posición del cuerpo de la lengua y la acción de los labios. Y entre las vocales A y O es una diferencia de los tres rasgos mencionados. De este modo, las vocales del español O y U son diferentes. Las vocales B y U son fonéticamente más similares que A y O. Esta semejanza o diferencia fonética es muy importante en el terreno patológico, pues pueden diferenciarse cuadros clínicos a partir de este criterio que puede denominarse distancia fonémica o fonética. Por lo que respecta a las consonantes, destacaremos tres rasgos, aunque existen otros como la tensión o la aspiración. El primero de ellos es el punto o lugar de articulación, es decir, el lugar en el que los órganos articulatorios se tocan o se acercan. Como los nombres indican, un punto de articulación bilabial representa el contacto de ambos labios. El segundo de los rasgos es el modo o manera de articulación, es decir, la posición que adoptan los órganos articulatorios en un punto determinado. Cuando dos órganos se unen impidiendo el paso del aire durante un breve momento de tiempo, se habla de sonido oclusivo. Si el paso del aire se estrecha, dependiendo de la abertura, se denominan sonidos tricativos o aproximantes. Cuando se produce una oclusión seguida de una fricación, se definen como sonidos africados. Si el aire que expulsamos pasa además por la boca, además de por la boca, por la nariz, se generan sonidos nasales. Cuando se produce una oclusión en el centro de la boca y el aire sale por los costados de la lengua, se emiten sonidos laterales. Y por último, cuando se producen breves vibraciones de la punta de la lengua, se habla de sonidos vibrantes. El tercer rasgo es la sonoridad. ¿Qué son los sonidos? Los sonidos en los que se produce una vibración de las cuerdas vocales se denominan sonoros y aquellos en los que tal vibración no existe son sordos. Igual que para las vocales, existe una distancia fonémica en las consonantes, la cual es importante de cara a la patología. Así por ejemplo, los sonidos APA y APA solo se diferencian por el rasgo articulatorio de sonoridad. Los sonidos APA y APA se diferencian en dos rasgos, la sonoridad y el modo de articulación. Los sonidos APA y APSA se diferencian por los tres criterios mencionados. ¿Cómo se ha dicho? Esta alternancia permite a la fasióloga la diferenciación entre diversos cuadros clínicos. La noción de coarticulación también es significativa por la patología que pueden presentar ciertos pacientes. Cuando hablamos, realizamos este acto de manera continua sin separar los sonidos. Esta continuidad desde un punto de vista de los órganos articulatorios se traduce en una acomodación de los sonidos con respecto a los sonidos vecinos. La disciplina auditiva de la fonética, por su parte, se encuentra en el ámbito de la percepción del habla. Se estudia entonces, a diferencia del caso anterior, el reconocimiento de los sonidos, no su producción. El oído humano recibe información acústica en forma de ondas sonoras que en el oído interno se transforman en impulsos nerviosos. Así uno de los aspectos básicos de la fonética auditiva consiste en la descripción de las características de las ondas sonoras. Gracias a esta descripción podemos establecer unidades de análisis. Las características de una onda sonora se describen seguidamente con sus correlatos perceptivos. El sonido representa una variación de presión en el aire que regira un movimiento de vibración longitudinal. Cada pulsación de la vibración en el habla se corresponde con un solo movimiento de apertura y cierre de las cuerdas vocales. La vibración consiste en un recorrido de ida hacia la cima o concentración y de vuelta hacia el valle o en relechimiento. De esta forma se calculan las vibraciones de un objeto añadiendo un elemento temporal. Así, el cociente entre el número de ciclos por segundo se denomina frecuencia y se registra la unidad física. Así, cuanto más aguda sea la voz, más vibraciones se producirán. La correspondencia de la frecuencia acústica en la fonética auditiva es el tono. Podemos por tanto decir que el oído humano percibe tonos, aunque estos tonos como entidades psíquicas se relacionan con las frecuencias como entidades físicas. Cuando se habla de tono normalmente nos referimos al denominado tono fundamental, F0 o frecuencia fundamental. El F0 es la frecuencia básica de la vibración de un sonido. El contorno del F0 resulta determinante para caracterizar muchos aspectos del habla patológico. Con todo, en el habla se generan ondas complejas. Esto significa que se utilizan muchas fuentes distintas de vibración. Estas vibraciones se relacionan con la frecuencia fundamental. Todas son múltiplas de la misma. Así, para una onda sonora con un F0 de 120 Hz existirán una serie de frecuencias relacionadas de 240 Hz, el F1, de 360 Hz, el F2 y demás. Estas frecuencias relacionadas reciben el nombre de armónicos o hipertonos, siendo la F0 el primer armónico. En el oído, el timbre se correspondería con la percepción de la distribución de los diferentes armónicos de un sonido, es decir, sería la percepción por el oído de la forma que adoptan los distintos armónicos para un sonido determinado. En una onda compleja se pueden encontrar patrones de vibración periódico, cuando las vibraciones son siempre constantes, o si las vibraciones se producen al azar serían aperiódicos, aunque en el habla existen ambos tipos. Entre la fase de concentración o cima de una onda sonora y la fase de enredecimiento o valle, existe un punto máximo de separación y esta distancia se conoce como amplitud y es la responsable directa de la intensidad. Cuanto mayor es la amplitud, mayor es la intensidad de un sonido. Para medir la intensidad se utiliza el decibelio. Además de estas unidades, la fonótica auditiva estudia diversos fenómenos asociados a la audición. Dos de estos fenómenos se aplican en el aprendizaje. El primero de ellos es el efecto McCool, que demuestra que existe una neutralización cuando se presentan dos estímulos sensorialmente diferentes. En otras palabras, si una persona ve la boca de otra persona articulando, por ejemplo, la sílaba agá y al mismo tiempo oye la sílaba aba, lo que quiere oír realmente es la sílaba da. Y en segundo lugar, el tiempo de la emisión de voz, o voiced onset time, VOT, lo verán representado así. En los sonidos oclusivos, por ejemplo, pa, ba, ta, da, ka, ga. En estos sonidos, el voiced onset time representa el tiempo que media entre la vibración laringea de la vocal con respecto a la relajación de la oclusiva anterior. En otras palabras, en la emisión de la sílaba aba, el VOT es el tiempo que media entre la oclusión de la consonante ba y la vibración de las cuerdas vocales para la vocal siguiente a. Con todo, nunca un oyente puede percibir un sonido acústico. El sonido intermedio entre la aba y la ba los oyentes siempre perciben o bien la oclusiva sorda, apa, o bien la sonora, ba, incluso cuando la distancia entre los dos puede ser mínima. Este fenómeno se denomina percepción categorial. Así, los oyentes discriminan los sonidos en categorías discretas, nunca continuas. Por su interés para la prosodia, merece la pena comentar la noción deformante. Todos los sonidos humanos se generan gracias a la posición de los órganos articulatorios y a las resonancias del tracto vocal. Estas resonancias se producen sobre todo en las faringias, la boca y los labios. Así, cuando se analizan acústicamente los sonidos emitidos, se puede medir la resonancia de la nariz, el primer formante o F1 de la boca, el segundo formante o F2 y el de los labios, el tercer formante o F3. La fonología, por su parte, tiene como unidad principal al fonema, que se define como un sonido distintivo. Para saber cuándo un sonido puede considerarse fonema, se puede realizar la denominación de fonemas. La denominación de fonemas es una prueba de la conmutación o sustitución. Así, el fonema se obtiene cuando tras conmutar dos sonidos, se produce un cambio de significado en una palabra. A pesar de que esta prueba de la conmutación recurra al significado, debe destacarse que tanto los sonidos como los fonemas, así como las sílabas, son unidades que carecen de significado. Los sonidos pueden ser fonemas en una lengua, pero no en otra. Así, en español existe un sonido y un sonido , pero se representan por un único fonema . Por ejemplo, podemos pronunciar la palabra sol con una frente a sol con una s sorda, pero no distinguiríamos dos palabras. En catalán, por contra, el sonido y , diferencias palabras como rosa frente a rosa . En el ejemplo anterior se muestra que ciertos sonidos pueden ser intercambiados sin que exista un cambio en el significado de la palabra. Esta idea subyace a la noción nealófona. Así, un fonema como puede tener distintos alófonos como , dependiendo del contexto de la presencia de uno u otro. De este modo, en todas las lenguas hay más sonidos que fonemas, y como vemos, el fonema es una entidad de carácter abstracto. La representación entre barras de es útil para relacionarlo con la letra o con el sonido , pero igualmente podría denominarse de otra forma. Cada lengua utiliza su inventario de fonemas para construir las palabras. En muchos casos se trata de una representación de una palabra. Por lo tanto, el fonema es una relación presente en todas las lenguas del mundo, como la distinción entre vocales y consonantes. Pero en la mayoría de los casos encontramos rasgos propios de una sola lengua, como podría ser el sonido , propio del francés. Así, muchos de los trastornos que encontramos en el terreno fasiológico podrían ser propios de una única lengua, aunque el fenómeno puede aplicarse en general a todos los pacientes que posean características similares. Por su parte, la fonotáctica es la parte de la fonología que estudia las posibles combinaciones en una lengua. Cuando se entra en el terreno de la combinación, antes de hablar de palabras hay que acudir a una segunda unidad de la fonología, la sílaba. La sílaba es una unidad de procesamiento esencial y posee una realidad mental que resulta indiscutible, de forma que cualquier oyente es capaz, de manera inconsciente, de distinguir las sílabas posibles en su lengua materna. La sílaba posee una estructura muy concisa desde el punto de vista lingüístico. Una sílaba está formada por su ataque o abertura y una rima, que a su vez se divide en núcleo y coda. Tanto el ataque como la coda pueden contener una consonante, dos consonantes o podrían estar vacíos. Por su parte, el núcleo puede contener una vocal o dos vocales, pero no pueden estar vacíos. De hecho, en algunas lenguas existen consonantes que pueden ser nucleares. Por tanto, cuando existen dos consonantes o dos vocales se dice que el ataque, el núcleo o la coda se encuentran ramificados. De esta forma es posible categorizar las palabras a partir de las estructuras silábicas. Algunas de estas estructuras son muy comunes y otras poco frecuentes. La estructura silábica depende de tres factores particulares universales. El factor particular muestra que la estructura del ataque y de la coda puede variar entre las lenguas, por lo que las codas ramificadas son, por ejemplo, muy poco productivas en castellano. En bíceps encontramos una consonante con una vocal y dos consonantes. Los factores universales, por su parte, son la jerarquía de sonoridad, desde el ataque al núcleo se produce una progresión de un elemento que no es sonoro a un elemento que es sonoro, mientras que desde el núcleo a la coda se produce una progresión contraria, es decir, de un elemento que es sonoro a un elemento que no es sonoro. Y el criterio de optimidad. Las sílabas más óptimas son aquellas que poseen un sonido oclusivo en el ataque y que acaban con el máximo de sonoridad, esto es decir, la coda. Este criterio es el que permite la segmentación silábica en muchas lenguas. La fonología presenta también el objetivo de describir el ataque y la coda. Es decir, los patrones sonoros predecibles que rigen el comportamiento de los sonidos. Estos patrones se suelen presentar en forma de procesos fonológicos, de forma que estos se pueden describir como la expresión de las regularidades predecibles en una lengua. Existen tres clases de procesos fonológicos, de los cuales presento sumeramente dos. Los procesos de asimilación y disimilación. La asimilación se produce cuando un sonido adquiere uno o más rasgos de otro. Por su parte, los procesos disimilatorios son aquellos en los que dos sonidos articulatoriamente parecidos tienden a diferenciarse. En ambos casos se trata de procesos que implican la modificación de sonidos a consecuencia de segmentos próximos. Los fenómenos de asimilación se relacionan con el fenómeno de la coarticulación, como vemos. Por su parte, dentro de los procesos disimilatorios, uno de los más importantes es la dictonación. Por ejemplo, la palabra bueno, como sabemos, procede del latín bonis. Como vemos, hay una dictonación. En segundo lugar, los procesos de inserción o elisión de segmentos. Es posible eliminar segmentos, fonemas o sílabas en diferentes posiciones, de modo que podamos distinguir la metátesis, o un cambio de orden, y la auténtesis, también llamada adición de un sonido o fonema. Por su parte, se entiende como rasgos suprasegmentales todos aquellos que están vinculados con la prosodia y que por lo tanto pueden producirse simultáneamente con un sonido. Cuando se produce un acento, por ejemplo, este se produce de forma simultánea con una vocal. No antes o después. Los elementos más significativos respecto a las alteraciones afasiológicas y que forman parte de la prosodia son el acento, que se relaciona con la fuerza de expulsión del aire y se presenta siempre sobre una sílaba. El acento permite distinguir sílabas tónicas, es decir, acentuadas, y sílabas tónicas, las no acentuadas. Y las lenguas presentan mucha variación respecto al acento. Muchas lenguas son variables respecto al acento, por ejemplo el engué. Pero también hay lenguas donde la posición es fija o predecible, como el francés, cuyas palabras son agudas. En segundo lugar, el tono o melodía. Una sucesión de tonos constituye el sistema de entonación de una lengua. Aunque existen algunas lenguas tonales en las que puede cambiarse el significado de una palabra con solo cambiar el tono voluntariamente. Las lenguas románicas, como la española, hacen uso de la entonación para marcar diferentes emisiones. Así se utiliza una sucesión de tonos diferentes, sobre todo en el tramo final de la entonación para aseverar, interrogar, reclamar y demás. Y el tercer rasgo sería la duración o calidad, que se relaciona con aquellos sonidos o grupos de sonido que gracias al aire pulmonar pueden alargarse. Todos los sonidos poseen una duración intrínseca específica para cada sonido, pero un sonido podría alargarse en alguna lengua con una función diferencial. Así, por ejemplo, en inglés la duración se combina con el timbre, es decir, con los múltiplos del tono. De manera que son sonidos diferentes. Por ejemplo, beach, golpe. Y beat, de trozo. Vinculando estos conceptos con el ritmo del habla es posible apreciar que no todas las lenguas son iguales. Así, mientras en inglés existe una isocronía acentual se producen compresiones silábicas temporales necesarias para que los acentos se encuentren a la misma distancia. En español, por ejemplo, la isocronía es silábica. Las sílabas mantienen la misma duración. Con respecto a la morfología nos adentramos en el estudio de la forma del significado. Así, un morfema es una unidad lingüística mínima dotada de contenido semántico o de valor gramatical. De este modo, el morfema es una unidad abstracta, es decir, psíquica o mental, que por sí sola ofrece o bien el significado de un determinado conjunto de sonidos o bien un valor gramatical expresado por uno o varios sonidos. En algunos casos, un morfema puede ser igual que una sílaba. Por ejemplo, descomponer. Por ejemplo, un fonema. Sin embargo, cuando se estudian en estas unidades como fonemas o como sílabas no se les puede atribuir ningún significado mientras que por el contrario este significado es necesario cuando se utilizan como morfema. La representación física de un morfema es un morfo. Si se piensa en una palabra como casas se puede observar que consta de dos morfemas. Uno ofrece el significado de la palabra, casa, mientras que el otro, ese, informa de que se trata de más de una unidad. A esto hace referencia el contenido semántico casa y al valor gramatical eso. ¿De acuerdo? Parece evidente que la obtención de morfemas desde palabras se puede lograr a partir de la segmentación. Casa y ese, árbol, árboles pero no siempre esto resulta fácil. El lexema o morfema léxico se trata de una unidad morfológica con contenido semántico. A veces se habla también de base diferenciando entre raíces. Es decir, bases que se aplican a la derivación y temas. Esto es, bases que se aplican a la flexión. El morfema gramatical por su parte se trata de una unidad morfológica con contenido gramatical. Así, un morfema gramatical hace referencia a unidades que aportan contenido gramatical a la palabra. Dependiendo del contexto es posible tener más de un morfema realizando la misma función. Por ejemplo, la S de casas, la S de árboles o incluso los morfemas cero en palabras sin plural como déficit. Eh... Que son todos ellos plural. Así, el morfema de plural se puede materializar en el morfo S en el morfo ES o en casos irregulares de plural en el morfo cero como digamos en déficit. Ahora bien, cuando aparece uno no puede aparecer el otro. Característica que recibe el nombre de distribución complementaria. Esto lleva a una noción importante. Cuando un morfema se distribuye se puede representar por más de un morfo a estas representaciones y se le denomina alomorfo. En español existen alomorfos por ejemplo para el género femenino, chica, actriz, alcaldesa o para el tiempo pasado cantaba, cantó, subía y de la lista de morfos varía dependiendo de la lengua esta lista de morfos, ¿no? No podemos dejar el apartado referente a las unidades de la morfología sin intentar definir una palabra. Si se pregunta un sujeto cuántas palabras hay en una frase seguramente todo el mundo o este sujeto no tendrá mayor problema en contestar. No obstante, este criterio presenta importantes lagunas. Coche bomba, por ejemplo, suele contarse como una palabra pero si escribimos sin guión la palabra serían dos. Si tenemos en cuenta otras lenguas como el vietnamita una palabra podría ser la propia categoría de pudular e incluso en algunas lenguas esquimales una sola palabra hace referencia a una oración completa poseyendo cada sonido un significado específico. A pesar de esta dificultad se han propuesto diversos criterios para definir una palabra aunque todos ellos presentan algún tipo de problema. Tanto los criterios fonológicos como ortográfico, sintáctico, semántico o de otra clase como la aislabilidad no dan cuenta comprensivamente del concepto de palabras. Quizás la mejor aproximación sea una combinación de criterios considerando palabras a un morfema libre una asociación de morfemas libres o una unión de morfemas ligados. Un morfema libre es aquel que puede formar una palabra por sí solo por ejemplo, sol, hombre, nada. El morfema ligado es aquel que no puede aparecer por sí solo y necesita unirse a otros morfos a, s, can. Así tenemos morfemas libres con morfemas ligados sol, solar morfema ligado con morfema ligado can, fiaba, cantado morfema libre con morfema libre guardia, urbano Pero con todo normalmente en la faseología se relaciona el concepto de palabras con un espacio entre blancos como se ha descrito al principio de este apartado. Por su parte los procesos morfológicos son un aspecto crucial en el terreno lingüístico pero también en el de la fasiología pues permiten discriminar determinados cuadros semiológicos. Analizaremos aquí los más destacados para la semiología clínica. La morfología flexiva se ocupa de los morfemas gramaticales que dan lugar a las diferentes formas de las palabras pero no a las diferentes palabras. En la mayoría de las lenguas se trata de morfemas ligados. Se distingue en dos clases la declinación es decir, el género que puede ser masculino femenino o neutro el número singular plural el caso nominativo acusativo etcétera la persona primera segunda por ejemplo y la conjugación es decir el tiempo que puede ser pasado presente futuro el modo indicativo subjuntivo y demás el aspecto perspectivo imperfectivo y la voz que puede ser activa o pasiva. En español morfológicamente solo existe una forma verbal como Alan posee información flexiva del número plural tercera persona tiempo pasado y muy indicativo. En español existen como vemos dos géneros masculino y el femenino el género neutro apenas se encuentra en formas como lo esto aquello se aplica a nombres chicas frente a chicos y adjetivos altos frente a altas blancos blancas aunque hay que decir que la mayoría de los nombres poseían un género gramatical que no corresponde con ningún género sexual casa es femenino pero no de un modo sexual del mismo modo algunos adjetivos no poseen género irreal es tanto masculino como fenomino suele considerarse en estos casos que el femenino es la forma masculina más el morfo cero es decir el masculino es irreal y el femenino es irreal con el morfo cero algunas palabras poseen también los géneros aunque entonces su significado variará el corte frente a la corte o el frente frente a la frente con respecto al número hay que distinguir el singular un objeto del plural más de un objeto se aplica a los nombres casa frente a casa adjetivos altos frente a altos y verbos como comemos como en el género aquí también existen algunas excepciones como son los nombres que carecen de plural como déficit o déficit cero con el morfo cero es decir los nombres en plural que hacen referencia a un solo objeto gafas o alicates y los nombres en singular que hacen referencia a diversos referentes como gente multitud o algunas formas no personales de los verbos es decir los infinitivos comer y los erúndugos comiendo los participios si tienen plural aunque poseen la forma de adjetivo y en ocasiones los infinitivos pueden funcionar igual que los nombres por lo que son nombres que pueden aparecer también en plural en ciertas lenguas existen formas morfológicamente específicas para dos cosas el número dual o para tres cosas el número trigal por su parte existen tres personas según se haga referencia al yo primera al tú la segunda y a todo referente que no es ni tú ni yo es decir la tercera persona se aplica a los verbos como comer como y a los pronombres pues los principales las excepciones son las formas no personales del verbo es decir el infinitivo comer el erudito comiendo y el participio comido y la inexistencia de la primera persona en el modo imperativo de igual forma en algunas lenguas es posible observar una cuarta persona denominada obviativa que se reserva para aquellos discursos en los que hay dos terceras personas de modo que una seguirá siendo la tercera y a la otra se le otorga este espacio lingüístico diferente con una cuarta persona el tiempo por su parte hace referencia principalmente al pasado al presente y al futuro mientras que el modo se relaciona con la actitud del hablante cuando produce una misión de manera que ésta será segura como comía comeré para el indicativo posible o deseable como coma comiese en español a los verbos modificando la percepción temporal comí como comeré y la del emisor por ejemplo que yo coma las formas verbales no personales son una excepción nuevamente estas marcas no se realizan morfológicamente en muchas lenguas el inglés no posee ni futuro morfológico ni tiempo condicional morfológico ni modo subjuntivo morfológico se realiza en esta lengua mediante el sistema auxiliar verbal de forma lexemática por ejemplo con el will el would el should etcétera con todo la flexión expresa siempre una relación sintáctica o funcional pero no semántica la relación entre casa y casas chico y chica o canta y cantar no es una relación semántica pues apenas cambia el contenido semántico principal de la palabra asimismo existen ciertas formas flexivas que son irregulares en este sentido se suele emplear el término de suplesión para indicar dos formas que no suelen relacionarse de forma regular por ejemplo las formas verbales del verbo ir voy iré fui o del verbo ser soy serese sea soy eres perdón sea o del verbo haber he haya habida había por ejemplo en ciertos casos la suplesión solo consiste en una alternancia vocálica pensar pienso o rogar ruego en algunas lenguas como el inglés esta alternancia es un método muy productivo para formarse en formas irregulares como el same samson la mutación vocal asimismo se considera que ciertas flexiones son canónicas es decir que el resto de elementos flexionados se forman a partir de estas añadiendo morfemas para el español el género canónico es el masculino el número el singular y el tiempo el presente esta noción de canonicidad es útil cuando se trabaja en morfología la morfología con pacientes concretamente en cuadros como en la gramática la morfología derivativa es decir la derivación origina palabras nuevas cuando se añade un morfema esto es se obtiene una nueva palabra semánticamente y en muchos casos se produce un cambio de categoría así de nación que es un nombre se puede pasar a nacional que es un adjetivo a nacionalizar que es un verbo y a nacionalización que es de nuevo un nombre el significado de estas palabras es siempre distinto a diferencia de la flexión la productividad de la derivación es enorme pues es posible formar nuevas palabras a partir de prácticamente cualquier otra palabra para formar palabras derivadas bastaría en principio de este modo con conocer el conjunto de morfemas que se aplican a los anexemas como por ejemplo osión representación agro alumbrado ansia etc es necesario distinguir en todo caso tres clases de morfemas gramaticales o también denominados afijos pues en algunos casos se colocan delante detrás y demás en primer lugar los prefijos son los morfemas que se colocan delante del lexema en español todos los prefijos son derivativos los sufijos son los morfemas que se colocan detrás del lexema en español todos los morfemas flexivos que son los morfemas que se colocan dentro del lexema así el lexema it en carlitos sería un infijo apreciativo que no cambia la categoría de la palabra el número de infijos en español es bastante pequeño la composición se trata de un proceso en el que se unen dos morfemas libres o lexemas la unión de dos lexemas incluye prácticamente cualquier categoría así existen compuestos de verbos más nombres como espantapájaros nombre más nombre telaraña adjetivo más adjetivo por ejemplo sordomudo preposición más nombre contracorriente y demás además debe tenerse en cuenta que muchos compuestos con el paso del tiempo se lexicalizan es decir se comporta como si fuera una única palabra por ejemplo piel roja o llave inglesa también es muy importante comprender la jerarquía existente entre los procesos morfológicos cuando analizamos una palabra morfológicamente es muy compleja no sería correcto verla como una sucesión de morfemas porque supondría que todos los morfemas tienen la misma consideración en desnacionalización nación se relaciona con al y no con isar por tanto grosso modo en esta palabra segmentamos en desnacionalización pasando por nacionalizar nación y al de acuerdo del mismo modo la aplicación de los procesos de derivación y flexión son seriales primero la derivación y luego la flexión por ejemplo nacional se añade luego el morfema de plural para formar nacionales de acuerdo a eso como puede apreciarse a medio camino entre la morfología y la sintaxis se encuentra la morfología flexiva pero también la existencia de diversas clases de palabras o en categorías gramaticales lo que resulta significativo en el ámbito de la lingüística clínica es posible clasificar las palabras en dos clases diferentes y además desde dos puntos de vista en primer lugar en función de su productividad la productividad se refiere a la posibilidad de crear palabras nuevas y desde este punto de vista se puede hablar de palabras de clase abierta que se refieren a aquel lexicón o gabular en el que se pueden crear nuevas acepciones léxicas estaría formado por los nombres como casa perro puerta los verbos como casar los adjetivos como alto grande blanco y los adverbios ayer tristemente bien todavía etc. y de palabras de clase cerrada se trataría de aquel lexicón donde no pueden crearse nuevas acepciones que lo conforman los determinantes como el una este aquella los auxiliares como las formas compuestas del verbo con haber ser etcétera las conjunciones y pues aunque pero los pronombres como yo tú me te y las preposiciones como a bajo con sin con todo en algunas ocasiones se crean nuevas formas por ejemplo las preposiciones durante y mediante que se han añadido no hace tanto a la lengua pero son costosas estas incorporaciones si se compara con la posibilidad de crear nombres verbos adjetivos palabras de contenido que son las que poseen una carga semántica mayor y pertenecen en la mayoría de los casos al lexicón o vocabulario de clase abierta y son por tanto los nombres los verbos los antiguos los adverbios y las palabras de función es decir aquellas que poseen mayor contenido gramatical pero no semántico y pertenecen al lexicón de clases cerradas serían los determinantes los auxiliares verbales y las conjunciones no obstante las preposiciones y los pronombres personales son problemáticos en estas clasificaciones pues si bien algunas preposiciones son claramente palabras de función como a b en otras poseen un claro contenido semántico como sobre bajo contra lo mismo ocurre con los pronombres personales porque posee un cierto contenido semántico yo tú él ella nosotros la hora el que los por medio de la combinación de palabras en estructura compleja esta estructura son las oraciones entendida la oración como la unidad máxima de la sintaxis trataremos así de explicar a la existencia en principio la sintaxis no es más que una agrupación ordenada de palabras, se unen palabras de contenido y de función para formar oración. Esta agrupación puede variar según las lenguas, existen órdenes lineales que son no configuracionales, en las lenguas que presentan este orden se trata de un orden libre porque ciertas marcas morfológicas permiten que las palabras aparezcan en cualquier posición, por ejemplo en latín, una palabra en caso nominativo y una palabra en caso acusativo pueden ir en cualquier posición alrededor del verbo, pues el caso nominativo será siempre el sujeto y el acusativo será siempre el objeto. Los órdenes, por su parte, los órdenes lineales configuracionales se observan en las lenguas con un orden fijo o prácticamente fijo, por ejemplo en inglés la frase the man saw the cat no es lo mismo que the cat saw the man, evidentemente. Existen otras lenguas como el español que no presentan un orden libre de las palabras ni un orden fijo tampoco, sino que presentan un orden libre de constituyentes, es decir, de sintagmas. En este sentido, este orden lineal no es aleatorio y se somete a diversas restricciones. En otras palabras, se sigue un orden lineal en el que las palabras se agrupan en unidades mayores, es decir, los constituyentes sintagmas. El sintagma se define como una relación, la que mantiene un núcleo con sus especificadores y con sus complementos, ¿de acuerdo? Los núcleos son todas las palabras de contenido, así si el núcleo es un nombre se hablará de sintagma nominal, si el núcleo es un verbo se hablará de sintagma verbal, la preposición forma el sintagma preposicional. El adjetivo implica un sintagma adjetival y el adverbio un sintagma adverbial. Los especificadores, por tanto, son aquellos constituyentes que modifican al núcleo. Existen especificadores nominales, como los determinantes, formados por los artículos, etc., y una cierta clase de adjetivos dentro de un sintagma adjetival, como este, aquel, su, etc. Y los especificadores verbales, es decir, los auxiliares, como las formas compuestas con el verbo haber y los sintagmas adverbiales. Hay que tener presente que los adjetivos son los que se utilizan para la expresión. Por lo tanto, el sintagma adverbial y el sintagma preposicional no poseen especificadores, aunque el sintagma adjetival puede tener algún especificador como muy en frases como es un hombre muy bueno, en oraciones. Por su parte, los complementos son todos los elementos que complementan una categoría nuclear. En este caso, las posibilidades son mayores. Hay complementos del nombre, por ejemplo, el sintagma adjetival, uno o varias sintagmas preposicionales, o una cláusula de relativo que complementan al nombre. Y en principio podría existir complementos del verbo, es decir, uno o varios sintagmas nominales, y dos sintagmas preposicionales y una cláusula de relativo. En este caso es frecuente la presencia de más de un complemento. Tanto en la cláusula como en la oración son estructuras sintácticas formadas por la unión de un sujeto y de un predicado. La cláusula se encuentra insertada en otra estructura, de manera que se circunscribe al ámbito de la subordinación, es decir, oraciones que dependen de una principal y se introducen por cierta forma. Por su parte, una oración no está insertada en otra estructura, por lo que se suele hablar entonces de oración principal. Es decir, cuando existe subordinación, lo normal es que se hable de oración principal y de cláusula subordinada. Sin embargo, en ocasiones también se habla de oración subordinada, porque por definición toda cláusula es una oración pero no la unión. Una oración está formada por una sucesión de categorías gramaticales. No obstante, la definición de categoría no siempre es fácil. De forma general existen categorías que incluyen todas las palabras de contenido y de función, tal y como hemos descrito antes, es decir, el nombre, el verbo, la preposición, el adjetivo, el adverbo, el determinante, el auxiliar, el pronombre, etc. Existen también categorías frasales, que son aquellas que se desarrollan a partir de categorías sintácticas, es decir, todos los sintagmas, es decir, el sintagma nominal, el verbal, el preposicional, y categorías morfológicas, que son aquellas que hacen referencia al género, al caso, al número, al tiempo, etc., como hemos comentado en referencia a la morfología. De esta forma, la oración es una sucesión de categorías sintácticas que se agrupan en categorías frasales. Las dos categorías principales son el nombre y el verbo. Un nombre representa una noción más estática, un objeto o entidad, mientras que el verbo se relaciona con una noción más dinámica, es decir, una acción o un proceso. La patología del lenguaje se incluye en algunos textos, incorporando la denominación de objetos y de acciones. De este modo, si se compara las categorías sintácticas con las puestas en la sección de morfología y definición, resulta que existen también dos clases de categorías sintácticas. En primer lugar, las categorías mayores o léxicas, las cuales poseen un mayor contenido semántico, esto es el nombre, el verbo, el adjetivo y el adverbio, y las categorías menores o gramaticales, que realizan una función gramatical, esto es el determinante, el auxiliar, etc. Con todo, la distinción no siempre es clara, como sucede con las proposiciones, los pronombres y las conjunciones. El nombre, denominado también sustantivo, nombre sustantivo, designa una clase de objetos, como vemos, aunque cuando aparece con un especificador puede designar también algún objeto particular. Se trata de una entidad designadora, en oposición al verbo. Los nombres se pueden dividir en varias categorías, como los nombres contables o no contables, según su capacidad de numeración, como nombres concretos y abstractos, si son imaginables o no lo son, y nombres comunes y nombres propios, si no se particularizan o si se particulariza el objeto designado. El adjetivo, por supuesto, es el nombre, el nombre adjetivo posee la función principal de clarificar al nombre. Existen los adjetivos especificativos, que forman con el nombre al que especifican una entidad semántica, es decir, un único referente, como en un coche rojo, y los adjetivos explicativos, que proporcionan una cualidad al nombre, como en un coche magnífico. El verbo, por su parte, tiene su principal designación en el dinamismo y, por tanto, en las acciones. Esto es así por la capacidad del verbo para expresar el tiempo. Existen diferentes tipos de verbos, como sabemos, verbos regulares e irregulares. Los verbos regulares son los que pueden conjugarse a partir de procesos morfológicos y los verbos irregulares no pueden conjugarse así y pueden ser la alternancia vocálica, rogar, ruego, como hemos visto, la edición de consonante, conducir, conduzco, y verbos en los que todo el paradigma es irregular, como ser, ser era fui o hago, ¿no? Hago, hice, hice, hacer o el ser. Existen también verbos transitivos e intransitivos. Los verbos que no contienen ningún complemento, por ejemplo, el verbo se denomina intransitivo, mientras que los que sí lo contienen, es decir, que sí contienen un complemento, un objeto directo, se denomina transitivo. Y, como vemos, verbos atributivos por su parte y predicativos. Son los verbos, los predicativos y los atributivos, en los que el complemento concuerda un género y un número con el sujeto. Es decir, los atributos son atributivos, quiero decir, los verbos ser y estar y a veces parecer. Mientras que el resto de verbos, donde concuerda el objeto con el sujeto, serían predicativos en la lengua española, ¿no? Por su parte, el adverbio se trata de una categoría difícil de definir. Se pueden definir como partículas que complementan al verbo, al adjetivo y en ocasiones a otro adverbio. Existen adverbios de lugar, aquí, allá, cerca, lejos, de tiempo, ahora, pronto, mañana, siempre, nunca, de modo, cómo, así, bien y cantidad, cuánto, mucho, poco, nada, etc. Indeterminante entran los artículos y una cierta clase de adjetivos. En ambos casos son elementos que aparecen siempre como especificadores de un nombre dentro de un sistema nominal. Su función primordial consiste en convertir un nombre que no es específico en un nombre concreto o referencial. Así, no es lo mismo coche, mi coche, el coche, este coche y demás. Los artículos en español son determinados, como el, la, los, las, e indeterminados, como un, una, uno, una y demás. Los adjetivos pueden ser demostrativos, como este, ese y aquel, posesivos, como mi, tú, su, nuestro, indefinidos y cuantificadores, como dos, pocos, muchos, bastantes. Y cuando estos adjetivos son especificadores se trata de determinantes del nombre. Por ejemplo, mi coche, dos niños, aquel libro. Pero cuando son núcleos se trata de pronombres. Este coche es mío, esos dijeron que no, por ejemplo. Por otro lado, los auxiliares son pocos en español, pero presentan un uso muy frecuente. La forma más común es... Como hemos visto, son las del verbo haber, combinadas con los tiempos compuestos. He comido, habrás salido, etc. Es posible considerar también como auxiliar al verbo ser, cuando se utilizan frases pasivas, como es considerado o son seguidos. En relación con las preposiciones, siempre anteceden a un sintagma nominal. Asimismo, todas encabezan complementos verbales. Existen preposiciones locativas, que consignan información espacial o direccional, como en el lápiz está en el cajón, o puso el libro sobre la mesa. Preposiciones temporales, que consignan información temporal, como el tren llega a las ocho, o era la mejor obra desde su publicación. Y preposiciones frasales, que se vinculan al verbo, las cuales forman los complementos de régimen, como en el equipo participa en el juego, o se quejaba de las normas. Como puede apreciarse, una misma preposición puede pertenecer a más de una categoría, de modo que será de un tipo u otro de preposición según la función que cumpla. En el caso de los pronombres, es bastante parecido al de las preposiciones. En principio, un pronombre es una palabra que puede reemplazar a un nombre, de manera que hace referencia a un objeto, pero no siendo en general ningún objeto particular. Los pronombres personales pueden ser tónicos, como yo, tú, nosotros, ni consigo, o átonos, ne, se, las, lo. El resto de pronombres pueden considerarse funcionales, demostrativos, como ese, aquel, cuantificadores, como hemos visto todos, muchos, algunos, e interrogativos, qué, cuál, cómo, etc. Los pronombres funcionales son pronombres cuando sustituyen a un nombre, pero cuando especifican un nombre se consideran adjetivos. Por último, la función principal de las conjunciones es la de unir oraciones simples para formar constituyentes más complejos. Algunas son claramente gramaticales, como y, mientras que otras poseen mayor carga semántica, pero, auque. Existen dos clases, las conjunciones coordinativas, en las que entran las copulativas, y las distributivas, como bien ya, las disyuntivas, o las adversativas, pero, auque, sino. Y las conjunciones subordinantes, que complementan a un amplio conjunto de conectores, formado por conjunciones diversas, sustantivas, como qué, pues, luego, por lo tanto, y conjunciones adverbiales, como dónde, cuándo, así, cómo, etc. Además, en el ámbito lingüístico, la función se puede describir desde un punto de vista lingüístico, en el ámbito lingüístico, desde un punto de vista morfológico, de modo que la función se relaciona con los complementos de sujeto, objeto directo y demás, y desde una perspectiva sintáctica semántica, de modo que la función se concreta en la noción de papel temático. Cuando un hablante planifica la emisión de una oración, debe procesar un conjunto de informaciones de su léxico mental. La relación del verbo con esta información del léxico mental se denomina estructura predicativa argumental. Predicativo por el verbo, que es el predicado de la oración, y argumental, pues se denominan argumentos aquellos sintagmas obligatorios en relación con un verbo. Así, un verbo intransitivo solo exige un sintagma nominal, mientras que un verbo transitivo requiere dos, un sintagma nominal y otro sintagma nominal, o un sintagma preposicional. Otros exigen tres. El resto de complementos, los circunstanciales, se denominan adjuntos, no son obligatorios, y pueden aparecer en varias posiciones de la oración. Cada una de estas funciones lleva asociada un papel temático. El tema temático se encarga de dar valor semántico al todo que forma una oración. Lingüísticamente, es importante la noción de dominio jerárquico, la cual se recoge gráficamente en los árboles sintácticos. Así, el sujeto es el sintagma nominal que concuerda con el verbo y con el objeto en los verbos atributivos y predicativos. El sintagma nominal no está dominado por el verbo, sino por el nodo de oración. En esta posición suele aparecer un pronombre y alguna preposición. ¿Verdad? Por ejemplo, Juan come espagueti, él come espagueti o entre tú y yo decidimos la cuestión. ¿De acuerdo? El sujeto puede tener varios papeles temáticos. El de agente, es decir, que es animado, personas, animales, que se define como el actor que realiza la acción expresada por el verbo. Por ejemplo, en el perro come un hueso, el perro es quien realiza la acción de comer. ¿De acuerdo? En consecuencia, posee el papel temático de agente. Y el experimentador. Ante los verbos denominados, el experimentador es el experimentador. En los estados psicológicos, como dormir, odiar, amar, el sujeto no realiza la acción del verbo, sino que recibe el estado psicológico expresado por el verbo. Siempre es animado. En el perro odia al gato, el perro experimenta a él. ¿De acuerdo? Así, el uso de papeles temáticos se refiere sólo al contenido literal de las emisiones. Asimismo, estos papeles temáticos son los más usuales, pero no los únicos. En lo que respecta al objeto directo, se puede afirmar que se trata del complemento sobre el que recae la acción predicada por el verbo. Por lo que es el primer sintagma denominado, sintagma preposicional dominado por el verbo. Esto implica que entre el verbo y el objeto existe una fuerte cohesión sintáctico-semántica. En este caso, los papeles temáticos más usuales son el de paciente. Si el agente es quien realiza la acción del verbo, el paciente es el complemento que recibe la acción. A diferencia del agente, este complemento puede ser o no animado. En español suele ser un sintagma nominado, no animado, o un sintagma preposicional animado. Por ejemplo. Aquel hombre leía un libro o aquel hombre golpeó al ladrón. ¿De acuerdo? Y, por su parte, el tema. El tema es un complemento no animado que se relaciona con una acción o proceso que no sufre cambios a lo largo de la acción. María tiene hambre, el objeto directo no recibe directamente la acción verbal. El objeto indirecto, por su parte, es el complemento sobre el que recae el efecto, el provecho y demás de la acción realizada por el verbo. Se trata siempre, en español, de un sintagma preposicional. Existe un papel temático para este complemento, el de meta. El papel temático meta puede ser animado o no animado. Cuando es animado, a veces se denomina benefactivo, dejando el de meta para los complementos no animados. Con respecto al complemento de régimen, éste está formado por una clase especial de sintagma preposicional. Se habla de complementos introducidos por una preposición que ha perdido su valor original, incluso su valor gramatical. Así, la preposición de posiciona la acción. La preposición posee un cierto valor de posesión, como el libro de María. Pero en sequejada de las normas, la preposición pierde todo su contenido, fundiéndose de alguna manera en el significado del verbo, quejarse de. Papeles temáticos más usuales de este complemento son el origen, que suele introducirse con la preposición de e indica la procedencia de un cierto estado de cosas. Por ejemplo, se separó de su mujer y puede ser animado y no animado. Y locativo. Que es no animado. El verbo se desvanece de la expresión, y le hace referencia al punto o lugar en que se desarrolla la acción. Por ejemplo, el Papa reside en el Vaticano. Por su parte, el atributo depende como vemos de los verbos ser y estar, y en ocasiones son atributos en los complementos del verbo como parecer. En estos casos, los verbos no poseen un contenido semántico claro, y el atributo es el que lo otorga. En la oración, por ejemplo, el cuadro es blanco, la relación semántica se establece entre cuadro y blanco, siendo el verbo un mero diálogo. clase, una cópula. Existe concordancia entre el sujeto, género y número, y el atributo. Es frecuente que el atributo sea un sintagma adjetival, aunque también puede ser un sintagma preposicional, como por ejemplo, la profesora es de Lisboa. Al atributo no se le suele accionar un papel en el rol temático. El complemento predicativo, por su parte, realiza una predicación secundaria, de manera que existe una cierta dependencia del verbo. En el hombre corre contento, el complemento contento realiza una predicación del sujeto. Existe una concordancia de género y número entre ambos. La diferencia entre este complemento respecto al atributo es que el verbo posee un significado, pero no existe claramente un papel temático asociado a este complemento porque el argumento complementa la predicación de ese verbo. Por último, los complementos circunstanciales son adjuntos en un argumento, lo que posibilita su aparición en cualquier lugar de la oración y hace que no estén restringidos por las imposiciones sintácticas y semánticas verbales. Aunque un sintagma adverbial o un sintagma nominal pueden ser complementos circunstanciales, lo más normal es que sea un sintagma preposicional. Existen diferentes clases de complementos circunstanciales, modo, manera, tiempo, lugar, instrumentales, etc. Y los papeles temáticos que asumen son también variados. Desde el locativo, por ejemplo, vive en Roma, a instrumentado, Juan corta el pan con un cuchillo, por ejemplo. Con todo, hay que notar que algunos modelos sintácticos son muy diferentes. Por ejemplo, el sintagma adverbial puede ser complemento Los diagramas arbóreos se asentan principalmente en la descripción de las jerarquías. Esta descripción implica un análisis sintáctico, donde los diagramas arbóreos que hemos visto son esenciales para captar estas jerarquías. Por ejemplo, el sintagma nominal es la madre del nominal, que es la hija del sintagma nominal, los cuales se conectan mediante ramas. La construcción de los diagramas arbóreos es posible gracias a la existencia de reglas de estructura de frases, a partir de un nodo inicial para la oración. No obstante, otros modelos entienden que son más importantes las dependencias entre constituyentes. Estas dependencias son posibles a partir de las categorías léxitas, como el nombre, el verbo, el adjetivo y demás, sin la necesidad de categorías frasales, como el sintagma nominal o verbal. El verbo se convierte en estos modelos en un elemento primordial, porque toda oración se genera a partir de su marco de valenciana. Así, el presuponer la existencia sólo de categorías léxicas permite que estos modelos sean psicológicamente más realistas que los anteriores. Si existe un nivel de análisis difícil de definir es, sin duda, el del significado. Este nivel, el de la semántica, forma parte de las palabras, pero también de las oraciones. No obstante, en este apartado analizaremos el significado de las palabras, pues el significado de las oraciones se ha gozado someramente en la explicación sobre la sintaxis, donde se refiere a las oraciones sintáptico-semánticas. Cuando se analiza el significado, es decir, en semántica, un significante, esto es una forma lingüística, se relaciona con un concepto. Pues este concepto simboliza al significante. Del mismo modo, el concepto remite a un objeto real del mundo, es decir, a un referente. Asimismo, el significante, tal y como lo establecía Saussure, se relaciona de manera indirecta con el referente, porque lo representa, de algún modo. En relación con el concepto, se pueden definir las palabras en dos categorías. Las palabras concretas o inimaginables, las cuales hacen referencia a un objeto real del mundo, de manera que es posible imaginar ese objeto, aunque la inventiva de cada persona sea un tanto diferente. Por ejemplo, manzana, tenemos la imagen, árbol, coche, fumar, blanco, y palabras abstractas o no imaginables, que no poseen un referente claro, por lo que solo es posible hablar, establecer, mejor dicho, su significado a partir del concepto. Por ejemplo, justicia, alma, prometer, ¿no? Es obvio, como vemos, que todas las palabras poseen la propiedad de la significatividad, es decir, cada palabra se refiere a una forma con un significado. Así, la monosemia es la propiedad menos frecuente y se refiere al hecho de que una forma fonológica, una palabra significa solo una cosa o remite a un único objeto, ¿de acuerdo? En la ponisemia y la homonimia, por su parte, una única palabra posee dos o más significados. Desde una perspectiva mental, una palabra polisémica es aquella que posee dos o más significados relacionados entre sí. Mientras que las palabras homónimas, los significados no poseen relación entre ellas. Así la ponisemia es un único alexema con dos o más significados, mientras que la homonimia es un único alexema que posee dos o más orígenes etimológicos, con dos o más significados. El proceso más productivo en la formación de palabras polisémicas es la metáfora y la metonimia también, por lo que en la mayoría de las ocasiones existe una relación semántica. En la metáfora, un concepto relacionado con una palabra se aplica a otra palabra. Ya sea por relación conceptual o de imagen. Por ejemplo, la metáfora la guerra es deporte, ejemplificada en la oración un disparo a puerta. Por su parte, si la homonimia proviene de palabras diferentes, los significados no estarán relacionados porque se derivarán de palabras de orígenes distintos. Por ejemplo, la coma de la gramática latina no es lo mismo que el coma que proviene de la medicina griega. En otras palabras, la inexistencia de una relación entre los significados es una consecuencia de la etimología. Lo mismo que las relaciones de significados en la polisemia derivada del mecanismo de metaforización. De este modo, la polisemia se lista con una sola entrada en el diccionario mientras que la homonimia la encontraremos como entradas diferentes en los diccionarios con números diferentes para cada una de las acepciones. Con todo, algunos términos homónimos o polisémicos se utilizan sobre todo en el proceso de formación lexicanizan o amplían su extensión semántica con el paso del tiempo y en consecuencia pierden su naturaleza original. Por su parte, cuando se analiza la relación entre dos o más palabras es mejor hablar de relaciones de significado. En la sinonimia, por ejemplo, un significado se relaciona con dos o más formas. Así, dos palabras son sinónimas si poseen una igualdad o identidad de significado. Por ejemplo, coche y automóvil. Si se tienen en cuenta en cualquier caso las variaciones estilísticas, emocionales, geográficas, sociales, contextuales de las palabras, es prácticamente imposible encontrar dos palabras que sean totalmente homónimas. Puede utilizarse el ejemplo oculista y oftalmólogo, pues no poseen exactamente el mismo significado y los utilizan en el mismo contexto. Con todo, los lexemas que poseen significados coincidentes en la mayoría de los contextos son sinónimos. Por ejemplo, conjunto y grupo, grande y amplio, hablar, charlar, etc. En la antonimia, por ejemplo, dos lexemas poseen significados opuestos. Ahora bien, es evidente que existen diversos grados de contraste semántico, lo que origina la existencia de clases antonimas. En primer lugar, los graduables. Dos palabras pertenecen a los extremos de una escala, de un continuo, por ejemplo, frío o caliente, extremos en la escala de temperatura o alto y bajo. Los complementarios, es decir, dos lexemas que se ponen de forma no graduable, como muerto y vivo. Y los antonimos inversos, es decir, dos palabras que tienen una relación entre un marido y una mujer. En la hiperonimia, la relación entre dos lexemas es jerárquica, es decir, un lexema incluye al otro. La relación que se observa, por ejemplo, en animal y tigre es hiperonímica, ¿no? En hiperonimia. Animal es el hiperónimo de tigre. En otras palabras, todo tigre es un animal, pero no todo animal es un tigre. Así el concepto de tigre está incluido en la categoría de animal. En general, un hipónimo, por ejemplo, es un animal que puede también ser un hiperónimo. Tigre sería un hiperónimo de tigre de bengala, ¿no? De bengala, que pasa a ser su hipónimo. Además, todo hiperónimo posee más de un hipónimo. Por ejemplo, la categoría vehículo posee como hipónimos conceptos como coche, moto, camión y demás términos que se conocen como co-hipónimos, ¿de acuerdo? Así, cuando se categoriza al mundo, es posible apreciar tres niveles principales, como en la jerarquía animal, tigre y de bengala, ¿no? Conceptos de nivel básico, por ejemplo, tigre es el concepto que posee el conocimiento más rico y eficaz, es decir, la palabra que proporciona más información con el mínimo esfuerzo. En segundo lugar, los conceptos supraordinados, que son los hiperónimos de la categoría básica y aportan información más general, y los conceptos subordinados, que son los hipónimos de la categoría básica y apenas representan una pequeña especificación del concepto básico. Finalmente, la meronimia se trata de un aspecto, de un tipo específico, tipo específico, de hiperonimia, y en este caso se produce una relación entre la parte y el todo, por ejemplo, la relación entre dedo y mano, ¿no? La meronimia es una relación entre partes independientes de un todo. Uña es parte del dedo, y dedo es parte de la mano, decimos así que mano es el anónimo y dedo es el merónimo, ¿de acuerdo? Bien. Por su parte, tenemos que tener en cuenta que toda emisión, ¿no? En el análisis siguiente, en el análisis del siguiente nivel, perdón, la pragmática, tenemos que tener en cuenta que toda emisión... incluye una planificación del discurso. Así, toda comprensión de una emisión incluye una integración de la información del discurso. Esta planificación o integración se realiza de forma abstracta, correlacionando la información semántica del discurso con la información pragmática, el conocimiento del mundo y del contexto que posee un sujeto determinado, ¿no? En esta planificación o integración entran en juego muchos mecanismos lingüísticos, por ejemplo, las inferencias que realizamos, la comprensión del lenguaje no literal, las pausas que realizamos... para planificar los hablantes y demás. En muchos casos se trata de nociones prelingüísticas, es decir, de producción o postlingüísticas, es decir, de comprensión, en el sentido que no tratan con componentes verbales explícitos, ¿de acuerdo? Así, una proposición se define como una unidad abstracta de significado que implica la relación entre un predicado y sus argumentos, de la forma descrita en el apartado sobre la sintaxis, ¿no? De este modo, muchas oraciones activas y pasivas tendrían formas diferentes, pero comparten la misma proposición. Proposición, por tanto, se vincula con el significado de las emisiones y las oraciones se vinculan con la forma de esas emisiones, ¿de acuerdo? Con las proposiciones se consigue crear una representación coherente en el sentido de la interconexión entre todas las partes del significado de la emisión. Esto se logra mediante... o del modo... porque las... del modo en que las proposiciones conforman un texto base, ¿de acuerdo? Bien, así la estructura general de un texto, por ejemplo, es en realidad un compuesto... de varias capas, ¿no? La macroestructura, que conforma el contenido semántico global que representa el significado de un texto, este contenido semántico se corresponde con el tema o el tópico del texto, y se afirma que la estructura global del conte... del contenido está organizada en macroproposiciones que se ordenan jerárquicamente. La macroestructura además posee un marcado a carácter semántico acognitivo, incluyendo un papel comunicativo de interacción social, ¿no? Las macroestructuras introducen los temas a tratar. En una conversación o texto, definen un discurso y establecen la relación entre el emisor y el receptor, ¿de acuerdo? Por su parte, la superestructura incluye la estructura global que caracteriza al texto en el discurso de manera que puede establecer la secuencia jerárquica que relaciona entre sí los diversos párrafos en un texto. La superestructura ordena y controla la formación de las macroproposiciones, determinando cuál... cuándo un texto es completo y cuándo no lo es. Aplicados estos conceptos, por ejemplo, a la narración de un cuento, tendrá... tendrá la misma superestructura, ¿no? Pero podrá tratar temas muy distintos, que presentarán diferentes macroestructuras, por tanto, ¿no? Así, la superestructura de Capersuguita Roja, por ejemplo, de la Cenicienta Blancanieves, es la misma, pero no la macroestructura, pues los temas tratados son diferentes, ¿de acuerdo? Por su parte, la microestructura representa la organización secuencial de las frases en un texto, es decir, permite establecer las relaciones de coherencia referencial entre las proposiciones. En otras palabras, un texto-discurso será más coherente si contiene una serie de propuestas, y si no, no tendrá la misma superestructura, porque tiene proposiciones que comparten ciertas nociones, ¿de acuerdo? Como acaba de verse, la coherencia es la noción que imbrica la maestructura y la microestructura, ¿de acuerdo? La coherencia junto con la cohesión conforman la red de relaciones semántico-pragmáticas de un texto. La coherencia se relaciona principalmente con elementos externos al texto, mientras que la cohesión representa relaciones internas al texto. La coherencia vincula los componentes semánticos y pragmáticos del discurso. Así, podemos hablar de coherencia global, que se refiere al significado del texto en su globalidad y, por tanto, se relaciona con la macroestructura y con el conocimiento del mundo compartido por el emisor y el receptor. También podemos hablar de coherencia local, que se refiere a las relaciones semánticas que se establecen entre las proposiciones y la coherencia pragmática, que permite que todo mensaje emitido por un emisor para un receptor se considere un comportamiento correcto. Por otro lado, la coherencia no permite interpretaciones ilógicas o absurdas. Suele admitirse que la coherencia se organiza en esquemas, de manera que los esquemas son organizadores del conocimiento. Los esquemas más utilizados son los marcos, los marcos son esquemas situacionales que se refieren a la huella de la experiencia pasada, una huella que permite llenar lagunas, que permite llegar a las lagunas de información a lo que una persona oye. Se trata, por tanto, de experiencias estereotipadas o situaciones convencionales. Conocidas por el emisor y el receptor se comparten la misma cultura. Normalmente, por ejemplo, se habla de marcos para indicar un contexto, como el de fiesta de cumpleaños, que permite con pocas palabras comunicar mucho. Otros marcos están formados por un conjunto de componentes. Así, o mejor dicho, todos los marcos se forman por un conjunto de componentes. Así, el marco de fiesta de cumpleaños incluye un conjunto de personajes, niños, padres, etc., un conjunto de acciones, juegos, la compra de un pastel y demás, y un conjunto de metas, es decir, obtener alegría con los juegos, los regalos y demás. Cuando se habla de inferencia, se hace referencia a toda la información que un oyente o lector puede extraer de una misión sin que ésta se represente. Las inferencias son representaciones mentales que el lector oyente construye o añade al comprender el texto o el discurso. A partir de la aplicación de sus propios conocimientos a las indicaciones que son explícitas en el mensaje. Dado que la implicación consiste en una relación causal, temporal, espacial, semántica, pragmática, existen diferentes clases de inferencias. Existen, por tanto, inferencias lógicas, que son siempre ciertas, inferencias pragmáticas, que son probables, e inferencias elaborativas, que son opcionales y se utilizan para ampliar información explícita en el texto. Para entender la interacción social, debe tener en cuenta, por ejemplo, que el lector o el lector de la lengua tiene una competencia pragmática. Esta clase de competencias se refiere al conocimiento en el uso de la lengua dentro de una interacción social. En pragmática se estudian los principios, las reglas y las convenciones que regulan los intercambios lingüísticos entre hablantes. Intercambios que se conocen como actos del habla. Por ejemplo, si una persona tiene frío y está en una habitación con las ventanas abiertas, puede decir ¿podría cerrar la ventana? O podría decir también ¿qué frío hace? En ambos casos se intenta Pero en el primer caso se trata de una expresión literal y en el segundo de una expresión literal o petición indirecta. ¿De acuerdo? Asimismo, el éxito de una conversación no solo depende de lo que dicen los participantes, sino del modo de decirlo. Gais, en este sentido, propuso un conjunto de máximas conversacionales que regulan el uso eficaz del lenguaje, partiendo del denominado principio de cooperación que se supone que siguen los participantes de una conversación. Estas máximas establecen lo siguiente para las contribuciones de los participantes al acto comunicativo. En primer lugar, la máxima de cantidad se relaciona con la cantidad de información que debe darse, la máxima de calidad, que se refiere a la veracidad de la contribución, la máxima de relevancia, que se relaciona con la información del intercambio comunicativo, es decir, haga su contribución relevante y la máxima de modalidad a partir de la noción sea usted claro. ¿No? Con frecuencia, estas máximas no se cumplen y se suelen romper de forma intencionada para transmitir información de forma no literal. Asimismo, la teoría de la relevancia sostiene que los hablantes buscan la información más relevante y útil para que la comunicación tenga éxito. Pues los seres humanos somos cooperativos porque generamos un conocimiento del mundo de este modo. Por último, cuando se fija la atención en la En el contexto, la noción clave para estudiar el discurso es la de cohesión. La cohesión es el conjunto de mecanismos de los que se sirve el texto para asegurar la conexión entre sus partes a nivel superficial. La cohesión son los mecanismos en forma de enlaces intratextuales que aseguran la comprensión interna de un texto o discurso en forma de relaciones semánticas. Los mecanismos de cohesión pueden ser un mecanismo eléctrico, que permite una relación intratextual por medio de la reiteración o de la sustitución. Mecanismos gramaticales, que permiten la cohesión gracias a la relación entre un antecedente y uno más referente. Y los marcadores y conectores, que conforman un conjunto de piezas léxicas cuya función es la de relacionar de esos tipos de elementos textuales. Estas piezas suelen ser conjunciones, adverbios, sintagmas y demás. Bien, para el ámbito de la fasiología y la lingüística clínica, espero que todas estas nociones les sean útiles para comprender estos campos de estudios. Sin más, agradeciéndoles su atención, concluyo esta sesión de hoy. Saludos cordiales.