El tema de la expansión del modelo urbano y la crisis ambiental aborda qué es la urbanización como forma de vida urbana, su desarrollo, su complejidad, sus tendencias, sus consecuencias y los retos que plantea. Analizaremos datos demográficos, estudiaremos qué es la ciudad y expondremos brevemente los principales problemas que afrontan las ciudades actuales. La humanidad vive hoy en ciudades principalmente. La última etapa histórica de urbanización comenzó en Europa en la Alta Edad Media y desde entonces no ha parado. Pero ya había asentamientos que podemos denominar ciudades en todos los continentes desde mucho tiempo atrás, conectadas entre sí como podemos ver en este mapa. El mundo que llamamos antiguo ya estaba dominado por ciudades. Las grandes culturas, las civilizaciones antiguas se gestan y fortalecen en torno a ciudades comunes. Como Babilonia, Ninive, Atenas, Roma, Cartago, Alejandría, Siam, Delhi o Tumbuktu. La historia de nuestras culturas y sociedades se puede contar en relación a las ciudades que hemos ido construyendo y destruyendo. El sistema mundial entero está llegando a ser característicamente urbano en todas sus dimensiones, social, económica, tecnológica, medioambiental y aunque más lentamente política. Los datos demográficos muestran claramente que es un proceso mundializado. Pero el interés de la sociología va más allá de la constelación demográfica y la perspectiva sobre los niveles de urbanización. Las transformaciones de la vida urbana que conlleva tienen consecuencias fundamentales que muchas veces tendemos a obviar. Tal y como reflexionaba Aristóteles hace 2300 años, cuando la ciudad se transforma también cambia al hombre, así como su relación con el entorno. La población urbana mundial no deja de crecer. Desde 1960 hasta el año 2016 la población urbana mundial se cuadruplicó. Pasó de 1.014 millones a 4.027 millones. A principios del año 60 la población urbana crecía en más de 30 millones de personas y al final del periodo estudiado crece a un ritmo de más de 100 millones de personas anuales. Las estimaciones del Banco Mundial y Naciones Unidas preveían un aumento de 3.034 millones a 7.444. Entre 1960 y 2016. Por cada persona que había en 1960 en el mundo, en 2016 había 2.45. El crecimiento de la vida en las ciudades se ha producido en todos los continentes. La intensidad del aumento de la población varió de unos territorios a otros. En 1960 las poblaciones más urbanizadas eran las de los países más industrializados. Estados Unidos tenía una tasa de urbanización del 70%. Los miembros de la OCDE... De un 62,5%. España, un 56,6%. América Latina y el Caribe, un 49,3%. Oriente Medio y el Norte de África, 35%. Asia Oriental y el Pacífico, 22,2%. China, 16,2%. África del Sur y el Sáhara, 14,6%. Las diferencias eran extraordinarias. En el año 91 la población urbana de Estados Unidos representaba ya un 70%. Había seguido aumentando. Sin embargo, en China el proceso de urbanización había sido mucho más notorio. Y ya eran urbanistas un 25% del total. En Oriente Medio y el Norte de África se alcanzó la cota de un 54,8%. América Latina y el Caribe llegan al 70%. África del Sur y el Sáhara, 26%. De la perspectiva demográfica... ...de la perspectiva demográfica... ...la tendencia más asombrosa es el aumento del número de megaciudades. De aquellas que tienen más de 10 millones de habitantes. Y seguido de ello el rápido crecimiento de ciudades más pequeñas... ...que advierten de una fuerte tendencia a la concentración urbana actual. En 1950 sólo había dos megaciudades. Nueva York y Tokio. A día de hoy se estima que hay ya 35 megaciudades. Los datos más fiables son del año 2015... ...que nos muestran 30 ciudades mayores de... ...con más de 10 millones de habitantes. Como podemos ver están repartidos por todos los continentes. La mayor parte en Asia. Pero también en África, en América Latina... ...y por supuesto en los países más desarrollados. Podemos resumir las principales tendencias básicas que ocurren... ...en el proceso de urbanización mundial en cinco. La urbanización aumenta en todo el mundo... ...pero los ritmos son diferentes en unos lugares que en otros. Las aglomeraciones que más crecen son de tamaño medio. La mayoría de la gente vive en ciudades de mediano y pequeño tamaño. No todas las ciudades crecen. Y hoy el mayor crecimiento se da en los países de medios y bajos ingresos. La ciudad es una realidad física construida en las relaciones sociales que la producen. Nuestra preocupación tras ver el crecimiento que se ha producido de la población... ...es cómo es la ciudad de hoy. Para entenderlo es fundamental que nos acerquemos a tres cuestiones. ¿Cuál es la relación entre la estructura física y la estructura social? ¿Cómo es la cultura y la personalidad de aquellos que viven en la ciudad? ¿Y cuál es el tamaño físico real? ¿Cómo es realmente una ciudad? ¿Qué la define geográficamente, físicamente? Pero cuando nos acercamos al estudio de la estructura social urbana y el conflicto por el espacio físico, lo podemos ver desde dos perspectivas, y así lo explicamos en el libro. La escuela de Chicago y la estructura del constructivismo, donde Huacán nos va a acercar a la preocupación sobre las zonas de no derecho que existen dentro de la ciudad, en la que nos advierte de que en la mayor parte de las ciudades podemos encontrar unas zonas de no derecho, frente al resto que siguen sus propias lógicas institucionales. Son los llamados gueto, balandí, favela, villamiseria o rancho. Son espacios cuya existencia pone en cuestión uno de los conceptos fundamentales de las sociedades democráticas, la ciudadanía. La precarización económica, la desproliferación, la persistente segregación social, la erosión del Estado social o la reducción planificada del sector público, son reflejos de un proceso general de naufragio de las instituciones públicas en la vida urbana. Ello explica cómo se produce en las ciudades de hoy un proceso claro de estigmatización territorial, basado en estructuras sociales y estrategias locales antisolidarias que organizan la conciencia y las prácticas de los residentes urbanos en torno a oposiciones imaginarias de tipo identitario, como son los de negro-blanco en el gueto norteamericano y jóvenes de los barrios contra el resto del mundo. Aquí, el barrio aparece como un elemento central de investigación que solo puede ser comprendido desde una perspectiva histórica. El espacio urbano se ofrece ante nuestros ojos como investigadores como una construcción histórica y política que visualiza espacialmente la diferencia económica y social. Los lugares son el producto de las relaciones entre las estructuras del espacio social y las estructuras del espacio físico. ¿Qué es el espacio urbano? El espacio urbano es un objeto de investigación que se ha desarrollado en el contexto de la vida urbana. Para ello estudiaremos a Simmel, nos acercaremos a él en el libro, indicando cómo él veía la ciudad y las formas de personalidad y estilos de vida que se iban a desarrollar a partir de ella. Él concibió la ciudad como un todo separado del espacio rural, en el que lo relevante era comprender los estilos de vida que tendían a producirse por la forma en que se organizaba o estructuraba la vida de la ciudad. La idea básica era que aquellos lugares donde las poblaciones habían llegado a tener un tamaño tal, las relaciones sociales se transformaban para dejar de ser rurales y ser urbanas. Las relaciones urbanas tienden a ser asociativas, basadas en determinados intereses, ligadas a experiencias que convergen en asuntos concretos. Son sociedades que tienden a generar individuos que se mueven una gran parte del día en espacios donde son anónimos. El individuo desarrolla una experiencia social separada en cada uno de los ambientes en que vive. Su experiencia se individualiza. George Simmel consideraba que este espacio urbano requiere de un ser humano diferente del rural, de un espacio con un ritmo de vida más intenso, heterogéneo y menos determinado por patrones establecidos, donde las esferas de la vida económica, ocupacional y social se distancian y las personas necesitan actuar más desde la racionalización que desde la esfera emocional efectiva para desenvolverse en un ámbito de la vida. Un ámbito que les avasalla. ¿Qué se crea a partir de ahí? Se crean individuos racionalistas e individualizados, anónimos. ¿Cómo ocurre eso? En el epígrafe El intercambio en la ciudad y sus consecuencias lo abordamos. Para este autor la vida urbana está dominada por la esfera económica, por el valor de cambio de las cosas y de las personas. El espacio urbano obliga a desarrollar relaciones calculadas, precisas y planificadas. Reduce la ambigüedad para permitir el intercambio. De ello nace el individualismo urbano, un tipo de individualismo donde el individuo se convierte en indiferente, desconfiado y calculador. Aquí también aumenta la libertad del individuo, pero esa libertad implica nuevos riesgos. Porque la vida urbana deja al individuo en un espacio de relación, donde los constrenimientos éticos y morales de los grupos se difuminan en la multitud de relaciones que mantienen. Esto lleva a consecuencias negativas, como la intensificación de los sentimientos de soledad y deshabilitación, la fragilización de los vínculos sociales, el debilitamiento de determinado tipo de personalidades. ¿Cómo ha ocurrido esto? Primero, ello ocurre como parte de un proceso histórico de división de tareas del trabajo, que se produce en la ciudad. En la ciudad, donde se convierte esta en un espacio fundamental porque es capaz de absorber una gran variedad de servicios, de crear muy distintos tipos de empleos. En ella se forma un mercado laboral que promueve la diferenciación y el incremento de las necesidades de las personas, que no pueden satisfacer en un ambiente como el rural. Propicia el deseo de reafirmar la personalidad y aprovechar la diferenciación cualitativa para atraer al público. ¿Por qué? Porque hay competencia y la gente vive en competencia los unos con los otros. De esta manera se anima al desarrollo de personalidades extravagantes por el reconocimiento. Consecuencia de ello, se generan personalidades que son flexibles y fugaces, anonimizadas, que buscan, más allá de otras cosas, el reconocimiento del otro y el ser público. Un público para su producto, para lo que ellos pueden vender, para lo que tiene valor. Un valor que allí se ha convertido en un valor monetario, porque en la ciudad se han reducido todas las cosas y las personas a su valor monetario. ¿Por qué se ha optado por esta vida anónima? ¿Son los individuos los que han optado por ella? Según Simmel, no. Hay una razón cultural. El avance cultural de las sociedades ha sido enorme, pero ello no ha alcanzado a todos los individuos. El individuo se ha convertido en un simple engranaje de la organización. El individuo no se desarrolla intelectualmente al mismo tiempo. Hay una clara disociación entre el nivel cultural de la sociedad moderna y el desarrollo intelectual de la gran mayoría de los individuos que la forman. Las sociedades pueden seguir adelante manteniendo a muchos individuos ignorantes de la mayor parte de las cosas, pero trabajando en su parcela particular. El individuo tiende a ser, de este modo, un simple engranaje de una enorme organización que le supera en todo. La metrópoli moderna se organizó de tal modo que, por una parte, facilitó el desarrollo de la sociedad moderna, y, por otra parte, facilitó el desarrollo de personalidades diferenciadas al ofrecer a cada uno de los individuos estímulos e intereses, nuevas formas de usar el tiempo y de formas de conciencia, pero, por otro, ha obligado a que la vida se quede conformada y aquellos contenidos y ofrecimientos impersonales que aparecían ante el individuo. Lo genuinamente singular de cada uno ha quedado desplazado. De este modo, en el discurso cultural de la ciudad, el espacio tiende a diluirse como una dimensión analítica relevante. las preocupaciones se centran en aspectos centrados en la cultura, la personalidad y la estructura social, y se buscan explicaciones relacionadas con las representaciones sociales, las imágenes de lo social, las normas, los valores, las creencias y las entidades para comprender fundamentalmente los estilos de vida, todo ello asociado al tamaño urbano. El tamaño ha servido durante mucho tiempo para discriminar a la población urbana de la rural, pero eso a día de hoy ya no funciona. El cambio producido en las comunicaciones, y el transporte, ha cambiado esta realidad. Ha aparecido una ciudad con varios núcleos urbanos, vinculados entre los que transitan de una población a otra. Primero se llegó a una ciudad extendida o difusa, y después a la región urbana o archipiélago urbano. El archipiélago metropolitano, la imagen que mejor representa a día de hoy posiblemente la ciudad hacia la que vamos, se puede sintetizar. Se puede sintetizar sus características en ocho apartados. Tiene varios asentamientos con diferentes composiciones, están bien comunicados entre sí, están bien organizados económicamente pero sin jerarquía definitiva, tiene servicios para todo independientemente del asentamiento, oferta servicios hacia afuera, la movilidad interior es continua y por todo tipo de servicios, y de cargos, actividades. Los asentamientos son muy diferentes entre sí, pero no se polarizan internamente. Los estilos de vida son muy diversos y las relaciones muy impersonales hacia el interior de cada núcleo. Los problemas urbanos y la crisis ambiental es otra cuestión fundamental que debemos de tratar en este tema. La causa principal de los problemas urbanos es cómo se resuelven el conflicto social entre los actores que la habitan, cómo éstos consiguen organizarse. La situación de las ciudades no es igual porque no todas solucionan el problema, sino que solucionan del mismo modo sus problemas organizativos. Teniendo claro esto podemos afrontar y ver cuáles son los problemas urbanos hoy. Según Naciones Unidas han sido definidos, han sido relacionados los siguientes la expansión urbana imparable, la desigualdad económica, el hacinamiento de las familias, el acceso a una vivienda digna, el aumento de los asentamientos precarios, el desempleo, el transporte, el acceso al agua, el alcantarillado, la eliminación de residuos, la polución, la delincuencia y la inseguridad física, a los que podríamos añadir muchos otros como la violencia urbana. Básicamente podemos decir que todo ello está, podríamos sintetizarlo en cuatro grupos. Los problemas de la organización de la ciudad, los problemas derivados de la heterogeneidad cultural y las desigualdades persistentes en las ciudades. Junto a ello está que la ciudad a día de hoy no tiene un control, no tiene un control real sobre la mayor parte de estos problemas, ya que las regulaciones que se han establecido para cada una de estas cuestiones dependen mucho de los niveles regionales y de los niveles nacionales. Además de eso, las ciudades a día de hoy en proceso de globalización se encuentran en competencia las unas con las otras. Y ello dificulta enormemente afrontar estos problemas de una forma coherente y seria. Pero, más que estos problemas internos, el mayor problema que no se puede afrontar en este sistema de competencia entre ciudades es el problema medioambiental, que ha de ser superado sólo desde la implicación de todas las partes. Este reto implica cambiar la infraestructura urbana, los equipamientos, las regulaciones de los movimientos y de las acciones, así como los hábitos de la ciudadanía. Ello tiene que hacerse sin ampliar los riesgos que tienen que hacer crecer otros problemas de la vida urbana. Como es la falta de empleo, desincentivar el comercio o el abandono de barrios depoperados. Por ello, las últimas propuestas que se hacen sobre la ciudad tienen que ser vistas también en este tema. Las últimas propuestas más relevantes van en dos direcciones. Una es la creación de ciudades inteligentes a través del desarrollo de sofisticados sistemas de control automático basado en las tecnologías de la comunicación y la información, así como en la robótica. Otra es el desarrollo de nuevos estilos de vida urbana con una menor huella ecológica al desarrollar hábitos que utilicen menos energía y destruyen menos cosas materiales. Economía circular. Ambas vías pueden ir conectadas. No parecen ser contrarias, sino complementarias. Si bien, una tiende a ser la opción de las instituciones públicas y las organizaciones empresariales, mientras que la otra tiende a ser la opción que emerge de una parte de la sociedad civil. No son los últimos retos. Quedan otros, no menos importantes, que también hay que afrontar. Pero que hay que tener en cuenta al mismo tiempo que este que es el de la crisis ambiental.