Y ahora os voy a presentar a la siguiente, Solange Sufert, lo son, que nos va ahora a dar la ponencia que se titula, ahí me deja el programa, La maternidad, un espacio… Hacia una maternidad compartida. Hacia una maternidad compartida. Después de un recorrido diverso en el mundo de la educación, actualmente ella es madre de día a cargo del proyecto La casita de Narayola, la primera casa nido en el Bierzo. Gracias. Gracias. Bueno, muchas gracias a todas las personas que estáis aquí hoy y quería agradecer especialmente al Ateneo porque están promoviendo todo este movimiento aquí en el Bierzo y creo que es fundamental para la infancia en particular hoy que estamos aquí, pero para todo el espacio social y cultural que nos rodea. Así que estoy súper contenta de estar aquí. Gracias. Muchas estuvo mencionando las famelas y suscribo a todo lo que dijo. Y yo voy a ampliar un poquitito más para terminar contando qué es una madre de día, qué es mi propósito en esta charla hoy. Bueno, dicen por ahí hay un libro que dice infancia edad sagrada, ¿no? Y yo pensaba que cuánto de esto hay en la realidad, ¿no? Cuántos pensamos que la infancia realmente es la edad sagrada, ¿no? Y qué valor le damos a la infancia. Quería pensar, o sea, quería que pensáramos entre todos hoy aquí cuáles son las necesidades en la primera infancia. Algunas, las primeras, las estuvo mencionando Pamela. ¿Y después qué pasa? Porque esta etapa es como bastante silenciada. No sé si ponemos toda la atención que necesita. Desde mi experiencia personal, empecé en educación desde arriba hacia abajo. Primero con educación de adultos, luego con primaria y ahora la vida me llevó a esta etapa. Y cuando estudié primaria, sinceramente no me atraía para nada la educación infantil y no entendía muy bien y no lo valoraba como lo valoro hoy en día. Entonces la vida te va llevando por distintos caminos. y hace dos años que estoy en, bueno, en realidad desde que nació mi hija que empecé a transitar el mundo de la primera infancia y estoy aprendiendo y viviendo lo importante y lo necesario que es reflexionar sobre qué es lo que pasa en esta etapa. Entonces, bueno, cuando pensaba en las necesidades, ella habló de las más básicas del principio, el alimento, el contacto y demás, a mí se me ocurría plantear el tema de la confianza y de la autorregulación y pensaba, me gusta hacer la analogía entre una plantita y los niños. Cuando nosotros tenemos una plantita, la regamos, la ponemos en un sitio con luz, si es interior le ofrecemos ese interior, si es exterior la llevamos fuera y confiamos en que esa planta, bueno, no pensamos demasiado más, ¿no? Va a crecer, se va a desarrollar, no hay duda sobre eso. Tenemos una confianza casi absoluta. Sin embargo, cuando estamos con niños y con niñas, esa confianza creo que no está tan clara, ¿no? Y tanto la plantita como esos niños y esas niñas pequeños compartimos algo en común. que somos seres vivos y que tenemos la capacidad innata de autorregularnos, ¿no? Y para mí el tema de la autorregulación y de la confianza es un tema súper importante en esta etapa y que personalmente lo viví primero con mis hijos y luego con las niñas y los niños que acompaño. Entonces parece como cuando estamos con las niñas y con los niños que tiramos un poquito como si fueran de las hojitas, no a nadie se le ocurre en la plantita empezar a estirar para que crezca, sino que la dejamos crecer y le ofrecemos estas condiciones. Sin embargo con los niños es como que les forzamos un poco ahí para que vayan hacia donde nosotros... o nosotras creemos que deberían ir. Y estas condiciones básicas que decía de la plantita, la luz, el agua, estar dentro o estar fuera, las quería llevar un poco a las niñas y los niños pequeñitos y pensar en cuáles son estas necesidades, qué condiciones mínimas, básicas podemos ofrecerles. Y desde la autorregulación, y cuando decía antes autorregulación, no significa abandonar ni dejarles a su bola ni dejarles a su aire, sino ofrecer esto mínimo para que puedan desarrollarse de acuerdo a sus propios ritmos, a sus deseos y a sus propias necesidades y no a las nuestras. Hasta el final cuando hablaba Pamela sobre qué es lo que pasa a nivel social, la conciliación y todo lo demás, en general está todo pensado desde el punto de vista de los adultos, de lo que necesitamos las personas adultas, ¿no? A nivel laboral, a nivel adulto. Y no se enfoca desde lo que necesitan las niñas y los niños. Entonces, bueno, yo quería hablar un poquito acerca de estas necesidades. A ver si me estoy saltando algo. ¿Tengo mucho luz aquí? Estas necesidades, seguro hay muchas más. Yo las agrupé en cuatro cosas y para mí son las condiciones básicas. Entonces, todas las niñas y todos los niños en esta etapa y en las que siguen también necesitan estar en un ambiente seguro y en un ambiente relajado. Un ambiente seguro no solo espacialmente, donde no se hagan daños, sino un espacio seguro desde lo emocional. Porque solo desde esta seguridad es desde donde van a poder construir hacia procesos más complejos, hacia procesos cognitivos más complejos, donde van a poder aprender. Cuando un niño se siente inseguro, se activa todo este mecanismo de defensa que mencionaba antes Pamela y se corta y se bloquea el aprendizaje. Entonces, para mí, poder ofrecer espacios en donde nuestras niñas y nuestros niños se sientan seguros, como dije antes, física y emocionalmente, es una de las necesidades que debería tenerse en cuenta, fundamentalmente. Luego hay otra necesidad muy importante y que seguro Alberto trabajará mucho mejor que yo y ampliará, que es la necesidad de vincularnos, la necesidad de vinculación. ¿No? Sentirnos vinculados, niñas y niños, entre ellos y con los adultos que están alrededor. Formar parte de un grupo, recibir una mirada exclusiva, una mirada de aceptación, una mirada de amor. Entonces, también… pensar en cómo estamos con respecto a esto, qué oportunidades tenemos para vincularnos en casa o en los espacios que cuiden y acompañan a las niñas y los niños de 0 a 3 años. Otra de las necesidades fundamentales para mí es que puedan desplegar su potencial humano. Y esto engloba muchas cosas. Que puedan desplegar el potencial de movimiento. Que puedan desplegar su potencial creativo. Que puedan potenciar todo su desarrollo sensorial. Entonces, también... es tratar de pensar espacios y propuestas donde las niñas y los niños puedan desplegar todo su potencial humano, no solamente algunos potenciales que son los que por ahí en las instituciones se fomentan más. Entonces pensar que las niñas y los niños pequeños necesitan moverse, necesitan tocar, necesitan manipular. Esto es fundamental para que luego, más adelante, puedan desarrollarse en otros procesos cognitivos superiores. Y por último, una autoestima sana. Tienen la necesidad de conseguir una autoestima sana, recibir una imagen positiva de sí mismo. Entonces como adultas y como adultos tenemos así una tarea bastante importante. Para hacer esto, ¿no? ¿Dónde estamos nosotras y nosotros en este sentido para que las niñas y los niños puedan desarrollar todas estas necesidades? Y entonces me preguntaba si estas necesidades básicas están cubiertas en nuestra sociedad. No para fustigarnos, sino para reflexionar, ¿no? Sin ánimo de juzgar ni de criticarnos. ¿Están cubiertas estas necesidades? La de vínculo, la de desplegar todas las potencialidades, la de la seguridad física y emocional. ¿Qué pasa cuando tenemos un hijo o una hija? Y hablabas un ratito, Pamela, sobre la conciliación. ¿Qué pasa con las bajas maternales? Tenemos un hijo, a las 16 semanas tenemos que incorporarnos al trabajo. ¿Qué pasa con la seguridad emocional y física de ese bebé? ¿Qué pasa con podernos pedir excedencias y reducciones de jornada? ¿Qué pasa con las ratios tremendas que tenemos? Y para mencionarlas porque me parece así tremendo, cuando hablamos de niñas y niños de 0 a 1 año, las ratios en las guarderías es de 0 a 8 niños para un cuidador, de 1 a 2, de 10 a 13 niños y de 2 a 3, de 16 a 20 niños. Entonces si estamos pensando en las necesidades que mencionaba anteriormente es muy duro poder atender estas necesidades con estas ratios. Entonces hay todo un panorama social y cultural también, que es lo que nos fue llegando, no digo que solamente está en lo institucional, sino también está en nosotras y en nosotros mismos, que fuimos recibiendo esto. Hay un cóctel, pensaba yo, de malas políticas de Estado y un gran desconocimiento acerca de cómo esto impactará en las niñas y en los niños. Entonces, bueno, ¿qué hacemos con todo esto? Bueno, yo personalmente creo que las niñas y los niños de 0 a 3 deberían permanecer en sus hogares, siempre y cuando estos hogares cubrieran estas necesidades. Y por otro lado, nuestros hogares se nos quedan cortos porque vivimos muy aislados unos de otros y se perdió bastante este concepto de comunidad, de colectivo, de tribu que tenían hasta no hace mucho, por ejemplo nuestras abuelas, donde había muchas mujeres maternando, compartiendo la crianza. Entonces bueno, para mí de 0 a 3 las niñas y los niños deberían permanecer en sus hogares. Pero por todo lo que mencioné anteriormente, esto no es una realidad para muchos y para muchas de nosotros. Es muy difícil gestionarse una excedencia y no cobrar y poder estar en casa, una reducción de jornada a veces también es difícil. Entonces, ¿qué hacemos con todo esto? Y aquí es donde yo quería echar un poquito de luz y hablar de otros modelos y de otras posibilidades y me toca hoy hacer un poco visible la labor de las madres de día. Después de un recorrido así muy diverso como me presentaba Pamela y pasando desde educación por adultos, por primaria y demás, luego de la crianza surgió la posibilidad de llevar a cabo un proyecto de madre de día. Después de haber estado en Madrid unos años, nos vinimos con mi familia para aquí. Y bueno, surgió esa posibilidad. Hasta ese momento yo había sentido nombrar a las Madres de Día cuando había tenido a mi primera hija, no necesitaba esa oferta, pero la había sentido nombrar. Y cuando estuve aquí y empecé a pensar en la posibilidad, empecé a indagar un poquito más. Entonces me gustaría saber, así a modo un poco estadístico y de curiosidad, de las personas que estáis aquí, quiénes habéis escuchado hablar sobre las Madres de Día, aunque no supierais qué es, si habéis escuchado el nombre Madres de Día. Vale, gracias. Y entonces ahora voy a contar un poquito qué son las Madres de Día. Las Madres de Día somos profesionales de la educación que acompañamos a niñas y a niños entre los 0 y los 6, pero especialmente entre los 0 y los 3 años, en nuestro hogar. No hace falta que seamos madres o padres, sino que estemos formadas en educación y que ofrezcamos nuestro hogar. ¿Y por qué nuestro hogar? Porque el ritmo que hay en un hogar es un ritmo mucho más cálido y que tiene que ver con las necesidades que nombraba anteriormente, que posibilita poder vincularnos mejor, que posibilita generar un espacio seguro física y emocionalmente. Entonces, bueno, un requisito fundamental es que sea nuestro hogar, ¿no? Entonces, estas somos las Madres de Día. Y quería contar un poquitito cómo está la situación en España, porque somos unas grandes desconocidas todavía. En Europa, primero voy a empezar un poquito por Europa. En Europa, la figura de Madre de Día tiene otros nombres, en Inglaterra, en Francia, en Alemania. Pero es una figura que está muy reconocida y que lleva más de 40 años funcionando. En Inglaterra, por ejemplo, son 80.000 Madres de Día las que ya están funcionando y desde el 77 que llevan reguladas por el Estado. Entonces, es una opción más. en el acompañamiento en esta etapa, es como una opción más aparte de las guarderías. En España empezamos a ser un poco más visibles desde el 2006, lo importó al modelo Inés Gámez, que es una maestra Waldorf, y empezó a luchar por la visibilización y por la posibilidad de que existieran madres de día aquí en España. Desde entonces hasta ahora hay unos pocos, no sé exactamente la cantidad de madres de día, pero serán unos pocos cientos, y hay dos organizaciones que nos nuclean, que es la Asociación Waldorf de Madres de Día y luego la Red de Madres de Día. Pero para que tengáis una idea de que somos muy poquitas, hace unas semanas estuvimos en el encuentro anual de la red y no llegábamos a las 50 ahí juntas, ¿no? Y aunque es muy esperanzador, juntarse con 50 todavía a nivel nacional es muy, muy poquitito. Entonces yo quería contar un poquitito cómo trabajábamos las mamás de día y lo interesante que es esta propuesta. Nosotras tenemos un máximo, es otra de las características de las madres de día, de cuatro niñas o niños en nuestra casa. Si tenemos un bebé, el máximo son tres. Entonces trabajamos mucho con las familias, tenemos muchas entrevistas antes y durante, están estos niños y tratamos de comprender su entorno familiar. Y tratamos de observar a este niño o a esta niña que ingresan a nuestras casas. Entonces hay una gran tarea de observación, un gran trabajo de observación al principio, pero durante todo el curso. Entonces cuando llegan a nuestra casa, cuando llegan a mi casita, yo ya me encontré muchas veces con ese niño o con esa niña y con sus papás. Entonces mi casa ya no es un espacio desconocido, sino que es una casa amiga. Y empezamos a trabajar y nos empezamos a conocer. Y empezamos a juntarnos con el resto de familias. Entonces un día en la casita van llegando de manera escalonada, porque en general cuando son muy pequeñitos tienen tiempos diferentes cada familia. Y nos vamos colocando. Y transita en mi casa como uno más de mis hijos, ¿no? Y hay olor a comida y hay una tranquilidad y una calma que es increíble y súper bonita de compartir con ellos. Y hay un ambiente preparado que tiene que ver con estas necesidades, ¿no?, que nombraba antes. Es un ambiente que trata de tener elementos naturales, que está adaptada a las edades con las que voy a trabajar. Por ejemplo, yo llevo dos años trabajando en mi proyecto que se llama La Casita de Narayola y tuve niños a partir de dos años. el espacio de mi casa lo transformé para las necesidades de niñas y niños de dos años. Si hubiera tenido niños más pequeñitos, hubiera pensado un espacio que se hubiera adaptado a sus necesidades. Entonces hay una reflexión permanente de parte de las adultas que acompañamos sobre qué tenemos que preparar para las niñas y los niños que entran en nuestros espacios. Y entonces, bueno, hablaba de los ambientes. Los ambientes están adaptados a las necesidades de las edades con las que trabajamos. Y también hay algo importante. En las Madres de Día, y que tratamos de que todas cumplan con esto, es de tener un contacto con el exterior y con la naturaleza. Tenemos la suerte de tener una casa con un jardín, disfrutamos de él todos los días, todos los días, mucho rato, porque creemos que la educación en la naturaleza, en la que tengamos, en el jardín, en el bosque, en el cercano, en las viñas de enfrente, potencia y fomenta aprendizajes riquísimos. Entonces, también para nosotras es algo de todos los días. ¿Qué más os puedo contar? Participamos de las actividades diarias de una casa, hacemos pan, limpiamos, recogemos, vamos al ritmo de cada uno, respetamos los ritmos de unos y de otros, nos forzamos, hacemos propuestas y se van integrando armoniosamente. Y creamos red con las familias, que es algo fundamental, ¿no? Si queremos que haya un cambio en estas niñas y en estos niños, tenemos que trabajar con sus familias. Entonces, la comunicación que tenemos las mamás de día es diaria, permanente, tenemos tutorías... muy ricas. Por ejemplo, a mí me gusta mucho ir a las casas de las familias con las que trabajo. Entonces cuando tenemos encuentros para hablar de las niñas y de los niños, yo voy a sus casas, a veces ellos vienen a casa, a veces quedamos en otros puntos. Tenemos una relación muy cercana. Para mí es la única manera de poder acompañar a estos niños, conociéndonos y conociendo a sus familias. Entonces, bueno, me salté un montón de cosas que quería haber dicho, pero ya estoy en mi casi final de mi guión. Seguro dejo muchos espacios en blanco. Ahora mi foco, aparte de estar súper contenta en este proyecto y de ser el primer trabajo que tengo que me llena completamente y de descubrir esta etapa, mi punto es visibilizar esta figura de mamá de día para que surjan muchos más proyectos que puedan acompañar la etapa de 0 a 3 desde otro lugar, ¿no? Cubriendo estas necesidades que mencionaba anteriormente, facilitando espacios en donde estas necesidades... los niños las puedan cubrir. Entonces esta es mi labor de divulgar, espero que haya quedado un poquito claro que es una mamá de día y invito a todas las personas que se sientan capacitadas para llevar a cabo un proyecto de estas características porque necesitamos muchos proyectos como estos. Quería decir una cosa con respecto a esto, no es fácil todavía, hay un gran camino que caminar porque no estamos reguladas en España, solamente en Madrid y en Navarra entonces queda un poco esto en la nebulosa, necesitamos apoyo del Estado, necesitamos apoyo de la gente para que eso no sea una opción para unos pocos nada más y pueda ser una opción más. en el mundo de cero a tres. Quienes tenemos a niñas y niños de cero a tres años, tenemos un tesoro en las manos, para mí, una gran responsabilidad, unos diamantes preciosos, y espero que poco a poco vayamos cambiando las miradas y empecemos a creernos esto de verdad y a reflexionar y a intentar cambiarnos primero nosotros mismos quienes acompañamos para que podamos incidir un poco y consigamos otra infancia. Os invito a construir y a empezar por los cimientos y creo que esto está en todos nosotros. Muchas gracias.