Bien, bueno, el otro día os acordáis que estuvimos viendo un poquito el inicio del libro, hablábamos de ese espacio físico como el espacio que percibimos, ese espacio mental que todos tenemos en nuestra cabeza, ese concepto abstracto, ese espacio social que es realmente en el que vivimos y compartimos con otras personas. En el libro nos habla ahora del espacio como orden racional y de Roma y la conciencia de espacio interior. Estoy siguiendo vuestro libro al pie de la letra, lo único que estoy haciendo es resumiendo y ampliando, generando mis propios apuntes que los que ya me conocéis es la forma que yo tengo de trabajar y de dar las clases y los pongo a vuestra disposición. Bueno, mirad, la conciencia de espacio interior va a ser el rasgo más importante en la arquitectura del XV al XVIII. Y hablando de espacio interior, lo más importante es hablar de los elementos arquitectónicos, que van a crear ese espacio interior. Fijaros, por un lado tenemos el concepto de espacio exterior, que es el que vemos desde fuera, el concepto de espacio interior y cómo se va a articular ese espacio interior con distintos elementos arquitectónicos. Mirad, Gideon, que es uno de los autores que hablan del espacio, en su libro en 1941, nos habla de Grecia y cómo se crea el sistema antropométrico. Es fundamental que tengáis claro este concepto. Mirad, los griegos... Los griegos crean una cultura antropocéntrica y antropomórfica. Es como se define en la cultura griega. Antropocéntrica y antropomórfica. La palabra anerandros, sabéis qué significa hombre, con lo cual antropocéntrico es que el hombre es el centro de todo. Cuando hablo de hombre hablo de ser humano y antropomórfico que el hombre le da formato. Y aquí tenemos otro concepto similar que es antropométrico, que es una cosa que se ha inventado ahora, porque en los años 80 cuando yo estudiaba hablábamos... Hablábamos sólo de antropocentrismo y antropomórfico. Antropométrico es que el hombre es la medida para todas las cosas. Eso iba implícito en los conceptos que os he dicho antes de antropocéntrico y antropomórfico. Bueno, pues ahora hablamos de este concepto. ¿Qué quiere decir esto? Que los griegos hacen un tipo de arquitectura en consonancia con el tamaño del hombre. Esto es muy importante porque cada cultura va a hacer un tipo de arquitectura diferente. Las culturas totalizan. Las culturas totalitarias, me da igual desde los principios de los tiempos hasta la época actual, siempre van a hacer cosas grandiosas. Si nos vamos a Egipto vemos las grandes pirámides, vemos los grandes templos, Lusot, sobre todo Karnak. Karnak es uno de los sitios más impresionantes que he visto yo en mi vida. Bueno, pues todo es de enormes dimensiones, todo es monumental. Es una cultura teocéntrica con ese concepto. Cuando llegamos a Grecia esto cambia. Y el centro de todo es el hombre y la medida de todo es el hombre. El ser humano no se puede sentir nunca a gusto en una arquitectura monumental. Te sientes pequeñito, como una hormiguita en un bosque. Entonces los griegos no quieren eso y hacen edificios en consonancia con el tamaño del hombre. Si vosotros habéis estado en la Acrópolis, por ejemplo, el único edificio grande es el Parthenon, pero ni el Eresteio, ni el Ateneanique, ni los propios propileos son de gran tamaño. En cambio, si nos vamos a Roma, que vuelve a ser una cultura totalitaria donde el emperador es el personaje más importante, el chip cambia por completo. Ya no nos interesa que el hombre sea el centro y la medida de todo. Ya no estamos en una cultura antropocéntrica. Estamos en una cultura donde lo que interesa es el poder y que se vea que el emperador es el ser más importante y el poder por encima de todo. Con lo cual vamos a pasar de las esculturas, de personas que son de tamaño real, de tamaño normal, que es lo que hacen los griegos, esculturas de un metro sesenta, de un metro setenta, que es el tamaño real. Vamos a pasar a esculturas de tres metros, dos, tres, cuatro metros en cualquier cultura totalitaria. Ningún ser humano mide ni dos, ni tres, ni cuatro metros. Cuando tenemos una escultura de esa envergadura o una arquitectura de varias plantas como pasa en Roma, estamos ante hechos grandiosos y monumentales. Estamos en otra mentalidad. Queremos manifestar el poder de esa cultura. Entonces es muy importante que tengáis ese concepto claro, porque ese concepto antropométrico o de antropocentrismo que hay en Grecia solamente se va a volver a vivir en el Renacimiento. El Renacimiento vuelve los ojos a la antigüedad clásica y vuelve a captar ese concepto. Y cuando hacemos palacios, por ejemplo, en Florencia, en el 480 italiano en Florencia, se revive la superposición de órdenes. Os acordáis que en el antiguo Imperio romano ponían orden toscano, jónico, corintio. Pues en el Renacimiento se vuelve a hacer eso. No se vuelve a hacer en ninguna otra parte. A medida de lo que vayamos estudiando hoy, vamos a ver que cuando a partir del barroco, a partir del manierismo y después en el barroco, cuando haya que poner un orden en un edificio, en vez de hacer esa superposición de órdenes toscano, jónico y corintio que habíamos visto en el Renacimiento, habíamos visto en la antigua Roma, se inventan un nuevo orden. Un orden que cuando yo estudiaba en los 80 se llamaba orden gigante, que ahora en vuestro libro aparece como orden colosal. Perdón, orden colosal es como yo lo llamaba, orden gigante en vuestro libro. A mí es fácil que se me escape la otra terminología porque estoy habituada. Por eso os digo las dos, orden gigante o colosal. ¿Qué significa esto? Que ahora lo que vamos a hacer es una columna, una pilastra, el elemento que sea desde abajo arriba del edificio. Entonces en vez de esos tres pisos, en vez de tener diferenciados por alturas y con un orden en cada altura, vamos a tener una columna, una pilastra que vaya del edificio de arriba abajo. El primero que lo hace va a ser Miguel Ángel en el Capitolio. Ya lo veremos un poquito más adelante, pero a partir de ahí se instaura y va a ser la constante del barroco. Ese cambio de mentalidad es el paso del realismo. Un relacentista siempre haría su preposición de órdenes. En el momento que pasamos a un orden gigante o colosal, estamos hablando ya del maniarismo y luego es lo que va a adoptar el barroco. ¿Comprendido eso? En Roma os decía que la monumentalidad desempeña un papel fundamental, tanto en el espacio interior como en el exterior. Los romanos para hacer grandes espacios interiores van a utilizar el arco y la borda. Mirad, los griegos tienen estructuras adinteladas. La estructura adintelada es la que tenemos nosotros en nuestra casa o tenemos aquí sobre dos soportes verticales, sobre dos paredes verticales, un techo horizontal, lo que tenemos cualquiera en casa. En Roma, la utilización de arco y bóveda permite elevar y repartir el peso. Se reparte mucho mejor el peso con un arco que concentra el peso en determinados puntos donde ponemos un sistema sustentante importante. Y esto va a hacer que ese espacio interior se difunda de otra manera. Entonces, se crea un nuevo lenguaje espacial con la utilización del arco y la bóveda. En Egipto no había arco y bóveda. En Grecia no hay arco y bóveda. Toda la arquitectura está adintelada y este nuevo concepto espacial con la utilización del arco y la bóveda va a surgir en el Antiguo Arco. Nos habla Gideon del espacio arquitectónico en su dimensión histórica, con esa clasificación de la arquitectura en tres periodos. Esperando que cargue. Un primer momento en lo que predomina es el espacio exterior. Lo que os decía yo en Grecia, en Egipto, todo ese tipo de culturas y en todos los grandes imperios de la antigüedad. Lo que impera es el espacio interior. Si nos vamos a un templo, pensar en cualquier templo, al templo sólo acceden los sacerdotes. En Egipto, en Grecia y en Roma. Entonces, toda la importancia de esos templos está en el espacio exterior, con lo cual todos los grandes imperios de la antigüedad Egipto, Grecia, Roma, Mesopotamia, me da igual, todo se va a concentrar en el exterior porque es lo que se ve al interior solamente entran los sacerdotes. Por lo tanto, los interiores de los templos van a ser siempre oscuros, poco ventilados, porque son exclusivamente para albergar la estatua de un dios. Primer concepto. Segundo concepto. La arquitectura va a conquistar el espacio interior y eso se empieza a desarrollar desde Roma, que empieza a hacer esos interiores hasta el siglo XVIII. Pero hasta Roma no tenemos esa conquista del espacio interior. Espacio interior que lo vamos a ver en un anfiteatro, lo vamos a ver en un teatro, lo vamos a ver en un circo, en cualquiera de los edificios. Y el último momento es esa arquitectura moderna que se está desarrollando en los dos últimos siglos, en los XIX, siglo XX, que lo que busca es una interrelación entre interior y exterior. Ya no hay una preponderancia de exterior como en las antiguas culturas y una preponderancia del interior sin una combinación de actas. Bien, Roma crea un espacio interior centralizado y es la primera en construir esos espacios resaltando valores y significados. Vamos a ver ahora la idea entre proporción, perspectiva, lenguaje clásica. Una nueva idea de la teoría del espacio. Este concepto del espacio fue asumido por los arquitectos del 480. En el 480 se vuelven los ojos a la antigüedad clásica. Si tiene que surgir el Renacimiento en alguna cultura, evidentemente va a resurgir en Italia y dentro de Italia, sabéis que Italia no existe en este momento, como país unitario. Tenemos por un lado Milán, por otro lado tenemos el Véneto. Por otro lado tenemos los estados pontificios y concretamente en el 480 italiano tenemos una Florencia con la familia económicamente más poderosa de la época, que son los Medici, que van a invertir su dinero en embellecer la ciudad y en crear la ciudad, con lo cual se va a conseguir un espacio racionalizado, unificado, pero teniendo en cuenta la contemplación del espectador. Hasta este momento no se tenía en cuenta eso. A partir de ahora es fundamental el aspecto estético. Los arquitectos del Renacimiento hablan y vuelven a los órdenes clásicos y volver al mundo clásico es volver a tres conceptos muy básicos que os van a quedar muy claros. Volvemos a los órdenes clásicos dórico, fónico y corintio y volvemos a la idea de proporción, de perspectiva y de simetría. Y eso es el Renacimiento. Proporción, perspectiva, simetría, órdenes clásicos y por lo tanto concepto de belleza. Eso es lo que tenía Grecia, eso es lo que tenía Roma y eso es lo que se va a recuperar ahora en el mundo clásico. Vitruvio. Se recupera Vitruvio y recuperar a Vitruvio va a ser fundamental ahora porque sabéis que Vitruvio escribe diez libros de arquitectura. Bueno, pues esos diez libros de arquitectura lo que hacen es expresar que la proporción es esencial y que es la proporción. Cuando hablamos de proporciones, la armonía entre las partes y el todo. Eso es la proporción. La armonía entre las partes y el todo. Cuando hablamos de belleza en el mundo clásico, en el mundo griego, la belleza no es un canon determinado. La belleza no es ser moreno ni rubio ni medir 1,50 o medir 1,80. La belleza es la proporción dentro del ser humano y la proporción dentro de los edificios. Una persona es bella cuando está equilibrada y armónica. Si tenemos una cabeza demasiado grande, un pie demasiado grande, unas manos demasiado pequeñas, etcétera. Perdemos esa armonía. Pues siempre la proporción es la armonía entre las partes y el todo. Acordaros de Policleto y de Lisipo en la antigüedad clásica, que son los teóricos del arte, pues ahora exactamente igual. Vitruvio llega a la misma conclusión que lo fundamental es la proporción, que es lo esencial. Esa armonía debe respetar las proporciones del cuerpo humano. Esa armonía entre las partes y el todo. El cuerpo humano es bello cuando está proporcionado. Y eso significa que una determinada medida de nuestro cuerpo nos va a dar una medida en la cabeza, pero también una medida de las manos, una medida de los pies, etcétera, etcétera. No sé qué tarda en cargar. Mirad, Brunelleschi, Alberti, Serlio, Palladio, ¿eh? Son los primeros arquitectos. Brunelleschi, Alberti en el 480, Serlio, Palladio un poquito más adelante. Se dan cuenta de que lo más importante en la arquitectura son las matemáticas. Fijaros, vamos a pasar del concepto de cantero de maestro de obras medieval al concepto de arquitecto en sentido moderno. Brunelleschi y Alberti van a ser los primeros. Brunelleschi es todavía el arquitecto que es fuente o está caballo entre lo que es el mundo medieval y el mundo moderno. Porque diseña, pero todavía está mucho a pie de obra. Brunelleschi es el que está continuamente en Santa María del Fiore o está en los edificios que está construyendo. Alberti tiene ya un sentido más moderno del concepto de arquitecto. Alberti es el que hace, el que proyecta, el que hace estudios matemáticos y el que ya no está continuamente a pie de obra. Sería el primer arquitecto en sentido moderno. Es lo que conocemos hoy en día del arquitecto en el estudio, que se pasa de vez en cuando por la obra. Pero que no está siempre a pie de obra. Bueno, este establecimiento está regulado por esas proporciones para poder dotar al edificio de armonía. Y fijaros hasta qué punto esto es importante, porque Alberti nos dice que si un edificio es armónico se puede traspasar a una partitura musical. Este es un concepto que va vinculado a todo el Renacimiento. El concepto de las matemáticas y de la armonía vinculada a las notas musicales. Si el edificio es armónico, realmente se puede transcribir en una partitura musical. Y es un concepto, ya os digo, que va a ir completamente ligado. El edificio es una obra total, es una obra en conjunto y como tal la vamos a ver. Cuando hay una falta de armonía, vamos a ver que algo distorsiona, que algo nos llama la atención porque no está equilibrado, porque no está armónico. Paladio, por ejemplo, habla de que la proporción, tiene que ser esa relación armónica basada en la escala musical. Ese concepto de la armonía musical y de la armonía matemática, es algo con lo que os tenéis que habituar, porque se va a hablar continuamente de esos conceptos. Ahora os iba a empezar a hablar de la divina proporción. Me imagino que habréis oído hablar del número aureo o de la divina proporción. Mirad, hay un libro, el 1509, que está ilustrado con dibujos de Leonardo da Vinci, donde se habla de la divina proporción y de esa divina proporción o de la proporción aurea con respecto al cuerpo humano. Aquí os doy el número aureo por excelencia. Esa proporción aurea es un número irracional porque no sabemos por qué es así. Se llama, se llama aureo, se llama número fit porque se vincula al personaje de Fidias y su valor numérico es exactamente esto 1,618. Ahí os he puesto todos los decimales, pero realmente es 1,618. Hacer esto, seguir esta proporción es conseguir la armonía perfecta. La seguimos utilizando hoy en día. Esta proporción que no sabemos por qué es así, porque ya os digo es totalmente irracional, se da en la naturaleza. Aparece en las plantas, aparece en los árboles y hoy en día cuando construimos seguimos haciendo esto. Hemos tenido, ahora ya no, hemos tenido tarjetas de visita en algún momento. Las tarjetas de visita, las tarjetas de los bancos, todo sigue la proporción aurea. Entonces ese es el equilibrio perfecto que no sea ni demasiado ancha ni demasiado larga cuando siguen la proporción aurea que es esto 1,618. Todo va a estar armónico. Y os digo que es algo que se da de forma natural en la naturaleza, que lo estudiaron los griegos, que se empezó a plantear desde la antigua Grecia y que realmente se sigue utilizando hasta nuestros días y se siguen usando las tarjetas de crédito y en cualquier cosa que vayamos a hacer. Pero es que yo tampoco lo entiendo. Vamos a ver si tú no eres arquitecto. Pues mira, tú tienes, tú te coges una tarjeta de crédito y la mides el ancho y el alto. El formato de alto y de ancho, una tarjeta de crédito o ahora mismo sabéis que los hoteles ya no hay llaves hace muchos años. Es una tarjetita. Esas dimensiones, la proporción entre el ancho y el alto va vinculada con este número para que sea armónica, si no va vinculada con ese número aureo. La tarjeta va a ser muy grande o muy pequeña. Te va a resultar desproporcionada. Todo lo que tú veas en la naturaleza que está proporcionado consciente o inconscientemente es porque sigue el número aureo. Efectivamente, efectivamente. Así. No en el país de las matemáticas. Bueno, porque era muy bien. Todo está hecho, todo está hecho siguiendo la proporción aurea. Todo, absolutamente todo el arte, todo lo que es armónico, todo está siguiendo la proporción aurea para que siga, para que sea armónico, para que nos resulte agradable y simétrico y armónico, sigue la proporción aurea. El ser humano, el ser humano sigue la proporción aurea. El ser humano cuando está, cuando está armonizado, sigue la proporción aurea. ¿Os acordáis que en la antigua Grecia hablamos de las teorías de Lisipo, de Policleto, que hablaban de los canones de siete y de ocho cabezas? ¿Os acordáis de aquello? Entonces, si tú te mides la cabeza y la multiplicas por siete o por ocho, eres canon Lisipo, eres canon Policleto. Normalmente el común de los mortales no tenemos siete u ocho. Estamos entre siete y ocho. El común de los mortales. Pero el que está por debajo de siete o con encima de ocho, mal asunto. Es que estás desproporcionado. Yo esto cuando tengo a alguien en clase, que además es que se nota a primer golpe de vista, hay gente que es desproporcionada y gente con la cabeza muy grande o con la cabeza muy pequeña y esto salta a la vista. Yo he tenido alumnos en clase que cuando veo que hay alguien desproporcionado, yo esto no lo digo, que se midan la cabeza porque nada, nos genera ya un conflicto de por vida, ¿no? Pero eso de medirte la cabeza y multiplicar por siete o por ocho. Ya os digo que el común de los mortales estamos entre siete y ocho. Es un canon más. Real y un canon más real. Pero si estás por debajo de siete o estás por encima de ocho, es que no estás proporcionado. Pero es que eso seguramente lo has dado cuenta. Cualquiera se ha dado cuenta y bueno, pues le toca vivir con ello. Y si no cualquiera nos damos cuenta. Son gente que tiene la cabeza. Yo he conocido, yo tuve una vez un alumno en clase, un chico que medía 1,90 por lo menos y tenía una cabecita como la mía. Pues eso no es proporcionado. O gente a lo mejor que mide lo que yo y que tiene un cuarenta de pie, eso no es proporcionado. Entonces salta la vista. Estamos acostumbrados, no nos vamos midiendo, pero nos salta la vista. Pues tú ves las manos de la gente, ves los pies de la gente, ves la cabeza, ves el cuerpo y en función a eso, si la persona está armónica y sigue esto, la vas a ver armónica. Si tú ves que algo rechina, es que no estás siguiendo la proporción. Aurea. Sí. La proporción Aurea. Claro. Todo es pura geometría, todo es pura matemática. Y está clarísimo que la arquitectura es el arte de las matemáticas, es el arte de la geometría. Entonces, mientras que un arquitecto lo que necesita es dominar las matemáticas y la geometría para poder hacer cálculos, etcétera, la pintura y las esculturas y en otras directrices que no tienen absolutamente nada que ver con eso, pero bueno, como la asignatura que nos compite es esta, nos vamos a centrar en esto. Yo decía que esta proporción está en las figuras geométricas, está en la naturaleza y está desde las... Si coges una hoja de un árbol, desde las nervaduras de las hojas de un árbol, a las nervaduras de las hojas de una planta, al grosor de las ramas, alcaparación de un caracol, absolutamente todo en la naturaleza está regido por la proporción Aurea. Pero es algo que lo tenemos tan vinculado a nosotros, es algo tan normal que bueno, los que indagaron en ello fueron los griegos, que fueron los primeros que se dieron cuenta que había ahí algo que hacía que aquello fuera armónico. Por eso toda la arquitectura griega es tan armónica. Bueno, seguimos. Dime. Claro, esto está dado, pero vamos, no, vamos a ver, vamos a ver. Lo que van a hacer los arquitectos, lo que van a hacer los arquitectos del Renacimiento, es distinto. Os lo explicaré más adelante. Es que basándonos en la proporción Aurea, los arquitectos del Renacimiento se rigen por el módulo. Eso es otra historia que voy a llegar a ello un poquito más adelante. No quiero mezclar cosas, vale? Vamos a ver, mirar esta armonía de las proporciones va a caracterizar a los edificios de la antigüedad clásica de Grecia y de Roma. Pero ahora retomando todo este mundo griego y romano, va a caracterizar a todos los edificios del 480 y tal. Y entonces, por ejemplo, Brunelleschi en el Hospital de los Inocentes o en la Iglesia de San Lorenzo, crea unos espacios arquitectónicos basados en esa proporción. Eso yo os digo que cuando lleguemos al Hospital de los Inocentes os lo voy a explicar más despacio para que con eso hagáis una idea. El espacio entre una columna y otra se llama intercolumnio. Pues el espacio entre el intercolumnio va a ser la misma medida que el alto de las columnas y que la profundidad de la logia. Me seguís un poquito? Imaginaros que donde yo estoy sentado ahora fuera una logia, que hubiera columnas con arcos. Pues imaginaros que aquí hay cuatro columnas. El espacio de una columna a la siguiente es intercolumnio. Vamos a poner que mira dos metros, por poner un ejemplo. Esos dos metros, las columnas tendrían que tener dos metros y el espacio de las columnas al interior tendrían que tener otros dos metros, un cubo perfecto. Eso es el módulo de lo que tú me estabas hablando. Entonces, cada arquitecto se va a buscar su módulo y ese módulo multiplicado o dividido es lo que nos va a dar una armonía perfecta. Por eso la logia del Hospital de los Inocentes es tan bella, es tan armónica, porque sigue ese concepto del módulo. Me seguís? Cuando llegó el neobautista Alberti, el concepto del espacio basado en la proporción, la perspectiva, la armonía entre las partes y el todo, pues él lo que iba a hacer por primera vez en el Renacimiento, que nos va a hacer un gran favor, es ponerlo por escrito. Alberti es el primer arquitecto que es teórico además. No como Brunelleschi, que es el arquitecto puente que proyecta y está a pie de obra, sino que Alberti es ya el primer arquitecto en sentido moderno, porque proyecta y además es un teórico. Va a escribir unos libros de arquitectura que se llama De Ré a Edificatoria, sobre el arte de edificar. Escribe en latín. El sistema de proporción no debe de corresponder con un número en concreto, sino con su situación en el orden cósmico sobre el conjunto de todos los edificios y de toda la ciudad en la que vamos a estar. Alberti recupera... Esperad, miro para atrás o para delante. Alberti recupera todas esas proporciones de Vitruvio, el hombre de Vitruvio, y basándose en esto se va a establecer una relación directa entre las proporciones y las leyes de la naturaleza y entre ellas y el universo. Todo está relacionado. El ser humano forma parte del universo, la naturaleza forma parte del universo y todo tiene que ir proporcionado y armónico en el universo. La doctrina vitruviana es de influjo neoplatónico. Y el neoplatonismo lo que habla es de simetría. Hoy en día estamos acostumbrados a ver a una cadena de bolsos, de ropas y tal, que precisamente habla de la asimetría. Bueno, pues esto sería un error en el mundo clásico, en el mundo antiguo. La belleza es simetría. En el momento que no hay simetría, no hay belleza. Es la condición sine qua non para que haya belleza, la simetría. Por eso los seres humanos, los humanos somos simétricos. Y por eso los animales son simétricos y por eso las plantas pueden ser simétricas. Y es la base de todo la asimetría. Este concepto espacial lo vamos a ver con Brunelleschi en la sacristía vieja de San Lorenzo, en la capilla Apache, en la iglesia de San Lorenzo o en la Iglesia del Espíritu Santo. Todas estas plantas se van a articular mediante un módulo. El módulo, os digo, que es una medida que puede ser un cuadrado, puede ser un cubo. Lo que elija el arquitecto y eso lo va a multiplicar o lo va a dividir para hacer un conjunto armónico. Si yo tengo un número y siempre repito y cada arquitecto va a coger el suyo, el que considere oportuno, si ese número lo multiplicas, lo divides, etcétera, siempre vas a tener ese espacio perfectamente armónico. ¿Comprendido eso? Vale. Alberti va a hacer algo similar, Brunelleschi lo hace en todos sus edificios y Alberti va a hacer algo similar en la iglesia de San Andrés de Mantua. Después, en San Pietro y Montorio de Bramante vamos a hacer exactamente lo mismo. El de San Pietro y Montorio que es circular, pues lo que vamos a tener es un módulo que va a ser el ancho de las columnas a dos tercios de su altura y a partir de ese concepto, de ese módulo se va a crear esa proporción armónica con el edificio. Yo no sé si habéis visto alguna vez en vuestra vida el templete de San Pietro y Montorio de cerca. Dime. De su altura. Si la columna mide tres metros de altura, pues dos tercios son dos metros de anchura. ¿Altura? ¿Altura? Te estoy poniendo un ejemplo. Claro, el intercolumnio. Pero vamos a ver, para entender esto tendrías que ser arquitecto, tendrías que ser matemático. Tampoco pretendo yo aquí que nos compliquemos tanto la vida. Solamente lo que tenemos que hacernos idea es no os compliques la vida con los datos. Solamente lo que nos tenemos que hacer idea es que trabajan con las matemáticas, con la geometría y con la proporción de esto y que cada uno va a elegir un determinado módulo y multiplicándolo y dividiéndolo va a conseguir su espacio armónico. Pero no podemos intentar aquí de repente hacernos arquitectos en dos minutos. Eso es el intercolumnio, el intercolumnio, el ancho entre las columnas, no de las columnas. Vale, nada. Bueno, pues por ejemplo, el templete de San Pietro y Montorio, si lo conocéis, está en un patio, en un patio. Es un templete circular. Y bueno, cuando uno llega allí, yo lo he visto varias veces. Pues es un es un súmul de armonía, es un tamaño que es pequeñito. Parece muy grande porque el espacio en el que está es muy pequeño. Es un fenómeno parecido al que pasa con la fontana de Trevi. Cuando los espacios son pequeños, todo parece muy grande. Es al revés como cuando vamos a comprar algo, cuando compráis un sillón o algo en una tienda. Luego llegáis a casa y dices, pero bueno, qué grande es y ahora no me cabe. Es el concepto al revés. Vemos las cosas en espacios muy grandes. Cuando luego lo metemos en los espacios pequeños de las casas, que son enormes, pues aquí es justo al contrario. Al poner un edificio en un espacio pequeño, el edificio resulta majestuoso. El templete de San Pietro y Montorio, si lo sacáramos del patio circular de la iglesia, sería una enanez. Pero como está metido en esa ubicación espacial, realmente es majestuoso. Todo no depende del tamaño en sí, sino de tu relación con el entorno, con el espacio. Por eso hablábamos. Primero de un espacio exterior, luego de un espacio interior y luego de la relación con el espacio donde el espectador juega un papel importante y nos da esa sensación de monumentalidad, de teatralidad, de grandiosidad o de piquenio. Vamos con el juego de la perspectiva, que esto es muy importante que lo entendamos. La perspectiva va a jugar un papel esencial en el concepto espacial del renacimiento. Este nuevo sistema organiza la realidad consiguiendo una unidad racional donde el espectador va a jugar un papel fundamental. Vamos a ver cómo es esa perspectiva del renacimiento. Alberti nos habla de esa perspectiva en otro libro. Alberti es el teórico, ya sea el arquitecto, os digo en sentido moderno, que proyecta y escribe. Y escribe un tratado sobre pintura, el Tratado de la Pintura, en el que nos habla por primera vez de la perspectiva. Ese Tratado de la Pintura, donde nos habla de la perspectiva, parte de un único punto de vista en la que el ojo ordena el mundo, pero es un punto de vista único. ¿Qué quiero decir con esto? Los seres humanos no tenemos un solo ojo, tenemos dos. Tenemos dos ojos que son movidos. Alberti parte de un proyecto, de un punto de vista único y sería algo así en lo que está basada la cámara de vista de la fotografía al principio. ¿Os acordáis aquellas cámaras fotográficas del principio del siglo XIX? El señor se metía allí debajo de una cortinilla y entonces miraba a través de un punto de vista único focal. En eso está basada la perspectiva de Alberti. ¿De acuerdo? Entonces los seres humanos, insisto, tenemos dos ojos y podemos mirar hacia distintos sitios. Pero en cambio, cuando él habla de perspectiva, se habla desde este punto de vista único. Este punto de vista único parte de la idea de dejarnos claro que lo que está más cercano a nosotros es de mayor tamaño y lo que se aleja es de menor tamaño. Y eso es algo que lo tenemos todo claro. Este pasillo es largo. Si salimos ahí al pasillo vemos con claridad a la gente que está cerca, a la gente que está lejos, la vemos más difuminada, la vemos más. La clase, bueno, pues al fondo no hay gente. Yo a vosotros os veo tamaños reales. Si la clase estuviera llena hasta el fondo, a la gente del fondo yo la vería de menor tamaño, no porque lo sean, sino por ley de perspectiva. Esto como se ve en la vida cotidiana, como todos montamos en coche en alguna ocasión, es la forma más fácil de verlo. Si tú te montas en un coche y ves un coche que tienes al lado, le ves del mismo tamaño que el tuyo. Pero si tú coges una recta, a medida que tú vas viendo que la recta se aleja, la carretera parece que se empieza a estrechar. El personal que conduzca o que monta en coche lo sabe. La carretera parece que se empieza a estrechar, a estrechar, a estrechar hasta que llega un punto. Eso es lo que se llama punto de fuga y es donde confluyen todas las líneas. Y ese es el efecto óptico que nos hace ver el punto de fuga. Por eso las cosas que tenemos más cercanas son de tamaño real y a medida que se van alejando van disminuyendo de tamaño porque están más lejos de nosotros. Al verte aquí, con este único punto de vista, lo que no tiene en cuenta es la atmósfera. Eso hasta un siglo después, hasta el barroco no se van a dar cuenta de eso. El primero que empieza a ser consciente de eso es Leonardo. Sabéis que Leonardo es el primero que habla de esfumato. Empieza a difuminar contornos. Por eso es tan importante la Gioconda, no por la sonrisa y por otras historias. Entonces, ¿qué es lo que va a pasar en el barroco? En el barroco ya sí se dan cuenta que las cosas que están más lejos son más pequeñas, pero también que están más difuminadas. Yo no voy a ver con la misma nitidez a los compañeros que están en la primera fila que si tuviéramos compañeros al final. A vosotros os distingo perfectamente, pues a los del final posiblemente vería personas, pero no los distinguiría bien. Eso todavía no se tiene en cuenta ahora. Solamente se tiene en cuenta ese punto de vista único en el que las cosas que están más alejadas de las pinturas son de pequeño tamaño y eso es lo que se va a poner en práctica en todas las pinturas de la época. Bueno, la aplicación de esta perspectiva la vemos en todos los edificios, en el Pórtico de los Inocentes, en la Iglesia del Espíritu Santo, en San Lorenzo y todo parte de ese punto de vista único, como si fuera un espectador inmóvil, un espectador que se mueve siempre mirando hacia el mismo sitio, no mirando hacia ningún otro sitio. Y es el ejemplo que os digo. Imaginaros que vais en un coche y solo miráis al frente de la carretera. Y ese es el concepto de la perspectiva. ¿Eso está claro? Bien. Es muy importante porque si, por ejemplo, os vais al mundo medieval, os vais a los beatos mozárabes, os vais al románico, por ejemplo, como no se conoce la perspectiva, esto es muy típico del románico, ¿qué hacen? Ponen franjas de colores de fondo. Es muy frecuente que pongan, si yo tengo aquí cuatro filas de personas. Si yo tengo que plasmar esto en el Renacimiento, ya tengo claro que hay un punto de fuga a los que están más adelante, los pondría de tamaño natural y a los que están un poquito más atrás, un poco más detrás. ¿Qué se hacía hasta este momento en el arte? Pues se superponían, se ponían unos encima de otros. Y entonces, si vais al Museo del Prado, tenéis una pintura que se ve perfectamente a los galgos, se ve perfectamente a los perros. En el que hay una cacería, en la sala de pintura románica se ve la cacería. Y para indicarnos que hay tres perros y que están uno detrás de otro, como no lo saben hacer por perspectiva, ponen uno encima de otro. Y los perros evidentemente no van uno encima de otro porque no van levitando, van uno detrás de otro. Pero como no saben hacer eso, ¿cómo lo plasman para que el espectador vea que hay varios? Pues poniéndolo uno encima de otro. Por eso es tan importante la perspectiva del Renacimiento, porque aunque tengamos un punto de vista fijo e inmóvil, sí que nos permite hacer a los distintos personajes o los edificios o lo que sea, uno detrás de otro con esa soltura. ¿Entendéis lo que quiero decir? La perspectiva es un instrumento para conseguir un concepto de visión ideal. Mirad, en el claustro de Santa María de la Paz, el espectador va a ver ese concepto de conjunto ideal. Vamos a hablar ahora un poquito del concepto de plantas centralizadas. Ahora en el Renacimiento se pone de moda la planta centralizada. La planta centralizada va a ser muy de época renacentista. ¿Por qué? Y este concepto es importante que os quede claro. La planta centralizada se pone de moda en el Renacimiento porque todavía no se ha producido la reforma protestante. Cuando se produzca la reforma protestante, esto ya no me vale. Ahora se pone de moda, por ejemplo, San Pedro se va a diseñar con una planta de cruz griega, una cruz de brazos iguales. Bueno, pues yo tengo una planta de cruz griega, una cruz de brazos iguales, donde podemos estar en cualquiera de los lados. El discurso que me están dando, no lo oigo igual si estoy delante del sacerdote que si estoy en un este. Cuando se produzca la reforma protestante, las plantas centralizadas no valen. Tenemos que conseguir una planta alargada, longitudinal, donde todo el mundo esté pendiente del discurso. Y entonces pasamos de las plantas de cruz griega que se utilizan, se proyecta así San Pedro, luego, como cambia con el tiempo, se va a hacer una planta de cruz latina y pasamos de las cruces griegas a las cruces latinas, porque la cruz latina, que es la cruz de Cristo, que conocemos todos, la de un brazo largo y uno sino corto, ahí es muy fácil lanzar un mensaje y que llegue a todo el mundo, porque todo el mundo está en la misma zona. Mientras que en una cruz griega puedes estar disperso, entonces no estar pendiente de lo que te están diciendo y estás en otra línea. ¿Qué pasa en el Renacimiento? Que todos somos cristianos. Entonces no hace falta resaltar ese discurso. En el momento que se produce la reforma protestante, empieza a haber católicos por un lado y protestantes por otro, ese concepto cambia y a través de los discursos necesitamos lanzar un determinado mensaje de unidad. Por lo tanto, ya la cruz griega no me sirve y tengo que ir hacia una cruz latina, que es la cruz de Cristo, la cruz que conocemos todos. Las cruces griegas se utilizan muy poco. Por ejemplo, aquí en Madrid tenemos en el escorial. En el escorial tenemos una planta de cruz griega, porque el escorial está siguiendo la planta de San Pedro del Vaticano. La planta de San Pedro del Vaticano, como tarda muchísimo tiempo en construirse, se va a modificar su proyecto en muchas ocasiones, con lo cual inicialmente el abramante la diseña como una planta de cruz griega y termina convirtiéndose en una cruz latina, mientras que el escorial se diseña. Y esa famosa frase de que tardas más que la obra del escorial es un mito, porque la verdad es que se hizo muy rápidamente, se hizo en veintipocos años. Y entonces el escorial sí que se hace con planta de cruz griega. No sé si os habéis fijado cuando habéis ido al monasterio del escorial, pero tiene planta de cruz griega respondiendo a las plantas centralizadas que dan carácter homogéneo y unitario al espacio del relacimiento. Cómo es esa planta de San Pedro que diseña el abramante o cómo es ese San Pietro Inmontorio, ese pequeño templete que también diseña Abraham. Bueno, la ruptura de la unidad, que el artista ordena paso a paso. Vamos a llegar al manierismo. El manierismo lo que hace es romper con el espacio y eso es lo que caracteriza el manierismo. El manierismo es una ruptura. Mirar, si hay que definir el manierismo, me da igual que sea arquitectura, que sea pintura, que sea escultura. El manierismo lo que hace es romper en cualquiera de esos ámbitos. ¿Con qué rompe? Con la perfección, con la simetría, con la armonía, con el equilibrio del renacimiento y del clasicismo. Está rompiendo con todo eso. A cada periodo del arte le sigue un periodo contrario. Y esto quiero que seáis conscientes desde ya. Mirar, tenemos la antigua Grecia y la antigüedad clásica. Es un periodo clásico, Grecia-Roma. Al periodo clásico de la antigüedad le sigue un periodo anticlásico, que es la Edad Media, donde nada tiene que ver con el mundo grecolatino. Al periodo medieval le sigue un periodo clásico, que es el Renacimiento. Es esa vuelta al mundo clásico. Después del Renacimiento tenemos el Barroco, que es un periodo totalmente anticlásico. Pero entre el Renacimiento y el Barroco no se pasa directamente. Hay un periodo de transición al que llamamos manierismo. Y el manierismo lo que trata es de romper con el Renacimiento, romper con todo lo clásico para generar algo distinto. ¿Por qué? Pues porque el Renacimiento es un estilo tan perfecto, tan simétrico, tan armónico, tan perfecto, que llega a cansar a la gente. Tanta perfección. Realmente no somos tan perfectos en la vida. Y entonces intentan hacer algo diferente. Entonces ese paso de la perfección del Renacimiento al Barroco es el manierismo. Que se plasma, ya os digo, tanto en arquitectura como en pintura. Y se va a notar, por ejemplo, hay un artista que se nota en todo, que es Miguel Ángel. Miguel Ángel empieza siendo renacentista en arquitectura, en escultura, en todo y termina siendo manierista en arquitectura y en escultura. Si pensáis en la piedad del Vaticano, su Renacimiento puro. Si pensáis en la piedad Rondamini, no tiene nada que ver. Es alargada, está inacabada. Eso es manierismo. Si pensamos, lo vamos a ver más adelante, porque aquí lo que nos compete es la arquitectura. En arquitectura vamos a ver cómo sus obras son manieristas todas. Desde la escalera de la Biblioteca Laurenciana hasta el Capitolio, todo es manierismo. Manierismo es romper con el concepto clásico de armonía, de simetría que estamos viendo hasta ahora. Y va a romper tanto en un sitio como en el otro. Sebastiano Serlio es otro de los que va a romper con ese lenguaje. Y entonces, ¿ahora qué se intenta? Ahora se intenta que el espectador pase a un punto de vista distinto, que no tenga una visión unitaria del conjunto. Eso es el manierismo. Yo no sé si conocéis la Biblioteca Laurenciana de Miguel Ángel. Yo el año pasado, cuando estuve explicando en Florencia, estuvimos en la Biblioteca Laurenciana. La Biblioteca Laurenciana tiene una escalera y ya lo veremos. Tiene una escalera unitaria. Tiene una escalera dividida en tres tramos. Cuando tú llegas allí, es un espacio pequeñísimo con tres tramos de escalera. Entonces, lo primero que hace aquello es que te sobrecoge, te genera tensión. No estás en ese mundo de armonía, de equilibrio que estamos acostumbrados en el Renacimiento. Pues eso es lo que trata de hacer el manierismo. Romper con ese concepto unitario que ha supuesto el Renacimiento, impedir esa visión unitaria y de conjunto. La Biblioteca Laurenciana, ya os digo que es esa obra de Miguel Ángel donde se yustaponen los espacios y donde va a haber una visión que no es nada frontal. Me voy a ir al final, a las páginas finales del documento para que veáis un poquito. En el libro, tenéis el libro a mano? Mirad, esta es la Biblioteca Laurenciana. Esta es la escalera de la Biblioteca Laurenciana. Si Miguel Ángel hubiera hecho esto en la época renacentista, hubiera hecho una escalera normal y corriente, como cualquier escalera de arriba abajo. Fijaros, aquí hay tres tramos de escalera, un tramo central y dos tramos laterales. Se entra, para que os hagáis una idea, se entra por aquí, por esta parte de aquí. Entonces, cuando tú entras, lo que te encuentras es tres tramos de escalera, es decir, un espacio inundado por la escalera. Es como si hubiera más escalera que espacio. Genera una tensión tremenda en ese concepto. Mirad, os lo he descrito un poquito. A ver. Este es el Capitolio. Es que no sé si la escalera, antes o después. Hauser es el que nos empieza hablando del espacio y la arquitectura manierista y donde se enfrenta esto por primera vez es en el vestíbulo de la escalera. Si habéis estado aquí alguna vez, una vez que se sube este tramo de escalera, la biblioteca es un espacio longitudinal. Un espacio longitudinal. Con bancos para consultar, para sentarse en un espacio. Imaginaros que como esta clase con bancos a ambos lados y un espacio perfectamente clásico, pero donde se rompe el espacio es aquí, porque el espacio de acceso es muy pequeño y como además la entrada, para que os hagáis una idea, pasa un poco como en esta clase, la entrada no la tenemos por aquí. La tenemos por allí. Entonces, imaginaros Miguel Ángel cuando se plantea eso. Si tiene que venir aquí, lo que hace es entrar por un lateral y hacer estos tres tramos de escalera que ha hecho aquí, ocupando todo el espacio y generando toda esa tensión. Además de eso, mirad, hay una especie de vanos en la pared que son ciegos, lo cual está generando tensión porque estamos viendo como si hubiera ventanas, pero son vanos ciegos. Pero fijaros también en las ménsulas. Si os dais cuenta, entre vano y vano hay unas filastras y debajo de las filastras hay unas ménsulas. Enormes, bellísimas. Sin función. Una ménsula es para sujetar algo, para soportar algo. Y en cambio aquí Miguel Ángel las pone como un elemento decorativo y son de gran tamaño. En el espacio que estamos son unas ménsulas de gran tamaño, con lo cual están generando tensión tremenda. Comprendéis lo que os quiero decir con esto? Entonces, claro, aquí se está rompiendo con el espacio renacentista, se está generando. Aquí un poquito os lo explico. Ese vestíbulo de la escalera proyectado en 1524 hace que el espectador se sienta confuso, sientes una sensación de confusión, de tensión y desasosiego cuando llegas allí porque hace desaparecer el equilibrio y la armonía del mundo clásico al que estamos acostumbrados. Esa enorme escalera en un espacio de pequeños dimensiones con esos vanos ciegos, con esas enormes ménsulas sin una función aparente, solamente decorativa. Entonces esto contrasta con lo que estamos acostumbrados. Esto ya esta escalera se considera un manifiesto del espacio manerista donde se ha roto con todo, donde ya no se siguen las directrices pues de lo que es la arquitectura del Renacimiento. Subiendo la escalera sí que llegamos a una sala longitudinal, que es la biblioteca, mientras que la escalera rompe con ese espacio unitario del clasicismo y lo que hace es generar esa tensión en el espectador. Todo lo que sea manierismo genera tensión. Pensad en el Greco. ¿Qué otra de las pinturas del Greco? Por el canon alargado, por el colorido, todo lo que hacen es generar tensión. Pues a nivel arquitectónico lo mismo, generar tensión. Que yo cuando llegué allí, en vez de sentir esa proporción áurea de la que estábamos hablando en el Renacimiento, donde me siento cómodo, donde me siento a gusto, lo que siento es un espacio totalmente que me genera tensión, porque el manierismo lo que trata es de romper. ¿Va a pasar lo mismo con los Uffizi? El espacio de los Uffizi en el libro no está el espacio de los Uffizi. Yo hoy no lo he visto, desde luego cuando lo he consultado. Mirad, esto es lo que os contaba antes, esto es la logia de los inocentes. Esto es lo que os decía antes, el espacio cúbico que se torna, que es la distancia de una columna a otra, el intercolumnio con la altura de las columnas y con el espacio que hay de la columna al fondo de la logia. Entonces, si esto tiene la misma medida que la distancia entre los intercolumnios y que la distancia de la columna al fondo, es decir, es un cubo perfecto. De acuerdo, pero no os empeñéis en cálculos matemáticos. Lo único que tenemos que hacer es ver el concepto, porque ninguno de nosotros somos arquitectos ni matemáticos, ni pensamos serlo a estas alturas. Entonces lo que tenéis que tener claro es el concepto para que nos resulte armónico y para entender por qué resulta tan armónica la arquitectura del nacimiento. Mientras que Brunelleschi está haciendo esto, luego llega Miguel Ángel y desbarata todo rompiendo ese concepto y de armonía y de equilibrio y de simetría, porque está haciendo otra cosa distinta, está haciendo un espacio manierista y el manierismo es romper con todo lo que es clásico. Si no, ese concepto lo tenemos que tener muy claro, porque si no, no vamos a entender nada del espacio posterior. Si pensáis en los Uffizi, los que estáis en casa, abrir un espacio con la galería de los Uffizi. Ah sí, es la portada del libro, perdón, lo he visto y no sabía dónde. Mirad, la galería de los Uffizi, si habéis estado en Florencia y lo conocéis, es una especie de U enorme. Son dos edificios laterales y uno frontal. Entonces este espacio que tenemos con los Uffizi nos crea la sensación, es un patio, pero crea una sensación rara porque para ser un patio tiene una zona abierta. Realmente parece una calle, parece un corredor, parece un espacio abierto que de repente se ha cortado porque nos falta una fachada. Que es por la que entramos. ¿Qué hace Vasari con esto? Pues generar la misma tensión. Estamos en el mismo concepto manierista. Un espacio longitudinal muy largo, pero que realmente si fuera un patio estaría cerrado por los cuatro lados y si realmente es una calle, estaría abierta por los dos lados. ¿Entendéis un poco lo que os digo? Con lo cual hay fachada en un extremo, que es la que va a dar al río Arno y va a dar al Ponte Vecchio, pero no es una. Hay una fachada que tiene una logia abajo por donde podemos pasar, pero en el lado contrario, que es la que tiene acceso a la plaza de la señoría, ahí no hay fachada. Con lo cual estamos rompiendo el espacio. ¿Comprendido eso? Para que os hagáis una idea muy clara, si ahora que está saliendo mucho Venecia en la tele, es la misma estructura que la plaza de San Marcos. Un espacio rectangular cerrado al fondo y abierto a la zona donde está la Basílica de San Marcos. Es la misma estructura. Sabéis que la Basílica, la plaza de San Marcos, Napoleón dijo que era la plaza más bella del mundo. Entonces es como un salón de estar, el más bello del mundo, dijo Napoleón cuando llegó allí. Me voy para atrás, que no me acuerdo en qué página he estado. Es que luego todos esos edificios los he puesto al fondo, os los he puesto en la parte de atrás para irlos viendo uno a uno. Aquí. Bueno, estábamos hablando de la biblioteca laurenciana. De la plaza del Capitolio os voy a hablar largo y tendido al final del tema. Entonces no quiero, no quiero hablaros aquí. Es un concepto espacial donde vamos a ver algo importante. Voy a seguir aquí. Bueno, mirar ahora el hombre ya no es la medida de todas las cosas. Estamos rompiendo totalmente con el concepto clásico. Si en el antropocentrismo que llega al Renacimiento el hombre es la medida de todas las cosas, ahora el hombre ya no es la medida de todas las cosas. Si el hombre no es la medida de todas las cosas, rompemos esa armonía, rompemos el desequilibrio y pasamos a edificios monumentales donde el hombre ya da igual que se sienta en pequeñecito. Vale. Lo infinito, la luz, la monumentalidad. En el momento que hay monumentalidad, el ser humano, nosotros cuando entramos en un bosque nos sentimos pequeñitos, como hormiguitas. Cuando entramos a un espacio monumental o estamos frente a un espacio monumental, me da igual que sea la pirámide de Keos, que sea el templo de Carná, que sea San Pedro del Vaticano. En el momento que entramos en un espacio monumental, hemos perdido el antropocentrismo. El hombre ha dejado de ser la medida de todas las cosas y ya no tiene nada que ver con ese concepto. Mirar es una época en la que Galileo, Copérnico, Giordano Bruno, Descartes o Leibniz hablan de esta revolución científica que determina una nueva visión de las leyes que conforman el espacio. Ahora se abre un nuevo concepto del espacio en el que se reconoce su infinitud. A partir de ahora, el espacio es infinito. Hasta ahora, el espacio era la medida del hombre. Estaba vinculado al hombre por ese antropocentrismo. Pero ahora, con todos estos científicos, lo que nos hablan es que el espacio es infinito. Y si el espacio es infinito, va a cambiar totalmente la forma de concebir el espacio para los artistas. Esa idea de un espacio, de ese espacio infinito, lo vamos a potenciar con la luz. Y ahora vamos a ver ese espacio a través de la luz. Todos sabemos que en función de la luz, el espacio cambia. Si nosotros ahora mismo, que ya es de noche, apagamos la luz, el concepto de espacio nos cambia radicalmente. Entonces, en función de la luz, vamos a tener un espacio o vamos a tener un concepto de espacio o vamos a tener otro. Mirad, tenemos artistas que hablan de esta nueva posición frente al espacio basado en una distancia fija entre el espectador y la obra. En pintura, a partir de ahora, eso se materializa en los efectos atmosféricos que yo os decía. Ya es el paso al mundo del barroco. En la que ya no tenemos una perspectiva clásica, en la que las cosas son más pequeñas porque están a distancia, sino que además de eso tenemos en cuenta que hay una atmósfera y eso hace que las cosas estén más difuminadas. Las veamos con menor nitidez. Bien. ¿Esto cómo se traduce en el mundo del arte? Pues se empieza a traducir haciendo fenómenos que engañen a la vista, cosa que no había ocurrido durante el Renacimiento. Se empiezan a hacer trampantozos, se empiezan a hacer recursos ilusionistas en el techo. Porque ahora el espacio es infinito. Hay un concepto distinto de espacio y con la luz podemos trabajar ese espacio. ¿En escultura? Pues lo mismo, se transgreden los límites y se intenta romper la distancia entre obra de arte y espacio, jugando con lo real y lo aparente. Se trata de buscar una especie de espiritualidad y en las iglesias, sobre todo romanas sinapolitanas de la contrarreforma, lo que vamos a encontrar no son unas bóvedas pintadas que nos van a hablar de este nuevo concepto de espacio infinito. A lo largo del barroco, en el barroco hay tres tendencias pictóricas que se llaman clasicismo, que es una continuidad de lo que es el mundo clásico. Naturalismo, que es ese mundo en el que captamos la realidad en su aspecto más desagradable. Y el barroco decorativo. El barroco decorativo es la decoración de los techos de iglesias y de palacios. Si es una iglesia, el triunfo de la Iglesia católica sobre la protestante. Si es un palacio, el triunfo de la monarquía absoluta o el poder de la monarquía absoluta equis que sea de acuerdo. Si hay tres tendencias en el barroco, que son naturalismo, clasicismo y barroco decorativo. Les digo, el clasicismo sencillo es continuar con la tendencia clásica, es decir, continuar con la corriente de mitología. ¿Quién representa el clasicismo en pintura? Los Carracci. La familia de los Carracci siguen haciendo temática mitológica en el barroco. En el Prado tenemos pinturas de los Carracci. La siguiente corriente es el naturalismo. El naturalismo, como su propio nombre indica, capta la realidad pero en su aspecto más desagradable. ¿Vale? Entonces, en pintura o en escultura, me da igual, sobre todo en pintura. ¿Cómo se trabaja esto? Con una técnica que inventa Caravaggio que se llama tenebrismo. El tenebrismo es el contraste violento de luz y sombra. Sobre un fondo neutro oscuro destaco con un foco de luz lo que quiera destacar. Eso es Caravaggio. Una pintura que conocemos todos y que está trabajada con técnica tenebrista, aunque el artista no es tenebrista. El Cristo de Velázquez. El Cristo de Velázquez está trabajado con técnica tenebrista, pero Velázquez no es un pintor tenebrista. Un pintor barroco, pero no es tenebrista. Y entonces ¿qué ha hecho? Nos da un fondo neutro y un foco de luz que saca lo que es la cruz y lo que es el cuerpo de Cristo, iluminando solamente eso. Con ese tenebrismo, con ese contraste violento de luces y sombras, el artista lo que hace es enfatizar lo más importante. En este caso, el cuerpo de Cristo o en el caso de lo que se quiera. Y la última corriente que os he dicho es el barroco decorativo. El barroco decorativo es la decoración de los techos de las iglesias y de los palacios. En los palacios, pues como se corresponde con el siglo XVII y con las monarquías absolutas, pues el Palacio de Turnos es el Palacio de los Austrias. Va a hablar de lo estupendos que son los Austrias, es el de los Borbones. Va a hablar de lo magnífico que es Luis XIV y cada uno en su palacio va a ser él el mejor. En la iglesia, ¿qué se plasma en este momento? Lo tenéis en el libro. Tenéis ahí esas pinturas de Andrea del Pozo. Esa pintura de Andrea del Pozo, que es la iglesia de San Ignacio. Es una iglesia maravillosa que está en Roma. La iglesia de San Ignacio de Loyola. Y lo que se está plasmando es el triunfo de la Iglesia Católica. Página 48. El triunfo de la Iglesia Católica sobre la protestante. Ese triunfo de la Iglesia Católica sobre la protestante. ¿Cómo? Fijaros, esto es pura teatralidad. Esto es una puesta en escena. Es pura teatralidad. Es escenografía, es teatro. Dime. No, esto es un concepto radicalmente distinto. En el arte hay un antes y un después de la reforma protestante. O sea, eso tiene que quedar muy claro. El concilio de Trento... Yo cuando hablo del concilio de Trento me acuerdo de la fecha, pero por una cosa muy personal, ¿no? Siempre lo comento. Al final todo el mundo sabe los años que tiene mi marido, porque el concilio de Trento acaba en el 63. Mi marido es del 63, con lo cual para mí... Yo siempre me busco fórmula. No me sé fechas. Siempre me muevo por siglos. Pero hay ciertas fechas que son muy importantes. Entonces, el concilio de Trento, pues si uno se busca alguna fórmula, mi marido es del 63 y el concilio de Trento es del 63. Entonces, en el año 63 acaba el concilio de Trento. Y el concilio de Trento acaba con unas directrices para el mundo del arte. ¿Por qué para el mundo del arte? Porque el arte es lo que induce a la gente. Fijaros, hasta el siglo XX la gente era analfabeta. Entonces, ¿cómo transmitimos las ideas? Se transmiten a través del arte. Entonces, el arte es fundamental porque el arte, igual que hoy en día... ¿Cómo nos dominan hoy en día? A través de los medios de comunicación. En función de si queremos estar más o menos dominados, escuchamos más, escuchamos menos, escuchamos unos o escuchamos otros. En esta época, la forma de transmitir las ideas es el arte. Y hoy en día todos sabemos leer, pero no sabemos leer una obra de arte y por eso estáis aquí, para que nosotros os enseñemos a leer esa obra de arte. Tanto si es pintura como si es escultura, como si es arquitectura. En aquella época, la gente no sabía leer ni escribir porque eran analfabetos, pero todos sabían interpretar una obra de arte. Porque desde pequeñitos están interpretando obras de arte. Porque todas lanzan el mismo mensaje. En el románico, que son los siglos XI y XII, el tema es monográfico, el pantocrator, el Cristo apocalíptico en actitud de bendecir, que nos está hablando del juicio final. Si tú desde que eres pequeñito vas a la iglesia y ves al Cristo apocalíptico, que te está bendiciendo y que te está recordando el juicio final, cuando tienes diez años tienes muy claro que si eres malo vas al infierno, si eres bueno vas a ir al cielo porque va a haber un juicio final. Y no saber leer ni escribir, pero sólo tienes clarísimo. Y así todo el arte. Tened en cuenta que el arte es la forma de transmitir las ideas de un determinado momento. Hauser, que hace referencia en el libro, yo os aconsejaría cuando tengáis un rato que leéis a Hauser, Hauser tiene un libro primero que habla de, a ver si me acuerdo ahora del título, Historia social de la literatura y el arte. La historia social de la literatura y el arte, que era lectura obligada para nosotros, igual que Wolfling era una lectura obligada, nos habla de que el arte es una manifestación de su época, igual que la literatura. Entonces la literatura y el arte son la manifestación de una época y es el complemento de una época. Entonces ahora perfectamente entendemos todo ese juego. Bueno, sigo con el libro porque si no me desvío, me pongo a hablar, que me gusta más y os tenéis que examinar del libro, vale? Bueno, seguimos con ese concepto espacial. Mirad, ahora la arquitectura se va a liberar de la simetría, de esa simetría, de ese orden, de esa geometría que había en el Renacimiento y va a haber nuevas formas espaciales. Y esto es muy importante porque van a aparecer plantas elípticas. Las plantas elípticas son maravillosas porque dan un movimiento al espacio extraordinario. Cuando tú entras a un edificio que es una basílica y es un rectángulo, pues es un rectángulo, tienes cuatro lados. Pero cuando tienes una elipse es como si un círculo lo hubiéramos abombado. Pues no sabemos dónde tiene principio y fin. La elipse es muy movida. Hay dos arquitectos maravillosos que son Bernini y Borromini. Sus iglesias están en Roma, en la misma calle, San Andrea al Quirinale y San Carlino, que trabajan con la elipse. Y mientras que Bernini nos va a colocar el altar y la puerta en el eje menor, Borromini lo va a hacer en el eje mayor. Entonces, aunque los dos trabajan con elipse, el concepto es radicalmente distinto. Si tú pones el altar y la puerta en el eje mayor, el sentido es longitudinal. Pero si tú lo pones en el eje menor, cuando tú entras a la iglesia de San Andrea al Quirinale, la iglesia parece que se ha ensanchado. Es un efecto rarísimo. Yo la primera vez que entré a San Andrea al Quirinale, es un efecto de lo más extraño porque tienes la puerta aquí y el altar aquí y la iglesia se ensancha hacia los lados, con lo cual genera un aspecto extraordinario. Es una de las plantas... A mí, claro, son iglesias pequeñitas, tanto San Carlino como San Andrea al Quirinale son iglesias de muy pequeñito tamaño, están en la vía del Quirinale. Son iglesias pequeñas. Eso no lo puedes hacer con una gran iglesia donde tengas que difundir un determinado programa, pero esas iglesias son extraordinarias. Esas iglesias en forma de elipse. Bueno, los arquitectos barrocos van a ser también científicos y técnicos. Hay un arquitecto que a mí me entusiasma por encima de cualquier otro, que es Guarino Guarini. Yo no sé si habéis visto alguna obra de Guarino Guarini. Guarino Guarini lo que busca es la interacción entre el interior y el exterior y los espacios envolventes. Busca persuadir al espectador con el empleo de la luz y el fingimiento del espacio. Cuando uno entra en una obra, ve una obra de Guarino Guarini, parece que la arquitectura tiene vida propia. O sea, las cúpulas de Guarino Guarini son como unas estructuras endebles que uno no sabe cómo está sujeta y que con la luz se van produciendo unos efectos ópticos muy determinados. Entonces, está jugando con el rompimiento del espacio, con el rompimiento de la estructura, pero sobre todo con el estudio de la luz. ¿De acuerdo? Entonces, por ejemplo, las estructuras de Guarino Guarini en Turín, fundamentalmente, que es donde trabaja. En Roma hay una iglesia que es San Ivo de la Sapienza, que es de Borromini, es más fácil ir a Roma que ir a Turín. Si habéis entrado en San Ivo de la Sapienza y veis la cúpula de San Ivo de la Sapienza, es una mezcla de nervios entrecruzados, que aquello no parece una cúpula, aquello es un efecto extraño, pues eso llevado a su máxima expresión es lo que va a hacer Guarino Guarini, romper con esos espacios que teníamos perfectamente marcados y hacer cosas diferentes. Algo que cuando el espectador entre y lo ve allí, realmente no sepa si es una cúpula o qué es y cómo está modulado por la luz, esos efectos que hay allí. Y yo estoy asombrada porque es la hora. Bueno, bueno, pues detengo la grabación y continuamos el próximo día.