Bueno, buenas tardes. Seguramente tenéis en pantalla que tenemos el lujo de tener a la directora del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, a Beatriz Jimeno. Su ponencia está prevista para las cinco menos cuarto, entonces dejamos ahora cinco minutos por si queréis desconectar y luego nos volvemos a conectar. Y bueno, Beatriz, pues bienvenida al curso y estamos encantadas de poder colaborar. Gracias. Muy buenas tardes de nuevo. Bienvenida a toda nuestra audiencia. Comenzamos ya estas jornadas del feminismo después de la pandemia con la conferencia inaugural que nos va a exponer doña Beatriz Jimeno, que es la directora del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades. Antes de darle la palabra y de realizar una breve presentación, os recordamos que al final de cada una de las conferencias y mesas de debate reservaremos en torno a unos diez minutos para que nos formuleis preguntas. Todas aquellas personas que estéis interesadas en formularnos alguna pregunta podéis remitirnosla a la siguiente dirección de correo que la tendréis de todos modos en alguno de los correos de aviso de las inscripciones. Es preguntafeminismo, todo junto, arroba, INMujer. INMujer.es. De todos modos, la iremos recordando en todas las sesiones. Esta primera sesión, el feminismo después de la pandemia, lo impartirá doña Beatriz Jimeno, directora del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades. Doña Beatriz es licenciada en Filología Semiolítica, cofundadora de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transsexuales, que es la federación más importante de asociación LGTBI española. Fue primero secretaria general y después presidenta de esta organización. Como presidenta fue... Fue la encargada de llevar las negociaciones que concluyeron con la aprobación de dos leyes históricas, la del matrimonio igualitario en 2006 y la de la ley de identidad de género en 2007. Ha impartido múltiples conferencias, cursos de formación, sobre todo en feminismo, género, sexualidad y derechos LGTBI, pero también es una habitual colaboradora articulista y ha escrito varios libros de poesía y ensayo feminista. Fue diputada en la Asamblea de la Comunidad de Madrid de 2015 a 2020. Y, como les decía, desde enero de 2020 es la directora del Instituto de la Mujer. Y, sin nada más, Beatriz, tienes la palabra y cuando quieras puedes iniciar tu exposición. Muchas gracias. Ya. Bueno, buenas tardes. En primer lugar, agradecer a Noelia Vera, la secretaria de Estado, por la presentación que ha hecho y las palabras cariñosas que nos ha dedicado al rector de la UNED, Ricardo Mayoral, a la vicerectora Rosa Martín, que está en la inauguración... A Teresa Sansegundo, del Centro de Estudios de Género. A todos ellos el apoyo prestado para realizar este curso. A María Vázquez, subdirectora de Estudios y Formación del Instituto de la Mujer, que es quien me ha presentado el trabajo ingente que ha realizado para que este curso fuera posible. La verdad es que reconozco que es un poco raro. He dado muchas conferencias a lo largo de mi vida y es un poco raro estar aquí sin poder fijarme en la gente que está escuchando. Así que, aunque llevamos ya un tiempo con la pandemia y usando esto de los ordenadores para comunicarnos, la verdad que una cosa es una reunión de trabajo y otra cosa es una conferencia larga, que creo que es la primera conferencia. ¿Qué alarga que voy a dar, si no me equivoco? A ver qué tal. Bueno, en primer lugar, hemos organizado desde el Instituto de la Mujer dos cursos, el de la Menéndez Pelayo, que fue hace una semana o dos semanas, sobre temas parecidos, el feminismo y la pandemia del COVID-19, este ahora en colaboración con la UNED. Porque realmente pensamos que el mundo no va a ser el mismo, que ya no lo es después del COVID-19, y no puede serlo para el feminismo porque no lo va a ser para las mujeres. Algunas de las cuestiones que escribimos... ...que ha explicado la Secretaría de Estado, pues van a estar en esta ponencia mía. En esta ponencia voy a referirme a la necesidad de fijar una agenda feminista para este momento, una agenda que sea útil y que nos permita avanzar con la convicción que tengo y que creo que compartimos la mayoría de las feministas, de que no avanzar ahora es retroceder, y creo que esto no nos lo podemos permitir. Cuando hablamos de agenda feminista, estamos hablando de cómo el feminismo reacciona a situaciones políticas, sociales o económicas, para ser más efectivo, para dar respuesta a lo urgente, para dar respuesta también a los desafíos que vayan surgiendo en un mundo que es también muy cambiante. La agenda feminista obviamente tiene el objetivo final, toda la agenda feminista a lo largo del tiempo, el objetivo final es conseguir la plena igualdad de las mujeres, en definitiva acabar con el patriarcado. Por tanto, es normal que tenga cuestiones que siempre se repiten, que surgen, que se esconden un poco, que luego vuelven a resurgir, se ocultan, etc. Hay cuestiones que siempre están. Es evidente y es normal, ¿no? Pero hay cuestiones también que en momentos concretos toman protagonismo. En definitiva, en realidad la capacidad del feminismo para ir adecuando su agenda a los desafíos que se nos van presentando, su capacidad para generar consensos también en un momento dado que permitan avanzar, pues todo eso es una parte muy importante del éxito que como movimiento social, político, como teoría crítica, como ética, como modo de vida, en fin, el feminismo ha conseguido a lo largo del tiempo. En este momento nos encontramos en una crisis que nos ha llegado casi literalmente de un día para otro y que ha cambiado radicalmente el escenario, como decía antes. Esta crisis, que es sanitaria, ha derivado en una importantísima crisis económica-social y va a tener consecuencias económicas, sociales y políticas y también culturales muy profundas, dentro de un día para otro y además no conocemos aún el final, no sabemos cuándo va a acabar. Sabemos ya de... Algunas de las consecuencias porque las estamos viviendo y desde luego creo que sabemos que para las mujeres las consecuencias van a ser, pueden ser muy profundas. Creo sinceramente que si no tenemos cuidado va a venir un aumento muy profundo de la desigualdad en muchos aspectos. Creo también que es un momento en el que pueden producirse retrocesos sociales muy importantes. Tengamos y hay que tener en cuenta que antes de la crisis, y esto es importante para lo que voy a exponer ahora, el feminismo estaba en un momento extraordinario. Estábamos en un momento para el feminismo, como digo, de enorme agitación política, social, del que se estaban removiendo aspectos muy profundos del sistema de género y el feminismo estaba claramente a la ofensiva en todo el mundo. Llegó la pandemia, llegó esta crisis y si las crisis profundas presentan una pulsión por el cambio, también presentan siempre una pulsión por la inmovilidad, que más bien a veces es más que inmovilidad, regresión. Regresión a supuestos espacios míticos de seguridad, de no cambio. Esto es importante porque la pujanza anterior del feminismo lo estaba removiendo todo y había generado ya fuertes corrientes antifeministas. Ahora llega esta crisis, llega a un mundo que ya estaba en crisis, es una crisis sobre otra crisis y es muy probable que además de las consecuencias de la misma en términos de desigualdad y discriminación que pueden ser parte de las consecuencias. Vivamos un aumento de esas corrientes antifeministas, en fin, de extrema derecha. Esto es un poco lo que ha dicho. la Secretaría de Estado, porque sabemos que ante la inseguridad vital que las crisis profundas generan, pues mucha gente se vuelve al mundo tradicional, al mundo de siempre, al mundo que a muchas personas les genera seguridad y además esto es aprovechado por los políticos de extrema derecha o de derecha, ¿no? Crecen las apelaciones a la patria, un espacio mítico de seguridad que también es identitario y eso al final es un llamado a los roles de género tradicionales, a la mujer y al hombre de siempre, entre comillas, ¿no? Y hay corrientes organizadas, muy bien organizadas en todo el mundo y con mucho dinero para invertir que están haciendo esos llamados y que están consiguiendo introducir esas cuestiones en las instituciones, en los partidos políticos, en los medios, en la calle en definitiva. En el Instituto de la Mujer tenemos una fuerte presencia internacional que, bueno, yo desconocía antes de llegar, pero que he comprobado ahora, una fuerte presencia internacional. En las instituciones representando al gobierno de España, en la Unión Europea, en la ONU, en otras instituciones y la verdad es que estamos viendo, veo, cómo en las instituciones europeas algunos gobiernos que están en manos de partidos de extrema derecha o donde hay partidos de extrema derecha con mucha influencia, pues estos gobiernos están intentando en las instituciones socavar muchos de los avances que hemos conseguido las feministas y a veces esto no nos llega de manera clara. En los medios, pero hay un trabajo por parte de estos gobiernos, de estos partidos, de estas corrientes antifeministas por aprovechar unas instituciones cuya existencia critican, ¿no? Por aprovechar unas instituciones europeas, una Europa en la que no creen, una democracia que socavan constantemente, pues lo están aprovechando para socavar muchos avances feministas que nos ha costado mucho conseguir, ¿no? Y esto es grave porque ya sabemos que el feminismo no es siempre lo primero y lo que más se defiende por parte de todos los gobiernos, esto es así. Si no lo defendemos nosotras. En algunos países se están aprobando leyes contrarias a lo que podría considerarse los principios de la Unión Europea y se está presionando mucho para que no se avance en igualdad, sin que muchas de las instituciones europeas reaccionen. Por eso esto me parece muy grave. Y otro riesgo evidente es el de que desde posiciones moderadas, no tan claramente antifeministas, pues se tienda... A postergar lo que tiene que ver con el feminismo porque ahora no toca eso que nos dicen siempre. Este es un riesgo y una situación que, como he dicho, las feministas conocemos de sobra o que se nos diga que no hay dinero para las políticas feministas como si la igualdad fuera un lujo prescindible. Por ejemplo, también desde mi responsabilidad ahora en el Instituto de la Mujer, una de las cuestiones en las que más estamos trabajando todo el Gobierno, pero es una de las competencias del Instituto, es en la de que todas las medidas que se tomen, la legislación que se apruebe en relación a la crisis en general, pero en relación a la crisis especialmente, salga con perspectiva de género. Y, claro, constantemente vemos la dificultad de que esto sea así, de que algo que, como decía antes cualquier feminista que haya estado en las instituciones concretas. No se desobra. También la dificultad de que la opinión pública mayoritaria entienda esto como prioritario, que los medios lo apoyen. Esto ocurre siempre, pero desde luego ahora más. No es nada nuevo, pero es muy difícil hacer políticas que tengan en cuenta que eso que se llama general no es un varón, sino que es un varón y una mujer y que la inserción de ambos en el mundo, situación de partida, es diferente. En definitiva, que nada es neutro al género. Y lo que estoy viendo es lo difícil que es mantener posiciones políticas que denuncian. Que se pueden aprobar medidas sociales y laborales que beneficien a los trabajadores y que al mismo tiempo esas medidas puedan perjudicar a las trabajadoras. Luego esas medidas no pueden aprobarse así. Esto es difícil de denunciar, es difícil de pelear y la verdad es que siempre nos vemos en el peligro de ser relegadas a lo particular de todo. Es una lucha que no está ganada y que siempre todavía tenemos que ganar. Respecto a esta crisis… … que a la hora de valorarla hay que tener en cuenta también que lo que los economistas, los políticos o muchas veces la mayor parte de la gente llama crisis, pues no es una plantilla que se adapte a las mujeres igual que a los hombres. Y yo creo que esto el feminismo lo ha explicado muy bien. Lo que se llama crisis a menudo puede ser crisis para los hombres o para la mayoría de los hombres. Por ejemplo, pues en la pasada crisis económica o en realidad en las crisis económicas que venimos viviendo, si pensamos en las características más evidentes y que todo el mundo menciona como características de las crisis, desempleo masivo, precariedad, temporalidad, salarios bajos que no dan para vivir, imposibilidad de desarrollar un proyecto de vida, de autonomía económica, etc. Si pensamos en esas características, pues podríamos concluir que nosotros siempre hemos estado en crisis o desde luego que llevamos en crisis muchísimo tiempo. Así que ahora este momento, pues como decía antes, a este momento se viene a sumar una situación que las feministas de hace décadas ya venían anunciando y que han denominado crisis de los cuidados sin que este concepto de crisis de los cuidados llegase a la corriente principal de la economía en este caso. En fin, en resumen, nos encontramos ahora en una situación… Una situación de crisis económica social muy importante que incide sobre una situación ya muy insostenible para las mujeres. Se produce después de un momento de especial pujanza feminista y eso, tanto la situación económica general como el terremoto feminista de los últimos años, pues favorece el crecimiento de movimientos antifeministas y misóginos muy fuertes. En fin, yo creo que ahora se produce una especie de tormenta perfecta para el feminismo, para la situación… Bueno, en el terreno de las oportunidades siempre se dice que la crisis también genera oportunidades. Pues en el terreno de las oportunidades las crisis sirven efectivamente para hacer visibles algunas desigualdades o las desigualdades que antes podían pasar más desapercibidas. Podría ocurrir que lo que venía estando más o menos oculto para la mayoría, oculto entre promesas no cumplidas, oculto entre leyes formalmente igualitarias, entre una falsa apariencia de igualdad, bueno, pues todo esto se haga visible. Que cada vez podría ocurrir que cada vez más personas se hagan conscientes y al sistema, que su tendencia es naturalizar siempre la desigualdad, pues se le vea claramente el armazón y que eso permita organizar la resistencia o la protesta. Podría ocurrir que más gente, más mujeres desde luego, la mayoría, se hagan conscientes de la desigualdad en muchas más facetas de la vida social. Y en ese sentido, en esta crisis, en este país, respecto a la situación de las mujeres, lo decía antes la secretaria de Estado y tenía toda la razón. Un clamor que ha salido de los ámbitos estrictamente feministas y esta es una oportunidad. Si sabemos aprovecharla y hay que aprovecharla, ¿no? Hay que meterla definitivamente en la agenda. Hay un clamor de que las mujeres así no pueden vivir. La sociedad no se lo puede permitir. Y hablo, no se lo puede permitir tampoco, ¿no? Y hablo concretamente del tema de los cuidados. La pandemia ha enfrentado a la mayoría de las mujeres a una situación que siempre había estado ahí, como decía antes, pero que se ha ido trampeando hasta que ya no se puede trampear más y que si no conseguimos ponerla en la agenda política, pues podemos salir de la misma con un retroceso de décadas en igualdad. Lo que se ha demostrado es lo raquítico que es nuestro sistema de cuidados y lo imprescindible que resulta para la vida en general, pero para la vida de las mujeres, que son lo general también, para la vida de las mujeres sin duda alguna. He dicho antes que el feminismo estaba en un momento excepcional, ¿no? Yo quiero volver un poco a esto porque en el momento en el que estábamos hace apenas unos meses, antes de la pandemia, bueno, tiene mucho que ver con el momento, con lo que estamos viviendo y con lo que creo que la manera en la que hay que configurar la agenda, ¿no? Ese momento lo habíamos llamado cuarta ola. Veremos pasado el tiempo si podemos llamarlo así, pero porque ha pasado muy poco tiempo desde que empezamos a llamarle cuarta ola hasta que ha llegado la pandemia y lo ha desbarajustado de alguna manera todo, ¿no? Pero sabemos que esa cuarta ola había provocado una hegemonía cultural del feminismo vista pocas veces y ese momento se podía llamar cuarta ola porque había unos hilos conductores identificables, que es lo que permite que a un momento del feminismo se le pueda llamar ola, ¿no? Había tres momentos. O tres hilos conductores, desde mi punto de vista, identificables. Uno era que era global, se estaba dando al tiempo en todo el mundo y esto realmente era una novedad, desde los talleres en los que cosen las mujeres en Bangladesh hasta el potentísimo feminismo latinoamericano y su lucha por el derecho al aborto y contra la violencia, pasando por las enormes manifestaciones en Madrid o en otros países europeos. En fin, el feminismo se había visibilizado como un movimiento global de resistencia, con sus características, desde luego, en cada país, en cada continente, en cada cultura, pero un movimiento global de resistencia con capacidad para proponer un proyecto completo de sociedad, una sociedad alternativa. Y esto genera, como he dicho también antes, un movimiento antifeminista, también global y muy peligroso. Es decir, a la globalidad y a la potencia del feminismo, evidentemente le sigue una globalidad del antifeminismo muy potente, puesto que tienen muchísimos medios, medios de comunicación, partidos políticos, mucho dinero, etc. Luego, este sería un componente importante. El segundo sería que tenía un componente de cuestionamiento del neoliberalismo, no solo como organización económica y política, sino también como racionalidad. Podríamos decir que era un feminismo crítico con el neoliberalismo, aunque puede que no todas las mujeres se nombraran así conscientemente, pero desde luego las críticas que se hacían desde el feminismo, o los llamados, las demandas, las reivindicaciones que se hacían desde el feminismo, iban directamente contra la organización económica y la racionalidad neoliberal. ¿Qué había ocurrido para que esto fuera así? Había ocurrido muchas cosas, no voy a entrar en todas, pero desde luego una generación o dos de mujeres que habían crecido en la idea de que eran iguales, que tenían derecho a vivir sus vidas, al menos como las viven los hombres de su clase, sus compañeros, sus maridos, sus hermanos, sus amigos, y de repente se dan de bruces con la desigualdad. Realmente, con un pilar del patriarcado, que es la división sexual del trabajo. Se dan de bruces con que la división sexual del trabajo no se ha tocado y que sigue siendo la base de la desigualdad. Estas mujeres crecieron creyendo que serían iguales y se encuentran con que, además de sus trabajos remunerados, el trabajo no remunerado seguía ahí, como el elefante en la habitación. Y mientras existían estados del bienestar medio armados, pues se iba tirando. Pero según el neoliberalismo, ha pisado el acelerador y ha ido privatizando. Los servicios públicos, los servicios de cuidado, pues han peorado, encarecido, se han vuelto inaccesibles para muchísimas familias. Pues todo este trabajo ha recaído sobre las espaldas de unas mujeres que ya no pueden porque trabajan, tienen un trabajo remunerado y no quieren dedicarse a eso en exclusiva. Ha recaído como si no hubiera habido siglos de femenismo. Y en este sentido, lo que se ha visibilizado... Ha sido una desigualdad estructural. Una desigualdad estructural que siempre ha denunciado el feminismo, pero que se había ido enmascarando de alguna manera. Y estoy hablando de países con sistemas del bienestar. Si hablamos de países empobrecidos, que nunca han tenido ningún sistema del bienestar, lo que ha ocurrido son cosas diferentes. Es la destrucción completa de sociedades enteras, de sus economías tradicionales, flujos migratorios para convertir a las mujeres en mano de obra barata, para llenar esos huecos de cuidado, lo que se ha llamado cadenas globales de cuidado, cuerpos convertidos en mercancías para prostitución, explotación reproductiva, destrucción de los hábitats naturales, en fin. Y todo esto impacta. Impacta especialmente en las mujeres también de esos países. Y a lo largo de este curso, pues diversas especialistas podrán hablar de esto. En todo caso, la constatación de esta situación enlaza además, en este momento, con todo un saber, con toda una contribución teórica y política que había venido haciendo el feminismo en las últimas décadas, concretamente la economía feminista, que ya venía denunciando que el sujeto neoliberal independiente, ciudadano de los países capitalistas, el consumidor, el trabajador, pues es una ficción. Es una ficción que se sostiene sobre la vida de cuidadoras precarizadas e invisibles y, desde luego, sobre ingentes cantidades de trabajo no remunerado. Esto lo había teorizado el feminismo y tenía razón. Llegó la pandemia y se vio que tenía razón. Y lo que había puesto de manifiesto el feminismo es la necesidad de servicios públicos universales de calidad, que los trabajos relacionados con el cuidado son esenciales para sostener la vida. Poner la vida en el centro no es nada místico, es lo más material que hay. Es nuestra vida, es la vida de las mujeres. Es que significa que la vida de las mujeres valga lo mismo, que importen, que se den las condiciones sociales y económicas que las hagan posibles en igualdad. Y para eso hay que redistribuir. Y el concepto de redistribución estaba muy presente en esa cuarta ola. Rosa Cobo hablaba de eso en el curso de la Menéndez Pelayo hace una semana. Redistribuir es redistribuir la riqueza, los bienes materiales, obviamente, pero también los trabajos, los bienes simbólicos, el tiempo, el espacio público. combatir un sistema, que es el patriarcado, en este caso el patriarcado capitalista, que reparte todo aquello que hace posible la vida, o la vida buena, de manera muy desigual entre mujeres y hombres. Pues redistribuir la propiedad y los bienes comunes conecta con la lucha de las defensoras de la tierra y con las ecofeministas. Redistribuir el espacio público tiene que ver con el urbanismo feminista. Redistribuir el trabajo tiene que ver con lo que hemos mencionado de atacar la división sexual del trabajo. Tiene que ver, en definitiva, con ir a lo estructural de la desigualdad. Y en ese sentido decía antes que esta crisis puede significar la oportunidad de visibilizar todo esto, de desnaturalizarlo. El cuidado es la base de cualquier sociedad. Hay que cuidar a la infancia, a las personas mayores, a los enfermos y dependientes. Eso hay que hacerlo, eso no se puede dejar de hacer. Y eso hay que seguir haciéndolo. Y las preguntas que las mujeres se hacen es quién cuida, a cambio de qué, qué trabajos son imprescindibles, qué reconocimiento merecen, cuánto le cuesta a las mujeres ese cuidado y, en definitiva, cómo lo repartimos. Y lo que sale de estas preguntas que no podemos dejar de hacernos es que los servicios públicos son imprescindibles para la mayoría, pero desde luego para las mujeres son vitales. Así que entendemos los servicios públicos de cuidado no solo como una necesidad democrática para poder tener vidas dignas todos y todas, sino desde luego como una necesidad absolutamente feminista. Y lo que la pandemia ha puesto de manifiesto es que el trabajo de cuidados vuelve también con una facilidad pasmosa a ser patrimonio de las mujeres. Y que sin un reforzamiento de los servicios públicos, pues el retroceso puede ser muy grande. Porque si los niños y niñas no van al colegio y no pueden quedarse con los abuelos y tiene que haber cuarentenas, ¿quién los cuida? Si los mayores enfermos no pueden estar en los centros de día, ¿quién los cuida? Pues los van a cuidar las mujeres, los están cuidando las mujeres, que van a tener que dejar de trabajar, pedir permisos no remunerados con las consecuencias que eso tiene. Y a esto además, y como digo, no voy a entrar, pero se suman millones de puestos de trabajo que van a perderse y que si en las crisis anteriores supusieron pérdida de empleo masculino, pues aquí esta crisis va a suponer enormes pérdidas de empleo feminizado. Así que destrucción de los servicios públicos, necesidad social de ingentes cantidades de cuidado, pérdida de empleos, abandono de empleos por ese cuidado y, en definitiva, un aumento exponencial de la desigualdad. Bueno... Bueno, el neoliberalismo está, por supuesto, ligado a la destrucción de los servicios públicos y de ahí la crítica que se le hacía al sistema, pero no solo se criticaba al sistema por esta cuestión. La mercantilización de los cuerpos en la sociedad neoliberal ha alcanzado proporciones inimaginables. Mercantilización para la prostitución, como decía, para la explotación reproductiva, la cosificación en la publicidad, que está alcanzando cotas enormes, la cosificación en la industria de la moda, la industria de la estética, en fin, la explotación laboral. Bueno, dice Cristina Morón y en un libro que leía ayer, me parece, decía, si existe una modalidad histórica que pueda encarnar la explotación total de la persona por parte del capitalismo, esta figura es femenina. Y desde luego es así. La explotación no es de ahora, pero el capitalismo en su fase neoliberal suma o descubre que la modalidad de la explotación de las mujeres tiene aspectos muy… pues valiosos para el sistema, ¿no? Aspectos de no valor social, de flexibilidad infinita, de invisibilidad, de comercialización del cuerpo entero, de menor contestación social, que le son muy útiles. De ahí que la cuarta ola incorporase, como decía, una profunda crítica al neoliberalismo y de ahí también, y creo que esa crítica hay que profundizarla e ir más allá. He hablado del feminismo como un movimiento global, de que es un movimiento que incorpora una crítica… al neoliberalismo y el tercer aspecto que quería comentar y que creo que es muy importante es el de la violencia machista, que era el otro gran tema de la cuarta ola. Es obvio que la violencia ha sido siempre uno de los temas fundamentales para el feminismo. El feminismo ha ido conceptualizando a lo largo del tiempo las diferentes formas de violencia que las mujeres padecemos desde siempre. Las hemos ido desnaturalizando y conceptualizando, ¿no? Hemos conceptualizado la violación como violencia, luego como injusticia… y finalmente como delito. El delito siempre es lo último porque, digamos, que es cuando la sociedad en su conjunto asume que es algo a perseguir, algo injusto. Lo mismo con la violencia de género, que al principio era nada, un derecho casi del marido, luego era una violencia doméstica, mal vista, pero no castigada ni perseguida. Hasta convertirla en un delito, efectivamente. Todas las violencias sexuales que no son violación y que hasta hace nada, en muy pocos años, no se consideraban apenas nada aparte de la normalidad. El acoso sexual, el piropo, el manoseo en el transporte, en fin. Y el movimiento que se produjo por la denuncia de las violencias en la cuarta ola realmente ha sido extraordinario. Ha cristalizado en un movimiento global de visibilización y de denuncia de todas las violencias que las mujeres padecemos. El movimiento de Ni Una Menos, el Me Too, Cuéntalo, lo que ha hecho es poner de manifiesto la enormidad de la extensión de estas violencias. Y la verdad es que ha resultado impactante. Impactante para, como decía antes, la sociedad en su conjunto. Impactante. Para muchas mujeres que han podido contar la violencia que habían padecido, de la que no se acordaban o de la que no querían acordarse o que incluso algunas habían hasta naturalizado. La palabra de las mujeres denunciando esta violencia se ha escuchado en todo el mundo. Se ha escuchado en todo el mundo y ha cambiado la consideración de la misma. Pensaba el otro día, y lo comenté en la Universidad Méndez Pelayo, en el caso de Plácido Domingo, lo paradigmático que a mí me resultaba su caso. ¿Por qué? Porque cuando ante las primeras denuncias él mandó el primer comunicado, bueno, creo que ese primer comunicado que yo leí muy atentamente, pues creo que era muy sincero. Creo incluso que era el único sincero. Después de eso ya entraron abogados, no sé, publicistas supongo que habrá, redactando los comunicados. Pero en ese primer comunicado lo que él decía es que entonces, cuando él acosó a aquellas mujeres, que entonces las costumbres no consideraban eso violencia sexual. Y que eso estaba aceptado. Y bueno, yo creo que es cierto lo que ocurre es que eran los hombres, o al menos una mayoría, los que no lo consideraban violencia. Él evidentemente no lo consideraba violencia. Y es cierto que, como digo, la sociedad masculina lo consideraba muy normal. Pero está claro que para las mujeres sí era violencia ya. Porque estas mujeres que le han denunciado se han acordado, no lo han olvidado y aún les duele. Todas estas mujeres que están saliendo. Gracias. a denunciar violencias padecidas, a lo mejor hace años, es porque esas violencias les han dolido todo este tiempo, porque no han podido denunciarlo y porque no han encontrado el cauce que estos movimientos de denuncia les permiten. Por tanto, lo que hace este movimiento, y además llegan a toda la sociedad, llegan a los medios, y lo que hace este movimiento de denuncia, pues eso, es salir del rincón de lo particular, llevarlo a lo común, como ocurrió con el tema del cuidado, ¿no? Y claro, la enorme visibilidad que ha adquirido la cuestión de la violencia, desde luego tiene que seguir en la agenda. Cuando llega la pandemia, de manera inmediata, lo que vemos es que el confinamiento y la situación de crisis en general, pues aumentan los riesgos para las mujeres que ya vivían en riesgo y nos han hecho volcarnos en la atención a estas mujeres, que encuentran más dificultades para salir, para contactar. A lo mejor con servicios de protección o de ayuda. Hemos visto que en algunos países, bueno, se han aumentado los asesinatos, las llamadas al 026 se han doblado, etc. Obviamente, esta atención hay que seguir con ella, es imprescindible. Pero hay que tener en cuenta, yo creo que es algo que estaba visibilizando la cuarta ola y que creo que hay que volver, que hay que insistir y no olvidarlo, es que las violencias contra las mujeres no estaban descendiendo. Y la macroencuesta... La publicada la semana pasada por el Ministerio de Igualdad ha presentado una visión terrorífica de la realidad. Entre los jóvenes la violencia crece y en todo caso no disminuye. Y es muy importante preguntarse por qué después de años de políticas feministas la violencia no disminuye. Y no pasa en España, pasa en todos los países. Yo antes siempre solía decir que países como Suecia, con muchas décadas incluso de políticas feministas bien diseñadas, pues siguen teniendo un número de asesinatos, de feminicidios tan enormes como tienen. Así que yo creo que hay que seguir en la agenda con esta mirada a la estructural que tenía la cuarta ola y que como hizo con los cuidados va... ... Pero se produce un cambio en la percepción de las violencias que creo que es importante no olvidar, porque tampoco hemos tenido tanto tiempo desde esos movimientos hasta ahora mismo que la pandemia lo ha cortado todo. Pero creo que es muy importante el cambio de percepción de las violencias que se produjo en la cuarta ola. También decía el otro día la Menéndez Pelayo, Nuria Varela, que decía nos equivocamos en las políticas públicas. Y yo creo que quería decir esto que estoy comentando, que estamos tapando permanentemente vías de agua, que estamos siempre dedicadas a lo urgente. Y lo urgente no hay que dejar de hacerlo, evidentemente, pero que es momento ya de ir allí donde nace la corriente, donde nace el río. En la cuarta ola lo que se hizo es un mapa completo de estas violencias. El feminismo presentó un mapa completo de estas violencias, no solo de la consecuencia de las mismas, no solo de su extensión, sino de cómo se reproduce. Cómo se naturalizan y cómo se enmascaran. Ya no nos tiene que valer solo con la denuncia, ni tampoco con el castigo, ni nos puede valer solo con la atención a las víctimas, con ser todo eso necesario. En la cuarta ola había también sobre las violencias una mirada a lo estructural que creo que hay que profundizar, porque si no nunca vamos a hacer descender las cifras de violencia. Esa mirada sobre lo estructural no solo es fundamental. Creo que es el momento. Creo que la cuarta ola de feminismo la puso sobre la mesa, sino que además esa mirada ha permitido al feminismo avanzar también en cuestiones que estaban pendientes. El caso de la prostitución para mí tiene que ver con esto. Cuando las feministas, sobre todo las feministas jóvenes que se incorporan en esta cuarta ola al movimiento feminista, cuando las feministas van a las causas de la violencia, cuando se hace ese mapa que permite ver un poco toda la situación de la violencia, cuando van a las causas de la desigualdad, pues es muy difícil dejar de encontrarse, entre otras cosas, con la prostitución. Y se produjo un cambio. Es así. Yo llevo toda la vida en el feminismo y mucho tiempo estudiando y denunciando la prostitución y desde luego de unos años para... de poco tiempo a esta parte pudimos ver cómo la denuncia de la misma se hacía mayoritaria entre el feminismo más joven. Y eso pasó en esta cuarta ola. El abolicionismo, la denuncia de la prostitución siempre había estado ahí, siempre había generado un encendido debate. Y lo seguirá viendo, pero la manera en que ahora se inserta en el mapa de la violencia y la desigualdad creo que es diferente. Creo que ha generado un cierto nuevo consenso o un nuevo consenso que hay que aprovechar. Es importantísimo haber podido contemplar cómo se interrelacionan todas las violencias y que si no vamos allí donde nacen, pues es muy difícil que lo podamos combatir o que podamos acabar con ellas o que podamos ver un descenso real de estas violencias sin, como digo, abandonar el apoyo y la protección a las víctimas que es desde luego necesario, sin abandonar lo urgente. Y otra cuestión que tiene que ver con esto, lo estructural de la desigualdad. La desigualdad y también lo estructural de la violencia, el combate contra la violencia, una cuestión que no acabamos de abordar en este país de manera decidida y que quizás sea el momento de meterlo de manera decidida, como digo, en la agenda, es la educación. No es que antes no supiéramos la importancia de la educación. De hecho, en las leyes feministas aprobadas en este país, tanto en la de igualdad como en la ley contra la violencia de género, como en el pacto de Estado de las leyes que aprueban las feministas, siempre hay un gran espacio. Hay un gran espacio para la necesidad de educar. Siempre la parte de educación ocupa un gran espacio, un gran espacio que nunca se cumple y siempre se cumple la parte de protección, la parte también quizá punitiva, pero muy pocas veces se cumple la parte de educación, la parte de la prevención. Creo que es urgente conseguir que esa parte se introduzca en la agenda y que sea una prioridad para las feministas. Es urgente conseguir... Una educación feminista. Eso implica, por supuesto, coeducación, implica contenidos igualitarios, transversalmente desde luego, pero también focalizados en tanto la transversalidad no sea una realidad y además focalizados en también educar en feminismo, en explicar, en que chicos y chicas sepan qué es el movimiento feminista, qué es la teoría feminista, cómo ha cambiado el mundo, cómo ha contribuido a cambiar nuestra mirada sobre las cosas, etc. Educación sexual enfocada a la igualdad. ¿Cómo puede ser que un país que tiene un movimiento feminista tan potente como el español, que es un ejemplo o que ha sido un ejemplo para el mundo, todavía no tenga una educación sexual comparable ni de lejos? Bueno, en realidad no tiene ninguna educación sexual comparable a otros países de nuestro entorno que la tienen hace décadas, ¿no? realmente solo si damos esa importancia que merece la educación, pues solo así podrá disminuir la violencia. Porque la violencia contra las mujeres es consecuencia de la desigualdad, lo sabemos, y por tanto hay que ir a las causas. Y además la violencia contra las mujeres en parte también es una reacción a la lucha por la igualdad. La violencia crece cuando movemos el tablero y por tanto como lo estamos moviendo mucho, como lo estamos cuestionando todo, como estamos consiguiendo muchas cosas, pues la violencia si no la atajamos en sus bases, en su origen, pues va a seguir creciendo. Y eso a mí me da mucho miedo porque podría llevarnos a una situación quizá de impotencia. Estar permanentemente tapando vías de agua creo que nos puede agotar. Hay que ir directamente a las causas. También creo, hablando de la educación... ...de la educación y de cosas que hay que poner en la agenda, creo que ha pasado, esa es mi opinión, que ha pasado el momento de pensar que la manera en la que se construyen las masculinidades pues es algo que deben hacer los hombres en exclusiva. Y que algo así como que no nos compete, como a veces se decía antes o se dice, no sé. Obviamente creo que la lucha por construir masculinidades igualitarias es algo que deben hacer los hombres en primera persona. Pero también creo que hay que emplear recursos. Y esfuerzos feministas en ello. Mis amigos y amigas que son profesores, profesoras de enseñanza media y que trabajan con jóvenes dicen que cada vez se sorprende más de la diferencia entre los jóvenes y las jóvenes. Que esa diferencia se está haciendo abismal. Que las jóvenes se han incorporado con fuerza al feminismo y que lo han incorporado a sus propias vidas. Mientras que los jóvenes, o muchos jóvenes, no solo no se están incorporando, no se están incorporando a ese feminismo, sino que como digo están reaccionando en contra. Con muchas cosas que sabemos que les ayudan a reaccionar en contra. Desde el uso permanente de la prostitución a todo eso que decía antes de la cosificación universal del cuerpo de las mujeres que encuentran en cuanto salen un poquito de las aulas. Esa diferencia se está haciendo abismal y esa brecha hay que intentar cerrarla. Y por tanto creo que hay que emplear esfuerzos en ello y también recursos. Y bueno, voy a ir acabando para dejarle tiempo a las preguntas. Yo diría que el feminismo tiene que tener muy claro que tiene que luchar por la redistribución con todo lo que se implica. combate a la división sexual del trabajo, fortalecimiento de los servicios públicos, lucha por la redistribución del tiempo, que es algo que no es poca cosa para el feminismo, porque el tiempo es la vida, es la vida que tenemos, socialización de los cuidados, desde luego, redistribución de la riqueza, por supuesto, lucha contra la pobreza, que es lo mismo, pero bueno, lucha contra la pobreza, que es femenina en su mayor parte, y visibilizar también esa pobreza invisible, porque la pobreza que es mayoritariamente femenina se ve, sin embargo, menos que la pobreza masculina, y además es una pobreza metida en casa con hijos e hijas que también son pobres, el problema de España con la pobreza infantil es terrible. Educación contra la desigualdad, educación contra los estereotipos y roles de género en la sociedad que nos acechan. Por todas partes, lucha por la apropiación material y simbólica de nuestros cuerpos, el derecho al aborto como derecho fundamental, no solo no dar pasos atrás, porque este derecho está permanentemente en riesgo en todo el mundo, sino que hay que aprovechar para dar pasos adelante. Prohibición de la explotación reproductiva, el combate contra la publicidad sexista, contra las imágenes sexistas de las mujeres que nos rodean por todas partes y que además imponen industrias muy poderosas. Muy, muy importante. Industrias muy poderosas como la de la moda, la estética, en fin, apropiación de nuestra propia imagen, lucha contra el maltrato que se nos impone desde esa imagen estereotipada, que es más potente que nunca antes y que nos lleva a enfermedades físicas y mentales, lucha contra el maltrato estético, liderazgos feministas en todas las instancias, en la universidad, en la ciencia, en la política, en la enseñanza, en el deporte, es decir, liderazgos feministas, presencia... Paritaria en todos los ámbitos de la vida social, en fin. Todo esto no es poca cosa y supondría profundizar en una cuarta ola que ha removido los cimientos sociales y supondría también tratar de buscar espacios comunes para avanzar. Estamos hablando de... Cuando hablamos de feminismo, cuando hablamos de mujeres, hablamos obviamente de la mitad de la humanidad. Es obvio... Que van a seguir existiendo grandes disensos y debates, pero estos que han estado ahí siempre no nos han dificultado o no nos han impedido avanzar. Las mujeres, el feminismo siempre ha avanzado sobre los disensos, construyendo consensos básicos. Ahora mismo, con esta crisis, si no somos capaces de encontrar esos espacios comunes, pues vamos a retroceder porque realmente tenemos enemigos muy, muy poderosos. Por eso la agenda feminista yo creo que estamos en un momento en el que tiene que insistir, tiene que fortalecer todo lo que decía antes de la pandemia porque realmente estaba sacudiendo, como decía antes, los cimientos del patriarcado y creo que hay que volver a ello. Y creo que ahora es más complicado. Pero también es más necesario. Así que, bueno, por mi parte nada más. Muchas gracias y nada, espero vuestras preguntas. Muchas gracias, Beatriz. Nos están llegando bastantes preguntas a la cuenta de correo que hemos habilitado para las preguntas que hacen referencia a muchos de los temas que has tocado sobre educación, la estética, imagen estereotipada de las mujeres. Entonces, voy a empezar por la primera de ellas que tiene que ver con… Con el ámbito de la estética y los estereotipos. Pregunta que es una profesora de esta casa, de la UNED. Pregunta. ¿Para cuándo en la agenda política una ley en contra de la discriminación aspectista para acabar con la cosificación de las mujeres por la violencia estética? Sobre todo por razones del peso que tengan, para llegar a la total aceptación de las corporalidades diversas, al igual que ya se ha hecho para la normalización y aceptación de las… Y pregunta específicamente si usted cree que con una ley antidiscriminación por el aspecto diverso se podría minimizar y evitar cierto acoso que sufren en las redes sociales las mujeres, incluso el bullying en las escuelas durante la infancia y la adolescencia. Y que muchas gracias por la ponencia. Bueno, gracias por la pregunta. Gracias por la pregunta, que es compleja y amplia. Compleja en el sentido de responderla. Se entiende bien, está clarísimo lo que quiere decir y lo comparto, pero que atañería a muchos aspectos. ¿Para cuándo entrar en la agenda? Yo creo que es una cuestión que es urgente, pero no sabría ahora mismo decir de qué manera. Por ejemplo, la ley de igualdad de trato, que está en la agenda del Gobierno y que el presidente Pedro Sánchez anunció el otro día, la ley de igualdad de trato creo que incorpora cuestiones sobre la discriminación por cuestiones estéticas, que es una discriminación que existe. En otras leyes de otros países, desde luego, es muy importante y no creo que valiera o que sirviera únicamente con una ley antidiscriminatoria en ese sentido, porque la experiencia que tenemos en otros países, como por ejemplo en Estados Unidos, donde hay una ley muy rígida respecto a, por ejemplo, poder discriminar a una persona gorda a la hora de contratarla o no para un trabajo cara al público, cosa que aquí hacen sin ningún rebozo. Y en Estados Unidos es muy… Es muy difícil o no se puede hacer. Sin embargo, eso yo creo que siendo necesario, las leyes siempre son una base necesaria, pues no acabaría con la discriminación. Creo que hay que combatirla desde diversos ámbitos. Creo que la cuestión de la publicidad es fundamental y llevamos años discutiendo cómo incidir en la publicidad para que muestre cuerpos diversos y, bueno, parece ser que la autorregulación tampoco funciona exactamente. Vamos a ver cómo se puede… Y presionar para que no solo se muestre cuerpos diversos, como es la realidad de la gente, sino también para que no cosifique de esa manera a las mujeres y contribuya a crear esa imagen completamente estereotipada y nociva del cuerpo de las mujeres de las mujeres. Y luego has hablado también de la violencia en las redes, que es otra cuestión que no tiene solo que ver con la violencia estética, que yo creo que ya podríamos llamarla así. La violencia en las redes, la violencia antifeminista y misógina en las redes, creo que hay que abordarla también de alguna manera. Y otra cosa sería el bullying en las escuelas, el bullying misógino, el bullying machista, porque a veces se habla de bullying y hay muchos tipos, desde luego, pero hay un tipo que es el bullying machista que creo que hay que combatir, como he dicho antes. Con formación en feminismo y lo que esto significa. Es decir, hay que explicar a los niños qué significa el machismo, parece absurdo decir esto, hay que explicar a los niños, pero hay que explicarlo porque no tienen a veces otro lugar donde aprenderlo. Muchas veces hay familias donde no se les explica y desde luego la sociedad que ven no es muy feminista, aunque se nombre feminista. Salimos a la calle, los anuncios de las revistas, la televisión, cualquier anuncio, desde un yogur hasta un coche, la moda, en fin, nos recuerda, nos dan cuerpos. Que no son normales, que no son los cuerpos que tienen las mujeres y luego, bueno, todo lo que ven desde prostíbulos, porno, la violencia sexual en la cultura en general. Así que, bueno, yo creo que hay que explicarles a los niños qué es el machismo y cómo combatirlo. Muy bien, muchas gracias. Nos están llegando, ya aviso a la audiencia que es materialmente imposible que pongan... ...que podamos dar respuestas porque llevamos en torno a 20 preguntas ya recibidas. Todo el mundo felicita sobre el contenido, pero dos reflexiones, si quieres, para que puedas reflexionar sobre ellas. Una es a nivel educativo. Es una oyente que nos plantea que en las escuelas sí que se están planteando las asignaturas sobre la izquierda. ...de la historia del feminismo y sobre cómo dar visibilidad a los logros alcanzados por muchas mujeres en diferentes ámbitos científicos, literatura, históricos, etcétera. Pero ¿por qué sigue siendo un tema tabú ampliar esta asignatura a otros contenidos que tengan que ver más con las desigualdades? Y otra de las, y si quieres te formulo ya otra y así puedes contestar ambas, que qué diferencias hemos detectado en el Instituto de la Mujer, en el estudio que se ha hecho sobre las consecuencias de la COVID-19 en el trabajo respecto a las diferencias que la COVID ha ocasionado a nivel laboral a mujeres y hombres. Y no solo centrarnos en la problemática del teletrabajo, sino que está también muy relacionado con el tema de los cuidados de menores, mayores y personas dependientes en el hogar. Gracias. Bueno, la primera es que se dice fácil, ¿no? Después de tanto feminismo y tan exitoso en este país y con un feminismo tan fuerte y con tanta incidencia que ha tenido en las instituciones, que tenemos leyes que son importantísimas, y que son un referente, bueno, el tema de la educación sigue siendo un tema pendiente. Es verdad que es casi un tabú, ¿no? Introducir, parece que podemos hacer cualquier cosa, en fin, podemos aprobar leyes que son vanguardia feminista, pero no entremos en la educación. No voy a entrar a fondo en este tema, pero evidentemente tiene que ver con que tenemos un sistema educativo un poco anómalo en Europa, ¿no? Tenemos que una gran parte de la educación está en manos concertadas, en manos privadas, que no son concertadas, es privada, y por tanto, digamos que sectores conservadores y sectores de la Iglesia, o no sectores, la Iglesia y sectores conservadores, pues sabiendo de la potencialidad transformadora del feminismo, simplemente es ahí donde ponen el interés y donde ponen esfuerzo en que no se entre, ¿no? Igual que ocurrió con la educación. La educación sexual, etcétera. Es decir, que no entren, parece que pueden entrar en los parlamentos, pero que no entren en la escuela, bueno, estas... Estas cuestiones que realmente son transformadoras porque allí donde se puede empezar a transformar es en la niñez. Luego, lo que podemos hacer es muy importante, son las leyes, son cambios sociales y culturales, pero es en la niñez donde los cambios pueden cimentarse. Y yo creo que ahí es donde echan el resto, los sectores más conservadoras. Respecto al COVID y el trabajo, pues durante la pandemia hemos estado haciendo desde el Instituto de la Mujer, bueno, hemos editado una guía en este sentido que está en la página web. El trabajo ha afectado de manera muy diferente a hombres y a mujeres, no solo con el teletrabajo, que es muy importante y por eso la futura ley de teletrabajo tiene que salir con una importante perspectiva de género. Pero desde luego, lo he dicho durante mi exposición, nos hemos encontrado familias metidas en casa, niños y niñas que había que cuidar, personas mayores dependientes que había que cuidar. No estaban los abuelos, que han sido el recurso, eso que yo he llamado trampeando, no podía venir otra persona de fuera a cuidarles y por tanto eso había que hacerlo. O sea, es que parece que no ha pasado nada, la vida sigue ahí fuera, pero ese había que hacerlo ha significado que muchas mujeres se han tenido que dejar sus trabajos. O han tenido que pedir permisos sin retribución, que luego van a tener consecuencias en sus pensiones o bien que no van a poder volver a los mismos. La manera en que se ha trabajado en casa no ha sido la misma para hombres que para mujeres y además muchas mujeres, ya que el COVID afecta a sectores dominados, pues no van a poder volver a trabajo. Pero sí, teniendo en cuenta que es posible que haya que seguir con esta carga de cuidados tan extraordinaria, que haya que siga ahí. Es muy posible que estas mujeres que han sido despedidas no busquen trabajo, puesto que tienen que seguir cuidando, ya no busquen trabajo y si a esto le sumamos que los servicios públicos en algunas comunidades y en general en este país son ratíficos y van cada vez a menos, nos vamos a encontrar con que en lugar de ir a mejor vamos a ir a peor, en igualdad. Si no conseguimos que los servicios públicos sean suficientes… Esto es feminismo, es decir, las feministas, las mujeres necesitamos servicios públicos universales de calidad y suficientes. Si no son suficientes, no vamos a avanzar en igualdad porque ese trabajo de cuidados hay que hacerlo. Y se estaba haciendo, no es que fuera… O sea, no es que no se hiciera, se estaba haciendo. Lo estábamos haciendo con mujeres venidas de otros países, lo estábamos haciendo como se podía con esos servicios públicos raquíticos, en fin, lo hacíamos como podíamos. Ahora, si esto empeora, bueno, nos podemos encontrar… Con un retroceso de décadas. Muy bien. Yo creo que tenemos tiempo para aquí una más. Hay muchísimas preguntas, una relacionada también sobre formación en relaciones afectivos sexuales en las escuelas. Además, sigue habiendo preguntas sobre… Hay una espectadora que nos plantea, dice, gracias por estar, suscribo la inmensa mayoría de tus palabras. Quisiera preguntarte, comentas que los servicios públicos son vitales para garantizar el bienestar de las mujeres, tanto a nivel económico, muchas vivimos de ellos o podemos necesitarlos y recurrir a ellos en algún momento. Pero ella se reflexiona acerca de qué ocurre con aquellas mujeres. Que o bien no quieren delegar los cuidados ni cuidar de terceras personas, que cómo compaginar los servicios públicos con aquellas figuras de mujeres que eligen, bien libremente o no, por el sistema o por la educación que han recibido o por la forma que tienen de relacionarse, han decidido que la opción del cuidado familiar se haga internamente en casa. Que cómo se puede compaginar ambas esferas. Y que muchas gracias. Porque no tienes ni un pelo en la lengua, sexualmente dice la oyente. Bueno, no, no suelo… Gracias por eso. No sé si es bueno o malo, pero es lo que hay. Antes hablaba de los servicios públicos, no he mencionado porque evidentemente no me da tiempo a nada, a todo, pero las trabajadoras de los servicios públicos, fundamentalmente mujeres, ¿no? En qué condiciones están trabajando, es decir, eso también, la regresión de los servicios públicos, la desaparición de esos servicios. O su disminución afecta a muchos trabajos femeninos. En qué condiciones están trabajando, por qué no son valorados igual cuando los hace un hombre, cuando lo hace una mujer, etcétera. Todo esto es importante, también lo estamos trabajando desde el Ministerio y el Instituto de Igualdad, la valoración social y la valoración laboral y la valoración salarial que se haga de esos trabajos. Pero esto es muy importante también. Respecto a las mujeres que no quieren que ese trabajo se haga fuera. Yo no he dicho que tenga que hacerse fuera, los servicios públicos podrían hacerse dentro. Quiero decir, primero creo que una sociedad tiene que garantizar que… Que las mujeres que quieran incorporarse al trabajo remunerado lo hagan en igualdad. Y no solo tiene que garantizar, tiene que incentivar, porque es la manera en la que van a poder tener pensiones, van a poder tener autonomía económica, etc. Tiene que incentivarlo y tiene que garantizarlo. Pero eso no quiere decir que haya que hacerlo fuera. En otros países los servicios de cuidado pueden ser mixtos. Hay servicios que se hacen fuera, servicios públicos, y hay otros que se dan en las casas. Por ejemplo, los servicios de cuidado de personas dependientes o mayores en muchas ocasiones no tienen. Es decir, no hay por qué institucionalizar a las personas mayores ni a las personas dependientes. De hecho, tenemos que ir a reducir la institucionalización. Tiene que haber ayudas en casa, tiene que haber casas adaptadas, tiene que haber casas comunes donde puedan vivir muchos, donde puedan vivir varias personas, por ejemplo, en situación de discapacidad, edificios, etc., como en otros países. Evidentemente, no me da tiempo a esto. Y si ya hay personas que no quieren, mujeres en este caso, la que me pregunta, que no quieren que nadie se ocupe, nadie extraño, bueno, es su opción y yo creo que el Estado… No se mete en las opciones particulares de cada uno. Lo que tiene que garantizar es que para quienes no sea opción puedan elegirlo ahora mismo, que no es una opción. Se van a ocupar ellas casi sí o sí. De lo que se trata es de garantizar que realmente haya posibilidad de elegirlo. Y en todo caso, siempre está… Bueno, siempre está. Es absolutamente necesario también pensar en la corresponsabilidad. En la familia no solo está una mujer, sino que está… Normalmente, en las familias heterosexuales hay una pareja, un hombre y una mujer. Yo creo que también tenemos que cuidar, enseñar, incentivar que los hombres se ocupen en la misma medida de este trabajo dentro de las casas. Muy bien. Como no tenemos tiempo para más, se quedan en el tintero algunas cuestiones, por ejemplo, y por si quieres hacer alguna reflexión sobre alguno de los temas que… que han salido, pues la diferencia de cómo ven chicas y chicos jóvenes el feminismo sobre riesgos que puede tener el teletrabajo en el retroceso de derechos laborales de las mujeres al que ya te has referido. Algunas personas, bueno, les invitamos a que sigan la sesión que habrá el jueves específicamente sobre prostitución, sobre los diferentes puntos de vista que hay sobre ese tema. También algunas personas hablan de las propias tensiones que hay dentro del feminismo, que cómo se puede llegar a un punto en el que se vean más los consensos que aquellas cuestiones que separan. Bueno, hay la verdad es que muchas preguntas, entonces, bueno, pues si quieres hacer alguna última reflexión final, nos quedan cinco minutos de sesión para un poco intentar tocar todas las cosas que la audiencia nos está planteando y que realmente es difícil responder a todas las… las dudas que están surgiendo. De manera muy rápida, chicos y chicas, como he dicho antes, las chicas se han incorporado al feminismo porque les ofrece una… la posibilidad de incorporarse a algo que ven como justo, empoderador e igualitario, pero claro, los chicos no tienen ningún incentivo para hacerlo, ¿no? Ellas se empoderan, el feminismo habla de ellas, de sus vidas, se reconocen. Los chicos no tienen… Tienen mucho incentivo y al contrario, luego salen, como decía, y se encuentran con un mundo, por lo menos un mundo aparentemente muy poco feminista, desde los anuncios de las vallas hasta los puticlubs, pasando por el forno que ven o las películas que ven en la televisión, ¿no? Por lo tanto, la diferencia es abismal. Si no se forma y se intenta cerrar esta brecha, vamos a tener un problema. El teletrabajo, el primer… el gran riesgo, de manera muy rápida y no entrando en ello, el gran riesgo es que acabe siendo considerado… Un ámbito de trabajo, un ámbito laboral feminizado, es decir, para mujeres. Y cuando es para mujeres, se devalúe, se paguen menores salarios y se tenga la tentación por parte de algunos empresarios de que se conviertan en autónomas del teletrabajo, ¿no?, como está ocurriendo con las plataformas, etcétera. Hay que regular bien eso. Los derechos laborales no desaparecen cuando una está teletrabajando y eso hay que regularlo y espero que salga la ley del teletrabajo. Bueno, las que tenemos una edad, y tengo bastante, en otras épocas ha habido unas enormes tensiones. Ahora las sigue habiendo. Quizás nos sorprenda mucho porque venimos de una época de enormes consensos o por lo menos de una acción, algo que hacíamos en común, ¿no? Las tensiones están ahí. Yo creo que, como he dicho antes, somos la mitad de la humanidad. Es lógico que tengamos maneras de ver cosas muy diferentes, pero creo que lo importante es ser capaces de ponernos de acuerdo, de crear ámbitos de trabajo. En determinados, en donde podamos avanzar en aquello que genera consenso, y hay cosas que generan consenso, y luego podamos seguir trabajando, luchando cada una en aquellos ámbitos que les parezcan menos, o sea, donde haya menos consensos. Creo que la cuarta ola generó nuevos consensos o por lo menos nuevas mayorías que yo sí he percibido en cuestiones que antes eran más discutidas. Por lo tanto, aprovechemos ese momento. Y bueno, por la cuestión de las prisas, pues no digo nada más. Muy bien, pues muchísimas gracias Beatriz Jimeno, directora del Instituto de la Mujer. Y nada, damos por concluida esta sesión. Te agradecemos tu tiempo y haber contestado todos estos temas. Algunos se quedan en el tintero, los pasaremos y seguro que en alguna de las otras sesiones, incluso para la clausura, podremos tener la oportunidad de dar respuesta a algunas de las cuestiones que han quedado pendientes. También sobre ecofeminismo, que nos están llegando. Y que el viernes tendremos sesiones específicas para abordarlas. Y nada más, te despedimos aquí y a la audiencia les recordamos que la siguiente sesión comienza a las seis de la tarde y que vamos a hacer una pequeña pausa ahora. Y antes de desconectarnos aquí el sonido, os comentamos que de las tres ponentes que estaba prevista la intervención, una de ellas por razones sobrevenidas de enfermedad no va a poder… no va a poder participar esta tarde. Vamos a ver en función de cómo evolucione y su disponibilidad, pues si puede incorporarse en alguna de las otras sesiones a lo largo de la semana. Entonces, en principio, participarán a continuación Malin Bjork, que es eurodiputada. Para su intervención está prevista que haya traducción simultánea. Y a todas aquellas personas que os hayáis inscrito a través de la página web de la UNED, habréis recibido un archivo en el link… con el link de acceso a la conexión de hoy, un archivo donde vienen las instrucciones para descargarse la aplicación y poder escuchar la traducción simultánea durante su intervención. Para aquellos que no hayáis recibido el correo porque os estáis conectando en directo sin la previa inscripción, vamos a proceder a compartir la pantalla y poner en un PDF las instrucciones de descarga de la aplicación para que podáis tenerla preparada a las seis de la tarde cuando comencemos la… la siguiente sesión. Por mi parte, nada más. Pues Teresa, ¿sí que quieres añadir algo más antes de volver a las seis? Bueno, agradecer a Beatriz Jiménez la exposición que nos ha hecho. Realmente ha hecho honor al título de la ponencia, el feminismo después de la pandemia, porque es difícil tocar tantos temas como ha tocado. Hablo muy rápido. No, no, pero hablas rápido y con contenido. Entonces, yo creo que podíamos estar aquí toda la tarde con cada uno de los puntos que ha tocado, que vamos, podríamos decir que son miles. Así que muchísimas gracias por la exposición que nos has hecho y que nos has dejado ahí montones de flecos para pensar. Muchas gracias. Pues esperamos, Ala, os esperamos. Nos vemos a las seis, como ha comentado María Vázquez. Y muchas gracias.