Bien, pues en la sesión de hoy, como ya se anticipó la pasada semana, vamos a hablar del arte rumpestre posfaleolítico. Si os acordáis, decíamos hace algunos días que teníamos por delante dos semanas, la pasada y esta, en la que íbamos a abordar una serie de fenómenos culturales o arqueológicos de la prehistoria reciente europea y en este caso especialmente peninsular, que aunque tenían su origen en el neolítico, perduraban como manifestaciones culturales más allá del neolítico, llegando incluso a eso que tradicionalmente se llamaba el neolítico o el calcolítico, la edad de los metales o la primera edad de los metales, la edad del cobre, de la que empezaremos a hablar en las dos próximas clases que nos quedan antes de Semana Santa. Uno de los fenómenos culturales... que precisamente tenía esos rasgos era el megalitismo, el otro es el que tenemos que abordar hoy, el arte rumpestre posfaleolítico. Probablemente los que hicisteis la asignatura de Prehistoria I recordáis cómo el arte paleolítico tendíamos a vincularlo a esas sociedades de cazadores-recolectores y tendíamos a considerarlo también como un arte... propio de una época, de un modo de vida y de un tipo determinado de sociedades. Bueno, pues el arte posfaleolítico, no vamos a repetir aquí para los que hicisteis la asignatura conmigo, probablemente cuando hablamos de arte paleolítico esto salió, si podemos usar el término arte, si realmente no hay una finalidad estética y más bien hay una finalidad conmemorativa, bueno, vamos a olvidarnos de eso para no repetirlo, pero sí que podemos decir que al igual que sucedía con el arte paleolítico, también el arte posfaleolítico es el resultado de una sociedad concreta que crea ese tipo de representaciones llamadas o así llamadas artísticas, con una peculiaridad que debe ubicar el arte posfaleolítico desde un punto de vista cultural. El arte paleolítico era propio de las sociedades de cazadores-recolectores en un contexto fundamentalmente glaciar o periglaciar, es decir, o fenómenos claramente glaciares o contextos en los que había una gran presencia de las masas de hielo y en las que por tanto el hombre pasaba bastante tiempo en las cuevas, algo que a veces se utilizó como razón para pensar en un posible deseo ornamental o decorativo de ese tipo de representaciones que parece que no tiene demasiado fundamento. Sin embargo, cuando hablamos del arte posfaleolítico, hablamos de un arte que ya no se desarrolla en el contexto glaciar del Pleistoceno, sino que se desarrolla en el contexto de óptimo climático del Holoceno, esas suavizaciones climáticas del periodo Alerod que caracterizan el clima, por así decirlo, podríamos decir moderno, la situación climática actual. Eso lógicamente va a cambiar tanto los temas como el espacio en que el hábitat se desarrolla y por tanto el espacio en el que el arte va a tener a partir de ese momento cabida y todo eso pone de relieve una situación cultural totalmente diferente que va a modificar también las creaciones artísticas. Ese arte posfaleolítico comienza en sociedades epipaleolíticas que son todavía cazadores-recolectores pero que practican también una economía de amplio espectro a partir del 10.000, 11.000 antes del presente y terminará, como digo, con las primeras sociedades calcolínticas en torno al cuarto milenio antes de Cristo. Este es un periodo que, lo comentaba ayer con vuestros compañeros de la asignatura de arte prehistórico del Centro Social de Pamplona, que aquí en Navarra se ha puesto de moda esta última semana. Probablemente habéis visto la noticia del hallazgo del hombre de Loizu, este hombre supuestamente enterrado, aunque hay quien considera que quizá es un hombre atrapado en una cueva que se fecha 9.700 años antes del presente y que por tanto obedece a este contexto epipaleolítico, holocénico inicial y que se ha saltado un poco a los medios porque parece que sería una de las evidencias humanas más completas de este periodo y además en un contexto cerrado como es el de una cueva. Por tanto, todas las consideraciones que podamos hacer sobre el arte post-paleolítico tendrán que tener en cuenta los condicionantes propios de la época en la que se crea esa representación. Y en concreto, la periodización estilística y cronológica, como veis ahí, que se haga del arte post-paleolítico realmente deberá hacerse como acorde a los cambios económicos, sociales y culturales que viven las sociedades de cada uno de los estilos del arte post-paleolítico. Hablaremos también de cuáles son los temas en los que además hay una gran ruptura con el arte paleolítico porque, por ejemplo, Junpe, la figura humana, que hasta ese momento había estado prácticamente ausente del arte paleolítico, y hablaremos también de las técnicas y obviamente de la interpretación, que es donde mejor se va a percibir el peso real de esas nuevas situaciones económicas que se viven en el contexto de grupos con una mayor territorialidad, con una fuerte economía de amplio espectro, mucho más diversificada de lo que hasta entonces había sido habitual en el período del paleolítico y también probablemente con una conciencia de grupo humano mucho más estrecha o con lazos mucho más estrechos. Bien, cuando hablamos de arte rupestre post-paleolítico nos referimos a todo el arte del período holoceno que se ha ido configurando a partir de una serie, a su vez, de artes que luego, cuando ha avanzado la historiografía, se han definido mejor como facies de todo este complejo que llamamos el post-paleolítico, que se han ido, como digo, incorporando a la historiografía de manera sucesiva y que ha hecho que los prehistoriadores vayan completando la visión que tienen del propio arte post-paleolítico. Sólo el criterio cronológico puede dar algo de unidad, porque frente a un arte levantino que durante mucho tiempo fue el único arte post-paleolítico conocido, que como veis ahí en ese dibujo de los ciervos de Calapatá en Creta Senteruel es claramente figurativo, el arte macroesquemático o esquemático como viene ahí es totalmente simbólico y totalmente abstracto, un poco idiomorfo. ¿Qué tienen en común? Que son artes posteriores a las sociedades de cazadores-recolectores y pertenecen bien a sociedades epipaleolíticas que son de cazadores-recolectores en transición hacia la producción o sociedades netamente productoras. Y por tanto el arte post-paleolítico lo debemos dividir en varias facies. La facie es levantina, la facie es esquemática y la facie es petroglífica. Descarto la última porque no nos vamos a dedicar a ella ya que el manual apenas le presta atención también porque está muy localizada geográficamente y porque en cierta medida casi podríamos haber hablado de ella a propósito del megalitismo, porque la facie es petroglífica a veces son esculturas y relieves que se hacen con círculos concéntricos y con otros motivos de carácter rupestre que decoran las paredes, los ortostatos de algunos de los monumentos megalíticos que comentábamos en la sesión anterior. Me centro, por tanto, además esa facie es petroglífica que vemos, por ejemplo, en el noroeste peninsular, en el norte del territorio actualmente portugués, también lo encontramos en el megalitismo de Latinoamérica ya en épocas plenamente históricas, con lo cual lo dejamos un poco aparcado. Han marcado mucho más la historiografía. Por un lado la facie es levantina, llamado durante mucho tiempo arte levantino y por otro lado la facie es macroesquemática o la facie es esquemática. Bien, ¿qué es el arte levantino? El arte levantino es el término con el que el aragonés Juan Cabré, que tenéis ahí en la fotografía, en el año 1903, fijaros, apenas, yo creo que es el mismo año en el que se publica el mea culpa de un escéptico de Emile Cartelac, en el que Emile Cartelac se retracta de la negación que había hecho de la autenticidad de la cueva Altamira, que había sido descubierta por Sautola en 1876, si no me equivoco, 74-76. Bueno, pues el nombre con el que Juan Cabré designa una serie de representaciones que él atestigua sobre todo en el sur de Teruel y en el levante mediterráneo y que, bueno, les da el nombre de levantino porque, bueno, pues están en el levante peninsular en sentido amplio. Luego ese término lo mantuvo también, bueno, pues un poco el heredero de la escuela aragonesa del arte rumpestre, que fue Antonio Beltrán Martínez, que publicó en los años 80 y 90 muchos tratados sobre el arte rumpestre levantino y el levante ya no sólo era el Bajo Aragón turolense, el Maestrasgo castellón, por ejemplo, la Valtorta o algunas cuevas del sur del País Valenciano, sino que había la Fuente del Trucho, el Parque del Río Vero, la Fuente del Trucho en Huesca, el Parque del Río Vero en el Somontano pirenaico de Barbastro. Al final un levantino, por así decirlo, como dice ahí la diapositiva, en sentido amplio, que tenía un elemento común, fundamental, que es las representaciones de animales interactuando con hombres, como veis ahí en la escena del Barranco de Calapatá, curiosamente ahora que Aragón está en una cruzada desde hace años en la recuperación del patrimonio usurpado por los catalanes, nadie se ha preocupado de recuperar las pinturas de la Roca dels Moros que están en una vitrina del Museo Arqueológico de Barcelona en Montjuïc y que parece que no venden tanto como cuatro tablas flamencas del Museo de Lleida, pero bueno, esto es otra cuestión. Son representaciones figurativas de animales con hombres, normalmente cazadores, marcadamente realistas y que su topografía es fundamentalmente la de cuevas y abrigos. Bien, en los años 80, hasta los años 80, durante la primera mitad del siglo XX, desde 1903, el único arte post-paleolítico que se conocía en la península era el arte llamado levantino, que durante un tiempo se llamó arte levantino y más bien se tiende a pensar, principalmente, a partir de la atestiguación del arte macroesquemático, se tiende a hablar más bien de una facies levanti. Pero en los años 80, aunque ya a finales del XIX había habido algún hallazgo enigmático en este sentido, que luego Mauro Hernández de la Universidad de Alicante supo interpretar en su justa medida, se empezó a hablar o se empezó a atestiguar una serie de representaciones que huían de esa idea figurativa, descriptiva, naturalista y de animales propia de la facies levantina, que era la que se conocía en los años 80, que eran figuras de gran tamaño o de mayor tamaño que las figuras del levantino y a las que se les concedía un cierto carácter simbólico, bastante singular y de difícil explicación. Se daba además la circunstancia de que aparecían muy localizadas, estas sí que especialmente en el territorio valenciano, y asociadas a niveles arqueológicos en los que ya aparecía la cerámica. Y en concreto las cerámicas cardiales, que como vimos son las cerámicas más antiguas del primer neolítico, del neolítico antiguo al que algunos de hecho llaman también el neolítico cardial. Pongo ahí, a la izquierda en el levantino teníais la Roca de los Moros de Calapata, ahí tenéis los orantes del abrigo de Playa de Petracos en Alicante que están replicados también en el MARC, en el Museo Arqueológico de Alicante y que son individuos un poco serpentiformes, como se ha descrito esa técnica de dibujo, que recuerdan bastante algunas decoraciones hechas con la concha del cártel y sobre las cerámicas cardiales de la Cueva del Or, por ejemplo en Valencia, que es una de las cuevas neolíticas con niveles de neolitización y de cerámica más antigua que tenemos en la península. Frente al arte levantino que se interpreta como propio de una sociedad de cazadores, el arte macroesquemático se interpreta como un arte mucho más abstracto, mucho más simbólico y vinculado probablemente a sociedades que a lo mejor ya son agrícolas, porque ya hay cerámica, y que por tanto se relacionan con el medio de una manera estrictamente distinta a como se habrían relacionado los cazadores del levantino, algunos de los cuales también son abrigos, luego lo veremos, de cronología neolítica. Esto también permite recordar algo que explicábamos en la asignatura de Prehistoria I y es cómo en el epipaleolítico y en el mesolítico va a haber una confrontación entre modos de entender los recursos del territorio, gente que entiende que el territorio es un espacio que hay que deforestar para cultivar y gente que entiende que deforestar implica perder recursos cinegéticos y que por tanto no le compensa porque sigue viviendo en un modelo de sociedades de cazadores-recolectores. Gracias. Dentro de esa facies macroesquemática, la prospección intensiva de todos esos territorios entre el Pirineo Occidental y Andalucía, prácticamente toda la vertiente mediterránea peninsular, ha hecho que se incluya también el llamado arte lineal geométrico y el llamado arte de transición al esquematismo, que son artes iniciales y finales de este periodo post-paleolítico, pero que vuelven sobre criterios que rompen el naturalismo del arte levantino y del arte anterior. Esto es bastante singular porque el arte paleolítico en el Magdaleniense Superior había sido esencialmente naturalista y sin embargo, en el epipaleolítico encontramos formas de representación claramente de signos, como el arte lineal geométrico. El arte levantino clásico tiene una facies claramente naturalista y sin embargo pasa al eneolítico, pasa al calcolítico de nuevo con formas más bien simbólicas, más bien de signos. Bueno, esto no tiene una explicación clara, pero forma parte de ese proceso evolutivo y simbólico y comunicativo probablemente de las sociedades humanas. Aunque durante algún tiempo, como decía, solo la facies naturalista y estilizada, bien estática, bien dinámica del arte levantino era considerada post-paleolítica, en realidad hoy en día nadie discute que es post-paleolítico desde el lineal geométrico hasta el arte de transición al esquematismo. Vamos a explicar cada uno de esos estilos. Bien, la cronología que pongo a la izquierda está tomada de esos autores, Antonio Beltrán, Eduardo Ripoll y Sergio Ripoll también, y Mauro Hernández, que han marcado un poco la historiografía de la investigación en cada una de estas facies del arte rupestre post-paleolítico. El arte lineal geométrico tiene una cronología epipaleolítica porque aparece fundamentalmente en cuevas y abrigos que se datan en el epipaleolítico porque tienen como tecnología los llamados microlitos geométricos. Por tanto, inequívocamente es un arte epipaleolítico en el que no hay naturalismo. Solo hay signos representados como flechas, como puertas, como signos geométricos con un predominio fundamentalmente de los triangulares y que no hay otro paralelo ni sobre arte mobiliar ni sobre otro tipo de representación. ¿Cuál sería el paralelo más característico? El llamado arte asiliense. Esas representaciones mobiliares mayoritariamente de la cueva de Masdasil donde una serie de cantos son decorados con lo que se llaman notaciones, digitaciones o rayas que algunos piensan que son marcas de control de tiempo, de calendarios, de ciclos lunares, en definitiva de cómputos temporales que tienen que ver con ese colapso faunístico que debió generar un gran impacto en las poblaciones locales. También el llamado estilo 5 del Ero Agurán, que es la fase más abstracta, digamos, del asiliense, aunque tiene elementos figurativos pero son unos animales así con una técnica como de alambre, que parece un poco la del serpentiforme macroesquemático, entraría un poco en esta línea interpretativa del lineal geométrico. Ya en cronología del neolítico y en concreto el neolítico antiguo por el paralelo que hay entre las representaciones pintadas en abrigos y cuevas y las representaciones de la cerámica cardial, tendríamos el arte macroesquemático. Figuras de gran tamaño, más o menos interpretables, pero a pesar de ser interpretables desde el punto de vista de a qué representan, huyen totalmente del naturalismo y ponen de manifiesto claramente un nuevo código de comunicación y una nueva preocupación para estas sociedades que de alguna manera hay que interpretar. Como algunos de esos personajes, como los orantes de Plae Petracos y algunos que aparecen en las cerámicas cardiales de la cueva de Lor se han interpretado como orantes, bueno, pues se ha pensado que probablemente lo que se esté representando son rogativas de las poblaciones vinculadas a obtener del medio ambiente circunstancias climáticas favorables para la naciente agricultura. Bueno, esta es un poco la hipótesis de interpretación de este arte macroesquemático que además de su dimensión parietal tiene también en la cerámica cardial una dimensión mobiliar de la misma manera que el lineal geométrico tiene también algún arte de plaquetas pero ya vimos en su día, cuando hablábamos del arte, el arte paleolítico en las últimas sesiones antes de Navidad que bueno, las plaquetas a veces se consideran un poco a medio camino entre el arte parietal y el arte mobiliar. El tercer grupo, la tercera facies cronológica siempre en cronología neolítica que va del neolítico antiguo al neolítico final calcolítico, a eso que se llama ahí el eneolítico sería el arte levantino clásico. Que tiene una facies naturalista que parece más antigua, una facies estilizada en la que rompe la figura humana que parece un poco más reciente y una facies ya del neolítico final y del calcolítico de transición al esquematismo donde esas figuras que antes tenían un marcado carácter naturalista se convierten en motivos mucho más abstractos como veis en la parte superior. superior de la imagen y que incorporan elementos por ejemplo astrales, ruedas, rejas de arado, elementos que en realidad su interpretación casi son signos está sometida todavía a discusión. En la parte naturalista de la facies levantina clásica se presentan animales normalmente en posición reposada, en tinta plana, en abrigos accesibles a plena luz del día y que no están en las profundidades de cuevas y en los que empieza a percibirse una bicromía usando sobre todo colores más intensos para el perfilado de las figuras pero que como arte parietal que es siguen manteniendo muchas de las convenciones compositivas que estudiamos para el arte paleolítico. Bueno, pues marcar los elementos característicos del animal de frente, como se ve muy bien en este toro del Prado del Navazo, del Parque Cultural de Albarracín, precisamente una de las ventajas del arte, de la investigación que se hizo en el arte levantino en los años noventa sobre ochenta y noventa del siglo XX fue que a iniciativa sobre todo de Antonio Beltrán se promovieron los parques culturales con arte rumpestre. Uno de los primeros fue el de Albarracín, luego sirvió el del Vero, el de Ciegaberde, como una figura también patrimonial de protección inmediata del arte rumpestre. Lógicamente al representar animales se piensa que son propios de esas sociedades que aunque ya son agrícolas siguen teniendo en la caza una actividad económica claramente de referencia y esa actividad económica nutre también su imaginario cultural. En un segundo momento, que a veces aparece en yacimientos comunes con lo cual la diferencia temporal puede ser apenas mínima, vemos que eclosiona la figura humana, bien de manera estática, bien de manera dinámica. Ese dinamismo como veis en las figuras elegidas en la diapositiva se muestra pues con la separación de las piernas, con el movimiento de los brazos que sería propio del estilizado dinámico que evoluciona hacia esos filiformes que son casi dibujos, que son casi hilos, trazos muy finos. Luego veremos algún ejemplo de alguno de los abrigos, sobre todo aragoneses. Dentro de esta explosión de la figura humana, aunque ahora hablaremos de la temática, a veces encontramos escenas de caza, obviamente a la derecha los dos que tenéis, el arquero del Prado de las Olivas, las tibanas en el centro y el otro que no me acuerdo de qué abrigo, aragoneses. Aunque no hay animales son evidentemente cazadores porque van armados, pero aparecen también algunas escenas en las que vemos danzas rituales o propiciatorias relacionadas probablemente con la fertilidad, grandes paradas de cacerías con cazadores como la de la cueva de la vieja en Alpera, que hablan probablemente de esos lazos grupales de los que hablábamos el otro día cuando explicábamos el megalitismo y que son muy típicos de las sociedades neolíticas, como dije en su momento. Con la aparición de la edad de los metales y con ese abandono del colectivismo social y económico se pasa a esa facies neolítica de transición al esquematismo en la que abundan todo tipo de representaciones pero de un marcado carácter simbólico, a veces signos sexuales, a veces hibridaciones de individuos a partir de varios trazos como veis por ejemplo a la izquierda, las rejas de arado, los soles, las ruedas que forman parte probablemente también de un universo simbólico totalmente diferente. Bien, ¿qué temática tiene el arte rupestre? Pues paleolítico. Bueno, quizá aquí debemos ir a centrarnos sobre todo a la facies levantina porque es la única en la que de verdad sabemos con seguridad por su carácter figurativo y naturalista y realista lo que se está representando. Podríamos añadir entre la temática los orantes, pero bueno, no sabemos si realmente esos que nosotros llamamos orantes de Playa de Petracos fueron realmente orantes por tanto este cuadro, esta diapositiva sobre todo es una síntesis de los temas del arte post-paleolítico en su facies levantina. Animales, como ha habido un colapso desde el Holoceno en lo faunístico que ha eliminado de la fauna supongo que no de golpe sino progresivamente a los grandes animales y a los animales de fauna fría pues ya no van a aparecer ni rinocerontes, ni mamuts, ni renos por ejemplo y aparecen ciervos, caballos, toros que son los temas habituales. Esos animales son representados con tintas planas, no existen figuras que solo estén perfiladas sino que se rellena el cuerpo del animal, a veces con cierta policromía aunque sea muy leve. Las figuras tienen además un tamaño medio y las encontramos o bien aisladas como veíamos antes en esos dos encartes de los dos toros del Prado del Navazo y de la cocinilla del obispo del Parque Cultural de la Sierra de Albarracín o a veces en posición de movimiento con convenciones particulares para la representación del movimiento, las piernas separadas o para la representación de escenas una representación en V o en zigzag, una articulación diagonal que también se ve por ejemplo aquí en este cazador, creo que este es de la Valtorta en Castellón pero no estoy seguro frente a esta cabra, este señor que además lleva, ahora lo comentaremos, un penacho de plumas. La gran novedad es la representación, bueno, no me detengo en todas las convenciones aparte que salen luego compositivas porque participan en mucho de las que habíamos visto en el arte paleolítico marcar la esencia, abstraer lo esencial, separar lo esencial de la realidad para que el animal sea perfectamente identificado. El gran protagonista de la novedad del arte rupestre pospaleolítico va a ser sin duda la figura humana. Figura de no más de 10 centímetros, estilizada, a veces con rasgos gruesos pero que a veces llega como veis aquí donde pone escenas diversas o justo debajo a esos filimorfos de los que hablábamos anteriormente y que además se ha convertido esa figura humana que estaba ausente en las representaciones del arte paleolítico en una fuente de información etnográfica muy importante para el estudio de las sociedades humanas de este momento. ¿Por qué? Pues porque les vemos, por ejemplo, el arquero del Prado de las Olivanas que aparecía antes pues parece que lleva una malla o un body art que deja algunos huecos del pecho con color y otros, bueno, pues del color de la piel con penachos de plumas, este es el Garroso de Alacón que lleva como una especie de sombrero de copa, este también parece que lleva una tiara de cuernos, las mujeres con esas faldas acampanadas y con una especie como de brazaletes en los antebrazos, bueno, también esos pantalones que parecen en este personaje aquí abajo anudados en la parte baja de la rodilla, bueno, pues todo eso son elementos que nos han venido muy bien para, bueno, pues conocer cómo eran las formas de vestimenta de estos grupos humanos. Y la novedad con la aparición de la figura humana y en general también con la interacción entre el hombre y los animales va a ser la aparición de las escenas, el hombre no aparece solo sino que aparece relacionado con los animales y aparece haciendo cosas que exceden de la actividad cinegética, ¿no? Escenas de danza ritual y propiciatoria, bueno, se cita el caso de Playa Petraco si es que aquello es una danza o una prorogativa, las danzas de Cogul que aparecen también en Bicorp y en otras cuevas del levante mediterráneo español, escenas también de marchas o de paradas de grupos como esta que tenéis aquí, escenas, no sé si he traído alguna efectivamente aquí, ¿no?, de enfrentamientos, esto es el cimble de la gasulla, en Castellón, bueno, pues hay muchas representaciones que nos hablan también de esa complejidad y sobre todo como prueba de esa economía de amplio espectro que es uno de los rasgos básicos del epipaleolítico y de la economía epipaleolítica la presencia de escenas donde se ven mujeres con layas o con azuelas escarbando en el suelo y que pueden tener que ver con episodios de recolección o incluso de agricultura o la presencia de escenas también de apicultura como la de la cueva de la araña que tenéis ahí arriba, esta señora que va con un cesto y tiene unas avispas o abejas, mejor dicho, alrededor y que se ha interpretado como una primera escena de apicultura o esa de la que hablaba antes de la cueva del pajarejo en Teruel. Yo creo que es en Murcia, aunque pone Teruel, en la que hay un personaje, una mujer probablemente rebuscando como decía antes, en el suelo. ¿Cuáles son las técnicas, los soportes, las convenciones, las formas compositivas del arte rupestre pospaleolítico? Bueno, es un arte fundamentalmente rupestre, fundamentalmente parietal aunque ya hemos visto que en el macroesquemático y en el lineal geométrico hay una cierta facies mobiliar en la cerámica cardial que se representa fundamentalmente en cuevas y en abrigos, mayoritariamente en abrigos y en estaciones al aire libre, no siempre abrigos de fácil acceso. Algunos son de hecho de difícil acceso y eso ha permitido también su preservación durante siglos pero hay también, por ejemplo en el macroesquemático, una gran frecuentación de las cuevas que también fueron en las cronologías iniciales del neolítico antiguo espacios de habitación, espacios ocupados. Prácticamente al margen de la facies petroglífica no hay grabados solo hay por tanto pintura y ni siquiera hay un grabado preparatorio de las figuras. La pintura se hace en rojo, en negro o en blanco con una bicromía y no tanto con una policromía profunda como veíamos en Lascaux en Altamira aunque también había algunos conjuntos tipo nió o rufiñat donde eran básicamente uno o dos colores los que se utilizaban. Las convenciones, como he dicho, repiten las típicas del arte prehistórico. No hay perspectiva, se tiende a representar siempre la frontalidad, hay unas convenciones para que el animal sea reconocible y quizá donde hay una novedad es en convenciones relacionadas con las escenas que se representan. Composiciones diagonales, veis una ahí de este arquero o la que veíamos antes de también La Valtorta en Castellón. Composiciones circulares, captación del movimiento a partir de estirar las piernas de los individuos o separarlas incluso a veces como veíamos antes en El Garroso bueno pues separar tanto las piernas da esa sensación de que incluso está apresurado, que está corriendo y luego quizá la principal convención es también la captación de esos elementos de vestimenta también este sombrero que lleva el arquero del Prado de las Olívanas y también esa tendencia a los filiformos que son esos trazos que parecen hilos con un trazo muy sencillo para captar también la violencia en ese caso de la escena de competición de enfrentamiento que nos habla también de la inestabilidad probablemente territorial que se vivió en este periodo. Es un arte el post-paleolítico que no está exento del fenómeno de las superposiciones, de hecho en cierta medida el arte de transición al esquematismo sabemos que es posterior al neolítico del levantino porque hay por ejemplo en Cogul pienso o en la Cueva de Alpera de Albacete representaciones de estilo levantino naturalista a las que se superponen este tipo de ciervos o de perros que veis aquí a la izquierda que es una buena colección de algunos de los animales con trazos un poco naif, típicos de en este caso del arte de transición al esquematismo a la derecha el arte lineal geométrico y alguna figura también de transición al esquematismo. ¿Cómo interpretamos culturalmente y simbólicamente estas representaciones artísticas? Bueno, pues aquí lógicamente depende del tipo de estilo o de facies ante la que nos encontramos. Levantino clásico, como se representan animales y animales con personas, las sociedades son sociedades de cazadores. Por tanto, en principio cuando se representan sólo animales el afán que hay es el de la propiciación, el de la magia de la caza. Cuando se representan escenas de muchos animales y de muchos cazadores, ahí tenéis de nuevo la del Barranco de Calapata en Cretas donde hay también dos ciervos enfrentados sin arqueros, pero bueno estaba pensando en la de la Cueva de Alpera donde hay incluso varios individuos con penachos, hay una danza, hay muchos animales. Bueno pues quizá se ha concedido a estas representaciones un cierto sentido conmemorativo, que lo que demuestra es que quizá los lazos grupales que se han estrechado en este momento han llevado al hombre a conmemorar determinadas cacerías que han sido importantes para la vida del grupo pintándolas, no tanto como una propiciación y hablábamos de esto creo recordar a propósito de esta interpretación pedagógica y que quizá también podía admitir la conmemorativa en el arte paleolítico. Esto encaja muy bien con esa territorialidad y con esos lazos humanos propios de sociedades ya productoras que hemos visto muy subrayados por la propia arquitectura de los monumentos megalíticos. El arte levantino estilizado en aquellos casos en los que aparecen escenas que no son, que no interactúa el hombre con los animales en cierta medida podemos decir que hay un cierto afán costumbrista. Danzas híbridos también, episodios chamánicos y de hechiceros relacionados con trances y ceremonias de médiums. Con estas tribus o estos grupos humanos que empiezan a alcanzar como dijimos en su momento al hablar del epipaleolítico su sedentarización más prolongada en el tiempo y también escenas propias de nuevas formas de prospección de recursos en esa economía de amplio espectro que es tan característica del epipaleolítico. Y por último la facies macroesquemática, ya lo explicábamos antes, en su momento tiene fundamentalmente que ver con el gran cambio que en el neolítico antiguo debió suponer para las poblaciones humanas el ver un cambio climático en el que el hombre ya no puede buscar exclusivamente los recursos de caza y que además estos se han transformado porque han desaparecido esos grandes animales que daban un notable aporte calórico y se han sustituido por animales pequeños. Y el hombre tiene que relacionarse con la naturaleza buscando el sol, la lluvia y los elementos que favorecen la fertilidad y quizá eso explica ese carácter orante, rogativo y en cualquier caso como muchas veces dicen los prehistoriadores que remite a un mundo simbólico realmente bastante insondable, típico de todas las manifestaciones del post-paleolítico pero de manera muy especial de las menos abarcables o inteligibles para nuestra mentalidad actual que serían las del lineal geométrico, el macroesquemático y el de transición al esquematismo. De hecho para la primera y la última sencillamente no hay una interpretación favorable sobre el porqué de esa simbología que probablemente haya que relacionar con procedimientos y códigos de comunicación que a nosotros hoy se nos escapan.