Bien. Vale. El comentario, vaya, fue un poco lo que te resultó más difícil, ¿verdad? Sí, se trata de los textos que vamos viendo, que vamos leyendo, pues estar con ellos y atentos, igual que con el que ahora estábamos viendo. Y voy a continuar con él, ¿no? Ahora vamos a seguir con el texto de Nietzsche, Pedro, de la página 282. Tal vez recuerdas que ya lo habíamos empezado a ver, pero creo recordar que no lo habíamos terminado, entonces vamos a seguir con él, ¿de acuerdo? Bueno, pues estamos en la clase de filosofía en Madrid Sur, continuando con la exposición del pensamiento de Nietzsche. Y habíamos visto, utilizando este esquema, que Nietzsche va a ser especialmente crítico con toda la tradición cultural occidental. No sólo con la filosofía, sino en lo que podemos llamar casi el mundo de la cultura, en donde está la filosofía, está, por supuesto, la religión, también está el arte y están las distintas formas sociales que articulan la vida política y social de la gente, ¿no? Pero principalmente, claro. Él va a ser crítico con la filosofía occidental. Y va a ser crítico con la filosofía occidental porque considera que toda ella, desde el comienzo, y él entiende que el comienzo propiamente está en Sócrates, desde el comienzo de la filosofía occidental, la filosofía occidental ha dejado de lado la vida. Voy a poner un momentito el esquema de la página anterior, un momento. A ver... Para que se entienda lo que estaba diciendo ahora, ¿no? Bien. Decía que él va a ser crítico con toda la filosofía anterior porque le pareció que lo que habían hecho los griegos anterior a la filosofía era muy meritorio y se había olvidado. Los griegos antiguos de la época arcaica... Voy a poner un momentito también ahora... El subrayador de la época arcaica habían conseguido rescatar dos aspectos de la vida que son fundamentales. El aspecto apolíneo, que es la parte luminosa y racional y ordenada del existir, podríamos decir, representado por el dios Apolo, y también el aspecto dionisíaco, que es la parte tal vez un poco más dura de vivir, el aspecto desordenado... El aspecto inconsciente, la dimensión pulsional, instintiva y racional que los griegos habían expresado o representado con la figura de Dionisios. ¿Vale? A Nietzsche le va a parecer que incluso de estos dos aspectos del vivir, el aspecto o la dimensión más real y más importante es la dimensión dionisíaca, lo que tiene que ver con la naturaleza, lo que tiene que ver con la pulsión, lo que tiene que ver con la pérdida de la individualidad y la disolución en las fuerzas de la naturaleza. Bueno, esto es lo que comentábamos el otro día, si recordáis, ¿no? Recordéis en el caso de que los demás que estéis ahora escuchando y viendo el vídeo, pues hayáis visto también el de la sesión anterior, ¿no? Bueno, pero ¿qué es lo que pasó en el siglo VI y V a.C.? Pues que comienza en Occidente el culto a la racionalidad. Comienza a destacarse como lo único real la dimensión apolínea y a sospecharla. A sospecharse de la dimensión dionisíaca de la existencia. Esto va a influir en todo Occidente y se va a expresar en la forma de platonismo. ¿Qué era el platonismo? Esto es muy, muy, muy importante, ¿eh, Pedro? Es muy, muy, muy importante. El platonismo es la reivindicación de un dualismo ontológico. Es una consideración de la realidad según la cual la realidad se divide en dos mundos muy distintos. ¿De la mano de quién encontramos el platonismo? ¿Quién va a ser el defensor más claro del platonismo? Bueno, Pedro, pues obviamente Platón, y ahí viene su título, ¿no? El dualismo ontológico de Platón, que vimos en el tema correspondiente, nos va a ofrecer un mundo extendido en estas dos dimensiones. Por un lado, lo que Platón llamará mundo inteligible, que será el mundo verdadero, que es el mundo racional, el mundo que consta de entidades que están más allá del tiempo y del espacio, que son inmutables, que son absolutas, las llamadas ideas o esencias por Platón. Y frente a él está el mundo de lo que Platón denominará aparente, que era el mundo del interior de la caverna, en donde encontramos lo finito, lo cambiante, lo temprano. Lo temporal, lo espacial. Este mundo que Platón llamará inteligible y que será el verdadero, es un mundo apreciado y apreciable desde el alma. El alma nos vincula a él. Mientras que cuando nosotros estamos del lado del cuerpo, estaremos ligados al mundo de las apariencias. Todo esto ya lo vimos también en el dualismo ontológico de Platón, que tenía como consecuencias distintas formas de dualismos y también el dualismo antropológico. La escisión dentro de nosotros, de nuestra realidad, en dos partes. Una parte excelente, que sería el alma racional. de una parte despreciable, rechazable, inferior, que tiene menos ser, que sería nuestro propio cuerpo. Bueno, Platón es el responsable de este punto de vista, que supone un culto a la racionalidad, un culto a las esencias, a lo que está fuera del tiempo y del espacio, a la realidad absoluta. Y un sospechar y poner objeciones de todo lo que tiene que ver con el cuerpo, lo cambiante, lo que está sometido al tiempo, es decir, con lo que llamará Nietzsche el ámbito de la vida. Bueno, pero esta distinción de dos realidades antagónicas, enfrentadas, no es exclusiva de Platón. Lo vamos a encontrar también en otras filosofías, en el estoicismo, y lo vamos a encontrar también en la religión cristiana, en el cristianismo. Estaba en... Fíjate, o fijaros, en esta breve historia que nos ofrecía Platón, perdón, estoy un poco torpe, que nos ofrecía Nietzsche, por un lado, la idea de que en la Grecia antigua hay una concepción fundamentalmente dionisíaca de existir, en el siglo V, VI, V a.C., con Sócrates y con Platón, se inicia el platonismo, la invención del absoluto, y por tanto la decadencia de Occidente, piensa Nietzsche, la decadencia de Occidente no es del siglo XVIII, o algo así, como algunos han señalado, ¿no? O en todo caso a partir del Renacimiento, no, no, no. Para Nietzsche, en realidad, ya casi desde los propios comienzos, desde el mismo comienzo de la cultura occidental, con Sócrates y Platón, encontramos un pulso bajo, un pulso vital bajo en Occidente, que tiene como responsables principales a Sócrates y Platón. Pero se apuntan a esta tarea de sospecha de la vida y de exaltación exagerada, de la racionalidad abstracta, se apunta también el cristianismo. El cristianismo también, para entender Nietzsche, que con la reivindicación de Dios como fundamento de todo y como opuesto al mundo de la vida y al mundo de la corporidad y de la naturaleza, pues la filosofía de Platón acaba teniendo cada vez más éxito, hasta el punto de que por eso Nietzsche dirá del cristianismo que no es otra cosa que platonismo para el pueblo. ¿Vale? Platonismo para el pueblo. Las ideas de Platón contadas de manera sencilla, de manera fácil, accesible a la mayoría y no sólo a los especialistas de la filosofía. Pero las cosas continúan en el mundo occidental con ciertos recorridos muy particulares que dan lugar a que en la Edad Media, perdón, ¿qué me pasa hoy? Estoy un poco torpe. Pedro, disculpa, en la Edad Moderna, en la Edad Moderna, nos encontramos que va a entrar en crisis esta concepción del platonismo, va a entrar en crisis la figura en donde más se concentra el platonismo que es la noción de absoluto Dios. Esto ya lo veíamos incluso a partir del Renacimiento, no sólo en la Edad Moderna en sentido estricto, a partir del siglo XVI, sino incluso en el siglo XV, hay autores renacentistas que poco a poco van a proponer una sospecha del Dios al menos tradicional, medieval. Ellos los renacentistas no son ateos aún, cuidado con eso. Pero sí abren la puerta a lo que ya vamos a ver a partir de la modernidad, que es la sospecha cada vez mayor de toda reivindicación del absoluto, la sospecha cada vez mayor de la religión y del racionalismo. Hasta el punto de que ya en el siglo XIX, pues casi... casi podamos señalar que encontramos la crisis del absoluto en la figura de la muerte de Dios, de la que vamos a hablar hoy enseguida. Muerte de Dios, ¿vale? Bueno, enseguida vamos con eso, pero quería insistir en este punto del platonismo y de sus consecuencias, de esta concepción que es fundamentalmente metafísica. En metafísica, esta concepción dualista supone el desprecio del mundo de la vida, así se... expresaría Nietzsche, ¿verdad?, del mundo de la vida, por la invención de un mundo absoluto, en donde encontramos el auténtico ser, que tiene como características la inmutabilidad, el estar fuera del tiempo y del espacio. Pero tiene también expresión en la teoría del conocimiento, y en la teoría del conocimiento el platonismo se manifiesta la reivindicación de la razón, de la lógica, del conocimiento más abstracto como es el matemático, ¿verdad?, y en un desprecio de la intuición y de la experiencia sensible, perceptual, quiero decir. El platonismo también da lugar a una visión del hombre en antropología, a un dualismo antropológico que supondrá el desprecio otra vez de todo lo natural, instintivo, biológico de la corporidad. Y el destacar la parte, bueno, como más etérea, podríamos decir, sin duda, ¿no?, que sería... el alma como aquello que nos permite el contacto con lo absoluto. Esto es lo que va a hacer el dualismo, que a los ojos de Nietzsche, pues es un claro error. Y en ética también va a suponer, como lo veremos, el platonismo, una ética que defiende el dogmatismo moral, la moral de los esclavos, y una sospecha, incluso desprecio, de los valores vitales. Esto ya lo vamos a ir viendo un poco. ¿Vale? Pero, Pedro, vamos otra vez al texto de la página 282. No te preocupes porque aunque no tengas el libro, ya recuerdo, es verdad que solías coger un poquito en el trabajo también, ¿verdad?, en la clase, en algún huequillo que tenías ahí. Bien, entonces no te preocupes porque lo voy a leer yo. Dice Nietzsche en este texto tan importante que tenemos aquí del Crepúsculo de los Ídolos. Primera proposición. Las razones por las que este mundo ha sido calificado de aparente fundamentan antes bien su realidad. ¿Por qué se ha dicho que este mundo? Cuando habla Nietzsche de este mundo, ¿a qué se está refiriendo? Se está refiriendo al mundo que se ofrece a los sentidos. Al mundo que está en el espacio, en el tiempo, que cambia. Al mundo de la multiplicidad, en donde está el nacimiento, la duración y la muerte. Se está refiriendo a lo que los griegos habían llamado el mundo diorisiaco, la dimensión diorisiaca. Pero, claro, ¿qué habían dicho los filósofos al modo de Platón de este mundo que se da a los sentidos? Pues que las características que tiene, que son el cambio, la multiplicidad, el nacimiento... Duración y muerte, pues eran señales de su irrealidad. Bueno, ahora viene Nietzsche y nos dice todo lo contrario. Justo todo lo contrario. Un signo de realidad y de ser es el cambio. Aquello que no cambia no es propiamente real. Hola Iván también, Iván Jacó. Me alegro que hayas entrado también. Estamos, Iván, comentando un poco más el texto de la página 182. ¿Eh? Un poco de Nietzsche. ¿De acuerdo? Está también Pedro acompañándonos. Vale, Pedro también decía que para Nietzsche justo esta característica del cambio, de la novedad, esta característica del devenir es lo que da realidad a algo. Justo eso. La vida es cambio, es multiplicidad. Aquí quería señalaros también que Nietzsche se acerca muchísimo a Heráclito. Que es casi el autor que más respeta y que más admira de todos los filósofos griegos, ¿no? Recordaréis que Heráclito era el filósofo del devenir. Ese filósofo que nos decía, ¿no? La realidad es como un río. Nunca te puedes bañar dos veces en el mismo río. Así ocurre con la vida porque todo está cambiando de modo radical, ¿no? Bien. Pues entonces nos dice Nietzsche justo eso, estas características que los filósofos habían despreciado y que habían considerado como signos de la vida. Son lo que dan realidad a las cosas, ¿no? Otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable. Algo distinto al mundo que se ofrece a los sentidos, como algo real, es indemostrable. No se puede demostrar la existencia de lo metafísico de la existencia de Dios. Segunda proposición. Los signos distintivos que se le han dado al ser verdadero de las cosas son los signos distintivos del no ser, de la nada. Se ha construido el mundo verdadero a partir de la contradicción con el mundo real. Un mundo aparente, de hecho, en cuanto no es más que una ilusión óptico-moral. ¿Ves? Aquí está hablando de mundo verdadero y de mundo aparente. Esta distinción, mundo verdadero-mundo aparente, es una distinción del platonismo, del dualismo ontológico que separa la realidad, el ser, en estas dos dimensiones. Según Nietzsche, como lo encontramos en este texto, ¿qué es lo que ha hecho Platón? Y todo el platonismo. Inventarse un mundo fuera del único que hay, que es el mundo del cuerpo y de la naturaleza. Ese mundo que se han inventado llamarán estos filósofos mundo verdadero. Y tendrán estas características de racionalidad, inmutabilidad, etc. Pero nos dice Nietzsche, es que eso es una falsedad y es una consecuencia de una ilusión. Fijaros cómo se expresa, es una artista de la palabra, ¿no? Dice él, es una consecuencia de una ilusión óptica. Y el otro día decíamos, también puede haber ilusiones al intelecto. Además de darse ilusiones a la percepción, ilusiones ópticas a la percepción. Porque podemos ver un objeto perceptual como no es, ¿no? Por una ilusión óptica, como cuando vamos por una carretera en verano, una autovía, la carretera de Andalucía, y ahí en el horizonte de la carretera nos parece que hay ahí como agua, ¿no? Algo así, un charco. Y no lo es, no es una ilusión óptica. También puede haber ilusiones al intelecto. También el intelecto, el entendimiento, la razón, como queramos, ¿no? Esa capacidad que nos lleva a pensar en el ser, ¿no? A representarnos el ser, a imaginarnos el ser. Pues ahí también puede haber ilusiones. La ilusión es, por ejemplo, y sobre todo, que nos llevan a construir el mundo de la religión. Desde los espíritus, en los que creen los chamanes, y los pueblos que tienen religiones, desde las religiones muy topémicas, ¿verdad? Muy claramente antropomórficas, hasta incluso lo que Nietzsche también llamará ilusión, ¿no? Que es la religión monoteísta. Monotonoteísta, dice él, ¿no? La religión teísta cristiana, o el islán, o el judaísmo, ¿no? Que es también una consecuencia de una ilusión, de un error, ¿no? Del intelecto, en este caso. Pero además dice él óptico-moral. Con esta expresión está añadiendo otra cosa. Porque además de señalar el carácter, el carácter ilusorio, como son las ilusiones ópticas, pero el carácter ilusorio de las religiones nos dice que esa deformación que nos lleva a nuestra mente a construir los dioses se fundamenta también en algo moral o él dirá inmoral. ¿En qué? Pues en una infravaloración del único mundo que hay, que es el mundo de la vida, en un desprecio, en una incomodidad de vivir en este mundo que muchas veces tiene cara o aspecto de terrible, porque está fundamentalmente la muerte en él y eso no lo podemos soportar. Entonces, como una consecuencia de una visión crítica desde el punto de vista valorativo de lo único que hay, según Nietzsche, que es este mundo de la vida, pues nos inventamos un dios, una entidad absoluta, nos inventamos un absoluto. ¿Vale? No sé si me he explicado, eso es lo que quiere decir ahí óptico-moral. Consecuencia de una formación de la realidad hecha por nuestra mente y que tiene su origen en una desvalorización, en un trato inmoral del único que hay, que es el ámbito de la vida. Tercera proposición dice, inventar fábulas acerca de otro mundo distinto de este no tiene sentido en modo alguno, porque hay gente que se inventa fábulas. Aquí en términos sencillos. En términos sencillitos diríamos, pues es lo que Nietzsche cree que pasa con la religión. Religiones de muy distintos tipos. Repito, religiones que solemos llamar a veces como muy primitivas, como la de los pueblos, yo qué sé, del Amazonas o algo así, o religiones ya mucho más sofisticadas, mucho más abstractas, como las religiones monoteístas, o incluso esos mundos metafísicos en los que creen los filósofos y en donde están las esencias, en particular el mundo inteligible en el que creía Platón. Todo esto dice Nietzsche, esas son fábulas. Fijaros cómo las está catalogando. Son fábulas, invenciones, y no tiene sentido en modo alguno. Es absurdo. Presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de sospecha de la vida. ¿Ves? Aquí está la explicación de qué significa ese título de ilusión óptico-moral. No sé si es un texto un poquito difícil, pero podría caer en un examen. Pedro, Iván, podría caer en un examen. Entonces aquí habría que entender el significado, sobre todo esa expresión nuclear tan central en el texto, de ilusión óptico-moral. Y lo está explicando ahora. Claro, si a nosotros nos pasa que nos domina el instinto, dice él, de calumnia, el instinto de hacer más pequeña la vida, de sospechar de la vida, porque tenemos miedo a ella, entonces, ¿qué nos ocurre? Dice, en este último caso... En este último caso nos vengamos de la vida. con la fantasmagoría de una vida distinta y de una vida mejor, ¿vale?, como la que parecen proponernos las religiones y como la que parecen proponernos, pues, ciertas filosofías, ¿vale? Bien. Cuarta proposición. Dividir el mundo en un mundo verdadero y en un mundo aparente, sea al modo del cristianismo, sea al modo de Kant, en último extremo, un cristiano taimado, no es más que una sugestión de la decadencia, un síntoma de vida descendente, ¿vale? Esta es la conclusión a la que llega en este texto. Nos dice Nietzsche que hacer esto, de dividir la realidad en el mundo verdadero... ...y en el mundo aparente, esto que os he puesto por aquí, es una consecuencia de una trampa. ¿Quiénes hacen esto? Aquí no está citando a una Platón, está citando al cristianismo y cita incluso a Kant también, ¿no?, porque Kant, pues, también acababa dividiendo la realidad en realidad fenoménica y realidad no homénica. Esto nosotros no lo hemos visto porque no hemos podido exponer la filosofía de Kant, no estaba en este curso, ¿no? Pero, bueno, igual... ...pues, podríais informaros un poquito de ello, podéis mirar en mi página web, por ejemplo, para sacar un poco... tirar un poco del hilo de esta idea que os estaba diciendo ahora, ¿no? Para Kant, también la realidad se divide en una realidad que se manifiesta a los sentidos y que está influida por la subjetividad, que es lo que llama él realidad fenoménica, realidad fenoménica, y luego una supuesta realidad a la que no se puede llegar mediante la ciencia... ...pero a la que sí se puede llegar mediante... ...mediante la vida moral, dice Kant, que es la realidad no homénica, en donde estaría lo metafísico, en donde estaría Dios, en donde estarían las almas, que gozan también de inmortalidad y de libertad. Es decir, que también Kant hace esa descripción de una manera más sutil que el cristianismo, por eso dice de Kant, fijaros cómo se expresa, ¿no?, dice de Kant que es un cristiano taimado, allí que anda como a escondidas manipulando y haciendo cosas, ¿no? A meter como de tapadillo, meter de tapadillo un mensaje, que en este caso sería el de la religión cristiana, ¿no? ¿Vale? Y todo eso no es más que un síntoma de decadencia, de una falta de vitalidad, de una falta de un tono vital que te permite, que te permita mantenerte afín con el pulso de la vida. Mantenerse afín con el pulso de la vida cuesta, y todos lo notamos, ¿eh?, porque la verdad que cuesta mucho vivir. ¿Vale? Todos hemos tenido experiencia del lado oscuro del vivir, de la enfermedad, del aburrimiento. Bueno, eso es menor, ¿no? Pero sobre todo la enfermedad, la muerte más en particular, terrible, ¿no? La decadencia de las facultades psicológicas, las facultades físicas de las personas, ¿no? ¿No? Hemos vivido del lado de la incompetencia, del fracaso personal o de los demás, ¿no? Esos aspectos, ¿verdad? El desengaño tal vez también, ¿no? En el existir, bueno, son aspectos duros de la vida. Entonces, dice Nietzsche, es muy tentador para gestionar esa experiencia difícil del vivir inventarse lo metafísico, lo religioso que te va a salvar y que te va a proponer una esperanza. Fabulosa fuera de este ámbito, ¿no? En otro mundo, en el mundo del cielo, en el mundo inteligible o para otra especie de religión laica, que esto no lo diría Nietzsche exactamente así, pero sí lo dirían nixtianos, ¿verdad? Pues que puedo suponer, por ejemplo, las revoluciones al modo del marxismo que también proponen fuera de este tiempo que nos toca vivir, ¿no? Un éxito definitivo de la humanidad cuando triunfa la revolución, ¿no? Bueno, a veces también parecen ciertas formas de consuelo. ¿Vale? Bueno, esto es lo que ha ocurrido con el platonismo. La invención de mundos ajenos al único mundo que hay, que es el mundo de la vida, en donde, en esos mundos ajenos, se cifra la salvación. Pero todo eso le parecerá a Nietzsche un espejismo. ¿Qué es lo que hay que hacer? Bueno, pues lo que hay que hacer es una crítica. Una crítica a... A todas las construcciones, yo lo voy a decir un poquito rápido y casi sin leer texto porque tenemos tan poco tiempo, y es una pena, ¿eh? Porque hay textos muy, muy bonitos para comentar, ¿no? Algunos están en el libro y otros no. Es una pena también. Yo creo que podría haber puesto en el libro al autor algunos textos muy, muy significativos y bien interesantes y bonitos para expresar algunas de las cosas que ahora vamos a comentar, ¿no? Pero bueno, tenemos textos fundamentales, en particular en relativo a la muerte. La muerte de Dios al que quiero que lleguemos, ¿no?, por supuesto, a la clase de hoy. ¿Vale? Bueno, la filosofía de Nietzsche es una filosofía fundamentalmente crítica. Recordaréis que una de sus obras más curiosas en el título, al menos, es la de cómo filosofar a martillazos. Porque él entendía que una parte fundamental de la filosofía es la de criticar, ¿no?, tirar toda la filosofía que se había levantado en Occidente desde el siglo V a.C. Tirarla para que luego aparezca una nueva. No es un afán de destruir por destruir. No es eso, ¿no? Es un destruir necesario para que luego podamos construir de nuevo una manera más adecuada de vivir con la vida, ¿vale? A veces en algunas exposiciones de Nietzsche casi, bueno, se limitan algunas exposiciones a fijarse en esta parte, en la parte crítica, pero esto creo que no es correcto, ¿no? Es necesario también hablar de la parte más constructiva, podríamos decir así, de la filosofía de Nietzsche, ¿vale? Bueno, pero empezamos por la parte crítica, ¿no? La parte crítica, en los distintos aspectos fundamentales que encontramos en la filosofía occidental. En la filosofía occidental y en la cultura occidental nos vamos a encontrar con las ideas metafísicas, nos vamos a encontrar con una concepción del conocimiento, con una concepción de lo sagrado y con una concepción moral, ¿vale? Con una ética. Y todas estas son criticables, todas las construcciones de la filosofía occidental. De hecho, incluso si queréis una especie de truquillo un poco chapucero, tal vez, ¿no?, que casi se puede utilizar para saber qué es lo que dice Nietzsche, pues tú puedes coger las ideas principales de la filosofía occidental, las que han descubierto... Yo he defendido los autores más importantes o más reconocidos en su prestigio de Occidente, Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás, Descartes, el mismo Kant, ¿verdad? Coges todo lo que han dicho esos filósofos y quieres saber qué es lo que dice Nietzsche, pues casi tendrías que darle la vuelta a lo que han dicho esos filósofos. Lo contrario a lo que han dicho esos filósofos. Nietzsche es un filósofo que se pone como muy lejos de toda la tradición, ¿vale? Y lo vemos... Lo vemos ya en la parte más importante de la filosofía, que es la metafísica, ¿vale? Para Nietzsche lo que ha hecho la filosofía es cambiar el sentido del ser. Porque el auténtico ser es el ser cambiante, es el ser que se da en el tiempo, en el espacio, es el ser de la vida. Pero lo que ha hecho la filosofía es darle la vuelta a lo único que hay, al río Heraclitiano, ¿verdad? Y... Y entender que más bien el mundo es inmutable, racional, eterno, ¿verdad? Esto es lo fundamental, y ya lo he comentado, del platonismo. La creencia que el mundo es racional, que el mundo es un cosmos. Bueno, Nietzsche va a negar esta concepción y nos va a decir que las cosas no son así. Que no existen las esencias. Fijaros en este punto, lástima que no lo podamos desarrollar con cuidado. La filosofía occidental es esencialista, sustancialista, podríamos decir, y no sólo a partir de Aristóteles, el concepto de sustancia es un concepto muy aristotélico, pero de alguna manera ya estaba hasta en el mismo Sócrates, desde luego en Parmenides y por supuesto en Platón. Las ideas de Platón, según Platón, son las entidades más reales. ¿Y qué son? Pues son entidades abstractas, la humanidad, el bien, la justicia, la verdad, ese tipo de entidades, el ser árbol, la idea de árbol, la idea de planta, la idea de león, eso es lo auténticamente real para Platón. Y se distingue la idea de león del león concreto. Se distingue la idea de planta del león concreto. Se distingue la idea de hombre del hombre concreto. Se distingue la idea de belleza de la belleza concreta. Para Platón son las ideas, el mundo del absoluto, el mundo de las esencias lo que tiene propiamente realidad. Y ahora viene Nietzsche y se atreve a decir, como pocos se han dicho, que eso no es así, que no existen las esencias, no existen las sustancias. ¿Qué es lo único que hay? Las realidades concretas. Solo este lápiz. Es lo que existe. No existe la esencia del lápiz, ¿vale? Somos nosotros, los seres humanos, los que, bueno, podemos tal vez al observar dos lápices, ¿verdad? Aquí yo tengo dos lápices. ¿Qué interpreta la filosofía tradicional que ocurre? La filosofía tradicional, al modo de Platón y de Aristóteles, considera que existe una realidad universal a la que llama esencia del lápiz. Esa realidad universal se concreta en este individuo concreto y en este individuo concreto, ¿verdad? Pero es más real y más verdadero que este individuo concreto y este individuo concreto. Esos son lo que Platón llama ideas y Aristóteles llama esencias, pero bueno, viene a ser lo mismo. Realidades universales. Realidades que están, repito, más allá del tiempo y del espacio. Porque la idea del lápiz no cambia. La esencia del lápiz no cambia. Cambia este lápiz concreto que se va desgastando. Yo tengo que utilizar el sacapuntas porque va perdiendo la mina, ¿verdad? Y se va desgastando, se va desgastando. El lápiz concreto sí muere, pero la esencia del lápiz no. Esto es lo que dice la filosofía tradicional, ¿vale? Y ese tipo de realidad, las realidades de las esencias, de la sustancia que supuestamente existe aquí, la sustancia lápiz, ¿verdad? La sustancia lápiz. La sustancia segunda sería la esencia lápiz, la jerga de Aristóteles. Y la sustancia primera sería una realidad que está aquí, ¿no? Y que es el soporte de las propiedades fenoménicas perceptibles de este objeto. Y que es lo que da identidad y lo que permanece en el cambio de este objeto. ¿Vale? ¿Vale? Pero ahora viene Nietzsche, repito, viene Nietzsche y dice, no, no, no, eso no es así. No existen las realidades universales. No existe la esencia del lápiz. No existe la triangularidad. No existe la humanidad. Esas son invenciones de nuestra mente, ¿verdad? Son cosificaciones que hace de nuestra mente, de las realidades concretas, que las saca del tiempo y del espacio y las pone ahí en un lugar abstracto. Al que Platón llama el mundo inteligible. Y que luego la tradición cristiana llamará el cielo, para referirse al lugar de esas entidades principales a las que titula Dios y alma. ¿Vale? Pero para Nietzsche, un poco a la manera de Heráclito, no es así. Lo único que hay son realidades múltiples, que son estas, estas dos cosas, son distintas. Son distintas. Y no tienen, pueden tener... Son muy parentesco, ¿no? Pero no hay en ellas una realidad que vaya a unirlas esencialmente, como estoy haciendo yo. La única unión que cabe es de este estilo. Una unión física de contacto, pero nada más. No hay una unión metafísica porque exista algo así como la esencia del lápiz que se esté manifestando en estas dos realidades concretas. Bueno, Iván, Pedro, lo siento, es un poco complicado tal vez este punto. La filosofía metafísica... La filosofía metafísica es difícil, pero quisiera que nos fijáramos en esta circunstancia tan importante. Para Nietzsche, repito e insisto, sólo existe la realidad individual, particular, concreta, que se da a la experiencia perceptual, a mis sentidos. Esta realidad que está en el tiempo y en el espacio y que está sometida a nacimiento-duración y lo que es más grave, muerte. Bueno, en sentido estricto un lápiz no muere, ¿no? Pero se estropea y pierde lo que tiene... Bueno, lo que está aquí, ¿no? Se va haciendo más pequeñito y desaparece. Le ocurrirá a este objeto que va a desaparecer. Será en cierto modo su muerte, ¿verdad? Y así pasa con todo, ¿vale? Es lo único que hay. Entonces, ¿no? Fijaros que es un punto de vista muy importante, ¿no? Lo que va a ofrecernos aquí Nietzsche. Que tiene, bueno, muchísimas expresiones, ¿no? Una expresión fundamental, pues, el creer que la única realidad es la realidad de la vida. Porque en la vida está eso. La vida está ligada al tiempo, no está relacionada con lo que está más allá del tiempo, según esta concepción, que puede ser falsa si uno la examina con cuidado va a encontrar alguna dificultad, pero no debemos ni mucho menos despreciarla, aunque sea tan contraria a la filosofía de la metafísica tradicional. Y esta concepción de que lo único que hay es lo que está en el tiempo y en el espacio, tiene carácter individual y que niega la existencia de las esencias, de entidades abstractas y universales, pues tiene hasta consecuencias en ética y consecuencias en política. Por ejemplo, adelantando algo que igual me da tiempo de desarrollar un poco más adelante cuando veamos la figura del superhombre. Recordaréis, como decíamos el otro día, que los nazis veían con simpatía la filosofía de Nietzsche, el mismo Hilder. Sobre todo aquellos textos en los que Nietzsche hablaba del superhombre. Los nazis creyeron que estaba refiriéndose al ario, a ese supuesto personaje en el que creían los nazis, los arios, el ario. Y, por ejemplo, el superhombre. Pero, ya, si nosotros nos fijamos en esto, si nos fijamos en cómo Nietzsche no cree en las esencias, y cree más bien en las realidades individuales y concretas, pues podríamos decir, yo lo comentaré un poco más, más adelante, que la metafísica de Nietzsche, por hablar así, la filosofía de la realidad y del ser que tiene Nietzsche, en cierto modo, hace incompatible la lectura nazi del pensamiento de Nietzsche. Porque los nazis sí creen en las esencias. Creen en la raza aria, en lo ario, con mayúsculas. Ellos tienen una mentalidad que les lleva a hablar de esa manera abstracta, de una manera que lleva al desprecio del individual y del concreto. Bueno, lo retomaremos un poquito más adelante. Pero quería poner este ejemplo para sugeriros también que estas críticas a la metafísica tienen sus consecuencias en otros ámbitos. Tienen consecuencias en el ámbito del conocimiento, en el ámbito de la ética, y en el ámbito también de la política. ¿Vale? Para Nietzsche, los grandes conceptos de la metafísica son ficciones. Porque no existen las esencias, ni las sustancias, ni el alma, ni Dios, ni lo permanente, ni la unidad propiamente dicha. Dentro de nosotros hay multiplicidades. Esta es la idea, ¿no? Nietzsche intentó hacer una filosofía que rescatara la diversidad, la multiplicidad, el cambio. Esos dos conceptos, cambio y multiplicidad, riqueza, podríamos decir, riqueza del ser, son fundamentales en la propuesta de Nietzsche. Gracias. Es un punto de vista, bueno, así lo veo yo, muy interesante, muy atractivo, bien, bien atractivo. El considerar que en realidad estos dos objetos son distintos y que si nosotros utilizamos la palabra lápiz, en realidad estamos haciendo un poco trampa, porque estamos empleando la misma palabra para referirnos a dos cosas distintas. ¿No? Hay tanta riqueza, hay tanta riqueza en el mundo de la vida que casi el empleo de los mismos conceptos pues es un empleo un poco tramposo, como vamos a ver ahora. Bien, pero Nietzsche también en cierto modo se pregunta, ¿y por qué estas ficciones de sustancia, esencia, alma y Dios? ¿De dónde viene todo ello? ¿Cuál es el origen de la metafísica occidental? Y Nietzsche cree que hay... Dos orígenes, un origen psicológico y un origen que tiene que ver con la gramática, con la lengua, ¿no? En cuanto al origen psicológico, bueno, pues un poco ya lo he comentado. Porque, claro, nos puede pasar que nos resulte muy difícil soportar la vida en sus dimensiones, en todas sus dimensiones. Y nos gustaría que sólo existiera una dimensión del vivir. La dimensión de lo diurno, de la racionalidad... De lo positivo, a veces también se dice, ¿no? De lo bondadoso, de la plenitud, algo así. Nos gustaría que existiera sólo eso. Y por eso cuando nos imaginamos un cielo, pues en ese cielo sólo tenemos la positividad, ¿no? Podríamos decir. Pero, claro, en la vida está también el otro lado. El lado que a veces tildamos de negativo y de oscuro. Está en las funciones, lo irracional. Está sobre todo en esos aspectos. De enfermedad, vejez y muerte. Y eso nos cuesta muchísimo, muchísimo integrar. Como nos cuesta muchísimo integrar la muerte y la decadencia, no podemos soportar ese aspecto de vivir cuando, sin embargo, es también fundamental. Entonces nos inventamos otro mundo en donde eso no esté. Pero esa dimensión es fundamental. Es tramposo quedarse solo con una parte de la vida. ¿Por qué? Porque la otra... Es fundamental para la primera. Sin muerte no hay vida. Esta sería la idea, ¿no? Sin muerte no hay vida. Desde luego, en términos de lo biológico parece que es así. Nosotros nos alimentamos, aunque suena un poco bárbaro expresarse de esta manera, ¿no? Nos alimentamos de cadáveres, los que somos carnívoros, ¿verdad? Y los vegetarianos también, porque tienen que comer lechugas, ¿no? Tienen que comer garbanzos y tienen que comer manzanas. Y al hacer eso están también quitándose... Están tomando vida. Vida vegetal, ¿no? Pero vida también. Vivir es esto, ¿no? Voy a expresar de una manera un poco, a ver qué os parece, ¿no? Pero vivir es molestar también. Vivir es amar, por supuesto, y esa es una dimensión fundamental. Pero también, aunque uno no lo quiera, es molestar porque estás ocupando un espacio. El que yo ocupe un espacio invalida este espacio para otra persona, para otro ser. Esto es así en muchas dimensiones. En la dimensión biológica, en la dimensión psicológica, en la dimensión tal vez intelectual. Bueno, ¿no? En muchísimas dimensiones es así. Entonces, no podemos hacer esa trampa de querer quedarnos con una parte del juego de la vida, anulando y rechazando la otra, ¿no? Y cuando lo hacemos, porque no tenemos fuerza, nuestra mente, como queramos llamarlo, ¿no? Nuestro interior, nuestra mente, nuestro espíritu. A veces también Nietzsche emplea esta palabra, ¿no? En el sentido un tanto literario, ¿no? Nuestro espíritu, cuando es débil, entonces se inventa un transmundo, ¿vale? Y se inventa también lo metafísico. Este sería el origen psicológico, ¿no? Pero luego hay también un origen que tiene que ver con el lenguaje, ¿no? Sobre todo en las lenguas occidentales. Yo no sé si esto lo podría decir Nietzsche para el chino o al japonés, ¿no? Pero en las lenguas occidentales, la gramática occidental, bueno, pues habla de esta manera, dividiendo las unidades de sentido, que son las frases. Bueno, también el concepto es una unidad de sentido, ¿no? Pero un poco más, la unidad de sentido en la que nos comprometemos con la verdad es la frase, es la proposición, el enunciado, y ahí tenemos la estructura sujeto-predicado, ¿no? Utilizamos términos universales, los conceptos. Existen en nuestro lenguaje los nombres comunes, los sustantivos abstractos, ¿no? Cuando hablamos de la inteligencia, cuando hablamos del bien, ¿no? Pues esta forma de hablar, casi de manera espontánea y natural, si tú hablas del bien y del mal, pues de manera natural tenderás a pensar que hay un objeto que le corresponde a esa palabra. El bien, con mayúscula. Como distinto al bien concreto, ¿verdad? Si utilizas la palabra el bien, pues entonces creerás que hay una entidad que corresponde a eso. Y a la que la tradición. Llama a Dios, ¿no? Si crees que hay el mal, pues igual también estarás tentado a pensar que hay una entidad que le corresponde a eso, que será el diablo o algo del estilo, ¿no? Como además en nuestro lenguaje tiene mucha importancia el verbo ser, pues también ahí tenderás a hacer atribuciones esencialistas. Esencialistas. Si nuestro lenguaje fuera muy distinto, es una idea muy sugerente, muy muy sugerente. Si nuestro lenguaje fuera muy distinto y tuviera solo adverbios... Por ejemplo, verbos impersonales. Del estilo de llover, ¿no? O nevar. ¿Cuál es la sustancia que llueve, no? Cuando hablamos de llover o de nevar, pues estamos refiriéndonos a entidades como difusas, ¿no? Que no tienen como un sujeto. ¿Eh? Pero esto es raro, ¿no? Para nuestra lengua que sí está articulada, nuestro lenguaje que está articulado en términos de sujeto y predicado. ¿Eh? Y entonces el correlato, aquello a lo que se refiere el sujeto sería la sustancia, en términos aristotélicos, ¿no? El lápiz como sustancia, ¿no? Y el predicado es ser marrón o tener un tamaño determinado, que serían las propiedades que inhiere, no descansa en esa supuesta realidad básica que llamamos elección. El lápiz, ¿vale? Claro. Pero con otro lenguaje, pues tal vez la realidad no la captaríamos de la misma manera, ¿no? ¿De acuerdo? Bueno. Entonces tenemos aquí los dos orígenes, los dos orígenes de la metafísica. Me paro un poco porque me viene a la memoria Funes el Memorioso, ¿no? Ese cuento de Borges en el que Borges describe lo que le pasa a un señor que tiene un accidente, se golpea la cabeza con un arma, se golpea la cabeza con una piedra, y a partir de ese momento tiene una memoria fabulosa, ¿no? Y puede recordar con absoluto detalle lo que ha vivido instante a instante. Con absoluto detalle. De tal manera que el recuerdo de un día le cuesta un día y más aún, porque como describe con mucho detalle lo que se le da instante a instante, y en ese cuento se plantea la posibilidad de que cada cosa que se ofrece a la experiencia, cada dato de la experiencia tuviera un nombre. Se sugiere, si no me equivoco, no lo recuerdo mal el cuento, se sugiere que, claro, no deberíamos utilizar la misma palabra, por ejemplo, la palabra Pedro, para referirse al Pedro que entra hoy, que viene hoy a nuestra casa, que está en la clase, que la tenemos aquí, que el Pedro que asistió a la clase, la sesión anterior. El Pedro de hoy, Pedro, es distinto al Pedro de ayer, al Pedro de antes de ayer. ¿Por qué utilizar la misma palabra? Bueno, en el cuento de Borges, Funes el memorioso, se plantea esta posibilidad, que está, en cierto modo, soportada filosóficamente por la propuesta de Nietzsche, de que en realidad el lenguaje nuestro es tramposo porque cosifica la realidad, la diversidad y el cambio de lo real. Bien, esto nos pone también del lado de la crítica a la epistemología. Y a la filosofía, a la teoría del conocimiento, que ha defendido el pensamiento occidental. Por ejemplo, la ciencia. ¿Cuáles son los supuestos de la ciencia? los supuestos de la ciencia es que el mundo es racional el mundo es racional esto ya desde el punto de vista de los primeros filósofos griegos incluso en su momento dijimos que uno de los grandes logros de la filosofía antigua fue el descubrimiento de la racionalidad en el mundo la concepción del mundo como un cosmos y no un caos, si recordáis esto estaba ya en los primeros filósofos la idea de que hay un logos presente en el mundo un logos intrínseco o allí dado de verdad de verdad en el mundo por eso el mundo sigue una legalidad una legalidad la ley racional inscrita en el mundo es lo que hace que el mundo cambie y así una semilla cambia de un determinado modo porque hay una ley interna que determina sus modificaciones y que le lleva a convertirse en un manzano o en un arbusto o en un rosal o en un ciprés cada uno de los objetos del mundo sobrevienen vienen al ser, vienen a la realidad influidos por la ley interna que está dentro de ellos esto es lo que creía la filosofía y es lo que va a creer también la ciencia esa legalidad interna a la naturaleza es una consecuencia de la racionalidad última del mundo entonces la ciencia cree en esto cree que las cosas ocurren por necesidad cree en la existencia de regularidades en el mundo, de leyes naturales y cree además también que ese orden es un orden estricto sometido al rigor de lo matemático recordaréis por ejemplo Galileo esto es verdad que no estaba en todos los filósofos porque algunos lo matizaban Platón parece que creía bastante Aristóteles menos los pitagóricos por supuesto Galileo Galilei recordad aquel texto que leímos tan bonito también va a creer en el carácter matemático del universo el libro de la naturaleza está escrito con caracteres matemáticos, os acordáis de aquel texto la ciencia actual es una ciencia matematizante que considera que hay un rigor racional extremo en el mundo y que por eso la matemática es el lenguaje universal para aprender el mundo para captar el mundo bueno, ahora viene Nietzsche y que nos dice, pues lo contrario lo contrario, el mundo es más bien irracional irracional y si no existe Dios ni existe lo absoluto, Nietzsche es ateo no existe lo absoluto entonces en el mundo todo es contingente ¿qué significa que la realidad sea contingente? que es así, pero puede perfectamente ser de otro modo puede ser de otro modo Hay solo regularidades, en todo caso poco determinadas, algo así. Esto ya lo había dicho Hume, por cierto. Estaba ya también en Hume esta idea de la contingencia del mundo que se ofrece a los sentidos. Recordaréis aquel texto en el que Hume decía que no es absurdo que mañana nos abra el sol, o no es absurdo que el pan que nos ha alimentado mañana nos envenene, o no es absurdo que una bola de billar que se pone en contacto con otra haga que esa segunda explote o que vaya para arriba o vaya para abajo. Eso no es absurdo. Sería raro porque va al contrario de nuestra experiencia. Pero no es absurdo porque no hay vínculos contingentes entre las cosas. Bueno, esta idea de Hume, empirista... Está también en Nietzsche. Y, en cierto modo, es transversal al pensamiento contemporáneo, sobre todo. De la edad moderna y casi más contemporáneo. La idea de la fragilidad del ser, por decirlo de otro modo. De la gratuidad del ser. Me vienen ahora también algunos textos, imágenes e ideas de Sartre, de Jean-Paul Sartre. Si queréis leer una novela, una novela nausea, una novela en la que... La contingencia tiene carácter dramático en un personaje, pues podéis leer la novela titulada así. La nausea, de Jean-Paul Sartre. En donde también este autor Sartre, bueno, pues hace una reivindicación de la contingencia del existir. En términos un poco distintos a los de Nietzsche. Pero es lo único que hay. No hay necesidad en sentido estricto de las cosas, en el sentido filosófico. Porque no existen las esencias. Solo si existieran las esencias podría haber... Propiamente hablando, en necesidad. ¿Vale? Bien. A ver, un momentito. A ver si puedo haber... Deber bien... Bueno. Disculpad un momento. Así. Bien. Vale. Todo eso de las leyes naturales, otra vez, ¿no? Son invenciones humanas. Construcciones que hacemos nosotros para intentar encontrar orden. Allí donde... En el fondo no lo hay, ¿no? Igual que las matemáticas son invenciones humanas. En la realidad no existen las figuras geométricas. Punto. Como algo indivisible. Y que no tiene dimensiones, además. Eso, hasta es una idea, diría Nietzsche, absurda. ¿Dónde están los triángulos? En la definición de la geometría, un triángulo es una figura cerrada por tres líneas rectas. Eso es un triángulo, ¿no? Pues no hay en el mundo sensible, lo que Platón llamaba mundo sensible, que es el mundo que se ofrece a los sentidos, no hay línea recta. Ah, claro, igual podríais decir que esto es una línea recta, ¿verdad? Un objeto geométrico. Geométrico. Pero si lo ampliáramos, yo no lo puedo hacer ahora, casi me dan ganas un poco de intentarlo a ver, ¿no? Pero seguramente no quedará aquí como muy claro, pero si lo pudiéramos ampliar al máximo, aquí no se aprecia, no se aprecia bien, pero si lo ampliáramos aún más, más, más, más, veríamos que aquí hay pixeles y que unos están separados del otro, ¿no? Cuando tú pones la lupa o el microscopio, si tú quieres. En lo que has dibujado, podrás ver que no hay discontinuidad en el trazo. Aparentemente no, en este nivel de percepción no, ¿verdad? Pero cuando tú apuras mucho la observación, podrás ver que no hay propiamente las figuras geométricas y que un triángulo no es un triángulo, un triángulo dibujado no es un triángulo, ¿vale? Por mucho que nosotros nos esforcemos. En cierto modo esto Platón también lo vio, ¿eh? Solo que Platón dijo, claro, eso ocurre en el mundo sensible. En el mundo sensible no existe la triangularidad. Los triángulos del mundo sensible son figuras imperfectas, ¿verdad? Pero fuera del mundo sensible, en el mundo de las ideas, sí existe la triangularidad, ¿vale? Claro, aquí Nietzsche alegra, bueno, eso te lo has inventado, ese mundo. Lo único que hay es el mundo sensible y ahí no existe la triangularidad. Existen triángulos que tú llamas triángulos. Los triángulos son más imperfectos porque los comparas con algo que te has inventado. En sí mismos, los triángulos no son ni perfectos ni imperfectos. Ese adjetivo de perfecto e imperfecto es algo que pone la mente humana, ¿vale? Pero propiamente no es una característica de lo real. Bueno, además también otro cargo en contra de la matemática es que esa dimensión cuantitativa deja de lado la dimensión cualitativa de la realidad. Hace homogéneas las cosas. Claro, cuando yo intento hacer una suma entre estos dos objetos, lo puedo hacer bajo la consideración de que son iguales en algún aspecto al menos. Son lápices, son objetos para escribir, en donde también estaría pues el bolígrafo, son objetos artificiales, en donde estaría también el estuche, ¿vale? Y entonces yo sí puedo sumar esto con esto porque los estoy catalogando de la misma manera. En este caso bajo el título de objeto. Bueno, ¿qué es lo que hace la matemática con su enfoque cuantitativo? Según Nietzsche, y no es descabellado en absoluto pensarlo así, pues de alguna forma como esconder la diferencia. El enfoque cuantitativo acaba con la riqueza de cada cosa. Esta es la propuesta de Nietzsche, que no nos olvidemos de las diferencias entre los objetos, de las diferencias existentes entre ellos. Tenemos mucho más que cantidad, tenemos diferencia y tenemos, desde luego, individualidad. De hecho, una de las críticas que ofrecen a las ciencias humanas actuales, a la psicología, por ejemplo, o a la sociología o a la antropología, es que, como también están dominadas por el afán de lo matemático, pues dejan de lado los aspectos propios e individuales de las personas. Por ejemplo, los psicólogos humanistas, la psicología humanista, una psicología del siglo XX, que sospecha de la ciencia y de la matemática, pues va a hacer este cargo a las formas de la psicología más científicas, como el conductismo, por ejemplo, o la psicología cognitiva actual, que tiene mucho de enfoques matematizantes de la realidad humana. Entonces, estas son parte de las críticas que tenemos a la idea del conocimiento. Pero continúa porque también aquí tendríamos críticas a la epistemología. Antes era la ciencia, ahora a la epistemología. ¿En qué aspectos? Pues un poco ya los he citado, ¿no? Porque la epistemología nuestra, la teoría del conocimiento nuestro occidental, en cierto modo rinde culto a los conceptos. Cree que los conceptos, como el concepto de lápiz, que he dicho antes, he utilizado antes, son adecuados para representar la realidad, ¿vale? Claro, ahora viene Nietzsche y nos dice, pues no, esto no es así. Ya lo he señalado antes, ¿no? Porque no existen las esencias. Si existiera la esencia lápiz, el concepto de lápiz sería legítimo. Pero como no existe la esencia de lápiz porque solo hay lápices concretos, entonces los conceptos tienen siempre algo de tramposo, porque son, repito, realidades abstractas, universales. Para dar cuenta de la realidad sería mejor utilizar un lenguaje que casi ni constara de conceptos, si es que eso es posible. Utilizaba, que utilizara mejor imágenes. Y este es el caso del arte. Por eso, en cierto modo, para Nietzsche, aunque suene un poco raro, en cierto modo para Nietzsche es más correcto el lenguaje del arte que el lenguaje de la filosofía, al menos de la filosofía tradicional. Y es por esta razón por la que, bueno, una de ellas al menos, ¿no? Nietzsche se expresa como se expresa. Si leéis la filosofía de Nietzsche, se expresa como un artista. Así habla Zaratustra, una de sus obras principales. Es una especie de poema filosófico. Lo cual le da también dificultad, ¿eh?, porque Nietzsche no se expresa con claridad. Como emplea mucho el recurso de la metáfora, un recurso que apela mucho al símbolo, a la connotación, ¿verdad?, al lanzar allí frases y palabras que te conmuevan, ¿no?, y que apelen a partes no del todo racionales, ¿no?, a partes que tienen que ver con la intuición, la creatividad también, ¿verdad?, lo sentimental. Lo sentimental, ¿eh?, le gustaba mucho a Nietzsche esta forma de escribir. No es una escritura ahí como racional, por completo racional y matematizante, ¿no?, para nada. Es una escritura literaria, ¿eh?, ¿y por qué? Porque, repito, en cierto modo él entendía que el arte es mejor vehículo para expresar la realidad que el pensamiento conceptual. Y que la filosofía entendía... Entendida como, pues, argumentación, ¿no?, entendida como un pensamiento sistemático. Él no cree en los sistemas, ¿verdad?, no cree en el pensamiento sistemático. Aunque luego su filosofía es verdad que tiene un orden y en cierto modo forma un sistema, pero desde luego no intenta hacer una presentación sistemática de su pensamiento. Nada más lejos de su filosofía que un manual de la filosofía de Nietzsche. Tiene siempre algo de tramposo. Los profesores lo tenemos que utilizar, claro, ¿no?, para intentar poner un poco de orden ahí, ¿verdad? La epistemología tradicional cree también en la lógica. Cree en la lógica, en el principio de no contradicción. Pero Nietzsche va a decirnos, no, es que es eso, ¿no?, la filosofía de Nietzsche es irracional, él defiende el irracionalismo muy extremo, a diferencia de Ortega y Gasset, que va a intentar reunir vitalidad y racionalidad en lo que llama raciovitalismo, ¿verdad? Nietzsche, pues más bien no, ¿no? Va a creer que eso de la racionalidad es una parte como muy superficial. Que existe un cierto nivel de racionalidad como para andar por casa, podríamos decir, el tipo un poco como convencional. Por ejemplo, en el uso de los conceptos, porque un poco, claro, relativamente nos podemos entender, ¿no? Pues los conceptos, la lógica, pues sí puede servir. Pero en realidad, bien pensado el asunto, no nos sirve, ¿no? Porque supone, pues, el ver el mundo de un modo chato, podríamos decir, el ver el mundo sin dimensiones de profundidad y de riqueza, de densidad, podríamos decir. ¿Vale? La epistemología tradicional también defiende la objetividad del conocimiento. A partir de la primacia de la razón, pues cree que es posible desprenderse de la subjetividad. Bueno, esto no es así. Nietzsche nos va a decir que todo conocimiento es conocimiento subjetivo. Esto desde el punto de vista racional es una locura, como ya había mostrado Platón. Nietzsche defiende el relativismo, el subjetivismo, el perspectivismo. Ese es el título que casi prefiere él. El señalar que todo es cuestión de posición vital. Idea que después va a recoger también Ortega y Gasset, que es una propuesta también de Ortega y Gasset. No es posible separarse de la subjetividad. Ni siquiera las verdades propuestas por Descartes, las que se referían al cógito, si recordáis, ¿no? A la mente propia autoconsciente. Son ideas que sean transparentes. O mejor, son realidades transparentes. Eso del cógito, la mente propia autoconsciente, no es transparente para uno mismo, porque cuando uno mira hacia adentro siempre lo hace desde una interpretación. Hay también la posibilidad del engaño en la descripción de la vida interior. Y a uno le puede parecer que tiene una emoción y tener otra. A uno le puede parecer que está triste cuando en realidad está enfadado, ¿no? Entonces, ¿por qué, no? Porque cuando miras para adentro, como también mostró Freud, por cierto, a Freud le gustaba Nietzsche, ¿no? En este punto. También, en distintos puntos, ¿no? Como ya mostró Freud, ¿no? Pues claro, no somos transparentes por completo. Podemos engañarnos. Es posible también la ilusión óptica y hasta óptico-moral cuando nos miramos hacia adentro. Y hacemos una lectura interesada de nosotros mismos, de nuestras intenciones, de nuestros deseos, de nuestra vida interior. Porque todo es subjetivo, ¿no? Repito esto, claro, desde el punto de vista de la razón y de la lógica. Si tiras del hilo se puede ver que es absurdo. Pero para quien no cree en la razón o en la lógica es simplemente la declaración de lo que hay. Esto es lo que hay, ¿vale? Lástima que no pueda leer textos porque ya, fijaros, tenemos la hora muy avanzada. En fin, esto es muy bonito sobre este punto del perspectivismo. Crítica la validez de la razón. La razón no se puede justificar. La razón no se puede justificar a sí misma, desde luego, dirá Nietzsche. Hay además dentro de nosotros dimensiones que los racionalistas han dejado de lado. En particular la vida emocional, la vida afectiva, los instintos, lo imaginario, pero que son muy, muy, muy reales, muy válidos y muy de la vida, muy ciertos y que no se pueden soslayar o obviar, como queréis decirlo, ¿no? Y además también la racionalidad. Pues, bien entendido el asunto, es un aspecto reciente en la vida, no solo en la vida humana, sino en la vida en general, podríamos decir, porque aparece de modo tardío en la historia del universo y desaparecerá sin que nada fundamental cambie. Aquí ya no me resisto y tengo que leeros un texto, un momentito, voy a buscar un texto muy importante. Bueno, disculpad, casi la había dado. ¿Habéis visto? Es un texto de un libro muy conocido, no es muy largo, es breve, titulado sobre verdad y mentira en sentido extramoral. Verdad y mentira en sentido extramoral. Y dice así, en algún apartado rincón del universo centellante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fijaros, ¿no? Dice, es que en un punto insignificante del universo, que es la Tierra, ¿no? Ciertos animales inventaron el conocimiento, no dice Nietzsche descubrieron el conocimiento, sino que lo inventaron. Por tanto, que es arbitrario. Fue el minuto más altanero y falaz de la historia universal, pero a fin de cuentas solo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza, el astro se heló y los animales inteligentes huyeron de perecer. Alguien podría inventar. Inventar una fábula semejante, pero con todo no habría ilustrado suficientemente cuán lastimoso, cuán sombrío, cuán estéril y arbitrario es el estado en el que se presenta el intelecto humano dentro de la naturaleza. Aparece en un momento determinado en nosotros, que en la historia de la evolución es un instante casi, los cambios que había en el universo, y seguramente desaparecerá con nosotros. No tenemos por qué pensarnos, en fin, como pudiendo vivir para siempre. En el tiempo del universo, ¿no? Desapareceremos y no habrá ocurrido nada, dice él. No habrá ocurrido nada porque nosotros no estamos señalados como los principales del universo. Somos una mota más ahí en el tiempo. Y nuestro intelecto no tiene un valor especial. Es un recurso que la naturaleza nos ha dado. Claro, es un texto muy distinto a los que podríamos encontrar en Aristóteles, en Santo Tomás, que querían señalar la primacía del hombre respecto de los otros seres del universo. Y en el hombre, desde luego, la parte racional, es la parte espiritual más elevada, que es nuestra razón para Nietzsche. Es arbitrario y es estéril. Nuestro intelecto dentro de la naturaleza. Dice, hubo eternidades en las que no existía. Cuando de nuevo se acabe todo para él, no habrá sucedido nada, puesto que para este intelecto no hay ninguna misión ulterior que conduzca más allá de la vida humana. No hay una misión a la que nosotros apuntemos por el hecho de tener intelecto, dice Nietzsche. No es sino humano, y solamente su poseedor y creador lo toma tan patéticamente como si en él girasen los goznes del mundo. Tremendo, ¿no? Tremendo. Qué bien escribe, ¿eh? Es que esa está peligrosa, ¿eh? Pedro, Iván, no sé si me estáis siguiendo. Esa está peligrosa la forma de escribir que tiene Nietzsche, ¿no? Porque, joder, te puede llevar a su lado, aunque luego uno no esté de acuerdo con ciertas ideas suyas, las cuenta también. Bueno, aquí está señalando el carácter gratuito, contingente y superfluo del intelecto humano y, por tanto, del conocimiento. Seguimos también con la crítica. La crítica a la religión. Hemos dicho, he dicho que Nietzsche es un pensador ateo. El punto de vista del que parte Nietzsche es el ateísmo. Aunque a la vez también va a decir que no todos los tipos de religiosidad valen lo mismo. Él miraba con más admiración, por decirlo así, o valoraba más positivamente el politeísmo griego que la religión monoteísta cristiana. Le parecía que la religión griega era un tipo de religión monoteísta cristiana. La religión griega recogía mejor la variedad y riqueza de lo real en las distintas figuras divinas en las que ellos creían. Recordad, por ejemplo, esos dos polos de interpretación de lo real, el polo dionisíaco y el polo apolíneo. Valga la palabra casi redundante, ¿no? La dimensión apolínea y la dimensión dionisíaca. Eso era posible porque los dos griegos tenían muchos dioses, tantos casi como dimensiones fundamentales tenemos en el vivir. ¿Por qué? La muerte, la vida, la belleza, el sueño, el mar, la riqueza de la naturaleza, sus variedades de manifestación, la ambición, etcétera, etcétera. Para cada una de las dimensiones fundamentales de la vida, ellos tenían un dios. De tal manera que la religión griega no hacía más chica la existencia, más pequeña la vida. Pero cuando llega el cristianismo, ¿qué ocurre? Pues que se propone la existencia de un solo Dios. El monotonoteísmo, esta forma de hablar. En fin, curioso, ¿no?, que tiene Nietzsche. Creativa también, sin duda, ¿no? El monotonoteísmo, para señalar dos cosas, ¿no?, que, bueno, con los cristianos se acaba defendiendo una idea del mundo, pues que empequeñece y hace que sea más aburrido el existir. Piensa él, ¿no?, piensa Nietzsche. La filosofía cristiana es continuación de la filosofía de Platón, del espíritu de Platón. Recordad esto también, es platonismo para el pueblo. ¿Por qué? Porque se inventa el cristianismo también otro mundo, perfecto, verdadero. Un mundo inmutable. Platón le llamaba esencias, mientras que los cristianos le llaman el mundo del cielo, ¿no?, en donde están los espíritus y Dios. Además también, con el cristianismo, pues, ¿qué es lo que ocurre? Que termina lo que llamaba Nietzsche moral aristocrática y se favorece la moral de los esclavos, la moral de valores que empequeñece la vida. En una descripción un poco peligrosa. Las cosas tal como Nietzsche las expresa, ¿eh?, porque parece que Nietzsche está en contra de la igualdad, de la manifestación de la pobreza, de la compasión, que le parece casi como característica de la moral de esclavos, ¿no? Frente a la moral de la diferencia aristocrática. De todo ello enseguida hablamos cuando nos refiramos al superhombre. Bien, además también es necesario enfrentarse a la religión porque la superación del cristianismo y la muerte de Dios... ...es necesaria, indispensable para que aparezca una nueva filosofía, una nueva metafísica. ¿De acuerdo? Bien, enseguida vamos a hablar, por tanto, de algo muy importante que es la muerte de Dios. Aunque también aquí habría que hacer un pequeño paréntesis en la crítica al cristianismo. Y es que Nietzsche pensó que en realidad si hay una forma adecuada de seguir a Jesús... ...cabe un cierto cristianismo aceptable, ¿no?, podríamos decir, que sería aquel que siga a Cristo, que siga a Jesús. Nietzsche hace una interpretación de Jesús como siendo un revolucionario, como siendo una persona que desconfiaba de la autoridad y del poder... ...como siendo una persona que quería regirse a partir de él mismo, ¿eh?, casi entendiendo a Jesús como una especie de líder medio hippie revolucionario o algo así. ...como una persona desde luego que vive desde la autenticidad. y Nietzsche pensó que toda la metafísica cristiana toda la concepción de la realidad cristiana, eso no está en Jesús, en Jesús está más bien una disposición de actitud moral crítica así lo interpreta Nietzsche una actitud moral y crítica y no tanto el conjunto de ideas que hablan acerca de la realidad que si hay un cielo o una tierra, etc eso le parece a Nietzsche que es un añadido de San Pablo y que aún ahí habría en cierto modo un cristianismo recuperable, el de la fidelidad a la figura del Jesús crítico, autónomo y casi revolucionario bueno, crítica a la moral tradicional la moral tradicional ha defendido lo que Nietzsche llamaba el dogmatismo moral que era la defensa del objetivismo moral, el creer que hay valores entidades absolutas, morales más allá de la voluntad humana y de la realidad humana que son independientes del ser humano que existe el bien para Platón era en el mundo de las ideas para los cristianos en la voluntad de Dios en el pensamiento y voluntad de Dios la existencia de Dios es lo que garantiza la objetividad de la moral pero como Dios no existe pues la moral no puede ser objetiva además también el cristianismo defenderá la existencia de valores universales y de normas morales que están por encima también de la historia y del tiempo y el dogmatismo moral la independencia de los valores respecto de la acción humana claro, todo esto le parece a Nietzsche que es falso que no es correcto porque más bien las tablas de valores son construcciones humanas son una consecuencia de la vida manifestándose en la capacidad de estimar la realidad son invenciones de la subjetividad ¿vale? por otra parte además se añade a todo esto al dogmatismo moral el hecho de que el cristianismo defenderá valores contrarios a la vida en particular valores que sean contrarios a los instintos, a lo biológico de ahí la sospecha casi milenaria que ha tenido el cristianismo de la sexualidad, de la libertad sexual del placer al considerarlo como algo casi o sin casi pecaminoso pues una especie de instrumento del diablo para llevarnos al mal y apartarnos de Dios bueno, eso es una muestra en esas versiones tan contrarias a la corporidad es una muestra del carácter antinatural de los valores que defiende el cristianismo ¿vale? por eso es necesaria la crítica a la religión y el señalar que en realidad ya asistimos al fin de la religión por la muerte de Dios bien, y el nihilismo ¿Qué es la muerte de Dios? Cuidado con esto, no quiere decir Nietzsche con este título de muerte de Dios que Dios haya existido y luego algo le haya pasado y haya muerto. Es una contradicción, es un absurdo. No creyó que Dios existiera para nada, ¿no? Es una manera metafórica de hablar también. ¿Para referirse a qué? Para referirse a la crisis de lo absoluto, de la noción o de la creencia del absoluto. En un sentido parecido a como podríamos decir que Zeus ha muerto, o el dios Amón ha muerto, los dioses de Egipto han muerto, porque ya no hay nadie que crea en ellos. No es que hubieran existido y luego hubieran enfermado y el dios y yo qué sé, ¿no? El cristiano hubiera terminado con ellos, ¿no? No es el dios cristiano el que ha terminado con Zeus, ¿no? Es que la creencia en Zeus fue sustituida por la creencia en el dios cristiano, ¿vale? ¿De acuerdo? Entonces cuidado con esto, ¿eh? No hay que tomárselo de manera literal lo de la muerte de Dios, sino que es una metáfora que señala la crisis de la noción del absoluto. Crisis de la noción del absoluto, ¿vale? Y es aquí entonces donde podemos leer, entonces, este texto tan importante de la Gaya Ciencia está en la página 277, ¿ven? Con el que vamos a terminar también la sesión haciendo algunos comentarios sobre él, ¿no? Es el texto en el que se señala la muerte de Dios y yo creo que es el texto más importante que tenéis aquí de la filosofía de Nietzsche, ¿no? Si cayera un texto de Nietzsche yo creo que bien podría caer este, ¿vale? Bueno, dice en la Gaya Ciencia, en este escrito, en un aforismo, ¿no? Porque Nietzsche se expresaba en aforismos. Por cierto, otra vez, como hemos hecho cuando yo os he invitado a que trabajéis con textos para hacer comentario de texto, también podría referiros a la manera de escribir, aspectos formales, ¿no? Y aquí tendríais que decir, pues bueno, este es un aforismo, un texto breve en el que Nietzsche manifiesta también su estilo de escritura, ¿no? Aquí lo que he comentado antes. Nietzsche prefiere una escritura más bien simbólica, metafórica, casi literaria, ¿no? Una escritura en donde los conceptos se presenten con una claridad total, no escritos sistemáticos, ¿no? Y aquí lo podríais comentar, lo podríais conectar con lo que he dicho antes de la crítica a la idea del conocimiento y a la sospecha de los conceptos. Estos aspectos formales que tienen que ver con el título de la obra, con el autor, pues también conviene que nos hagáis. Mostraríais aquí que os manejáis. Cállese un poco con este enfoque de Nietzsche que tiene que ver con la reivindicación del arte como forma adecuada para contar cómo es lo real. Bueno, y dice en este texto, muy famoso, de los más famosos. No habéis oído... De ese hombre loco que en la claridad de la mañana encendió una linterna, corrió al mercado y comenzó a gritar sin cesar. Busco a Dios, busco a Dios. Como allí estaban reunidos muchos de los que no creían en Dios, provocó una carcajada. ¿Qué? ¿Se ha perdido? Decía uno. ¿Se ha extraviado como un niño? Decía otro. ¿O está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado? Así exclamaban y reían todos los filósofos a la vez. El hombre loco, como Diógenes el griego, que iba también con un farol tratando de hacer lo mismo, está haciendo una referencia histórica a la filosofía, a los filósofos griegos. A ese filósofo griego que, según decía la leyenda, también fue un día, bueno, una noche. También con un farol buscando a un hombre y preguntando, busco a un hombre, busco a un hombre. Aquí este personaje loco, para los que le estaban escuchando, va con una especie de candil buscando a Dios. Y se burlan de él, se burlan de él. Así exclamaban y reían todos a la vez. El hombre loco saltó en medio de ellos y los penetró con su mirada. ¿A dónde ha ido Dios? Exclamó. Yo os lo diré. Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo. Todos nosotros somos sus asesinos. Por cierto, este hombre loco también podríamos decir que es una metáfora del propio Nietzsche, de él mismo. Él estaba anunciando la muerte de Dios. Nietzsche anunció la muerte de Dios a sus contemporáneos, a sus coetáneos, a la gente de su época. Y a la nuestra también, pero no le hicieron caso, se burlaron de él. Les pareció muy raro lo que le estaba diciendo. ¿No? En el caso de Nietzsche, pues porque no eran conscientes los hombres de que habían matado a Dios, y bueno, pues algunos aún creían en él. Otros no creían en Dios, pero no se estaban dando cuenta de que ellos habían sido protagonistas de un cambio drástico. Está aquí diciéndonos Nietzsche que este personaje desentona, por decirlo de esta manera. Este personaje al que él llama el loco, ¿no? Desentona en el contexto. Desentona en el contexto social que le toca vivir. Y claro, se está refiriendo en el fondo a sí mismo. Porque él se daba cuenta, ¿no? Que estaba proponiendo ideas muy distintas a las tradicionales. Y que incluso aún, bueno, en otra obra en ese homo que tiene un carácter más autobiográfico, pues lo dice así, ¿no? Dice, yo no soy un hombre, soy dinamita, ¿no? Exagerando ya mucho. Soy dinamita porque voy a dinamitar todo. Mi presencia... Mi aparecer aquí en la filosofía, en esta época, pues va a suponer una ruptura. Pero no estoy aún... Tal vez la gente no está preparada para mi mensaje. ¿A dónde ha ido Dios? exclamó. Yo os lo diré. Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo. Todos nosotros somos sus asesinos. ¿Y esto por qué es posible? Repito, porque en realidad Nietzsche no cree que Dios existiera. Para nada, ¿no? Es una marea, repito, literaria de hablar. ¿Eh? Somos los hombres los que hemos construido a Dios. Aquí también, si queréis, pues hasta podéis hablar de Feuerbach, de filósofos que ya también en una tradición distinta, en una tradición hegeliana, ¿no?, distinta a la de Nietzsche, Feuerbach y luego Carlos Marx, pues también defendieron en una época, bueno, en un tiempo semejante, casi un poquito antes, ¿no?, defendieron la idea de que no es Dios el que crea al hombre, es el hombre el que crea al hombre. Es el hombre el que crea a Dios. Esta es la idea. Es el hombre el que crea a Dios, ¿verdad? Ha puesto en él todas sus esperanzas. Pero ¿qué ha ocurrido? Pues que ese concepto, esa idea, esa creencia ha entrado en crisis. Esa creencia ha entrado en crisis y ahora ya está desapareciendo y nosotros lo hemos matado, ¿no? Aquí cayó el hombre loco y volvió a mirar a sus oyentes. También ellos callaban y lo observaban sorprendidos. Finalmente lanzó al suelo su linterna que saltó en pedazos y se apagó. Llegó demasiado pronto, dijo entonces. No es aún mi tiempo. Este acontecimiento monstruoso está todavía en camino y se desplaza. No ha llegado aún a los oídos de los hombres. ¿Vale? En realidad el texto continúa un poco más, ¿eh? Me dan ganas de continuarlo. Lo tenéis solo hasta ahí, pero es un poco más largo. A ver si lo encuentro un poco más largo. Un momentito. Dice, lo voy a leer en otra versión. Esta versión está en mi libro, en mi página web también, si queréis leerla, ¿no? Dice, nosotros lo hemos matado vosotros o yo. Todos somos sus asesinos, pero ¿cómo hemos podido hacer esto? ¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta tierra de la cadena en su sol? ¿A dónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos incesantemente hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados? Hay aún una arriba y una abajo. Fijaros, ¿no? Es una versión un poco más completa que la que tenéis vosotros, porque le falta un fragmento, ¿no? Pero este fragmento que le falta a vuestra versión es muy significativo, ¿no? Porque en este fragmento Nietzsche está señalando que esa realidad que nosotros hemos inventado, Dios en absoluto, era para nosotros como la brújula. Para nosotros era la brújula. Era aquello que daba sentido a todo. Y ahora que no tenemos esa brújula, parece que todo se conmueve. Estamos cayendo en el abismo. Lástima que, para no hacerlo muy largo, se ha saltado este fragmento, pero es bien bonito, bien interesante, ¿no? Dice, Un poco retóricas, ¿no? Está señalando el carácter tremendo, trágico de este acontecimiento. Repito, ¿eh? El texto que tenéis no lo muestra con tanta claridad, ¿eh? Porque faltan estas preguntas tan fundamentales. ¿Qué nos ha pasado cuando hemos terminado con eso? Que estamos en crisis. Nietzsche destaca la crisis de Occidente en esa época. Tal vez una expresión, como algunos historiadores dicen, de la muerte de Dios y el desbarajuste, ¿no? De la desesperación. De la desorientación vital extrema, pues puede ser nada menos que el holocausto. La Segunda Guerra Mundial, las barbarias del siglo XX, ¿no? Porque vivimos desde la muerte de Dios en una confusión más extrema que en otras épocas, ¿no? Aquello que había sido para nosotros el sentido del vivir, ya no lo es. ¿Y qué pasa cuando ocurre eso? Que ya no lo es. Pues que parece que la vida carece de sentido y entonces viene el nihilismo, la desesperación. Y puede venir la idea de... Y puede venir la idea de que si Dios no existe todo está permitido o algo así, ¿no? ¿Y cómo orientarse? Si no existe lo absoluto, ¿cómo te vas a orientar? Esta es la propuesta de Nietzsche, ¿eh? Atreverte a vivir y atreverte a orientarte aunque Dios no exista. Aunque no exista una brújula, aunque no haya un libro de instrucciones para la vida, la vida merece la pena. Fijaros, ¿no? Dice a continuación... Eh... No oímos todavía el ruido de los sepultureros que enterraron... Nada olfateamos aún de la descomposición divina, también los dioses se descomponen. Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado. Aquí aparece la expresión, Dios ha muerto, ¿no? Nosotros lo hemos matado. ¿Cómo nos consolaremos nosotros, asesinos entre los asesinos? Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No es excesiva para nosotros la grandeza de este acto? ¿No estamos forzados a convertirnos en dioses, al menos para parecer dignos de los dioses? No hubo en el mundo acto más grandioso, y las futuras generaciones serán por este acto parte de una historia más alta de lo que hasta ahora presente fue la historia. Aquí cayó el loco y miró de nuevo a sus oyentes. Ellos también callaron y le contemplaron con extrañez. Por último, arrojó al suelo la linterna que se apagó y rompió en mil pedazos. He llegado demasiado pronto, dijo. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento, la muerte de Dios, está en camino. Todavía no ha llegado a oídos de los hombres. Es necesario dar tiempo al relámpago y al trueno. Es necesario dar tiempo a la luz de los astros, tiempo a las acciones cuando ya han sido realizadas, para ser vistas y oídas. Este acto está más lejos de los hombres que el acto más distante, y sin embargo ellos lo han realizado. Este es el fragmento un poco más completo. Tremendo. Y qué bien escrito. Es tremendo, ¿no? Aquello que el hombre había creado para que la vida humana y la vida en general tuviera sentido, que es el mundo de lo sagrado, el mundo de lo absoluto, el Dios cristiano, en su rostro más claro, lo absoluto sería el Dios cristiano. El más reconocible rostro del absoluto sería el Dios cristiano, ¿no? Bueno, pues esa realidad inventada por nosotros para dar sentido a la vida. Ya no nos sirve. Ha entrado en crisis y ya no nos sirve. ¿Qué hacemos? Pues podemos caer en la desesperación, ¿verdad? En el nihilismo. Esta expresión, nihilismo, de nil, que significa nada, ¿no? Tras la muerte de Dios, ¿qué nos puede venir? El nihilismo. Este concepto es un poco complicado en Nietzsche. Y vamos a terminar, termino enseguida, Iván y Pedro, con algún comentario sobre el nihilismo. Viene de la expresión nil. Significa nada. Hay que distinguir el nihilismo activo, que es la filosofía de Nietzsche, que viene a ser el buscar la destrucción de la metafísica tradicional y el favorecer la muerte de Dios. ¿Verdad? Este es un nihilismo aceptable. Hay que distinguirlo del nihilismo que supone el cristianismo, porque el cristianismo también es una forma de nihilismo, puesto que se inventa una realidad, bueno, que no existe. Es también nihilismo, porque se inventa algo que no existe. Pero tras la muerte de Dios puede venir algo, un nihilismo más terrible, que es el nihilismo de la desesperación. El caer en la desesperación. Y el creer que la vida solo tiene sentido si existe Dios. Y claro, si Dios no existe, ¿qué haces? Pues algunos dicen, pues formas de alguna manera de suicidio. O el suicidio en el sentido literal. O con esa frase de Dostoyevsky, si Dios no existe, todo está permitido. Nietzsche no estaría muy de acuerdo con esa afirmación, ¿verdad? Sería más bien expresión de este nihilismo pasivo de la desesperación. Claro, claro. Si tú la vida, pongamos, aquí tenemos la vida, ¿no? No sé qué cosa poner, que tendría, tuviera Ulises. Aquí tenemos la vida, esto es la vida, ¿no? Y creemos que la vida sólo puede tener valor si se soporta en una realidad que está fuera de ella, esta es la realidad del absoluto. Cuando quitas esa realidad, ¿qué le pasa? Pues la vida cae, ¿no? ¿En qué? Pues en el aspecto humano, en la desesperación. En el rechazo del tiempo y del vivir. Hay que tener muchísimo cuidado con este aspecto que puede sobrevivir por la muerte de Dios. No es lo que Nietzsche defiende. Para Nietzsche, más bien, la muerte de Dios trae consigo una posibilidad nueva, la posibilidad de una nueva metafísica, la posibilidad de una nueva concepción de la realidad, esa sería una nueva metafísica expresada en la voluntad de poder. Y la posibilidad de una nueva... De una nueva ética, de un nuevo orden moral, de una nueva tabla de valores que se concentre en la figura del superhombre, ¿vale? Entonces, la muerte de Dios, aunque es arriesgada porque puede dar lugar a la desesperación y a figuras terribles, ¿no?, de lo humano, como la persecución extrema de unos individuos por otros, y hasta diríamos, tal vez, tal vez, no sé si sería un poco exagerado, tal vez hasta el holocausto y las cosas terribles del siglo XX. Pero, sin embargo, la muerte de Dios puede tener otra... Otra manifestación, otra forma de vida, puede traer consigo otra forma de vida que suponga una afirmación de la vida, que es lo que Nietzsche nos va a proponer, ¿vale? Bueno, pues ya el próximo día veremos, un momentito, veremos estos dos aspectos, la parte filosofía positiva de la filosofía de Nietzsche, la parte positiva de la filosofía de Nietzsche, y comentaremos... Hasta donde nos dé tiempo, pues, lo que podamos de la filosofía de Ortega y Gasset, ¿vale?, que está también en la misma línea de la filosofía de Nietzsche, ¿de acuerdo? Bueno, pues todo como muy rápido, es una pena, pero espero que al menos haya conseguido trasladaros, ¿no?, algunas ideas como principales de la propuesta de Nietzsche, ¿vale? Bien, pues lo dejamos aquí, ¿de acuerdo? ¿Iván y Pedro? ¿Vale? Cortar ya la grabación, ¿vale, Pedro?