Hola a todas y a todos a una nueva sesión de la asignatura Historia Antigua del Grado de Arte de Historia del Arte. Mi nombre es Manuel Tamajón Velasco, soy profesor del Centro Asociado de la UNED de Sevilla y en la sesión de hoy vamos a explicar las principales estructuras tanto políticas, culturales, religiosas, políticas y económicas del Imperio Medio en Egipto, el Imperio Medio que abarcaría desde el 2055 al 1650 a.C. En el 2160 al 2055 a.C. va a tener lugar el primer periodo intermedio. Como ya apuntamos en la primera sesión, los periodos intermedios en la historia de Egipto son momentos de transición, son aquellos en los que el poder centralizado que había establecido los monarcas pierde fuerza, el reino se digrega y son los más fuertes que otros los que ejercen el control de los territorios. Es una época en la que a pesar de que continuamos hablando de dinastías, y de poder más o menos centralizado, lo cierto es que las dinastías están poco definidas y llegan incluso a superponerse. Con un poder que solamente afecta una parte del territorio, se suceden con rapidez unos monarcas a otros y al igual que las dinastías, también podemos encontrar varios monarcas reinando a la vez. En definitiva estamos ante un reino disgregado en el que existen numerosos pequeños reinos independientes unos de otros. Este primer periodo intermedio se prolongó unos 105 años y fue la consecuencia de la caída del Imperio Antiguo, herido de muerte desde el reinado de Pepi II. Un reinado muy prolongado en el que numerosos descendientes que había dejado se disputaron el poder encarnizadamente a su muerte. A ello se unió el aumento de poder de los monarcas, algo que ya hemos ido viendo, así como el hecho de que el cargo pasara a ser hereditario, convirtiendo a los nomos en pequeños reinos. Es evidente que las luchas internas y la falta de control sobre las provincias, unido a una crisis alimenticia provocada por los bajos niveles de inundación del Nilo, dado consecuencia cosecha muy pobre, solamente ha podido dar como resultado la desintegración del poder central. En este periodo van a surgir dos centros de poder. La ciudad de Heraclopolis en el Bajo Egipto y Tebas en el Alto Egipto. La rivalidad entre ambos fue muy importante. Un símbolo de la crisis va a ser que no se van a levantar más edificios monumentales como los que se habían construido en el Imperio Antiguo. Al contrario, muchos de ellos se van a destruir fruto de la inseguridad. 4. Fueron muy frecuentes los saqueos de los templos y la destrucción de estatuas, sobre todo las de los reyes anteriores. A pesar de ello, esos mismos nomarcas, que ahora gobernaban las provincias como si fueran reyes, le van a imitar en la construcción de tumbas, y tenemos numerosos ejemplos de ellos, aunque no alcanzan al esplendor de la época anterior. 5. La crisis económica se acentuó durante las dinastías VII y VIII, lo que llevó a que se produjesen constantes enfrentamientos militares por todo Egipto. 6. Una guerra civil que, al no haber un poder militar, se convirtió en una guerra civil. 7. Un poder fuerte que lo impidiera, de tanto asolaba a los territorios, el Acleópolis intentó infructuosamente imponer su dominio durante las dinastías IX y X, hasta que la dinastía Tebana, la decimoprimera, logró pacificar el país y reunificarlo de nuevo. 8. Si bien este es el programa general en el que el poder del rey se dio a la presión de los gobernadores provinciales, Perdiendo el control del reino, la situación real no fue tan clara y las investigaciones han puesto manifiesto que la práctica de totalidad, los gobernadores independientes estaban en la región de Memphis. Precisamente es esa zona en la que los reyes habían ejercido un control más férreo, mientras que tenemos muy pocas noticias de lo que sucedía en el sur. Y deciros no marca de esta zona ejerce en el poder independiente o estaban bajo el control, aunque no fuera total, de alguno de ellos. Lo que sí sabemos es que la falta de control generó una gran inseguridad en todo Egipto, tal y como se lee en uno de los papiros de la colección de Leiden, conocido como Lamentaciones de Ibuwer, que es el que estamos viendo actualmente en la pantalla. Aunque el texto que nos ha llegado es posterior a la noticia 19, los egiptólogos señalan que solamente puede recoger el ambiente que se vivía en el primer periodo intermedio, durante el que se trató con completamente nada. La confusión política alcanzó niveles altísimos, las leyes no funcionaban y los registros públicos que habían tenido un papel de primer orden en la estabilización y crecimiento de la economía de Egipto ya no existían. En este primer periodo intermedio podemos distinguir tres fases netamente diferenciadas. Una primera muy breve de no más de 25 años, ocupada por la dinastía VII y VIII, en la que se suceden un buen número de monarcas que reinan por muy poco tiempo. No tenemos la certeza de sus nombres ni de su número, tampoco el orden de los reinados. Se pone en duda si eran capaces de gobernar por sí mismos o si eran simples instrumentos manejados por una nobleza que se ha instalado en los nomos, creando diminutos reinos de los que pocos destacan. La segunda fase, como veremos más adelante, es la del ascenso de Heracleópolis, dinastía IX y X. Esta ciudad se llama Heracleópolis. El canal Alfayún logró una cierta primacía sobre el resto de nomos. La capitalidad, que en principio estuvo en Heracleópolis, posteriormente se trasladó a la zona de Memphis. Estas dinastías ejercieron su control sobre toda la zona del delta, conteniendo las incursiones de extranjeros, pero en ningún momento lograron extender su influencia hacia el sur, aunque parece ser que se llegaron hasta Tinnis. La tercera fase, por último, tiene lugar durante el reinado de los primeros monarcas de la XI Dinastía con la capital en Tebas. Ellos, como hemos dicho, lograron la reunificación de Egipto y fundaron el Imperio Medio. Bien, pues vamos a ver con más detalle cada una de estas fases. Como hemos dicho anteriormente, la primera fase abarcaría las Dinastías VII y VIII y duraría poco más de 20 años entre el 2181 y el 2160 a.C. Evidentemente, como hemos dicho también anteriormente, su lista de reyes es mal conocida. Lo único que tenemos es lo que contiene el Papiro de Turín y la lista de reyes. Su poder real debía ser escaso ya que su poder no se debió de extender más allá de Memphis. El Delta iba a estar invadido por población extranjera del Este. Cabe destacar aquí la labor o el reinado de Cacare Abba, único monarca cuya existencia tenemos seguridad y certeza. Su pirámide está en Saqqara. La segunda fase, las Dinastías IX y X, abarcarían desde el 2160 al 2025. Parece que tiene mayor conocimiento histórico que el anterior. Destaca los reinados de Meribe Heti I, que es heredero de los últimos reyes de la sexta dinastía, y parece ser que ejerció el poder con extrema dureza reprimiendo a la gente que se le ponía en contra. Nebkaure Heti y Aukare Heti, pues no se sabe muy bien definir si son de la novena o de la décima dinastía. Sí, sabemos algo sobre Merikae gracias al libro de la enseñanza de Merikare, una obra sapiencial que ya hemos visto en el tema anterior, que supuestamente dejó escrita su padre para que le sirviese de guía para el gobierno. Al margen de esta obra... Una serie de objetos con su nombre han sobrevivido, como una paleta de madera procedente de una tumba de Aswit y un grupo de estelas que podrían pertenecer a una pirámide del culto funerario en Saqqara. La tercera fase, que es el ascenso de Tebas, abarcaría la dinastía decimoprimera y comprendería los años entre 2125 y el 2065 a.C. En esta etapa vamos a ver una división de Egipto entre el norte, con Memphis y Tebas, y que comprendería la novena y la décima dinastía, y el sur, en el delta, con la novena dinastía, con capital en Tebas. Es un intento de atraerse a los gnomos del Medio Egipto. Entre los principales monarcas van a destacar Nespercare, que va a luchar contra el expansionismo tebano de Mentuhot el I, y le va a dar importancia a Amphitiki. Antep I, Antep II y Antep I, que son herederos de Menhutoh el I, que siguieron luchando contra Heracleópolis, y Mentuhot el II, que va a reunificar las dos tierras, las dos partes de Egipto, y acabó con el poder de Heracleópolis, inauguró el Imperio Medio. Aquí podemos ver una representación de Antep I en la tumba de Moaya. La civilización del primer periodo intermedio. Un aspecto a destacar es que, a diferencia de la decadencia política en el terreno económico, este primer periodo intermedio no es una época de decadencia, como podría imaginarse. Se mantienen los intercambios comerciales y se produce una mayor distribución de la riqueza, aunque la situación de los campesinos habitualmente era muy mala y casi siempre estaban cercanos a la miseria. La población más desfavorecida tendría que concentrarse en las ciudades donde creían que la subsistencia sería posible. En el sur, en Elefantina, tuvo un gran desarrollo, lo mismo que Esfú. Es indicativo de la prosperidad económica que algunos sectores podemos apreciarlo en la tumba de los nombres locales, que siguen muy ricamente decoradas. Pero esta prosperidad económica no quiere decir que no hubiese momentos... ...de crisis. Sabemos que se produjo una carestía de alimentos, que muy probable haya que relacionarla con crecidas irregulares e insuficientes del río Nilo. Durante todo el Imperio Antiguo se había detectado un palutino retroceso de las aguas en los momentos de la inundación, con un consiguiente aumento de la aridez de los terrenos cultivables. y una disminución de las cosechas y aparición de hambrunas, que eran cada vez más frecuentes. Sin duda, se trató de un cambio climático que provocó una pérdida de sequía y el avance del desierto sobre la zona fértil de Egipto. En la biografía de Antifi, como hemos dicho, el monarca de Hieran con Polis, está claramente reflejada esta crisis alimentaria. Se menciona incluso que los padres llegaron a comerse a los hijos y cómo Antifi socorrió a muchos gnomos llevándole trigo. En el aspecto cultural, el primer periodo intermedio tampoco fue una época de retroceso como cabía esperarse. La literatura de este periodo va a ser muy rica, teniendo gran desarrollo la llamada literatura sapiencial, como las enseñanzas de Mericare que hemos aludido anteriormente. Es una obra que en cierta medida está en la línea de las máximas de Pajotep del Imperio Antiguo, el relato tradicional mantiene que se trata de una obra escrita por el padre de Mericare en la que le daba consejos para que su gobierno fuera provechoso. Esto no lo podemos asegurar por los manuscritos conservadores. Estos pertenecen al Imperio Nuevo y actualmente se cree que fue escrita durante el reinado de Mericares y por tanto es un relato de ficción. A pesar de todo esto, se trata de un relato plenamente sabiencial en el que se da instrucciones para que el rey sepa cómo actuar en cada momento. Aconsejaba la paz, que el pueblo esté bien alimentado y atendido y que se instruya a los funcionarios y se les pague y que se ponga gran esmero en el cuidado de las tumbas. Pero si la literatura sabiencial busca extraer del individuo sus capacidades de buen gobierno, las lamentaciones como las de Ipuwer lo que reflejan es la anarquía y la inseguridad de la época. Narra como una mujer que solo tenía una caja ahora tiene muebles y que una niña que contempla su rostro en el agua ahora tiene espejo. Un hombre rico ahora solamente tiene harapos. Pide que el rey cumpla con su deber y destruya a sus enemigos. El caos es la consecuencia de la descendencia. No hay seguridad de la época en la que escribieron estas lamentaciones, pues el manuscrito es del imperio nuevo y puede reflejar tanto la situación del primer periodo intermedio como la del segundo. Es una literatura que podemos llamar catastrofista, de la que también formaría parte el diálogo del desesperado con su alma. Una lírica apocalíptica en la que se pone de relieve la inutilidad de la existencia y el escepticismo ante la muerte. Otro tipo de literatura serían los textos de sarcófagos, que aparecen a finales del Imperio Antiguo, pero en este primer periodo intermedio, y a lo largo de todo el Imperio Medio, va a alcanzar un gran desarrollo. Fueron, sobre todo, adoptados por las clases altas egipcias para asegurarse la vida en ultratumba, a la que a partir de este primer periodo intermedio ya tiene acceso todo el pueblo, no solo los reyes, como pasaba en la época anterior. En el aspecto religioso también hubo notables cambios. Si hasta ese momento se había considerado a los monarcas o que los monarcas estaban íntimamente ligados a los dioses, con la crisis de la política el pueblo va a perder parte de esta creencia. La llegada del desorden es vista como una desordenación. Como que el pueblo ha sido abandonado por ellos y el rey es responsable de este ambiente. El culto al monarca comienza a ser sustituido por el culto a otros dioses, normalmente aquellos por los que más devoción tienen los nomarcas más poderosos. Así pues, los cultos locales adquirieron un auge muy importante, como el de Amón en Tebas, aunque también Osiris. Osiris también va a tener una gran difusión. Y un papel destacado en el culto funerario, y en él participará toda la sociedad egipcia, desde los máximos dirigentes a la capa más baja. Todos los egipcios, como avanzamos antes, ya tienen acceso a la vida en el más allá. En este aspecto, el culto a Osiris y a los dioses forma parte de su mito, sustituye el culto a monarca y Osiris pasa a convertirse en el dios de los muertos por excelencia. El culto a Osiris y su auge va unido a otros fenómenos que se producen en este primer periodo intermedio, y es la evolución en la moral. Aquí le dan importancia las ideas de justicia y de caridad. El paso a la vida eterna depende únicamente de nuestras acciones en la tierra. Nuestras acciones serán juzgadas después de la muerte, en el acto de que Anubis, en presencia de Osiris, pesa al corazón del difunto para determinar la bondad de sus acciones, tal y como se ve en la imagen a continuación. Para poder pasar al otro mundo hay que ser puro y haber sido purificado con todos los ritos prescritos. Es necesario que se haya sido justo en la vida y presentarse con el cuerpo intacto. Da ahí la importancia de la conservación del cuerpo y los rituales de purificación. Si la persona cumple con todo lo establecido y el pesaje del alma, el corazón, es favorable, un barquero ayudará a atravesar el lago que hay en la entrada del más allá. El último aspecto a destacar de este periodo intermedio es la importancia que va a adquirir el ejército, que hasta ese momento solamente había tenido un papel secundario. A partir de aquí, los nomarcas se van a preocupar mucho por su existencia y por su mantenimiento. El ejército se convierte en indispensable para conservar el poder. En las instrucciones de Mericares se refleja la preocupación de los jóvenes y que se les conceda privilegio, pues ellos son la base de las tropas. Junto a los jóvenes egipcios van a entrar en escena los mercenarios, generalmente procedentes de Libia y de Nubia. El poder del ejército será perfectamente aprovechado, primero por algunos nomarcas como el conocido Aftifi y sobre todo por los riestebanos como Mentuhotev, Los jóvenes a la postre lo quedaron con la colaboración del ejército reunificar nuevamente Egipto. Es así como entra en escena o aparece el Imperio Medio que abarcaría del 2055 al 1650 a.C. El Imperio Medio da inicio a la época clásica de Egipto. Tiene también unos comienzos bastante oscuros entremezclados su historia con el primer periodo intermedio, hasta que Mentuhotep II logra unificar nuevamente Egipto. Los monarcas tebanos de la decimoprimera dinastía comparten el gobierno de un país dividido, sumergido en conflictos de todo tipo y en el que la décima dinastía está firmemente establecida en el norte. La capital de la decimoprimera dinastía fue Tebas, pero con la decimosegunda se trasladó a las proximidades de Menfi. Desde la entrada del delta se podía hacer un control más efectivo de todo el país. Tradicionalmente se piensa que el Imperio Medio estuvo integrado por dos dinastías, la decimoprimera y la decimosegunda, cubriendo un arco temporal como hemos señalado de 250 años. Aunque esto no es aceptado por todos los egiptólogos y muchos defienden la inclusión en este imperio. El imperio medio de la primera mitad de la dinastía decimotercera egipcia, que sería simultánea a la decimocatorce asiática. La inclusión de la primera parte de la decimotercera dinastía está aceptada pues entre otras cosas. No llega a trasladarse la capital, ni hay reducción significativa de las formas de gobierno, así que se produjo una cierta disminución de la actividad edilicia y una menor duración de los reinados de los monarcas. Por otra parte, el problema importante que afecta a este periodo, y sobre todo la decimosegunda dinastía, es la corregencia de algunos de los reinados que parece indicar las llamadas estelas de doble duración, en la que podemos observar dos reyes sucesivos con fechas diferentes. Para unos sería indicativo de que compartieron el poder y para otros son fechas en las que el dueño de la estela vivió entre ambos reinados y se trataría de fecha en la que ejerció su cargo. En la decisión... La XI Dinastía va a destacar Huacare-Eti, que va a llevar la paz o va a intentar firmar la paz con los monarcas cebanos, va a liberar el delta y reorganizar las provincias. En el sur, Antep III sentó la base de la unificación. Mentuhotep II, al que hemos aludido anteriormente, unificó Egipto, va a consolidar sus fronteras exteriores, va a mantener o reinaugurar relaciones diplomáticas con el Sinaí. No sin ello, también va a hacer o llevar a cabo ataques contra Nubia y se va a impulsar otra vez el culto divino al monarca, considerándose ahora hijo de Atos. Va a llevar a cabo un programa de obras públicas y como la construcción de santuarios y templos como el del Bajari. Sen Kare, o también llamado Mentuhotel III, fue un monarca pacífico, constructor de templos y obras defensivas en el delta y llevó a cabo la expedición del Pai del Punto y durante su reinado se produjo la calistía de alimentos. Poco se sabe de Menhutel IV, que se puso un usurpador, y Mentuhotel V, son reyes prácticamente desconocidos que acabaron con la dinastía. Se pasaría, por tanto, a la decimosegunda dinastía, que es de las más importantes de la historia de Egipto. Durante este periodo se va a intentar recuperar tradiciones del imperio antiguo, como la construcción de las pirámides, el mantenimiento de un sistema burocrático y... Ya hemos visto de la anterior dinastía el culto al monarca. Destaca a Menjad I, que respetó la memoria de los monarcas anteriores y se aprovechó de la profecía de Nefertiri. No se sabe si fue vizir, gobernador o enviado de Mentujotes IV. Va a trasladar su capital cerca de Memphis, a Ititawi, y usó soldados privados y sistemas defensivos para defender la frontera con otros reinos. Sesostris I tuvo un reinado largo de unos 45 años y pacífico, lo cual no fue óbice para que castigase duramente la conspiración contra su padre y aún así también va a mantener buenos. Va a tener buenas relaciones comerciales tanto con Asia, Creta, Siria y Chipre. Además, durante su reinado va a florecer nuevamente el culto a Osiris. A Menjad II va a tener buenas relaciones con los nomarcas que van a apoyar a su padre, lo cual debilitará un poquito el poder de los monarcas. El poder central del monarca y va a tener expediciones o mantener expediciones comerciales con Nubia y Sinaí. Sesostris II va a ser un continuador de esa política anterior, empieza de nuevo los nomos a ser hereditarios y mantiene las relaciones comerciales. Sesostris III es un monarca duro con una política expansionista que le llevó a realizar incursiones en Nubia, Sudán y Palestina y va a reducir el poder de los nomos para concentrarlos más y también potenció asimismo el culto al monarca. Amenhad III también tuvo un largo y pacífico reinado, va a exportar el recurso de Sinaí de Nubia y creó sistemas de diques y canales en el Fayún para llegar a aquellas zonas y con Seph Nefure se agota la línea masculina. Y es el último monarca de esta dinastía. Aquí os dejo como dejé en el apartado anterior, en el tema anterior, pues la dinastía que hemos visto hasta ahora con sus años, las capitales donde instalaban su necrópolis. su origen y la lista de faraones. Aquí tenemos una imagen del faraón Sesostris si mal no recuerdo es Mentuhotel II que está en el Metropolitan Museum de Nueva York y en la imagen podemos ver a Sesostris III en el Museo del Louvre. En lo que respecta a administración y sociedad, por la información que tenemos que es más abundante que la época anterior debido a los grandes papiros que conservamos muchos de los gnomos van a tener cierta autonomía hasta la XIII Dinastía. Evidentemente hasta Sesostris III. Probablemente es fruto de las alianzas que los monarcas cebanos tuvieron que hacer para hacerse con el poder como hemos señalado anteriormente con algunos de los monarcas anteriores. Con la llegada de la XII Dinastía estas alianzas ya no eran tan fuertes y los monarcas ahora mentitas decidieron acabar con la excesiva autonomía de algunos nomos, restableciendo legalmente los límites entre cada uno de ellos, lo que fue motivo de constantes disputas. Es más, numerosos egiptólogos sostienen que durante esta dinastía los nomos, comunidad administrativa, desaparecieron y fueron sustituidos por ciudades y el territorio que las rodeaba, gobernadas por un funcionario que recibió el nombre de Hati-A en las grandes ciudades y Ega-Ut en las pequeñas. La elección de Tebas como capital del Imperio Medio tuvo una extraordinaria importancia por la función que podía ejercer sobre o desde su privilegiada situación. Mentuhotep II, en la organización de la administración, va a elegir a funcionarios de la zona de Tebas. Recuperó el cargo de vizir. Y el de canciller, que va a alcanzar más importancia que en la época del Imperio Antiguo. Junto al canciller está también el gobernador del Alto Egipto, que ya era un cargo existente, y el gobernador del Bajo Egipto, después de nueva creación. Ambos van a tener los mismos poderes. Tampoco sabemos... Si se dividió o se multiplicó el cargo de vizir, quedándose uno para cada uno de los departamentos de la administración. La situación de los vizires cambió algo con Sesostris I, ya que tal vez no se espiara ni de ello ni del poder que podían adquirir. Por ello, durante su reinado tuvieron un papel secundario. A pesar de ello, continuaron siendo la máxima autoridad de la administración de justicia y de ello dependían el conjunto de la administración. Los únicos mandos que no podían ejercer eran el ejército y el de la policía, los dos únicos que permitían al monarca permanecer en el poder. La sede de los órganos administrativos durante el primer periodo intermedio había sido totalmente destruida. No quedaba ningún rastro de los almacenes centrales, del catlastro, de las diferentes cortes de justicia, se había perdido el derecho escrito. Y dispersado el cuerpo de funcionarios. La decimoprimera dinastía no se ocupó de solucionar este problema, pero con la llegada de Amenhat I se reconstruyeron todos los cuadros y servicios administrativos. Fue complicado recuperar el cuerpo de funcionarios, pues había pocos que tuvieran la experiencia necesaria. Tuvo que emplear la propaganda para reclutar a aspirantes. y las capacidades formativas de los que ya tenía para que extruyesen a los nuevos. La nueva situación hizo que el poder de los nomarcas, que probablemente hubieran reducido su número, fuera decreciendo en cierta medida por el control ejercido por los funcionarios fieles al monarca. Con toda seguridad hubo represalias contra aquellos gobernadores locales que habían apoyado a los monarcas de Heracleópolis, al igual que también recompensas por los que habían permanecido fieles a Tebas. En cuanto a la religión, durante el Imperio Medio vamos a ver que no sufrió grandes variaciones radicales, pero sí se irá adaptando a las nuevas necesidades. Durante el primer periodo intermedio se produjo un cierto retroceso en las concepciones religiosas. Durante algún tiempo desapareció la religión del Estado, con lo que también se perdió un elemento unificador que tenía para tomar una mayor auge las divinidades locales que ejercían de elemento disgregador. Entre estas destacó Monserrat. Montu en Hermontis y Amón en Tebas. Amón ya había tenido un papel importante durante la segunda fase del Imperio Antiguo, unido a Ra, y volverá a tenerlo durante el Imperio Medio cuando los soberanos de la XI y XII dinastías vuelvan a restablecer la religión del Estado. Montu, el dios halcón, ya aparece en los textos de las pirámides y en el templo funerario de Pepi II. Su supremacía fue corta, pues con el acceso al trono de Amenéhat I Amon tomó su lugar y uno de los dioses hermopolitanos adorado en Tebas a inicio del primer periodo intermedio. Se le representaba con la forma humana y fue el dios oficial de la XII dinastía asociado, como ya había sucedido en el Imperio Antiguo, a la divinidad solar de Leópolis, Ra. Otro dios que adquirió gran importancia fue Sobek, el dios cocodrilo, divinidad del fallón, protector del agua y de la vegetación. Al margen de que de los dioses también fue importante la evolución de los ritos y los rituales funerarios. Aunque teóricamente todos los egipcios podían acceder a la vida en el más allá, lo cierto es que durante el Imperio Antiguo estaba casi exclusivamente reservado al monarca. Su familia y las clases nobles más elevadas. Con el Imperio Medio no será el nacimiento el que termine si se puede acceder o no a la vida eterna, sino el poder económico. Accederá al más allá todo aquel que pueda pagar los rituales imprescindibles para ello, así como la tumba y el ajuar. Será una popularización del más allá en la que, como vimos, va a jugar un papel importante el mito de Osiris. En cuanto a la economía, podemos destacar que no se produjeron grandes cambios en los sistemas de producción, y en general en la economía egipcia durante este periodo intermedio. La propiedad de la tierra sigue estando dividida, pero si en el imperio antiguo no era fácil saber cuál era la propiedad del monarca y cuál se podía considerar como propiedad privada, ahora es más fácil, pero nada ha cambiado sustancialmente. Los impuestos van a ser una parte fundamental de la economía, y sin ellos el Estado difícilmente puede subsistir. Desde Amen-Hemel I se llevó a cabo un control muy efectivo sobre el cobro de estos impuestos. Con tal rey, con Amen-Hemel. Hat, el aumento de la riqueza fue considerable, tanto la personal como la de sus funcionarios, como demuestra la gran cantidad de joyas que aparecen en sus tumbas. La base de la economía continúa siendo la agricultura, y para este periodo poseemos una fuente de información de primer orden. Una serie de papiros o de documentos procedentes de la tumba del vizir Ipi, que son conocidos como los papiros de Akanakte y las cartas de Genakate. Se trata de documentos esencialmente económicos que nos dan información sobre la situación de los campesinos, las unidades monetarias, la tenencia de tierra, los salarios, los productos básicos, lo que se pagaba por ellos. Así sabemos que los impuestos que recibía el monarca eran generalmente en grano. Los valores de las cosas están calculados también en grano, y muchos investigadores ven en estos un primitivo sistema de contabilidad. La agricultura era próspera, no solo en el delta, sino a lo largo de todo el Valle del Nilo. Con Sesostris I se produjo un extraordinario florecimiento económico en todos los campos, y claro reflejo es la riqueza en las tumbas. En la etapa de conquista de Sesostris III, unida a la prosperidad de Egipto con los anteriores monarcas de la XII Dinastía, y a la estabilización de los monarcas de la XIII Dinastía, y a la estabilidad política de todo este periodo, tuvo un claro reflejo en la economía, que se notó con claridad durante el reinado de sus hijos Sesostris III. Amenéhat III Nubia había quedado totalmente controlada y la nobleza provincial había dejado de ser una amenaza para el poder central. Sin otras preocupaciones, los monarcas se pueden centrar en otros problemas como era el abastecimiento de materias primas. Bajo el reinado de Amenemhat III se llevó a cabo una intensa explotación de las minas turquesas y cobre del Sinaí. Los campamentos provisionales que había en su cercanía se convirtieron en prosperas ciudades, que incluso llegaron a estar fortificadas. La agricultura también recibió la atención del monarca y se buscó la mejora de los sistemas de irrigación para poder llegar a cabo los planes proyectados sobre el Ayun. Aquí podemos ver una imagen típica de la escena de la vida cotidiana de los campesinos egipcios. En cuanto a las instituciones, con la llegada de la decimosegunda dinastía se va a producir un cambio. En el ejercicio de poder. A Menemhat I era consciente de los problemas que podía plantear la sucesión, y como esto había sido causa de graves enfrentamientos, que en ocasiones fueron en perjuicio del poder de los monarcas, y de un sistema para facilitar la sucesión, pero que a su vez también planteaba algunas dificultades, bajo su reinado aparece la forma de gobierno de la corregencia. Para que funcionase este sistema, tuvo que superar el problema religioso, y como la ciudad del monarca estaba impregnada de la dignidad. Aquella fue la solución teórica, no sabemos si funcionó en la práctica y hasta qué punto fue efectiva. Sí sabemos que a Menemhat I compartió el poder con Sesostris I, al menos durante 10 años, pero no parece que siguiese funcionando con Sesostris II. Además, se le planteó el problema añadido de recuperar el poder de los monarcas. La visión que se tenía de los reyes, que podemos ver en la literatura de la época, es bastante creativa. Solo algunos de los soberanos del imperio antiguo eran vistos con benevolencia. A Menemhat I buscó que la realeza fuera vista como más humana, y en ello jugó un importante papel la religión osiríaca, a lo que se unieron los cambios morales que se produjeron en la sociedad egipcia con los nuevos ideales de justicia y legalidad. El resultado de estos esfuerzos tuvo éxito y los ataques de la literatura a la monarquía cesaron. Con Sesostris I, el prestigio de la monarquía recuperado por su padre fue en aumento y la literatura hace de él numerosos elogios, como podemos apreciar en el cuento de Sinué. Es un dios, se dice en la narración, aunque no tiene su apariencia. Antes nadie ha existido igual a él. Es un maestro de sabiduría. Sus decisiones son perfectas. Cada vez más se va a emplear la palabra dios para designar al rey, yendo más allá con el reinado Sesostris III, que será uno de los pocos monarcas que fueron considerados dios en vida. En lo que respecta a la literatura, el imperio medio egipcio fue una época de esplendor en el campo literario. Los propios egipcios la consideraron como la época clásica de su literatura. La narrativa, las obras religiosas y las obras filosóficas alcanzaron un gran desarrollo. Se han conservado numerosos relatos, obras pseudoproféticas, traslados didácticos, etc., que en los siglos sucesivos serán copiados una y otra vez. En muchas ocasiones los relatos están basados sobre sucesos reales. porque contienen información muy valiosa para el conocimiento de esta época y de las inmediatamente anteriores. Entre las obras que nos proporcionan informaciones políticas, sociales, contienen muchos datos históricos, podemos citar entre las máximas las de Dex de Hort y las ya mencionadas de Pajotep. Entre las enseñanzas, las de Armen Gehar I, las de Merikare, las de Un sabio egipcio, la historia del campesino elocuente, y entre las pseudoproféticas, la profecía de Nefertiti. Sin duda, uno de los relatos más famosos es la historia de Sinué, que probablemente tenía por finalidad exaltar la figura de Sesostris I. Pajotep contiene un himno dedicado al monarca y en varias ocasiones exalta su generosidad. Sinué, un noble de la corte, se opone a la llegada del trono de Sesostris I y Uyaciria. Allí lucha contra numerosas tribus. Pero no olvida su tierra y siempre está deseoso de regresar. Finalmente, Sesostris le perdona y le pone a su servicio. En cuanto a las enseñanzas de Armen Gehar I, tenían la finalidad de reforzar la sucesión dinástica, dando consejos para la política que debe seguir en el reino. En esa misma línea están las enseñanzas de un hombre a su hijo, pero en esta ocasión dirigidas a un público más amplio. Podríamos considerar El marinero no fragado como un libro de viajes. Trata el relato de un viaje al país del Pum en el que se hunde la nave y el protagonista se salva agarrado por un madero, siendo arrastrado a una isla donde sobrevivir y allí recibe ayuda de una serpiente que le pronostica su futuro. También interesante por ser una representante de lo que se podría llamar literatura social, Historia de un campesino elocuente. Impu, un campesino de Guadinatrum, se dirige a la ciudad para vender sus productos. Por el camino asaltan la caravana y les roban. Cuando llegan a la ciudad se dirige al intendente para exponer su caso y aprovecha también para quejarse de la corrupción que hay en Egipto. La abundancia y la variedad de las obras literarias ha llevado a pensar a los egiptólogos. Que pudo existir también, aunque no haya prueba de ello, una especie de teatro popular para diversión de la gente. Muy probable que estas obras se representasen por actores profesionales con motivo de grandes fiestas. Se nos han conservado algunos fragmentos como por ejemplo el drama de la menfita y el drama de la coronación. El primero es un empate con una serie de diálogos entre los personajes. No podemos olvidar las llamadas obras técnicas, fundamentalmente tratados de medicina y matemáticas que han llegado por copias posteriores. El papiro quirúrgico de Edwin Smith, una copia de época de los isos pero que puede remontarse al imperio antiguo, o el papiro de Ryn que ha llegado hasta nosotros. Entraríamos entonces en lo que se denomina como segundo periodo intermedio, que abarcaría entre el 1650 y el 1550 a.C. Es evidente que cuando finalizó la decimosegunda dinastía no entró un caos semejante al del final del imperio antiguo. Con el paso de los monarcas, la situación se fue haciendo cada vez más caótica. Los reinados eran... ...cada vez más breves, lo que producía inestabilidad política y que las intrigas espalacigas fueran cada vez más constantes. Incluso no hay, o podemos apreciar que no existe ningún lazo de unión entre un monarca y su sucesor. Por los datos que tenemos actualmente, podemos establecer una cronología global para este segundo periodo intermedio, pero se hace extremadamente difícil establecer una parcial para cada una de las dinastías. porque la información es confusa y poco fiable, sobre todo para las dinastías XIII y XIV. La arqueología está intentando poner un poco de orden en este complejo panorama, siendo lo más urgente poder tener a nuestra disposición un listado ordenado de los monarcas, pues las diferentes listas reales no se ponen de acuerdo ni en el nombre ni en el orden de los reyes, ni por supuesto en la duración de su reinado. Por ello el listado de monarcas debe ser considerado incompleto e inexacto. Primero, intentando establecer una cierta periodización de este segundo periodo intermedio, se pueden distinguir grosso modo tres fases. Una primera durante la que se produce un parodino de ulterioros de las instituciones, caracterizado por la inferioridad política y la descentralización del gobierno hasta la llegada de los Ixos. La segunda en la que los Ixos serán los protagonistas y una tercera en la que Teba se impone de nuevo y expulsa a los invasores. Maretón nos informa que la decimotercera dinastía estuvo integrada por 60 reyes, que gobernaron no unos 453 años como él dice, sino 150. Aunque la cifra global de los reinados es inexacta, no lo es tanto el número de los monarcas. Los monarcas de la XIII Dinastía estuvieron poco tiempo en el poder y la debilidad de la corona no afectó todo lo que podría poner a la prosperidad del reino. En consecuencia, el paso de la XII a la XIII Dinastía en principio influyó poco en la situación de Egipto y en la de los territorios que hasta ese momento había dependido del gobierno central. Aunque tampoco se puede negar que la creciente debilidad de la corona poco a poco debió ir afectando a la prosperidad del reino y a sus relaciones externas. Los enemigos de más allá de las fronteras es ineludible que percibían esa debilidad y lo único que podían hacer era esperar el momento oportuno. Algunos egiptólogos han pensado que la cifra global de los reinados es inexacta. Algunos han pensado que reinados tan cortos, sin que existiese una crisis manifiesta, podría suponer en realidad que se trataba de monarcas ficticios que eran elegidos por un breve periodo de tiempo para mantener las apariencias y que los verdaderos gobernantes eran los vizires. Eran ellos quienes lo designaban y por detrás manejaban los hilos de gobierno. La demostración de este hecho podría proceder de algunos papiros en los que se aprecian reyes muy efímeros, pero en cambio hay vizires como Ancu que permanecen en su puesto durante el reinado de varios soberanos. Anku lo hizo desde Usarkare Keknder a Sobokhavet III. Si esto fue así, el poder descansaría en el vizir y no en el rey. Hay cierto acuerdo en que los monarcas de la XIII dinastía eran mayoritariamente de origen tebano, por lo que a pesar de que no tenemos datos que lo confirmen, es muy probable que pudieran existir algún tipo de relaciones familiares con los monarcas de la dinastía anterior. Aparentemente existió la tendencia generalizada a legitimarse a través de los nombres elegidos para reinar, nombres que les ligaran a las dinastías anteriores. Así eligen Sesostris, Antep, Amenjehap, Mentuhotep. Pero el más frecuente es Sobekhotep. El primer monarca de la dinastía, Amenjehap Sobekhotep I, continúa las labores de los monarcas anteriores y va a realizar de nuevo un censo. Amenjehap Sobek primero va a mantener el control de la Baja Nubia y del Próximo Oriente, comenzando a la decadencia. Poco sabemos desde los... ...de los... Monarca desde Etebire hasta Sobejopet IV. Destaca Nefertojet I cuando Egipto controla Siria y a partir de ahí empieza la decadencia de la dinastía. Hay reyes como Sobejopet V, Neferjopet II o Neferjopet III que no controlan ya el Bajo Egipto y los últimos monarcas de la dinastía serán Wahirre y Merneferre. La decimocuarta dinastía va a convivir de alguna manera con la decimotercera e incluso sobrevive a ella. Los soberanos ocupan los territorios pántanosos de la zona. El primer monasterio de la dinastía es el del Delta, alejado de la penetración de los Ixos. Su capital será Sois y según Manetón la dinastía estuvo formada por 76 reyes que gobernaron 184 años. Desconocemos cualquier dado histórico de estos monarcas y solamente el Papiro de Turín corrobora la palabra de Manetón. No hay explicación al hecho de que los monarcas de la decimotercera dinastía que permitieran a los príncipes de eso ahí gobernar de forma independiente, a no ser que no se tratara de una verdadera dinastía y estuvieran bajo el poder de los monarcas tebanos, pero tampoco hay nada que pueda corroborar esta afirmación. La visión tradicional que se dio a los isos en Ixos, en Egipto, fue muy negativa, y un claro ejemplo de ello es la visión que de ellos da Manetón, recogido por Flavio Josefo, historiador romano del siglo I, en la que dice que unos hombres de raza desconocida invadieron Egipto y se adueñaron de todo el país por la fuerza y sin combate. Abrisionaron a sus dirigentes, incendiaron las ciudades, arrasaron los templos, trataron con los monarcas, y se adueñaron de todo el país por la fuerza y sin combate. Abrisionaron con gran crueldad a los egipcios y los esclavizaron, y puntualizándose que a este pueblo se le daba el nombre de Ixos, que Manetón traduce como Reyes Pastores. Esta es una visión altamente negativa, que sin duda no se corresponde con la realidad, y que se generó a partir de la llegada del Imperio Nuevo. Existe un gran debate, aún no esclarecido del todo. Sobre cuál es la naturaleza de los Ixos, y no hay ningún acuerdo a la hora de asignarles una procedencia concreta. Por algunos estudios onomásticos, podrían ser cananeos. También podría tratarse de grupos de población nómada de origen hurrita, pero lo más probable es que se trate de una mezcla de poblaciones semitas e indoropeas. Los Ixos, como ya hemos mencionado, se fueron infiltrando en la región poco a poco desde el inicio de la decimosegunda dinastía. No era una población homogénea, aunque la mayor parte de ellos eran semitas. Los egipcios no los designaron con un único nombre y les conocían como Seteiu Amu Mentiu Desetet. Todos esos nombres los utilizaban para designar a pueblos asiáticos. Aunque la infiltración comenzó a finales de la decimosegunda dinastía, está admitido que la masa de población andalucina. El reino asiático comienza a llegar a partir del reinado de Neferhotep y continúa con Sobejotep V hasta Guaibre, culminando con la conquista de Avaris, previa a la toma del poder. La consolidación de su poder en el delta necesitará cerca de 50 años, años que tardarán en llegar a Memphis, y años en los que respetarán territorio de la zona noreste del delta, gobernado por la decimocuarta dinastía. Una vez conquistada Menfil, los Ixos se consideran dueños y señores de Egipto, estableciendo su capital en Avaris. Los Ixos van a establecer dos dinastías en Egipto, los llamados Ixos Mayores, la Dinastía XV, y los Ixos Menores, Dinastía XVI. Ambos van a ser simultáneas y van a convivir. Su gobierno no habría sido posible, o al menos hubiera pasado, por gravísimas dificultades y no se hubiera apoyado inteligentemente en las estructuras políticas y administrativas heredadas del Imperio Medio. No desmontaron el sistema administrativo, sino que lo utilizaron. Utilizaron también la estructura de funcionarios de origen egipcio que conocían el sistema y estaban acostumbrados a él, en lugar de sustituir los parasiáticos. Ello favoreció la transición de su poder para suave y la administración continuó. No era funcionando razonablemente bien. Ello no impidió que los Ixos trajeran sus propias tradiciones de gobierno, que intentaron combinar con las egipcias. No estaban habituados a vivir en un estado enormemente centralizado y poderoso. Su forma virtual estaba más en consonancia con el panorama político del primer periodo intermedio. en el que se produjo una disgregación del poder central en favor del poder territorial. Los CISOs eran partidarios de un Estado disgregado en muchos pequeños núcleos de poder, todos ellos bajo la autoridad de un líder más poderoso, pero conservando un alto grado de autonomía y de autogobierno, a cambio del pago de tributos. En consecuencia, es probable que los CISOs controlaran solamente una parte limitada de su territorio, y el resto quedó bajo la observancia de asentamientos militares situados en puntos estratégicos. Este sistema posibilitó la existencia de la Dinastía XVI. Esos CISOs menores, pero sobre todo, aunque no podemos decir que los facilitara, no fue capaz de impedir el surgimiento de una dinastía egipcia en Tebas, la XVII, a la que la poste acabaría con la dominación ixa. La XV Dinastía No tenemos seguridad ni el nombre ni el número dominante, total de gobernantes que constituyeron esta dinastía. Tampoco tenemos datos sobre la relación que existe entre ellos. Por lo que se refiere al ascenso de los Ixos en Egipto, los investigadores establecen dos bases. Una primera fase, que tiene lugar en la zona noreste del delta a finales del siglo XVIII a.C., con la ocupación de Avaris y la adopción del dios principal de la ciudad, Seth, y la reconstrucción de su templo. En una segunda fase consolidó la conquista, expandiéndose hacia el Bajo Egipto. Los protagonistas de la expansión son prácticamente desconocidos. Según las listas reales, la quinceava dinastía pudo reinar unos 108 años, y los dos primeros monarcas los conocemos por maletón. El primero, Salitis, o también llamado Sequejer, que podía identificarse con el Xerxes, cuyos sellos llegan hasta la Tercera Catarata. Esto no debía interpretarse como el dominio de los Ixos llegaba hasta Sudán, pues en esta época, en la zona baja de Nubia, había establecido una serie de príncipes locales independientes. Relacionado con este monarca... ...está Ur, un funcionario conocido también por los escarabeos, que lleva el título de tesorero del rey del Bajo Egipto y superintendente del Tesoro, cuya misión debía ser recaudar los impuestos. La prueba de continuidad del funcionario anterior es que conocemos otro tesorero de esta época que trabajaba para la administración de los Ixos, pero que tenía un nombre egipcio. Pero igual, el segundo monarca va a ser Jakub Her o Menuserre Jakbal, que en su dominio van a llegar hasta la primera catalata y de su mandato sí hay restos y monumentos construidos por él, a diferencia del anterior. El cuarto soberano, que tomó el nombre egipcio de Apophis I, mantenía el sometimiento sobre Tebas y tras su reinado va a empezar los movimientos de Tebas para conquistar o reconquistar el poder. Los últimos monarcas, Apophis II y Acerje, pues con ellos se van a perder la influencia. La información que tenemos sobre los soberanos de la decimosexta dinastía es realmente escasa. Sabemos que estuvo compuesta por parte de los 75 reyes pastores, por ocho nombres extranjeros del papiro de Turín. Y por un cierto número de soberanos, de los que solo conocemos su nombre gracias a los jalapeos, y que somos incapaces de ordenar cronológicamente estos soberanos. En cuanto al significado y las aportaciones de Ixos, pues los Ixos realmente hicieron una revolución en la civilización egipcia, aportando nuevas concepciones en todos los campos, concepciones que después van a ser importantes en la evolución y desarrollo del imperio nuevo, sacando a Egipto de su ancestral anquilosamiento. Gracias a su presencia, lograron que los egipcios abandonaran la creencia en su superioridad frente a otros pueblos. Se trató de una evolución en su pensamiento, que fue favorecida por el contacto continuado e íntimo con las culturas, sobre todo las asiáticas, que los Ixos representaban. A esta creencia en su superioridad probablemente había contribuido el aislamiento, que producía estar entre dos desiertos, el Arábigo y el del Sáhara. Esta apertura hacia el exterior favoreció que penetraran en Egipto nuevas corrientes de todo tipo, religiosa, filosófica, artística, así como numerosas innovaciones técnicas, que cambiaron radicalmente. Así, por ejemplo, sabemos que los egipcios probablemente ya conocían el caballo. Y el carro tirado por caballo, pero con los Ixos se introduce una novedad, el empleo del carro por el ejército, apareciendo así en Egipto el carro de guerra. Muy probablemente también introdujeron una mejora en otra arma importante, el arco tradicional, que se transforma en el arco compuesto, que da una mayor potencia y alcanza sus proyectiles. En el campo bélico también aparecen los puñales de bronte, la espada mejorada, la espada curva, que tendrán una enorme repercusión y también la armadura de malla. Al margen del campo bélico introducen también nuevos instrumentos musicales, sobre todo la cuerda. Igualmente tiene lugar una mejora generalizada de la metalurgia del bronte, aparece el talar vertical y en orfebrería se van a fabricar pequeñas joyas como pendientes o alfileres. Los Ixos por su parte adoptaron muchas tradiciones egipcias, van a emplear el sistema de escritura jeroglífica, también asumirán los nombres personales egipcios. Es muy probable que la elección de un dios egipcio como decimos. Si la elección nacional no fuera gratuita e intentaran equiparar a Zed con algunos de los dioses asiáticos, tal vez con Baal, Tregezeb o Tesnub y la introducción de algunas divinidades típicamente asiáticas también para esas destiguadas. como la mujer desnuda que aparece en numerosas escarabeos de esta época, indudablemente identificada con Astarte. Y por último llegaríamos a la tercera fase de este periodo, el acceso de Tebas y la expulsión de los Ixos durante la decimoséptima dinastía. Casi coincidiendo con la caída de la decimotercera dinastía y la conquista del norte de Egipto por los Ixos, en la región de Tebas se está formando una nueva dinastía que se va a intentar mantener el control sobre una parte del territorio tebano, pero que va a estar sometida a los Ixos. En este periodo todavía no podemos hablar de reyes, sino simplemente de príncipes locales. Como en otras ocasiones no es fácil establecer la lista de los monarcas que integraron esta dinastía y el orden de sucesión. Nuestra fuente principal va a ser el papiro real de Turín, que menciona quince monarcas. Diez de ellos son conocidos. Los monarcas son conocidos por los monumentos, mientras que la adquisición de Tuzmosis III de Karnak, en la que se recogen sus antepasados, mencionan a nueve de estos quince. Finalmente, en las tumbas de Tebas, de los quince monarcas están enterrados siete. Cuando se inicia la dinastía es muy probable que los príncipes tebanos solamente tuvieran aspiraciones sobre sus territorios tradicionales. los ocho primeros gnomos del Alto Egipto, desde Elefantina a Ávidos. Mientras que los Ixos dominaban Egipto, ellos estaban intentando rescatar las tradiciones del Imperio Medio, pero carecían de recursos necesarios. Sin acceso a las candeladas Suán ni al Wadi Hamamad, tuvieron que conformarse con los pobres materiales a los que podían conseguir, lo que en gran medida se refleja en sus tumbas. El fundador de la dinastía será Rajotep, que se encargará de restaurar los templos de Min en Coptos y Osiris en Ávidos. Antep V, segundo monarca, tuvo un breve reinado, siendo sucedido por Antep VI. A los 16 años accedió al trono Sobek Temsaf II. Uno de los documentos existe sobre la información del saqueo de su rica tumba en tiempo de Rases II. Su nombre aparece en numerosos monumentos, y por la riqueza de su tumba, a pesar del saqueo puede deducirse que en esos momentos se produjo una cierta bonanza en la economía. Su sucesor, Yehuti, apenas gobernó un año, siendo sucedido por Mentuhotep VI, que conocemos por alguna espigie. De los siguientes monarcas hasta Seqemre Getao II apenas tenemos noticias. Durante el reinado de Apophis I, Seqenre provocó el enfrentamiento con los Ixos. El relato de este lo conocemos por el documento de una época ramecida, la disputa de Apophis y Seqenerre, documento cuya noticia ha sido puesta en duda y cuyo contenido es una queja de Apophis por el ruido que hacen los hipopótamos en tema. La disputa provocaría el inicio de la resistencia a Tebas contra los Ixos. Sabemos muy poco sobre cómo Seqenre fue derrotado por Apophis y que murió durante la rebelión. Sin embargo, si sabemos que los Ixos, a pesar de la victoria, se vieron obligados a abandonar el Alto Egipto, estableciéndose la frontera en el norte de Aswit. Kamosik, el que doblega las dos tierras, se encargó de continuar la lucha, enviando una expedición naval. La lucha naval que llegaría cerca de Avaris, aunque no fue una victoria aplastante, sí redujo sustancialmente el poder de los Ixos, lo que sabemos por dos grandes estelas colocadas en el templo de Amon en Karnak. y por la tablilla de Carnavón I. Ello provocó que los Ixos fueran también expulsados de Egipto Medio. La ofensiva final de los Ixos la protagonizó el hermano de Camosis, Amosis I, fundador de la XVIII Dinastía. En la toma de Avaris, los egipcios debieron de emplear ya las novedades técnicas en armamento introducidas por los Ixos, como el carro de guerra. Tras la queda de la ciudad, los Ixos fueron perseguidos hasta el Sinaí, el sur de Palestina y el desierto de Negev. Sin embargo, su influencia todavía permaneció por algún tiempo en algunos campos de la cultura egipcia como la literatura. Pues hasta aquí la sesión de hoy y en la sesión próxima abordaremos el último de los temas relativos a Egipto. Muchas gracias.