Es un honor estar aquí, poder hablar aquí. Por tanto, lo primero que quería hacer era agradecer a todos los que han organizado estos actos y que por tanto me permiten estar aquí. Voy a ir un poco rápido y voy a ser lo más breve posible. Tenía diez minutos, además al final de todas las jornadas y creo que lo peor que puedo hacer es alargarme. Bueno, es un poco extraña la posición que ocupo yo hoy aquí y sí, es seguro que es un honor y espero que no sea un error. Y digo eso porque vengo como director de Tabacalera, que es un centro de cultura contemporánea en San Sebastián. Es un centro de creación contemporánea vinculado fundamentalmente a la imagen, a la cultura visual y especialmente al audiovisual. Y por tanto intenta incidir en la cultura contemporánea desde esa posición o desde ese foco, desde esa idea de que cada vez más la vida y la cultura contemporáneas son audiovisuales o se están audiovisualizando. Por tanto, si lo pueden ustedes preguntar, yo me lo pregunto. Yo me pregunto qué hago desde la imagen hablando de literatura. Pero creo que la literatura tiene una serie de problemas en Europa o tiene una serie de problemas a la hora de plantearse cuál es su lugar en Europa. Y no son únicamente, no pertenecen únicamente al ámbito de la literatura, sino que muchos aspectos son cuestiones culturales. Y creo que desde una experiencia, digamos, más vinculada a lo visual y desde un proyecto concreto, real, presente, podemos hablar no solamente de cultura vasca, sino también de literatura. Bueno, Tabacalera es un centro internacional. Es un centro internacional, pretende ser un centro internacional y al mismo tiempo un centro vinculado a lo local, incluso a lo hiperlocal. Yo la primera cosa que querría señalar es que eso que a una gente todavía le resulta como extraña porque han sido durante años o durante mucho tiempo se han considerado aspectos opuestos, cada vez más con la aparición fundamentalmente de las redes y de las tecnologías de comunicación no son opuestos, sino que están generando una nueva relación entre lo local y lo internacional. Eso es lo que me liga a este debate. No en este caso. No en la literatura, sino en la cuestión de Europa. Es decir, la pregunta sobre Europa. La pregunta de cómo ser europeos, de alguna manera. Yo creo que todos nos sentimos europeos, creo que mis compañeros lo han contado estupendamente, somos europeos todos desde la biografía del lector de uno, somos europeos desde la sociología de nuestra realidad lingüística y cultural, pero luego no es tan evidente que sepamos ser europeos. Y yo creo que la pregunta sobre el lugar que ocupamos, sobre el lugar que podemos ocupar como literatura vasca y como cultura vasca. Es realmente una pregunta y es realmente una cuestión y a veces es una preocupación y una pregunta que no está del todo respondida. Pero sí quería señalar, por si luego tenemos tiempo de debatir, que ya no estamos hablando de un dentro-fuera. Que si venimos a Bruselas a hablar de literatura vasca y Europa, no es porque nos hemos ido de casa y porque de esos temas nos preocupamos cuando salimos de casa. Lo internacional está ya adentro. Todos vivimos en una relación permanente entre lo local e internacional. Y señalar, por otra parte, que en ese nuevo diálogo que se está estableciendo, muchas veces la posición no es entre lo local y lo europeo o la complejidad de lo internacional, sino entre lo local y la globalidad, que es bastante vinculada a un tipo de producto global, que tiene un mercado global, que tiene una producción global y que puede ser uno de los grandes problemas justamente para lo que yo creo que tenemos que defender en la cultura europea. Que es su riqueza, su diversidad y su capacidad de seguir apostando por la diversidad. Bueno, evidentemente un centro como es de cultura contemporánea, que quiere estar en la cultura contemporánea, que quiere ser productora o facilitar la producción de cultura contemporánea, tiene que ser internacional. No es una opción que viene a posteriori. Yo creo que en este momento no se puede uno plantear una creación cultural si no es también en términos internacionales. Por tanto, lo primero que hicimos cuando empezamos con el proyecto nosotros fue ponerle un número... ...una dirección virtual, un lugar en la red, que es www.tabacalera.com.ca, porque nosotros lo decimos con el nombre... ...bueno, con la manera en que lo utilizamos los euskaldunes de San Sebastián, Tabacalera, y luego pone .eu. Es decir, que desde el principio queríamos decir, este es un proyecto europeo, el enclave de este proyecto es Europa, su identificación es europea. Entonces, eu significa Europa. Eso quiere decir que Europa para nosotros es, digamos, una situación de partida, pero es también un problema, es también una oportunidad y es también un proyecto. Un proyecto que hay que ir construyendo. Yo creo que ser europeos no es una obviedad, no es algo que se nos ha dado, que se nos viene dado, es algo que tenemos que ir conquistando y que tenemos que ir, de alguna manera, formulando para que eso sea posible. Yo creo que es una aventura, por otra parte, apasionante. En esa idea de vincularnos a un espacio europeo, yo creo que el primer apoyo que podemos tener es justamente el de la Unidad Europea y recuerdo aquí, por ser breve, solamente una cita de uno de los trabajos que se llevaron a cabo en torno a la diversidad lingüística y que dice así El objetivo que debe alcanzarse no consiste en retrasar lo ineludible. Al contrario, consiste en introducir la diversidad lingüística de forma definitiva en la vida de los ciudadanos, los pueblos y las instituciones de Europa. Yo creo que eso, que vivir esa diversidad y esa complejidad... Bancho, bueno... Esto de ser europeo estresa un poquito, me estoy poniendo demasiado acelerado. Lo que quiero decir es que esa complejidad es no solamente una realidad, sino que es también una oportunidad y que es también un proyecto. Y creo que eso es algo en el que el Estado español podría ser líder y podría reflexionar en la medida en que admite en el Estado de las autonomías que esa complejidad es parte consustancial de ese Estado. Admite de una manera igual no todo lo profunda o no todo lo interiorizada que algunos quisiéramos, pero de hecho creo que es uno de los fenómenos llamativos también dentro del mapa europeo. Y creo que tenemos que hablar de mapas. Bueno, en primer lugar, cuando nosotros decimos que somos un centro europeo, eso tiene una consecuencia directa sobre cuál es el idioma de uso dentro de un centro así. Por supuesto, si es un proyecto que surge en San Sebastián, en Guipúzcoa, en el País Bajo, en Baskonia, como dice Saber, tiene ya dos lenguas de entrada. Va a hablar en castellano y va a hablar en euskera. Quiere decir que va a crear en castellano y que va a crear en euskera. Pero el País de los Vascos cabalga sobre el Estado español y el Estado francés y por tanto, estando a 20 kilómetros además de esa frontera, sería una oportunidad perdida no contar con ese aspecto de nuestro país, con la riqueza que eso nos ha aportado permanentemente. Y entonces esas dos lenguas iniciales tenemos que añadir una tercera, que es el francés. Y por supuesto, tenemos que añadir el inglés en la medida en que hoy en día es la lengua internacional de intercambio internacional en todos los órdenes y también en el orden de la cultura. Con lo cual, nosotros planteamos que Tabacalera es un centro necesariamente multilingüe y que va a trabajar sobre cuatro idiomas permanentemente. Eso nos lleva a una reflexión sobre cómo hacer que eso sea posible y por tanto, cómo reinventar, no nosotros solos evidentemente, pero cómo buscar cómplices para ir reinventando esa convivencia entre los dos. Es una convivencia entre lenguas y es una dinámica multilingüística o multilingüe. Para eso, tenemos un aspecto del proyecto que nosotros llamamos ELEA, que es desde donde queremos desarrollar ese aspecto multilingüe de Tabacalera. ELEA significa en euskera palabra, pero ELEA es la L y la L es el símbolo internacional de learning y yo creo que el multilingüismo es algo que tenemos que aprender. Tenemos que aprender a ser multilingües, a gestionar el multilingüismo y hacer que realmente los centros sean multilingües, no solamente a posteriori, como un trabajo de traducción y volcado a lenguas de uso más internacional, una producción que se hace de una determinada manera, en una determinada lengua. Y menos aún tal como se está entendiendo muchas veces en el País Vasco, que es que se produce la cultura en castellano y luego, o la actividad diaria de un centro como el nuestro, se hace en castellano y luego se vuelca a la euskera porque hay una corrección política y una corrección lingüística que hay que respetar. Eso, además de que es poco útil y poco fértil, empieza a ser ya imposible y a la hora de, en nuestro caso, de intentar poner en marcha un proyecto de cultura contemporánea en el siglo XXI, es decir, cuando ya Google existe y que ya estamos casi en la era post-Google, nos tenemos que plantear que todas las lógicas de apoyo al idioma a través de la traducción, etc., se nos empiezan a caer y se nos empiezan a caer porque muchos de ellos están pensados sobre una idea consecutiva, es decir, primero se produce en una determinada lengua y siempre hay tiempo para luego traducirlo o a la lengua, o a la euskera en este caso, o a otras lenguas internacionales. Pero ya la producción y la relación de la cultura es online, es inmediata, no tiene ese tiempo de demora y tampoco tiene una relación de emisor y de receptor como la que tenía incluso hace 15-20 años. Es ya un diálogo y es ya un diálogo permanente que pasa por muchas plataformas tecnológicas en el que todo el mundo se siente capaz de generar contenidos y se siente llamado a esa mesa. Por lo tanto, no estamos en un centro que pueda lanzar traducciones, pueda lanzar textos traducidos a un supuesto público que está esperando ahí fuera, sino que el público que está ahí fuera está dentro, el público que está ahí fuera no está esperando, está interviniendo y además en el mismo momento que se están generando las noticias, los documentos o los productos. Y yo creo que ese es un tema que al menos a nosotros nos preocupa y que creo que puede preocupar a más gente. Con lo cual el multilingüismo, igual que la misma idea de Europa, es una situación natural pero es un problema, es una oportunidad y es un proyecto. Y para nosotros la idea de hacer la oportunidad era considerar que los idiomas son lenguas y que si tenemos cuatro idiomas es de alguna manera disponer de cuatro ventanas. Cuatro ventanas a paisajes diferentes y por tanto a mapas diferentes. Evidentemente el castellano nos abre a nuestra propia realidad dentro del país, nos abre a nuestra vinculación con todo el estado español, nos abre a la relación con toda Latinoamérica, porque el castellano no solamente es una lengua más fuerte o con más peso que el euskera, sino que es una de las lenguas globales en este momento, con lo cual tiene una importancia incomparable por ejemplo con el francés, pese al valor simbólico, histórico y digamos de brillo que pueda tener todavía el francés. El euskera nos abre no solamente a nuestra propia tradición como euskaldunes y a nuestra propia realidad como euskaldunes, que es muy limitada como decía antes Xavier y decía María José, nos abre yo creo también a una realidad de muchas pequeñas comunidades lingüísticas, no solamente en el mundo sino especialmente en Europa. Y en ese sentido creo que la diversidad realmente se ve en Europa y que podemos establecer mapas de relación de alguna manera de interés común entre comunidades pequeñas para las cuales la internacionalización y la salida hacia Europa es una aventura de un carácter muy determinado. Y no es casualidad que entre nosotros la relación al menos institucionalizada entre escritores vascos, gallegos y catalanes sea mucho más estrecha que con otras comunidades intelectuales. En cualquier caso nos lleva al problema de los mapas. Como todos sabemos los mapas son complejos, tenía idea de traer unas imágenes en un powerpoint para ver algunos mapas de la diversidad lingüística europea que curiosamente divergen bastante. Es decir, no hay un acuerdo ni siquiera sobre cuál es el mapa, y no hay un acuerdo tampoco sobre cómo se dibuja un mapa. Y lo decían antes muy bien los compañeros y especialmente creo que lo ha señalado Xavier, en nuestro caso dibujar un mapa coloreando un territorio concreto con un color de un idioma concreto no es suficiente porque no es igual territorio, no es igual a lengua y porque nuestra ocupación de un espacio es muy muy muy relativa y es de otro orden y yo creo que en ese sentido probablemente haya que trascender el discurso de lengua igual a territorio para ser de alguna manera adelantados a otro tipo de situaciones lingüísticas y culturales que se están produciendo ya. Intento terminar porque veo que Lourdes está apuntando algo en el papel y por tanto quiere decir que voy tarde y simplemente para contar que dentro de Tabacalera también tenemos, bueno va a estar, va a residir dentro de ese edificio que es Tabacalera, lástima que no lo pueda mostrar, el Instituto Echepare que va a ser el instituto pues un poco equivalente al Instituto Cervantes o al Instituto Ramón Llull, es decir el Instituto de Proyección Internacional de la Lengua y la Cultura Vascas. Para nosotros como institución, como centro cultural es una oportunidad, espero que para ellos también lo sea en la medida que nosotros les vayamos a plantear problemas concretos pero a mí sí me gustaría marcar en este foro una cierta prudencia, un cierto miedo a la idea de la palabra proyección. Se sigue hablando mucho de cómo proyectar la literatura o la cultura vasca en nuestro caso. En Europa o en el mundo yo creo que hay una idea que tenemos que empezar a jugar con más malicia y a poner un poquito en cuestión. Proyectar significa que hay una imagen que está en un marco, por tanto hay una labor con la que se ha llegado a articular una única imagen, detrás de esa imagen se pone un foco, hay un proyector, hay un tipo de aparatería no solamente técnica sino institucional que tiene una determinada potencia. Y que iluminando esa imagen hace que esa imagen se multiplique y se vea muy lejos y por tanto esa imagen se va a tener que ver en una sala oscura. El problema que tenemos es que la situación actual yo creo que es mucho más compleja que una sola imagen, que no tenemos ya un proyector y que no se trata sobre todo de encontrar el dinero suficiente para tener la potencia suficiente porque el problema lo tenemos ahí fuera, ya no hay salas negras y ya no hay espectadores, no están esperando nuestro mensaje. Entonces de la idea de proyección, tan vinculada a la proyección nacional y tan vinculada a la gloria nacional, de alguna manera tendríamos que pasar a las palabras que contienen el con, al contacto, a la convivencia, a la conexión, a la complicidad, a los grupos de interés y por tanto pasar de un esquema formal a un esquema informal, de un esquema institucional a un esquema de redes y a una manera de proyectar y dar a conocer la cultura vasca que no se puede controlar de la misma manera que antes, no se puede evaluar de la misma manera que antes y estar seguros del resultado que nos pueda dar. No podemos estar seguros porque de sobre la vida tenemos muy pocas seguridades y yo creo que ese es uno de los aspectos mejores de ese cambio que tenemos que afrontar. Y corto porque creo que no se me va a reír.