de lo que él quiere. No existe un orden, digamos, que vaya a brotar desde la Tierra para que lo veamos y que lo identifiquemos. Hay condiciones, pero no existe ese orden. Y por último, no existe un orden estable. Es decir, las sociedades cambian, los momentos, las coyunturas son muy importantes, el territorio tiene un gran peso en las decisiones sociales, etc. No podemos pensar que existe un orden permanente, sino que la consecución de un orden es más siempre un deseo que una realidad, un proyecto que tiene que ir adaptándose continuamente a los cambios que se van produciendo, cambios en la realidad material, cambios en la realidad social-económica y cambios en el sistema de valores de la sociedad. Pero esto va bien con el sentido de que consideremos la ordenación del territorio como una función pública. ¿Es la función pública? Es la función pública la que debe ir tratando de adaptarse a las situaciones que existan. No vale pensar que esto es como hacer un plan y dejarlo ahí. Hay una anécdota muy conocida de Picasso que hizo un cuadro de una señora y la señora le dijo, yo no me parezco, y Picasso le dijo, pero ahora el cuadro es más importante que usted, su obligación es parecerse al cuadro, no al cuadro parecerse a usted. No, no, eso no se puede. No se puede aceptar ese planteamiento. La realidad no se va a parecer al plan. El plan es el que tiene que ir buscando su adaptación a la realidad. Ese sentido le debemos ver a la ordenación. Y también me importa precisar un poquito la idea de territorio como punto de partida porque también es una palabra que usamos muchas veces metafóricamente. Aquí nos estamos refiriendo siempre a un espacio delimitado. A mí me gusta definir el territorio como el espacio atribuido a una comunidad, sea la comunidad de personas que forman un municipio, sea la comunidad de personas de una comarca, de una provincia. Es un espacio atribuido a una comunidad humana delimitado, un espacio con unos límites precisos, es decir, no podemos hacer ordenación del territorio en un espacio impreciso o pantanoso. No es posible esa idea. Tenemos que referirlo a un espacio bien delimitado, entre otras cosas porque cuando hagamos ordenación de ese espacio, cuando hagamos un plan, un plan que va a tener muchas veces un valor normativo, un valor vinculante, van a aparecer unas nuevas condiciones en ese territorio, tanto limitaciones como posibilidades. Déjenme que les diga. Yo he puesto en marcha muchos planes y siempre se producía la misma reacción. El plan es de ordenación del territorio comarcal y se producía la misma reacción en los alcaldes. Los que estaban querían salir corriendo y los que no estaban querían entrar en el plan. El plan de ordenación del territorio es siempre una limitación y una oportunidad, por lo tanto debe estar referida a un territorio preciso donde va a regir una nueva norma, bien delimitado, no debe haber confusión en estos sentidos, va a generar unas cargas, unos derechos, unos deberes, por lo tanto. En ese sentido estamos manejando la palabra territorio. Si se van al diccionario verán que hay otros muchos, no quiero entrar en ello. Pues bien, este primer planteamiento que está más o menos presente en la historia de la disciplina, la Carta Europea de la Ordenación del Territorio dice que la ordenación del territorio es una disciplina científica pero también es una práctica administrativa y una política. Yo he dicho, es una política pero que tiene que estar basada en un procedimiento administrativo riguroso y tiene que estar basada en un conocimiento del territorio también riguroso, de modo que si es una política no puede pervertir el conocimiento, no puede pervertir el procedimiento. Estamos hablando de una práctica política que necesita el concurso y el peso muy significativo de la práctica administrativa y de la participación. Y de la práctica científica. Pues bien, esta práctica que existe en el mundo como política expresa, definida prácticamente desde los inicios del siglo XX con un desarrollo muy desigual, pues no ha tenido hasta ahora, digamos, un manual, un método claramente asumido por todos, sino que ha tenido distintas orientaciones, distintos soportes jurídicos. En realidad, la ordenación del territorio es una práctica pública que corresponde a entes políticos muy desarrollados políticamente. El territorio está en relación con cualquier poder. O dicho al revés, el territorio es uno de los fundamentos del poder y ningún poder olvida su territorio. Ahora, desde el repartimiento... ...de bajo medieval que se produce, por ejemplo, cuando Fernando III conquista Sevilla, que evidentemente tiene una componente territorial muy importante, a la práctica política de la ordenación del territorio como una entidad administrativa existente reflejada en los organigramas de la administración, etc., tiene que pasar mucho tiempo para que eso suceda. Y es más, en el momento actual hay muchos estados... ...en una situación política que no consiguen implementar una práctica pública de ordenación del territorio bien asentada, reiterada, funcionando regularmente. Yo diría que ni siquiera en España estamos en esa situación todavía. Pero, por otra parte, tampoco tenemos que inventar nada, porque si nos vamos a Alemania, desde la Segunda Guerra Mundial, Alemania ha hecho cuatro o cinco generaciones de planes como los que vamos a ver aquí, o Francia ha hecho quince planes. Para el conjunto, en este caso, económico y menos de ordenación territorial, quince planes desde la Segunda Guerra Mundial. Es decir, lo que vamos a decir aquí de ordenación del territorio no es un invento, tiene unas prácticas ya muy establecidas en otras partes, lo que pasa que nosotros, por nuestras especiales circunstancias, pues no hemos llegado al desarrollo efectivo de esa práctica. Si miramos las comunidades autónomas españolas en este momento, pues sigue habiendo comunidades autónomas que aunque, como ahora veremos, aprobaron una ley de ordenación del territorio hace un siglo, todavía no han hecho ningún plan de ordenación del territorio. Ahora veremos por qué pasa eso. Pero bueno, esa práctica desigual, con desigual implantación, un poco salvaje porque no hay realmente un método establecido, poco a poco va consiguiendo una cierta unidad conceptual y metodológica, paradójicamente debido a los instrumentos europeos, a los documentos que va sacando la comunidad europea que van estableciendo por lo menos un lenguaje común que todos empezamos a repetir. Pero hay un nivel muy desigual de implantación y una trayectoria histórica también como no de una sola vía, sino de varios caminos principales. De hecho, hay un entendimiento de la ordenación del territorio muy economicista, que consiste fundamentalmente en repartir el presupuesto por territorios y actuar de manera muy general desde el poder, digamos dando oportunidades de desarrollo en distintos territorios. Esta ha sido la tendencia principalmente aplicada en Francia. En Francia en los años 50 aparece un libro que tiene una gran repercusión que se llama París y el desierto francés. Se dan cuenta que se está desertizando el país porque hay una gran afluencia hacia la ciudad de París y el Estado, un Estado poderoso, el ejemplo por antonomasia del centralismo, decide fortalecer las capitales secundarias , invirtiendo poderosamente en esas ciudades. Es un entendimiento fundamentalmente economicista. Por el contrario, por poner otro ejemplo, y hay más pero no tengo tiempo de verlos todos, pues por el contrario en los países federales europeos , la ordenación del territorio que se practica desde los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial es una ordenación del territorio que podríamos llamar de planificación física, de nivel regional fundamentalmente o subregional y de planificación física. Es decir, es una ordenación del territorio dirigida a ámbitos menores y que trata sobre todo de establecer los principales elementos, las estructuras en cada uno de esos territorios. Los lenders alemanes han hecho, como les decía hace un momento, ya cuatro o cinco planes diferentes que han ido creando la estructura de los lenders. Piensen ustedes además que aunque en Alemania, un país, un Estado mejor dicho de formación reciente con una tradición histórica, de condados, etcétera, pero los lenders son posteriores a la Segunda Guerra Mundial, es decir, no tenían una estructura territorial y ha sido esa operación de ir haciendo sucesivos planes sobre un ente político nuevo como el land lo que acaba provocando este sentido, esta orientación de la ordenación del territorio más determinada a la planificación física. En España, Hay una etapa, y los términos son muy claros, por ejemplo, existía una dirección general de acción territorial en España, en el Ministerio Actual de Fomento, ante el MOPU, que copiaba la práctica francesa, pero cuando se define el modelo de organización territorial de la Constitución, se está dando un paso inapelable hacia la planificación tal como lo van a entender los países. Sobre todo cuando se atribuye esa competencia a las regiones o a las comunidades autónomas. Luego lo que les voy a plantear es fundamentalmente esta segunda tendencia, que es la que está encontrando mayor vigencia y mayor desarrollo, aunque muy desigual en España. A esta situación no muy clara hay que añadirle que la ordenación del territorio es una política emergente al tiempo. Pero que nacen también otras políticas. Voy a explicar esto brevemente. Nuestra organización política obedece fundamentalmente a los planteamientos decimonónicos napoleónicos, es decir, una administración se organiza verticalmente por una serie de sectores que identifican unas tareas y unas actividades concretas. Agricultura, educación, sanidad, es la organización vertical del Estado. Pero en un momento determinado... Empiezan a aparecer dificultades que tienen que ser abordadas de ese organismo, de esa idea, que recojan una mayor transversalidad. No basta con organizar el poder verticalmente, hacen falta determinados posicionamientos horizontales, determinados posicionamientos transversales. El medio ambiente, el bienestar social, la ordenación del territorio son nuevas formulaciones claramente... ...que buscan la transversalidad de los efectos de la acción esencialmente vertical. Pues bien, este surgimiento de un nuevo paradigma, aquí sí que se puede decir, se ha ido estableciendo en los distintos estados como ha podido, ¿no? Un poco en función de sus avatares propios. Pero quiero poner un ejemplo. En Alemania la ordenación del territorio se desarrolla mucho antes que la política del medio ambiente. Y no hay ninguna duda de que la política del medio ambiente es un contribuyente a un integrante mayor, que es la ordenación del territorio. Llevan así 40 años. En España, por el contrario, aunque existieron planteamientos previos de ordenación del territorio, las políticas medioambientales cogen tal fuerza a partir de un momento determinado que someten, por así decirlo, a la integración del territorio a un principio más comprensivo que es el medioambiental. ¿Por qué digo esto? Porque nos vamos a encontrar con una serie de situaciones que no siempre son semejantes y que generan mucha dificultad de comprensión, generan mucha dificultad de relación, de desarrollo, de conflictos competenciales a nivel de las cabezas de los funcionarios, etcétera, etcétera. Todo esto está presente en este marasmo un poco que tenemos que organizar, ¿no? Y eso... Y eso, claro está, se traduce inmediatamente en qué objetivos debe tener esa política de ordenación del territorio, ¿no? Yo pongo ahí en esa pantalla unos precedentes confusos y unas trayectorias desiguales. ¿Por qué pongo esto? Si uno toma los planes, los primeros planes de ordenación del territorio que se hacen en España, la mayoría de ellos no llegan a nacer, son... se quedan en la fase de libro, ¿no? O sea, prueban inicialmente pero luego nunca se les da curso completo. No se tramitan, etcétera, pero vale para lo que ahora quiero decir. Pues los primeros planes de ordenación del territorio que se hacen en España tienen como objetivo proteger el medioambiente, proteger el patrimonio cultural, proteger o desarrollar determinadas actuaciones, es decir, hay una mezcla de políticas que yo creo que al momento actual se va despejando, ¿no? Vamos estableciendo... Vamos estableciendo con mayor claridad lo que corresponde a cada política y es muy importante que establezcamos con claridad qué es lo que le corresponde a la ordenación del territorio como objetivos propios, ¿no? A mí me gusta decir que un plan de ordenación del territorio es un plan de puntos, es decir, de localizaciones, de rayas, de itinerarios y de áreas. No tiene otros recursos, no tiene otras posibilidades. O si queréis, eso ya es mucho, dejar claro eso de qué localizaciones, qué itinerarios y qué áreas tenemos que... cómo tenemos que ver el territorio entendido de esa manera, ¿no? Pero es que pasa muchas veces que, por ejemplo, un plan de ordenación del territorio, pues se le agrega la gestión del transporte y, claro, eso no es ordenación del territorio, es decir, la política vertical del transporte. La gestión del sistema. El sistema. El plan lo que tiene que hacer es reservar el sitio para el transporte, prever su funcionamiento, pero no plantearse su funcionamiento. Si no tenemos claro este tipo de planteamiento, hacemos rígido el plan y fracasa la ordenación del territorio porque la estamos cargando con unas cosas que deben ser administradas con otros procedimientos y no con el procedimiento del plan de ordenación del territorio que tiene un valor normativo de tal punto que si un político da... un permiso contrario a lo que dice el plan puede ser llevado al juez y a la cárcel como estamos viendo con mucha frecuencia, ¿no? Luego tenemos que explicar muy bien lo que es justamente este plan de ordenación del territorio y lo que son sus objetivos. Yo pienso que los objetivos de cualquier plan de ordenación del territorio son principalmente dos y creo que con esto vamos conformando un cierto marco conductivo. Un cierto marco teórico del que siempre ha carecido la ordenación del territorio. El plan de ordenación del territorio en cualquier escala que se realice tiene que promover la cohesión interna del territorio del que trata. O sea, tiene que promover que ese territorio funcione unitariamente mejor que antes de que se haga el plan. El plan de ordenación del territorio tiene que identificar las oportunidades. Que existen o los problemas que existen en el territorio para cohesionar internamente ese territorio. Ese es un objetivo netamente territorial, no es de medio ambiente, no es de patrimonio, no es de otras políticas. Y en segundo lugar, el plan de ordenación del territorio tiene que buscar el mantenimiento de la diversidad territorial que existe en cualquier espacio entendida como una riqueza. ¿Por qué digo que esto va conformando un cierto marco teórico? Porque en realidad ante cualquier espacio al que nos enfrentemos tiene que haber una posición intelectual siempre de ver su unidad pero de ver al tiempo su diversidad. Es decir, ¿qué hay de positivo en que un espacio lo pensemos unido y qué hay que mantener como diferente para un espacio que pensemos que debe estar unido? Esto no es una actividad mercenaria, ¿eh? No está puesto al servicio. No está puesto al servicio de un nacionalismo, no, no. Estoy diciendo que ante un problema de cualquier escala que se plantee ante un espacio, estas son las dos grandes operaciones que le corresponden a la reflexión teórica sobre ese espacio y por tanto también al plan de ordenación. Fomentar la cohesión o buscar su cohesión interna, pensemos en el Estado, pensemos en una comunidad autónoma, vale el principio. Fomentar también su diversidad. Se ha dicho tradicionalmente y también ha sido muy discutido que el plan de ordenación del territorio, esta es su principal justificación social, tenía que eliminar las desigualdades territoriales existentes. Bueno, yo lo he puesto ahí por no perder esa tradición pero creo que este objetivo forma parte también del primero de la cohesión territorial. Bueno, habría que hablar mucho de esto. ¿Qué es lo que se puede hacer con esto? Este objetivo es todo objetivo. A estos objetivos se les da expresión concreta, no se quedan como meras generalidades, sino que tienen que ser expresados concretamente en relación con el territorio al que nos estemos refiriendo en un modelo territorial, en un modelo de ordenación territorial. Quiero explicar un poquito esta palabra porque está en el seminario, en el título del seminario esta expresión y también porque me parece imprescindible fijarla con claridad para que no se preste a confusión. Ahora mismo en la presentación ha sido empleada la expresión modelo territorial, pero con el sentido de modelo de organización política territorial. El Estado, las comunidades autónomas, las provincias, los municipios, etc. Aquí evidentemente... Aquí evidentemente nos estamos refiriendo al modelo de ordenación territorial, no al modelo de organización política del territorio. Hay mucha relación entre las dos cosas, pero no son exactamente lo mismo. Un modelo de ordenación territorial es normalmente una imagen sintética de la realidad. Voy a poner, anticipar la imagen de Andalucía y luego volveré. Esa es la expresión, luego la criticaré. Un modelo de ordenación territorial es una imagen sintética de la realidad espacial, principalmente de sus elementos componentes estructurantes, con un doble sentido. Por una parte tiene que reflejar lo que esa realidad es, de la misma manera que una maqueta... ...de un coche o de una casa refleja estructuralmente lo que ese coche o esa casa en sus rasgos principales. La ordenación del territorio no puede ser un invento, no nos podemos proponer cambiar el territorio y ponerlo patas arriba. Yo creo que eso es completamente utópico, se ha intentado en algunos momentos y ha sido un fracaso total. Por lo tanto, la ordenación del territorio va a tener mucho de identificar lo que ya es el territorio, de reconocer sus estructuras, de respetarlas, etc. Pero por otra parte, el modelo de ordenación territorial tiene una componente voluntarista, tiene una componente de buscar lo que le falta a ese modelo o a esa maqueta para que funcione mejor ese territorio. Y es de Lor, que ha sido uno de los grandes políticos de la segunda mitad del siglo. En el siglo XX, el presidente de la Comisión Europea dijo, para Europa hay que buscar los eslabones perdidos para que funcione bien Europa. Bueno, pues esto es lo que tiene que tener el modelo territorial. ¿Qué cosas hay en la maqueta que no estamos viendo como elementos estructurantes? Bien, y con esa doble dimensión quiero decir también que un modelo de ordenación territorial... ...es el futuro a la que se tiende, pero que nunca se va a conseguir, nunca se va a ver reflejada tal como la imaginemos, porque para conseguirlo harán falta 15, 20, 30, 50 años y en ese tiempo cambiará la propia realidad. Pero tiene que funcionar como un faro, tiene que funcionar como una guía que conduce nuestra actuación. Si no hay modelo de ordenación territorial, si no hay plan de ordenación del territorio... ...se abre la puerta a la discrecionalidad, a la arbitrariedad, a la conflictividad máxima. Si no hay modelo de ordenación territorial se puede proponer todo el municipio urbanizable. Eso lo estamos viendo cada día en todas partes. Todo el municipio urbanizable es una barbaridad que permite no tener que justificar nada. Hacer lo que se quiera y por lo tanto hacerlo contra natura o hacer lo que nos dé realmente la gana. Yo defiendo... ...a fondo y me implico en la necesidad de que los planes incorporen un modelo de ordenación territorial que hay que justificar, que hay que entender como flexible, pero que es lo que le da coherencia y le da sentido a la práctica que estemos haciendo. Voy a ver cómo voy de tiempo, queda todavía bastante. Avanzaré un poquito más. Luego veremos que la ordenación del territorio se aplica a distintas escalas. A distintos niveles políticos. Pero para toda vale decir que puede haber un modelo de ordenación territorial. Ya veremos con qué diferencia. Y en todas esas escalas hay un esquema que puede ser de utilidad. Un esquema para entender qué es el modelo de ordenación territorial que puede servirnos de guía. Esto parece muy simple, muy básico o incluso muy antiguo porque hemos perdido en cierto modo una cierta tradición. La planificadora que se tuvo a principios del siglo XX y después durante los años 60. Pero esto tan básico y tan simple no está en los planes de ordenación del territorio que vemos que se van produciendo en España y que conducen a mucha confusión. Por eso insisto en ello. Un modelo de ordenación territorial se va a enfrentar siempre a tres tareas principales. Definir el ámbito. Muchas veces el ámbito viene dado, pero otras no. Por ejemplo, un área metropolitana. Si hay que ordenar un espacio que es esencialmente una colaboración urbana, tenemos que empezar a ver a qué ámbito nos estamos refiriendo. Se han hecho recientemente un primer plan no nato del área metropolitana de Sevilla con 23 municipios. Y se hace un segundo con todas las bendiciones, aunque mucho más flojo que el anterior, con 46 municipios. ¿Cómo se puede pasar de 23 a 46 sin dar ningún tipo de razonamiento? Eso a mí me parece... A mí me parece en principio poco serio. Ese ámbito puede ser desbordado a nivel de estudio, pero debe ser un ámbito bien delimitado porque, como decía antes, es un ámbito en el que va a haber una nueva territorialidad, va a haber una nueva ley, va a haber unas nuevas condiciones, unas nuevas cargas y unos nuevos deberes y unos nuevos derechos. Esta operación es siempre absolutamente imprescindible. En segundo lugar. Todo plan de ordenación del territorio tiene que establecer las estructuras y sistemas de cohesión territorial. Normalmente lo referimos a tres tipos de actividades. A los asentamientos, es decir, a los núcleos de población desde las aldeas más pequeñas hasta las ciudades principales. Por eso me gusta hablar de asentamiento. En otro sitio, pero ahí que se dice el sistema de centralidades, es lo mismo porque los asentamientos van... van a actuar de centro del conjunto del territorio. Hay que definir el sistema relacional. Me gusta esta palabra porque comprende todas las infraestructuras que conducen flujos, comprende todo lo que de alguna manera relaciona el territorio para finalidades múltiples. Y esto está en todas las operaciones, incluso las más antiguas, de dominio o de control de los territorios. Y finalmente... En el momento en el que vivimos, en la etapa en la que vivimos, yo estoy convencido personalmente de que los planes de ordenación del territorio deben incorporar como un sistema de espacio libre o un sistema de espacio, me prefiero llamarlo un sistema territorial, patrimonial, porque ahí estará el conjunto de todos los espacios protegidos que puede servir también como una red que puede hacer las funciones similares. similares de cohesión que los otros dos sistemas más reconocidos, el relacional y el de asentamiento. Y finalmente cualquier plan de ordenación del territorio tiene que establecer una serie de áreas, lo que antes llamaba la zonificación, una palabra terrible para la mayoría de los expertos, pero al final todo el mundo tiene que hacer una zonificación, no esto que decía antes de localizaciones, rayas itinerarios. Y ahora la zonificación es imprescindible y se puede entender de muchas maneras, más abierta, con dos finalidades principales. Potenciar o mantener la diversidad porque en todos los territorios la hay y es una parte de sus riquezas, pero naturalmente buscar la eliminación de las desigualdades que es contraria a cualquier propósito político unitario. Bueno, esos son los contenidos fundamentales del modelo de ordenación territorial, Podemos hablar mucho más de ello y matizarlo mucho más, válido para cualquier escala. En este momento, por ejemplo, hay una estrategia territorial europea que tiene estos contenidos, dichos de otra manera, pero básicamente tiene estos contenidos. Veremos ahora, podríamos ver un ejemplo de planes franceses para todo el Estado que tienen básicamente esos contenidos. Veremos el tema de Andalucía para ejemplificarlo. Lo mismo sucede incluso hasta el planeamiento urbanístico. Cuando se hace un plan general hay que hacer unas centralidades y localizar los equipamientos. Hay que hacer unos sistemas generales tanto viarios como de espacios libres. Es decir, no se está inventando nada, pero se está... Se está recordando estos componentes porque en los planes actuales hay una dispersión que muchas veces confunde sobre lo que se está haciendo. Pues bien, dicho eso, todos los planes deberían tener un modelo territorial compuesto fundamentalmente de esas tres operaciones, muy variables según los casos, según las escalas a las que nos enfrentemos. Pero precisamente... Hay que tener un modelo territorial presente siempre en todo caso, ¿no? Y otra idea que me parece importante. Hablamos de ordenación del territorio a distintas escalas como si fueran las mismas operaciones y no lo son para nada. Es decir, pueden estar referidos a unos hechos básicos similares, pero un documento como la estrategia territorial europea... No puede ser lo mismo, o sea, no tiene ningún sentido copiar la terminología de la estrategia territorial europea para hacer una provincia, para hacer una comunidad autónoma uniprovincial. Tenemos que saber que hay escalas de ordenación del territorio que requieren fundamentos y actitudes absolutamente singulares. Por poner un ejemplo, la estrategia territorial europea es un documento completamente carente de normatividad, es decir, es un documento orientador fundamentalmente, y creo que ese es el sentido que tiene que tener una palabra como estrategia. Estamos en España acostumbrándonos a decir directrices para cuando se habla de un plan, pero tampoco la terminología es unánime. O estamos hablando ya de planes, es decir, de instrumentos con mucha mayor fuerza y mayor precisión vinculante en el planeamiento comarcal y en el local. Es decir, sepamos que hay que hacer toda esa secuencia, no la vamos a tener nunca completa en ningún sitio, no cabe un planteamiento telescópico, es decir, hacemos primero la estrategia europea, después... No, eso no va a suceder. No va a suceder, en política se actúa como se puede, en función de las circunstancias que se tienen, de lo que reclama el momento, y vamos a tener siempre planes que se desajustan, planes locales que se desajustan con los comarcales y con los regionales, y que habrá que adecuarlos, etcétera, etcétera. Pero todo esto puede y debe hacerse desde mi punto de vista de lo último que pongo en la pantalla. Y esto se ve muy bien cuando se analiza. Los bolsillos... Los documentos europeos y los documentos correspondientes a los países que tienen mayor experiencia en planificación territorial. Existe o debe establecerse la idea de que existe un gradiente inverso de vinculación y determinación. Voy a explicar un poquito esto. Un plan de mayor alcance, es decir, una estrategia territorial o más aún unas directrices, aunque se llamen directrices o se llamen planes de carácter regional, deben... hacer propuestas de mayor contenido vinculante, es decir, deben establecer el interés general, puesto que representan a una población mayor, puesto que representan, valga aquí la redundancia, un interés general superior. Pero no lo pueden establecer con una precisión que le corresponde al plan del rango más básico. Es decir, el planeamiento del nivel político básico es el que tiene la posibilidad de la determinación precisa. Pero el planeamiento de ámbito superior es el que tiene el poder de vincular al planeamiento de ámbito inferior, aunque sin precisarlo. De manera absoluta, o al menos no de la misma manera en todos los casos. Sobre esto también habría mucho que hablar. Por ejemplo, si se estudian documentos franceses, se ve que la vinculación de los planes superiores en lo que se refiere a protección está dibujada en los mapas de manera muy precisa. Sin embargo, las indicaciones del plan superior en lo que se refiere a desarrollo económico están planteadas duramente. De manera mucho más difusa, para que sean los planes más básicos los que localicen esas oportunidades en relación con las mayores posibilidades de participación ciudadana, etc. Luego, este principio que yo enumero como el gradiente inverso de vinculación-determinación es lo que da respuesta a ese principio político, que es uno de los grandes descubrimientos del siglo XX, que es el principio de subsidiariedad. Y el principio de subsidiariedad dice que debe actuar... ...el poder más próximo a los ciudadanos, pero también dice que si no actúa el poder más próximo a los ciudadanos, actuará subsidiariamente, de ahí viene el nombre, el poder superior, defendiendo al interés general. No tengo ya mucho tiempo de extenderme, además creo que esto es bastante más conocido, sobre cómo han ido desarrollándose la ordenación del territorio en España, porque ya les he dicho antes que es muy desigual y tampoco quiero contar con mucho detalle la evolución de la ordenación del territorio en Andalucía. La ley de ordenación del territorio en Andalucía es tardía, es una ley del 94, en España hay leyes de ordenación del territorio prácticamente al año siguiente de la consecución de la autonomía, evidentemente el territorio como la comunidad autónoma, como Cataluña no va a ordenar el territorio de Cataluña. Entonces, ¿para qué sirve la autonomía? Se hace rápidamente una ley de ordenación del territorio, no es el caso de Andalucía, pero sí debo decirle que esto no ha tenido una influencia... ...pareja o normal, sino que hay comunidades autónomas como por ejemplo la de Madrid que aprueba, es la primera que aprueba una ley de ordenación del territorio en toda España y sin embargo todavía no ha hecho ni un solo plan de ordenación del territorio. Así que en el caso de Andalucía tenemos una ley tardía, pero a mí me gusta decir que tenemos una situación intermedia de desarrollo de la ordenación del territorio. Ni es de las mejores, pero claramente tampoco es. No es de las peores. Va habiendo una cierta práctica de esta política que es lo que personalmente considero fundamental. No podemos seguir en España discutiendo si existe o no existe la ordenación del territorio. Ya tenemos ejemplos europeos suficientes que nos dicen para qué sirve y que se puede practicar con rigor. Pero de hecho en muchas autonomías estamos todavía discutiendo si se puede poner en práctica o no esta política. Porque no se ha puesto en práctica. Por lo tanto, si se ha puesto, aunque también se puede pervertir, no hago ese paréntesis, si se ha puesto en práctica ya estamos en una situación de posible desarrollo. Mientras que si no se pone estaremos en una situación más próxima a los países que no han tenido ningún desarrollo en esta política. La ley de ordenación del territorio define que la comunidad tiene que hacer un plan de ordenación del territorio de toda Andalucía. ... Que debe hacer planes subregionales, que debe considerar como planes y actividades con incidencia del territorio a una lista que va en anexo de la ley. Los planes hidrológicos, los planes de carretera, etc. Pueden ustedes imaginar la lista, puede ser más larga, más corta, pero evidentemente hay muchas cosas que intervienen en el territorio. Pero no todo tiene la misma trascendencia sobre el orden territorial o sobre ese modelo territorial. ... Y, bueno, en el caso de Andalucía la ley prevé también la realización de unos informes de incidencia territorial que han tardado como 15 años en definirse qué era el informe de incidencia territorial. Ahora se van empezando a hacer y muchas veces con usos, bueno, pues por ejemplo para una nueva instalación comercial o para, en fin, con usos de diferente matiz. No quiero entrar mucho en detalle en esto. Y recientemente se han incorporado, cosa que por otra parte es bastante frecuente, no es solo de Andalucía, dos nuevas figuras que serían las actuaciones de interés regional, que no estaban en la ley inicial y que sirve fundamentalmente para que la comunidad autónoma intervenga sin permiso municipal, cosa que me parece horrible. O sea, yo creo que este es un instrumento... ...de doble filo absoluto. Y también el concepto de áreas de oportunidad, que también es un concepto muy controvertido, del que estamos y a favor los alcaldes, pero yo pienso que eso se debe a que en España la ordenación del territorio de ámbito subregional no tiene la conexión suficiente con el poder municipal, cosa que sí ocurre en Alemania o en Suiza, donde tenemos mucho más... ...desarrollo. Vayamos ya a ver los ejemplos, no tanto para informarles de ello como para sacar algunas consecuencias de la situación que conozco, que es la de Andalucía. Esta imagen es el modelo territorial incorporado en el plan de ordenación del territorio de Andalucía. Mejor dicho, es una de las imágenes que define el modelo territorial. Esto es importante. Es importante porque el plan de ordenación del territorio de Andalucía no ha conseguido sintetizar en una imagen con claridad lo que se quería para Andalucía, lo cual es ya un problema. Un buen modelo de ordenación territorial debería bastarle con una imagen, ¿no? Aquí ven ustedes, por ejemplo, un primer nivel de zonificación. El plan tiene dos niveles de zonificación y una estructura del territorio en este mapa o en este esquema cartográfico representada fundamentalmente. Fundamentalmente por la centralidad urbana. Necesitan otro mapa para la estructura viaria, necesitan otro mapa para si lo incorpora el... sistema patrimonial, territorial patrimonial. En conjunto, el plan de ordenación del territorio de Andalucía y quizás en parte porque yo he trabajado en él, sigue mucho las ideas que le he mostrado antes, que yo a su vez he ido corrigiendo en relación con la práctica de este plan, etc. ¿Qué es lo que quiero decir fundamentalmente de esta experiencia? Pues que a mí me parece muy importante que el plan de ordenación del territorio tenga un modelo territorial porque Andalucía no tiene conciencia de su estructura, o sea la sociedad andaluza no tiene conciencia de una estructura territorial clara y por lo tanto ese modelo territorial lo tiene que poder contar un político y lo tiene que entender la sociedad. Si no llegamos a ese nivel no hemos hecho nada. Y eso es un buen trabajo. No podemos pensar que va a haber una ordenación del territorio al margen de lo que desee la sociedad o de lo que queramos influir para que se sienta más cohesionada. En Andalucía siguen existiendo muchos problemas de localismo, provincialismo como en otras muchas partes, pero el modelo de ordenación territorial tiene que contribuir a la cohesión regional. Tiene que ser sencillo poder ser transmitido y poder ser discutido y aceptado. Lo tiene. No es muy bueno, pero quiero destacar que se ha hecho un primer esfuerzo en esa función. Es más, yo personalmente, que he tenido alguna relación con todo esto, pienso que mi generación ha tenido la grandísima oportunidad de definir esa estructura y que probablemente vamos a influir en ella mucho más de lo que pensamos, si somos más o menos escépticos, y que estará bien, digamos, es la oportunidad de nuestra generación. Por lo tanto, valoro ese hecho como algo bastante importante. De hecho, por ejemplo, yo diría que a nivel de estructura y sistemas territoriales de cohesión, Andalucía ha avanzado mucho. A nivel de determinación de zonas, seguimos en el provincialismo. No hemos sabido superar el provincialismo. Las ocho provincias... Las ocho provincias que no sirven para definir políticas por territorio. Esta es mi opinión, que si quieren luego podemos discutir. Y esta otra imagen, y con ella voy a ir terminando, y luego tengo una última pantalla de conclusiones, es la que representa la experiencia andaluza en planeamiento subregional. Ven ustedes cada... Supongo que con los colores identifican más o menos los límites de cada ámbito. En total... En total ahí hay como 21 planes subregionales en distintas situaciones. Los morados son los que están aprobados definitivamente, y los otros están en distintos trámites. El blanco, digamos, la intensidad del color refleja como más avance. Los blancos son los que están más atrasados. Si dividiéramos Andalucía en este nivel espacial, saldrían como unas 60 divisiones. Es lo que pensamos que es el nivel de comarcalización. En Andalucía la palabra comarca está maldita, no se puede pronunciar. Por una serie de avatares políticos que no aparece ninguna ley prohibida absolutamente. Pero sí, yo creo que tiene un fundamento y que eso tendrá que ser superado. Si dividimos Andalucía en este nivel intermedio entre las ocho provincias y los 771 municipios, nos salen como 60 unidades por distintas consideraciones que ahora no tengo tiempo de exponer. En ustedes hay 20 planes, el espacio vacío. Es mayor que el cubierto por planes, solamente hay 11 aprobados. Sí quiero decir que aunque el espacio vacío sea mayor, los planes aprobados o en marcha representan casi el 90% de la población de Andalucía. Es decir, se ha hecho una opción por planes subregionales de los espacios más conflictivos, aglomeraciones urbanas y comarcas litorales, que es donde está el conflicto. Que debe abordar... Que debe abordar la ordenación del territorio. Estos planes, no me quiero extender mucho, pero si quieren en el debate también podemos hablar de ellos, han ido siendo descafeinados progresivamente. Es lo que puedo decir como característica más general. Eran mejores los primeros planes que los últimos. Se ha ido concediendo y yo creo que aquí hay un fallo de base principal. Difícil de resolver, que es que los municipios actúan a la contra de estos planes. Hay un cierto paternalismo para resolver las situaciones o esa búsqueda del interés general superior, pero no se integra suficientemente el municipio en la iniciativa, aunque la ley da la posibilidad de que los planes subregionales o comarcales se hagan por iniciativa municipal. De todos estos planes, solo el de la Sierra del Sur. Segura que hacerla es por iniciativa municipal. Todos los demás son por iniciativa de la comunidad autónoma. Estos planes son los que más dificultad tienen. No sé si habrán leído en la prensa, no de este verano sino del pasado, en los diarios de difusión nacional se decía 15 municipios de la Axarquía en rebelión contra la Junta. La Axarquía es una comarca malagueña. Estos planes suscitan una gran... ...controversia y les puedo decir que de los 15 municipios, la mayoría de los alcaldes eran del mismo partido político que la Junta de Andalucía que promueve el plan subregional. Es decir, aquí es donde está la gran cuestión y aquí es donde hay que empezar a trabajar con inteligencia, pero también con continuidad, con voluntad, etc. Yo de esto quiero decir que, aunque a mí muchos de estos planes... ...no me satisfacen, considero que el hecho de que se hayan aprobado es un paso en la buena dirección. Lo cual no quiere decir tampoco que todos los planes tengan exactamente el mismo valor. Hay planes mejores y planes peores como... No los estoy juzgando solo como documentos técnicos, sino como documentos prácticos de cambiar la realidad. Por último, para no estremarme más, la ordenación del territorio en relación a lo que he dicho anteriormente... ...yo la veo como una... en España, en nuestro contexto, como una idea que inmediatamente se posiciona en el ordenamiento constitucional y jurídico, etc., tiene una rápida implantación jurídica, pero una insuficiente implantación administrativa instrumental. Ya les digo, acaba de publicarse este trabajo que cito al final de la pantalla y que ahora justificaré esa cita sobre la ordenación del territorio en España y la situación es enormemente desigual en el conjunto de las comunidades autónomas. Esto no tiene mucho sentido. ¿Qué pasa? Que hay unas comunidades autónomas en las que sus ciudadanos tienen derecho a un territorio más ordenado y otras que se van a conformar con vivir en un espacio más desordenado. Parece que no tiene mucho sentido eso, ¿no? A unos les van a mejorar el territorio y a otros no. No creo que tenga mucho sentido eso. Esa situación, ¿no? Hay en el conjunto de España, yo creo que eso está muy claro, y con los datos que ha publicado el Observatorio de la Sostenibilidad en España, un avance del desorden territorial claramente contrapuesto a la lentitud de tortuga de la práctica de la implementación de la ordenación del territorio. Este desorden ahora mismo está parado por la crisis, pero ha sido trepidante, ¿no? No sé cómo... Si llamábamos los años del desarrollismo, a los 60, como tenemos que llamar a estas últimas décadas, ¿no? En que esto ha sido, desde este punto de vista territorial, pues bastante peor. Hasta el punto de ya ir... Yo creo que coincidencia en muchos estudiosos y personas relacionadas con la ordenación del territorio. He leído artículos recientemente donde se establece la conclusión clara por parte de juristas, de urbanistas, de que realmente... La práctica política de la ordenación del territorio en España en los últimos años, muy últimos años, ha estado mucho más a disposición de los intereses particulares de los intereses públicos. Esto es muy grave. Esto es la pérdida del sentido, la prevalencia desde el punto de vista privado en los planes de ordenación. Y esto es válido sobre todo para el nivel local y comarcal y en menor medida para el nivel de la organización. Y en menor medida para el nivel regional, donde se están construyendo esas estructuras de conjunto en las que sí prevalecen un poco más los intereses... En mayor medida los intereses generales, ¿no? Ante esta situación, yo pienso que desde un punto de vista público, es decir, entendiendo la ordenación del territorio como una práctica pública, es imprescindible mantener los objetivos públicos de esa práctica y el argumento que debería ser el de la ordenación del territorio. Y a llegar, desde este punto de vista, a los responsables públicos, fundamentalmente alcalde, personas que son responsables a nivel autonómico, provincial, etc., el argumento fundamental es que es el argumento de la calidad del territorio. O sea, lo que nos estamos jugando, e incluso ya es audible en muchas encuestas exteriores, etc., lo que nos estamos jugando es un poco la calidad del territorio. Lo que podríamos llamar la desfiguración de España, que afectará finalmente a su calidad como espacio de vida de los propios españoles, no solo de los que nos visiten. He puesto ahí como referencia para esto que he dicho, sobre todo en relación con Andalucía, el artículo que recientemente he publicado como una reflexión sobre la ordenación del territorio en Andalucía en un número monogámico, en un número monogámico, que ha dedicado la revista Cuadernos Ográficos de la Universidad de Granada, ahí tienen las páginas de ese artículo, pero ese número monogámico de la revista Cuadernos Ográficos tiene más valor porque es una síntesis de lo que se ha estado haciendo en los últimos años en el conjunto de España. Nada más y muchas gracias. Muchas gracias por estar conmigo en esta exposición, que creo que ha sido un padre de las bases de qué es y sobre todo de qué y cómo debe ser la relación entre los dos. Siempre es fácil hacer un poco con todo el rock, siempre han dado mal tiempo, siempre quedan muchas cosas que quiero escuchar, pero que han terminado poniendo. Yo confío en que después de la cosa que hemos hecho en el debate, seamos capaces de aprovechar un poco más. Como mucho en un cuarto de agua, bueno. Siempre se cuenta mucho menos de lo que se puede.