Bienvenidos a todas y a todos a una nueva sesión de la asignatura Historia Antigua del Grado de Historia del Arte. Mi nombre es Manuel Tamajón Velasco, soy profesor del Centro Asociado de la UNED de Sevilla y en la sesión de hoy vamos a abordar el tema 10 del manual de la vuestra asignatura que lleva por título Roma, de los orígenes a las guerras púnicas. En este tema vamos a abordar pues los orígenes que tradicionalmente se han establecido para la cultura romana, así como la evolución política principalmente de la primera parte de esas tres divisiones no clásicas que se han hecho de la política romana, la monarquía. Después hablaremos de la república y en el último capítulo hablaremos del imperio. Y a lo largo de este tema también abordaremos no solamente cuestiones políticas sino también de índole militar como las luchas contra Pirro o los enfrentamientos por el control del Mediterráneo contra Cartago. Bien, mucho antes de que apareciese Roma en la región del Lacio existía una cultura, la lacial, que desde el siglo IX a.C. hasta el año 580 a.C. se convirtió en la base de lo que mucho tiempo después era esa civilización romana. Los latinos eran un pueblo de lengua indoeuropea, que con su lengua era el latín, que ocupaba la llanura central de Italia entre los montes albanos y el tíber y por el sur llegaba hasta las lagunas pontinas. Como sucedía con los etruscos, su origen no es desconocido. Los datos más antiguos que tenemos de Roma nos sitúan en la Edad del Bronte cuando una serie de pequeños asentamientos se diseminaron en torno al Capitolio, las colinas cercanas y los valles entre ellas. Y geográficamente este lugar va a presentar muchísimas ventajas. Era un punto en el que el río no sólo era badeable sino que también era navegable y en el que las colinas permitían una mejor protección y a comienzos del siglo VIII a.C. grupos de agricultores y de pastores se instalan en la parte más alta del Palatino, el Esquilo, Quinal y también del Selio. Y por entonces la reducida población de la futura Roma vivía en cabañas hechas con barro y ramas y enterraban a sus difuntos en las laderas de las colinas. El río Tíber tenía varios ramales como el Velabro que forman zonas pantanosas que no era necesaria ni secar ni sanear. En una de estas zonas se estableció poco después el Foro y a lo largo del siglo VIII a.C. se comienza a paventar algunas calles con guijarros y se construye una muralla. Se edifica el santuario en el Capitolio y otros cerca del Tempo de Vestales y desde el punto de vista comercial se produce un importante crecimiento de las importaciones de cerámica griega. La tradición cuenta que Roma fue gobernada por siete reyes durante 245 años. Aquí podemos ver en esta imagen pues el río Tíber y después las principales colinas, las siete colinas con el Quinales, Viminales, Esquino, Selio, Palatino, Capitolio y el Aventino. Decía que según la tradición pues Roma fue gobernada durante 245 años por reyes. Exceptuando a Rómulo sobre el que la investigación está de acuerdo en tratarlo como un personaje legendario, de lo demás si se puede afirmar que aunque debieron desempeñar un papel importante a la vida de la ciudad no se sabe si en verdad eran auténticos reyes. Tradicionalmente se van a distinguir dos fases de este periodo monárquico la denominada monarquía latino-sabina que estaría formada por Rómulo, Numa Pompilio, Tulustilio y Iancomarcio y la monarquía etrusca con Tarquinio el Priscio, Servio Tulio y Tarquinio Soberbio. El primer monarca de esta Roma que se puede considerar real es Numa Pompilio. Tito Livio hace referencia a su labor legislativa de este rey que es Numae que abarcaría desde la organización religiosa a aspectos civiles, económicos y sociales o militares. También se le va a atribuir a Numa la creación del calendario de 12 meses que sustituyó al anterior de 10 y los hechos más destacados del reinado de Tulio Ostilio fueron el enfrentamiento con los sabinos y con las ciudades de Velles y Albalonga aunque conflicto con esta última sin embargo forman parte más del mito que de realidad histórica. Cuenta Tito Livio como la rivalidad entre Roma y Albalonga acabó desembocando en un conflicto armado que fue resuelto en la conocida batalla entre los Horacios y los Curiacios. Según esta leyenda tanto romanos como albanos tenían en sus filas un trío de hermanos gemelos los Horacios y Curiacios y se decidió que en lugar de enfrentarse los dos ejércitos pues lo hiciesen solo los gemelos el pueblo ganador dominaría al otro convirtiéndolo en su esclavo. En el primer encuentro resultaron muertos dos de los Horacios mientras que los tres Curiacios estaban heridos Roma ya se vería esclava de Albalonga cuando el Horacio Livio tuvo una idea fingiría escapar para hacer que los Curiacios le persiguieran y así se metería a ellos uno tras otro y no los tres a la vez. El plan funcionó a la perfección y el gemelo romano se dirigió a Roma para celebrar su victoria pero no todos fueron felicitaciones para el Horacio, su hermana prometida con uno de los Curiacios no pudo evitar por celebrar cuando se enteró de la muerte de los albanos indignado por la reacción de las chicas Horacio mató a su hermana mientras decía vete de aquí a estar con tu novio. En esta primera dinastía latino sabina terminará con el reinado de Ancomarcio también lleno de conflicto que como en el caso anterior monarca forma más parte de la leyenda que de la historia. Según la tradición a partir del año 616 antes de cristo y durante más de un siglo gobernará la dinastía Etrusca. La primera gran novedad va a ser que a partir de este momento el trono va a ser hereditario en lugar de ser elegido como pasaba en la dinastía anterior y con el último monarca de los Etruscos con Tarquino Soberbio la monarquía entrará en crisis y dará paso a una nueva etapa en la ciudad que se conocerá como la república según Tito Livio de nuevo durante el reinado de Ancomarcio llegó a Roma un rico comerciante procedente de Tarquinia de nombre Tarquinio Prisco era de origen griego y Tarquinio y su mujer Tanaquín decidieron trasladarse a Roma ya que en su ciudad las posibilidades de poder ascender socialmente eran muy escasas a diferencia de lo que ocurría en Roma donde los extranjeros sin embargo siempre eran bien acogidos. Gracias a su posición económica a Tarquino le fue asignada rápidamente curia y tribu poco después comenzó su amistad con el rey y a la muerte de éste se convirtió en el tutor de sus hijos es decir esto es por lo menos lo que cuenta Tito Livio. De su reinado destaca el cambio urbanístico que se produjo en Roma, se llevó a cabo la nivelación de la zona del foro y subhabitación lo mismo se hizo con la zona del comitium y en la del foro boario donde estaba el embarcadero, se comienzan a desecar zonas pantanosas por medio de canales y se despiden claramente las dos calles principales de la ciudad lo que más tarde sería conocido como el cardo y el decumanus que sea típico de todas las construcciones urbanas romanas y según la tradición los hijos del antiguo monarca Ancomarcio contrataron a un asesino para que terminase con la vida de Tarquino Prisco, el rey que habría decidido nombrar heredero a Servitulio en lugar de los hijos de Marcio y éste habría sido motivo del magnicidio. Taraquil ocultó la muerte de su marido durante algún tiempo para conseguir que Servitulio fuese elegido rey por senado sin contar con la opinión del pueblo. Servitulio, aquí vemos un grabado de los oracios y los curalios decíamos que Servitulio fue probablemente uno de los monarcas romanos más importantes si tenemos en cuenta la gran cantidad de aportaciones y novedades que trajo su reinado y que serían la base de lo que se responderá más tarde el gobierno de la república. De origen incierto Servitulio se casó con la hija de Tarquino Prisco y a la muerte de éste como hemos visto más arriba pues se apoderó del trono. Ya en el poder Servitulio continuó la actividad urbanística que había comenzado su suegro, se construyó una nueva muralla, se levantan números dos templos, se continúa desecando las zonas inundadas y se trazan nuevas calles aunque la gran aportación que va a ser este monarca será la actividad legislativa. El reparto de tierra pública, el ager publicus que se nominaba entre los más desfavorecidos produjo un importante aumento de propietarios y con ello ciudadanos. De las 13 tribus creadas por Rómulo se pasa a un número 35, 4 de carácter urbano y 31 rústicas. Se creó un nuevo censo con criterios económicos, la organización centuriada que dividía a la sociedad en cinco clases. La primera serían los ciudadanos que superaban los 100.000 haces y la última por los que poseían entre 11.000 y 25.000 haces. Este discurso de la sociedad tendrá un reflejo también en la composición del ejército y el armamento así como las obligaciones y en los derechos de los ciudadanos. Servio Tullio también tuvo importante papel en materia religiosa, dedicó el templo a la diosa Diana en el aventino, en torno a él se van a agrupar diferentes ciudades del Lacio que formaba la liga italiana a la cabeza de las cuales estaba Roma. Este tipo de confederaciones tenían a la motivación religiosa como principal nexo de unión y las ciudades las integraban y se disputaba la posesión del santuario más venerado. También se le atribuye a este monarca la institución de dos fiestas, las Paganalia y la Compitalia que se celebran las dos en enero y las dos con carácter agrícola. Regionalmente se acepta el año 534 a.C. como el año en el que Tarquino Soberbio, no se sabe muy bien si es hijo o nieto de Tarquinio Prisco, asesinó a Servio Tullio y se hizo con el trono de Roma. El móvil parece ser que fue la venganza por no poder suceder su padre o a su abuelo y esto pasó a pesar de estar casado con una de las hijas de Servio Tullio. Tarquino fue un auténtico tirano a la manera griega pero con una diferencia y es que no fue elegido como si pasaba en Grecia. Su reinado fue contemporáneo de algunas tiranías helenas como Políclates de Samos o Pisistrátidas de Atenas y también su final coincide con la derrota de Hipias, el último de los tiranos ateniense. Según la historiografía romana posterior pues presenta una imagen bastante negativa de este reinado que habría comenzado con una represión contra todos aquellos que apoyaron a Servio Tullio y continuó con características habituales de las tiranías como el abuso del poder personal, el interés por la obra pública, intensa labor exterior, etcétera. La obsesión por la construcción en la que se obligaba a trabajar a toda la población fue una de las características de su gobierno. En este momento es cuando se levanta el templo de Júpiter Óptimo Máximo, también la grada del Circo Máximo, se va a la construcción de la cloaca máxima. Su reinado se va a basar en decisiones personales aconsejadas por parientes y amigos y mientras tanto pues el Senado acabó arrinconado y su opinión dejó de ser tenida en cuenta entre otras cosas porque el rey se negó a consultarle al Senado nada como venía siendo costumbre hasta el momento. En el plano internacional Roma no va a jugar en estos momentos es un papel relevante en el Mediterráneo que estaba dominado por los griegos etruscos y cartagineses y el objetivo de Arquinio estaba más cerca, era el control del lacio y lo va a hacer a través de la denominada Liga Latina y el Santuario de Diana. A base de alianzas matrimoniales y de alguna otra argucia pues consiguió que Roma a finales del siglo VI a.C. tuviera cierto dominio sobre la región. Según la tradición uno de los hijos del rey, Sexto Tarquinio, se encaprichó de una mujer llamada Lucrecia que estaba casada con un pariente suyo Tarquinio Colatino y tras haber sido forzada Lucrecia comunicó a su padre y a su marido lo ocurrido y después de pedir venganza se quitó la vida. De tal forma que los ciudadanos de Roma cansados de este despotismo del rey se levantaron en armas y proclamaron la república siendo los dos primeros cónsules el mayor Lucrecia y un amigo Junio Bruto. Tarquinio buscó refugio en Etruria con la intención de encontrar la ayuda necesaria para poder volver a Roma. El rey Lucius Porcena se la dio pero después de ver el valor de los romanos acabó poniéndose del lado de estos y como podemos ver pues en realidad esto será más fruto de la leyenda que de la realidad. La expulsión de los Tarquinios poco o nada tuvo que ver con esta indignación popular sino por la delicada situación social que vía Roma en un claro enfrentamiento entre poder político y el resto de población. Una vez que los romanos se levantaron contra el rey es posible que Porcena se decidiera ayudar a lo insurrecto y con ello conseguía por un lado eliminar a un competidor como Tarquinio y por otro afianzar el peso de eclusión en la zona aunque su influencia debió de durar poco puesto que cuando Roma se programó república pues este peso se disolvió. Aquí podemos ver una imagen de la cloaca máxima de la que hemos hablado anteriormente. Según Tito Livio nuevamente que es una de las fuentes que usaremos para el conocimiento de la historia de Roma, en torno al 509 Lucio Junio Bruto y Lucio Tarquinio Colatino fueron nombrados los primeros cónsules de Roma en los comicios centuriados convocados por el prefecto de Roma siguiendo las normas que ha establecido Servio Tulio. Comenzaba así un periodo en la historia de Roma que se conoce como la época de la república. En el paso de la monarquía a la república no va a suponer un cambio solamente a nivel político sino que también va a suponer un profundo cambio en la composición de la sociedad puesto que si hasta ese momento la clase dirigente, los patricios que según la tradición eran los descendientes de los cien primeros senadores instituidos por Rómulo habían sido el principal protagonista de todo el acontecimiento importante de la ciudad. Los plebeyos sin embargo y a pesar de ser mayoría numérica pues estaban privados de los derechos más elementales y excluidos totalmente de cualquier tipo de representación política. De tal forma que ni tan siquiera se les permitía el matrimonio con los patricios. De tal forma que con la república llegó también un largo conflicto social que durará más de dos siglos y que no concluirá hasta el 277 a.C. durante la dictadura de Quinto Hortensio. A lo largo de la monarquía pues los patricios fueron monopolizando los principales cargos políticos religiosos que llegaron a convertirse en editarios, poseían de tal forma las mejores y mayores parcelas de terreno mientras que los plebeyos únicamente podían aspirar a minúsculas propiedades, a trabajar como asalariado de los patricios o dedicarse a la artesanía o al comercio. Si los patricios formaban un grupo homogéneo y compacto agrupado alrededor de su líder natural no ocurre lo mismo con los plebeyos que forman una especie de cajón desastre sin una conciencia definida de clase lo que hace más difícil que hagan un frente común para resolver sus problemas. Apenas 15 años después de la expulsión de Tarquinio estalló el primer conflicto entre patricios y plebeyos. El motivo fue que la situación en la que quedaban los ciudadanos no se podían hacer frente a las deudas que habían contraído, deudas que por otro lado se habían originado por exigencia del propio estado romano así pues un ciudadano tenía la obligación de formar parte del ejército y para ello tenía que abandonar su casa y su trabajo con la pérdida de ingresos que ellos conlleva. Muchos de ellos no podían hacer frente a los préstamos que habían solicitado para poder sobrevivir y terminaban siendo arrestados y encadenados por sus agredores. Finalmente la deuda no se satisfacía, el deudor podía ser vendido como esclavo e incluso ejecutado. A medida que los patricios se afianzaban en el poder la situación de la clase plebeya se hacía más insostenible favoreciendo de esta manera el surgimiento de las primeras reivindicaciones. Las podemos distinguir en tres niveles o tres tipos, una de carácter económico que se basaban principalmente en el fin del problema de las deudas, en el reparto equitativo de la tierra y la solución a la cuestión de la cárcel de grano, la de orden social que reclamaban un código legal que tratara por igual a todos los ciudadanos y eliminase leyes tan discriminatorias como las que prohibían el matrimonio mixto entre ambas clases sociales. Y desde el punto de vista político la principal reclamación es el permiso para acceder a la vida pública y a las instituciones ciudadanas. En el año 494 los volscos en guerra con Roma amenazaban a las puertas de la ciudad y a pesar de lo crítico y peligroso de la situación, los plebeys romanos abandonaron sus puestos y se retiraron al monte sacro que algunos autores lo han identificado como el monte aventino con la intención de fundar una nueva ciudad. Fue entonces cuando los patricios se dieron cuenta de dos cosas, uno que la supervivencia de Roma estaba en peligro y que ellos sólo no pueden hacer frente a la situación en segundo lugar por lo tanto no había otra solución que pactar y llegar a un acuerdo con los plebeyos. El encargado de estas negociaciones fue Marco Agrippa que se vio forzado a ceder alguna de las reclamaciones presentadas por los sublevados. En este primer pulso los plebeyos consiguieron la creación de una magistratura especial para atender sus necesidades, el denominado tribuno de la plebe. También se permitió la asamblea plebeya, el concilium plebis aunque en principio sus decisiones sólo fueron vinculantes para los plebeyos, de ahí viene el origen de la palabra plebiscito. En esta época también se creó la magistratura de los ediles plebeyos encargado de administrar el templo de la tierra Ceres, Liber y Libera, principales dioses para los plebeyos. Los años siguientes fueron un continuo tira y afloja entre las aspiraciones de los plebeyos y la negativa patricia a ceder más de lo que ya habían cedido. Aquí podemos ver una moneda de la época republicana en la que aparece un ciudadano votando. A partir del año 462 a.C. decíamos que la situación se tensó todavía más. Cayo Terentilo Arsat, tribuno de la plebe, presentó una propuesta para crear una comisión de cinco miembros con la misión de redactar una ley que limitase las atribuciones de los cónsules. Esta propuesta fue rechazada sin que ni siquiera fuera tomada en consideración, pero el propio Arsat no se rindió y al año siguiente volvió a proponer la creación de la comisión, aunque esta vez con diez miembros en lugar de cinco y con mayores atribuciones como legislar en los campos del derecho. Tampoco fue aceptada y sorprendentemente en el 451 a.C. los patricios cedieron y aprobaron la creación de la comisión de diez miembros de Kenwiri, en la que estaban incluidos los cónsules electos de ese año. En un año los de Kenwiri crearon la mayor parte de la legislación, las diez primeras tablas que luego serían parte de las doce tablas, aunque al no finalizarlo a tiempo se decidió prorrogar la comisión algún tiempo más. Mientras tanto las fuentes históricas hacen eco de una segunda retirada de los plebeyos al aventino y según esta misma fuente la causa sería la actitud despótica de los de Kenwiri, a lo que se unieron los desmanes de uno de ellos, Apio Claudio, que encaprichado de una chica plebeya, Virginia, intentó quitársela a sus padres afirmando que era una esclava. Los plebeyos se subieron al aventino y viendo que la estabilidad de Roma peligraba, los de Kenwiri dimitieron y se restablecieron la magistratura que se habían suspendido para que la comisión pudiese trabajar más libremente. A pesar de su final, la labor de los de Kenwiri significó un antes y un después en la historia de Roma. Se pusieron por escrito leyes que afectaban al derecho procesal, se alternaba la ley de Italión con compensación económica, se regulaba el derecho de familia y herencia, los rituales funerarios, etcétera. Aunque con sus defectos y carencias, la publicación en las doce tablas supuso un gran avance para la sociedad romana. Los plebeyos no salían claramente beneficiados pero eso no significaba un triunfo padricio, al contrario, con el paso del tiempo se terminarían con la arbitrariedad judicial a la que las clases inferiores habían estado sometidas y se conquistarían derechos nuevos. Hace la mitad del siglo V a.C. los conflictos exteriores en los que estaba inmersa Roma hicieron que las disputas entre patricios y plebeyos pasaron a un segundo plano. La invasión gala a principio del siglo IV a.C. destruyó parte de la ciudad y causó una profunda crisis que afectó a todos los aspectos de la vida de Roma, sobre todo a nivel económico. El empobrecimiento de la población hizo que el número de endeudados creciese vertiginosamente entre los menos favorecidos y entonces la plebe reclamó de nuevas medidas para paliar la situación. La primera respuesta vino de un patricio, Tito Manlio. Manlio no sólo se puso a la cabeza de las reclamaciones plebeyas sino que incluso llegó a pagar de su bolsillo a las deudas de algunos ciudadanos. Tanto patricios como plebeyos enriquecidos vieron en esta medida un peligro para sus intereses y decidieron actuar en su contra. Tito Manlio fue acusado de querer instaurar una tiranía apoyándose en las masas populares y condenado. Ocho años después, en el año 376, las propuestas de ley presentadas por los tribunos de la plebe Cayo Licinio y Lucio Sextio iban a revolucionar la sociedad romana. La primera de estas propuestas abogada porque uno de los cónsules fue de clase plebeya. La segunda ley estaba en relación con el problema de endeudamiento de los ciudadanos y proponía que los intereses que el deudor ya había abonado se descontase la cantidad del deber y que si quedaba algo por pagar dispusiera de tres años para poder hacerlo. Eso significaba, en la práctica, la cancelación de la mayoría de las deudas porque los intereses eran tan altos que con frecuencia superaban en varias veces la cantidad prestada. Por último, la tercera propuesta que se encaminaba a solucionar el problema de la posesión de la tierra y su acaparamiento por parte de los patricios. La ley limitaría la ocupación de las guerras públicas a 500 yugadas. Eso tendría una mejor distribución de la riqueza entre todos los ciudadanos. Como era previsible, las propuestas de los dos tribunos fueron rechazadas en un primer momento por los patricios pero estos no pudieron evitar que, diez años después, en el año 367 a.C., fueran aprobadas y a estas leyes se les conoce como las leyes Licinio Sextia y supusieron igualdad política entre patricios y plebeyos. Con la construcción del templo de la Concordia en ese mismo año se ponía fin a la fase más dura del conflicto entre patricios y plebeyos. A partir de ese momento, la distinción de clases ya no tendría que ver con el nacimiento sino con el poder económico. Bien, la expulsión de Tarquino del Soberbio significó el fin de la monarquía y de la posición de permanencia de Roma sobre el resto de la región que hemos aludido anteriormente. El último rey etrusco no consiguió recuperar el trono pero sí enfrentar a Roma con las demás ciudades de la Liga Latina. En el 496 a.C., cerca del lago Réquilo, se produjo el enfrentamiento entre Roma y la Liga Latina con la ciudad de Tusculum a la cabeza. El conflicto terminó con el triunfo de Roma y la firma de un pacto, Foedus Cassianum, por el que la ciudad volvía a ser miembro del pleno derecho de la liga. El pacto que obligaba a la defensa y ayuda mutua de todas las ciudades del Lazio ante peligros exteriores fue el mecanismo que utilizaría Roma durante el siglo siguiente para comenzar su expansión territorial. Durante los últimos años del siglo VI y principio del siglo V a.C., Roma tuvo que enfrentarse a la amenaza que venía desde el norte. Los movimientos de algunas poblaciones celtas estaban presionando a las poblaciones de la zona central de los afreninos y estas a su vez lo hacían sobre los sabinos, ecuos y volscos, que provocando una especie de efecto dominó en la zona procuraban aprovechar el momento de debilidad que veía Roma después de la caída de la monarquía para hacerse con sus recursos económicos. Los primeros en intentarlo fueron los sabinos aunque más preocupante sería el peligro que vendría del sur, con los volscos y por el este con los ecuos. Sin embargo, el enemigo más serio que tenía Roma en los primeros momentos de la república estaba en el norte, era la ciudad etrusca de Velles. Las relaciones entre Roma y Velles ya habían sido difíciles durante la monarquía. De hecho, según Tito Livio, Rómulo ya había derrotado a la ciudad etrusca y pactado una paz por cien años. La raíz del problema podría estar en la control de las rutas comerciales que unían Etruria y Campania, que eran lo mismo que dominar el tráfico de mercancías por toda Italia central. A esto se unía la lucha por el dominio de la vía Salaria y las salinas que existían en la desembocadura del Tiber. La guerra era inevitable porque ninguna de las dos iba a renunciar a su dominio sobre el río. El conflicto terminaría en el año 396 a.C. después de tres guerras y con la destrucción de la ciudad etrusca. La primera guerra contra Velles tuvo lugar entre el 480 y el 424 a.C. y tuvo como protagonista principal a la Genspavia. En realidad no estaríamos frente a una guerra entre dos ciudades, sino más bien un triunfo y rafa entre clanes familiares por el control de las tierras al margen derecho del Tiber, y que no estaría por otra parte de cierto aire de leyenda. Según el texto de Tito Livio, en la batalla de Crémera la familia Fabia perdería a 306 de sus miembros. La segunda guerra contra Velles del 438 al 425 a.C. Según estas fuentes, este segundo conflicto con la ciudad etrusca comenzó tras la muerte del legado de Roma en Velles por parte de Lars Tomúgnius, aunque en realidad parece apuntar al enfrentamiento entre Roma y la ciudad de Fidenas, aliada de Velles por el control de la vía Salaria. En esta ocasión la victoria volvió a caer del lado etrusco. Y la última de las guerras, la tercera guerra contra Velles tuvo lugar entre el 406 y el 396 a.C., y fue definitivo para tanto el futuro de Roma como de Velles. Roma decide llevar a cabo un ataque definitivo asediando la ciudad el tiempo que sea necesario y para ello comienza la construcción de hibernacula, es decir estructuras para el alojamiento de soldados en invierno. Esta situación llevará a la discusión en el Senado y los plebeyos ya que estos no querían alargar tanto la campaña, prefiriendo volver a casa para hacerse cargo de sus tierras y su familia. Pero el gran discurso de Abio Claudio y sobre todo el contraataque de los velletanos que terminó con muchas vidas romanas terminaron por convencer a la plebe de que mejor iba a terminar con Velles de una vez por todas. Mientras esto ocurría, Capanates y Faliscos, vecinos de Velles, ante el temor de correr una suerte parecida a la de su vecina, deciden unirse a ella y organizar un ataque conjunto. La mala relación personal entre dos de sus tribunos consulares, Lucio Virginio Tricosto y Manio Sergio Fidenas, hace que ante el ataque al campamento de Rege Sergio Virginio no salgan ayudas de sus compañeros lo que hará que Sergio se dé a retirar a Roma. Ambos fueron llamados por el Senado para dar explicaciones y la sesión terminó con una trifulca entre senadores partidarios de uno y otro comandante. Para dar por zanjado el asunto, el Senado, a través de un senadoconsulto, decide adelantar las elecciones y elegir a nuevos tribunos consulares, aunque Virginio y Sergio se negaron en un principio a dimitir. El otro tribuno, Cayo Servilio, amenazó con nombrar un dictador y las elecciones finalmente se celebraron. Al año siguiente, Virginio y Sergio fueron llevados a juicio por la pésima actuación durante la sedia de Velles y, siendo considerados culpables, fueron condenados al pago de una multa de 10.000 libras de prompte. De estos comisos salieron elegidos Marco Furio Camilo y Lucio Valerio Potito. Tras la conquista de Capena y Faleria, la guerra contra Velles entró en un punto muerto hasta la aplicación de Apariciones de Actibus Galas que recorrerán todo el territorio de Etruria hasta llegar a Velles. Pequeñas escaramuzas por parte de Velles conseguirán crear un clima de desánimo en Roma que se traduce en desersiones e inestabilidad. En estos momentos delicados entra en escena Marco Furio Camilo, ahora nombrado dictador. Tras 10 años de asedio, parecía que se acercaba el asalto definitivo a Velles. En una acción simultánea, la ciudad fue atacada tanto por las murallas como por una mina que se había excavado hasta el centro de la localidad. Viéndose superada a Velles, pues se rindió. Pero con la desaparición de Velles no se terminaron los problemas para Roma. Desde el siglo VI, como ya hemos comentado, poblaciones celtas procedentes del centro de Europa habían comenzado a penetrar en Italia a través de los pasos alpinos. Dos siglos más tarde, en el siglo IV a.C., diferentes grupos de lingones, bollos, sesnones y otros a los que los romanos llamaron galos encabezados por Brenno comenzaron una invasión que arrasó mucho a la ciudad etrusca. Después de la toma de Chiusi, los galos se dirigieron hacia Roma. Sulpicio salió a su encuentro según la tradición con un ejército mucho menor que el de los invasores y las tropas romanas derrotadas y dispersadas acabaron refugiándose en Velles. Las murallas no serían suficientes para detener a los galos, así que los ciudadanos se prepararon para hacerse fuerte en el Capitolio, abandonando al resto de la ciudad que fue incendiada y saqueada por los galos. Una noche durante el asedio se produjo uno de los episodios más conocidos de la historia de Roma, aunque parece ser más parte de la leyenda que de la realidad. Un grupo de galos había conseguido escalar en silencio la colina del Capitolio y justo en ese momento las ocas que guardaban el templo de Juno comenzaron a granar despertando a los asediados que pudieron así repeler la agresión. Esta es la versión tradicional y la realidad debió ser algo diferente y más relacionada con un soborno de mil libras que levantar el sitio con la ayuda de unas ocas. Roma necesitó 50 años para recuperarse de la invasión gala, que sin duda fue un paso atrás en sus expediciones para dominar el lacio. Pero como dice el dicho no hay mal que por bien no venga y el conflicto trajo como consecuencia positiva una serie de reformas en la ciudad como un nuevo circuito de murallas o la reorganización de algunos de los barrios destruidos. También se aprovechó la situación para mejorar la organización del ejército y a partir de entonces los soldados se distribuirían según su edad y el nivel de diestramiento y se mejoraría en el momento. La crisis que la invasión gala produjo en Roma fue vista por las ciudades de la región como una oportunidad para librarse de su influencia. Las décadas siguientes fueron tiempos convulsos de contacto de constantes guerras locales contra los vecinos ecuos, latinos, volscos... aunque solventados por Roma poco a poco. La ciudad estaba debilitada pero no tanto como sus enemigos pensaban. El éxito de Roma en la conquista y reconquista de los territorios perdidos tras la invasión gala se basó en dos puntos. Por un lado la fundación de colonias en las zonas ocupadas y segundo la concesión de derechos de ciudadanía a los habitantes de esas localidades integrándolas en la vida civil romana. ¿Había Roma trazado un plan para conquistar Italia? Probablemente no. Debía tratarse de algo más sencillo. A medida que Roma iba nacionando nuevos territorios y expandiéndose, sus vecinos se sentían amenazados y comenzaba el conflicto. El senado daba luz verde a la guerra y la superioridad militar de Roma hacia el resto. Hasta la mitad del siglo III anticristo, la historia de Roma es una continua sucesión de conflictos que enfrentaron a la ciudad con prácticamente todos los pueblos de la península italiana. Después de tres guerras con los samitas, la que enfrentó a Roma con Tarento iba a suponer el fin de la conquista de Italia. A principios del siglo III anticristo, el sur de la península estaba ocupado por las ciudades de la Magna Grecia, ciudades rivales que a excepción de Tarento eran incapaces de hacer frente al poder militar de Roma. Poco después de que terminase la segunda guerra samita, Roma había firmado un acuerdo con Tarento por el cual las naves de guerra romanas no podían sobrepasar el cabo Lacinio, cercano a Crotona, de forma que el golfo de Tarento quedaba fuera del área de influencia romana. En el año 282 aquí vemos pues las áreas de influencia de Turia, los pueblos itálicos y lo que estamos hablando de la ciudad de Crotona y el golfo de Tarento. Aquí la guerra espírrica de las que hablaremos un poquito más adelante. En el año 282 anticristo los lucanos comenzaron su expansión hacia la costa de la colonia griega de Turí, rival de Tarento. Turí pidió ayuda a Roma y ésta envió un contingente militar para liberar la ciudad. Cuando la flota romana entró en el golfo de Tarento, los tarentinos hundieron parte de las naves romanas, capturaron a las que quedaban y se dirigieron a Turí para expulsar a la guarnición romana que se había quedado para controlar la ciudad. No se sabe los auténticos motivos que llevaron a Tarento a tomar la decisión de atacar Roma pero el senado envió una embajada para pedir explicaciones y la entrega de responsables. No estaba el ataque de Tarento pues se trataba de una ciudad comercial sin ambición expansionista y no significaba un peligro. Los embajadores romanos no fueron muy bien recibidos y entonces cerraron la guerra. Tarento sabía positivamente que su capacidad militar era muy inferior a la de Roma así que pidió ayuda a Pirro, rey de Épiro. Pirro que tenía el sueño de emular a Alejandro el Magno respondió la llamada de socorro de Tarento. Después de enviar una pequeña tropa se trasladó él en persona junto con el resto del ejército. Partes del ejército de Pirro lo formaban unos animales que nunca hasta ese momento habían pensado su hereditariano, los elefantes. El inicial entusiasmo de los tarentinos ante la llegada de Pirro y su ejército se volvió rápidamente en desilusión porque el rey de Épiro no los trataba como liados sino como vasallos. En la primera confrontación contra Roma el ejército de Pirro salió victorioso en gran medida gracias a sus elefantes que consiguieron poner en fuga a la caballería romana pero a gran victoria de gran número de bajas que sufrió el ejército de Pirro lo dejaba bajo mínimo y sin posibilidad de ser sustituido. Cuando fue felicitado por el triunfo el rey contestó si otra victoria sí y estábamos perdidos. De ahí viene el concepto de victoria pírrica. Pirro intentó llegar a un acuerdo con Roma para repartirse el control de Italia, los romanos deberían abandonar el sur de Italia y entregar las colonias que habían fundado. Apio Claudio Ciego el conductor de la vía Apia junto con otros senadores se manifestó en contra y el pacto con Pirro fue recesado. El rey de Épiro avanzó entonces hacia el lacio con la esperanza de que los aliados de Roma se unieran a sus filas pero no fue así. Un año después se produce el segundo enfrentamiento del que como en el primero iba a resultar victorioso Pirro, pero los aliados de Roma continúan siendo fieles. La situación no avanza como Pirro desearía y además van a surgir dos problemas a los que va a tener que atender. En Épiro una invasión gala amenaza el territorio y se reclama la vuelta al rey mientras que en Sicilia la presión cartaginense hace también se pide la ayuda de Pirro. Con tantos frentes abiertos se plantea un nuevo pacto con Roma, se olvidan todas las pretensiones iniciales y sólo se busca la independencia de Tarento pero cuando parecía que se había llegado a un acuerdo para ambas partes la entrada en escena de Cartago va a frustrar todo. Cartagineses y romanos firman un nuevo acuerdo por el cual ambas ciudades se comprometen a defenderse mutuamente de Pirro. Esto le da a Roma la posibilidad de utilizar la marinada de guerra de Cartago para aislar a Tarento según nos cuenta Polibio. Pirro se traslada a Sicilia para acudir en ayuda a las ciudades griegas presionadas por Cartago. Tres años de campaña que supusieron para Pirro otro fracaso, a su llegada a la isla Pirro fue recibido como un libertador con la ayuda de las otras poblaciones griegas liberó primero Siracusa y luego el resto del territorio que había sido ocupado por los cartagineses excepto Lilibeo. Cartago quiso la paz y mantener este último reducto único pero Pirro presionado por las ciudades griegas no aceptó. Viendo que le era imposible conquistar Lilibeo decidió construir una gran flota con el propósito de invadir África, algo a lo que los griegos no estaban dispuestos. El intento de imponer su voluntad provocó la deserción de sus aliados hasta el punto de quedarse solo con la ayuda de Siracusa. Reclamado de nuevo decide regresar a Italia y abandonar su sueño africano. El camino fue interceptado por los cartagineses y aunque perdió parte de su flota consiguió llegar a Tarento. Mientras tanto Roma había empleado la estancia de Pirro en Sicilia para reconquistar algunos territorios perdidos en el sur de la península. De nuevo en territorio italiano Pirro se dirige hacia el norte con la esperanza de formar un nuevo ejército con el que enfrentarse a Roma. Aprovechando que el ejército romano estaba dividido en dos partes, una a los mandos del cónsul M Curio Dendato y la otra con Cornelio Lentullo al frente, Pirro decidió atacar al primero antes de que se uniera su colega. La batalla de Malevento o también llamada Benevento supuso el fin de la aventura de Pirro en Italia. En esta ocasión los romanos siguieron los consejos de los cartagineses y supieron neutralizar a los elefantes de su enemigo con arqueros consiguiendo que los animales se espantaran y se volvieran contra sus propias tropas. La llegada de Lentullo con su ejército provocó la huida de Pirro que sin hombres ni recursos partió hacia Grecia dejando a Tarento a su suerte, eso sí con la promesa de regresar. A partir de ese momento Roma tenía el camino libre para terminar la conquista de Italia. La victoria sobre Pirro había hecho que el Mediterráneo fuera consciente de que aquella aldea del Lacio se había convertido en un poderoso estado. Cartago que había sido fundada por los penices en el siglo IX a.C. como Roma y tantas ciudades antiguas tiene un origen que está ligado a la leyenda. Según los relatos más antiguos habría sido una princesa liria de nombre Elisa quien habiendo tenido que huir de su tierra a causa de la persecución de su propio hermano habría fundado la ciudad hacia el 814 a.C. Después de un largo viaje Elisa y sus acompañantes llegaron al golfo de Túnez donde se encontraba la ciudad de Útica. La leyenda continúa diciendo que como por aquel entonces le estaba prohibido a los extranjeros comprar terrenos superiores a la extensión de una piel de buey, Elisa cosió una piel de ese animal, la cortó a tiras muy finas y las unió así consiguió cubrir una superficie como para albergar una ciudad. El lugar elegido fue la colina de Bursa y recibió el nombre de Card Asat Capital Nueva. Los problemas llegarán cuando el rey de los bereberes quiso casarse con Elisa y esta le disasó. Ante la amenaza del rey de exterminar a todos los cartagineses, la princesa se suicidó lanzándose al fuego convirtiéndose en una diosa. Pero a pesar de ser una leyenda la historia de Elisa tiene alguno de episodios con ciertos reforzos de realidad histórica. Parece ser que especialmente la fundación de Cartago por tiro fue la consecuencia de una crisis político-religiosa que afectó a la aristocracia y que la ciudad se estableció en un lugar que ya conocían, pues allí estaba sentada la ciudad de Útica. La relación entre Cartago y el fuego ritual, como manifiesta el suicidio de Elisa también se confirma arqueológicamente. Una de las características de la religión cartaginesa es precisamente la existencia de sacrificios infantiles en honor de Moloch que se llevaban a cabo en un toleto feto. Y el caso es que después de su fundación y durante los primeros años, Cartago sirvió de base comercial de su petrópoli. Pero la situación política que vivió el Próximo Oriente en el siglo VIII, expansión de Asiria, Babilonia, Egipto y Persia significó la decadencia de la ciudad de Fenicia y como consecuencia la independencia y auge de gran parte de las colonias que habían fundado. Este fue el caso de Cartago que en el 654 a.C. fundaba su primera plaza fuera de su territorio, Ebusus, la actual Ibiza. Hacia el siglo VI a.C. se produce un inevitable enfrentamiento con los griegos, inevitable porque eran las dos principales potencias navales del Mediterráneo y porque las dos luchaban por el mismo objetivo, el control de las vías comerciales. Las intenciones griegas de apuntar una colonia en Basilia fue el motivo de este enfrentamiento. A mediados del siglo, Cartago recibe una petición de ayuda procedente de Sicilia. Los fenicios y algunas ciudades griegas allí instaladas recurren a Cartago para evitar que los nidos establezcan una colonia en Lilibeo. El siguiente rifirrafe con los griegos va a tener lugar en Córcega, en Alalia. Allí los aliados con los etruscos, los cartagineses van a derrotar a los griegos. El triunfo en Alalia va a suponer un reparto de territorio, el centro y norte de Italia será para los etruscos mientras que las islas y la cuenca occidental del Mediterráneo será cartaginesa. Cerdeña sería territorio exclusivamente de Cartago hasta que lo pierda tras la primera guerra púnica. La situación en Sicilia fue diferente. Ocupada en su zona occidental por ciudades griegas, fue motivo de continuo conflicto hasta la dominación romana. Hacia el 500 d.C., Cartago y Roma firman su primer tratado. A principios del siglo V, Siracusa y Agrigento derrotan a la flota cartaginesa y debilitan la posición de los cartagineses en Sicilia. En estos momentos, Cartago decide dirigir su detención al norte de África llegando a su dominio hasta las costas de lo que hoy es Senegal mientras en Sicilia los enfrentamientos con las ciudades griegas continúan. El último tendrá lugar, como hemos visto en el capítulo anterior, por la llegada de Epirro. Será el último conflicto de los cartagineses con los griegos porque el siguiente será contra Roma. Poco se sabe las instituciones y formas de gobierno cartaginesa. No es muy probable que existiera una monarquía tradicional aunque esta fuera la forma de gobierno de Tiro y de la ciudad de Fenicia. Las fuentes clásicas parecen indicar que se trataría de una especie de república con magistrados electos y colegiados. Sin embargo, no hay duda de que la existencia es un concejo de ancianos. Desconocemos el número exacto de sus componentes por lo que sí se sabe que en el siglo II a.C. llegaron a ser 300. Tampoco sabemos los requisitos para llegar a ser senador. Es de suponer que ni esclavos, ni libertos, ni extranjeros, ni mujeres tendrían acceso al Senado siendo accesible solo a hombres libres con cierta capacidad económica. Las atribuciones del Senado también se nos escapan aunque lo normal es que fuera responsable de la política internacional decidiendo las cuestiones sobre la guerra o la paz. Había un grupo especial de senadores, el Consejo Sagrado, compuesto por 30 miembros pero del que tampoco conocemos ni su función ni el momento de su creación. Del que sí tenemos información es del Tribunal de los Cien. Debió aparecer a principios del siglo IV a.C. y su función era otra que la de controlar las cuentas a los generales después de la campaña militar. Sus miembros, senadores elegidos de forma vitalicia, fueron con el tiempo acumulando cada vez más poder hasta que en el año 196 a.C. Aníbal decidió desmantelar la institución y los jueces pasaron a ser elegidos anualmente sin posibilidad de elección. Los sufetes eran los magistrados principales de Cartago, serían los equivalentes a los cónsules en Roma y al igual que los romanos eran dos y elegidos anualmente aunque en un principio sus funciones eran muy amplias tanto de carácter civil, religioso como militar y con el paso del tiempo el poder civil se fue separando del militar pasando este a manos de los generales pertenecientes a las familias más importantes de la ciudad. Existió también en Cartago una asamblea popular con funciones muy limitadas, únicamente se reunía y decidía sobre temas cuando el senado y los sufetes lo consideraban oportuno y cuando no había acuerdo entre estos últimos. En este caso la asamblea tenía derecho a decidir si quería o no juzgar el asunto y al igual que en Roma, en Cartago existía toda una serie de magistraturas de las que desgraciadamente a día de hoy tenemos pocos o escasos conocimientos. Durante los primeros siglos de historia Cartago no tuvo necesidad de contar con un verdadero ejército porque tampoco tuvo conflictos importantes, en caso de necesidad eran los propios marineros de la flota mercante los que tomaban las armas y defendían los intereses de la ciudad pero ya al final del siglo VI a.C., a medida que Cartago se convertía en la potencia del Mediterráneo fue necesaria la creación de un ejército. A principio era reclutado los ciudadanos cartagineses pero poco a poco el grueso de las tropas los formaban mercenarios reclutados en el norte de África, en Hispania y en la misma Italia reservándose para los cartagineses en los altos mandos. Nunca llegó a ser un ejército permanente sino que se convocaba cuando una necesidad lo requería. El ejército cartaginés estaba formado por cinco cuerpos, la marina, la infantería, la caballería, carros y artillería. La marina era la mejor y más poderosa arma que tenía Cartago y durante siglos fue la dueña y señora del Mediterráneo. Una vez más potente eran los tirremes y los quinquerremes y su técnica consistía en las embestidas al barco del enemigo por el costado con un espolón que llevaban en la proa provocando de esta manera su hundimiento. El puerto círculo de Cartago se convirtió en una de las grandes obras de la ingeniería de la antigüedad. Como podemos ver en esta imagen donde podemos apreciar una maqueta del puerto de Cartago del que hemos hecho mención anteriormente. Aunque no tenemos mucha información sobre la religión púnica, gracias a la arqueología y a las pocas fuentes que se han conservado podemos hacer una idea de algunos aspectos de la religiosidad cartaginesa. La costumbre era de emplear teóforos, nombres propios que contiene en él un dios o divinidad y ha permitido el conocimiento de gran número de dioses cartagineses como Baal, Amón, Tanit o Melcarta. Baal, Amón es la divinidad principal del panteón cartaginés. Es el protector de la ciudad y sus habitantes donde quiera que se encuentren. Griegos y romanos lo identificarían especialmente con Cronos y Saturno por lo que se ha llegado a pensar que podría ser también el garante de la prosperidad de la ciudad. Tanit, la señora, la pareja de Baal, Amón era otra invocación a las tartes fenicias por su territorio. En muchas estelas aparece representada asociada con el disco lunar, con lo que estaría relacionada con los asuntos astrales, con la maternidad y con la guerra ya que en ocasiones aparece armada con un hacha, tres espadas y un gorro picúo con cuernos. Melcar era el rey de la ciudad, dios principal de tiro y protector de la expansión colonial. Por ello los fenicios consultaban su oráculo antes de fundar una ciudad para saber si lugar y el momento eran idóneos. Si hay algo que caracteriza a todas las ciudades fenicias era el Tosfet, es un término que sólo aparece en la biblia, en algunos pasajes del antiguo testamento se refiere a un lugar que está situado a la afuera de Jerusalén en la confluencia de los valles de Inón y Sedrón donde los hebreos hacían pasar a sus hijos e hijas por el fuego. El Tosfet era una zona sagrada en la que se enterraban los restos quemados de niños dentro de unas urnas y bajo estelas conmemorativas terminaban con el ruego de ser escuchado y bendecido. Cuando en el año 1921 se descubrió Cartago, un recinto lleno de estelas y urnas con estos niños incinados pues apareció y se definió el Tosfet. Otros espacios similares ocupados previamente por los fenicios se han encontrado en el norte de África, en Sicilia y en Serdenia, todos tienen sin embargo unas mismas características son un lugar aire libre, contienen restos infantiles, tienen un carácter votivo de las instituciones funerarias. Los niños que por ejemplo han aparecido en el Tosfet de Cartago no tendrían más de una semana de vida y la duda es saber si fueron sacrificados o si se trataba de niños que habían fallecido de muerte prematura, aunque parece ser según las fuentes romanas que parece ser que era sacrificio. La sociedad cartaginesa estaba dividida principalmente en dos grupos, una clase superior que estaría integrada por las noblezas dominantes y un segundo grupo compuesto por todo tipo de obreros y de artesanos. Por debajo de la última clase estarían los esclavos que están perfectamente documentados en la vida cartaginesa y estos procedían de conflictos militares y tenían ciertos derechos como acceso a actos culturales o la posesión de pequeños patrimonio, incluso el casamiento. Y por último la principal actividad económica de Cartago que siempre fue el comercio aunque también se practicaría la agricultura y la industria. El comercio heredado de los fenicios tuvo como consecuencia la creación de importantes rutas marítimas y terrestres, mientras que estas últimas no son muy conocidas las marítimas están jornadas de puertos recibiendo escala y bases de sus propios viajes. Cartago conoció a Roma a partir o a través de las ciudades etruscas de las que era aliada ante un enemigo como las ciudades griegas. Van a firmar varios tratados hasta un total de cuatro. El primer tratado que se firma en 509 se firmó en tiempo de Junio Lucio Bruto y Marco Horacio, los dos primeros cónsules tras la expulsión de Tarquinio el Soberbio. Y en este primer tratado bastante ventajoso para los africanos intentaba limitar el espíritu expansionista de esta joven república prohibiendo a la flota romana sobrepasar el velo promontorio que es el punto geográfico que aparece citado en el primer tratado romano cartaginés cuya localización exacta se desconoce y limitaba el golfo de Cartago pero no se sabe si trata del cabo de Bon o el cabo de Farina. En caso de necesidad podían atracar pero sólo para comprar o vender lo necesario para reparar la nave y realizar los sacrificios reglamentarios teniendo que zarpar de nuevo en un plazo máximo de cinco días. Los romanos solo podrían hacer negocio en territorio cartaginés si era autorizado previamente por un funcionario excepto en Sicilia. A cambio Cartago respetaría el lacio y las ciudades latinas alheadas de Roma y se comprometía a no construir fortaleza alguna en territorio lacial. El segundo tratado firmado en el 348 a.C., Roma comienza a darse a conocer entre las potencias del Mediterráneo y se firma este segundo tratado en el que Cartago aparece como aliado de los romanos aunque su fecha como hemos dicho oficial es el 358 a.C. Actualmente parece concluirse que este tratado se firmó entre el 353 y el 343 a.C. aunque los términos son bastante similares a los anteriores. Firmarían un tercer tratado en el año 306 que este tratado presenta bastantes problemas e interrogantes puesto que no todos los autores clásicos se ponen de acuerdo a la hora de afirmar su autenticidad. Por un lado Livio afirma que los embajadores cartagineses fueron tratados con mucha realidad pero Polivio niega tal acuerdo. El caso es que en estos momentos tanto romanos como cartagineses se encontraban una situación bastante delicada. Roma estaba a punto de terminar la segunda guerra contra los samitas y Cartago vivía pendiente de las amenazas de Agótocles y por lo tanto ambas naciones necesitaban asegurarse que no salían nuevos conflictos entre ellos. Agótocles fue primer tirano de la ciudad griega de Siracusa y más tarde rey y tras un golpe de estado se hizo con el poder de Siracusa presentándose como restaurador de la democracia. Sus enemigos oligarcas por miedo a que se hiciera con el control de toda Sicilia consiguieron que algunas ciudades se levantaran contra él. La victoria de Agótocles en Messina hizo que sus adversarios pidieran ayuda a los cartagineses quienes mandados por Amilcar Guiscón pusieron sidio a Siracusa y el tratado de la guerra de África terminó al afirmar un acuerdo de paz con Cartago y con la vuelta definitiva de Agótocles a Siracusa. Y por último el cuarto tratado firmado en el 268 antecripto tiene lugar debido a la guerra con Tarento y la llegada de Pirro en ayuda de las ciudades de Magna Grecia fue un acontecimiento para Roma que se vio la necesidad de firmar un nuevo tratado con el fin de reafirmar la amistad con Cartago para ser frente a los problemas que puede significar la llegada del rey griego. Ambas ciudades se prometían ayuda mutua contra Pirro y especialmente Cartago ponía a disposición de Roma su flota para transporte de tropas si era necesario. Es posible que todas las cláusulas del tratado fueran válidas mientras durase el conflicto con Pirro. A continuación lo que veremos son las dos grandes guerras que van a tener lugar entre Cartago y Roma a partir del siglo III antecristo. La primera es la Segunda Guerra Púnica que será el cambio de relación entre las dos potencias aliadas hasta el momento y que supondrá el dominio de Roma en el Mediterráneo. El siglo III anticristo va a suponer con Roma su confirmación como potencia indiscutible del Mediterráneo una vez haya eliminado su principal enemigo que sería Cartago. Desde el final del siglo VI anticristo hasta la derrota de Pirro las relaciones entre Roma y Cartago habían sido cordiales como pone manifiesto la firma de los diferentes tratados que hemos visto anteriormente pero cuando el rey de Epiro dejó Italia las cosas empezaron a cambiar Roma había conquistado todo el sur de la península italiana pero si quería continuar con su expansión sólo le quedaban dos posibilidades en norte donde estaban los galos o las islas ocupadas por ciudades griegas en decadencia y por los cartagineses. La ocupación del sur de Italia obligaba a Roma a defender los intereses comerciales de los nuevos territorios conquistados enfrentados adicionalmente con los cartagineses por el control del Mediterráneo. El choque entre Roma y Cartago era cuestión de tiempo. La riqueza agrícola especialmente la producción de cereal había convertido a Sicilia en el objeto de deseo de ambas potencias. Cartago de hecho mantenía desde hacía ya tiempo varias colonias en la parte occidental de la isla y aspiraba al control total del territorio a costa de la debilidad de las ciudades griegas localizadas al este pero si Roma quería conquistar Sicilia antes tenía que conseguir una flota. Durante la guerra contra Pirro había utilizado barcos cartagineses pero ahora tendría que crear la suya propia. La misión era fácil ya que Roma no tenía tradición marinera mientras que Cartago poseía una de las mejores flotas de la antigüedad sin embargo no se podía decir lo mismo del ejército. Las tropas africanas formadas principalmente por mercenarios no tenían ni la cohesión, ni el adestamiento, ni la trástica que presentaban las filas romanas. Todos los autores clásicos están de acuerdo en que la causa que provocó el estallido de la primera guerra púnica está precisamente en uno de los puntos del último tratado firmado entre Roma y Cartago. Y este es el que prohibía a Roma inmiscuirse los asuntos de Sicilia. Polibio nos cuenta que un grupo de mercenarios itálicos denominados marmetinos que luchaban por Siracusa fueron licenciados por Agatocles en el año 285 a.C. Los marmetinos en lugar de regresar a Italia se dirigieron a Messina y la tomaron. 20 años después, en el año 265 a.C., Hieron II de Siracusa puso sitio a la ciudad y entonces los marmetinos pidieron ayuda a los cartagineses que lograron que Herión volviera a Siracusa dejando en Messina una guarnición. Los marmetinos pronto se cansaron del control cartaginés y pidieron ayuda a Roma. Después de mucho discutir el senador cedió a la petición de los marmetinos siendo consciente de que esta decisión llevaba inmediatamente al conflicto pues se vulneraba esa cláusula de acuerdo con Cartago en la que se prohibía a Roma intervenir en asuntos de Sicilia. El año 264, el tribuno Claudio llega a Messina y expulsará de la ciudad a los cartagineses. Esta maniobra de Roma va a tener dos consecuencias inmediatas. Por un lado la declaración de guerra con Cartago y por otro la alianza entre los cartagineses e Iréon de Siracusa que se unieron para asediar Messinia. Al rescate de Claudio acudió el cónsul Apio Claudio Caudés que logró no solo liberar la ciudad sino también asediar la propia Siracusa. Pronto las ciudades griegas comenzaron a ponerse del lado de Roma, incluida Siracusa. Hieron comprendió que su alianza con Cartago le estaba poniendo en una situación muy peligrosa y rompió su pacto con los africanos. La conquista de Agrigento hizo que Roma confiara realmente en sus posibilidades de victoria a pesar de tener un punto débil, su inexistente flota. La situación empeoró cuando Cartago envió sus barcos a Serdeña para preparar el desembarco en Italia. Dicen que la necesidad agudiza el ingenio y Roma agudizó el suyo para hacer frente a una situación que se preveía más que complicada. Después de capturar una nave, Cartaginesa se la llevó a los astilleros, la desmontaron y la reprodujo. Se podía decidir que fue uno de los primeros elementos de plagio industrial de la historia. Los barcos se podían copiar, pero la experiencia de la navegación y los conocimientos navales no. Y eso explica por qué la primera acción de la flota romana fue un total desastre. Era el año 260 a.C. y al mando de la marina romana estaba Esneo con Helios y Pion, que no pudo evitar que en la bahía de Lipari fuera capturada toda la flota con él incluido. No es extrañar que tras tan brillante batalla se la pueda hacer Asino. Es decir, Asno. Cartago había ganado una batalla pero no la guerra porque ese mismo año otro cónsul, Cayo Dullio, con el resto de las flotas derrotó a los cartagineses en Milae. Cartago justificó su derrota por el supuesto uso por parte romano de los corbis. Según la descripción de Polibio, el corbus sería como una escalera con barandillas terminada en un garfio y una vez se lanzaba contra la nave enemiga se quedaba anclado y se convertía en una especie de puente de abordaje. Se supone por estudios actuales aunque lo ponen en duda la existencia real y apuntan que podía haberse tratado de una excusa inventada por los cartagineses para justificar su derrota. Durante los años siguientes Roma fue ampliando su área de influencia a Córtega, Cerdeña y gran parte Sicilia. Cuando el conflicto se estancó decidió trasladar el campo de batalla al territorio cartaginés, a África con la intención de obligar a Cartago a movilizar sus tropas en Sicilia para defender la ciudad. Tras derrotar a los romanos desembarcaron en Clipea pero al año siguiente se produjo el desastre de la llanura de Bagradas donde las tropas mandadas por Atilio Régulo fueron derrotadas y aniquiladas por los mercenarios cartagineses. Una serie de desastres navales en cadena hizo que Roma se olvidase de la guerra en Cartago y centrase su fuerza de nuevo en Sicilia en una guerra de desgaste sin resultado positivo para ninguna de las dos partes. En el 247 a.C. Cartago consciente de que el conflicto no puede durar eternamente envía a Mircal Barca a Sicilia para hacerse cargo de las operaciones. Barca logró recuperar parte de las posiciones perdidas saqueando incluso parte la costa sur de Italia. Roma a pesar de estar pasando una serie de crisis económicas consiguió los fondos necesarios para la construcción de una nueva flota que se puso a los mandos de Lutacio Catulo. La victoria romana fue incuestionable. Cartago cansada después de tantos años de guerra ya tenía la pista puesta en otros objetivos como la expansión por África. A Mircal Barca se le concedieron plenos poderes para pasar con Roma las firmas de una paz honrosa. Las condiciones impuestas a Cartago como perdedor del conflicto fueron muy duras. A la paridad de los territorios insulares entre Sicilia y la península se unió el pago de 2.200 talentos a lo largo de 10 años más otros 1.000 talentos que se pagaron nada más terminó la guerra. Los cartagineses además tuvieron que liberar a soldados romanos sin recibir rescate alguno. Para Cartago la derrota significaba además la pérdida de la hegemonía en la zona y la imposibilidad de acceder a mercados que hasta ese momento habían sido vitales para su economía. Con todo eso es fácil comprender por qué una de las consecuencias inmediatas de la firma del Tratado de Paz para Cartago fue la crisis tanto económica como política en la que había inmersa. Aristócratas y comerciantes echaban en cara a la derrota mientras el Estado veía cómo se llegaba a la bancarrota y no se podía hacer frente a ciertos pagos como el sueldo de los mercenarios contratados para su ejército. A los soldados amotinados por no recibir lo prometido se unió un gran número de poblaciones libias que, hartas de la presión fiscal a la que se sometían los cartagineses, decidieron prestar su ayuda a los amotinados con la esperanza de librarse del yugo fiscal cartaginés. Ypona y Útica, dos ciudades que no se habían unido a la suburbación, habían sido sitiadas. La situación se hizo tan crítica que hasta Roma tuvo que mandar ayuda en forma de víveres y tropas. Sólo cuando los dos dirigentes cartagineses, Amícal Barca y Anón unieron sus fuerzas se pudo sofocar la rebelión de los mercenarios en territorio africano. Poco después de la rebelión se localizaría en Serdenia. Los corsos con el fin de liberarse del dominio púnico pidieron ayuda a Roma y al final del conflicto terminó con la pérdida de la isla. Tantas pérdidas humanas y económicas llevaron a Cartago a mirar hacia el oeste en busca de nuevos recursos. Las imposiciones de Lutacio Catulo a Cartago tras la guerra no impedía a los púnicos su expansión hacia el mediterráneo occidental, hacia la península ibérica. Por el contrario para Roma, aparte del prestigio internacional logrado como ganadora del conflicto, la conquista de Sicilia significaba el primer paso de lo que sería su futura expansión más allá de la península italiana. Después de la primera guerra púnica la intanquilidad se instaló entre los habitantes de las Galias y Salpina. En el 236 a.C. se produjo un primer intento de motín que llevó a los galos hasta las zonas del actual Rimini, aunque la falta de acuerdos entre ellos provocará que la aventura no vaya más allá. Cuando el tribunal plebe Flaminio propuso la parcelación de los terrenos de los sesones conquistados años antes para repartirlo entre las casas más desfavorecidas de Roma, los galos invadieron el territorio romano y Roma reaccionó y su victoria sobre aquello le abría camino hacia el norte. Semir Calbarca quería deshacerse de su enemigo Anón para conseguir el control total del ejército debía convencer a sus compatriotas más reacios de que la solución para los problemas de Cartago pasaba por la conquista de un nuevo territorio. Anmir Cal conocía algunos de los yacimientos mineros de la zona de Sierra Morena y sabía de los beneficios que esto podía suponer para Cartago y para su propia familia. A principio del año 237 Anmir Cal consiguió su propósito y en la primavera de este mismo año acompañado por su hijo Aníbal y su yerno Asdrúbal desembarcó en la ciudad fenicia de Gadir, lo que hoy es Cadiz con un ejército equipado y listo. Esta buena preparación permitió a Anmir Cal derrotar a Íberos, Tartesos, Santíberos nada más llegar. Los dos años siguientes los empleó el cartaginés en reorganizar el territorio y fundar nuevas poblaciones como Acra, Leuque, Alicante mientras en Cartago la falta de una figura de poder facilitaba la aparición de una revuelta de Númida que sin embargo fue sofocada por Asdrúbal. En el año 229 Anmir Cal Barca murió y su yerno se puso frente a las tropas. Las fuentes no aclaran cómo falleció Anmilcar mientras que unos autores dicen que murió mientras padeaba un río para otro fue asediando la ciudad de Élite. Con respecto a los pueblos indígenas, Asdrúbal llevó a cabo una política totalmente diferente a la de su suegro. La diplomacia se impuso dejando el uso de las armas para cuando era imprescindible. Gracias a este cambio de rumbo Asdrúbal consiguió ser considerado por muchos pueblos del sur de la península como el jefe supremo. Durante los ocho años que duró su mandato logró consolidar y organizar el territorio. En el año 226 fundó la que sería su capital del nuevo imperio cartaginés, Cuarjasat Cartagena. Este mismo año cuenta la revisión que firmó el Tratado del Ebro con el que Cartagos se comprometía a no cruzar armado el río Ebro y que su violación sería más tarde la causa de la segunda guerra apúnica. Pero solo cinco años más tarde Asdrúbal murió según algunos autores a manos de un esclavo del rey Celtartagus que quería vengar la muerte de su señor y tras la muerte de Asdrúbal las tropas eligieron como comandante a Aníbal. Con tan solo 25 años Aníbal se puso al mando del ejército cartaginés retomando la política belicista de su padre. Después del sometimiento de Olcades y Carpetanos gran parte de la península quedaba bajo el control de los cartagineses apenas 18 años después de la llegada de Almirca. Gracias a su política de alianza, la explotación de las maderas primas y un ejército perfectamente organizado los barcas habían logrado crear un auténtico imperio en la península ibérica. La primavera del 219 a.C. va a marcar una antigüedad después de la historia del Mediterráneo. Aníbal comienza el asedio de la población de Arce, Sagunto. Un asedio que duraría ocho meses y que significaría el fin de Arce y el comienzo de las hostilidades entre Roma y Cartago y sería el causus veli para el inicio de la segunda guerra pública. Tanto romanos como cartagineses esperaban el enfrentamiento, era cuestión de tiempo y sólo podía haber un dominador del Mediterráneo occidental y de este nuevo conflicto iba a salir el ganador. Según el tratado firmado en el 241 a.C., el área de influencia cartaginesa no podía traspasar el río Ebro y Arce se encontraba a unos 160 kilómetros al sur de este límite. Cartago estaba dentro de su territorio pero Roma reclamaba una cláusula por la cual se exigía respeto a los aliados de cada una de las potencias y Arce era un aliado de Roma. Esto es al menos lo que nos cuenta Bolivio. La rivalidad entre Roma y Cartago se trasladó a las poblaciones íberas de la península que terminaron tomando partido por una u otra potencia. Así encontramos a los turboletas en conflicto con Arce, por unos límites fronterizos se consideraban aliados de Cartago y el enfrentamiento entre Arce y Turboletas terminó con la llamada de estos últimos a sus poderosos protectores. Tras ocho meses de asedio Aníbal pudo entrar en Arce aunque ya nada quedaba del poblado íbero y como consecuencia Roma declaró la guerra a Cartago. El plan de Roma tenía dos fases primero tenía que conseguir que Aníbal volviese a Cartago y para ello Tiberio Sempronio Longo con su deseaño con el Scipión instaló su base de operación en Sicilia para preparar el desembarco en África y después dificultar a los cartagneses el envío de recursos y hombres a Italia y con ese objetivo Publio Cornelio Scipión se dirigía a la península ibérica. Aníbal utilizó el invierno para dejar descansar a los hombres y preparar su estrategia que no sería otra que trasladar el campo de batalla a su territorio italiano. Para ello era necesario asegurarse dos cosas una la fidelidad de los soldados, la mayoría de ellos mercenario indígenas y las fuentes de aprovisionamiento en Iberia. Las deserciones las evitaría enviando a las tropas iberias a África y las africanas a la península una vez aseguró que el camino hacia Italia estaba despejado a finales del año 218 a.C. partió hacia allí con un ejército de más de 100.000 hombres. Tres meses después atravesaba los Alpes y la maniobra de Aníbal sorprendió a Roma que tuvo que cambiar sus planes. Publio Cornelio Scipión salió al encuentro del ejército cartaginés en el Ródano pero al verse superado mandó a su hermano Esneo con un grupo de las tropas a Hispania mientras él volvía a Italia para unirse a las legiones del pretor Publio Manlio Bulsón y Marco Attilio Regulo acantonadas en el Valle del Po. Mientras tanto Sempronio, el otro consul, le sucedía algo parecido. Preparado para un desembarco en África tuvo que cambiar de plan y dirigirse rápidamente hacia Norte Italia para unirse a Scipión. Aníbal contaba con que la medida a medida que avanzaba se añadieran a su causa los pueblos en contra del poder de Roma. Pocas semanas después tuvo lugar el primer enfrentamiento cerca del río Trevia. Aunque las legiones de los dos consules habían conseguido unirse no fue suficiente y la superioridad cartaginesa fue evidente. La derrota romana supuso que muchas poblaciones galas se pasasen al lado cartaginés. Al año siguiente, en el año 257 a.C., fueron elegidos consules Cayo Flaminio Nepote y Esneo Servilio Gémino pero la situación no iba a mejorar para Roma. Ese año vería como las tropas de uno de los nuevos consules, Flaminio, eran derrotadas en el lago Trasimeno lo que significaba que Aníbal tenía el camino despejado hacia Roma. A pesar de ello, en lugar de asediar la ciudad, Aníbal prefirió seguir degastando a las legiones romanas a base de batallas campales. Sin embargo, los planes no salieron como el cartaginés había pensado y Quinto Flavio Máximo Cunstator, el precavido fue nombrado dictador y su táctica consistió precisamente en todo lo contrario, en no presentar batalla a los cartagineses manteniéndose a distancia y de esta forma limitar el número de bajas entre sus tropas. Las cosas volvieron a cambiar cuando en el año 216 se nombraron consule a Emilio Paulo y a Terencio Barrón. Los nuevos dirigentes lograron reclutar un poderoso ejército y con él subir de nuevo la moral al romano, que había quedado muy minada con la táctica llevada a cabo por Quinto Flavio Máximo. El enfrentamiento con los cartagineses tuvo lugar en la pequeña localidad de Canas en el mes de agosto y fue la mayor derrota que sufriría Roma a lo largo de toda su historia. Emilio Paulo murió y además de miles de fallecidos, Roma tuvo que ver cómo capos y acusas se pasaban al mando cartaginés, mientras el rey Filipo V de Macedonia ratificaba su apoyo a Aníbal. Canas además de la tragedia romana significó el fin de la guerra en sur italiano, a partir de entonces las batallas serían en otros escenarios. Mientras en Hispania, en el año 217 a.C., Publio Cornelio Sipión se reúne con su hermano Pequeño Eneo con el objetivo de frenar el empuje de Cartago desde la península y cortar el envío de suministro a Aníbal. Además consiguen que muchas tribus indígenas se unan a Roma y eso provoca que Aníbal tenga que enviar tropas desde Italia para evitar que los romanos se hagan con el territorio hispano. Cinco años más tarde, en el 512 a.C., se reconquista Sagunto pero las cosas se van a empezar a torcer para los romanos. Publio Cornelio Sipión va a cometer un error fatal, dividir su ejército para enfrentarse a los cartaginenses. Mientras sus tropas hacían frente a Magón, hermano de Aníbal y Guistón, las de Eneo se encontraban con Azurubalbarca cerca de la actual localidad de Lorca. El resultado no pudo ser peor, los dos hermanos Sipión morirían y Roma iba a perder todo el territorio conquistado durante los años anteriores. En el año 210, Publio Cornelio Sipión X, futuro africano mayor e hijo del anterior, desembarca en Tarraco con la intención de cortar el flujo de suministros al ejército cartaginés. Conquista Cartago Nova y con gran actividad diplomática consigue que muchos jefes hispanos se pongan del lado romano. Dos años después, en el 208 a.C., derrota al primero de los tres ejércitos que mantiene Cartago, el que dirige Azurubalbarca. La batalla tuvo lugar en la llanura de Baécula en Jaén y marcó un antiguo después en el dominio cartaginés en la península. Después de la conquista de Oringis y Lipa y Gades, el poder de Cartago en la península ibérica había prácticamente desaparecido. Mientras tanto, en Italia desde la Batalla de Canna, 216 a.C. hasta el final de la campaña en Hispania, 206 a.C., la situación se había mantenido en un compás de espera porque los romanos no se atrevían a presentar grandes batallas y los cartagineses se veían cada vez con más problemas para recibir suministros y refuerzos. Cartago fue perdiendo fuerza en Italia y con el paso de Escipión a África en el 203, se puede decir que la guerra estaba decidida. Aníbal regresó a Cartago pero fue derrotado por Escipión en Zama en el 202 a.C. Este triunfo le valió a Publio Cornelio Escipión el sobrenombre de Africano. A Cartago solo quedaba capitular y aceptar la pérdida del dominio en el Mediterráneo. El primer resultado de la guerra fue el ascenso de Roma como potencia indiscutible de la región y el comienzo de una etapa conquistadora que no terminaría hasta el Principado del Emperador Trajano. Aquí podemos ver Roma y Cartago en el comienzo de la Segunda Guerra Púnica hacia el 218 a.C. En rosita la influencia romana y en verdecito por la influencia cartaginesa. En el aspecto político, el nuevo estatuto de Roma trajo como consecuencia el fortalecimiento de la oligarquía senatorial que terminaría acaparando el poder y todo tipo de privilegios en el monopolio ejercido por un pequeño grupo de familias. Facilitó la aparición de dos facciones políticas contrapuestas, las que agrupaban a los más poderosos, los optimates y la que estaba compuesta por los datos más sencillos, los denominados populares. La rebelidad entre estos dos grupos será una constante a lo largo de los dos siglos de la historia de Europa. Y aquí podemos ver las principales batallas a las que nos hemos referido y la ruta seguida por Aníbal Azdrúbal y la ofensiva romana en esta Segunda Guerra Púnica. Y hasta aquí el tema de la monarquía con el dibujo del barco cartaginés, el tirreme. En la próxima sesión abordaremos el periodo republicano con las principales luchas y las guerras sociales que tuvieron lugar tanto con los gracos, las guerras civiles, las sociales, el primer triunvirato, la guerra civil y con el personaje de Julio César que dará pie al nacimiento del imperio. Hasta la próxima sesión y un saludo.