Bienvenidos y bienvenidas a esta nueva videocápsula de la línea de investigación sobre el retrato en la edad moderna de la Asignatura del Trabajo Fin de Grado en Historia del Arte. En los próximos minutos vamos a explicar brevemente qué es y cómo diseñar el folleto de una exposición. El folleto de una exposición es el material impreso que se facilita gratuitamente al público con la información básica de la muestra y cumple, por decirlo así, una doble finalidad. Por un lado, sirve de apoyo y guía de la visita durante el recorrido y, por otro lado, ofrece la información básica de la exposición. Se trata de un recurso de naturaleza efímera que suele desecharse una vez completada la visita o que sirve a lo sumo de recuerdo para aquellos visitantes que desean volver a revisar sus contenidos de vuelta a casa. La estructura y las tipologías del folleto pueden ser enormemente variadas en función del número de páginas que incluyan, aunque las hojas suelen doblarse unas dentro de horas. En el lado inverso se sitúa el frontal del folleto, donde suele indicarse el título de la muestra, a veces las fechas y una imagen representativa de la exposición. Por su parte, en el reverso del folleto se suele destinar para dar los datos prácticos de la propia exposición y de la institución que la alberga, como la dirección, los horarios, los servicios, los precios de la entrada o la información institucional y los patrocinios de la propia exposición. Las páginas interiores del folleto son las que se utilizan para la exposición. Suelen destinarse, por su parte, a explicar las ideas centrales de la exposición, pudiendo aprovechar para este recurso los textos ya elaborados para los paneles de sala, sobre todo el que sirve como presentación general de la muestra. Al insertar en el folleto la información de las distintas secciones y salas, ofrecemos al espectador un recurso a modo de guía para conocer, antes de iniciar el recorrido, las partes en que se va a estructurar el relato de la muestra. En otras ocasiones, como sucede en exposiciones más pequeñas, sin salas diferenciadas, el folleto suma al texto de presentación las ideas principales que se quieren trasladar sobre el conjunto de las piezas reunidas. En cualquier caso, lo habitual es insertar en casi todas las páginas del folleto reproducciones de las obras más emblemáticas de la exposición. Para diseñar nuestro folleto podemos emplear las plantillas que ofrecen algunas aplicaciones básicas de ofimática como Word o PowerPoint, donde podemos seleccionar diversos formatos en función del tipo de material a seleccionar. Aunque lo más habitual es utilizar el formato de tríptico, que ofrece seis hojas o caras diferenciadas para componer nuestra información. En Internet disponéis además de numerosos tutoriales, incluso aplicaciones destinadas igualmente a generar este tipo de materiales sin necesidad de recurrir a programas especializados de diseño gráfico. En un mundo cada vez más abierto a la cultura digital y en plena era pospandémica, cada vez es más frecuente ver sustituidos los folletos impresos de muchos museos por recursos online accesibles a través de un código QR en el propio teléfono móvil o materiales enriquecidos como la revista interactiva diseñada en 2020 por el Museo Thyssen con motivo de la exposición de Rembrandt y el retrato en Ámsterdam. Para el proyecto de exposición del TFG se seguirá primando el folleto clásico, aunque hay posibilidad de plantear otras alternativas para quienes así lo definan. Para terminar y a modo de conclusión, a la hora de crear y diseñar nuestro folleto de exposición, recomendamos, en primer lugar, hacer varios esquemas y borradores previos a modo de prueba, incluso a mano alzada, para determinar la mejor organización y tipología de folleto que necesitamos. En segundo lugar, cuidar los aspectos estéticos y compositivos buscando un diseño limpio, ordenado y lo más sencillo posible, dejando suficientes espacios en blanco y sin cargar en exceso de texto e imagen las páginas. Y en tercer lugar, adaptar los contenidos ya creados en los paneles de sala para confeccionar la información del folleto, dando así coherencia a la información del material impreso y de los recursos gráficos de la propia sala. Más allá de estas recomendaciones iniciales, os invito, como siempre, a guardar los folletos de las exposiciones que visitéis para estudiar otras opciones y veáis el formato que mejor se adapta en función de los museos visitados. A quien le pueda resultar de interés deciros para acabar que los ejemplos utilizados en esta videocápsula procedentes del Museo del Prado, están todos disponibles en la página web de la institución dentro de la sección del Prado efímero. Y nada más, confiando en que estas orientaciones hayan resultado útiles, seguimos en contacto a través de los foros de la asignatura.