Parece que ya estamos grabando. Bienvenidos a la tutoría de hoy de Historia de las Ideas Políticas, la última antes de esas dos semanas que pararemos por la Semana Santa y luego el Festival Local. Y vamos a terminar hoy con esa parte del tradicionalismo. Habíamos quedado el otro día haciendo una pequeña introducción al tradicionalismo, viendo un poco la influencia que tenía Burke y las ideas de Burke en ellos, pero como al llegar al contexto continental, al contexto francés, habían cambiado un poco y que tenían sus caracteres un poco distintivos de lo que era el conservadurismo tal y como lo entendía Burke. Y comentamos también que las diferencias que había también en su forma de entender la historia, con una visión un poco más estática y incluso defendiendo esa visión un poco rígida del antiguo régimen como en cierta forma un orden que debe permanecer inalterado, que contrasta un poco con la... Y las ideas de Burke son una movilidad siempre dentro... y un cambio siempre dentro de una cierta continuidad con lo anterior. Y entramos ya en... Vamos a entrar ahora ya en el autor, el primer autor que vamos a hablar, vamos a tratar dos autores, básicamente Joseph de Mestre y de Bonal. Y el otro día dimos también, de paso, también una introducción un poco general a básicamente la postura de Mestre y sus ideas un poco fuerza en cuanto a esta... su concepción política, su concepción de cómo entender todas estas cuestiones. Y ahora vamos a entrar ya, pues como digo, en materia y vamos a ver un poco más en detalle, ya por menudo y claramente, cuáles son los puntos que va a desarrollar de Mestre... ... y que tiene original y que tiene cierta forma también de continuidad con lo que explicamos ya al hablar de Burke, este pensamiento de Giuseppe de Mestre. Giuseppe de Mestre que por cierto, como ya comentamos otro día creo, si no lo volvemos a comentar, está traducido a una de sus obras principales sobre la soberanía popular o también en una traducción traducido como estudio sobre la soberanía popular, en este caso concreto es la traducción de Escolari Maggio, reciente, se puede conseguir fácilmente y bueno, entramos ya en materia. El primer elemento en el cual se refleja un poco esa influencia de Burke es la propia noción de prejuicios, comentamos un poco la visión positiva que daba Burke del término prejuicios, incidiendo al contrario de lo que hacía la ilustración, que el prejuicio tiene un carácter positivo en cuanto que no es, como entendía la ilustración, creencia falsa, sino sobre todo juicio previo, que todo juicio siempre existe, necesidad de una cierta serie de ideas, de juicios previos, de ideas un poco consolidadas por la tradición, por la memoria y por la historia de una sociedad que tenemos que tener siempre referentes en cierta forma al empezar a plantearnos cualquier cuestión y por lo tanto tendría un elemento incluso conoscitivo que sería necesario por lo menos para un primer acercamiento a cualquier cuestión que nos atenga y sobre todo en este caso, con el pensamiento político. Siempre que actuamos políticamente, siempre que se considera la realidad política y considerarla en base a una tradición, a unos prejuicios, unas ideas políticas previas, en cierta forma va a condicionar al desarrollo de la propia política y de la apropiación del sujeto como individuo político. De nuevo hace la misma contraposición que hacía Burke entre la experiencia, esa experiencia que va acumulando históricamente una serie de prejuicios, una sociedad, un país en una cultura determinada versus las extracciones de la razón. sin ningún tipo de atadura contextual, sin ningún tipo de atadura histórica, cultural, que pretende ilusoriamente, ya que esto nunca va a poder hacer así, simplemente una concepción utópica, pretende actuar sin ningún tipo de contexto de condicionante previo. La razón puramente desarrollando abstracciones que luego intenta aplicar al mundo real. Y como ya vimos al hablar de Burke, la idea que tiene de Mestet también es la misma. Si intentas aplicar ideas abstractas que no consideran ningún elemento de la experiencia empírica, si intentas aplicar ideas utópicas a la realidad, lo que va a resultar es el desastre, porque eso no encaja. Es imposible encajar la realidad en el corsé, en el lecho de Procusteles, de esas ideas abstractas salidas de esa razón autónoma dejada únicamente a supervivientes. Es una plena y total especulación. Por lo tanto, va a incidir nuevamente en el papel de la experiencia y vinculándolo de nuevo a la tradición. La tradición para de Mestet es resultado de esa experiencia acumulada. Y esa experiencia acumulada es, en cierta forma, racional. Es una razón testada a través de la experiencia en el mundo cotidiano, en el mundo histórico, en el mundo real. Y por lo tanto, esa razón mediada por la experiencia es lo que se va transmitiendo y se va acumulando en la razón. En esos precuerdos. En esos prejuicios que, cuando el ser humano nace, cuando aparece por primera vez, pues ya va a recibir, va a heredar de su cultura. Por lo tanto, no va a tener que especular, lo cual sería muy peligroso libremente sobre el mundo, sino que va a tener toda una serie de herramientas culturales de prejuicios que le van a servir un poco de apoyatura para un poco desenvolverse en el mundo. Y eso le va a ayudar, de esta forma, a poder convertirse un miembro de una sociedad, de una cultura. Y, por lo tanto, poder actuar como tal. De hecho, Deméster vuelve a la idea de que el individuo en sí es otra extracción. El individuo no es más que el resultado... de una tradición previa. El individuo siempre es un individuo en un contexto, en un contexto histórico, en un contexto lingüístico, en un contexto cultural y por lo tanto no se puede desgajar al individuo como entidad abstracta de ese contexto. El individuo siempre es producto de un contexto, de un contexto y de una historia y de unos elementos previos. Al igual que Hegel, ya comentamos también, es también la idea de Hegel y de cierta forma una idea que está ahí latente en los autores de esta época aproximadamente, finales de la ilustración y principios de Romanticismo. Es una idea que va a tener su pleno desarrollo en el Romanticismo. Y contrapone en este sentido la razón individual, la razón simplemente abstracta desarrollada en la cabeza de un único individuo intentando un poco hacer abstracción de la realidad versus la razón nacional. ¿Qué es la razón nacional? Pues una razón, como su nombre indica, de una nación, de un país. En concreto, una cultura concreta reflejada en unas instituciones, en una lengua y que por lo tanto es esa razón fruto de la tradición versus la razón puramente desarrollada en la mente del individuo como un ente aislado que en realidad es un intento utópico, es un sueño que, como podremos decir de cierta forma, termina siempre deviniendo en pesadillas, según Demestre. Pesadilla ejemplificada, obviamente, por casos tipo, como pueden ser todos los desmanes de la Revolución Francesa, la Guerra de la Vendée, el caos que se generó durante la Revolución Francesa, el periodo del terror jacobino, todos los ejemplos que se pueda encontrar de conflictividad social y política en la Revolución Francesa van a ser tomados por Demestre como un ejemplo palmario de lo que está argumentando es, en cierta forma, correcto. Y por lo tanto, cualquier intento de aplicar ideas utópicas, ideas abstractas, ideas únicas, ideas únicas, ideas únicas, ideas únicas, ideas únicas, a la realidad va a dar lugar el caos. El ejemplo perfecto es la Revolución Francesa. La traducción francesa no es más que un sueño de la razón que se termina convirtiendo en la pesadilla por suponer que esa razón puede actuar autónomamente sin tener en cuenta la realidad, la experiencia, lo empírico. Y lo empírico que está en cierta forma recogido por las instituciones previas, la mentalidad previa, todos los elementos que ya ha recibido el sujeto y el individuo social cuando se enfrentan. Por lo tanto, esta frase lo define muy bien. Un conjunto de dogmas o prejuicios útiles adoptados por la razón nacional. Eso, en cierta forma, es lo que es la definición que podría dar, en cierta forma, Demeste de lo que podríamos llamar actualmente cultura. Y incide incluso en que cuando un individuo nace, nada más estar en la cuna, conviene que no esté solo, que no se deja al individuo simplemente como un enteslado. Tiene que estar arropado por todo. Por todos estos prejuicios, por todos esos dogmas. Incluso tomando el término dogma, no ya solo prejuicio, como un término positivo. Precisamente haciendo contraposición y de nuevo intentando marcar el contraste con la ilustración. La ilustración que siempre hablaba y criticaba el término prejuicio y siempre criticaba el dogma y el dogmatismo. Siempre ejemplificado por tanto los dogmas, por los criterios de autoridad, como por los dogmas irracionales del dogma. De la religión, en concreto de la religión católica. Que no obstante, Demeste muy especularmente va a intentar darles un carácter positivo al dogma. Las verdades que no se pueden custinar son en realidad algo que es necesario para el ser humano. Algo que es necesario para el ser humano y que es necesario para la sociedad. Son elementos que en cierta forma dan estabilidad y ayudan a crear un orden en medio del caos que sería el mundo sin estas nociones heredadas. Estas nociones testadas a través de la tradición. El hombre no necesita problemas, no necesita discutir las cosas, no necesita tener dudas. Necesita tener verdades firmes, dogmas, prejuicios, creencias que puedan definir un poco cuál debe ser su forma de actuar. Por tanto, el dogma, la creencia, es la base de la moral, de la ética y es la única base que mantiene un orden social, un equilibrio, tanto en el individuo como en la sociedad. Igualmente, defiende también de Mestre, obviamente, como partidario que es de mantener el orden del antiguo régimen, pues la idea es igualdad. Considera, igual que de Burke, que la igualdad es ilusoria, que no existe la posibilidad de una igualdad total, que existe una igualdad ya de los individuos por naturaleza. Y considera, además, que la aparición de unas élites, de una aristocracia, es un hecho prácticamente inevitable. Que en toda sociedad que se organice a sí misma a lo largo de la historia, en cualquier contexto, va a terminar formándose una élite que va avanzando. Va a ocuparse del gobierno, de la dirección de esa sociedad. Y que, además, esa aristocracia debe, de cierta forma, estar separada del conjunto de la población por una serie de privilegios. Tenemos, obviamente, en mente la sociedad del antiguo régimen dividida entre el clero, la nobleza y el tercer estado. Los dos primeros con ese tipo de estatus privilegiado. Y va a entender, incluso, que es necesario, precisamente, que esté separada por una serie de beneficios, por una serie de privilegios que lo separen del conjunto. Porque, precisamente, son necesarios para mantener la distancia social. El pueblo, el pueblo llano, la masa, no afectaría el poder de una élite que fuera igual que ellos. Que percibiera que es igual que ellos. Por lo tanto, debe de haber unos elementos, unos privilegios que distingan, que separen, que eviten la contigüedad entre el pueblo que tiene que obedecer y la élite directora. Eso es algo que, en cierta forma, viene a dar una nueva formulación. A esa idea de sociedad estamental. Nos lo planteando como algo inevitable. Una sociedad que pretende el eguterismo, como ha pretendido la Revolución Francesa en el periodo jacobino, es una sociedad de por sí inestable. Por lo tanto, generalmente generará conflictos, generará inestabilidad. Y realmente además considera que, como digo, es una pretensión utópica. Es una pretensión utópica que entiende, al igual que Burke, que no puede ser defendida seriamente por los líderes de estos movimientos revolucionarios. Así que él considera, como había pensado ya Burke en su tratado, que lo que hay detrás de esa supuesta ideología igualitaria de los líderes de la Revolución Francesa es simplemente los intereses particulares. De una nueva oligarquía que pretende sustituir a la anterior. En este caso, también la alta burguesía que pretende sustituir a la aristocracia tradicional y alquiler. No obstante, considera de Mestre que, a pesar de que tiene que haber un orden rígido de la sociedad, incluso con un estatus y una desigualdad garantizada legalmente, esto es una serie de privilegios, y un estatus privilegiado debe haber una cierta movilidad. Debe haber ciertos mecanismos que permitan que, entre las clases privilegiadas y el sector más alto de los no privilegiados, pueda haber una cierta posibilidad de ascenso. Que miembros de la alta burguesía puedan terminar convirtiéndose en miembros de la nobleza, de alto crey, por lo tanto, pueda haber, de cierta forma, una movilidad entre el sector más alto de los no privilegiados y los sectores privilegiados. Por lo tanto, un cierto aspecto de movilidad, aunque siempre manteniéndose ahí desde que el esquema se ha convertido en un sistema de movilidad. El sistema social debe de ser rígido, y que si no es rígido, si no están separados los estamentos sociales rígidamente, eso llevará al caos, a la disolución, a la falta de orden y llevará al desgobierno. Porque, de hecho, el pueblo o la masa, en cierta forma internacional, no afectará el poder, la autoridad de sus líderes naturales. Y bueno, incide nuevamente en que esa contraposición entre tradición y continuidad versus revolución y discontinuidad, incidiendo un poco también en el caso inglés como había puesto Hawking, incidiendo de nuevo en que la constitución inglesa no es resultado de una revolución, aunque algunos de estos periodos de cambio, como por ejemplo la Revolución Grosa, que decía en este título, no es realmente una revolución. Es simplemente una evolución. Pero agresiva, con puntos de cierta forma de aceleración, pero que no dejan de ser simplemente asentar y afianzar lo que ya venía de antes. De cierta forma es una evolución endógena sin saltos al vacío como podríamos entender que fue la Revolución Francesa, que fue cambiar un sistema a otro totalmente distinto. A un orden de cosas, a otro totalmente distinto. A una economía, de una economía todavía en antiguo régimen, a una economía totalmente distinta. De un tipo de sociedad a otro totalmente distinto. Bueno, pues... Demestre considera que eso no es bueno y que tiene que haber siempre unos cambios progresivos en los cuales siempre se vaya integrando lo viejo contra lo nuevo. Con una visión bastante más rígida, bastante más inmovilista que la que tenía Burke, no obstante el nivel de historia. Y una incidencia siempre constante y machacona a lo largo de todo el libro, desde prácticamente los primeros capítulos se puede apreciar en el papel de Dios en la historia, en el papel de la providencia divina e incidiendo en que el orden social, si es tal y tiene una serie de divisiones, es porque es querido por Dios. Si existe un gobierno monárquico es porque es querido por Dios y que por lo tanto hay un orden inmanente de la sociedad que es querido y aceptado por Dios. Y por lo tanto ir contra ese orden testado por la tradición y querido por Dios que resulta la providencia divina es... En cierta forma, no solo pecaminoso, sino que va a llevar obviamente al desastre y al caos, revelarse contra el plan divino. Bueno, pues inmediatamente constante esa idea de Dios como mano invisible, si me permite el término, que va actuando de estos individuos, como decía Hegel, no saben lo que hacen cuando actúan históricamente, pero por detrás hay una voluntad oculta, hay una intencionalidad oculta que sí los dirige en una dirección de la cual ellos no son ni siquiera conscientes. Dios es legislador, las leyes, la ordenación del mundo, de las sociedades, de los sistemas políticos, el resultado de esa acción providencial y legisladora de Dios en la historia y en cada uno de los pueblos que forman el conjunto de la humanidad. Por lo tanto, es absurdo, según Demestre, concebir el Estado y la aparición de comunidades políticas como un resultado de la voluntad del libre albedrío de los individuos. Esa idea que es básicamente la idea del contrato social. Porque, primero, para Demestre el individuo sí es una extracción, por lo tanto, el individuo siempre parte de un contexto social, de una sociedad ya dada. Por lo tanto, no existe ningún momento en que existan individuos aislados que se reúnen para formar una sociedad. Cuando aparece el individuo ya aparece como parte de una sociedad. Eso es un elemento que hace un poco esta idea, según el argumento de Demestre, absurda. Pero es que, aparte, el individuo en sí no tiene capacidad para crear una sociedad, crear un orden social, crear una serie de elementos. Todo eso lo va creando sin, en cierta forma, fruto del azar y sin darse mucha cuenta de cómo. Va apareciendo a lo largo de la historia, si se quepa muy bien por qué causalidad se crean instituciones o se crean determinadas formas de gobierno u otras. Pero en el fondo hay, como digo, esa acción dirigida entre bastidores de la providencia divina, que sí busca unos fines y que sí busca un sentido y es que orienta todo a un sentido, si bien en el plano humano es imposible entender este sentido que tiene la evolución de un grupo social, de una comunidad, de la aparición de un determinado Estado. Incluso incide un poco en la idea esta que también estaba Hegel de determinados individuos excepcionales, protagonistas de la historia, que en cierta forma se convierten en instrumento de esta voluntad divina. Los fundadores de las sociedades, como dice Demestres, han sido en cierta forma instrumentos de la voluntad divina de la providencia para crear determinadas organizaciones sociales, organizaciones políticas. Y que por lo tanto es absurdo considerar que el pueblo... Un pueblo en conjunto, un conjunto de individuos se ha reunido y ha firmado un contrato. La sociedad no es resultado de un montón de individuos que deciden voluntariamente aceptar unas determinadas reglas, unas determinadas leyes, un determinado sistema político, sino que surge azarosamente siempre en un contexto social, siempre que surge un tipo de gobierno surge a partir de otro. Siempre nunca hay un punto cero. Un punto cero, único punto cero sería la propia creación al principio de los tiempos por parte de Dios. Y por lo tanto impugna esta idea del contrato social. Entiende que es simplemente otra de esas abstracciones de la razón y que si vemos históricamente o incluso antropológicamente esto, pues vemos inmediatamente lo absurdo que es plantear que las sociedades son originadas por un montón de individuos que voluntariamente se reúnen, deciden aprobar un número determinado de leyes con unas determinadas cláusulas, como pensaban no solo los autores, incluso también autores como Locke o como Hobbes. Impugna por tanto esa idea del pacto social. De hecho incidirá mucho en que el pueblo... incluso representado como un conjunto y no simplemente como una aglomeración de individuos, es incapaz de gobernar. Si la soberanía popular es otra extracción más de la razón. Y de hecho el pueblo no se gobierna, no hay ninguna sociedad en la que se haya gobernado el pueblo. Habiendo instituciones como las instituciones romanas y las instituciones griegas en las que había una cierta presencia de la voluntad popular en cierta forma, se podía expresar al pueblo lo que le parecía aprobar una otra ley y declarar la guerra o la paz a otro estado pero siempre la política realmente estaba en los representantes del pueblo, en una serie de líderes, en monarcas, en jefes y por lo tanto ellos eran realmente los que gobernaban no el pueblo que simplemente aceptaba en cierta forma o en algunos casos daba su parecer con respecto a las decisiones que tomaban sus líderes naturales. Por lo tanto Demestre va a incidir mucho constantemente en la idea de que el pueblo no es capaz de gobernar, sí que de hecho el pueblo nunca ha gobernado el pueblo nunca ha gobernado ni siquiera durante la Revolución Francesa, cuando el pueblo teóricamente gobernaba durante la Revolución Francesa lo que había era una dictadura y una oligarquía que utilizaba demagógicamente al pueblo para mantenerse en el poder. Por lo tanto la soberanía popular no existe, el pacto social no existe el orden debe ser rígido y es rígido y siempre la sociedad va a estar gobernada por una serie de líderes naturales fundamentalmente puede haber distintos tipos de organización social, de organización política pero el segundo Demestre más adecuado siempre la monarquía porque en la monarquía lo que ocurre es que no hay posibilidad de contradicción al ser únicamente una persona en la que tiene el poder obviamente no puede entrar en problemas de grupos de interés, de facciones como por ejemplo ocurriría en un gobierno de tipo aristocrático o oligárquico o un parlamento donde podría haber distintas facciones que podrían enfrentarse entre ellas por lo tanto Demestre considera que mejor tipo de de organización política es la monarquía y además considera que es casi el sistema natural de organización política de la sociedad porque las primeras sociedades humanas siempre fueron sociedades gobernadas por un jefe por un rey, por un líder tenga los nombres que tenga incluso niega un poco también esta idea del estado de naturaleza, el hombre natural que aplicaban autores como Hobbes o como Locke negando que exista un estado de naturaleza per se el estado de naturaleza, la naturaleza del ser humano como ser humano lo que es, siempre es cultural y por lo tanto el estado de naturaleza ya es un estado en el que hay una cultura y una sociedad el ejemplo que ponían Locke, por ejemplo de pueblos indígenas americanos, de los indios según Demestre no es válido porque incluso incide en que ellos también tienen reyes también son sociedades constituidas políticamente también son comunidades políticas y también tienen un sistema de monarquía aunque ellos se llamen cacique y no utilizan el término rey pero entiende ya que también las sociedades del nuevo mundo las sociedades de indios, incluso los cazadores-recolectores pues pueden ser claramente comunidades políticas y no son sociedades en estado de naturaleza son siempre sociedades ya como tales sociedades políticas y no son ningún estadio previo a la constitución de la comunidad política son ya comunidades políticas no existe ese estado previo el estado de naturaleza no existe la naturaleza del ser humano es ya social es ya cultural no existe nunca ese punto cero por lo tanto, esa idea de plantear un punto de origen en un contrato social, en un momento cero en una especie de Big Bang de lo político es, de cierta forma, resultado de esas extracciones de razón que no tienen correspondencia con la realidad pasamos al siguiente autor, Luis de Buenalar Luis de Buenalar, como veis, es un poco más tardío un poco más joven que Demestre aunque más o menos está más o menos por la misma época joven tampoco no mucho ya que veis pues prácticamente se llevan dos años y luego de Bonal vivirá un poco más que de él. Igualmente de Bonal recibe influencias de Burke tanto de leer la propia obra de Burke como a través de la tradición ya tradicionalista por ejemplo el propio Bonal va a mantener esa idea de los prejuicios como un concepto positivo, esa idea de juicio previo, va de nuevo a contraponer experiencia versus las tracciones de la razón y va a incidir de nuevo en la tradición como esa memoria heredada, esa razón heredada atestada a través de la experiencia que recibe una sociedad por lo tanto es un autor que de cierta forma tiene muchas similitudes con los anteriores tanto con Demestre como con Burke ¿Qué va a tener un poco más de interesante de original de Bonal y que va a tener luego una influencia muy destacada en algunas corrientes incluso de la teoría social posterior básicamente su forma novedosa de entender conceptos como el de sociedad, sociedad civil o comunidad política que vamos a ver ahora al hablar de su concepto de sociedad civil, que es un poco distinto porque normalmente cuando se habla de sociedad civil en los teóricos hasta esta época se hablaba normalmente de sociedad civil versus sociedad política, comunidad política o bien se equiparaban los dos términos o bien una indistinción entre comunidad política, sociedad política y sociedad civil o bien había una distinción en cierta forma tenue o bien la comunidad política la sociedad política eran todo el conjunto de instituciones que organizaban políticas de sociedad y sociedad civil en cierta forma era un conjunto más donde estaba también ya elementos como la opinión pública y otras cuestiones de esta forma una conciencia un poco más individualista, menos institucional la visión de De Bonal va a ser distinta va a entender En cierta forma, la sociedad civil está formada por dos elementos, por dos partes que él va a denominar como sociedad religiosa y sociedad política. Sociedad religiosa, o también a veces utiliza el término sociedad intelectual, y por otro lado sociedad política, que van a ser dos partes que van a estar, en cierta forma, interrelacionadas y que van a dar lugar a esa unidad que él ya denomina como sociedad civil, que veremos en un poco rato en qué consiste. También inciden elementos peculiares, como por ejemplo su idea de cuáles son los fines de la sociedad, cuál es el carácter de la sociedad y, por lo tanto, cuáles son los fines de esta sociedad civil, que podemos equiparar a la comunidad política. Vamos a recuperar la idea de que los fines de la... Los fines de la sociedad son la conservación, conservar la idea que ya estaba, por ejemplo, en Hobbes, la idea de que el fin de una sociedad, básicamente, es conservar. Conservar no ya aquí simplemente al individuo como consideraba Hobbes, sino no solo ya al individuo, sino también a la propia sociedad. Va a mantener, en cierta forma, intentar... El fin de una sociedad va a ser intentar mantener su propio orden, su propia estabilidad, su propia seguridad y que tenga continuidad. Que no exista... Que no exista, en cierta forma, colapsos, caos, desórdenes y que, por lo tanto, pueda continuar esa sociedad. Y para ello va a entender que es necesario, precisamente, ese elemento que era la desigualdad. La desigualdad que él va a entender que no es ya simplemente un hecho dado, un hecho que, de cierta forma, es inevitable, un hecho que siempre se va a producir, siempre va a haber desigualdades, sino que, incluso, es un hecho funcionalmente necesario. Incidiendo en lo que ya había... También explicitado un poco de Mestre, pero dándole un carácter nuevo. Incidiendo en un carácter funcional prácticamente a la manera sociológica. Si existe una serie de clases es porque cada una de esas clases... sociales, él piensa obviamente en las clases del antiguo régimen el clero, la nobleza político y militar y por otro lado el pueblo, cada una de esas clases tiene una función. El clero obviamente se ocupa de la parte mental intelectual, mantener en cierta forma el consenso a través de la religión. La aristocracia político y militar es la capa rectora de la sociedad y el pueblo llano el tercer estado es los que producen, los que se ocupan de la economía de las necesidades en cierta forma básicas de esa sociedad. Por lo tanto, esos tres elementos esas tres funciones sociales representadas a través de tres clases distintas son necesarias para que exista la sociedad y se mantenga como un todo armónico y no colapse. Otro elemento peculiar es la propiedad que va a tener la monarquía, incidiendo en que la monarquía es en cierta forma actúa como nexo, como coheccionador de una sociedad. Existen esas tres divisiones de la sociedad funcionales, pero aún así la sociedad necesita de algo que la coheccione porque sin ese nexo en cierta forma podría producirse ese conflicto entre cada uno de esos estamentos que fue lo que sucedió un poco en la revolución francesa. El tercer estado se enfrentó, chocó contra las dos clases superiores privilegiadas, la nobleza y el clero y por qué ocurre de esto según Denonar, pues precisamente porque la monarquía ha perdido su poder, su poder, su papel y su poder en el sistema. Y por lo tanto, al no existir ese nexo, al desaparecer la monarquía, todo el sistema entra en colapso. Por lo tanto, va a ser necesaria la figura del rey como elemento como elemento nucleador de la sociedad. De cierta forma, casi podemos hacer una imagen con la función que tenía el monarca un poco simbólica durante la época de transición, que era el monarca de todos los españoles, que era el que unía a cualquier tipo de grupo o partido, incluso era afectado por los comunistas y, por lo tanto, era el rey de todos. independientemente de que hubiera distintas sensibilidades políticas izquierdas o derechas, el rey era rey de todos y era el que daba nexo el que daba cohesión a toda la sociedad y todos estaban a favor del rey. Tiempos de la transición y posteriores pero obviamente ahora la cosa está un poco más cuestionada y compulsa, ya ha entrado en cierta forma en barra en esa idea muy de Bonaliana y por otro lado también va a estar, que ya veremos un poco más en detalle, contra esa idea de separación de los poderes porque él defiende obviamente una sociedad en la que no exista un poder dividido entre varios, ya veremos un poco por qué cuestiones y también va a hacer una distinción peculiar entre sociedades lo que él lleva a llamar sociedades constituidas versus sociedades no constituidas básicamente basadas en esa idea de que el fin de una sociedad es conservar esa sociedad las sociedades constituidas son los que cumplen ese papel, ese fin constitutivo, constitucional de una sociedad que es conservar esa sociedad sociedades donde todo funciona armónicamente van a ser sociedades constituidas sociedades que no son capaces de mantener ese orden y de consolidarlo son sociedades no constituidas y veremos un poco también las características que tiene cada una de estas dos de estos dos polos bueno, vamos a ver ahora su idea de sociedad civil aquí lo vemos un poco en este texto dice que toda sociedad toda sociedad civil es la reunión de dos constituciones que constituyen esa sociedad civil por un lado la constitución religiosa la sociedad religiosa y por otro la sociedad política, pero que se refiere Donald con estos términos tan peculiares sociedad religiosa y sociedad política no se entiende, no se refiere desde luego a dos estratos de la sociedad no se refiere por ejemplo al clero y a la aristocracia, se refiere a algo más genérico y de cierta forma eh... más teórico que es los distintos aspectos que dan lugar a una sociedad. ¿La sociedad religiosa qué es? Obviamente, Donald tiene en mente, cuando habla de sociedad religiosa, siempre el trasfondo de la región católica y de la iglesia católica. Pero no se está refiriendo este término a la iglesia católica como institución. Cuando de Bonal habla de sociedad religiosa, se refiere a todo ese conjunto de elementos mentales, intelectuales, todo ese conjunto de creencias que dan cohesión mental a una sociedad. ¿Y qué es por contraposición la sociedad política? Pues son todos esos elementos no mentales, materiales, la organización política, la organización económica, social, las instituciones, los distintos órganos del gobierno, de la burocracia, que dan cohesión exterior. Por lo tanto, existen dos ámbitos. Existe un ámbito interno, mental, intelectual, religioso, porque en cierta forma, para Donald, el punto culminante de estos elementos que dan cohesión internamente, mentalmente, psicológicamente, a una sociedad y a un individuo, el punto culminante es la religión. Todos los elementos coheccionadores de esta faceta mental están representados a través de la cohesión. La religión da cohesión a una sociedad, tener unas determinadas creencias da cohesión al resto de los elementos de la sociedad. Y por otro lado está la parte externa, institucional, organizativa de esa sociedad. Podemos, en cierta forma, marcar un poco la misma división que hay, por ejemplo, en la teoría sociológica posterior, la sociología francesa, en concreto, en la escuela de Emile Durkheim, que en cierta forma recibe también influencias de De Bonal a través de autores interpuestos como Emil Conte u otros, perdón, no Emil Conte, no, Auguste Conte, Auguste Conte y otros autores. Bueno, pues esta influencia se va a dar lugar en que la escuela sociológica francesa, en la escuela de Durkheim, que luego dará lugar a la sociología francesa, pero también a la antropología actual francesa, va a haber una contraposición entre la organización social, el aspecto externo, material en cierta forma, y el aspecto mental, psicológico, intelectual, que es lo que Durkheim llama las representaciones colectivas. Las representaciones colectivas, las mentalidades, las ideas, todo ese conjunto de elementos psicológicos, mentales, intelectuales, esa tradición intelectual de una sociedad que forman, en cierta forma, el correlato de la organización social de esa sociedad. Por lo tanto, esas dos partes, en cierta forma, una es el cuerpo, la organización social, la organización institucional, económica, es el cuerpo, la parte material, y la otra, la sociedad religiosa, ese elemento mental es la mente. Por lo tanto, hay esta analogía entre esos dos elementos, el cuerpo de la sociedad y la mente de la sociedad, que juntos, solidariamente, y en conexión, dan lugar a la sociedad, a la comunidad como tal. Por lo tanto, es a lo que se refiere Desbonal cuando habla de sociedad religiosa o intelectual, y por otro lado, sociedad política, a esos dos elementos que unidos dan lugar a la comunidad, a la sociedad, a lo que él llama, sociedad civil. Los términos pueden ser un poco, tal vez, vagos y equívocos, pero básicamente es esa idea. Idea que, posteriormente, pues, la sociología, la antropología, utilizarán otros términos un poco más precisos, como, por ejemplo, representaciones colectivas, organización social, toda una serie de terminologías un poco más menos, en cierta forma, menos paradójica y menos ambigua que esta terminología un poco naciente, de Desbonal. Que, no obstante, pues, como digo, empieza a poner las bases de esta idea sociológica, en la cual se empieza a considerar ya el papel de los elementos intelectuales, ideológicos. mentales junto y en coordinación directa con los aspectos sociales y culturales. Bueno, pues sociales no, cultural sería la parte también mental. También podemos hablar un poco de organización social y cultura, de cierta forma. La parte mental, la parte intelectual, la parte de cierta forma física e institucional. Bueno, ya hablamos un poco también de esa idea de desigualdad funcional, sociedad y desigualdad funcional, que al contrario de lo que entendía de Mestre, debe ser totalmente rígida. De Bonal no incide ya, como de Mestre, en que pueda haber una cierta movilidad, sino que incide en que las clases funcionales de una sociedad, si esa sociedad tiene que ser estable y la función de una sociedad es que sean estables, igualmente esas clases deben de ser estables. Quien dice estables dice inamovibles, casi a la manera, y de Bonal llega a hacer esta imagen explícitamente de las castas hindúes, que sean grupos cerrados que permanezcan prácticamente, estancos y en el cual no pueda haber cambios en ellos. Si no hay cambios en las clases sociales que, de cierta forma, funcionalmente dan cohesión de la sociedad, tampoco habrá ese peligro de colapso de la sociedad en general. También si la sociedad será estable. Si las clases que forman la sociedad son estables, la sociedad a su vez será estable. Pero no obstante, como dijimos, hace falta un elemento más. Simplemente no es suficiente con esas tres clases funcionales. Tiene que haber un elemento que les dé conexión, que les dé cohesión, que las conexione a las tres. Y ese elemento es la figura, de cierta forma, neutral, de cierta forma los reyes siempre son aristócratas, que forman una figura del monarca, del rey. El rey, de cierta forma, es el nexo que une transversalmente todas estas clases. Es de cierta forma el que representa a la manera jovesiana a la nación, al pueblo y por lo tanto se convierte en una figura que de cierta forma es afectada por todos. Esa idea de que en el antiguo régimen podía haber ministros corruptos, podía haber ministros mal queridos por el pueblo pero siempre se le echaba culpa a los pueblos, nunca al régimen en general, nunca al monarca en general. El monarca siempre era inocente, siempre si había malas decisiones que afectaban al pueblo, nunca la responsabilidad del monarca. El monarca quedaba un poco separado al margen de los odios que se pudieran generar entre los distintos grupos de la sociedad y por lo tanto daba cohesión a esa sociedad. La sociedad se reconocía en su monarca. Esa es la idea del antiguo régimen, de la monarquía en el antiguo régimen. No obstante, pues como dije, poniendo en ejemplo la transición, no dejaba de haber ciertas evocaciones de este carácter de figura de contra. La cohesión casi mítica del rey todavía no es otra de las sociedades actuales en las que están organizadas como monarquías parlamentarias. De cierta forma, el rey tiene un cierto halo, pero básicamente como figura que da cohesión a la sociedad. Por ejemplo, Isabel II. Puede haber distintas tendencias políticas, pero todos aceptan la figura de la reina Isabel II en Inglaterra como un personaje respetable que de cierta forma representa los valores de la sociedad inglesa. ... Entonces, en cierta forma, cumple todavía esa función de nexo. Bueno, igualmente las religiones sociales tienen como función la... Y este papel de nexo, de coheccionador de la sociedad que tiene el rey, de Bonal lo va a expresar con una terminología de nuevo muy peculiar y muy ámbito, que va a ser utilizar el término amor. El rey crea amor en la sociedad. Puede parecer un poco paradójico, pero este es el término que va a utilizar de Bonal. El amor, tanto en la sociedad como en global, fue el nudo... el intermediario entre la parte inteligente, la sociedad religiosa o intelectual, y la parte material, es decir, la parte organizativa, social, institucional. Y lo que une a eso, el nexo, es el amor. ¿Qué tiene en mente, detrás de esta terminología tan peculiar de Donal? Pues básicamente, como católico cristiano que es reaccionario, pues el contexto de la propia teología católica, que es la idea de la comunidad cristiana unida por el amor en Cristo. El amor en Cristo es el que une al conjunto de los creyentes. Y va a aplicar especularmente esta idea de la comunidad religiosa cristiana, como la iglesia, como comunidad de creyentes en el amor de Cristo, a la sociedad civil, a la sociedad política. Por lo tanto, la sociedad política va a ser la sociedad unida por el amor, esa solidaridad social, que, cuyo eje ya no es Jesucristo, sino que es su representante en la Tierra. Según ese esquema teocrático, según el cual los reyes son escogidos por Dios y, por lo tanto, tienen en el refrendo divino su poder, por lo tanto, el que hace un poco de Cristo en la Tierra es el rey cuyo amor une a esa comunidad. Sigue siendo un término bastante peculiar, extraño, hasta podemos decir que bizarro, pero si, por ejemplo, lo sustituimos por otro término posterior, como, por ejemplo, el de solidaridad, que utilizará tan profusamente Durkheim, quedaría bastante claro el sentido, en cierta forma, embrionario que atribuye Donald a este término amor en este texto. El amor, ese amor que une a la sociedad, la figura que está personificada en la lectura de Moraques, fundamentalmente podríamos traducirlo como solidaridad. La solidaridad une a la parte intelectual y a la parte material, une a todos los ciudadanos y los hace unirse a esa figura común, en cierta forma, a la que todos se sienten reconocidos, que es el monarca. Por lo tanto, el monarca personifica a la sociedad, al prójimo en general. Es, en cierta forma... El que todos sienten como suyo. Juan Carlos no era monarca de los de derecha ni de izquierda, sino que era el monarca, era monarca para todos los españoles. Suárez era presidente para todos los españoles independientemente de que tuviera un partido u otro. Ese ejemplo un poco peculiar de la transición. Bueno, pues esa es la idea. Es la idea del monarca como una figura intermedia que en cierta forma es lo que hace de coxino de la sociedad. La monarquía como institución que en cierta forma da estabilidad a la sociedad. Obviamente de Bonal, de Mestre son fervientes monárquicos opuestos a todos los experimentos republicanos y a todas las repúblicas consecutivas que van a ir apareciendo en Francia. Y de nuevo, como digo, pues también esto deriva en una crítica a la separación de poderes. Volviendo a la idea del monarca asociado. Absoluto, como detentador de un poder indiviso. Un poder indiviso que si se divide, pues deja de ser tal. El rey no fue en la sociedad ni el poder legislativo, ni el poder ejecutivo, ni el poder judicial. Fue el poder general o social conservador. Es decir, el monarca, aunque los estados se organizaron en distintas entidades con distintas atribuciones, el monarca debe tener un poder indiviso y es necesario para dar coexión a esa sociedad. Ese poder actualizado. Absoluto, total e indiviso del monarca. Y cuando el monarca actúa, cuando la voluntad del monarca se expresa, lo que está actuando es la fuerza, la fuerza y esa voluntad general. Por lo tanto, volvemos un poco a la argumentación que hacía, por ejemplo, Hobbes cuando decía que cuando el rey tomaba, el monarca tomaba una decisión, es como si toda la comunidad, como un solo hombre, tomara esa misma decisión. Todos estaban representados en la voluntad particular del monarca. Por lo tanto, eso, según él, negaría la separación de poderes. Sería un error, un absurdo compartimentar lo que según él no puede ser dividido, no puede ser compartimentado. Y ahora vamos a esta distinción entre sociedades constituidas versus sociedades no constituidas. Habíamos comentado ya introduciendo esto que básicamente se diferenciaban precisamente por ese fin, por esa función que tenía la sociedad de conservar, de conservar al individuo pero también a la sociedad en sí misma, fundamentalmente incluso a la sociedad en sí misma. Si la sociedad se conserva a sí misma, pues también se conservarán los individuos. No es de Bonal ni de Mestre, ni casi ningún autor tradicionalista francés, desde luego individualista. Son opuestos claramente a cualquier tipo de individualismo. Por lo tanto, la sociedad va primero, la comunidad política va primero. Y lo primero. Lo que primariamente se conserva, pero también indirectamente se conserva, es precisamente esa sociedad y tan especialmente los individuos que la forman. Por lo tanto, como digo, las sociedades constituidas son las que cumplirán esa función de conservar y las no constituidas son las que no serán capaces de cumplir esa función de conservar. ¿Cuál es básicamente el prototipo de sociedad constituida por Antonomásia para de Bonal? Pues es bastante obvio, es la monarquía. La monarquía es el sistema... Según él, más perfecto de gobierno y, por lo tanto, es la sociedad que tiene que... La sociedad, la organización política que tiene que existir. La forma de gobierno que tiene que existir. La monarquía es, en cierta forma, evita los problemas que se generan en cualquier otro sistema de gobierno. ¿Y cuáles son ejemplos de sociedades no constituidas? Esas sociedades que no consiguen cumplirse función. Esa cierta forma de esas sociedades que son sociedades fallidas porque no consiguen cumplir lo que debía ser su fin, que es mantener... Esa sociedad estable y en orden y prosperidad. Pues, básicamente, los dos prototipos, tanto en el plano más plural como en el plano más individual, son, por un lado, el despotismo y, por otro lado, lo democrático. En el despotismo, ¿qué hay? Pues hay el gobierno de uno, pero de forma despótica, es decir, arbitraria. El monarca no gobierna de forma arbitraria, porque el monarca gobierna siempre de acuerdo con una tradición, de acuerdo, como diría Bodín, con unas leyes fundamentales del reino, de acuerdo con un marco legal tradicional. Aunque tiene un poder absoluto, siempre lo va a hacer dentro de un contexto heredado, de unas leyes generales del reino, de una serie de instituciones, de una serie de grupos sociales que incluso, como la aristocracia, creo que de cierta forma le ayudan a gobernar. Por lo tanto, el monarca nunca va a actuar arbitrariamente, siempre va a actuar de acuerdo con una legalidad, si bien esa legalidad le da un poder prácticamente muy amplio, casi. Podríamos decir que absoluto, en la terminología del XVII. En cambio, el despota actúa arbitrariamente. Sus decisiones, sus leyes, la legislación que sale de él es básicamente fruto de su capricho en una u otra circunstancia. Y lo mismo se aplica, aunque en un contexto más comunitario, más amplio, a la democracia. La democracia, de cierta forma, para de Bonal, es un despotismo del pueblo. El pueblo que actúa igualmente de forma caprichosa, como podía... ...actuar un tirano o un despota y, por lo tanto, lleva a dar lugar a acciones que no guardan ese orden, esa lógica y no afectan esa tradición. En una sociedad no constituida, lo que caracteriza a la sociedad es la inestabilidad. Inestabilidad que incluso tiene un refrendo en el propio carácter de las leyes y la propia naturaleza de lo jurídico. En una sociedad no constituida, y este ejemplo puede que lo deje un poco más claro, es una sociedad donde hay, lo que se llama ahora, inseguridad jurídica. No hay leyes fijas a las que hay que atenerse porque constantemente, ya sea el despota, ya sea el pueblo, o los gobernantes que gobiernan teóricamente en representación del pueblo, basándose en la opinión pública, están constantemente tomando decisiones... arbitrarias, a veces contradictorias unas con otras y por lo tanto no hay ningún marco fijo en el cual de cierta forma pueda prosperar esa sociedad la idea de que gobiernos inestables sociedades en cierta forma fallidas estados fallidos, no hay seguridad jurídica, constantemente se habla por ejemplo de países del tercer mundo de que no hay esta política hay una guerra civil por lo tanto no hay seguridad jurídica puede estar estas leyes en este momento llega una empresa allí, al cabo cambia el gobierno, cambia la facción contraria, cambian totalmente las leyes y por lo tanto hay un contexto nuevo y no hay una seguridad que permita asentarse a las empresas de ese estado por lo mismo aplica en cierta forma una sociedad no constituida esa arbitrariedad, ese cambio constante de legislación, no hay una estabilidad del sistema legal del Estado de Derecho y por lo tanto lo que hay simplemente es un caos que cada dos por tres está dando bandazos para un lado o para otro tanto en la versión individual el tirano, el déspota como en la versión más colectiva de la democracia la democracia que de nuevo si volvemos a la argumentación que hacen todos estos otros tradicionalistas nunca es tal, la democracia en realidad siempre es democracia de nombre y es básicamente el gobierno de una oligarquía o bien de un tirano que intenta en cierta forma y consigue a través de la manipulación convertirse en déspota gracias a a la manipulación del pueblo o bien incluso un despotismo del pueblo en el cual los gobernantes serían casi obligados a tomar decisiones, dar bandazos de acuerdo con la opinión cambiante del pueblo de la opinión pública una sociedad que estaría completamente constituida pues cumpliría su final que es la conservación de los seres sociales los seres sociales entendiendo tanto la propia sociedad como los individuos que dan lugar a esta sociedad. Los individuos no son individuos como monadas aisladas, sino que son seres sociales, son personas sociales. Las leyes, lejos de ser fijas o fundamentales en una sociedad no constituida, serán variables y defectuosas. Esta sociedad sea imperfecta o no constituida, puesto que no alcanzará su finalidad, la conservación de los seres. Obviamente, una sociedad en la cual está cambiando constantemente el marco legal, eso va a chocar con los propios derechos de los miembros de esa sociedad. Si cambian de repente las leyes cada dos por tres, cambian los derechos que tienes o que puedes exigir, los deberes que tienes o puedes exigir, obviamente todo eso siempre, a priori, va en detrimento de los individuos que forman parte de la sociedad y, por lo tanto, contradice esta necesidad de conservar una serie de elementos de orden, tanto del plano individual como del plano colectivo. Y, en ese sentido... En ese sentido, que le atribuye Donald a estos dos términos antitéticos, va a reformular la distinción entre voluntad general versus voluntad particular. La voluntad general no es tanto ya la voluntad del pueblo de la mayoría como la voluntad de ese interés general, es decir, la que cuadra en cierta forma con esos elementos que hace una sociedad no constituida. Y la voluntad particular... Fundamentalmente, esos intereses egoístas que no buscan el bien común, fundamentalmente son los que están detrás de sistemas políticos como el despotismo o la democracia, que puede ser el interés particular del tirano o el déspota concreto, o puede ser los intereses particulares, en cierta forma apelotonados, agregados, de distintas facciones que existen en esa democracia. Pero, al mismo tiempo, facciones que, teniendo intereses distintos, pues también entrarán en conflicto y, por lo tanto, se dará lugar a esta inestabilidad. Por resultado, el enfrentamiento entre unos y otros. Por lo tanto, esas voluntades particulares, su expresión plena está en el despotismo, obviamente la voluntad de uno sin ningún tipo de cortapisa legal y en la democracia en la cual tampoco hay cortapisa legal y el pueblo, en cierta forma, hace y deshace sin ningún tipo de criterio y de forma un poco arbitraria. Por lo tanto, ahí lo que prima son voluntades particulares y no la voluntad general, los intereses en el bien común de todos. Que si se cumplen esos intereses en el bien común, tenemos una ciudad que se permanece en orden, permanece estable, permanece próspera y por lo tanto se cumplen esos fines de conservación que hacen que esa sociedad sea constituida, es una sociedad bien constituida. También esto se aplica... Por ejemplo, a la forma de entender la fuerza pública, la coerción en una sociedad u otra. En una sociedad no constituida, la fuerza pública, la coerción, el poder de coerción del Estado y de las instituciones, fundamentalmente, en cierta forma, se mantiene estable. Es necesario, obviamente, en determinadas circunstancias, utilizar a las fuerzas de orden público para capturar criminales. Solventar cuestiones de desorden público, pero se mantiene dentro de los límites en cierta forma tolerables, en cierta forma bajo el marco de un Estado de derecho que garantiza la estabilidad social, pero también los derechos de los miembros de esa sociedad. No sucede así en una sociedad no constituida, en la cual la fuerza pública es, básicamente, se convierte en un instrumento de ese poder arbitrario, ese poder arbitrario que responde a intereses particulares. Y por lo tanto... El dictador de un déspota va a ser una fuerza igualmente arbitraria que va a atacar a los opositores de forma clara. Igualmente, la fuerza de una sociedad democrática, demagógica, en la cual, en cierta forma, sea también no constituida, llevará también a explotadillos de violencia... Violencia... popular y por lo tanto también a una legalización de cierta forma del ataque a unos grupos u otros. Es por ejemplo y en esto de nuevo de Bonal está teniendo en mente el ejemplo de la Revolución Francesa, lo que ocurre durante el periodo del terror. El periodo del terror teóricamente es una sociedad democrática, actualmente es una oligarquía manipulando a esa sociedad y lo que da lugar es ese periodo del terror de ejecuciones públicas de cuellos pasando por la guillotina masivamente que realmente es precisamente un ejemplo de ese uso arbitrario por intereses particulares de la violencia, de la capacidad de corrección y que no se ajusta a ninguna garantía ni ningún marco legal aceptable. Las leyes cambian simplemente de acuerdo y los dictámenes judiciales se toman un poco de acuerdo del grupo que está en esos momentos al poder y por lo tanto sume en el terror a todos los que se lo ponen. Por lo tanto las mayorías también pueden ser verdugas, también pueden ser criminales, también pueden convertirse en cierta forma en despóticas. Esa es básicamente la idea de Bonnard. Obviamente en todos estos autores siempre hay una visión muy negra, muy negativa de la Revolución Francesa ya desde el principio, ya casi impugnada desde la Asamblea Nacional, no ya simplemente en el periodo más convulso del dominio jacobino sino incluso desde los primeros momentos y siempre una visión de la sociedad como algo rígido, cierta forma refractario al cambio y con esa presencia siempre de lo teológico, ese poder divino, de ese papel de la religión y siempre la idea de que una sociedad que funcione bien tiene que haber esa unión del trono y el altar. La iglesia católica en Francia tiene que tener una función, tiene que tener una importancia y está en cierta forma ir de la mano del poder político, el poder del Estado. Bajo esa idea de sociedad religiosa, sociedad política, está también la idea, la frase hecha de la época de todos los monárquicos tradicionalistas de esa unión del trono y el altar. La iglesia y el Estado deben formar un conjunto indisociable. El Estado debe ser un Estado confesional, con una religión determinada, en este caso la católica, y por lo tanto debe de haber una presencia y una influencia de la iglesia en lo político, al mismo tiempo debe haber un régimen social, que ya no tenemos más que comentar el antiguo régimen, con tres clases estamentales, papel de la monarquía, un monarca con mucho poder, incluso aunque existan ciertas instituciones parlamentarias con gran poder sobre las instituciones parlamentarias, y por lo tanto una visión claramente distinta y en contraste con la ilustración y con el liberalismo, incluso el liberalismo posterior. Y el próximo día, ya después de las vacaciones, no sé si introducir un poco brevemente esto, hablaremos del otro lado de la cama. Por un lado hablamos del lado un poco más derecho, con el conservadurismo y el tradicionalismo. Con sus distintos matices, cada uno. Y ahora, en cierta forma, vamos a hablar del otro lado de esa misma moneda. La revolución francesa tiene un efecto, pero tiene un efecto tanto en esos planteamientos políticos de derecha, conservadores o incluso reaccionarios y de extrema derecha, proto-extrema derecha, el tradicionalismo podemos decir que es casi genealógicamente la extrema derecha originaria, la extrema derecha fundamentalista, los primeros radicales de derecha, los primeros ultraconservadores. Pero también la revolución francesa, especularmente, va a tener un efecto... ...va a tener un efecto... en los que se alejan de este espectro derecho los que están un poco más al centro o a la izquierda y en este sentido vamos a hablar el próximo día del liberalismo posterior a la revolución francesa el liberalismo posterior a la revolución francesa que vamos a entender en cierta forma y vamos a mostrar a través de dos casos por un lado el caso francés el liberalismo por revolucionario francés y por otro lado el caso inglés con los matices que tiene cada uno viendo por un lado el liberalismo francés autores como Benjamin Costin esa corriente de los doctrinarios y ya finalmente un autor un poco más desarrollado que es Torquay y en su contraparte inglesa viendo los llamados utilitaristas también conocidos como radicales o radicales utilitaristas que serán en cierta forma otra forma de entender ese liberalismo posterior a la revolución francesa obviamente por un lado tenemos esa esquina derecha lo conservador e incluso reaccionario incluso ultramontano que es este tradicionalismo de cierta forma en la encendida izquierda tenemos este liberalismo por revolucionario que va a hacer críticas a la revolución francesa que va a hacer críticas a autores de nuevo como Rousseau y va a intentar marcar una separación e intentar evitar precautoriamente una serie de cuestiones que según ellos había dado lugar esa aplicación de las ideas de Rousseau en la revolución francesa sobre todo ya de nuevo en el periodo de los jauscovinos pero también si nos da un poco de tiempo veremos al final también esa otra tercera pata del banco que es el efecto de la revolución francesa en cierta forma a la extrema izquierda viendo por ejemplo el caso de ese momento post revolucionario que va a ser visto positivamente ya no negativamente como verían los liberales o como verían los conservadores y nacionalistas sino positivamente que van a tener los revolucionarios tanto anarquistas como socialistas, los distintas corrientes que van a ir apareciendo, los socialistas utópicos, anarquistas y posteriormente marxistas con sus distintas variantes. Pero bueno, eso lo iremos viendo poco a poco y el próximo día nos centraremos en cierta forma lo que está un poco en intermedio, que es esos liberales. Y vamos a ver, y de cierta forma es interesante dar a estos liberales porque van a ser de cierta forma los que van a poner las bases, los fundamentos y las que van a acuñar muchos de los argumentarios que luego vamos a ver repetidos en el liberalismo posterior hasta prácticamente la actualidad. Muchos de las cosas que dicen neoliberales actuales, a veces de forma un poco más radical y llevadas un poco más al extremo, están ya en estos liberales postrevolucionarios, tanto franceses como ingleses. Por lo tanto, este liberalismo posterior a la Revolución Francesa marcará un sello distintivo con respecto al liberalismo Este liberalismo anterior a ese liberalismo que de cierta forma más que nada la ideología de la ilustración, la ideología política de la ilustración, y que ahora, posteriormente a ese gran shock que supuso la Revolución Francesa, pues va a adquirir unos caracteres peculiares y distintivos con respecto a lo que había un poco antes. Va a haber una continuidad con elementos de ese liberalismo anterior a la Revolución Francesa, pero también va a haber matizaciones y nuevos énfasis en algunas cuestiones Por ejemplo, la cuestión recurrente de la posibilidad de que las mayorías se conviertan en un elemento tiránico que anule los derechos de las minorías o del individuo. Y en este sentido también una crítica al Estado como entidad que hay que tener en cierta forma limitado porque puede tender a cada vez... adquirir más ámbitos de poder e incluso terminar invadiendo esos ámbitos más privativos de derechos individuales que no deberían de ser objeto de la intervención del Estado. Por lo tanto, elementos muy nucleares del liberalismo van a estar presentes ya y van a ser definidos, por ejemplo, en autores como Benjamin Constant o, en el caso un poco ya más evolucionado, el propio Torqueville. Pero bueno, esto lo veremos el día 25 después de ese parón que tendremos por Semana Santa y el festivo local, el lunes de Chamorro, y ya entremos en esto. No sé si voy a tratar detalladamente los dos extremos, el liberalismo francés y el liberalismo inglés o voy a hacer un resumen un poco más apretado porque tenemos muy pocas clases para terminar la asignatura y prácticamente tenemos que sí o sí llegar. Por lo menos la parte del marxismo y anarquismo para dar un poco, en cierta forma, una visión un poco más amplia y clara de esos tres, en cierta forma, elementos que van a estar con distintas modulaciones en toda la teoría política posterior. Tanto el conservadurismo, el liberalismo y, por otro lado, las corrientes socialistas, tanto marxistas como anarquistas. Pero bueno, eso como digo, lo veremos el próximo día. Aquí intentaremos. Vamos a dar una explicación un poco menos caótica que le hemos dado hoy, de forma un poco embotada y, bueno, buenas vacaciones y nos vemos ya después de las dos semanas el día, si no recuerdo mal, 25 de abril. Gracias.