Gracias. o las presentaciones en directo. En cualquier caso, mi intención a lo largo de los próximos minutos no es tanto profundizar en los aspectos de la obra, sino suscitar una serie de cuestiones que puedan merecer la atención de todos aquellos, de todos ustedes, que tienen interés por esta temática. Y, al final, suscitar un cierto debate sobre aquellos temas que no hayan quedado lo suficientemente aclarados y que, de su punto de vista, requieran cierta profundización. Porque yo, desde mi perspectiva, la verdad es que lo más interesante es, insisto, desde mi enfoque, ese intercambio que podamos establecer al final de esta sesión. Bueno, podemos preguntarnos, bueno, ¿qué aporta una obra de estas características? Que, en principio, aborda temas que muchos libros, muchos artículos académicos de mayor o menor calidad han abordado a lo largo de los últimos años y de las últimas décadas. Lo cierto es que nosotros, cuando nos planteamos este proyecto, que debemos reconocer, que fue a demanda, a demanda de un editorial realmente relevante en el ámbito universitario, como es Sintesis, lo que nos planteamos no era tanto el descubrir nada original, sino el realizar una serie de aportaciones sistematizadas relacionadas con lo que ya se había trabajado. Nuestra intención, en última instancia, era generar conocimiento sobre lo ya trabajado. Hacer accesible al público que lee en castellano una serie de materiales que, por lo general, han sido publicados en lengua inglesa. Por lo tanto, esa es, yo creo, una de las principales virtudes de esta aportación. Y, por otro lado, también habíamos considerado que, bueno, ya era el momento de poder desarrollar una mirada al pasado con cierta claridad. Esta solvencia. Este libro se publica realmente 21 años después de los atentados del año 2001 en Estados Unidos. Y a lo largo de estas últimas décadas se han producido diferentes hechos vinculados con la actividad terrorista en muy distintas partes del mundo. Y numerosos investigadores han podido ya ir, digamos, recopilando y analizando, una ingente cantidad de material. Y, por esta razón, nosotros consideramos que este era realmente un momento idóneo para profundizar y para desarrollar este trabajo, que lo que pretendía básicamente era sistematizar ese conocimiento acumulado. Por otro lado, también, nosotros, tanto Luis de la Corte como, bueno, como yo, habíamos trabajado a lo largo de muchos años en temas vinculados al terrorismo. Luis desde la perspectiva más psicológica. Él es psicólogo. Y yo desde una perspectiva más politológica y sociológica. Centrados en el ámbito, y yo en particular, más centrado en el ámbito de las respuestas de los estados frente al terrorismo. No solamente de la respuesta policial o del terrorismo. No solamente de la respuesta de un servicio de inteligencia. Sino de las respuestas estatales. Por lo tanto, dentro de esta obra también hemos incorporado todos esos elementos que consideramos útiles, relevantes, para aportar conocimiento y profundizar en los niveles de análisis. Básicamente, esta es una de las razones por las que, en este momento, las cuales el planteamiento o el enfoque tiene cierto sesgo en relación al ámbito desde el cual observamos este fenómeno. Es desde la sociología, desde la ciencia política y desde la psicología. Aunque no exclusivamente. Sí, principalmente. Lo cual tampoco debe sorprender. Porque la mayor parte de los trabajos que se han hecho, que se han venido desarrollando durante las últimas décadas, proceden de este ámbito. De estos ámbitos, en plural. También hay autores que desde el ámbito de la filosofía se han incorporado una serie de reflexiones realmente muy interesantes. Y por supuesto, desde el ámbito del derecho. También, desde la perspectiva más vinculada a los estudios culturales, se realizó una reflexión bastante profunda de estas cuestiones. Nosotros sí que pretendíamos, inicialmente, incorporar una serie de cuestiones y, sobre todo, de análisis procedentes de estas áreas. Pero nuestra editorial nos amenazó con que realmente, si hacíamos eso, no iba a aparecer, al menos en este volumen del libro. Y por lo tanto, nos limitamos a este ámbito concreto. Como no podía ser de otra manera, este trabajo desarrolla esa visión, o esa pretendida visión, omnicomprensiva, con esas limitaciones que planteo. Y lógicamente, la cuestión principal y la inicial, y de la que siempre se parte cuando se aborda la temática terrorista, es la propia definición. ¿De qué hablamos cuando hablamos de terrorismo? Es una definición que está en permanente crisis. No hemos llegado, prácticamente, en ninguna parte de Europa, a una convergencia o a unos acuerdos significativos en relación a lo que puede resultar o puede ser una definición de terrorismo consensuada a nivel global. Hace unos años, unos autores intentaron desarrollar una definición unitaria y después de analizar 109 definiciones, se limitaron básicamente a extraer cuáles eran los elementos que estaban presentes en todas las definiciones. Y yo destaco dos en este sentido, sobre los cuales realmente no hay ninguna controversia. Por un lado, la violencia. Obviamente, estamos hablando del uso de la violencia de manera sistemática y de la política. Por lo tanto, sí que podemos, desde nuestra humilde perspectiva, establecer una definición mínima. Y es lo que pretendemos hacer en esta O. Ofrecer una definición minimalista basada en el análisis de lo práctico, de lo empírico. Por ello, nos inclinamos por una definición que haga referencia o que asuma que el terrorismo es el uso de la violencia con la intención de condicionar la distribución del poder político. Bueno, podemos pensar que las guerras son así también, y no se llaman terrorismo. Aquí hay una diferencia fundamental, y es que quien utiliza, digamos, el terrorismo, asume que va a desarrollar una contienda en un entorno de fuerzas asimétricas. Por lo tanto, sí, es cierto que está muy presente, obviamente, la violencia, al igual que en la guerra, pero en torno a esa violencia existen, o hay que incorporar unos elementos, que contribuyan a magnificar la limitada violencia que es capaz de desarrollar un terrorista o una organización terrorista. Ahí está la diferencia. El objetivo del terrorismo es influir sobre las mentes y las emociones de los individuos, a través del uso de una violencia quirúrgicamente centrada en una serie de objetivos, y desarrollada de una determinada manera, con la intención, con el objetivo de maximizar sus efectos. Unos efectos que no están directamente relacionados con su capacidad de causar destrucción o muerte, sino con otros factores vinculados a esos ámbitos en los cuales se desarrolla la violencia, como son nuestras sociedades modernas, sociedades urbanizadas, sociedades de fácil acceso a objetivos, donde los medios de comunicación desarrollan una función de difusión importante. En definitiva, se trata, cuando hablamos de terrorismo, de una violencia que es instrumentalizada, esencial, pero instrumentalizada, con la finalidad de trascender la mera destrucción. Eso sería, digamos, el terrorismo, tal y como nosotros lo entendemos. Un terrorismo que puede tener una dimensión insurgente o una dimensión vigilante. Esa maximización de los efectos de la violencia se puede utilizar, se puede realizar, en un contexto en el que quieres desplazar al poder político o quieres fortalecerlo. En ese caso estaríamos hablando de terrorismo de Estado, el cual, obviamente, también es un terrorismo de Estado. los efectos de ese terrorismo, de esa violencia, de esa violencia limitada. Por lo tanto, objetivos y medios van a someter a esa necesidad. Por lo tanto, las características de esa violencia van a ser muy especiales. Y esto lo vemos sobre todo en los terrorismos que hemos tenido en las últimas décadas y sobre todo el terrorismo islamista actual. Cuando observamos el terrorismo suicida utilizado por el terrorismo yihadista, obviamente posee unas características que hacen que llamen especialmente la atención y resulte particularmente aterrador a nuestras mentes activistas. La incapacidad para causar destrucción es sustituida por el impacto que a nosotros nos produce en otros países. Cuando observamos el terrorismo, es interesante que hagamos alguna alusión también a la historia del terrorismo. Eso lo recogemos también en la obra. No insistimos demasiado en los aspectos históricos. Pero sí lo suficiente como para contextualizar y para situarlos en el tiempo y en el espacio. Si tienen ustedes curiosidad por la historia del terrorismo, algunos autores se remontan al periodo de los romanos, sobre todo a la ocupación romana de Palestina. Nosotros no vamos a entrar en ese tipo de debate. A nosotros lo que nos interesa fundamentalmente es el terrorismo moderno propio de nuestras sociedades occidentales principalmente y de un contexto que empieza a surgir justamente en el siglo XIX con la revolución industrial y con la transformación de las sociedades europeas. Cuando hablamos del terrorismo moderno tenemos que hacer referencia... A diferentes olas que se proyectan a lo largo del tiempo. La primera ola sí correspondería a esa segunda mitad del siglo XIX, que estaría protagonizada fundamentalmente por los anarquistas. Es un momento de grandes transformaciones sociales en Europa y de gran agitación. Unas tensiones sociales enormes derivadas de esa emigración masiva del terrorismo. siglo XX. Es un momento en que ya se van asentando las sociedades plenamente industriales y también empiezan a aparecer otro tipo de demandas que se han ido gestionando en el siglo XIX y que tienen que ver con la construcción de las sociedades nacionales. Por lo tanto, vemos que en la primera década del siglo XX desaparece prácticamente en su totalidad el terrorismo anarquista, excepto en España, y aparece un terrorismo de carácter nacionalista que se va a proyectar desde esas primeras décadas del siglo XX hasta finales de los años 50 y que se va a ir desarrollando inicialmente en los Balcanes, después de la primera guerra mundial y después de la primera guerra mundial. Pero que se va a extender a nivel global después de la segunda guerra mundial con las luchas contra las metrópolis por la independencia de los estados, fundamentalmente en África y en Asia. Es una etapa que va a concluir, insisto, a finales de la década de los 50 y será ya a partir de los años... ...de los 60 cuando se inicia una tercera etapa vinculada al terrorismo de carácter fundamentalmente izquierdista y desarrollado en Europa Occidental y en América Latina. Una etapa que se inicia en los años 60 y concluye en los años 80 y una tercera etapa ola que comenzaría en los años 90 y 90. Bueno, depende de los estudiosos. Digamos que los elementos que de alguna forma favorecieron la emergencia de ese terrorismo fue el asesinato de Anwar el Sadat, del presidente de Egipto a finales de los 70 y también uno de los factores que va a favorecer este tipo de terrorismo va a ser la revolución islámica en Irán. Esta ola, esta etapa se inicia justamente en los años 80 y va a concluir en el presente. Existe un debate relevante en este sentido si tendríamos que hablar de una quinta etapa o una quinta ola, pero creo que no vamos a entrar y en esta obra no entramos en ese debate. Nos detenemos básicamente en esa cuarta ola que es la que... Realmente sobre la que existe un mayor consenso en la actualidad. Bien, nosotros hemos estructurado la obra de una forma que pueda entenderse con facilidad y pueda abordarse de manera fragmentada. Por lo tanto, prestarme... Atención, por un lado, a los grandes condicionantes que influyen en el surgimiento del terrorismo. En otra parte, nos centramos en lo que serían las agrupaciones terroristas y cómo se articula el terrorismo a nivel de organización y de estructuras internas. Y una tercera, nos centramos en la dimensión micro. Obviamente no voy a extenderme. Sobre todas ellas, pero sí voy a hacer alguna mención sobre aspectos que considero en este sentido relevantes. A nivel de medios de comunicación y también de decisores políticos y a nivel de opinión pública en general, se tiende a establecer con relativa facilidad, ¿no? De una manera muy lineal. ¿Sí? Una causalidad entre factores sociales y terrorismo. Sociedades que tienen un funcionamiento deficiente porque existe una gran pobreza, una miseria, una injusticia social, son sociedades en las que emerge el terrorismo. Esto, digamos, es una concepción ampliamente difundida. Lo cierto es que cuando observamos cuáles son las... Relaciones que podemos establecer entre esto, entre factores políticos, sociales, culturales y económicos, las dificultades en el análisis surgen de forma clara e inmediata. ¿Por qué? Pues porque en función de las investigaciones que se realizan, que se han realizado en el pasado y que todavía se están realizando en el presente, no existe una relación lineal. Muchas veces vinculamos la pobreza. ¿No? Con el terrorismo. Y si bien puede ser un factor que está presente, un factor relevante hasta cierto punto, en numerosos casos nos encontramos con que el terrorismo surge en sociedades en las que la pobreza no es particularmente importante. Cuando hablamos del terrorismo de la tercera ola en Europa Occidental, emerge un terrorismo muy intenso. Un terrorismo muy intenso propiciado desde círculos de izquierda, fundamentalmente estudiantes de clase media y media alta que tienen poco que ver realmente con situaciones de pobreza o de agravios objetivables. Y en nuestro caso, España, sobre todo en el caso del País Vasco, es, digamos, uno de los casos más interesantes porque no es precisamente un... Un territorio pobre en comparación con otras partes, otros territorios, otras comunidades autónomas del Estado español. Por lo tanto, el factor pobreza es un elemento que, si bien juega un papel relevante en algunos casos, en otros es prácticamente inexistente. Por eso, en esta obra, lo que intentamos, de alguna forma, es establecer una serie de... Diferencias entre factores que desempeñan diferentes, distintos papeles a la hora de favorecer la emergencia del terrorismo. Lo que resulta indiscutible es que el terrorismo es el resultado de una serie de factores que desarrollan una combinación única en cada uno de los casos que analizamos. Hablamos... Hablamos de factores que impulsan, que muchas veces son factores estructurales. Hablamos de potenciadores, que de alguna manera actúan a nivel coyuntural en casos concretos, facilitando la emergencia del terrorismo. Lo que está claro es que hay una serie de factores estables de fondo y otra serie de elementos que aparecen en función del momento... Histórico, político o económico. Pero no solamente están presentes estos elementos a la hora de condicionar la presencia del terrorismo. Aparecen otros, como pueden ser los inhibidores, que tienen que ver con factores políticos, como por ejemplo la estabilidad o inestabilidad de un determinado régimen político en un momento dado. ¿Sí? Por poner ejemplos. Puede... Los inhibidores también están relacionados con la eficacia de un régimen político o de un sistema policial a la hora de reprimir. No solamente el terrorismo, sino los factores que, sin haber desencadenado todavía el fenómeno terrorista, pueden dar lugar a la aparición. Por lo tanto, nos encontramos ahí esos elementos que son difíciles de cuantificar, pero de los que somos conscientes que deben estar presentes para que surja el terrorismo. Y después, también un elemento que es fundamental, como son los precipitantes y que son difíciles de definir. Que serían aquellos hechos, aquellas circunstancias, aquella chispa que, de alguna manera, da lugar a la... Emergencia del terrorismo. Y que es muy difícilmente previsible. Podemos identificarlos con los Black Swans, ¿no? Esos cisnes negros, ¿no? Que son muy improbables, pero que tienen un alto impacto. En el caso español, en el caso de ETA, el asesinato en junio del 68, ¿no? De José Antonio Pardines, un guardia civil. Fue el factor precipitante. Que inició esa dinámica violenta en el País Vasco y, posteriormente, también en el resto del territorio estatal. Por lo tanto, siempre que hablamos de condicionante, de cuáles son los factores que, de alguna manera, en mayor medida, están presentes en el terrorismo, o en el surgimiento del terrorismo en una determinada situación, en un determinado caso, tenemos que realizar una analisis. Una analisis muy minucioso. Y en nuestra obra lo que pretendemos, de alguna forma, también es otorgar, ofrecer, esos elementos de análisis iniciales para comprender por qué surge, en un determinado caso, el fenómeno terrorista. Otro ámbito al que también prestamos atención, y que ya he adelantado hace unos minutos, es todo lo relacionado con las estructuras terroristas. Tendemos a hablar, fundamentalmente, de agrupaciones terroristas. Probablemente, hace 20 años, habríamos hablado de estructuras terroristas o de organizaciones terroristas y no habríamos añadido nada. Pero, en la actualidad, y considerando la experiencia acumulada durante las últimas décadas, en esta cuarta ola de terrorismo islamista, sí que tenemos que reconocer que la variedad en cuanto a agrupaciones terroristas, a formaciones terroristas, es muy amplia. Incluso, podemos hablar de terroristas a nivel individual. Aspecto esto que es realmente novedoso, porque tradicionalmente, cuando definíamos al terrorismo, siempre hablábamos de su dimensión sistemática y que teníamos que aludir de manera importante y como factor, o como, digamos, característica principal, el hecho de que, todo terrorista estaba encuadrado en una determinada organización. No negamos esta realidad. Sin embargo, sí tenemos que tener en cuenta que existen acciones terroristas que se han desarrollado a lo largo de las últimas dos décadas por parte de individuos que no parece o no se puede demostrar con facilidad que estuvieran encuadrados en estructuras o en agrupaciones terroristas. Esto es un elemento que tenemos que, que tener, que tener muy, muy en cuenta. Las agrupaciones y los grupos terroristas son importantes en la medida en que contribuyen básicamente a mantener la cohesión del proyecto terrorista. Por eso, cuando hablamos de, de agrupaciones terroristas, tenemos que hacer referencia a una serie de estructuras que cumplen distintas funciones. Obviamente es un grupo centrado en conseguir un objetivo político mediante la violencia. Es un grupo que tiene también un objetivo, que es mantener la cohesión para seguir actuando y proyectándose sobre el futuro. De tal manera que esa organización desarrolla un, digamos, microcosmos de relaciones interiores, donde solamente hemos accedido hace relativamente pocos años y donde se ha descubierto, al margen de los elementos ideológicos que pueden mantener la cohesión interna y los aspectos sociales, hemos descubierto la importancia de los factores emocionales que vinculan a unos miembros con otros. Lo que nos ha permitido, sobre todo los investigadores que más se han dedicado a esta cuestión, a otorgar una relevancia particular al mundo de las emociones, y al mundo de las emociones fundamentalmente como factor o elementos que vinculan a los sujetos entre sí y refuerzan ese sentimiento de unidad. Esto es lo que puede parecer algo muy evidente, pero curiosamente no se le ha prestado atención hasta hace relativamente pocos años. Porque en lo que se había centrado la atención había sido en esos factores más vinculados a la ideología, a los valores, a la convergencia de objetivos en pos de una finalidad o de un objetivo común, sin prestar atención a estos factores que no tienen tanto que ver con la persecución de los objetivos, sino con el mantenimiento de la cohesión interna. Y por último, a lo que también hemos prestado mucha atención, sobre todo porque Luis de la Corte, psicólogo, es al tema de las motivaciones individuales. Obviamente, de lo que acabo de comentar, también se desprende que los análisis clásicos vinculados al papel que en los individuos desempeñaban las ideologías o la racionalidad, esos elementos han quedado parcialmente orillados en favor precisamente del factor de las emociones, de la importancia de las emociones a la hora de generar esta cohesión interna y este compromiso con el proyecto. ¿No? Y, por último, los procesos de radicalización y la emergencia de los compromisos, por muy explícitos y racionales que puedan parecer en función del discurso de los terroristas, están completamente atravesados y trufados por este elemento emocional, que es, a fin de cuentas, el que hace que el compromiso se mantenga y se potencie. Y es por esta razón que, cuando desde la perspectiva de los norteamericanos y también de algunos países europeos, se ha prestado atención al tema de la motivación, se ha intentado, se ha fracasado sistemáticamente. ¿Por qué? ¿En qué nos hemos centrado? Pues básicamente en aspectos de carácter social, vinculados a la inserción de ese sujeto en un determinado contexto. Se han desarrollado potentísimas bases de datos, las cuales se han alimentado con muchísima información, que sin duda puede tener utilidad. El objetivo último, ¿cuál era? Intentar establecer los perfiles básicos de los sujetos que se comprometían con los proyectos terroristas. Pero lo reclutado en sí ha sido realmente muy limitado considerando los grandes esfuerzos económicos que se han hecho con esta base de datos. ¿Por qué? Pues porque el elemento emocional no se incorporaba de forma clara en estos trabajos y sobre todo en estas reflexiones. Es en los últimos años cuando se ha hecho un empeño, o sea, han realizado un mayor esfuerzo en este sentido y algunos resultados en este sentido se han realizado. se han ido obteniendo de poco a poco. También hemos dedicado cierta atención, sobre todo en función de la información y de los análisis que se han realizado en los últimos años respecto al tema de la financiación de las organizaciones terroristas. Las organizaciones terroristas para funcionar, para articularse, para mantenerse, para proyectarse en el tiempo y para actuar requieren de una serie de recursos. Estos recursos son realmente muy amplios y proceden de muy distintas fuentes. Lo que siempre suele sorprender es que para organizar una estructura terrorista, los recursos iniciales pueden ser relativamente reducidos, incluso para el mantenimiento de una organización terrorista. En general, el compromiso de los militantes hace que los recursos que requieran para la subsistencia, para la mera subsistencia, sean realmente nimios en numerosas ocasiones. Sorprendentes. En función... Incluso de las declaraciones de las fuerzas de seguridad en muchas ocasiones. La fuerza que da la convicción de que se tiene razón hace que se puedan, al menos durante un tiempo, soslayar todos estos condicionantes negativos de falta de recursos. Por lo tanto, se pueden cometer acciones relevantes sin disponer de recursos. Pero el sostenimiento... Esto a lo largo del tiempo. El desarrollo y la implementación de un proyecto global de terrorismo global requiere de una planificación y de unos recursos muy sustanciales. Nosotros hacemos una revisión sistemática de cuáles son esos recursos, de cuáles son las fuentes y también algo muy importante, las fuentes de las que nosotros nos hemos introducido. Y eso hace que se haya formado también para llegar a ciertas conclusiones en relación a la relevancia de las finanzas. ¿Vale? En los últimos años, insisto, se han realizado esfuerzos muy importantes, en este sentido, porque se han incorporado economistas al análisis del fenómeno terrorista. Los economistas se han mantenido al margen del estudio del fenómeno hasta hace relativamente pocas décadas. razones que a nosotros se nos escapan, no han sentido interés particular por acercarse a esta problemática. Y gracias a ellos, justamente en estos últimos años, hemos visto la relevancia y la importancia del factor económico, sobre todo cuando se trata de hablar y de abordar el terrorismo como un fenómeno global. Tampoco nos podíamos olvidar del futuro, nos hemos atrevido a realizar algunas reflexiones para finalizar acerca de lo que es y de cómo entendemos que puede proyectarse el terrorismo en el futuro. Lo cierto es que no somos particularmente optimistas, pero por distintas razones que voy a pasar a esbozar. La primera es que realmente no han cambiado las circunstancias geopolíticas globales de manera sustancial como para poder afirmar que las condiciones que han favorecido la emergencia del terrorismo en determinadas circunstancias hayan desaparecido. No, esas circunstancias siguen estando presentes y podemos afirmar incluso sin equivocarnos que en algunos casos se han intensificado. Por lo tanto, hay que asumir que las rivalidades geopolíticas que se van intensificando probablemente inviten a algún actor o algunos actores en plural a pensar que la actividad terrorista en estos contextos puede ser rentabilizada. relevantes no están desapareciendo. Pero además hay otros elementos que están ahí muy presentes a los cuales no se ha prestado, digamos, tradicionalmente demasiada atención, porque se disponían de poca información y tampoco se había establecido una relación causal entre los factores que voy a comentar a continuación y el terrorismo. Un elemento importante es la juventud. En numerosas sociedades observamos que el número de jóvenes, sobre todo el número de jóvenes no en términos demográficos, sino en términos de jóvenes formados, sin oportunidades, se está incrementando de manera sustancial. Y cuando se analizan... Digamos, situaciones concretas en ciertos países en relación a la agitación social que puede emerger en un momento dado y cuál es la situación de la juventud en ese escenario, con lo que nos encontramos es que existe una juventud muy bien formada, pero con nulas o muy escasas oportunidades profesionales. Lo cual... Algunos autores... Digamos, les sugiere el hecho de que el factor juvenil es un elemento a tener muy en cuenta. Y en algunos casos, fundamentalmente en América Latina, cuando observamos el pasado, como puede ser, por ejemplo, los años 80 en Perú con el surgimiento de Sendero Luminoso, el factor juvenil estaba muy presente. Una juventud muy formada... Muy activa en términos políticos y realmente muy agraviada. Que desembocó básicamente en la creación de uno de los grupos terroristas más letales de los años 80 a nivel global. Otro factor que hay que tener en cuenta son las migraciones. Migraciones no porque las migraciones en sí contengan la semilla del terrorismo. Sino porque las migraciones... Pueden contribuir a desestabilizar ciertas sociedades que tienen ya ciertos problemas internos. Obviamente aquí no estoy haciendo ningún juicio de valor. Hacemos referencia a las migraciones como factores que alteran sociedades que ya tienen conflictos internos. De hecho, a nivel de Unión Europea, el factor migratorio... Se considera como un elemento que no regulado constituye un factor de riesgo a la hora de favorecer ciertos niveles de inestabilidad. Otro factor importante es el de la tecnología, al cual también dedicamos cierta atención. Nos gustaría haberle dedicado muchísima más extensión en el libro, pero obviamente las limitaciones de tiempo son las que son. La tecnología, sobre todo en forma de nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones, están aquí para quedarse. Y para, evidentemente, desarrollar una vida paralela que es aprovechada por la criminalidad organizada y también por la actividad terrorista. Es como si nuestro mundo se hubiera desdoblado. Existe un mundo físico y un mundo social. Y un mundo virtual que tiene un efecto muy claro también sobre el mundo físico. No sabemos hacia dónde estamos avanzando realmente. No somos capaces de ver la relevancia de estas nuevas tecnologías. En cualquier caso, sabemos que el impacto sobre los factores que en nuestras sociedades, constituyen elementos disfuncionales, van a ser muy importantes. Y eso ya lo estamos viendo en el ámbito de la criminalidad organizada. Observamos cómo la criminalidad organizada es capaz de instrumentalizar las nuevas tecnologías, incrementando de forma exponencial sus ganancias. Y por esta razón entendemos que desde el terrorismo, en función también de los argumentos que desarrollamos en la obra, se van a instrumentalizar diferentes tipos de tecnología virtual y no virtual, con la intención evidentemente de ponerlo al servicio de los objetivos terroristas. En este contexto, ¿qué es lo que cabe esperar en relación a las respuestas de los Estados Unidos? Y ya para concluir mi larga intervención, no tenemos que perder de vista el hecho de que las organizaciones terroristas y el terrorismo de manera sistemática han perdido en su confrontación con los Estados Unidos. En los estudios que nosotros aportamos, dependiendo del informe que se pueda obtener, el enfoque que se ha planteado no supera el 5% el número de organizaciones terroristas que pueden reclamar cierto éxito. Otros estudios señalan que únicamente un 10% de las organizaciones terroristas es capaz de sobrevivir a un año de existencia. Lo que está claro es que, y esto de cara al pasado en función de lo que hemos visto hasta el presente, y también con la intención de asomarnos al futuro, sobre todo en relación a la eficacia de las posibles respuestas, lo que está claro es que el Estado posee una inmensa cantidad de recursos para hacer frente a unas organizaciones que siempre tienen problemas de retención. Y que, sistemáticamente, en algún momento de su existencia, simplemente pugnan por sobrevivir, y ya no por conseguir sus objetivos políticos. El Estado, los Estados en general, poseen unos recursos ilimitados. Y pueden permitirse el lujo de cometer error tras error hasta que, después de haber malgastado numerosos recursos, puedan afinar todo el instrumental y la estrategia con la finalidad de resultar eficaces en la lucha contra el terrorismo. Por eso podemos afirmar que el terrorismo, desde nuestra perspectiva, no tiene en la práctica ningún viso de tener éxito. Y aquellos ejemplos concretos, a los cuales casi siempre se acude de manera sistemática, como puede ser el caso de la fundación del Estado de Israel, el caso de la EOKA en la lucha por la independencia de Chipre, o el caso de Argelia, no dejan de ser excepciones en un mar de fracasos donde el terrorismo realmente nunca ha obtenido ocasión. O nunca ha obtenido éxitos de ningún tipo. Yo creo que lo vamos a dejar aquí. Estoy abierto a cualquier cuestión que quieran plantear. Espero haber sido lo suficientemente claro en los planteamientos, porque, al fin y al cabo, el libro es muy complejo y lo que he pretendido básicamente ha sido reflejar elementos muy específicos, y sobre los cuales, digamos, existen ya ciertas reflexiones colectivas. Una pregunta que nos plantea es si podría compartir algunos detalles que descubrimos, Luis y yo, mientras escribíamos este libro. Lo cierto es que, desde mi perspectiva, no puedo hablar en nombre de Luis, pero sí un aspecto interesante es lo último que acabo de comentar. El observar con detenimiento y poder, digamos, argumentar sobre la existencia de una serie de estudios indiscutibles, indiscutibles en el sentido de que evidentemente se sostiene la argumentación de estas obras sobre un trabajo de campo inmenso, muy propio de lo que son capaces de aportar las universidades anglosajonas. El hecho de poder, de manera rotunda, afirmar que, mejor dicho, no existe ninguna posibilidad por parte del terrorismo de obtener éxitos apreciables, y la inmensa mayoría, la derrota absoluta de la organización terrorista, es algo que realmente nos sorprendió. Porque habitualmente, cuando trabajamos, organizaciones terroristas siempre son las que nos resultan más familiares, porque nosotros, en nuestros entornos, carecemos de esas bases de datos que han sido alimentadas con cientos, con miles, en algunos casos, de organizaciones terroristas. Y claro, desde esta perspectiva macro, el poder realizar este tipo de afirmaciones nos aporta mucha información y mucha información para la reflexión. Una cuestión que también nos sorprendió de forma, yo creo, que intensa, es que, si bien la derrota del terrorismo está prácticamente garantizada, uno de los estudios más solventes afirmaba que, de 648 casos que se habían analizado, prácticamente en el 43% de los casos, las organizaciones terroristas habían terminado integrándose en el juego, político-institucional, en el juego democrático. Lo cual, lo cierto es que resulta muy revelador. El hecho de que el fenómeno terrorista, en muchos casos, no se limita a lo que se nos transmite en muchas ocasiones a través de los medios de comunicación, a que es un grupo de personas que han decidido optar por el uso de la violencia. Detrás, en la inmensa mayoría de las ocasiones, existen una serie de problemas y existen unas poblaciones de apoyo y de referencia, pero fundamentalmente de apoyo, que están involucradas en procesos políticos y muchas veces se mueven en territorio de nadie. Y cuando termina, digamos, o se considera por parte de la organización terrorista que, es necesario cambiar de estrategia, en un número, yo diría que significativo de casos, deciden, al menos sus élites, integrarse en un juego político ordinario. Porque los que han matado, los que han causado daño de manera directa, a los que se les puede imputar acciones terroristas, los que tienen delitos de sangre, generalmente suelen terminar en prisión. Y son, en este sentido, los grandes perdedores. Sí, observo que hay más preguntas. Dos cuestiones. Me plantea Sánchez, Efe Sánchez. ¿Dedicamos algún apartado a los llamados atentados de falsa bandera? ¿Qué relevancia tiene este tipo de acciones en el conjunto del terrorismo contemporáneo? Cuando estudiamos las organizaciones terroristas, nosotros, en general, nos centramos en aquellas que son atribuibles a organizaciones, a organizaciones concretas, con objetivos definidos y que tienen, digamos, una solvencia en términos de historia y de apoyo social. Es lo que nos interesa. Los de falsa bandera son planteamientos o, digamos, acciones de carácter estratégico, que en muchas ocasiones son desarrollados por países que tienen la intención de atribuir los atentados o las acciones a terceras partes. O tienen también la intención de de introducir confusión cuando esas acciones no son no son reivindicadas. Nuestra intención era abordar la complejidad del fenómeno terrorista. No tanto el centrarnos en aspectos concretos de carácter táctico. Sobre esto se ha escrito. Se ha escrito ya bastante. Y esto me permite, volviendo otra vez a la exposición, adelantar que muy probablemente en el futuro si los estados se involucran de manera directa en las actividades terroristas, muy probablemente utilicen acciones o actividades de falsa bandera en el ámbito de la acción terrorista, para conseguir sus propósitos. Pero centrarnos en acciones de falsa bandera no lo hemos hecho de manera explícita en la obra. Y relevancia. La relevancia es muy limitada. Es muy concreta. Si nos esforzamos un poco podríamos identificar a los grupos antiterroristas de liberación como una organización de falsa bandera. En este caso, una vez más, el caso español es una excepción. Pero no es lo habitual. No es lo habitual. Unos mueven el árbol, otros recogen las nueces. Al margen del contexto en que se pronunciaba, hay datos a lo largo de la historia del terrorismo que llevan a pensar en resultados de este tipo. En resultados, sí. Y también en estrategias que vinculan, digamos, una dimensión política con una dimensión violenta. Nosotros, desde nuestra perspectiva no normativa, obviamente nosotros no hemos dedicado atención al derecho ni a los aspectos morales, sí reconocemos la existencia, en términos históricos, de esta pinza. Que ha sido instrumentalizada en muy distintos escenarios. En el caso español lo podemos ver en el País Vasco, pero también en el caso del Ulster. Pocas personas saben que donde se germinó este modelo fue en Chipre. En Chipre, mientras en la lucha por la independencia, la EOK, la organización terrorista que decidió abandonar, básicamente, el ámbito rural para dedicarse al terrorismo, lo hizo porque era consciente de que para promover sus objetivos era necesario tener un alcance global, que sus acciones fueran conocidas a nivel global a través de los medios de comunicación. Y claro que lo consiguieron. Lo consiguieron gracias a ese traslado a las ciudades, pero también al a esa pinza en la cual había una organización terrorista por un lado y por otro lado había un arzobispo, Macario, que era, digamos, la cara amable de las reivindicaciones independentistas en la isla de Chipre. Y fue gracias a esta pinza como se obtuvo la independencia. Por lo tanto, no nos tiene que quedar con esto. Tiene que llamar la atención estas dobles y triples estrategias. Porque por la vía de los hechos consumados observamos que en diferentes partes del mundo realmente han estado muy presentes. ¿Cuál es el mensaje principal o principal motivación que deseamos transmitir a los lectores con esta obra? Básicamente que el terrorismo es un fenómeno muy complejo. Pero que es posible acceder a comprender cuáles son los elementos que contribuyen a conformar ese fenómeno. Y que no es explicable únicamente por el hecho de que haya una serie de personas que estén dispuestas a coger las armas. Y que por lo general suele ser un número muy reducido. Algo que no he comentado es que aunque haya muchas personas radicalizadas solamente menos del 1% de las personas radicalizadas se integran en organizaciones terroristas o deciden integrarse en una organización terrorista. Lo que queremos transmitir en resumidas cuentas es que a pesar de que son muy reducidas el número de personas que se comprometen, detrás existe todo un sistema que permite la formación, en primer lugar la emergencia de la sensibilidad terrorista, el mantenimiento y la proyección en el tiempo de estructuras terroristas, y que hay también toda una estructura de entornos que no están comprometidos directamente con el terrorismo porque no lo promueven, pero sí por omisión, por mantenerse al margen, o porque realmente estén cometiendo errores graves como pueden ser algunos estados a la hora de hacer frente al terrorismo, favorecen de manera indirecta el mantenimiento del terrorismo. En definitiva, nuestro objetivo era mostrar la complejidad del fenómeno terrorista. ¿Qué se está haciendo en la desradicalización en las cárceles y en otros ámbitos? Pues aquí habría que... Obviamente no he tenido demasiado tiempo para profundizar en estas cuestiones, pero las prácticas que se están desarrollando son muy variadas, dependiendo de los países, obviamente, dependiendo de las capacidades y de los recursos también que se asignen a cada uno de los escenarios. Si queremos extraer una idea general del éxito o del fracaso de los procesos de radicalización, dentro de las prisiones e incluso fuera, hay que reconocer que no podemos ser muy optimistas. No podemos afirmar que el terrorismo es un terrorismo, Y no podemos afirmar que las medidas estén teniendo éxito, o el éxito que se esperaba. Y cuando hay países que afirman que el éxito es indiscutible, de sus procedimientos de desradicalización, son países del tipo de Pakistán o Arabia Saudí, que como pueden comprender, tampoco es que nos expiden mucha confianza sus medidas. Por lo tanto, en este sentido, lo que se hace en general es desarrollar un seguimiento muy estrecho de los terroristas que están en prisión o de los activistas que no necesariamente han llegado a ser terroristas, pero que han sido condenados por diferentes razones. No se puede obligar a nadie a involucrarse en un proceso de desradicalización, lo cual limita todavía más el... No digo con esto que habría que obligarles, pero sí probablemente explorar nuevas vías de aproximación, de afrontar esta problemática. Los mecanismos son bastante poco sofisticados en general, y los medios disponibles, insisto, las planificaciones son sofisticadas, pero en el caso español, por ejemplo, tenemos en este sentido una planificación realmente, que es realmente muy compleja. Existe una vigilancia interna en las cárceles muy estrecha y muy personalizada, y un tratamiento también muy personalizado. El diseño de las estrategias, insisto, es muy complejo, pero por otro lado tampoco tenemos demasiada información, en el caso español, acerca de cuáles son los éxitos o los fracasos de estas estrategias. Y eso es lo que es lo que se está haciendo. Resumiendo, la información es deficiente, los resultados en nuestros entornos occidentales son muy limitados, y cuando hablamos de éxitos, siempre, de manera sistemática, los que se muestran en este sentido más optimistas son aquellos países que, en fin, no se caracterizan por respetar los derechos humanos, ni tampoco por desarrollar sistemas particularmente sofisticados en los procesos de desradicalización. ¿Cómo creo que este libro puede contribuir a la comprensión y el reconocimiento del terrorismo? Bueno, yo creo que está un poco respondida en una pregunta anterior. Nuestra idea, básicamente, es transmitir esa complicación y la desprestigiar y ordenar la información. Es un libro que es, digamos, razonablemente asequible si no se lee por orden. Lo podemos leer de forma fragmentada y adquiere sentido, lo cual yo creo que es un valor en sí mismo del propio libro, al margen de que aludamos en cada capítulo, en cada apartado, también en algunas ocasiones a otros apartados del libro. Pero desde mi perspectiva yo creo que esa es la principal aportación. Esa capacidad, ese éxito a la hora de reflejar, éxito lo digo de una manera un tanto arrogante, de reflejar la complejidad del fenómeno. Eme García, muchas gracias. Me alegro que le haya gustado y espero que le resulte interesante el libro. ¿Qué opinamos sobre la rehabilitación social de los terroristas? ¿Es posible? Me habría gustado prestar muchísima más atención a esta cuestión. El terrorista no es un tipo de persona con una personalidad definida. Esto ya lo hemos comentado antes. No es un sujeto que haya tenido una experiencia prototípica y una trayectoria vital que pueda resumirse y pueda visualizarse con claridad en una base de datos. El terrorista no tiene entre 17 y 20 años, es varón, no tiene estudios, no, no, no, no tiene ese perfil. Por lo tanto, cuando hablamos de terroristas estamos haciendo referencia a personas que tienen unos perfiles muy variados. Desde el líder hasta el que acaba de incorporarse, el que está dispuesto desde el agravio absoluto a cometer los asesinatos y las acciones más viles. Ahí hay una gama de personas muy amplia. Y por lo tanto, asumimos que cada perfil requiere de un tipo de rehabilitación. Y algunos probablemente no requieren ninguna rehabilitación porque son conscientes de los errores cometidos y ellos mismos, y no es un número reducido de casos, se distancian de la actividad desarrollada y de la propia organización. Podemos ver algunos casos interesantes en este sentido. En el caso de Irlanda del Norte, terroristas que han estado condenados durante años forman parte ahora de la élite dirigente. En el caso español, también vemos algunos casos de esas características. Y en el caso de Israel, en la lucha por la independencia, estuvieron activas distintas organizaciones terroristas realmente brutales y que desarrollaron una violencia contra los británicos y contra los árabes realmente difícil de concebir en la actualidad. Y sin embargo, dirigentes de esas organizaciones terroristas han llegado a altos cargos de la administración israelí. Y en Argelia podemos observar exactamente lo mismo. Por lo tanto, que haya activistas terroristas que se han rehabilitado y se han integrado en regímenes incluso democráticos, esos casos existen. Por lo tanto, la rehabilitación, por un lado, y la reinserción, por otro, es posible a tenor de las experiencias conocidas, al menos de algunas. Sí, más cuestiones. Robles 22 afirma, ha comentado que el terrorismo va a seguir, entre otras cosas, porque las condiciones geopolíticas son similares a las que nos preceden. Sin embargo, al final ha comentado que el terrorismo no tiene el éxito de ningún tipo. ¿Por qué sigue siendo tiene éxito? Muy interesante pregunta. Básicamente, hay varias razones, pero yo lo resumiría en dos. En primer lugar, cuando un Estado promueve la actividad terrorista, no significa que pretenda desplazar a nadie del poder político, sino básicamente condicionar una determinada situación. Es decir, que un país financia a una organización terrorista o actividades terroristas en otro país, eso es rentable, porque no compromete al país que lo realiza. Y por otro lado, hay que asumir que económicamente también es rentable, porque actividades de carácter terrorista a un país no le supone económicamente realmente un gran gasto. Por lo tanto, como instrumento de acción por parte de los Estados, obviamente va a resultar rentable. Otra cuestión interesante es, claro, ¿qué sucede con esas organizaciones terroristas que surgen y se juramentan con la finalidad de conseguir unos objetivos políticos? Estas estructuras van a seguir presentes. Claro, nosotros analizamos la experiencia desde una perspectiva muy racional. Observamos cuál ha sido el resultado de la existencia de las organizaciones terroristas. ¿Cuál ha sido el fin de la inmensa mayoría de las organizaciones terroristas? ¿Y cuáles son los medios que se han empleado? Nosotros tenemos una visión estratégica y esa visión racional que usted mismo también aplica. Claro, ¿para qué vamos a actuar si vamos a ser derrotados? Pero es que una organización terrorista no actúa desde esa perspectiva racional. Cuando alguien decide adoptar una estrategia política determinada, lo hace desde el convencimiento de que va a conseguir los objetivos marcados. Y es capaz de seguir actuando básicamente porque visualiza con claridad ese objetivo, desde una posición de desventaja, la clandestinidad y la carencia de medios de una organización terrorista deforma la realidad. Y por otro lado, hay otro elemento que he citado antes, que es el de la emotividad, el de la vinculación, el de la generación de vínculos muy estrechos dentro de una organización terrorista, que hace que esa organización se mantenga en pos de la persecución de los objetivos políticos. Una organización terrorista, una organización terrorista no es capaz de desarrollar esa visión estratégica, porque carece de la frialdad y carece también de esa visión estratégica, pero también carece de esa capacidad para disponer de la información necesaria para saber lo miserable que es realmente su situación, la situación de desventaja estructural de la que parte. Por tanto, hay una amalgama de factores que están ahí presentes y que impiden que una organización terrorista desarrolle esa racionalidad necesaria para observar con claridad que sus objetivos son inalcanzables utilizando esos medios. Sí. Blanda Alchete, muchas gracias. ¿Qué papel juega la comunidad y el entorno social en la rehabilitación de estos exterroristas? Me están planteando preguntas realmente muy interesantes. Disculpen un momento porque estoy constipado. Y preguntas que me habría gustado haber, en fin, cuestiones, haber aludido a ellas con más detalle. Gracias. Con mayor profundidad, ¿no? Pero, en fin, estas preguntas me permiten aludir a este tipo de cuestiones. El entorno social es fundamental para la rehabilitación. Cuando observamos cuáles son las estrategias y las doctrinas de los Estados para combatir al terrorismo hasta los años 70, 80, 90 del siglo pasado, el entorno social pasaba desapercibido. Daba la impresión de que había que centrar la atención solamente en las organizaciones terroristas en las que actuaban. Claro, esto fue un error tremendo. Solamente se conseguía el éxito cuando las organizaciones terroristas no tenían un enraizamiento social, que eso sí sucedía en algunas ocasiones, sobre todo con los grupos de izquierda en Europa en la tercera ola. Pero con los grupos endonacionalistas, esto no se daba. Y con muchas otras organizaciones terroristas. Será a partir de los años 90 cuando se empiece a pensar en que, evidentemente, el enraizamiento de muchas de las organizaciones terroristas en la sociedad o en amplios sectores sociales hace ineludible el hecho de que, para vencer a una organización terrorista, es necesario tomar en consideración a la población, que le presta apoyo directo, a esa población gris que se encuentra en tierra de nadie, pero también a esa población que está en contra del terrorismo pero que no se atreve realmente a expresarse. Esa población de apoyo y la población inmediata de referencia a que está en el entorno de una organización terrorista es fundamental en el ámbito de la lucha contra el terrorismo de la cuarta ola. Y esto lo hemos visto claramente. Me refiero al terrorismo islamista. No se puede tener éxito sin contar con las comunidades. No sabemos exactamente dónde están las claves del éxito. Pero sí sabemos con suma precisión dónde se encuentra una de las claves del fracaso. Y es no contar con la población. Hay dos modelos de terrorismo. El norteamericano y el europeo. El norteamericano es de la doctrina de la guerra contra el terrorismo. Nunca ha prestado atención a esas comunidades. Y si lo ha hecho, ha sido para instrumentalizarlas en su favor. El fracaso de la lucha contra el terrorismo desde Estados Unidos, en función de los medios empleados, la ingente cantidad de medios empleados, es una muestra. Sobre todo en esos escenarios en los que Estados Unidos se ha comprometido más. Como fue Irak y Afganistán. Donde la población siempre fue una comparsa. Pero en Europa el tratamiento ha sido distinto. Básicamente porque los terroristas no son otros. Estados Unidos sí lo podrían decir. Los terroristas, permítanme el juego, somos nosotros. Es decir, las organizaciones terroristas están enraizadas en comunidades europeas. Aunque sean de carácter nacionalista, perdón, aunque sean de carácter islamista, porque nacionalistas obviamente se da por supuesto, esas comunidades están aquí para quedarse. Y por lo tanto, es necesario desarrollar estrategias de manera obsesiva que tengan en cuenta a estas comunidades. Y se preocupen, además, estas medidas o estas estrategias, por desarrollar un relato, una narrativa y una lógica judicial que otorgue legitimidad a las respuestas. Los norteamericanos no lo han hecho porque les importaba poco, pero para nosotros es muy importante. Porque hay que legitimar las medidas contra terroristas frente a unas determinadas comunidades que muchas veces son difíciles de convencer. Pero no hay otra vía. Se observa que la inteligencia artificial es un potencial peligro también en el ámbito terrorista. Sinceramente, no hemos llegado a esos niveles todavía de análisis. Muy probablemente en los próximos años tengamos que aludir a esa relación entre inteligencia artificial y terrorismo. Pero por el momento no somos capaces de establecer un vínculo claro. Y esto también me recuerda una cuestión a la que no he aludido, que es el ciberterrorismo, que todavía nos cuesta también definirlo. Porque no somos capaces, porque no tenemos experiencia y no ha habido hechos concretos que nos permitan hablar de forma clara de lo que es la actividad de ciberterrorismo. Al margen de lo que es simplemente la actividad a través de las redes. Pero nosotros, cuando hablamos de ciberterrorismo, entendemos que hay una conjunción de mundos virtuales y físicos que en la actualidad todavía no se ha producido. Y por lo tanto, nos cuesta hablar de ciberterrorismo. Sánchez42 pregunta el siguiente. ¿El terrorismo clásico pasaba miedo cuando actuaba? ¿Tenía por sí mismo? ¿El modus operandi del terrorismo yihadista que no tiene miedo por sí mismo es cultural, religioso? Tenemos que tener en cuenta también que el perfil del activista islamista es muy variado. Puede estar encuadrado en organizaciones sofisticadas, en otras nada sofisticadas, grupos de amigos, en otras puede haberse producido una autorradicalización a través de las redes, y en otras puede ser un señor con un desequilibrio mental imposible de anticipar y que son, por otro lado, los más peligrosos. El último asesinato que ha tenido lugar en Algeciras hace algún tiempo es muestra probablemente de este último caso. Por lo tanto, no tenemos que dejarnos seducir por esa imagen del terrorista yihadista fanático que tiene las ideas muy claras, que es capaz de inmolarse y que a lo que aspira básicamente es a encontrarse con las 70 vírgenes en el cielo islámico. Eso existe, pero por lo que estamos viendo en las acciones de los últimos años, el activista, aparte de que en muchas ocasiones es un ignorante, un analfabeto religioso, está muy influido por una serie de valores que tienen mucho más que ver con el mundo occidental que con el mundo religioso o wahhabista, procedente de Arabia Saudí. En ese sentido, me permito establecer una diferencia muy interesante, entre lo que serían los terroristas de Al-Qaeda, que ya parece pertenecer a una época remota, unos yihadistas mucho más ideologizados, muy entregados, disciplinados, algunos de los cuales se habían entrenado en Afganistán con ideas muy claras y dispuestos a sacrificarse, en comparación con los terroristas jóvenes del Daesh, a los cuales da igual cómo se les recluta. Daesh es muy consciente de que tiene la batalla perdida con esos terroristas, con esos activistas de la vieja generación. Lo que pretende, utilizando los instrumentos mediáticos y de seducción de Occidente, es reclutar a jóvenes que a lo mejor su única actitud es que están enfadados con el mundo. No tienen conocimiento religioso, ni intenso ni no intenso. Y esto lo hemos visto en algunos de los activistas. Es gente deslumbrada por la actividad del Daesh en Irak y en Siria en su momento, hace unos años cuando ocupaban el territorio. Esa organización hipertrofiada, hipertrofiada porque básicamente era una organización terrorista, era una organización que trascendía las características de lo que es una organización terrorista, hasta incluso ocupar territorio y desarrollar una dinámica estatal. Pero sí que practicaban el terrorismo en Europa Occidental y sí, digamos, intentaban llegar a los jóvenes enfadados, carentes de futuro, de una manera muy profesional, tocando una serie de claves que solo un joven en Occidente entiende. Relacionado con los videojuegos, con la incapacidad de lograr un trabajo, la desintegración que siente en las sociedades actuales. Estamos hablando de organizaciones que parece que actúan desde lejos, y sí, actúan desde lejos de manera indirecta en muchas ocasiones, pero entienden perfectamente los códigos y las referencias de los jóvenes de nuestras sociedades. Por lo tanto, están actuando sobre jóvenes de nuestras sociedades. Y eso es lo que tenemos que tener muy en cuenta. ¿Por qué? Básicamente, nuestras sociedades, en su desfondamiento, no voy a decir que moral, pero sí social, y la carencia de expectativas que está generando en muchos jóvenes, evidentemente está generando también un caldo de cultivo donde estos individuos, estas organizaciones de carácter yihadista, o vinculado a la extrema derecha, o vinculados a sectas, pueden pescar. Se generan oportunidades en estos espacios y es a ellos a los que las administraciones públicas tendrían que prestar atención. De una manera especial. Y por otro lado, también me gustaría hacer una alusión al elemento religioso. Porque cuando hablamos de religión, como factor de radicalización, ¿en general en qué estamos pensando? Pues, por lo general estamos pensando en ideologías y sobre todo en ideologías vinculadas a una capacidad de movilización. Es decir, ideologías, creencias, espiritualidad que moviliza. Que moviliza y que fanatiza. Algo etéreo, vinculado al mundo de las ideas. Pero cuando hablamos de religión también estamos hablando de otros elementos que están ahí presentes y que pueden seducir a personas. A personas que se encuentran en determinadas circunstancias. Cuando hablamos de las creencias y de la espiritualidad estamos hablando de personas que son proclives a creer. Pero hay personas que pueden encontrarse desubicadas en un momento dado. Desubicadas personal y socialmente. Y pueden prestar atención a un ámbito de la religión que no tiene que ver con las creencias, sino con las prácticas, con los ritos, con aquellos elementos que generan comunidad. No tanto con elementos, sino con elementos que trabajan la motivación desde dentro, desde la psique. Es decir, personas que necesitan sentirse vinculadas a la colectividad. Ahí no hay religión. Sí, de manera indirecta, pero existe, evidentemente, el hecho de comulgar con esa colectividad lo que genera básicamente esa sensación de grupo. Pero también hay otros factores que estimulan o que se estimulan desde la religión. La religión también es institución. Hay personas que se sienten, que sienten la necesidad de vincularse con poderosos, con el poder, con instituciones que te protejan, con las que tú te puedas identificar. El ejemplo más claro es el de Daesh. En el momento dulce de Daesh, cuando existía ese estado entre Siria e Irak, el califato, muchísimos jóvenes se sentían identificados con el califato y quisieron ir a combatir allí. Y otros asumían que su obligación era combatir desde allí. La inmensa mayoría no tenían conocimientos profundos de la religión, pero sí tenían un sentimiento de agravio. Y vincularme a esta entidad poderosa, a esta institución, eso va a generar respeto por mí, desde los demás, y respeto por mí, desde mí mismo. Y por último, también la religión desempeña otro factor importante. Genera normas, genera orden. Sobre todo aquellas personas que se encuentran en un momento vulnerable de su vida, que se encuentran perdidas. Se vinculan a un proyecto, que es capaz de organizarles por dentro y por fuera. De rutinizar su vida diaria. De dar un sentido a su vida, gracias a esas normas. No gracias a las creencias, que eso puede venir. No digo que no venga, pero puede venir después. Pero lo importante es que se genera esa dinámica. Y esto lo vemos claramente, si nos trasladamos a América Latina, el gran éxito de las religiones, es que las sectas evangélicas están muy relacionadas con esta capacidad de estas sectas por esos padres de familia descarriados, esas personas que se encuentran perdidas en un momento dado de su vida. Les orientan, les alejan del alcohol, del deseo, de todos esos elementos que los vinculan con el demonio, con el comunismo, y les sitúan en línea en principio consigo mismos y con una aproximación a Dios. ¿Qué es lo que hacen estas organizaciones? Básicamente, otorgarles un orden a estas personas en sus vidas. Darles unas normas para que orienten su forma de actuar y de pensar. No sé si ha sido lo suficientemente claro, espero haber respondido a todas las preguntas. ¿Alguna cuestión más que quiera plantearse? Bien, pues voy a despedirme. Muy bien, muchas gracias. Espero que en cualquier momento me comuniquen que no hay más preguntas. Ha sido un placer estar con todos ustedes. Yo estoy a su disposición para cualquier cuestión que quieran consultarme acerca de la obra, alguna duda que puedan tener. Yo actualmente soy profesor en el Departamento de Sociología 3 de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED. Soy accesible a través del correo electrónico. Pueden encontrar mi correo en mi página y también en la de la universidad. Insisto, ha sido un placer compartir estos minutos con ustedes. Y espero, si me comentan que están también trasladando la enhorabuena por la presentación. Insisto, me alegro mucho de que les haya gustado. Y les recuerdo que estoy a su disposición y para cualquier cuestión, a través del correo electrónico, soy accesible. Un placer y hasta siempre. Adiós.