Hola, buenas tardes. Vamos a dar comienzo a esta penúltima tutoría del curso. Hoy vamos a comentar el último de los temas, espacio 4, lugares un poco largos. Los vamos a dividir en dos tutorías porque es demasiado extenso. Para mí es muy importante este tema. Creo que ya habéis trabajado el tema de lugares y no lugares quizás transversalmente en otras asignaturas. Merece la pena que lo tengamos en él. Antes os voy a mostrar algunas pantallas que tenía del tema anterior, espacio 3, espacio y tiempo, que vimos la semana pasada. Para que veáis un poco, estamos hablando de espacio y tiempo. Habíamos hablado de tiempo estructural, el tiempo ligado a las estaciones ecológicas. Un ejemplo es el trabajo de los nubes del Sudán del que estuvimos hablando, que trabajó Evan Pritchard en los años 30 al 56, en África, ¿verdad? En este territorio neglótico del complejo de ganado, entre la etnia luer, que tenéis aquí. Esta foto está en el Peter Eber Museum, de la Universidad de Oxford. Aquí tenemos expresiones del tiempo en perspectiva intercultural, por ejemplo, un calendario balinés, la manera que tienen de representar el tiempo, las distintas formas de expresión del tiempo, estas culturas, y un calendario maya. Estos ejemplos salieron en el tema, pero no vimos la foto y por eso las pruebo. También un espacio ligado al tiempo en San Juan de Chamula, en Chiapas, que también hablamos de él en México, y luego el interior de un templo, este de San Juan de Chamula, con la visión que tienen ellos del espacio, de esto de lo que es una casa dedicada a la religión. Y pasamos ya al tema de hoy. Pasamos ya al tema que vamos a comentar en esta tutoría y en la próxima, el próximo martes, como última. Este texto, espacio 4, lugares. Lugares y no lugares. Lo primero es tener en cuenta que todo esto está sacado a quien le interese y quiera tener acceso al libro. Está en la obra de Mara Ollé, publicada en castellano en 1992, perdón, en 1992, en 1992, en 1992, en 1992, en 1992, en 1992, en 1992, en 1992, en 1998, en los originales de 1992. Y la obra se tituló Los no lugares, espacios del anonimato. Los no lugares, espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. En español apareció en 1998, publicado por Gediza. Para quien tenga interés en el texto, ahí va la referencia bibliográfica. Bien. Este tema nos lleva a reflexionar sobre estas dos categorías antropológicas tan importantes como son lugares y su opuesto, los no lugares. En primer lugar se abordan las utopías. Los lugares como la casa, la casa relacionada con la reclusión, las jerarquías, ¿verdad? La casa convertida en sujeto social. Luego, salimos de la puerta, salimos de la puerta, salimos de la puerta, salimos de la puerta, quedamos a la altura de la casa, nos enfrentamos a la calle y por la calle, llegamos a la plaza. En la plaza se celebra la fiesta. Y en la plaza se celebra también el mercado. Es eso lo que vamos a ver hoy. Y dejaremos para la próxima semana los temas dedicados a heterotopías, es decir, otras topías y utopías. Me refería al principio como Topías, perdón ¿eh? Lo que he dicho antes era Topías, lugares. Y dejaremos para la próxima semana, heterotopías, otros lugares y utopías, lugares imaginados, ¿verdad? Y entre ellos hablaremos de los lugares de la educación, la escuela, otros lugares para la educación, una nueva novedad, que se introdujo en el manual, un análisis en MacDonald, y los lugares de los muertos, las necrópolis, los cementerios. Con la cota a modo de resumen total de lo que es el manual. Esto, como digo, será la próxima semana. Hoy vamos a ver utopías, lugares, ¿de acuerdo? Lugares y no lugares. En primer lugar, importante la reflexión sobre el concepto de lugar, el concepto antropológico del lugar, ¿verdad? Desde un punto de vista antropológico, el lugar no sólo es un espacio, un asentamiento físico, un hábitat, sino que también incluye un espacio de relación entre los seres humanos que lo habitan, entre vivos y no vivos. Por lo tanto, una pertenencia compartida, imaginada como mutua, pertenecemos a un lugar, pero también el lugar nos pertenece. Pertenencia y diferencia respecto a los otros. Muchas veces los lugares son los vehículos de la vida. Los vehículos de la vida son los vehículos de expresión de la identidad. De tal manera que el lugar se convierte en un concepto simbólico del espacio, cargado de connotaciones. Por ello hablamos de un valor polisémico, distintos significados del término lugar. Lugar puede ser espacio físico, social, que lo es, residencial, de trabajo, de ocio, de encuentro político, del ritual, de la fiesta, del mercado, de la protesta, la reivindicación. Es percibido como unidad el lugar, como una comunidad imaginada, como las naciones también, las naciones, esas comunidades imaginadas. Lugar es un término no marcado, es un lugar, es un término general. Lugar es un lugar, incluye cualquier población. Con independencia de su tamaño. Es un término holístico, generalista. El lugar es un lugar imaginado como un espacio cerrado, como un espacio autosuficiente, definido, esencial, que quizás marca fronteras frente a los otros que no pertenecen al lugar. Muchas veces el lugar es un punto de tránsito, de transitividad. Percibido como que los cambios a nuestro lugar nos llegan de fuera, de los otros. De tal manera que el lugar actúa como una especie de frontera, simbólica o no, imaginaria, frontera, digamos, experimentada. Una especie de símbolo. Marc Augé, al que hemos citado, como autor de esta obra, ¿verdad?, de Lugares, cree, propone que la categoría... La categoría analítica del lugar antropológico y el concepto de no-lugar son categorías de peso en nuestra disciplina. Lugar antropológico. Y también su opuesto, el concepto de no-lugar antropológico. Las descripciones están basadas en trabajos etnológicos de sociedades indígenas nativas, concebidas estas sociedades como islas sociales que contienen espacios sociéticos. En realidad, lengua y cultura. Localismo y folclore. El lugar sería algo así como el refugio de la autenticidad, de lo propio del pueblo, de la esencia del alma del pueblo. Lo que en lengua anglosajona es folk y en lengua germana folk, club, ¿vale? Ese sería el lugar donde están contenidas las esencias de una sociedad frente a lo que no es un lugar que es lo de fuera. Tratos comunes de los lugares antropológicos según Mbatha-Huyeh. Los lugares antropológicos serían identificatorios. Primer rasgo. Los lugares antropológicos serían identificatorios. Referencias al lugar donde se vive, donde se reside. El cual, el lugar que incorporamos. Con marcas de espacio. Tiempo. Los cronotopos, de los que ya hemos hablado. Que se incorporan al lugar mediante periodos de residencia. Periodos temporales en los que se reside en un lugar. O también a través de la lengua. Incorporamos el lugar también a través del cronotopo, pero también de la lengua. O del vestido. O del ritual. O de las costumbres. Los lugares antropológicos identificatorios serían como señas de identidad cultural. De naturalización. Esto lo tenemos en la página 417. Otra segunda característica, rasgo común de los lugares antropológicos que son relacionales. Pueblos vecinos como primera referencia de distancia física y social. Diferencia de sexo. Género. De edad. De linaje. Que crean espacios particulares. Son relacionales porque los lugares son espacios de relación social. Donde transcurre nuestra vida cotidiana. Donde expresamos las creencias y los rituales. Por ello se puede unir topografía y creencias. Por ejemplo, los lugares de los antepasados. Seres sobrenaturales presentes en puntos determinados de trayectos de recorrido como hemos estudiado en otro capítulo de este mismo manual. Los lugares de los muertos. Los paisajes que se recorren. Los paisajes de los sueños. Y también, otro rasgo común, el tercero de los lugares antropológicos que propone Maranfi es que son lugares históricos. Los lugares antropológicos son identificatorios, relacionales, pero también históricos. Porque en el lugar vivimos la historia. Son espacios de relación social. Donde está nuestra memoria, la continuidad. Expresados en monumentos, en rituales, en discursos, en itinerarios, reencuentros, la memoria personal y la colectiva. Así que todo esto está expresado en los lugares en los que vivimos. En este sentido, los lugares serían cronopopos como proponía Barthín. Espacio y tiempo se enlazan. Lugares donde no sólo se está construyendo, sino que también se están creando. Lugares en los que realizamos y actualizamos la biografía personal y las ajenas. En el lugar se está. En el lugar se tiene identidad, se comparte la estancia y en el lugar nos reconoce como pertenecientes a él. La propuesta de Maranfi es que en los lugares no se puede estar solo. En los no-lugares se está solo. De ahí que se pueda estudiar como posibilidad una etnología de la soledad en los no-lugares. Vean el fragmento de Bar Auger de 1992, de la página 419, sobre los no-lugares de la sobremodernidad. Sin duda, los no-lugares también existen. Los no-lugares también existen. Otra propuesta es la ecuación de los no-lugares. Una sociedad, una cultura. Muy aceptada en nuestra disciplina la antropología, pero como dice nuestro manual, inadecuada. Esta propuesta que iguala lugar-sociedad-cultura responde a intereses sociopolíticos y está basada esta ecuación en la categoría de radicación. Tiene mucho que ver con jerarquías, naciones, estados y subterráneos. ¿Qué pasa con poblaciones que viven en fronteras? Los grupos transhumantes, temporeros, sociedades, soldados, pescadores, campos de refugiados… Son sociedades humanas para lo que el concepto de radicación no es relevante en su experiencia vital. Por ejemplo, la diáspora, inicialmente aplicada al pueblo judío, se ha convertido en una sociedad de la vida. En España nos dieron los sefardíes, pero es un fenómeno mundial, que es un aspecto ya ligado a la globalización, la diáspora de pueblo, continuo y diario. De aquí el paso de la pureza de espíritu nacional, el folgeis, esa ecuación lugar-sociedad-cultura, al multiculturalismo. La ecuación lugar-sociedad-cultura está muy radicada en el folgeis, en el espíritu nacional. Y de ahí se ha pasado, como sabemos, al multiculturalismo. Seguimos con el concepto de radicación, la identidad cultural que trata de recrearse en los nuevos espacios de acogida. El desplazamiento, el cosmopolitismo, como estilos de vida que asumen ya no un lugar, una lengua, una cultura, sino asumen que el lugar ya es la tierra. Por lo tanto, este concepto de radicación lo tenemos en cuenta. Porque el lugar es un espacio de tránsito multi e intercultural. Hace ya tiempo que no vale la ecuación un lugar, una sociedad, una cultura. Posiblemente desde hace siglos. De ahí que vayamos a la deconstrucción de esa ecuación de la que estamos hablando, un lugar, una sociedad, una cultura. Porque el lugar no es un espacio singular. singular delimitado. Es algo más. La cultura no es un todo orgánicamente tramado, como hemos estudiado, y la sociedad no tiene esa fuerza cohesiva que suponía en Hilderheim cuando hablaba de la solidaridad mecánica, orgánica. El lugar puede ser múltiple y no singular, incluso sin límites. La cultura puede ser híbrida, ya lo ha manifestado Néstor García Cantini, y la sociedad se desmenuza en grupos de individuos, de personas. Se trataría entonces que en vez de espacios primordiales, los lugares, espacios desconectados, los lugares serían espacios jerárquicamente interconectados. El cambio cultural no se explica por contacto entre culturas, sino por diferencias establecidas a través de la conexión de esos espacios jerárquicamente interconectados. Por ejemplo, el colonialismo y el paso a un nuevo dominio del capitalismo a través de multinacionales, agencias internacionales, estados o sociedades poderosos y su continuación. Sin embargo, para los nativos aún son relevantes los conceptos de sociedad-cultura-espacio. En otras culturas, los conceptos de cultura-espacio un poco distintas a las nuestras, aún son muy relevantes el concepto de sociedad-cultura-espacio, incluso lengua. Se podría añadir incluso lengua. La diferencia cultural se suele asociar a la distancia, a la separación, al aislamiento, pero no cabe duda y lo vivimos día a día que la diferencia cultural ocurre en un espacio interconectado continuo, en el aquí y ahora, porque nuestros espacios están en un espacio interconectado continuo, en el aquí y ahora, y nuestros espacios están atravesados por relaciones económicas y políticas de desigualdad. Con lo cual, la diferencia cultural está asentada no en la separación, sino en nuestro espacio diario, en nuestro cronotopo diario. La antropología ya desligó la cultura de la raza por los problemas que vivía, la desnaturalizó, pues la raza era un concepto manipulable ideológicamente. Ahora, nuestra disciplina tendría que desnaturalizar la cultura de la cultura, desligándola del espacio y del lugar. La cultura no está sometida a un espacio y al lugar. El espacio, el lugar, el territorio se forman, se construyen, se reconstruyen. Es un eterno cambio, ¿verdad? Apadurai hablaba del encarcelamiento espacial de los nativos, propiciado por esas concesiones del lugar antropológico. Hablaba de zonificar la pobreza, de guetizarla. Jun Apadurai. Hablamos del proceso de desterritorialización y re-territorialización. Procesos continuos de vaciado, de rellenado, de redefinición de límites, de fronteras, de configuraciones internas. En todos estos procesos no están ausentes las relaciones de poder, por supuesto. Las Españas vaciadas. Los territorios vaciados. Así como el celo en el control del espacio, de las fronteras. Los nuevos espacios y los lugares de entidad virtual, hay que tenerlo en cuenta también, asociados a la tecnología. Lugares artificiales en la red, pero que reproducen los conceptos de espacio físico, donde hay una ilimitada libertad de movimiento. Sin duda estos espacios virtuales son nuevos espacios, nuevos espacios, nuevos espacios, nuevos espacios, nuevos espacios, nuevos lugares para ejercer etnografía. Pasamos ahora a Topías. Vamos a desarrollar el concepto Topías. Lo tenemos en la página 422. Bien, Topías, la primera cita del texto es una reflexión de Foucault sobre el espacio y el lugar, que data nada más y nada menos de 1967. La cita es de 1984 y, por lo tanto, es anterior al texto de Barber. Ya Foucault aquí hace una crítica a la sacralización del espacio en las sociedades contemporáneas. El espacio como ordenador de la vida. Los espacios nos vienen dados. Aprendemos a realizar nuestra vida en los lugares adecuados. Tanto espacio heterogéneo, constituido por relaciones, los lugares. Frente a las Topías estarían las Cuntopías, los lugares irreales. Lugares que no existen, ni imaginables. Y también las heterotopías, reales, existen, pero concebidas estas heterotopías como contralugares. Heterotopías localizadas fuera del lugar antropológico. Todo esto se debe a Foucault. Bien. Las características básicas de las Topías, según Foucault, de los lugares comunes, es que son normales, reales y comunes. Son literalmente tópicas. Lo que se prevé que suceda en ese lugar. Lo normal en ese lugar. Lo esperable en ese lugar. Esas serían las Topías que son, por lo tanto, tópicas. Y serían lugares normales y normalizados, adecuados, habituales, para desarrollar ciertas patas de acción dentro de límites. Por lo que lo de fuera, en estos lugares normales, lo de fuera se percibe como diferente. Por lo tanto, estos lugares normales, estas Topías son lugares convencionales, aceptados con consenso. Tópicos, por lo tanto. También, estas Topías son lugares reales y reales. Estas Topías son lugares reales, realistas. Dan sentido a la realidad. Con perfiles muy definidos y claros, y consensuados. ¿Verdad? Es decir, son lugares comunes. La experiencia de localidad es común, compartida. Parece como si fuera de estos lugares tópicos, estaríamos como aislados. Son lugares apropiados y propios. Lo de dentro es propio. Lo de fuera ajeno. De aquí se pasa a la hipnografía y espacio. El espacio como vía de entrada. De acceso al conocimiento. La cultura. Mediante la presentación de lugares comunes, las Topías. Esto se ha trabajado en muchos estudios hipnográficos que veremos ahora. Fíjense que las monografías clásicas progresan desde el espacio, entran por el espacio, el espacio común, los lugares comunes, las Topías, entran por el espacio hasta abrirse paso en aspectos como la economía, la vida social, la vida política, el poder, lo ritual. Las creencias, la religión. Fíjense las monografías de los Núe sobre el ganado entrando a través del espacio ecológico, entre los Xiluitx, entre los Huakiultx, ergonautas del Pacífico occidental. Reflexiones del trabajo de Campos Marruecos, de Paul Rabinow, por ejemplo, progresan desde el espacio. En el caso de Rabinow, desde la aldea, desde el atlas parroquí. Ello parece implicar la idea de que el espacio sería la base material, alejada de las representaciones simbólicas. Sin embargo, las utopías y las heterotopías no están alejadas del carácter simbólico, están cargadas del simbólico. Finaliza este epígrafe en la página 424 con Espacio y Tiempo y Relaciones Sociales. Las relaciones entre estructuras arquitectónicas, espacios y estructuras sociales, lugares. Vean el cuadro de la página 424 en el que se muestran este tipo de relaciones entre estructuras arquitectónicas, por ejemplo una casa, y estructuras sociales. Es muy interesante. Se habla del tamaño de las sustancias, que puede ser un indicador del tamaño de la población y todos los factores. Las formas rectangulares, como son las casas de los ricos. Los propósitos simbólicos, las formas de construcción, la decoración interior. Todo ello crea un mundo que se construye a través del espacio arquitectónico, un espacio simbólico sometido a jerarquías sociales. Pasemos ahora a ver la casa. Uno de los estudios. Hablamos de lugares y ahora vemos a un lugar. La casa. Se basa este análisis en un estudio de Bourdieu. En 1971, sobre la organización del espacio doméstico en una casa de rever. Los objetos y las actividades también forman parte del sistema simbólico, no sólo la arquitectura. La casa de rever con el simbolismo asociado a la parte oscura y a la parte iluminada. La distribución de los espacios con el simbolismo asociado. Aquí se analizan oposiciones tales como humanos-animales. Lugar del fuego, lugar del agua. Arriba y abajo. Lugares del día y de la noche. El símbolo masculino, la vida. El femenino, el tronco, el gorro. La vida privada dentro de la mujer, pública fuera del hombre. El concepto del honor, el haram. Por tanto, la casa y sus objetos y actividades como un microcosmo cargado de simbolismo. Con dos sistemas en orden. La exposición según los puntos de vista masculino y femenino. También se atiende aquí la orientación del frente de la casa hacia el este. Lo que hace que los movimientos en su interior vayan del este al oeste. De donde nace la luz a donde muere. Los lugares comunes en las casas de rever son espacios organizados y cargados de sentido. Topías como microcosmos. No son sólo lugares físicos, sino construcciones culturales. Lugares densos que contribuyen a la vida social. Otra lectura del trabajo de Bourdieu desde la perspectiva de género. Desde la sensibilidad feminista que denuncia la reclusión de la mujer. Es una lectura inversa. El espacio jerarquizado traduce la subordinación de la mujer que está confinada. La jerarquía se ejerce sobre el espacio. La reclusión dentro es un control del espacio. Que implica subordinación. Que implica poder. Otro ejemplo. Este es mío. Sobre la casa. No está en el manual. Lo he sacado de un estudio al que ya me he referido en otras sesiones. Un estudio de Julio Carlos Baroja. Estudios saharianos. Un trabajo de campo de 1953. Sobre las cambias saharianas y la organización del espacio. En una jaia. Una tienda. Leo aquí un poco lo que dice. Bueno, aquí tenemos espacios. La estación de Atocha de Madrid. Y el aeropuerto de Nueva York, por ejemplo. Espacio estupendo. Y aquí una casa de revés. Matmata en Túnez. Hecha especialmente para recluir a la mujer en un parque interior. Aislada del mundo exterior. Este es el interior de una casa de revés. En Rizani, Marruecos Oriental. La Atlas. La casa Hausa. Con el concepto de chule. De reclusión. Cerrada a la vista exterior. Y el interior de la casa Hausa. Bien, seguimos. Decía que la tienda sahariana Jaime. Que está hecha de pelo de cabra. De camello. Dentro hay un orden del espacio. Las mujeres no están junto a los huéspedes. Los hijos están separados de los mayores. El eje lo traza a la avenia. Una tele interior. A un lado de la tienda está el matrimonio. Al otro los demás habitantes. Los pastores. Muchachos. Negros. Invitados. Es inadecuado sorprender a los habitantes de una tienda. Sin avisar antes. La tienda está dispuesta en cuanto a los usos domésticos. A la izquierda está la parte usada por las mujeres. Ahí están los útiles domésticos. El fuego está a la izquierda. A la izquierda de la tienda. Se tiene como mal agüero sacar las brasas del fuego del propio hogar. No hay que sacarlas. Podrían las camellas no quedar pregneadas. Por lo tanto el fuego tiene un significado simbólico. Las mujeres trabajan la cebada, la molteca. Se sirven la comida en una bandeja de madera. El té y el azúcar son guardados bajo llaves por el cabeza de familia. Por lo importado que tienen. Y el cabeza es el que dispone lo que sea de comer. O que animal sea de matar. Vamos ahora con caza y reclusión. 429 La reclusión femenina, el concepto de Qil. Reclusión islámica, guardar bajo llaves. De las mujeres casadas y la arquitectura doméstica hausa que hemos visto. Los hausas son una etnia africana de Nigeria y Níger. Una sociedad polejímica. Qile es signo de estatus. Mantener a la mujer cerrada. Es honorable. Es respetabilidad, identidad. Porque recluir es sinónimo de no dependencia de la mujer del trabajo. Lo que implica una buena posición económica del marido. Y eleva su prestigio social. Por lo tanto un mundo diferente para hombres y para mujeres. Con ritos de paso y fiestas separadas. Las construcciones domésticas y la distribución de habitaciones en torno a un patio interior. De ahí la importancia de esa pared exterior. Sin ventanas. Que actúa a modo de defensa y privacidad. Por lo tanto es una arquitectura concebida para la reclusión. Una reclusión física y también ideológica. Es lo que conlleva el concepto de Qile. Esta noción hausa de Qile muestra que los lugares comunes están constituidos por nociones morales y religiosas. Y también por intereses económicos y sociales. Reclusión es dar realidad física a la ideología Qile. Reclusión que es control de la sexualidad. Custodia del honor, del haram. La metáfora de la llave implica una sexualidad femenina controlada. Al igual que en otras sociedades tradicionales del Mediterráneo. Como ya puso de manifiesto Per Ishtari en 1968. Otro ejemplo etnográfico sobre casa y reclusión es de los Tuareg del Níger. Las casas son de las mujeres. Residencia úrsula y local. Nomadismo asociado al parentesco matrilineal. Viviendas de las mujeres de familia existencia. Mientras los hombres estaban en la temporada de caravanas, las mujeres interactuaban más. De ahí la matrifocalidad. Con el retorno de los varones a los poblados cuando se abandona el tiempo de caravana. Se vuelve a la matrifocalidad y a la vida cultural. Con la modernidad y el progresivo abandono del nomadismo. Las tiendas se han ido sustituyendo por casas de adobe. Que implica algo más de sedentarismo. Y ha pasado la propiedad a los varones. En detrimento de la matrifocalidad hay un auge de la patrifocalidad. Pasemos ahora al amígate en la casa como sujeto social. Asociación aquí y ahora de lugar y biografía. Lugar y linaje. Se traslada a la casa el nombre de las personas. Del linaje. Áreas del norte de España en las que las casas tienen nombres. Y las personas que las ocupan lo reciben de ellas. En el caso vasco mediante los sufijos en o enea. Que la traducción sería lugar de. Ajuriaenea. Lugar de los achulli. Vean el texto de Julio Caro Baroja del año 1944. En la página 433. Donde nos habla de las casas con nombre. ¿Verdad? Itzea. En Garzate. En Ilecuea. Vean esos nombres. Esos topónimos. Esos nombres de las casas. La oración de casa. Casoa. ¿Verdad? Incluye mucho más que las edificaciones. Tienen un valor fundacional. En Galicia esto lo trabajó Carmelo Eissón. Antropólogo. Farecido hace unos años. Lo trabajó en 1974. Aquí indaga Eissón. Y averiguó que la casa en estos micro mundos. Micro fundismos. Vinifundismos. Los vinifundios gallegos. La casa es la propiedad agrícola ganadera y el espacio político. Donde están los subseres, las fincas. Más el linaje y la familia. Incluso ahí se podría hablar de una ideología dracónica. En la que hay una identificación entre matrimonio, lugar y descendencia. Vean la página 434. En este contexto hay que hablar de la figura del mejorado de la mejorada. Con un compromiso familiar. Muchas veces en el rol que cumplen las hijas y también las que vienen de fuera. Las dueras. O los yernos en casa ajena. En el caso de la patrifocalidad y matrifocalidad. El llegado se somete al sometimiento de la casa, subordinación, renuncia y ideología. Con un sentido de unidad e indivisibilidad. El mejorado por el mejorado. La hija o la nuera. El yerno o el hijo. La casa como unidad de trabajo y de consumo. Son espacios interiores y exteriores con rituales de límites. Que implican un concepto de autosuficiencia. También de abandono. Se habla de ritos de protección de las casas cuando se construyen. Mediante sacrificios, alimentos, amuletos, vegetales, nacimientos, bendiciones. La organización interna indica división de espacios. Muchas veces división sexual. O división por edades, por generación. Es decir, jerarquización. Y en estos ritos de protección hay que hablar de ritos de nacimiento y de muerte. También el rito de las llaves. Como símbolo en manos femeninas más que masculina. Símbolo de la propiedad, del cambio generacional. Los rezos del rosario o del ángelus. Con una posición diferencial. Todo esto se encuentra grabado en los escudos heránicos. En los que están los símbolos. De la herencia recibida y que hay que transmitir. Hemos hablado de ritualidad en la ocupación de las casas. Espacios más simbólicos de la casa. Serían el lar, el hogar. El espacio del fuego. O el eje central del lugar común de la casa. Ya hemos hablado de que hay división sexual. Por edades manifestadas en el espacio. Y en las jerarquías de las posesiones relativas. Quién ocupa cada espacio de la casa. Arriba, abajo, derecha, izquierda, detrás, delante. En un estudio de campo llevado a cabo en Portugal. Se puso de manifiesto los conceptos de casa. Casa y comensalidad. Lo tenemos en la página 440. Comer juntos. Es el concepto antropológico de casa. Casa es los que comen juntos. Los que comparten pan y fuego del hogar. Y también la casa, el papel preponderante de la mujer. Y la casa como lugar de la reproducción. El simbolismo asociado de amasar el pan. Y la manera asociada del clave religioso a la hostia. A la misa. A la sacralidad del pan. Y también la asociación simbólica de amasar el pan. Y la construcción de la sexualidad continuada con la reproducción. La división de las casas campesinas en espacios de día. Espacios para la cocina, comer, trabajar y espacios de noche. Para dormir. En plantas diferentes. La división del espacio interior. También es interesante. Al frente la parte noble. Y atrás, en la trasera, la cocina y las actividades asociadas. En los espacios del centro. La fallada exterior trata de demostrar la riqueza de la familia burguesa. Y llevarla a la calle. Hay una correlación entre complejidad y estratificación social. Y una mayor división y especificidad en las construcciones. Finalizamos con la intimidad de la casa moderna. En contraste con la casa rural. Ambientes de dominio individual. Con influencia del concepto de individuo en la modernidad. En las sociedades tradicionales no existe una noción tan definida de intimidad individual. La casa es compartida. No hay una clara separación de espacios. En cambio, en los hogares multipersonales. En las sociedades modernas. Construimos unos espacios mucho más individuales, personales. Que conlleva que se convierten en espacios de soledad. De modernidad. Evidentemente asociados a las nuevas tecnologías donde no queremos que nos molesten. Y a una reclusión deseada. Pero que va en la línea de la poca sociabilidad. Pasamos ahora a la calle. La calle. Lugares comunes en una tropía. La calle es una ampliación de la casa. La calle, de la casa pasamos a la calle. Al barrio. A la parroquia. Al pueblo. A la comarca. A la provincia. A la región. Aunque estos lugares comunes, tropías, se focalizan en torno a un mundo. Y ya como hemos dicho antes. Se definen por los límites. Porque como decíamos antes. Los lugares son lugares relacionales. La casa no es universal. Ojo. Es un lugar común en las culturas humanas. Pero no es universal. En las sociedades de banda y aldea. Las unidades de residencia son casas. Y a la vez poblados. En las sociedades de banda y aldea. El lugar básico más que la casa es el poblado. El concepto del poblado. Veamos la distribución espacial de las casas en una aldea morón. Que son etnia de pastores nómada del Sahel. En Míger, Nigeria. Los espacios vacíos. Lugares antropológicos entre casas. ¿No debería ser un espacio vacío? No. En esta etnia de pastores estas casas son espacios de relación. Las relaciones sociales se espacializan en esos lugares entre las chozas. El lugar casa. El poblado es relacional. Como hemos dicho. El poblado. Aquí tenemos casas con sentido antropológico. El caserío vasco. Un castillo paso. El pambre. Un palo de rey. El lugo. Estamos ahora trabajando el concepto calle. ¿Verdad? Los lugares comunes exteriores a la casa concebidos como contrastes con la casa. El campo. El barrio. El pueblo. La calle. La plaza. Los espacios adquieren una condición moral. Otro ejemplo etnográfico en la calle. En un pueblo de la Serranía de la Ronda. Casa Ragonela. En la provincia de Málaga. Y aquí se incluye el concepto de vecindario. Adscrito a la calle. El vecindario sería algo así como una extensión de la casa. El lugar de interacción de las mujeres. En época de trabajo campesino y rural, en la migración, las mujeres quedaban solas y salían a conversar a la calle. La puerta, el portal. Sobre todo en las noches de verano. Calorosa en el sur. Calle y jerarquización social. Barrios y estatuas. Como el caso de Grazalema. Calles y casonas nobles abajo. Y a medida que se sube en el pueblo, las casas van siendo más unidas. Aquí tenemos un concepto de casa en Grazalema. Casonas nobles en la parte baja del pueblo. ¿De acuerdo? Casas cuevas, insostenibles a las bodegas. Adaptadas al espacio. Casas cuevas. Insostenibles en la provincia de Cádiz también. El concepto plaza en Grazalema. La plaza central. La plaza del pueblo. O el mercado. El mercado de Fontán, en Oviedo. Brasil. El concepto es casa-calle-campo. Casa o rua sería la calle mata-campo. La casa, símbolo de la clase terrateniente y caciquil. La calle o rua de la modernidad y el desarrollo urbano del XIX. La calle de la igualdad, de la constitución. Por lo tanto, existe una oposición en términos jerárquicos. Calle-casa. Matutos. Fidalgos. Matutos, no gente. Fidalgos, gente. Shepard Hughes, en los años 91-97, habla de otra oposición. Calle-campo o rua-mata. Los fidalgos o gente fina en la rua frente a los matutos en la mata peyorativo del campo. Rúa-calle tiene para estos un sentido de libertad, de modernidad, de liberación de la actitud. Y estos, los matutos, serían invisibles en la ciudad, en la rua. Esto nos lleva a hablar de los niños de la calle, los meninos de la rua, que implican conceptos tales como marginación, inseguridad, niños sin casa o niños en los que sus casas son las calles. Se distingue entre niños en la calle y los niños de la calle. Una matización social relevante. Los niños sin casa, de la calle, son menos que nadie. Calle o uhua, identificada con pobreza y violencia, como en Sao Paulo, el Recife, con la economía informal. Esos niños van a la calle porque temen a los reformatorios. Se habla de casos, de relatos de desapariciones vinculados con las adopciones, entre comillas, de niños de la calle. Adopciones facilitadas por instituciones que están vinculadas con los niños. El tráfico clandestino de niños y el tráfico clandestino de órganos. Esto nos lleva a las favelas, ¿verdad? Las favelas de Brasil, de Rio de Janeiro y de las grandes ciudades. Pasamos al concepto de plaza. Ya hemos visto fotos de plazas en Grazalema, ¿verdad? La plaza o el mercado. La plaza en Mesoamérica, en América Central. Una necesidad urbanística que surge de forma independiente a la colonización española. Por ejemplo. Ya existían plazas en América Central antes de la llegada de los españoles. Por ejemplo, el caso de Tecnochitlán o en Cusco. Nahua y Maña ya construyeron grandes plazas ante los templos para actos ceremoniales. Viviendas del aire de gobernantes para celebración del mercado. Surgen de forma independiente al concepto de la plaza colonial llevada por los conquistadores. Así ya lo observa el cultista de India, Hernán Díaz del Castillo. La plaza entendida como patrimonio cultural y material. Ejemplo de la Yemá y Siná de Marrakech. Yemá y Siná. Símbolo de la ciudad y de las relaciones sociales. Símbolo también de la oralidad. Dos aspectos de la plaza. En primer lugar, son espacios centrales de la población donde se manifiesta el poder. La arquitectura, los edificios. Por lo tanto, entendida como una producción social. Un espacio social del espacio. Como manifestó Lefebvre. Donde se manifiestan la ideología, la economía, la sociedad. Un mundo a escala. Un espacio socialmente construido. Una construcción social. La plaza sería una representación de la ciudad. De su sociedad. O el caso de la plaza del Parque Central en San José de Costa Rica. El espacio de las clases pudientes. Luego retomado para toda la población. Las plazas se especializan en tipos de público. Se pueden convertir en espacios marginales. Especializados en el tipo de público. Pero lo cual no cabe duda de que la plaza retiene su valor del lugar común. Donde todo el mundo se encuentra. Una especie de ficción. Aunque cada plaza tiene su público especializado. La plaza ofrece una doble imagen. Un lugar espacial. Arquitectónico o ambiental. Sociedad. Funciones. Hierarquía. Donde la gente se espacializa. Y donde la cultura se espacializa. Plaza y mercado. Plaza donde ocurre la distribución y redistribución de bienes. El flujo. Las manifestaciones políticas. El Zócalo de México. La plaza en Madrid. La plaza de los Iberes. Son lugares simbólicos que se refieren a la totalidad social. Son espacios de la gloria. La gloria nacional. Las fiestas mayores. Políticas. Las fiestas del ceremonial. Veamos los casos en España. Nuestras plazas mayores. Como tenemos en la página 452. De ahí que podamos hablar de la plaza y las fiestas. El último de los epígrafes de esta parte es justo con el mercado. Plaza y mercado. Plaza y la fiesta. Ejemplo en Italia. O plaza y mercado. Ejemplo en España. Los mercados como construcciones sociales. Que fueron el origen de muchas plazas. Donde ubicar el mercado en la plaza del pueblo. Lugares económicos, relacional, social. Flujo de bienes y personas. Donde se conectaba el campo con la ciudad. Redes densas de relaciones sociales. El mercado como Rueda de Kejira es un ejemplo geográfico suministrado por Yehl en los mercados hindúes. Con un sentido radial, concéntrico, iberillo, simbólico. Relacionado con el sistema de castas trabajado por Dumont. Refleja que el mercado en el mundo hindú es una relación social propia del mundo al que pertenece. No cabe duda de que son espacios para la compra-venta. Mercados de ganado, de los tratos, de los cornos. Donde la cultura es espacializada. Y se podría hablar de una socialización del espacio. En Cádiz, nuestra ciudad a la plaza la llamamos plaza. Plaza y mercado. Cuando decimos en Cádiz vamos a la plaza, decimos que vamos al mercado. Y no plaza en el sentido de la palabra del espacio de reunión. Con lo cual, en Cádiz, plaza tiene dos valores. La plaza del pueblo. La plaza del ayuntamiento. Pero también el mercado. Eso es un aspecto interesante de la ciudad de Cádiz. Quizás suceda en otras ciudades. Pero yo lo constato en Cádiz y en algunas ciudades de la Bahía. La plaza doble sentido. Dejamos de utopías y utopías para la próxima sesión. Tenemos aquí la plaza y el mercado. La escuela inglesa, ¿verdad? Esto ya lo veremos en la próxima sesión. Nada más, buenas tardes. Espero que les haya sido de utilidad la tutoría.