No lo sé. Mejor los micros apagamos. ¿Puedes empezar? Sí, sí, sí. ¿Estos son los que... Bueno, buenas tardes. En primer lugar, me gustaría expresar mi agradecimiento por la invitación a la directora del curso, Teresa Oñate y Zubia, y a las coordinadoras, Patricia Fernández y Olga Comendillón, a la Cátedra de Cridia, al Centro Asociado de Málaga, y también trasladarles a todos ellos mi enhorabuena por el programa y la elección de un tema tan sugerente como el del arte, el espacio y el lenguaje. Este curso es un evento importante, no solo para los alumnos y alumnas, sino también para los profesores e investigadores, porque los cursos y seminarios de la Cátedra de Cridia... ...se caracterizan por un fuerte contenido de debate e interdisciplinariedad. Y esto es algo que siempre contribuye a los resultados de cualquier investigación filosófica. Los cursos de la profesora Teresa Oñate y de la Cátedra de Cridia siempre son muy intensivos, siempre son interdisciplinares, y siempre son seminarios de investigación, y en este sentido me parece un privilegio participar aquí como ponente, pero también es un placer. Es un placer, es un privilegio participar como alumno, como asistente, así que enhorabuena a todos los que han elegido acompañarnos, porque van a aprender cosas. No se les va a recitar ningún catecismo, sino que se les va a lanzar ideas, y la misión de este curso no es que la gente se vaya de aquí con una doctrina, corrígeme Teresa, por favor, si me equivoco, sino que se vayan pensando y haciendo preguntas. Las preguntas siempre son más importantes que las respuestas. Y, por consiguiente, quiero empezar señalando que lo que voy a exponer aquí es el resultado de mi investigación. Es una hipótesis de trabajo que he desarrollado a partir de varios proyectos de investigación y que ahora está en curso en mi estancia en la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, y es una interpretación que tiene que ver con lo que Catherine Baird llamó ritualización del espacio, y que tiene que ver con una nueva lectura del Proemio de Parménides, que está fundamentada en la premisa de la Universidad de Madrid, en la premisa de que el poema no fue compuesto para ser leído. En ese contexto histórico no existía todavía el mercado de libros ni los lectores de libros, esto vendría después de Parménides, empezaría a ocurrir un poco con Anaxágoras, pero es algo posterior. En el momento histórico en que se interpreta el Poema de Parménides ni siquiera podemos hablar de oyentes, que sería la hipótesis de la cultura oral, sino de espectadores. El himno de Parménides, de acuerdo a esta hipótesis, fue compuesto para ser visto, ni siquiera para ser escuchado, sino para ser visto. Ningún intento de interpretación del Proemio de Parménides ha conseguido zanjar la controversia entre los partidarios de la anábasis y la catábasis, de manera que la orientación del viaje del narrador hacia la luz o hacia la noche sigue siendo un asunto tan problemático como lo era a principios del siglo XX. La posibilidad para acercar el debate constituye una poderosa señal no sólo de que necesitamos mirar al contexto, tanto como al texto, sino de que la pieza clave para la interpretación de este contexto es el ritual. Y esto por una razón. Los estudios del ritual y el mito han descubierto en las últimas décadas que la simple idea del reflejo o la complementariedad no es suficiente para describir la compleja relación entre el ritual y el mito. Más que reflejarse o complementarse el uno al otro, lo que realmente hacen es interactuar constantemente entre sí y con el medio que les rodea, produciendo en cada ocasión un sentido del que carecen en otros contextos o cuando están por separado. No sólo necesitamos al ritual para comprender al mito y al mito para comprender al ritual, sino que necesitamos verlos actuando juntos, una conclusión que encaja perfectamente con los problemas de interpretación del Proemio de Parménides. Cuando nos encontramos, ante un conjunto de ritual y mito, intentar acceder al sentido del texto aislado de su contexto es una tarea tan impracticable como intentar encajar las piezas de un rompecabezas en una habitación con la luz apagada. Para leer el Proemio de Parménides necesitamos una mirada interdisciplinar y aquí no sobra ninguna herramienta, desde los estudios del ritual y el mito, al pensamiento topográfico, la historia cultural o la hermenéutica filosófica. Pero si el Hino de Parménides, fue compuesto para ser interpretado oralmente, la clave del uso de todas estas herramientas es acceder al contexto de la representación. Esto no resulta fácil, fundamentalmente porque intentar reconstruir el contexto de un ritual con la única ayuda de los fragmentos de un texto implica un alto riesgo de aleatoriedad. Imaginemos, por ejemplo, que alguien intentara reconstruir la ceremonia de la Eucaristía a partir de los fragmentos de uno de los cantos litúrgicos que se interpretan en ella. Estos cantos son parte de la ceremonia, pero a partir de ellos no es posible deducir los gestos, las palabras y las acciones del ritual. Por suerte, hay otra manera de acceder al contexto de la representación y es la posibilidad de que el texto fuera utilizado en algún festival que siguiera un modelo de ritual y mito que ya conocemos por otras fuentes. Esto resulta bastante probable porque tanto los testimonios como los restos arqueológicos del complejo de la Ínsula II de Velia relacionan a Parménides con la institución de las leyes cívicas de su ciudad y estas leyes se sancionaban a través de la institución de festivales religiosos que a menudo tomaban como modelo los festivales que se celebraban en sus ciudades de origen o en los grandes santuarios panhelénicos. Y en el caso del himno de Parménides tanto el contenido de los propios fragmentos como el resultado de las excavaciones y los contextos cultural, político y religioso encajan perfectamente con el festival de la teofanía de Apolo que todos los años se celebraba en el santuario de Delfos. En este festival se celebraba la llegada de Apolo del país de los Hiperbóreos una escena que estaba representada en el frontón este del templo de Apolo. Lo que describe el poemio de Parménides no es por tanto ni una anábasis ni una catábasis sino una llegada o una epidemia que en griego era como designaba a las llegadas, a las manifestaciones de los dioses a las teofanías una llegada. Hay muchos aspectos novedosos en esta interpretación entre otros que el narrador del himno de Parménides no es Parménides, ni siquiera un mortal sino Apolo. La voz narrativa no es la de Parménides sino la de Apolo. O que las muchachas helíades no son las famosas hermanas de Faetón que no eran tan famosas en la época de Parménides sino las Joraib o Estaciones es decir, las muchachas del sol. O que la diosa que recibe al narrador en realidad es la musa Calíope la misma musa que recibe a Empédocles en el himno de las purificaciones. Muchas ciudades instituyeron sus festivales mirando a Delfos. Pero en este momento histórico el santuario se había convertido en el gran escaparate de la agenda política de Atenas y es improbable que esta agenda no tuviera ninguna influencia en la decisión de Elea de instituir un festival que recortase su distancia no solo con el santuario de Delfos sino también con la atmósfera política y religiosa del imperio ateniense. Me escucharán hablar a lo largo de mi conferencia de Velia y Elea Velia es el nombre romano que adquirió la antigua ciudad de Elea. La relación de Parménides con Apolo y con el festival de la Teofanía resulta consistente con los hallazgos arqueológicos del complejo de la insula 2 de Velia. Este complejo se construyó en el último cuarto del siglo I antes de nuestra era y desde el inicio de las excavaciones la discusión sobre su función y significado ha estado condicionada por el hallazgo de cerca de 30 estelas de mármol y esculturas fragmentarias que tuvieron que ser depositadas allí a lo largo del siglo I y principios del siglo II de nuestra era. Muchos especialistas están de acuerdo en que algunas de estas piezas formaron parte de una galería conmemorativa encargada por una familia o asociación de médicos que remontaba su origen a Parménides y la antigua Elea. Se trata de un conjunto de inscripciones y esculturas que rinden tributo a una serie de personajes llamados ulis de los que se indica el nombre del padre, dos actividades que tuvieron que desempeñar y una fecha. Hay también una escultura y una inscripción dedicadas a Parménides que, dado que no están fechadas, se consideran el origen de la serie histórica. Esta inscripción incluye el nombre de Parménides, el patronímico, hijo de Pires, la palabra uliades, habitualmente un antropónimo y, por otro lado, las esculturas dedicadas a la dinastía Julio-Claudia y una cabeza de Apolo que representa claramente el modelo de Apolo citarodos. En resumen podemos decir que cinco siglos después de Parménides una prominente familia de médicos de su ciudad natal promovió la construcción de un complejo en el que se rendía tributo a una serie de personajes que habían ejercido la medicina y lo que posiblemente constituyó el culto de Apolo y que remontaba en su origen hasta el propio Parménides. Conviene que pasemos ahora a la lectura del porremio. He señalado en rojo tres expresiones que es importante retener y sobre las que volveré más adelante. Haré una lectura rápida, pero conviene que recordemos el porremio. Las yeguas que me llevan tan lejos como el ánimo pudiera alcanzar me conducían, pues guiándome me dirigieron hacia el camino de múltiples palabras de la divinidad el cual, otra vez de vuelta allá lleva al hombre que sabe todas las cosas. Allí era llevado, pues por él me llevaban las muy hábiles yeguas que tiraban del carro y las muchachas que delante mostraban el camino. El eje en los cubos producía el silbido de una siringa. Echaba fuego, pues estaba fuertemente apretado por dos ruedas que giraban como remolinos a uno y otro lado las muchachas del sol tras haber dejado atrás la morada de la noche hacia la luz, tras haberse quitado con las manos los velos de sus cabezas. Allí está la puerta de los itinerarios de la noche y del día y un dintel y un umbral de piedra la enmarca por ambos lados. Situada en el éter, llena el vano con grandes portones y las llaves que se alternan las tiene dique de múltiples castigos. Las muchachas, apaciguándola con suaves palabras, la convencieron para que la barra que cerraba las puertas rápidamente empujara. Y de los portones un amplio hueco hicieron al abrirse, una vez que los muy broncíneos ejes giraron en sus quicios uno detrás de otro, ajustados con clavijas y remaches. Allí a través de ellas las muchachas mantuvieron derecho el carro y las yeguas por el camino. Y la diosa me recibió de nébola con su mano, mi mano derecha tomó y dijo estas palabras dirigiéndose a mí Oh joven compañero de origas inmortales, que con las yeguas que te llevan has llegado a nuestra morada salud, pues no es un mal destino quien te ha empujado a tomar este camino, que en verdad está alejado del paso de los hombres. Sinocenis y dique es preciso que aprendas todo. El poemio sigue cuatro líneas más. Pero ahora que tenemos en la retina la descripción del viaje del narrador, llegada en un carro conducido por yeguas el camino de la divinidad las muchachas del sol que salen a su encuentro la orientación hacia la luz el paso a través de la puerta de los itinerarios de la noche y del día la diosa dique, es decir una de las estaciones custodiando las llaves de la puerta la apertura de la puerta y después la recepción de la diosa en un lugar apartado del paso de los hombres. Ahora que tenemos todo esto en la retina conviene que nos detengamos a observar el esquema de ritual y narrativo del festival de la teofanía que se celebraba en Delfos. El motivo de este festival era la llegada de Apolo a Delfos después de su estancia en el país de los hiperbóreos un motivo que se encuentra ampliamente atestiguado en las fuentes y que según la hipótesis de Marconi ocupa uno de los lugares más visibles del santuario, el frontón este del templo de Apolo. Aunque muchos autores consideran que este festival tuvo que celebrarse al principio de la primavera coincidiendo con la fecha en la que se celebraba el cumpleaños de Apolo lo más probable es que se celebrase a mediados del verano, es decir durante el solsticio o en esa época del año, de acuerdo con la indicación que encontramos en la paráfrasis dimerio del peán de Alfeo. El festival estaba seguramente relacionado con el ciclo de las estaciones y la propiciación de las cosechas. El contenido del peán de Alfeo se ha conservado a través de una paráfrasis dimerio que contiene datos muy valiosos de la estructura ritual que debió tener la teofanía. Apolo después de pasar un año entre los hiperbóreos decide cumplir el mandato de Zeus y dirigirse a Delfos para profetizar la justicia, dique y el derecho, el derecho divino Ceres. Al principio el dios se mostraba remiso pero los delfios lo atrajeron organizando coros de jóvenes que le ofrendaban peanes alrededor del trípode. Finalmente llegó a Delfos a mediados del verano montado en su carro de cisnes y los ruiseñores, los gorriones y las cigarras celebraron esta llegada con sus cantos y la fuente castalia haciendo brotar sus aguas. Este es mi resumen de la paráfrasis dimerio del peán de Alfeo, del cual sólo se ha conservado un verso y además otros tres testimonios. Pero este es el contenido de un peán que Alfeo escribió y sobre el que existe un debate sobre si fue compuesto para ser representado en este festival o fue compuesto para ser representado en otra ocasión, pero rememorando el festival. Así que esta estructura narrativa probablemente acompañaba a una estructura ritual. Era el relato que formaba parte de una representación ritual. Es bastante probable que en el festival de la teofanía los delfios escenificasen la llegada del dios a Delfos con una procesión en la que un joven o coros interpretase el papel de Apolo. Y que este joven también fuera escoltado por otros jóvenes como se desprende de la mención a los coros de jóvenes del peán de Alfeo. La procesión seguramente seguía el mismo itinerario que los arqueólogos de la escuela francesa de Atenas han podido documentar para otras tres procesiones que se celebraban en el santuario. La era El camino que conducía hasta la entrada SD 435 En la siguiente imagen lo veremos con más atención. La esquina sur del templo de Apolo en el centro de la imagen pueden ver en pequeño el templo de Apolo y el gran altar de Apolo. En la teofanía el coros entraba al santuario montado en una cuadriga, pero una vez en el altar de Apolo la procesión seguramente continuaba su recorrido aquí hasta la fuente Castalia que está en el extremo derecho en la parte de arriba de la imagen que les estoy poniendo y que es el último lugar mencionado en el peán de Alfeo. Para que el coros jóvenes que la acompañaban pudieran realizar el lavado ritual que algunas fuentes atribuyen a Apolo. En esta imagen de la escuela francesa de Atenas lo pueden ver mucho mejor, la entrada SD 431 que es una apertura en el Períbolos arcaico que se ha documentado y que se ha estudiado en el santuario de Delfos. Lo más probable es que hicieran este recorrido por la zona norte del santuario y que luego volvieran por la entrada sudeste, por la entrada SD 103 para desfilar por el interior del santuario atravesando el ágora en el centro justo al sur del templo de Apolo y terminando en el altar de Apolo donde se realizaban las ofrendas y sacrificios. El sentido de la marcha de la procesión se corresponde exactamente con el sentido de la marcha del carro de Apolo en la representación del frontón este del templo de Apolo es decir, el frontón este es el que estaba justo en el lado oeste del templo, ustedes pueden ver ahora en esta imagen en el centro el templo de Apolo, el frontón este estaba en la fachada principal del templo de Apolo y esta es la imagen del pedimento, la reconstrucción del pedimento del frontón este de Apolo. Si volvemos a la imagen anterior la procesión venía por el camino en puntos grises que está señalado en la imagen al sur del templo de Apolo las personas que estaban justo enfrente del templo veían esta imagen y cuando se celebraba el festival veían aproximarse a la procesión a un coros que representaba Apolo montado en una cuádriga, es decir un ecebo un joven, un adolescente vestido caracterizado como Apolo montado en una cuádriga acompañado a la izquierda por un grupo de jóvenes que eran los que cantaban los coros esto significa que cuando uno se colocaba enfrente del templo veía llegar a los miembros de la procesión desde la misma dirección desde la que se aproximaban las figuras representadas en la fachada lo que es un poderoso argumento a favor de la tesis de Marcos y como vemos en la imagen un grupo de tres coroi que son el coro pero también hay un grupo de tres corai sobre el que ha habido una gran discusión sobre qué representaban estas tres figuras la hipótesis más conocida hasta la hipótesis de Marconi fue la de Plasar que hablaba de que esta escena estaba representada al principio de las homénides y que por tanto esto representaba la llegada de Apolo de Atenas acompañado por los atenienses sin embargo la hipótesis de Marconi es más consistente pero también con la reconstrucción de este festival la presencia de estos grupos se explica porque el frontón representaba exactamente igual que ocurría con los frisos del Partenón no solamente el festival de las grandes panateneas sino que también representaba a los dioses que estaban representados en el frontón en ese festival así que nos encontramos en el friso del Partenón imágenes de los dioses y de las personas de la procesión y es lo mismo en el pedimento este del templo de Apolo En cuanto a la identificación de las Corae la alternativa más convincente son las estaciones, las Corae cuya asociación con Apolo se puede respaldar a través de la iconografía las fuentes literarias y las inscripciones epigráficas en Teno se hablaba Apolo como el señor de las estaciones Joromedo, Lycofrón lo menciona como Apolo Jorites y hay tres festivales en los que se puede establecer uno de ellos muy cercano, en Tebas en relación de Apolo con las estaciones también en un peal de Píndaro es decir, habían festivales tenemos evidencias de que se representaba físicamente a Apolo acompañado de un coro de jóvenes que representaban a las estaciones El Festival de la Teofanía también utilizó la alineación solar durante el solsticio como un poderoso elemento de la puesta en escena esta es la perspectiva desde la que se acercaba la procesión lo que se veía desde la procesión lo que veía en el narrador o sea, el coros que iba montado en el cuadro en el solsticio de verano el sol salía justo enfrente de la cresta del llambia las procesiones se celebraban no exactamente al amanecer sino una hora o dos horas después del amanecer pero esta era la perspectiva que había en la entrada SD 431 si no me equivoco por el camino por el que entraba la procesión al santuario esto significa que en esta fecha el sol amanece por encima de la cresta del llambia justo enfrente de donde estaba la fachada del templo y por tanto de la marcha de la procesión así en el momento culminante del festival todos los miembros de la procesión caminaban en dirección al sol como hizo Apolo cuando llegó a Delfos del país de los hiperbóneos la suposición de que el narrador del proemio es un mortal y en la mayoría de los casos la suposición de que ese mortal es el propio Parménides se apoya fundamentalmente en la interpretación de las expresiones eildata fota, hombre que sabe y moira caque, destino funesto de los fragmentos 28b 1.3 y 1.26 pero lo más probable es que no haya en realidad ningún hombre que sabe ni ningún destino funesto lo primero fue sugerido hace más de un siglo por Eisler cuando planteó que la palabra fota debería leerse aquí como un neutro abusativo plural y no como un masculino abusativo singular son las luces y no el hombre las que saben por tanto las luces que saben las luces que ven todas las cosas como nos encontramos en varios himnos antiguos cuando se caracterizaba a Helios como el dios que veía todo y por tanto que sabía todo y lo segundo se puede empezar a vislumbrar cuando tenemos en cuenta el carácter agreste inhóspito que los griegos atribuyeron al paisaje de Delfos la moira puede ser el destino pero también una parte y más concretamente una parte de la noche la famosa Doloneia que no por casualidad trata de una incursión nocturna que transcurre durante la tercera parte de la noche justo en el momento en el que la Uroda se acerca así cuando la diosa le dice al narrador que no fue la parte mala la que le empujó a tomar este camino alejado del paso de los hombres no está hablando ni de la muerte ni del Hades sino de la parte mala de la noche y por tanto de que el narrador no se ha perdido y del hecho de que Delfos antes de la llegada de Apolo era un lugar inhóspito, estéril y de difícil acceso, es decir alejado del paso de los hombres por lo que sabemos y para no andarnos por las ramas ya lo he mencionado las helíades, las hermanas de Phaethon no figuraban en ninguna lista de invitados de las fiestas que los griegos celebraban en honor a Apolo todo lo contrario como hemos visto de lo que pasaba con las estaciones cuya conexión con el culto de Apolo se puede apoyar sólidamente en las fuentes las inscripciones, la iconografía y otros festivales religiosos que se celebraban en Apolo y Atenas pero además esta conexión se encuentra también en el propio proemio de Parménides porque las estaciones son hijas de Temis y sobre todo por qué la diosa que custodia las llaves de la puerta de los itinerarios de la noche y del día es precisamente una de ellas, Dike de acuerdo a la interpretación tradicional son las diosas helíadas, hijas del sol las que le susurran al oído que abra la puerta pero no existe ninguna asociación histórica ni de culto entre las helíadas y las estaciones y lo que realmente resulta consistente con el contexto ritual y narrativo de la diosa Dike es que sean sus propias hermanas las que le susurran al oído y no las hermanas de Phaidon La solución más razonable pasa por revisar la interpretación tradicional de la expresión Es poco probable que Parménides le diera a la palabra helíades el contexto narrativo de un relato cuya primera fuente conocida es una tragedia perdida de Esquiro y mucho más probable que debamos interpretarla dentro del contexto de los epítetos y fórmulas que encontramos en Hesiodon La tegonía es la caja de herramientas que Parménides utiliza constantemente y la expresión helíades curai está claramente cortada con el mismo patrón que las musae olympiades y las musae heliconiades que menciona Hesiodon En ninguno de estos casos su nombre debe traducirse como hijas del Olimpo o del Helicó ya que las musas son hijas de Zeus y estos son los lugares en los que ellas habitan y que incluso poseen o custodian con el irresistible encanto de sus coros y danzas Y de la misma forma el sustantivo del que proviene la palabra helíades no debe tomarse como el nombre del padre de las muchachas sino como el lugar que habitan y la esfera que custodian con sus atributos sagrados Estos atributos son las llaves de la puerta de los itinerarios de la noche y del día es el éter y aquello que custodia es el camino del sol que todos los días han de seguir las estaciones es decir, las muchachas del sol Estas divinidades, las Horae al igual que las yeguas que tiran del carro conducen pempo al narrador Apolo y no por casualidad porque lo que la palabra pempo conduce por antonomasia es la pompe es decir, la procesión La diosa que recibe al narrador Apolo los itinerarios de la noche y del día en mi opinión solo puede ser la musa Calliope la misma a la que está dedicada el himno de Parménides y cuya relación con Apolo y el santuario de Delfos tiene un amplio respaldo en las fuentes En Delfos existió un culto a las musas cuyo recinto sagrado probablemente estuvo en la fuente Castalia adonde debía conducir el itinerario de la procesión el último lugar descrito en la paráfrasis de Imerio del peán de Alcero Todos estos aspectos revelan que el contenido y la estructura narrativa del poemio de Parménides encajan perfectamente con la estructura ritual, topográfica y narrativa del festival de la teofanía Recordemos que el narrador en mi hipótesis el narrador Apolo está hablando en pasado El festival se representó en Elea pero el narrador está rememorando su regreso a Delfos El narrador del poemio es Apolo la topografía que describe la del santuario de Delfos alejado del paso de los hombres el itinerario de su viaje el de la procesión que celebraba su llegada y las divinidades que lo acompañan y lo reciben, las que lo hacían en la procesión y el mito las estaciones, la musa Calliope antes de llegar a la morada de la diosa el narrador debe atravesar la puerta de los itinerarios de la noche y del día al igual que el coros que representaba Apolo en la procesión tenía que atravesar la entrada SD 435 en su fuente castaña en el solsticio de verano el itinerario hacia esta entrada estaba orientado al amanecer como la puerta con la que se encuentra el narrador el itinerario de la procesión y el sentido de la marcha del carro de Apolo que estaba representado en la fachada principal del templo que reconstruyeron los almirantes La tesis del narrador Apolo resulta completamente consistente con la tradición citaródica de Delfos en cuyo origen mítico nos encontramos con Crisótimis de Creta el primer hombre que según Proclo no solo cantó por sí mismo un gnomos sino que lo hizo vistiendo ropas llamativas y tomando la cítara a imitación de Apolo Este estilo competitivo de interpretación se convirtió de hecho en la carta de presentación de todos los citarodos que basaba gran parte de su atractivo y espectacularidad en un gran aparato de vestimentas, gestos y detalles de la interpretación con los que trataban de imitar a Apolo Este estilo de interpretación tuvo su origen en el santuario de Delfos y es bastante probable que fuera aquí en torno a estas representaciones de Apolo que se realizaban durante los festivales de la teofanía donde haya que buscar las semillas rituales escénicas y narrativas de la tragedia clásica Un escoliasta de Clemente de Alexandria escribió En el citerón y el helicóptero al pie de los cuales se encuentra Delfos la serpiente atravesada por Apolo se convirtió en el padre de la tragedia Todo esto tiene una importante implicación más y es que Apolo no compuso su himno para ser recitado a la manera de los rapsodas sino para ser cantado con el acompañamiento de una cítara tal y como nos encontramos en Terpandro de Lesbos y en muchos otros cantores que compusieron sus piezas en hexámetros dactílicos Y esto implica que el festival no sólo sirvió para poner a Elea en la red internacional de festivales que conectaban a Delfos con el mundo griego sino también para colocar a un hábil citarodo devoto de Apolo en el origen de la historia de la filosofía Muchas gracias a la vicemana Tascos por esta tan sugerente y tan interesante ponencia y después tendremos tiempo para el debate porque también tengo varias preguntas que hacer y antes de darle la palabra al profesor Félix Luque quiero también dar las gracias no todavía estamos presentando el curso al Ayuntamiento de Ronda porque nos ha cedido este espacio monumental y excelente así que muchísimas gracias a quien convenga pero como también se graba que quede explícitamente dicho y justo a continuación esperamos la conferencia del profesor Félix Luque y con el recuerdo para los que no lo saben que hay un texto un último libro que ha publicado el profesor Félix Luque que se llama El retorno al gran pueblo y que tiene que ver con la conferencia que vamos a escuchar a continuación si es que yo los pronuncio bien geopolítica y vegemón conflictos de Europa con consigo misma en último término os ruego que vayáis apuntando también las cuestiones que tengáis pendientes y después haremos el debate