Bienvenidos a todas y a todos a una nueva sesión de la asignatura Las claves del mundo actual, una historia global desde 1989. Mi nombre es Manuel Tamajón Velasco, soy el profesor del Centro Asociado de la UNED de Sevilla y en la sesión de hoy vamos a abordar el capítulo 11 del manual de la asignatura, que lleva por título el África subsahariana. Disculpen las razas, en la presentación aparece el capítulo 10, África subsahariana, pero es el capítulo 11. África es un gran continente de unos 30 millones de kilómetros cuadrados, es decir, mucho más grande que Europa, tres veces más grande de hecho, con unos 1.300 millones aproximadamente repartidos entre más de 50 estados y muy rara vez se analiza el continente en su conjunto, las islas y madres forman parte del mundo árabe e islámico y cuando nos referimos a África, por ejemplo, pensamos en el mundo subsahariano, que sobre todo hablan la lengua de los grupos ni el Congo ni los Sáhara. Y lo que vamos a ver en este capítulo es el África subsahariana, que es una región de las más jóvenes del mundo. El 25 % de la población de África subsahariana es un continente de 15 a 24 años, tiene un nivel de desarrollo humano muy precario en la mayoría de los países, aunque es verdad que en las últimas décadas se ha visto cierta mejoría y no se puede caracterizar el subcontinente como una zona atrapada en un círculo vicioso de guerra y pobreza. Hoy la realidad del continente es mucho más heterogénea, hay estados pálidos, muchos países están atrapados en el autoritarismo patrimonialista, también sufren algunos regímenes híbridos, aunque también existen democracias. Desde el punto de vista demográfico, África subsahariana está poblada por unos 1.033 millones de personas a la altura del 2017 y se caracteriza por un fuerte crecimiento demográfico. Está apuntado en otras regiones del mundo por una elevada tasa de fecundidad, una media de cinco hijos por mujer y está en los últimos años en descenso. También tiene una esperanza de vida bastante reducida, donde apenas se llega a los 61 años. En los últimos 30 años el crecimiento demográfico de los países subsaharianos ha sido bastante elevado. El crecimiento demográfico de África ha sido bastante elevado, con un crecimiento anual que se sitúa en torno al 2,7 %, tres o cuatro veces por encima de la española, aunque se espera que en las próximas décadas esta cifra vaya ascendiendo. Así, el conjunto del continente africano, que representaba el 10 % anual de la población mundial en los años 50, podría contribuir en el año 2050 al 20 %. Como ya hemos dicho anteriormente, esto se debe a un crecimiento de la población africana. El crecimiento demográfico de África tiene una alta tasa de fecundidad, 4,5 hijos por mujer, aunque en las zonas rurales es más elevada. Por ejemplo, en países también como el Congo, el Chad, está a seis hijos por mujer o incluso llegando a la cifra de niñez de siete hijos por mujer. Faltan programas estables para promover el control de la natalidad. Menos del 32 % de la población usa métodos anticonceptivos modernos y las costumbres sociales siguen favoreciendo una alta tasa de fecundidad. Es verdad que, salvo en algunos países como Sudáfrica, donde en los últimos años se ha reducido la notable fecundidad, la tendencia ha sido un descenso lento en cuanto a esta bajada en la fecundidad. La caída de la mortalidad también ha sido lenta. En los años 60 del siglo pasado, la esperanza de vida se situaba en torno a los 40 años más avanzados. Por lo tanto, el crecimiento de la población africana ha sido más elevado en Sudáfrica y Kenia. Durante los siguientes treinta años, aumentó considerablemente en casi todos los países del mundo, aunque fue lenta con respecto a otras regiones y se ha acelerado, subiendo una media de ocho años. En 2017 podemos decir que la esperanza de vida oscila entre los 52 años de Sierra Leona, donde el progresor ha sido mínimo, y los 67,5 de Senegal y Ruanda. Estos resultados tan pobres, la lucha contra la mortalidad, se deben al escaso desarrollo de la atención sanitaria, a la deficiente infraestructura vinculada al agua, los problemas de nutrición y también, evidentemente, al devastador impacto del SIDA. La tasa de mortalidad materna es muy alta, agudizada en muchos países por la temprana edad del matrimonio. También ocurre con la mortalidad infantil, una tasa de 77 por 1.000, aunque antes era de 122 hace una década. Según las Naciones Unidas, la ingesta diaria de alimentos en el subcontinente estaba por debajo de las 2.000 kilocalorías en ocho países, con las peores cifras en el Congo y Eritrea. De hecho, más de uno de cada cuatro subsaharianos, es decir, unas 250 millones de personas. No ingieren las calorías necesarias para mantener una vida sana y productiva. En niños menos de cinco años, la malnutrición alcanza al 36 % y eso provoca que la prevalencia de anemia y de déficit de vitamina A en el periodo, por ejemplo, del 93 a 2005, pues fuese del 67 % de la población. Este legado de hambre durante décadas, además de obstruir el crecimiento infantil, incrementa enfermedades, mortalidad, discapacidad… Inflando los costes sanitarios y dañando la economía y el tejido social. Con respecto al SIDA, los países subsaharianos han sido los más afectados por la epidemia. Concentran el 70 % de los casos registrados en el mundo y el 66 % de las no infecciones, es decir, unos 15,3 millones de africanos son seropositivos a la altura del 2017. Y en los últimos años, la epidemia se ha estabilizado. El número de infectados ha aumentado, pero al año ha bajado de 2,6 millones a 1,6 millones y han aumentado también el número de personas con tratamiento hasta el 70 % de los afectados. Aunque es verdad que su impacto sigue siendo gravísimo, aunque entre el 2010 y 2017 se ha reducido un 30 % el número de nuevas infecciones y un 42 % las muertes vinculadas a esta enfermedad también han descendido. La enfermedad incide sobre todo en la población joven, que se halla en los años más activos y deja, por tanto, muchos huérfanos. Además, socava el sistema agrícola, lo que repercute negativamente sobre la seguridad alimentaria de las familias rurales. Una peculiaridad africana es su prevalencia en las mujeres, cuatro infectadas por cada 1,6 hombres, y en parte la situación es resultado de la deficiencia higiénica y sanitaria, que aumentan el riesgo de contagio por la vía sexual de las mujeres y, en parte, por la sumisión sexual que sufren muchas africanas. Los conflictos armados también han contribuido a la tensión de las enfermedades, debido a las numerosas violaciones cometidas por los combatientes. Además, la falta de recursos económicos ha dificultado la lucha contra esta pandemia y la difusión de los preservativos se ha visto frenada por la autoridad de algunos grupos religiosos y líderes políticos que se han negado durante años a admitir la evidencia científica de que se trata de una enfermedad de transmisión sexual. La otra característica de la demografía subsahariana es que la mayoría de la población conserva una creciente tasa de urbanización. Se prevé que el porcentaje de población urbana pase del 15 %, que era en 1960, al 40 % actual y que para los próximos quince años ronde el 60 %. Este incremento ha resultado de varios factores, como el crecimiento natural de la población y no tanto así como de la inmigración desde áreas rurales. En las ciudades hay pocas oportunidades de trabajo. En el sector rural, por ejemplo, la inmigración en el sector industrial y la mayor parte de la creciente mano de obra es absorbida por la economía informal y, por lo tanto, casi la mitad serán pobres y vivirán en un suburbio. Esa es la razón por la cual la rápida urbanización en África no está reduciendo la pobreza tanto como en otros continentes. Por ejemplo, eso explica que en 2018 Lagos, en Nigeria, o la área metropolitana de Kinshasa, en el Congo, puede sobrepasar los 13 millones de habitantes. Acercándose al Cairo, por ejemplo, se ha visto que la población urbana se ha convertido en una de las ciudades más pobladas de África. El África subsahariana tiene un peso mínimo en la economía mundial. Representa en torno al 3 % del PIB, aunque es verdad que se está subiendo en este aspecto y hasta hace pocos años el continente parecía haber quedado casi por completo al margen de la globalización que había impulsado intercambios en muchas otras áreas del planeta. La gran potencia económica subsahariana es Sudáfrica, que tiene un peso mínimo en la economía mundial. En cuanto al PIB de la región para habitantes, que es mejor medir según la paridad del poder adquisitivo, en la mayoría de los países aún se sitúa en niveles muy bajos, en torno a los 3.500 dólares, mientras que Sudáfrica sobrepasa los 12.000. A partir de la grave crisis económica del continente en los años 80 consecuencia especialmente del endeudamiento y el sostenimiento de los Estados, las instituciones económicas promovieron la adopción de políticas de ajuste del gasto público y de liberalización de economía, lo que ha llevado a que el índice de libertad económica en la región esté hoy a niveles medios, incluso altos, como ocurre en los casos de Ghana, Tanzania o Sudáfrica-Wuganda. Las medidas de liberalización en principio no impulsaron un despegue económico en algunos de los países, si se ven muy populares debido a la reducción del gasto público que implicaba, pero sí ha ayudado a que el PIB se vuelva más amplio. Por otra parte, la estabilidad política, el débil imperio de la ley y el peso de una burocracia casi ineficaz siguieron frenando la iniciativa empresarial, a lo que hay que añadir las gravísimas deficiencias de todo tipo de infraestructuras. Sin embargo, entre el 2000 y el 2015 la situación empezó a cambiar en algunos países, no solo por la reciente crisis económica, sino también por el despliegue económico de la economía En el caso de los países que han sido afectados por la pandemia, como el petróleo y minerales, la subida de los precios de estos y de algunos productos agrícolas, se ha ido beneficiando de nuevos flujos de inversión internacional indirecta, especialmente China, aunque también otros estados como Ghana, Mozambique, Nigeria, Tanzania y Uganda, que se convirtieron en mercados fronteras. Es un término que se usa para decir que el PIB está en una situación muy difícil. El PIB está en un momento muy difícil de determinar aquello que, si la garantía de los mercados emergentes, como puede ser Brasil, la India, etc., son capaces de generar altos beneficios y mostrar signos de crecimiento sostenible. Además, el subcontinente ha recibido buena parte del grueso de la ayuda internacional al desarrollo y se ha favorecido por la condonación del interés de la deuda externa que es elevadísima a cambio de inversiones en salud o educación. Poco a poco esa creciente urbanización… ¿Una nueva economía? incentivos para la inversión extranjera. La tecnología, solamente el 0,7 % de la población usaba móviles en el año 2000 y actualmente supera el 72 %. Y el incremento de ingresos ha dinamizado la economía en bastantes países al crecer la demanda interna y recogerse los beneficios de la reforma económica realizada dos décadas antes. La media anual del crecimiento del PIB de la región en los primeros quince años del siglo XXI fue del 5 %, cuando en el 90 había sido del 2,2 %. Entre 2000 y 2010, seis países africanos estuvieron ante los de mayor incremento del PIB anual del mundo. Angola con un 12 %, por delante incluso China. Nigeria, Etiopía, Chad, Mozambique y Ruanda, con cifras en todo el mundo, en torno al 8 %. En el año 2013, el crecimiento anual del PIB del continente se acercó al 6 % y es verdad que el rápido incremento de la población se comió buena parte de este acrecentamiento, por lo que el PIB para habitantes y años no aumentó al mismo ritmo. De hecho, África no recuperó el nivel de vida que tenía en 1980 hasta el año 2005. La última gran crisis económica transitoria también golpeó al subcontinente, pero parece que no tanto como otras regiones más desarrolladas. La mayor parte de los gobiernos adoptó políticas adecuadas para minimizar su impacto. Por ejemplo, Sudáfrica hizo uso de sus reservas de divisas, Nigeria rescató algunos bancos, Uganda, Kenia y Tanzania incrementaron el gasto público, entre otras medidas. Sin embargo, en el último quinquenio han surgido nuevas dificultades. La economía industrial del mundo ha desarrollado un crecimiento de la economía industrial del mundo más elevado, apenas ha recuperado de la crisis y ha mantenido los recortes en su ayuda exterior. También la desaceleración de China ha enfriado su demanda de productos africanos y su inversión directa en África. En tercer lugar, la moderación del precio de las materias primas desde 2013, en particular los metales y el petróleo. La desaceleración general de la economía mundial. En consecuencia, el crecimiento en el conjunto del continente ha ido bajando, de un 5,2% en 2014 a un 5,5% en 2015. La economía industrial del mundo ha desarrollado un crecimiento de la economía industrial del mundo en 2015, 3,4% en 2014 y 1,4% en 2016, aunque en los últimos años se ha recuperado, como muestra el 3,5% en 2008, aunque sigue lejos de la tasa del 7%, que muchos consideran ideal para el continente. Por tanto, la creación de empleo ha seguido sin ser suficiente para resolver el crecimiento demográfico. Además, algunos países empiezan a tener problemas con la economía industrial del mundo, como en el caso de la economía mundial, y pueden sufrir mucho si suben los tipos de interés. Desde el punto de vista del programa general, es muy heterogéneo. Depende de factores ligados a la geografía, la calidad de las instituciones en los distintos países y parecen ir en la buena dirección Etiopía, Tantania, Costa del Mar, Ruanda, que algunos han mantenido alguna inestabilidad política, como en el caso de Kenia. Otros, en cambio, han retrocedido, como Sudáfrica, Angola y Nigeria. En este caso, la economía industrial del mundo ha sido afectada por los últimos conflictos armados. Entre las tendencias más importantes de la economía africana a comienzos del siglo XX hay que destacar el auge de la explotación de sus recursos mineros, fundamental en países como Mozambique, Congo, Tanzania o Zambia, entre otros. No podemos olvidar que África alberga casi la mitad de las reservas mundiales de diamantes y de oro. También posee uranio, cobre, plomo y minerales raros, como el coltán, que es fundamental para la tecnología de móvil y de ordenadores. Con respecto al petróleo, algunos países, como Nigeria, que es el primer productor regional, Sudán o Angola, son importantes exportadores desde hace ya décadas. Estas exportaciones se han visto favorecidas por la calidad de sus crudos, por el alza de los precios que se produjo a comienzos del siglo XX y por el deseo occidental de diversificar sus suministradores energéticos y por el desarrollo de China. La economía regional depende en exceso del sector primario extractivo, que, más allá de sus riesgos para la gobernabilidad al fomentar la corrupción y el clientelismo, genera pocos puestos de trabajo, es muy sensible a una bajada de precios en el mercado mundial y no siempre proporciona altos ingresos fiscales, porque muchos gobiernos, como por ejemplo el de Zambia o Mozambique, tienen un nivel de inversión muy alto. La economía regional, en su caso, ofrece sustanciales rebajas de impuestos a las multinacionales para atraer inversiones extranjeras, sin contar con los casos en los que los ingresos fiscales se utilizan en inversiones no productivas o sirven, como os he indicado, para enriquecer a una élite que hegemoniza el poder político. Para que el subcontinente progrese es imprescindible una mayor diversificación de su economía. Algunos países ya están en ese camino y empiezan a tener la relevancia de la economía regional, como por ejemplo Etiopía, Uganda, Tantania o Kenia. Hay alimento suficiente, pero millones de africanos no pueden adquirirlo por falta de recursos o porque no consiguen comprarlos o venderlos debido al escaso desarrollo de los mercados, las malas comunicaciones y, por lo tanto, los altísimos costes del transporte. A ello habría que añadir los efectos del proteccionismo. El sistema agrario de muchos países desarrollados, al dar ventaja a sus agricultores en el mercado internacional en perjuicio de regiones como la subsahariana, se superpone a las condiciones sociales locales de desigualdad con derechos de propiedad constitucional y comunitario, poco seguros, muchos pobres sin tierra, de los cuales buena parte son mujeres y trabajadores mal pagados, casi todos empleados sin cobertura legal. Y, más allá de la dificultad de los desempleos, hay un gran riesgo de que los empleos no puedan acceder a créditos y seguros agrícolas, sobre todo si son mujeres. Aún así, se constatan avances. El sector está creciendo a un ritmo de entre un 2% y un 5% anual. Siete de los quince países con mayor incremento de la producción agrícola en el mundo son africanos. Estos son Angola, Guinea, Eritrea, Mozambique, Nigeria, Etropía y Burkina Faso. El potencial de cultivos agrícolas ha aumentado. El objetivo clave, como la caña de azúcar, trigo, maíz, aceite de palma, soja, es enorme. También requieren inversiones para mejorar la gestión agrícola, aplicar tecnologías más eficientes en el uso de recursos, como el suelo, el agua, la energía, mejora de las semillas de los fertilizantes, infraestructuras, más regadíos, mayor productividad que aumentaría la oferta de alimentos y bajaría su precio, además de disminuir la presión sobre los recursos. Una opción es atraer a los agricultores. Y vender tierra a inversiones extranjeras, como por ejemplo Corea del Sur, Emiratos, Árabe, Árabe Saudí, Qatar, India, China… Lo que pasa es que esta política pone en riesgo tierra, pastos, aguas y el trabajo de las comunidades locales y la biodiversidad de la zona. Respecto al comercio, la… ¿Qué es lo que se está haciendo? La débil integración interregional de los mercados, las deficitarias infraestructuras de transporte ya citadas, los crecientes intercambios informales transforterizos son los mayores obstáculos. Los principales socios de África, como clientes, inversores y suministradores de ayudas, siguen siendo los países occidentales, sobre todo las antiguas metrópolis coloniales. Pero la gran novedad es el creciente papel de China. China es el primer socio comercial y ocupa el tercer puesto como inversor directo en la región, detrás de Estados Unidos y de Francia. Y lo más importante es que Pekín no condiciona su cooperación oficial a objetivos sociopolíticos, estrategias productivas o infraestructuras básicas como hacen los países occidentales democráticos. La dependencia regional de la ayuda externa al desarrollo sigue siendo muy alta. Para seis estados de la región supone más del 20 % del presupuesto público anual. De ahí la capacidad de intervención de estos donantes internacionales. Se trata del principal flujo económico regional, aunque ya ha caído de 78.500 millones de dólares en el año 2011 a 49.000 en 2017, según la OCDE, y sigue doblando las cifras de inversiones extranjeras directas, que también han bajado de los 38.000 millones en 2012 a los 24.000 millones en 2017. El otro elemento económico relevante son las remesas de los migrantes africanos, unos 25 millones. La mayoría son a otros países del subcontinente con más oportunidades laborales, como Sudáfrica, Costa Marfil, Ghana o Nigeria, y el resto a Oriente Medio, Europa, Norteamérica y también Arabia Saudí, donde trabajan unos 200.000 angoleños de Portugal. Los flujos de remesas generados han aumentado mucho en los últimos veinte años, hasta alcanzar los 41.000 millones en 2018. Por lo tanto, el PIB ha sido un gran beneficio para los migrantes africanos. La inversión directa es una cifra que se acerca a la de ayuda al desarrollo y es muy superior a la inversión directa. El Índice de Desarrollo Humano, que combina datos de esperanza de vida, educación y PIB, sitúa la mayoría de los países subsaharianos en los últimos lugares, aunque la tendencia a una evolución positiva. Según los datos correspondientes al 2018, 10 habían alcanzado nivel de desarrollo medio y el resto están considerados como desarrollo humano bajo, es decir, con un índice inferior a 0,5 y copan junto con Afganistán, Haití y Yemen las 30 últimas posiciones de esta tabla. La media para el conjunto del África subsahariana es de 0,53. Los países más prósperos de la región son Botsuana, Gabón, Sudáfrica, Cabo Verde y Namibia, con índice entre 0,7 y el 0,6, cuando España está en el 0,79. No obstante, las mujeres alcanzan el 67% del resultado de desarrollo humano de los hombres debido a una menor disponibilidad de recursos económicos, peores resultados en salud y educación. Además, casi la mitad de la población de África subsahariana se encuentra en situación de pobreza extrema, con un poder adquisitivo que no llega al 1,9 dólares por día. Después, también tenemos que señalar que, aunque no se logró cubrir el objetivo del milenio de las Naciones Unidas de acabar con la pobreza extrema en 2015, en la última década había avances considerables en áreas claves, como la reducción de la población malnutrida. Por ejemplo, Galicia. Han cumplido los objetivos y algunos de los países de la costa atlántica están en camino de hacerlo. También se constatan grandes progresos en la mortalidad infantil, gracias a las innovaciones sanitarias y a la vacunación. En Ruanda, por ejemplo, en el año 91 moría uno de cada cinco niños y en el 2001 uno de cada 20. Otros datos positivos se refieren a la paridad de género, la universalización de la educación primaria, el acceso a agua potable, entre otras. A pesar de ello, el África subsahariana es la región con más alto índice de desigualdad de género, que ya explicamos en el capítulo segundo, un 0,56 de media, por detrás de países árabes y una distancia muy grande de Suiza, que encabeza el ranking, o de España. Y este hecho perjudica gravemente la salida de la pobreza extrema, tal como señalan los informes de las Naciones Unidas, dado el papel esencial de la mujer a la hora de romper la cadena de la desnutrición, la pobreza… A través de su influencia en la decisión del hogar. El atraso en educación se refleja en las bajas tasas de alfabetización, casi dos tercios de los adultos son analfabetos en Burkina Faso o Níger, y en el conjunto de la África subsahariana lo son el 40%. Aunque es verdad que en los últimos años hay países que han hecho un esfuerzo presupuestal importante para que la estabilidad de las tasas de rutas de matrícula en primaria para la región esté entre el 90% y el 100%, y en secundaria el 70%. Pero un tercio de la población no ha acabado los estudios primarios y solo otro tercio concluirá la secundaria. La medida de años de actualización infantil es de 4,5 años, de los 9,2 esperables, y será aún mayor en las niñas. El gasto público en educación y salud representa un porcentaje del PIB similar a los países más avanzados, pero como la cifra total es muy baja, los recursos son muy insuficientes, sobre todo para ser frecuentes. A los graves problemas sanitarios del continente. Si en los países más desarrollados hay 30 médicos por cada 10.000 habitantes, la medida en África es de 2. La población con acceso a agua potable en 2016 era del 60%, y solo un 31% contaba con adecuados servicios sanitarios. El 42% acceso a la electricidad y el 18% a carreteras asfaltadas. La corrupción es un problema arduo en África subsahariana. Lo mismo que en otros países poco desarrollados. Se estima, según las estimaciones de Transparencia Internacional para el año 2019, que 15 de los 30 países más corruptos del mundo eran subsaharianos, como por ejemplo Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Chad, Guinea Ecuatorial, Angola… Y la gran corrupción es protagonizada por los dirigentes políticos que cobran cuantísimas comisiones para la firma de contratos con compañías extranjeras y en ocasiones derivan hacia sus cuentas bancarias parte de la ayuda exterior recibida. La falta de transparencia en la gestión del gasto público facilita esta corrupción y también se ve favorecida por las extensas redes clientelares, a menudo basadas en los lazos étnicos. Respecto a la delincuencia, aunque la documentación estadística de que se dispone es escasa, hay indicios de que en los últimos años su incidencia ha aumentado. La tasa de homicidio en países como la República Centroafricana o Sudán del Sur es muy elevada. Igual que en Sudáfrica, el rápido incremento de la ciudad, la escasez y la corrupción de las fuerzas policiales, la abundancia y la abaratura de las armas de fuego, potenciada por los conflictos armados, la ineficacia de la justicia mal dotada, hace que el índice de criminalidad, como veremos en el cuadro 11.3, sea bastante importante. ¿Qué es lo que se ha visto en el cuadro 11.3? La mayoría de los estados africanos, que estamos viendo ahora en la figura 11.1, se convirtieron tras la desconexión en regímenes de partido único o dictaduras militares que ignoraban los derechos humanos y perseguían a la oposición e impedían las denuncias políticas. La independencia solo se tradujo en la recuperación de la seguridad nacional, pero no en la democracia. Además, en el contexto de la guerra francesa. En la guerra fría, las potencias extranjeras no tuvieron reparo en apoyar a las dictaduras más corruptas y represivas en función de sus intereses estratégicos. Así que el recurso a las fuerzas se convirtió en el principal medio de acceder al poder y de mantenerse en él. Más de la mitad de los gobernantes usaharianos que perdieron el poder entre el año 60 y el 2003 lo hicieron como consecuencia de un golpe de Estado o de una guerra, mientras que solo el 10% lo hicieron por haber sido derrotado en unas elecciones. También podemos destacar que, de 18 a los 19 gobernantes que abandonaron el poder por este último motivo, lo hicieron después del año 1990. La oleada democratizadora que acompañó al final de la guerra fría se hizo notar también en África. El cambio más espectacular se produjo en Sudáfrica, que lo veremos más adelante, donde una transición negociada hizo posible el paso de un régimen de brutal excederación total social a una democracia multietnica. Nelson Mandela, héroe de la lucha contra la segregación, fue puesto en libertad. En el año 1990, y cuatro años después, ganó las primeras elecciones, basada en un sufragio universal sin discriminación. En varios países, peleando con Benin en el año 1990, los gobiernos desagraditados por los malos resultados económicos de cada década anterior y presionados por protestar en la calle, aceptaron negociar una transición mediante conferencias representativas de los distintos sectores de la sociedad, sobre todo los Estados francófonos. En pocos años, la mayoría de los países usan… …habían adoptado, al menos parcialmente, los principios democráticos. Desde entonces, los medios de comunicación son más libres, la sociedad civil tiene más posibilidad de organizarse, se celebran elecciones multipartidistas y los parlamentos tienen un mayor papel. Pero, tras unos años esperanzadores, a finales de los 90 se produjeron serios retrocesos, sobre todo a consecuencia de las guerras civiles. A partir del año 2002 hubo una cierta recuperación, pero en los últimos diez años apenas ha producido… El autoritarismo patrimonialista y clientelismo siguen arraigados en la cultura política. Pocos países susaharianos pueden considerarse democracias plenas a día de hoy. Según la clasificación de Freedom House, en el año 2019, solo son considerados libres los siguientes estados de Senegal, Ghana, Benin, Mas, Namibia, Botsuana y Sudáfrica. Además de Cabo Verde, Santo Tomás, Príncipe, Comores y Mauricio. Es decir, un 13% de los saharianos se podrían calificar como libres. A pesar del esfuerzo de la oposición, algunos líderes que llegaron al poder antes de la oleada democratizadora llevan casi 30 años o incluso más. Podemos destacar la figura de Teodoro Obiang en Guinea Ecuatorial desde el año 79, Paul Villa en Camerún desde el año 62, Joweri Musiweni en Uganda desde el año 66, Familias Bongo en Gabón desde el año 67, en Angola José Dos Santos gobernaba desde el año 79, Zimbabue Robert Mugabe en el poder desde el año 67. Veinte de los estados africanos están calificados como no libres, con varios de ellos ocupando los peores puestos en el ranking de libertad civil y derechos humanos. Podemos destacar Eritrea, Guinea Ecuatorial, Sudán, Somalia, Sudán, República Centroafricana. Otros veinte son considerados semilibres, la mayoría con regímenes híbridos, y muy poco este grupo ha mostrado signos de avance hacia la democracia. Esta catalogación la podemos ver en la figura 11.1 del mapa. Aunque los golpes de estado militar son cada vez menos frecuentes, 38 exitosos desde 1980 al 2000, y solamente 15 desde entonces, en la mayoría de los países faltan instituciones estatales fuertes que protegen las libertades individuales e impidan el acoso a la posición política, a la libertad de prensa o a colectivos como el LGTBI. Unos ejecutivos que concentran un excesivo poder y que utilizan todos los mecanismos de la legalidad democrática a su disposición para debilitar las instituciones públicas que debían controlarlos, legislativas y judiciales sobre todo, para eliminar restricciones constitucionales a su mandato y para obstaculizar comicios justos. Las coyunturas electorales se convierten incluso en peligrosas para la estabilidad de los estados porque destapan conflictos latentes y dan pie a desayudos de violencia por alegaciones de fraude o por resistencia de la derrota al renunciar al poder, también es habitual que los líderes electos utilicen maquinaria estatal para beneficiar los intereses económicos del grupo étnico al que pertenecen y excluir al resto, como en Kenia, donde el presidente Daniel R. Moy ofreció a los Kalenji y sus dos sucesores a los Kikuyo, etnia del nuevo presidente en ejercicio, del año 2012. Otra dificultad que tiene que ver con el descontento creciente de la población de las ciudades, que están superpobladas, son las oportunidades laborales y también en los últimos años están postergadas por líderes políticos en inversiones e infraestructuras en favor de las áreas rurales, donde el número de votos en disputa es mucho mayor, su población es mucho más joven y generalmente es pobre. Este arquetipo de dificultad de la democracia africana, lo que Paul Collier ha hablado de democracy, está uniendo democracia y queréis decir que es loco o frustrado, y vamos a ver dos diferencias. Por un lado, Nigeria, con gobiernos militares desde el año 66, las primeras elecciones que se celebraron en el año 99, ganó un militar reformista, el general Ole Según Obasanjo, que había protagonizado una fallida transición a finales de los 70, pero en sus dos últimos mandatos constitucionales, hasta el 2007, gobernó como un autógrata. Los procesos electorales convocados desde el año 99 han sido cada vez menos justos y creíbles y siempre ganados por el mismo partido, aún en el gobierno. El actual presidente, Muhammadu Buhari, dirige el país con una estructura federal pero siempre de precario equilibrio entre un norte musulmán muy pobre que desconfía de la permanencia del sur cristiano más desarrollado, que hace su riqueza al petróleo, con muchos graves problemas de seguridad y con mucha corrupción. Por otro lado, tenemos a Ghana, que sería el contrapunto y transparente de Nigeria, con elecciones justas y pacíficas desde el año 92, un sistema bipartidista asentado. Allí el poder legislativo ha desempeñado un papel político más relevante que en otros países. Una persona y una radio libre han sido esenciales para denunciar problemas e irregularidades en las elecciones. Las asociaciones y la ONG de la sociedad civil, ayudadas de la ONG, de las nuevas tecnologías, combaten la corrupción. La diáspora emigrada ha tenido la influencia positiva, lo mismo que la madurez de los líderes políticos, que han aceptado los resultados de las elecciones por muy ajustados que hayan sido. Ocho partidos han firmado un código de buena conducta y hay un compromiso gubernamental de transparencia en las industrias activas para reducir la corrupción en la gestión de los ingresos públicos que obtiene el sector, etcétera. Según el Afrobarómetro de 2019, la actitud desfavorable a la democracia como régimen preferible a cualquier otra forma de gobierno se ha mantenido alta en casi todos los países desde el año 99, con una media del 70% en el continente, tal como se puede ver en la figura 11.2. Y es verdad que sí podemos decir que hay más medios de comunicación independientes accesibles, que las nuevas tecnologías de la información permiten que los impedimentos tradicionales de organización para grupos de oposición se hayan debilitado y que las masas de ciudadanas poco a poco más educadas son más conscientes de los intentos de engaño y manipulación y también son más críticos a la corrupción, por lo cual podemos afirmar que el África subsahariana sigue muy por detrás de todos estos avances de otros países o de otros continentes. Los países de la región tienen un presupuesto militar reducido en términos absolutos, aunque en algunos casos es elevado en relación con el PIB. La media continental es de 1,5 del PIB. Sudáfrica es con gran diferencia la principal potencia militar subsahariana. Durante los últimos años parece haber una rebaja en el gasto militar lo que a su vez refleja una tendencia a la disminución de los conflictos armados. La principal misión de los ejércitos africanos desde la independencia no ha sido la defensa de las fronteras exteriores de sus países, pues hay pocas guerras internacionales sino la participación en los conflictos internos. En consecuencia estos conflictos armados internos aunque a veces con participación extranjera han sido endémicos. De tal forma que podemos afirmar que más de 20 países se han visto afectados por guerras o insurrecciones graves en las dos últimas décadas y la región ha acaparado el 90% de los conflictos bélicos a nivel mundial. Podemos señalar que existe un círculo vicioso en el que el atraso económico, la incapacidad de Estados para promover el desarrollo y la aparición de conflictos se refuerzan mutuamente como ya se explicó en el capítulo 4 de este mismo manual. El periodo de conflictividad más grave fue del año 90 porque desde el comienzo del siglo XXI su incidencia se ha reducido de forma considerable. Las guerras más crueltas fueron en parte herencia de la Guerra Fría, por ejemplo Angola y Mozambique tras su independencia de Portugal en el año 75 cayeron en una imparable etapa de guerra civil en la que se enfrentaron gobiernos marxistas y rebeldes antimarxistas respaldados respectivamente hasta el año 91 por los distintos países de ambos bloques Cuba y Sudáfrica sobre todo y a medida que los conflictos se prolongaron sus aspectos ideológicos se atenuaron y la lucha descarnada por el poder entre dirigentes políticos rivales se convirtió en lo fundamental sin descartar la importancia que adquirió el control de ciertos recursos económicos como por ejemplo las minas de diamantes en Angola. Otro conflicto enfrentó a Etiope y Eritreo en la zona más pobre del planeta entonces Etiopea vivía desde el año 77 bajo el brutal régimen comunista de Mengusu Hailemayam que primero fue apoyado por la Unión Soviética y más tarde por Cuba y Eritreo era una antigua colonia italiana incorporada a Etiopea en el año 52 por decisión de la Nación Unida que luchaba por su autonomía contra Addis Abeba desde hace muchos años hasta el año 91 cuando cayó el régimen de Mengistu la represión, la guerra civil y la sequía hambruna devastaron Etiopea y en el año 93 se reconoció la secesión de Eritrea convertida en una dictadura brutal pero entre el año 91 y 2000 ambos estados se enfrentaron de nuevo por problemas fronterizos peor aún tuvo peor suerte aún tuvo el denominado cuerno de África Somalia que ya se había disputado una guerra contra Etiopea en los años 70 pero en que en el año 91 al caer la dictadura que había controlado el país del año 69 estalló un conflicto civil que sumió al país en el caos y que provocó una catástrofe humanitaria ni la misión de la Nación Unida ni las tropas norteamericanas enviadas después lograron garantizar la distribución de ayuda humanitaria y un mínimo de orden tras la muerte de 19 marines los Estados Unidos retiraron su misión en el año 93 y los Caco Azules se marcharon en el año 95 desde entonces ha seguido la lucha entre las facciones la región septentrional del país Somaliland que fue una colonia británica se independizó de hecho aunque ningún estado lo ha reconocido oficialmente y en el sur del país ha cobrado esfuerzos movimientos islamistas basados en los tribunales islámicos locales y frente a esta amenaza una alianza de facciones formó en el año 2006 un gobierno federal de transición incapaz hasta hoy de recuperar el control de la zona en el África Occidental varios países experimentaron conflictos civiles en los últimos años pero el nivel de violencia alcanzó en dos pequeños estados donde se hizo entre sí el de Iberia 89-2003 y Sierra Leona 91-2002 donde todos los bandos terminaron perpetrando atrocidades asesinatos violaciones reclutamientos de niños soldados el control y venta de apreciados metales como los diamantes se alimentaron y se cerraron solo gracias a la intervención internacional tras casi un cuarto de millón de muertes algo similar también ha pasado en la zona de los grandes lagos donde la guerra ha pasado por casi todos los estados del área en Uganda el régimen autoritario de Yosweli Museveni que gobierna desde 1966 con relativa deficiencia en el ámbito económico y en la lucha contra SIDA ha tenido que hacer frente durante más de dos décadas a varios grupos de rebeldes entre ellos uno de los más sangrientos del mundo como es el ejército de resistencia al señor apoyado por Sudán o también en Rwanda y Burundi el tradicional conflicto entre las etnias Hutu la mediterránea y los Tutsi tradicionalmente dominantes que tuvo su su punto más trágico en el año 94 con el genocidio de Tutsi a manos de los Hutus en Rwanda en Zaire en el año 97 cayó la dictadura de Mobutu Seseko que fue el presidente que lo gobernaba del año 65 Tutsi congoleño apoyado por tropas de Rwanda y Uganda así como otros grupos opositores confluyeron en un frente bajo la dirección nominal de Lauren Kabila que no ocupó el poder la segua duró poco porque los antiguos aliados pronto lucharon contra el nuevo líder que fue asesinado en el año 2000 luego va a suceder su hijo Joseph Kabila quien desde el precario acuerdo de paz firmado en el 2002 hasta el 2018 y pese al respaldo occidental y de la Nación Unida no consiguió crear un estado eficaz el Chad fue un país que salió de una guerra civil entre cristianos al sur y musulmanes al norte entre el año 1965 y el 87 en la que intervencieron Francia y sobre todo Libia para crear bajo la dictadura de Idris Devi quien gobierna del año 90 favoreciendo su grupo étnico y aprovechando desde 2003 los beneficios de la exportación de petróleo y la que tuvo lugar entre el 55 y el 62 se cerró con un régimen de autonomía para la etnia subsahariana y desde el año 63 el gobierno incumplió los acuerdos con el sur y en paralelo intentó imponer la sharia en todo el país el resultado fue una nueva insurrección en las regiones periféricas marginada de la toma de decisiones y la explotación de las riquezas naturales del país con sus principales escenarios de los estados del sur y desde el año 89 el problema atrajo la tensión occidental cuando tomó el poder el dictador Omar al-Bashir quien empezó a favorecer a las tribus arabizadas y estableció un régimen islamista que llevó a la hospitalidad a Bin Laden a comienzos del año 90 esta segunda guerra civil se prolongó hasta el año 2005 con casi 2 millones de muertos y 4 millones de desplazados la presión occidental forzó al presidente sudanés a convocar en el año 2011 el referéndum que permitió la secesión de ciudades del sur ricos con recursos naturales y entre tanto estallaba en el 2003 un nuevo conflicto de base étnica en la región oriental de Sudán Darfur fronteriza con Chad de población musulmana donde se han enfrentado tribus de lengua árabe como otras no arabizadas durante una década se han se han sucedido atrocidades e incluso se habla de genocidio por las matanzas cometidas por las milicias árabes consentidas por el gobierno de Khartoum aunque hubo un acuerdo en el 2006 los combates no han cesado del todo y el presidente Omar al-Bashir tiene abierto un proceso por crímenes de guerra y de lesa humanidad en la corte penal internacional en el 2013 han estallado nuevos conflictos en ciudades del sur y la república centroafricana el primer caso una descarnada lucha por el poder entre los diferentes dirigentes que van a enfrentar ahora las dos principales tribus sudanesas como la dinca y los nueve y en la república centroafricana es un estado fallido de la guerra civil que fue cerrada en falso en el año 2002 2004 donde las milicias islamistas siendo apoyadas por sudán chad y el convicto se levantaron en el 2012 contra el gobierno que a su vez estaba respaldado por uganda congo o sudán y ocuparon la zona minera el resultado ha sido una crisis humanitaria por las matanzas de las milicias musulmanas y los grupos de autodespensa católicos en mali en el año 2012 cuando los nacionalistas actuales en alianza con un grupo yihadista que actuaban en la franja occidental del sahel desde nigeria samali provocaron la caída del gobierno para establecer un estado independiente basado en la sharia proyecto que fue fracasado gracias a la intervención militar francesa la labor de mediación y pacificación de las distintas instancias internacionales y del líder africano también ha contribuido a que la conflictividad pues se vaya reduciendo la nación unida destinada destina tres cuartas partes de su presupuesto militar a operaciones en el continente africano en el año 2019 siete de las catorce misiones activas estaban abiertas allí en el sahara central en el congo darfur sudán abía y sudán sudán del sur república democrática del congo mali entre otras también ha resultado crucial en algunos casos la intervención de las fuerzas militares de las potencias occidentales sobre todo de la antigua metrópoli y también por último tanto la unión africana creada en el 2002 para asumir el precedente de la organización de la unidad africana como la comunidad económica del estado de áfrica occidental con nigeria como país más fuerte ha tenido también protagonismo en los últimos años para evitar estos conflictos o para que se cancelasen por último pasaremos a hablar sobre sudáfrica que es el caso paradigmático del paso del racismo a la democracia el gran triunfo de la democracia en áfrica en estas últimas décadas ha sido la transformación de sudáfrica un país que es uno de los más poblados y de mayor PIB del continente que durante muchas décadas sufrió un sistema de extrema discriminación racial que se denominó apartheid que estaba plenamente institucionalizado en el año 1948 y que implicaba el dominio de la minoría blanca de origen holandés y británico sobre la gran mayoría de población clasificada a su vez entre grupos los negros los mestizos y los asiáticos la larga lucha contra la opresión racista la protagonizó el consejo nacional africano que se había fundado en el año 1912 que durante mucho tiempo se limitó a emplear medios pacíficos pero que a partir del año 1961 promovió acciones armadas a finales de los años 80 las protestas en los barrios negros habían adquirido un gran nivel de violencia mientras que en el régimen racista se llevaba internacionalmente aislado así es que en el nuevo contexto de la guerra fría las autoridades optaron por una salida negociada con la oposición negra el primer paso fue la liberación de Nelson Mandela un veterano dirigente del congreso nacional africano que había sido encarcelado desde el año 1962 en el año 93 se le concedió el premio nobel de la paz en compañía de Frederick de Klerk gobernante blanco que había impulsado el fin de la apartheid y la transición no fue fácil estuvo marcada por estallidos de violencia pero el paso decisivo fue en el año 94 cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas de los ciudadanos sin distinción de raza y el Nelson Mandela fue elegido primer presidente con el 62% de los votos como otro movimiento de liberación nacional el congreso nacional africano tenía un componente marxista recibió apoyo de la unión soviética nunca ocultó su raíz comunista Nelson Mandela y con la confederación también tuvo contacto con la confederación sindical sudafricana sin embargo en el contexto del año 90 tras el hundimiento de la unión soviética sus dirigentes renunciaron a los objetivos máximos de su programa político transferencia de propiedad de tierra minas bancos industria al pueblo de Sudáfrica y adoptaron un programa socialdemócrata no sólo evitaron las nacionalizaciones sino que optaron por la liberalización económica y pusieron fin a muchas medidas proteccionistas establecidas por el anterior régimen las empresas blancas que dominaban la economía fueron respetadas mientras que la crisis de algunos sectores tradicionales contribuyó a un elevado nivel de desempleo todo lo cual generó cierto descontento popular se optó por la prudencia en las medidas económicas y se hizo un esfuerzo de reconciliación para evitar la confrontación racial con una comisión de la verdadera conciliación para muchos los mecanismos de corrección de la desigualdad social han sido insuficientes el índice Gini o Gini ha empeorado de 50 a 63 desde 1964 la brecha entre blanco y negro sigue siendo bastante grande sobre todo en el campo donde hubo una tímida reforma agraria que no ha podido revertir el legado de la apartheid a pesar de que desde el año 80 el PIB se ha doblado el crecimiento del PIB prohibitante pues ajustado a la paridad ha sido poco relevante sin embargo la política de gastos públicos impulsada por el Gobierno ha contribuido a un rápido desarrollo de la infraestructura básica de los servicios sociales que ha mejorado mucho las condiciones de vida del grueso de la población se ha desarrollado una importante clase media negra favorecida por medidas de acción afirmativas que promueven el acceso de los negros a puestos bien pagados los blancos que representan el 10% de la población siguen teniendo un nivel de vida muy superior a la mayoría de sus compatriotas disfrutan del 39% de los ingresos y aunque casi la cuarta parte de la población vive por debajo del nivel de pobreza siendo el 90% de ellos negros ésta se ha reducido desde el año 2001 sobre todo con la introducción de subsidio a la infancia para casi el 30% de los niños sudafricanos también ha habido mucho avance en el problema de la vida de las viviendas para pobres la infraestructura de agua y electricidad particularmente grave la escasa calidad tanto del sistema sanitario público como el sistema educativo tenemos que hablar de la escasez asentismo la baja formación de los profesores la actitud de sus sindicatos en la red del problema solo el 5% de los negros adultos tienen formación universitaria y un porcentaje que se eleva al 30% de los blancos las comunidades blancas y negras mulatas e indias siguen viviendo en mundos separados solo la clase media se mezcla en sus barrios los blancos se concentran en Ciudad del Cabo y Johannesburgo que es la capital comercial en otras ciudades más pequeñas además los africanes descendientes de holandeses que es un 60% de los blancos están viendo como su lengua pierde presencia pública también el número de pobres blancos está aumentando en todo caso los grupos extremistas tanto blancos como negros han desaparecido y el crimen homicidios y violaciones pues está bajando poco a poco la hegemonía política del congreso nacional africano se ha mantenido en las sucesivas elecciones parlamentarias desde el año 99 al 2019 aunque ha ido perdiendo fuerza el 66 69 65 62% de los votos y en buena medida como consecuencia del clientelismo y corrupción en el seno del partido Sudáfrica ocupaba el puesto 55 de 180 en 2005 y ha descendido al 73 en 2018 tras la presidencia carismática de Nelson Mandela en el año 99 lo sucedió su vicepresidente Tavo Mezviki miembro también del Partido Comunista que destacó por su pragmatismo en los temas económicos su impulso a la política social y sus esfuerzos por contribuir a la pacificación de los conflictos africanos y para potenciar el papel de África en el escenario mundial la desconfianza hacia la cultura oriental llevó sin embargo a Mbeki a un error gravísimo al negar la explicación acerca de la etiología del SIDA aceptada por la comunidad científica internacional y negarse a proveer de medidas adecuadas en el año 2005 Mbeki que había sido reelegido por un segundo mandato destituyó a su presidente Jacob Zuma político muy popular que se estaba enfrentando en ese momento a graves cargos por corrupción y también por una denuncia de violación pero cuatro años más tarde el depuesto fue cuando la mayoría del Congreso apoyó a Zuma quien había salido bien de sus problemas con la justicia este último en teoría más escolarado a la izquierda que su predecesor fue elegido presidente en el año 2009 y gobernó hasta el 2018 y de nuevo el propio partido tuvo que forzar su relevo lo sustituyó Ciri Ramaphosa presidente del Congreso Nacional Africano dada la corrupción rampante que había fomentado tendría hasta 700 causas abiertas en el año 2019 Ramaphosa el hombre que Mandela quería inicialmente que fuera su sucesor ganó las elecciones y tiene la difícil tarea de revertir la situación limpiar el partido y reactivar la economía pese al desgaste del Congreso Nacional Africano la oposición la oposición política es débil de ahí los problemas para controlar el abuso de poder y sobre todo la corrupción que ha propiciado el surgimiento de una nueva élite negra muy vinculada al partido y a los sindicalistas la alianza democrática partido centrista que reclama políticas liberales no tiene aún posibilidad de presentar verdadera batalla al Congreso el 21% de voto en 2019 pero sigue siendo porque sigue siendo visto como un partido de blancos indios y mestizos también se corre el riesgo de que el descontento de los más pobres sea canalizado por grupos populistas de izquierda dentro y fuera del Congreso Nacional Africano con la sombra de lo sucedido en Zimbabue en el horizonte que proponen las nacionalizaciones una reforma constitucional y permitir expropiación de tierras sin compensación por tanto Sudáfrica es hoy un país desarrollado humano medio de desarrollo humano medio que hasta el año 2009 mantuvo la tasa de crecimiento económico relativamente satisfactoria su economía creció al 83% desde el año 94 se redujo la pobreza extrema y la población negra constituye en el año 2019 el 50% de las clases medias en conjunto sin embargo ha logrado evitar que el fin del régimen racista condujese a una etapa de violencia y al hecho de la minoría blanca cuya contribución al desarrollo económico del país sigue siendo fundamentalmente debido a su nivel de formación el proyecto político nacional de una Sudáfrica multietnica con 11 lenguas oficiales de igual rango es apoyado por dos tercios de la población el mismo porcentaje que respalda la democracia que está viviendo división pero mucho más que hace 20 años como se pudo ver en el mundial de fútbol del 2010 y la repercusión que tuvo la muerte Mandela en 2013 que le llevó a que lo vieran prácticamente todo el país bien hasta aquí vamos a llegar a la sesión de hoy la próxima semana daremos el tema de América Latina y como siempre si tenéis algún tipo de pregunta podéis preguntar a mantamajon arroba sevilla.unes.es muchas gracias y nos vemos en la próxima sesión