A todos y todas, disculpad antes de nada por este retraso, la informática es así caprichosilla y entonces pues bueno, hemos tenido aquí algún problema técnico pero lo hemos dobleado lo mejor que hemos podido para no estresarlos, sobre todo la mayoría. Bueno pues nada, creo que ya mucha gente de la que está anotada no os conoceréis porque ya hemos dado el otro curso de gestión del estrés en el mes de junio y entonces vamos a intentar ser breves en estas cosas y ir directamente al grano. Bueno, yo soy Pilar, ya sabéis, ella es Marta, psicóloga, gerontóloga, especialista en educación para la salud y el tema que nos ocupa hoy le quisimos poner un poco manejo inteligente de las emociones, vale, porque ya sabéis que incidimos mucho en otro curso en que el estrés no es solo estrés ni ansiedad sino que influye en muchas otras emociones entonces vamos un poquito a enfocarlo así en plan amplio. Y hoy lo enfocamos directamente al estrés. Al estrés académico, es decir, un poquito al estrés que sufren o que padecen las personas que se enfrentan a situaciones que en teoría tampoco deberían ser demasiado problemáticas pero que cada uno las afronta como puede, ¿no? A veces no demasiado bien. Entonces bueno, sin mucho más preámbulo, solo contaros que Marta se va a centrar más en la parte científica de todo esto, vale, y yo voy a ir un poco por libre, ya me conocéis soy el verso suelto y entonces voy a ir un poco más a lo filosófico, vale, a la sabiduría emocional o vital, ¿eh? No tanto al conocimiento teórico o científico como más a un poco a la filosofía que la tenemos ahí un poco dejada y a veces pues nos hace falta para aplicarlo a la vida diaria y utilizar el sentido común, ¿eh? Que es lo que nos hace falta. Pues sin más, comienza Marta y luego seguimos. Muy bien, pues nada, buenas tardes. Aquí tenemos un poco lo que vamos a comentar hoy y vamos a empezar definiendo un poco. El estrés como tal. Vale, todos creo que hemos experimentado estrés, pero a lo mejor si nos paramos a pensar qué es, nos cuesta un poco definirlo como tal. Aquí, bueno, nada, la OMS lo va a definir, vale, como el conjunto de reacciones fisiológicas, sí, que va a tener nuestro cuerpo, vale, para prepararnos para la acción, ¿sí? Es decir, mi cerebro va a evaluar una situación y si la evalúa como peligrosa o amenazante, prepara al cuerpo para responder, ¿no? Y para atacar e intentar resolver la situación. Bueno, esto es más o menos lo que viene por aquí y una manera, vale, más fisiológica, por así decirlo, que hace el cerebro que manda a hacer al cuerpo, se agregan una serie de hormonas, ¿vale? Estas hormonas se agregan sobre todo en la glándula suprarrenal, que es esa parte ahí que veis de arriba en la imagen de los riñones, y por excelencia las hormonas del estrés para el cortisol y la adrenalina. Son dos hormonas que en el momento perfecto y en cantidades correctas son necesarias, ya las necesitamos para... Bien, afrontar una situación estresante, para correr si alguien me persigue, me hacen estar más activo de lo normal, pero ¿qué pasa si yo evalúo algo como peligroso cuando no lo es? O si mis niveles de cortisol están muy elevados mucho tiempo seguido, que entonces mi cuerpo va a decir ya, ahora no estoy en peligro porque sigues preparándome para el peligro si ya pasó, ¿no? Por eso hay dos tipos de estrés. El estrés bueno, por así decirlo, el que nos va a ayudar a afrontar algo con más eficacia, que es lo que llamamos eostrés, si merece el máximo rendimiento. Yo estoy en la sede donde empiezo a perseguir un animal, yo necesito estar más activa que en mi casa fregando los platos. Necesito activación, correr, que mis músculos estén más tensos. Sin embargo, hay un estrés que es malo, que es el distrés. Es el que no me hace ser mejor, al contrario. Hace que a lo mejor mis capacidades cognitivas se nublen y yo no sea capaz de reaccionar bien. O el que se mantiene durante mucho tiempo, tiene incluso causas sobre mi cuerpo y mi salud. Sobre mi sistema inmune, sobre enfermedades cardiovasculares. Ese es el estrés malo, que sería el que llamamos distrés, que me bloquea, que me frustra. Y bueno, aquí como estamos dirigiéndonos un poco a los exámenes, al ámbito académico, quería hablar de cómo influye el estrés en mis capacidades más cognitivas. Porque hablando de ámbito académico, pues bueno, vemos un poco la inteligencia más cognitiva, es decir, más de atención, memoria, capacidad de chapar, porque es lo que es a veces. ¿Qué pasa? El estrés influye en todo eso también, todas mis capacidades cognitivas, todas mis funciones ejecutivas. No solo influye en que yo corra más rápido o en que yo sube más, también influye en mi capacidad de pensar y mi capacidad de procesar la información y de atender. Sobre todo porque, bueno, así como os hablé de dos hormonas, también hay una estructura principal en nuestro cerebro, que es el hipocampo, que es esa que está ahí señalada en azul, que está implicada sobre todo en la memoria y en el aprendizaje. ¿Y qué pasa? Que el estrés influye directamente en el hipocampo. Lo altera. Entonces, claro, si se altera la estructura cerebral que, por así decir, dirige los procesos de aprendizaje y memoria, el aprendizaje y la memoria bajo estrés se va a ver afectada, ¿no? Y aquí viene esta curva, ¿vale? Porque es verdad que se ha demostrado que cierto nivel de estrés aumenta mis capacidades cognitivas. Hace que yo esté más atenta, tenga una atención selectiva mejor, ¿no? Como que tengo un foco atencional, la visión de túnel puesta sobre lo que yo quiero atender. Que dure más tiempo, ¿vale? Si yo tengo cierta inquietud, cierta motivación también, porque el estrés a veces también viene provocado si tengo una motivación por algo, voy a rendir más. Pero como todo, pues en su justa medida. Si este estrés se pasa, es cuando ya empieza a ser perjudicial, ¿vale? Por eso esta curva sí que, bueno, aquí expone que la intensidad del estrés como tal va a afectar en mi productividad, ¿vale? En el aprendizaje de cierta infraestructura. En el aprendizaje de cierta información o de una tarea como tal. Esta curva se llama, bueno, le doy un nombre porque nos la descubrieron, que es la curva de James Donaldson y que explica un poco eso. Que dependiendo del nivel de estrés va a ser mi productividad, ¿vale? Que depende de la intensidad. No es tanto una dicotomía de si estrés, no estrés, si productividad, no productividad, sino dependiendo del nivel de estrés que tengas, va a ser productiva o no. Si yo no tengo nada de estrés para nada en mi vida y todo me da igual y todo pachorra y todo tal, también voy a rendir mucho. Menos. Necesito cierto nivel de activación, por así decirlo. Y en cuanto a eso, también hay estudios que demuestran que el estrés afecta de una diferente manera a los diferentes tipos de memoria que tenemos. Seguramente todos conozcamos más la memoria a largo plazo y la memoria a corto plazo, que es en cuanto a duración temporal, por así decirlo. Pero hay también otra clasificación de la memoria, que es memoria implícita o explícita. ¿Qué quiere decir esto? La memoria implícita es la memoria que me hace recordar cosas de manera no intencional. Vale, como por ejemplo el hacer cosas. Yo cada vez que me cepillo los dientes no tengo que recordar cómo se hace, ni si estoy en mi casa tengo que recordar dónde está la pasta de dientes. Vale, es más o todo para hechos y para rutinas que yo no tengo que recordar, ya están en mi memoria implícita. Sin embargo, la memoria explícita es lo que yo tengo que recordar de forma intencional. Pues por ejemplo, si a mí me preguntáis por una fecha concreta de algo que estudié en Historia, no sabía hace cuánto, pues tengo que ir a memoria explícita. O sea, son más hechos concretos que pasaron. Bueno, yo tengo que ir a buscarlos para poder contaros. Vale, ¿por qué son las dos memorias? Por lo que os digo, porque hay estudios que demuestran que cierto estrés, vale, leve, moderado, facilita el rendimiento cognitivo general. Bien, pero el estrés alto lo que tiende a deteriorar es sobre todo las memorias explícitas. Vale, el hecho de que yo tenga que ir a recuperar, por así decirlo, que he tenido que estudiar, porque yo no he estudiado cepillarme los dientes. Es una tarea que me han enseñado y yo con los hábitos. Lo he aprendido, ¿no? Pero yo cuando estudio para un examen, pues estudio, adquiero nueva información. Yo tengo que ir, a la hora de hacer el examen, tengo que ir al almacén y recuperar esa información. Vale, esa es la memoria explícita. Pues hay estudios que demuestran que con un estrés alto, elevado, vale, esta función de la memoria explícita, como por decirlo, el canal de recuperación está colapsado por el estrés. Entonces, eso me queda en blanco del examen. No es que no lo sepa, no lo he sabido recuperar. A lo mejor porque tenía un nivel de activación demasiado alto, estaba demasiado estresado, demasiado nervioso. Vale, y bueno, esto me parece bastante interesante para ver por qué a veces ese bloqueo, ¿no? Es que me queda en blanco, porque el estrés afecta en esta memoria, en la explícita. O sea, la persona realmente sí sabía escribir, es un poco la memoria implícita. Lo que no sabía era el qué, escribir. Y ahora sí que ya aquí, ya abandonamos un poco la parte teórica, que la fui dando así un poco rápido, para llegar ya a las emociones un poco en general, en el ámbito académico. Pero yo creo que muchas veces el estrés viene porque tenemos miedo a fracasar. ¿Qué decir? Porque, sobre todo en el ámbito académico, yo tengo estrés ante un examen, ante un trabajo y tal, es porque tengo miedo a que salga mal, no por otra cosa. O porque, a lo mejor no es porque tenga miedo a que salga mal, sino porque tengo miedo a que no salga lo bien que quiero que me salga, ¿no? Pero creo que es el estrés académico viene un poco por ahí, por las emociones ligadas al fracaso o al no alcanzar el éxito que yo quiero alcanzar o que creo que debo alcanzar para tener aprobación. Por eso aquí, bueno, traemos un poco esta pregunta para ya empezar a reflexionar un poco todos de si el fracaso creéis que es una emoción en sí o si es más bien una experiencia que lleva asociada a diversas emociones. Podemos participar las que estamos aquí y desde casa también escribir, vaya. ¿Qué os parece? ¿Es una emoción el fracaso? No, no sé, diría que es una experiencia que lleva asociada... A emociones. A emociones, ¿no? Sí, a emociones. Un dato curioso, curioso y no curioso, pero que lo experimentamos, ¿no? Es que las mujeres y las chicas en general ya desde bastante pronto, antes del ámbito universitario, incluso en las pruebas de selectividad, en la BAO famosa, pues somos mayoría, estudiamos muchísimo más que los chicos y sin embargo sacamos peores notas. Tenemos peor rendimiento. Y esto muchas veces viene ligado a la expectativa. Es decir, el tema de la expectativa es muy importante. ¿Qué espero yo? Aquí hablábamos de éxito-fracaso. Venimos un poco a hablar cuando esto se convierte en un problema. Es decir, cuando el estrés académico se convierte en un problema. Estresados vamos a venir todos, ¿vale? Pero si lo estamos manejando correctamente, pues voy a venir estresado, pero digo, bueno, aquí ya está todo el pescado vendido. Ahora me siento aquí. Y lo que sabe, ¿verdad? Si yo vengo, pues un poco confiada. Si sale mal, pues ya está. ¿Cuál es el problema? Yo puedo venir muy estresada por varios motivos. ¿Vale? Uno, el peor. ¿Vale? He estudiado muchísimo, me he esforzado muchísimo, pero estoy anticipando el fracaso. Entonces, claro, como estoy anticipando el fracaso, me bloqueo. Porque no voy a dar, me va a salir mal, voy a suspender y ya empiezo a encasillar. Y voy a suspender y entonces me voy a tener que volver a matricular. Y el dinero, no sé qué es cuánto. También depende un poco, hablaremos de la situación de cada uno. No es lo mismo estar opositando, por ejemplo, a una oposición donde te estás jugando muchísimo. A lo mejor, bueno, temas económicos importantes o independencia económica, lo que sea. Muchas veces has hecho una carrera de fondo de mucho tiempo, ¿vale? A decir, bueno, pues ya me matriculo, imaginémonos, ¿no? Bueno, una persona como yo, que digo, vale, pues me encanta la historia. Me voy a matricular en la UNED y voy a sacar dos asignaturas. Bueno, tengo mi vida solucionada, estoy trabajando, tengo tal... Si he aprobado un programa, pues un programa me da igual. Prefiero aprobar, pero... No es algo que me... Mi nivel de estrés es diferente, ¿no? Y de emociones. Pero pasa una cosa también. Yo también, no habiendo estudiado o casi no habiendo estudiado, puedo venir nerviosísimo. Porque, claro, sé que quiero buenos resultados. ¿Quién, en teoría, viene tranquilo? El que no ha estudiado, pero dice, pues voy. Vale, nació aquí, pues se sale con barbas al manto y si no, a purísima condición. Es decir, pues me da igual, porque no me va nada, ¿no? Entonces, yo, mi expectativa es lo que muchas veces... me lleva a entrar en esta rueda mala de no saber manejar este estrés, ¿no? De anticiparme a lo que va a salir mal. Las mujeres lo hacemos más, pero esto evidentemente es cultural. Y nos lo han inculcado. Hay un síndrome que... No sé, Marta, corrígeme si me equivoco, pero se me acaba de venir a la cabeza. Es el famoso síndrome de la buena chica o de la niña buena o buena niña. Vale, la niña buena. Claro. ¿Qué es el síndrome de la niña buena? O de la buena chica o de la buena... De la buena niña. De la chica buena, de la buena niña, llámale. ¿Qué es eso? Intentar que vivir... Vivir para los demás. Para los demás. Es decir, en vista de las expectativas de los demás. Llamémosle padre y madre, llamémosle pareja, amigos, hermanos. Yo tengo que ser lo que los demás esperan que yo sea. Y las normas sociales esperan que yo sea, ¿no? Y esa expectativa genera sobre mí muchísima... Presión. Me acabo de acordar de otra cosa, que este fin de semana vinieron unos amigos a comer, era una hija adolescente y yo me quedé sorprendidísima de una cosa que también os planteo a ver qué os parece a vosotros. A mí me parece terrible esto a nivel filosófico y vital. Nos habló de academias de alto rendimiento para los estudiantes de bachillerato. Porque ya sabéis que muchas veces la presión ya es en el bachillerato, por las notas de corte, porque tengo que sacar un 13, un 12 y pico, no sé qué más. Y entonces a los chicos y chicas de 14, 15, 16, 17 años resulta que después de su jornada, que es sus 8 horas, sus 5 horas, sus 7 horas, los que sean, vale, de clases, comen y los meto en un centro de alto rendimiento. Donde les aseguran que van a tener sobresalientes a punta para. Yo esto me hace reflexionar a nivel filosófico. Digo, pero pues que te salga muy bien. Espero que te salga muy bien. ¿Por qué? Porque quiero que mi hijo o mi hija estudie medicina, estudie ingeniería, estudie psicología, estudie enfermería, estudie fisioterapia. Aquellas salidas que a mí me parece que son las correctas para que tenga una salida laboral. Madre mía, ¿qué estamos haciendo? Es decir, tenemos que pararnos a reflexionar. ¿Qué es esto? ¿Ese padre, esa madre le está haciendo un gran favor a su hijo o hija? Es una cosa tremenda. En mi época, el que iba a clases particulares, que se llamaban así además, no se llamaban altos rendimientos, no se llamaban clases particulares, era porque andaba justo de narices. Es decir, porque no daba, se le atragantaba la física, la matemática, el inglés, lo que fuese. Y entonces era un poco ese apoyo a mayores. Pero resulta que alguien que tiene un alto rendimiento ya de por sí, hay que mejorar aún más. Hay que mejorarnos a unos niveles insospechados. ¿Qué es lo que está pidiendo eso? Son las expectativas de sus padres. Se está viviendo una vida de los demás. Entonces esto me parece terrible. Y esto influye muchísimo en estos problemas que tenemos, de todas estas cosas. Luego meteremos un poco más en el autocuidado de filosofía vital, pero esto yo creo que tenemos que reflexionar. Es decir, tú tienes que rendirte cuentas a ti mismo. Eso en primer lugar. Y luego, evidentemente tienes unas obligaciones, tienes unas metas, lo que sea. Pero por supuesto no vivir las expectativas de los demás. Y hacer todo esto. Y si suspendo, pues suspendí. Se aprende de los errores más que de los aciertos. Esto lo sabemos todos. Entonces, pues bueno, sí es verdad que es un conjunto, como decíamos, de emociones que vienen ahí y muchas de ellas es ese miedo a defraudar, a no cumplir las expectativas de los demás generalmente, no las mías. Es de los demás generalmente. Entonces esto es un tema complejo. Sí, bueno, aquí como que pusimos algunas de las emociones que creemos que más asociadas están con ese sentimiento de fracaso, de fracaseo, voy a fracasar, o de las expectativas de fracasar. Yo creo que, bueno, pues los que me parecían que eran los más relevantes, ¿no? La frustración, la culpa. La culpa es algo terrible con lo que vivimos y sobre todo creo que también culturalmente mucho más las mujeres. Sí, sí. Entonces, sentimos culpa por absolutamente todo lo que hacemos. Entonces, en cuanto a los exámenes, pues también la culpa de haberlo hecho mejor, la culpa de no haberlo hecho para nada, todo eso. El resentimiento, miedo, miedo muchas veces. Es lo que decía, no es miedo a fracasar yo, es miedo a... Es lo que me van a decir en casa o van a pensar que no estudié suficiente. Bueno, yo por eso es que estudié. O miedo a, a lo mejor la gente más joven me va a preguntar mi amiga y me van a decir a mí. El miedo sobre todo no es tanto a rendir cuentas conmigo misma, sino miedo a comentarios. No, cuando seamos más mayores da igual. A lo mejor siendo ya más mayores nuestros padres no nos van a decir, no nos ríen por así decirlo, pero igual tenemos que escuchar comentarios. No, no, no, pero bueno, igual si no hubieras salido ese fin de semana, si no hubieras hecho esto, si no tal. Y son comentarios que indirectamente si la persona ha estudiado y dice pues no sé yo lo bien que ha podido ser o tal, pues tiene miedo a escucharlos. Porque ¿qué le hace? Pues sentir culpa. Y la culpa es algo que no nos gusta a nadie. Y si no ha estudiado, pues da igual lo que le digas. ¿Por qué? Si no estudió y se fue de fiesta porque quiso, pues tampoco lo haría ese comentario, ¿no? Entonces, ese tipo de comentarios yo creo que una vez que una persona hace un examen, todos deberíamos desde fuera evitar hacernos. Porque si estudió, solo le va a servir para sentir culpa. Y la culpa no es algo bueno. Y si no estudió, le va a dar igual. No estudió, le va a dar igual que tú le digas no estudiaste. La decepción, que bueno, creo que la más dura es cuando te decenas contigo mismo, cuando crees que por haber suspendido un examen. No eres capaz de hacer otras cosas. O el yo no valgo para nada. El frustrarte a ti mismo es también una parte de la frustración enorme. Y luego diríamos por aquí también la procrastinación, que era un concepto que le queríamos hablar un poco también más a fondo. Porque es verdad que es un concepto que ahora está también un poco de moda, que yo en redes sociales también lo veo mucho. O en podcast, entro en post y dices ¿cómo dejar de procrastinar? O ¿cómo dejar de ser una persona que deja todo para el último momento? Y a veces... Y a veces procrastina mucho y se asocia, es un vago o es una vaga. O no lo hace porque no quieres y tal. Y no es tanto eso. A veces la procrastinación es más bien por miedo a fracasar tal cual. Es decir, es mucho el no lo hago porque a lo mejor me sale mal. Por miedo a lo que dirán los demás si lo hago mal. O no solo procrastina al vago, que también hay que decir vago, somos siempre y seguirá viéndolos. Pero también la gente demasiado autoexigente es la que más procrastina. Aunque parezca un poco contradictorio en plan como el que es muy... ¿Autoexigente no hace las cosas? Sí, porque a veces tiene... Para hacerlo mal, no lo hago. Para que alguien me diga que está mal hecho, no lo hago. Para que me evalúe quién me está viendo, no lo hago. Bueno, seguro que mañana lo voy a hacer mejor, que hoy estoy cansada, ya lo haré mañana mejor. Y no lo haces por ese miedo a la evaluación, miedo a hacerlo bien del todo. Y es eso que yo creo que la procrastinación no es tanto el vago, que es un vago tonto, pero procrastinar procrastina a aquellas personas que tienen una autoexigencia demasiado elevada. Autoexigencia está bien, pero está a un punto. Tampoco puedes exigirte a ti... Yo siempre digo, no te exijas a ti lo que no exigirías a tu mejor amiga o a tu madre o a alguien a quien quieras mucho. Yo no le exigiría nunca a mi mejor amiga que tenía que sacar... Hablo más del ámbito académico porque es lo que estamos, ¿vale? Que tenía que sacar las mejores notas del mundo porque si no, menuda basura de persona que no va a llegar nunca nada. Es que no se me ocurriría decirle eso a alguien a quien quiera. Entonces, ¿por qué a mí si me lo digo? Que eso lo podemos aplicar en cualquier ámbito de la vida, ¿no? Nosotros hablamos de una manera que... Y yo hago mucho ese ejercicio de, ¿se lo dirías así a...? O sea, tú te sientes a tomar un café... Y con quien tomas un café, yo hablarle diría, pues si suspendiste este mes es un desastre, no te va a salir bien, vaya por Dios, ya ni estudias más porque tal. Es que no se lo diría. Entonces, ¿por qué a mí sí? Entonces, yo creo que detectar la manera en la que nos hablamos puede ayudarnos mucho a gestionar todos estos sentimientos relacionados con el fracaso. Esto que acaba de comentar Marta está muy basado, creo que en el método socrático. Es decir, Sócrates, filósofo que creo que todos conocemos, pues le gustaba que sus discípulos, vamos a decirlo así, o sus alumnos o lo que quisierais llamarle, pues entrasen en duda, buscasen el conocimiento. Como él decía, su madre fue partera. Entonces, él decía que le ayudaba a parir a sus alumnos. Ideas, conocimiento, ¿vale? Que no le gustaba dar el conocimiento este típico, ¿verdad?, tan taxonómico de esto, esto, sino que les ponía la duda, ¿vale? Le ponía mucho la duda y todo esto. Y, bueno, en psicología se utiliza mucho el método socrático, lo que acaba de decir Marta, y también para confrontar, sacar información y por ahí. Y hay un experimento que a mí me parece muy bonito para visualizarlo, que es el de las dos sillas. Entonces, bueno, pues tú te vas a hablar a ti mismo, pero cambiando de silla, ¿vale? Es decir, pues yo voy a estar aquí. Estoy en esta silla, no me muevo. Es que me iba a mover ya, pero me muevo a estar quieta. Claro, yo no me muevo, que me salgo del chiste. Yo estoy aquí y lo que acaba de decir Marta, yo estoy pensando una serie de cosas que me digo a mí misma. Vale, ahora voy a verbalizarlas, ¿vale? Y entonces, ¿qué le diría yo a Marta en esa situación? No a mí, sino a ella. Entonces, es como si yo me cambiase a la otra silla. Y es lo que dice Marta, no se me ocurriría la mayor... Hombre, cariño, ¿entendéis? Yo creo que sí, ¿eh? Bueno, sí. Que te hagas críticas muy poco constructivas y vas ancho, ¿eh? Eso también tengo que aprender a manejar. Pero no se me ocurriría decirle a Marta lo que yo me digo a mí misma. Y yo creo que esto, todo lo que estamos aquí escuchando, sabemos que somos los peores jueces o las peores juezas de nosotros mismos. Es decir, me digo de todo, internamente. Me digo cosas, es que eres tonta, es que no vas para nada, es que luego eres un desastre, mejor que no vayas, uf, lo que van a pensar de ti, es que tal, total, no merece la pena. Vale, entonces, pues bueno, si es verdad que eso yo no se lo diría a Marta. Entonces, tendríamos que ponernos en las dos sillas. Me pongo aquí, ¿qué le diría a la persona, a una persona que yo apreté? ¿Qué le diría si ella me estuviese diciendo esto que yo me digo a mí misma? Vale, ¿qué le diría a ella? ¿Lo mismo o se lo diría de otra manera? Vale, porque también le puedo decir, Marta, tranquila, un año, un curso, unos meses, en tu edad y en tu vida, no vas a suponer nada. Aunque fracase. Aunque tengas que pasar ese año, que nos puede frenar la vida en cualquier momento. Pensad en una enfermedad que nos haga frenar, por desgracia, muchas de ellas, ¿vale? Entonces, si me viene a la cabeza cualquier tumor, cualquier cáncer que necesite un tratamiento de quimioterapia, radioterapia, yo creo que también casi todos los presentes y los que están online, pues tenemos algún amigo familiar muy próximo hoy en día porque esto hay una incidencia muy alta, ¿vale? Y te frena la vida. Y has pasado, pues, ocho o nueve meses, un año de tu vida en eso. Qué importancia tiene. Pensemos, relativicemos. Cuando tengamos, si llegamos a ellos, 80 años, ¿qué va a significar eso para nosotros? En nuestra travesía vital no será nada. No será nada haber, entre comillas, perdido un año. No será nada. Entonces, muchas veces me tengo que poner expectativas realistas. Estamos en la UNED. Claro, mucha de la gente que está conectada van a ser estudiantes de UNED. Entonces, la UNED tiene sus particularidades. Aquí vamos a tener gente de distintas edades, con distintas situaciones personales. No es lo mismo tener cargas familiares que no yo me tengo que poner expectativas realistas para tampoco frustrarme. Es decir, no puedo pretender, si yo trabajo, si yo tengo familiares... A mi cargo, menores, mayores... Tengo otra serie de temas. Yo no puedo pretender tener el mismo rendimiento académico que una persona de 18 años que su trabajo es estudiar y que puede sacar, por ejemplo, el curso limpio maravillosamente. Yo me tengo que poner unas expectativas más realistas para no frustrarme. Que definitivamente, si no, me voy a venir abajo. Aparte de la pérdida económica. Entonces diré, es que ahora me tengo que volver a matricular, me subo la matrícula, ta, ta, ta, ta. Entonces, me voy a marcar expectativas realistas. Realistas. Vale, que es importante también para no acabar pues teniendo frustraciones y cosas de estas. Vale, es decir, un poquito ahí el tema este, ¿no? Bueno, pues Sócrates, entre otras cosas, vale, pues lo que decíamos, lo vamos a utilizar un poco para eso. Para decir, vamos a pensar, bueno, yo que estoy estudiando. ¿Y para qué? ¿Me gusta? ¿No me gusta? ¿Empezó gustando mi hora y no espero que me guste? Porque también pasa, ¿eh? Que cuanta gente conocéis que de repente pues me pega un gesto. Y dice, pues esto que a mí yo pensé que me encantaba, porque no me gusta nada. ¿Eh? Y me realiza otra cosa. Bien, vale. Entonces, un poquito entrar ahí en la duda. Y sobre todo hay una pregunta que yo creo que muchas veces tenemos que plantearnos, que es, vale, ¿qué es lo peor que me puede pasar si suspendo? Es decir, ¿y qué es lo peor que me puede pasar? A ver, ¿me van a cortar las manos? ¿Tenemos a la Inquisición ahí para quemarme en la hoguera? No. Muchas veces no me va a pasar nada demasiado importante. Otras veces, bueno, pues me juego más, vamos a decirlo así, ¿vale? En mil cosas, pues mejor que me den mucho. Hay que evaluar la situación. Hay que evaluar la cosa, ¿no? Pero en el fondo, realmente, ¿qué es lo peor que me puede pasar? ¿No? No lo mejor. ¿Qué es lo peor que me puede pasar? Pues en la mayor parte de los casos, nada demasiado peor. Nada que sea, decía Platón también, ¿no? En los asuntos humanos, no me acuerdo las palabras exactas, ¿eh? Lo voy a decir de memoria. En los asuntos humanos no hay nada digno de gran ansiedad. Y es verdad. En los asuntos humanos no hay nada digno de gran ansiedad. Porque si te mueres también te moriste, ¿eh? Tampoco ya se te va con la ansiedad de golo. También, ¿vale? Entonces, pues no hay cosas mucho de gran ansiedad. Con lo cual, aprendamos también un poquito a relativizar, ¿no? A decir, bueno, ¿qué es lo peor que me puede pasar? Tampoco tengo mayor problema. Y en esto de relativizar, se me venía ahora a la cabeza una técnica que se llama la técnica de 10-10-10, que es lo que te dice, vale, tú tomas una decisión o te pasa algo que pienses en, vale, esto me acaba de pasar, o la decisión que quiero tomar vale un poco tanto para tomar decisiones como para relativizar lo que me pasa. Esto que me acaba de pasar, ¿qué impacto va a tener en 10 minutos? Si he suspendido y estoy muy triste, a lo mejor me paso 10 minutos llorando o lo que sea. Vale, en 10 minutos tiene este impacto. ¿Qué impacto va a tener en 10 horas? ¿Y qué impacto va a tener en 10 años? Pues es un poco el 10 de 10. Vale, 10 minutos, pues bueno, en 10 horas vale, pero en 10 años, ¿qué impacto va a tener? Bueno, a lo mejor por el impacto de una oposición, que bueno, como así de aquí a 10 años, lo que en 10 años tampoco tiene un impacto enorme. Pero otra cosa es un examen de una asignatura, perdona, ¿qué impacto tiene? Es que en 10 horas ya no va a tener tampoco mucho impacto. Qué grande, ¿sabes? Si es una técnica de 10, 10, 10, funciona. Bueno, aunque no sea 10 de 10, vale, ahora en unas horas, pero realmente en 10 años, ¿qué impacto va a tener esto? Y aquí veníamos a hablar un poco de la profecía autocumplida. Que muchos fracasos que tenemos en la vida, o a ver, no tiene que ser un fracaso como tal, sino cosas. Es que no nos acaban saliendo como queremos, lo mejor que pudieran haber salido está en nuestra mente y en lo que nos decimos, en nuestro diálogo interno. Antes de tener ningún tipo de indicio, dice algo va a salir yo o no, si yo ya voy, no va a salir, no va a salir, no va a salir, no va a salir, la mayor probabilidad es que efectivamente no salga. De hecho aquí es un dato que bueno, que saqué, que decían que los humanos tenemos como aproximadamente unos 60.000 pensamientos al día, pero es que el 90% está... Están enfocados en, vale, pensamientos igual no catastróficos como tal, pero bueno, pensamientos negativos. Y si llego tarde ahora al curso y si hoy va a cenar no hay lo que yo quería y si todo el rato estamos pensando en si las cosas nos salieran mal. No pensamos en pues si se sale bien el curso, que bien vamos a quedar, que tal, no, es como si se sale mal y si no tal y si no cual. Pero todos esos y si no negativos realmente pues si vas con esa mentalidad lo más probable es que se cumpla. Supongo que la propiedad de esto complica. Si vas con el no, no, no, no, no, pues... Bueno, para decirte es que tienes las manifestaciones psicosomáticas también. Es decir, cuando uno viene con un grado de pensamiento negativo y de me va a salir todo mal, pues claro, taquicardizo, voy a empezar a sudar, me voy a marear, puedo tener problemas de visión, visión borrosa, visión en túnel y entonces empiezo a encastillar más todavía porque me siento mal, tengo ganas de vomitar, vale, o vomito, acabo vomitando realmente, vale. Entonces todas esas son... Somatizaciones me empeoran también el rendimiento, vale. Porque evidentemente si yo estoy aquí y estoy pensando uy, qué rápido me va el corazón, uy, es que estoy sudando, uy, es que me voy a marear, es que me voy a caer, es que estas todas somatizaciones que estoy haciendo porque estoy liberando gran cantidad de hormonas al torrente sanguíneo, vale, y estoy activando continuamente y borbandeando el botón del pánico, pues evidentemente me va a bloquear porque estoy pendiente de cosas más importantes que leerme aquí lo que me están preguntando. Que en el fondo aquí esto ya ni lo entiendo. Porque estoy intentando respirar, por decirlo de alguna manera, y sobrevivir, ¿no? Estoy como focalizado en temas muy urgentes para mí que son me voy a caer, me voy a marear, quiero salir, me entró la estrofobia, esa puerta está cerrada, déjame salir. Vale, quiero huir, escapar de esta situación tan desagradable, ¿no? Y lo último que quiero es leer aquí que me están preguntando no sé qué cosa. Vale, entonces me está bloqueando el hecho de que mi reacción fisiológica me juega al contra también, ¿no? De si yo estoy pues muy incómodo o estoy pues no he dormido. Luego hablaremos de los hábitos. Yo la verdad es que pensaba, esto es tirado. Esto es tirado, es que podríamos acabar el curso en dos minutos o menos, ¿vale? Porque si os dais cuenta son las recetas de toda la vida de la abuela, ¿vale? Que nos preguntaba, ¿y comes bien? ¿Y duermes? ¿Verdad? Y ejercicio físico. Es decir, es que son tres recetas, es lo que hay que hacer, no hay más. Ejercicio físico. Dormir, descansar y comer bien. Y se acabó. Es decir, no hay receta ninguna mágica. Es esto. Pero es lo que es. Tan fácil, luego va y no lo cumplimos. ¿Por qué? Bueno, sí, lo que decíamos de él. Yo creo que en gran parte es porque, bueno, sí, pues nos damos la importancia que tiene, pero también otra gran parte creo que vivimos ahora mismo en una sociedad en la que tenemos tal piloto automático de... Trabajamos en 500.000 sitios, solo hay que ir a por los niños, no hay donde llevaros, no tienes tiempo. O sea, claro, luego tiramos de comida rápida porque no tengo tiempo. Al final son excusas. Pero como tenemos la opción de... Creo que a día de hoy hay mucha opción de comer mal, no hacer ejercicio y dormir mal. Porque hay mucha vida nocturna, mucho que hacer por la noche, mucha pantallita, mucho ordenador... Tenemos como todas las opciones para hacer lo contrario a lo que se debería hacer. Como que nos incita mucho. Y entonces es importante también concienciar de que, aunque haya otras opciones, lo otro es lo que te va a venir bien. No es verdad tampoco quejarme. Si sigo sin dormir, comiendo mal y sin hacer ejercicio. Entonces no va a cambiar nada. Esto es un poco... Si lo llevamos al terreno deportivo, imaginaos a alguien que está preparando una competición deportiva, ¿no? Bueno, cualquier entrenador deportivo te dice los días previos, los dos, tres días previos antes de una competición donde tú tienes que rendir, no me hagas grandes sobreesfuerzos porque te me puedes lesionar y no tengo tiempo que te recuperes. Vale, entonces esto hay que venir de atrás. Por eso hay que programar. Es decir, yo no puedo coger y meterme en el atracón típico en los últimos días. Venir sin dormir a un examen, dormir poco... No vale para nada porque no asientas además ese conocimiento. Y te viene ese rollo de tal. Yo creo que todos lo hemos hecho alguna vez. No nos vamos a mentir tampoco, ¿eh? Yo alguno de esos me he metido. Bueno, pero vas un poco a... Bueno, a ver, me lo leo así por encima y a ver lo que sale. Pero tengo que ser consciente de que eso no puede ser la tónica general. Es decir, si no, tengo que programarme antes, ¿no? Hay muchas fórmulas. Creo que no las hemos traído porque realmente, bueno, pues hay una fórmula que nos habla de que tú le atribuyas una dificultad a una materia para ti. Vale, para ti. Para mí, por ejemplo, las matemáticas pueden ser muy fáciles o el idioma. Para otra persona no. Vale, entonces pues va un poco en la dificultad que tú le atribuyes. Y que hagas un plan semanal de horas, ¿vale? De horas de estudio semanal, ¿vale? Que tienen que ser no mucho más de tres horas diarias, ¿eh? Si yo soy constante, es decir, pues tres horas porque luego me hace falta el resto. Tiempo para otras cosas. Y que le dediques pues X tiempo a esas, evidentemente, a las que más te cuesta, más tiempo, ¿no? Y un poquito pues para que nos dé tiempo al repaso, a volver atrás, a sentar el conocimiento, a todas estas cosas, ¿vale? ¿Qué pasa? Que realmente esto pues es lo que tenemos que hacer desde el principio. Es decir, hacer un planning. Y esto es lo que muchas veces no hago. Lo voy dejando, lo voy dejando. El planning hay que cumplirlo. Horas de descanso, horas de trabajo, horas de ocio, horas de... Deporte, como si vas a caminar. Luego hablamos de caminar, ¿no? De la autocuidado un poco y de caminar es lo importante. Pero tenemos que entender que eso nos va a ayudar un poco a digerir todo esto y que durante el sueño también se aporta muchísimo a la fijación del conocimiento, ¿no? Entonces, pues bueno, todo eso es importante aunque, evidentemente, la sociedad hoy en día nos aboca al deprisa y al hacer muchísimas cosas, ¿vale? Eso igual teníamos que empezar a ralentizar y a bajar un poco varios. Y las redes sociales también, ¿eh? Control de las redes sociales porque nos comen muchísimo tiempo. Hay cosas muy interesantes pero tenemos que filtrarlas porque si no es que nos comen muchísimo tiempo, ¿no? Las redes. Y en cuanto a la propiedad no cumplida de la que estábamos hablando, traíamos aquí el efecto Pygmalion, que es un poco como el círculo vicioso de lo mío y de lo de los demás. Lo que te dice un poco es que todo impacta y todo influye en todo y todo forma parte de este círculo vicioso. Es decir, mis acciones, lo que yo haga, obviamente va a tener un impacto en las creencias y expectativas que los demás tengan de mí. En función de lo que yo haga, ya pensarán una cosa de mí. Vale, en función a lo que ella crea de mí, actuará ella. Y en función a cómo ella actúa, yo me crearé mis creencias y expectativas sobre ella. Esto es un poco la propiedad autocumplida llevada a las relaciones entre personas. Es que es un círculo vicioso. Lo que yo haga es lo que va a hacer otra persona. Se crea una imagen de mí, actúe de una manera y yo me hago la imagen de esa persona. Y esto también es un poco, si lo llevamos un poco más al ámbito académico y en vez de plasmarlo en las creencias de la persona, lo plasmo en la materia en sí, es un poco lo mismo. Lo que yo hago con esa materia es lo que luego me va a devolver lo que esa materia haga conmigo. A ver, que luego hay factores también que influyen porque hay un profesor que te pone un examen y bueno, vale. Pero entonces... Quedándonos solo con yo como persona y la materia como tal, si yo, por así decirlo, trato a esa materia de una forma adecuada, me la planifico, le dedico las cosas que tengo que dedicar, lo hago de manera adecuada, lo normal es que la materia me trata a mí de una manera agradecida también, por así decirlo. Entonces no solo vale con las personas, creo que eso también vale cuando nos dedicamos a algo, pues en el trabajo lo mismo. Si yo me dedico a mi trabajo de una manera óptima y buena, pues se supone que el trabajo me devolverá. ¿Vale? También de manera buena y óptima. Si soy un puñetero de desastre, mejor me despiden a las dos semanas. Es un poco igual, pero en el ámbito académico. Bueno, este era un estudio que vimos que hablaba un poco de las fortalezas del carácter, ¿no? Que también es muy importante conocernos nosotros mismos, el autoconocimiento, y saber cuáles son nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Porque, a ver, hay que ser realistas, algunos somos perfectos y pues lo que decía con la asignatura, si una asignatura me da mejor, otra peor, pues yo misma, vale, todos más o menos, que si existe unos rasgos de personalidad, unos tipos de carácter, lo que sea. Pero como son como unas cosas más mágicas, o sea, cada uno tenemos una cantidad de unos y de otros. A otros nos gusta más escuchar, a otros nos gusta más hablar, unos pues somos más sociables, otros son menos sociables. Pues nuestro carácter también tiene una serie de rasgos que tenemos que intentar aprovecharnos de los buenos y ser conocedores de los malos. Porque lo importante es también saber cuáles son nuestras debilidades. Y hablaba como de... Bueno, aquí no se habla de fortalezas, se habla de seis fortalezas, vale, del carácter de las personas. Las tres primeras que mencionaba eran la sabiduría, el coraje y la humanidad. Luego he hablado de la justicia, la templanza y la trascendencia. Entonces dice como que el carácter está compuesto por estos seis elementos, por así decirlo, estos seis rasgos, ¿no? Y todos los tenemos, pero en diferentes medidas, ¿no? Y aquí habla un poco de cómo se definirían cada uno de estos rasgos del canal, ¿no? Pues la sabiduría se refiere a un poco a aquellos rasgos de personas creativas, curiosas, ¿vale?, con apertura mental. Y la apertura mental quiere decir que no son reacios a escuchar otras opciones, que les gusta escuchar diferentes opciones o hacer cosas nuevas, amor por el aprendizaje, aprender cosas nuevas y tener perspectivas. O sea, personas que saben, pues salirse un poco y verlo todo desde fuera con perspectiva. Luego el coraje haría referencia un poco a la parte de la valentía, la energía, la perseverancia, la honestidad. El rasgo de la humanidad se refiere más al amor, la bondad, la inteligencia social, o sea, mi inteligencia para decirlo emocional, de relacionarme con los demás y mi empatía. Luego la justicia, vale, es decir, la búsqueda de equidad y de trabajo en equipo. Y bueno. También aquellas personas en las que predomina un poco el liderazgo, personas que sirven para ser líderes, ¿no? Luego tendríamos la templanza, que se mire por la capacidad de pedir perdón, la humildad, la prudencia y la autorregulación, el autocontrol, saber controlar a mí misma. Y la sexta y última, que es la trascendencia, vale, se refiere a ser capaz de apreciar la belleza, el arte, la gratitud, el sentido del humor, la espiritualidad, entonces como que estos son rasgos, son como subrasgos de los rasgos del carácter, ¿no? Y como que hablaba de la importancia de saber tú reconocer cuáles son tus fortalezas, ¿no?, de estas seis que nos aportan. Y aquí hacen esta pregunta de que ¿cuáles creéis que son vuestras cinco fortalezas del carácter? ¿Qué tal? ¿Sois perseverantes? ¿Sois honestas? Sí, sí, somos. ¿Todas? ¿Tú las tienes todas? Suelemos tener una mezcla. Lo tienes todo, eres la mujer perfecta. Sí, todos, o sea, es lo que pienso, como en verdad, todos tenemos todos, pero en diferentes cantidades. Quizás por ahí no tomo dientes, ¿eh? No, no, mucha gente no tiene nada o prácticamente nada de esto, ¿eh? Pero la cuestión es que puede estar vacío, o sea, como que todos deberíamos tener todos de fábrica. Es decir, se nos va rellenando. Pero sí que es verdad que, pues, a lo mejor una persona dice, vale, sí, yo considero humilde y servir, perdón, pero sobre todo humilde destaca la creatividad y la apertura mental, ¿no? O sea, más como la sabiduría. Por ejemplo, ¿crees que la humanidad hoy en día sí es muy imperante? Los rasgos de la humanidad, es decir, bondad, amor, inteligencia social. Escaso. Escaso, ¿eh? Bueno, si ves las noticias te pegas ya contra un... Vale, pero en la vida diaria. ¿Cuántas veces os pasa que vais en coche y todo despitando? No te dejas meterte el otro día, te abrace allí... Nos transformamos, parece, ¿no? Y luego parece que en los demás vemos siempre la culpa, el fallo, el error, ¿no? Nosotros siempre tenemos excusa para nuestros fallos o errores. Muchos otros no, ¿no? Pero yo lo veo muchísimo. Yo primero, yo después, yo también muy egoísta en la sociedad en general, ¿vale? Es decir, muy individualista, ¿vale? A mí me preocupa, lo hemos comentado en mi campo, en el campo que también tu hija, ¿verdad? Hola, ya una chica encantadora, por cierto. Muchos rasgos que nos habrá dado su madre, ¿no? Bueno, en el ámbito sanitario, ¿vale? Vale. Sobre todo los que tenemos cierta edad ya, pues lo hemos comentado muchas veces, ¿eh? Y a veces nos preocupan las nuevas generaciones de sanitarios porque detectamos, quizá que no es tan vocacional, estoy hablando en términos generales, por supuesto, en porcentajes, vamos a decirlo, ¿no? Muchos de la gente que ahora estudia, pues, profesiones sanitarias, que son, claro, muy vocacionales, igual que las de educación, evidentemente, pues lo hace, ¿no? No porque quiera, sino porque es una buena salida y porque muchas veces ha ido abocado por eso, ¿no? Por su familia o por lo que fuese. Bien. Y detectamos una tremenda falta de empatía con el paciente. En la forma de tratar al paciente, en la forma de comunicar con el paciente. Es decir, parece un, no sé, ni un tecnólogo, un técnico, ¿vale? Me ponen el ordenador delante, veo datos de analíticas y le suelto a la persona lo primero que me venga a las clases, ¿vale? Y se lo digo tal cual, ¿vale? Esto tengo. Una experiencia que fue así, no dudo de la profesionalidad. Bueno, sí dudo. Me voy a posicionar. Sí dudo, ¿vale? Para mí esa persona no es buen profesional, ¿vale? No es buen médico. A un paciente oncológico, ¿vale? Con un resultado analítico, todo podía indicar que podía ser un error. Es decir, que el falso positivo en una prueba de imagen, una prueba de imagen no es una sentencia de muerte, es una prueba de imagen, ¿no? Puede ser un falso positivo. Bueno, pues hablando de una serie de datos, ¿vale? Le suelto al paciente que estaba preguntando, no, no, esto es tu moral, tu moral. Y luego se quedó como diciendo, está diciendo este, ¿vale? Es decir, aunque tú creas que es tu moral, tu moral, yo creo que hay formas de decir las cosas. Sé un poco humano, ¿no? Sé un poco empático. No vale de nada que yo sea la mejor radióloga del mundo, la mejor ginecóloga del mundo. Si no tengo empatía, para mí es un mal profesional o una mala profesional, ¿vale? Porque no está comunicando, no está contemplando esa parte. Volvemos a esa disociación que, por desgracia, se hizo creo que en el siglo XVII y XVIII, bueno, en las épocas modernas de la medicina, ¿vale? De disociar lo físico de lo psicológico y de lo social, ¿vale? Entonces era, no, no, es lo físico. Esto todavía colea porque muchas veces ahora no, lo hemos vivido en la pospandemia, pero sí que nos deja de preocupar un poco y es lo físico, el dato, el dato. No es una persona, es datos. Son colesteroles, son, no sé, pero oiga, pero ¿a dónde vamos? Somos bastante más complejos que todo esto, ¿no? Entonces sí se ha perdido y sí lo notamos en alto porcentaje esa preocupación. No, esa preocupación humanista, esa base humanista que nos dice ahí de la humanidad, de tener humanidad, de tener inteligencia social, inteligencia emocional, de cómo digo las cosas, para herir lo menos posible. Y si hiero que no sea a conciencia, vale, perdón, disculpas, vale. En la sabiduría, madre mía, vale, pues igual nos vamos a mucho acúmulo de conocimientos, teóricos. Pero en sabiduría vital nos ganaban nuestros padres y nuestros abuelos y nuestras abuelas y nuestras madres, ¿eh? Muchísimo. Muchísimo. Igual no tenían el nivel académico que tenemos nosotros, pero tenían una otra tipo de inteligencia de sabiduría. Sí, inteligencia y sabiduría vital, emocional. Es decir, tenía el sentido común y lo aplicaba, ¿vale? Y encontraban soluciones muchísimo mejores que las muestras. A la vista está, porque ellos llevaban la vida de otra manera y con problemas bastante grandes, ¿vale? Bastantes apuciantes en otras épocas, ¿no? Y todo esto sí hemos perdido un poquito todo este tema, ¿no? En base a eso. En base a otras cosas. Luego, por ejemplo, la espiritualidad. Claro, la espiritualidad es algo, la trascendencia, ¿vale? Que siempre, muchas veces asociamos por nuestra tradición cultural, ¿vale?, judio-cristiana, evidentemente. Va unida mucho la culpa, lo hablamos hoy por la mañana en otro curso. La religión, la tradición judio-cristiana nos hace sentir culpados. Está basado en la culpa, ¿eh? Entonces ese Dios castigador, ¿no?, que nos está viendo y la culpa y el infierno y el famoso purgatorio, ¿no?, que ahora sabemos ya por fin que no existe o eso han dicho, ¿no? Pero nunca existió. Bueno, hubo una época en que sí, el purgatorio. Tú decías, madre mía, voy a tener que pasarme cuantos años ahí. ¿Qué te importa? ¿No? A mí me preocupaba de pequeña aquello. Decía, pero eso del purgatorio. ¿Y tú qué haces en el purgatorio? He perdido allí. Vale, pues si te vas por un lado o por otro, aunque sea para el infierno, pues estás en el infierno. Pero si estás en el purgatorio, te estás esperando allí en la puerta. A ver si te dejan entrar o en un rollo raro, ¿no? Esto de la espiritualidad no se refiere a nada religioso. O sí. Vale. Se refiere más bien a creencias más elevadas. Es decir, a algo espiritual. A mí me puede transmitir algo mirar por esa ventana y ver un campo precioso. Y a mí eso me está dando bienestar. Estoy trascendiendo. Estoy yendo más allá que la capacidad que tenemos los humanos de trascender. Los animales, que sepan, no tienen capacidad de trascender. Es el aquí y ahora y se acabó. Vale. Los humanos trascendemos. Por eso es tan importante también ir trabajando todo esto en el autocuidado también. Y muchas veces lo vemos. Hace un par de días estaba en Ourense. Había ido a dar un curso allí. Pero antes, tempranito, iba por la calle. Y yo iba, pues, por la calle e intento no ir con el móvil. Vale, mirando el móvil. Si me voy, atendiendo. Iba fijándome en los arbolitos, en las hojitas que quedaban, en lo mismo cuanto. Bueno, con todas las personas que me conocí, casi tenía que esquivarlas. ¿Por qué era? O escuchando las noticias, uno ya llegaba en alto. Es decir, iba focalizado en el móvil. ¿Por qué era? Porque el mundo de alrededor no existía. Yo era una extraterrestre en ese mundo. O diciendo, pero vamos a ver, mira y levanta la vista. Mira a la gente con la mirada baja. Vale. Y casi te chocaba. Entonces, pero vamos a ver, trasciende un poquito. Trasciende un poquito, ¿no? Entonces, esa afirmación de la belleza, no es la belleza. A lo mejor la belleza, para mí, es algo totalmente diferente. Para ti, no tiene, porque es una catedral maravillosa. A lo mejor, para mí, la belleza es otra cosa completamente diferente. Vale. Pero si no observo el mundo... De que me enteré de nada. Entonces me restringo la visión. Entonces yo creo que esto es mucho lo que nos falta. Y por supuesto, lo de pedir perdón lo llevamos mal últimamente. Nos creemos, no sé, el centro y el ombligo del mundo. Entonces, pues bueno, es un pueblo de pedir perdón. Tampoco voy a estar pidiendo perdón todo el rato. Cuidado, que eso ya es otra historia. Pero sí que deberíamos abrir un poco la mente a todo esto. No centrarnos tanto en los resultados, no centrarnos tanto en esa competitividad. Tú sacas un 9 y yo saco un 8. No, más a lo general, un poquito a lo esto. Y en lo de la autorregulación, a mí siempre me llama mucha atención, esto es muy antiguo, igual ya está superado, pero bueno, a mí me llama la atención, lo de los locos de control. Locos de control interno y locos de control externo, ¿vale? En los estudiantes, lo que hay que fomentar es un, como padres, como madres, como educadores, como profesores y profesoras, como quien sea, ¿vale? Lo que hay que fomentar son locos de control internos. Ahora, el externo acaba fallando. Porque, ¿sabes lo que son locos de control? No. Bueno, Marta, explica mejor que yo. Bueno, básicamente es que lo dice la palabra. Yo como está siempre diciendo para que todo el mundo lo entienda, él dice la palabra en síndrome. Son como estrategias o puntos clave para controlarte normalmente emocionalmente. Se lleva más a lo emocional. Si tú te dejas controlar siempre por causas externas o necesitas ciertas cosas para que te salga bien, incluso el locos de control externo, incluso para más gente también supersticiosa. Bueno, si llevo esto conmigo, no tiene sentido. Es que eso no. O sea, tienes como que tu propia seguridad, buscar tus propios elementos, tus propias claves internas. Que a ti te generen seguridad y que te generen cierta sensación de, esto lo controlo yo. Porque si dejo que lo controle el de enfrente, pues no sé cómo lo va a hacer. Claro. Pensad, lo vamos a aplicar, por ejemplo, en adolescencia, ¿no? Que es mucho donde se ponen las pautas. Si yo tengo un hijo o una hija, por mucho que... Si él no quiere sentarse ahí a estudiar, por mucho que yo haga un locos de control externo, que yo le obligue, entre comillas, ¿no? A sentarse ahí. ¿Por qué tienes que estudiar? No puede estar. ¿Por qué tienes que estudiar? ¿Pensáis que eso va a ser muy eficaz? Para nada. No, eso es igual que acudir a terapia. Si vas a terapia porque te manda ir... Porque tu pareja te dice, ¿vas a terapia? Pues ahora estoy contigo. O sea, luego tu hijo, no, estoy aquí porque me mandó mi madre. Es que, o sea, si la oficial y no quiere ir a terapia, va, porque alguien se lo dice, que se ahorre el dinero. Pues esto es un poco lo mismo, ¿no? Exactamente. Los locos de control externos realmente sirven muy poco. Vale, a veces sirven, ¿eh? Sí. Cuando tenemos un radar en la carretera, el locos de radar... Vale, el locos de radar funciona. Bueno, pero funciona ese tramo. Ese tramo. ¿Se puede volver? Vale, vale. Es decir, ese es el problema. Entonces, lo que tenemos que intentar fomentar desde muy pequeñitos, a los que sois padres, madres, adolescentes, también es que generen locos de control interno. Al principio no lo van a tener, evidentemente, vale, esto se aprende. Pero después es que tienen que generar. Que ellos hagan las cosas porque quieren hacerlas, por su responsabilidad, por ser responsables, vale. No porque yo le haga... O le castigue, o le premie, que también es otro gran error, ¿eh? Si apruebas, te compro. Si apruebas... Pero, si apruebas, no, no. Si apruebas, es que es tu trabajo. Vale, se acabó. Otra cosa es que tú luego hagas otras cosas. Pero es que vamos a ver, que te voy a premiar. Te voy a ir diciendo, pues qué bien, que has aprobado, qué alegría. Pero no tengo que aplicar el refuerzo. Ahí está. No te tengo que reforzar positivamente. Igual que a lo mejor tampoco tendría que reforzarte negativamente. Y eso es algo que iba a decir personalmente. Ya es un poco otra organización. Pero que a mí nunca se me ha ni castigado ni premiado. Y ahora lo que voy a decir no entendía. Porque, igual, compañeros de... Dios, como se te ve mi padre, me ha echado una bronca porque suspendí. Y tampoco entendía el hecho de... Me compraron un móvil nuevo porque aprobé todas. Tampoco hay ni qué castigar ni qué premiar porque el castigo por suspender ya lo va a tener. O sea, esa persona ya va a tener que repetir el examen mientras a lo mejor sus amigos están de verano. Que es un castigo. Oye, no tengo tiempo para estar porque tengo que estudiar porque ya... O sea, lo que tengo que suspender y tengo que estudiar. Sin embargo, el refuerzo también ya lo tienen de manera natural. Si ven que los que suspendieron se fastidian en el verano y ellos están todo el verano por ahí disfrutándolo, ya es un refuerzo. O sea, es algo natural. Igual que en el trabajo. Vale, tú haces bien tu trabajo. Bueno, sí, cobras a fin de mes y todo el rollo y tienes tus vacaciones y demás. Pero tampoco tienes a... Igual, pero a mí es el jefe. Vale, estupendo. Pero tu pareja en tu casa o tu madre en tu casa. No te va a premiar si esto es un buen trabajo. Esto es un poco... En mi cole, pues ya le premiaré al profe si quiere, si tiene un sistema de refuerzo con los chicos o con las chicas, o si les da luego algún beneficio para aprobar o lo que sea. Pero que les premie, pues el profesor o la profesora. Pero yo en mi casa, no... Dicen en mi casa, pues le premiaré, lo testearé por conductas que el niño, la niña, el chico o la chica tengan en casa. ¿No? Por lo que... Eso es lo que decíamos. Es como su trabajo. Es que no le tengo que premiar. Es lo que está haciendo. No es nada excepcional. No es un niño excepcional que esté haciendo algo que nadie más haga. O sea, en adolescente es igual. Más en gente mayor, lo mismo, ¿sabes, John? Ninguno vamos a trabajar esperando que se hacemos bien en casa o nos tengan algo. Mi pareja, mi madre, mi padre... El mejor premio es el que uno se da sin mis. Claro. Que lo has hecho bien. Eso es lo que tenemos que fomentar, ¿no? Entonces, pues cada uno debería ir viendo dónde falla o no falla, ¿vale? Y trabajar sobre ello, que se puede trabajar como todo. Vale, para venir, pues es con más seguridad. Una vez que yo he hecho todo lo que... Que he podido, pues bueno, vengo tranquila. Vale, el rendimiento académico, pues es un poco... Es una faceta más de la vida, pero no te define tu rendimiento académico. Igual que tampoco te define tu título universitario, ¿eh? Como bien sabemos. Es decir, no te define el título. No deberíamos presentarnos... John, no se me ocurre nunca presentarme diciendo... Hola, soy Pilar, soy juez... ¿A quién le importa que soy yo? Es decir, que no le importa a nadie. Pues ahora soy Pilar, ya está. He conocido a gente que sí lo hace. ¿Verdad que sí? Soy el doctor fulanito de tal. Y dices tú, ya ve que me importa. Pues muy bien, pues me lo hago por ti. O soy juez. Bueno, pues me parece genial también. Que no te tenga que montar mucho, si puede ser. Ya está. Pero ¿a quién importa? No eres tú, no te define. A mí me va a importar cómo te portes conmigo o con la gente que me importa. Bueno, no te define tu rendimiento académico, tu título académico. Tampoco entro y digo, hola, soy Pilar, la que suspendí física aplicada. Pues tampoco tengo que contar eso, ¿no? Entonces es un poco que soy mucho más que el rendimiento académico. No me define. Mucho más que un número y una nota. Por supuesto. Llevándolo no tanto al ámbito personal, pero también al ámbito profesional. No creo que sea mejor médico el que ha sacado en todo, o sea, matrículas, que un médico que ha tenido notas normalitas y creo que suspendió una. Es que a lo mejor a día de hoy... Soy igual de bueno, eso es mejor. El que tuvo que suspender un par, pues porque luego, a la hora de llevar la profesión a la calle, pues es mucho más empático. Se ha ido estudiando mucho más. Ha estudiado después. Claro. Ha mantenido el conocimiento. Y a lo mejor es una persona que ahora, pues yo la prefiero que me atienda. Si pone madre mala, digo, pues prefiero que me atienda al que suspendió un par de asignaturas, que el que fue excelente y ahora es un soberbio, no tiene nada que hacer al dar malas noticias. Y es un desastre. Entonces, no creo que defina. Ni el título, ni las notas que sacas, luego te hacen ser mejor o peor profesional, básicamente. Yo no me acuerdo de muchas más notas que saqué. Y lo tengo más aterciente. No tengo ni idea de qué notas saqué en X asignaturas, porque no creo que eso te defina. O sea, los exámenes que hacemos son un trámite, para así tener el título. Pero luego lo que te hace realmente una buena profesional es lo que tú aprendas después, cómo tú apliques lo que aprendes. No tenemos mucho conocimiento. Es saber luego aplicar. E indicarlo. Eso sí que es más complicado. Me decía también un gran amigo de mi padre, abogado de mucho prestigio, y bueno, nos lo vimos estos días también, y me decía una frase que es muy así, ¿no? Y todos los que hemos estudiado una carrera universitaria sabemos que es así. Lo hemos experimentado. Decía, porque había tenido un profesor muy bueno, que estudió Derecho, y que este profesor, cuando se licenciaron, hicieron el acto de licenciatura, pues que les dijo, bueno, ahora están ustedes preparados para empezar a estudiar. ¿A qué sí? ¿Qué nos ha pasado a todos los que hemos hecho una carrera? Que tú sales diciendo, no sé nada. Y esto te das cuenta también con el tiempo. Luego, el estudio viene después. Te han puesto unos pilares para que tú tengas las herramientas para poder buscarte la vida y las cosas. Pero es que luego, es que el resto lo has aprendido a posteriori. Y aprendiendo muchísimo de la gente que te rodea, que te ayuda, que te ha dicho, mira, esto va por aquí, y lo que has visto, y lo que has hecho, y que tú tengas la curiosidad, tienes la curiosidad de seguir aprendiendo. Y aprendes fallando también. ¿Y lo que te falla? Un miedo a fallar, o la gente nos pone encima un miedo a fallar. Si eres novato en algo, comentarles a un par de gente, cuidado, si lo haces mal, es que mejor no te den mucha práctica, porque si cuando llegas lo haces mal, hombre, a ver, la confusión es igual, hay que tener un poco más de cuidado. Pero es que todo el mundo tiene que fallar. Si no fallas, no vas a realmente aprender. Hay que fallar. Hay que perder miedo a fallar. No pasa nada. Aprende. Lo importante es, claro, si fallas, si te da igual, y lo vuelves a hacer y te crees, no. Pero si fallas, si realmente te evalúas por qué fallé, qué hice mal, cómo lo puedo hacer mejor, es que ahí es cuando realmente aprendes. Salir a la calle, fallar y aprender a no hacer los fallos. No hay que tener un miedo tan poco exagerado a fallar. Hay una, bueno, Anabel González, que es una de nuestras psiquiatras de cabecera, la nombramos mucho, ya la nombramos también en otros, escribe muy bien. Y el otro día vi una entrevista que le hacían en estas charlas del BBVA, que la teníamos por ahí también me parece, pues decía ella que los marineros curtidos son los que han librado muchas batallas en el mar. Es decir, nadie, por mucho que tengan mil títulos de patrón de barco, de patrón de yate, cuando aprende realmente es cuando ha lidiado con situaciones difíciles. A veces le han salido mejor y otras peor, y ha aprendido de las que le han salido mal. Entonces, nadie va a poder salir siempre victorioso de todo. El tema es que yo, sí, y aquí empata con esto, reflexione. Eso es lo importante. ¿Qué ha fallado? E intente buscar estrategias. Estrategias para que eso no vuelva a pasar. ¿Qué me ha pasado? ¿Qué ha fallado? ¿En qué puedo mejorarlo yo? Si depende de mí, a veces hay factores externos. Y de locos externos, pues tampoco podemos controlarlo todo. No podemos controlarlo todo, y lo externo es externo. Pero sí aprendo de los errores que he cometido, pero los tengo que analizar. No vale ni culpabilizarme, ni decir, ah, bueno, ha cometido el error, da igual. Lo importante es reflexionar sobre ello e intentar decir dónde. ¿Puedo? ¿Puedo mejorar? ¿Dónde ha sido el punto? Y ahí es donde no volvemos a fallar. ¿Verdad que sí? Es decir, en lo que reflexionamos, nos hemos equivocado y le damos vueltas, raro que volvamos a fallar. Difícil. Por ejemplo, una de las cosas que vamos a hacer para controlar el estrés académico. Hay que llegar con tiempo. No puedo llegar ajustado a un examen. Porque, no sé, a todos nos ha pasado también. Ya vienes como una moto. Ya no te sale nada porque ya vienes tal, no encuentras el bolígrafo, traes el bolígrafo en una nube. Resulta que ahora... El bolígrafo salta por allí, tú diciendo con qué escribo, me sudan las manos. O sea que no traje el carné. No traje el carné. Yo estoy casada con una persona que pasa indocumentada la mayor parte de su vida. Porque vamos a donde vamos, no tiene la cartera. Y tienes otro lado que obtienes. Y tengo otro lado. No quería nombrarlo porque tampoco... Hay que reconocerlo. Pero hay que reconocerlo. Entonces, claro, digo yo, ¿cómo no vas a ponerte nervioso si tú ya llegas y te faltan las herramientas? O vienes... ¡Ay, ay, ay! Es que... ¡Ay, ay, ay! Siento. Vamos a ver. Quiero ir al baño. Que me dio ahí un apurillo. Vale. Vengo, me siento, me coloco mis cositas y empiezo. Mucho lejos. Y bajo la activación. Si no es que ya vengo, no llego, no tal, no me va a salir. Es decir, una parte es... Me toco un tiempo. Vale. Y me busco las cosas. Y me llevo. Y me llevo dos bolis, por si acaso. Tampoco hay que llevarse quince, ¿eh? Que entonces entramos ahí en el tema de no tengo dinero. O en el fetichismo que comentaba Marta. Que también hay gente que confía mucho en... Me voy a poner las seis de los exames. ¿Eh? Y si sería... O el bolígrafo de los exames. O no sé qué de los exames. O me tengo que llevar el muñequito, no sé qué y ponerlo aquí. Si ya no está, colapso porque me va a salir todo mal. Pues para nada. Para nada. Vale. Es que no es el caso tampoco. Pues que no depende. A mí me da igual. Este bolígrafo te otro. ¿Qué más tiene? No tiene ninguna cualidad mágica el bolígrafo, ¿no? Ni nada, ¿no? Hay gente... Bueno, bueno. Sí es cierto que hay gente que le da cierta tranquilidad. Eso sería admisible. Pues, por ejemplo, el que es creyente, pues reza. o hacer ahí la señal esta de la tal, ¿no? es un ritual, si a ti le sirve es inocuo, también es verdad ¿vale? es decir, no hace daño es decir, pues es inocuo también eso es una cosa que bueno, si a ti te da una tranquilidad el responso a San Antonio pues hala, que le recen el responso a San Antonio y toda la familia, ¿vale? A ver, no es tan peligroso como algo material pero es que algo material sí que sí realmente creas un vínculo, hagas una dependencia entonces puede ser un problema de como si te olvida en casa que bloqueas tú para el rastro puedes echar, aunque se te olvide en tener ahí toda la familia encendiendo el viento a Santa Clara da igual, ¿vale? pero si es verdad que son creencias que me pueden ayudar si me ayudan, me sirven ¿vale? pero ya si me bloquean es cuando yo me tengo que plantear si lo estoy haciendo correctamente, ¿no? atribuir magia a algo que no hay, ¿vale? confiar en mí, no en objetos externos en un loco de control externo que serían ahí los los objetos, muy bien seguimos entonces nada, ahora les íbamos a hablar un poco del modelo ABC, que es un modelo que se basa, o es un modelo cognitivo lo que se basa es en intentar cambiar en los pensamientos como tal, las cogniciones ¿por qué? porque muchas veces nuestros sentimientos vale, de culpabilidad, de frustración todos los sentimientos negativos asociados en este caso al ámbito académico nosotros creemos que vienen de la situación mental, o sea, yo estoy así porque tengo un examen o yo estoy muy muy triste porque me ha dejado mi pareja, vale, lo asociamos a la situación, lo que me pasa me hace sentir esto y no, eso es lo que dice A es lo que te pasa, es el suceso y C es la consecuencia de tu emoción, pero entre A y C hay algo, que es la B que es como tú evalúas ese suceso, tus creencias hacia ese suceso, no es tanto lo que te pasa, sino como tú interpretas lo que te pasa, lo que te está haciendo sentir así, ¿no? y muchas veces ante un mismo suceso las emociones pueden ser totalmente diferentes en cuanto a la interpretación que tú hagas, ¿no? yo, un ejemplo de vale, a ti te deja tu pareja si tú interpretas que ha sido por tu culpa, cuando no hay indicios que indiquen nada de eso, que nadie te va a querer, que eres una mierda como pareja, que todo mal tu sentimiento obviamente va a ser de me encierro mi casa sentimientos depresivos, tristeza, aislamiento social, todo fatal sí, a mí me deja mi pareja y yo lo interpreto como, bueno, pues mira ha sido su decisión, está claro que hasta aquí hemos compartido nuestra vida hasta aquí, pero ahora ya, pues se acabó, sea por lo que sea no digo que voy a estar los primeros días contentísima con ganas de irme por ahí de fiesta, no, podré estar triste pero va a ser una tristeza normal, adaptativa a la situación que se irá pasando no rechazaré de planes, no tendré ese aislamiento social, no tendré todos los sentimientos tan depresivos como tal esa angustia y la situación, el suceso es el mismo, a mí me han dejado pero en función de cómo yo interpreto eso, me voy a sentir o no, de otra manera y aquí viene esto que dice que, claro, yo la mayoría de las veces yo no puedo cambiar ni decidir lo que me pasa en la vida a lo que sería el suceso, pero yo sé que puedo cambiar o trabajar en cambiar la forma en la que interpreto lo que me pasa, cambiar un poco, coger perspectiva y ver un poco qué opciones tengo de interpretar eso Pues cambiar a una que sea más adaptativa. Y si yo cambio la forma en la que interpreto las cosas, voy a cambiar la forma en la que esto a mí me afecta. Entonces, esto pues en el ámbito académico. Yo voy nerviosísima a un examen porque, Dios mío, si lo espero todo va a ser fatal. También voy a tener sentimientos depresivos, me voy a desgastar socialmente. Pero ¿por qué? ¿Qué interpretación haces de ese suspenso? ¿Qué es para ti ese suspenso? Y es cuando te das cuenta de, pues tengo miedo a que mis padres me hagan algo, tengo miedo a que mi profesora me diga algo. Eso es lo que te está llevando el sentimiento, no el suspenso del examen. No es una nota. Tú escribes un 4 en un examen que no es tuyo, no te va a hacer sentir todo eso. O sea, lo que te está haciendo sentir todo eso no es un 4 en un papel, es lo que tú interpretas de ese 4 en ese papel. Entonces, muchas veces tenemos que cambiar la forma en la que vemos las cosas. Y digo... Coger perspectiva. Y también yo creo que eso funciona un poco. A tu mejor amigo, a tu mejor amigo, a tu pareja o lo que sea, le dirías lo que estás pensando. No. Pues a ti tampoco. Intenta cambiar la forma en la que estás pensando y tu diálogo interior. Yo creo que el diálogo interior es difícil porque estamos 24 horas, 365. Es decir, yo con Xavi, con Marta, con cualquiera, estoy un rato. Me puede decir cosas bonitas, sea regulares o lo que sea, pero estoy un rato. Conmigo estoy todo el rato. Conmigo dentro. Y esto lo explica muy bien Anabel en uno de sus libros, Anabel González, que dice... Imagínate que tienes una herida aquí. Una herida abierta. Y tú a todas horas y continuamente estás... Esa herida no va a curar nunca. Es más, se va a infectar, va a profundizar. Es decir, pues deja de hacer eso en la cabeza de negro. Es decir, no puedo estar todo el rato martilleándome la cabeza. Porque al final, pues que ya no sé ni dónde estoy, ni quién soy. Dentro de esa rueda. Estamos hablando siempre cuando no hay una patología de base. Es decir, evidentemente estamos hablando de situaciones donde no hay una patología que me lleva a tener, por ejemplo, una falta de conexión con la realidad. Es decir, tanto una neurosis como lo que sea. Es decir, si yo tengo una depresión mayor, evidentemente el diálogo interno sale. Vamos a ver, ¿a forma parte de la depresión? Eso ya es un tal y eso ya son patologías donde yo voy a necesitar... Voy a necesitar otras herramientas, ¿no? Que muchas veces van a ser externas. Estamos hablando de situaciones que nos pueden afectar a cualquiera del día a día. El diálogo interno es algo que tenemos en el día a día. Claro. ¿Cómo sin patología? Y comparar no es mucho, también es algo muy doloroso, ¿no? El compararte. Me parece que nos comparamos en todo, ¿no? Y yo, a ver, me comparo con esta. A ver si soy mejor o peor tanto en todos los ámbitos. Eso con las redes. Eso con las redes es terrible. Es terrible. Vale, lo vemos. Es decir, es la comparación, el tener un estereotipo, el decir tengo que cumplir este estereotipo de persona que ahora mismo es la de moda y tengo que llevar el pelo así o tengo que tener no sé cuánto, tengo que no sé cuántos filtros de todo tipo de... Y realidad, si os dais cuenta. Es una vida ficticia totalmente, ¿no? Entonces, lo que vemos ahí en las redes es lo que nos quieren enseñar. Entonces, lo que hagas es lo que tú quieres que la gente vea. No vas a sacarlo mal. Pero bueno, también es verdad que yo vi hace poco una chica que decía que en redes estamos... Ahora como mucho todos vamos a ver la salud mental y ahora las chicas más famosas o tal o chicos famosos suben vídeos llorando de ¡Ay! ¿Qué estrés tengo hoy? ¿Qué ansiedad tengo hoy? Estoy visibilizando la salud mental. Y decía ella, a ver, no la romanticemos. La salud mental no es solo tener un mal día y sacarte un vídeo llorando y subirlo a las redes. La salud mental es lo que decía ella. Está en la calle, sin tener dónde dormir, hablando solo. Eso no se saca en redes. Nadie graba ni nadie se sube. Eso en redes. Entonces, claro, aunque ahora estemos como... No, en redes solo se habla mucho de salud mental. Se habla de salud mental bonita. O sea, se romantiza él. ¡Ay! Hoy tuve un día vegetado en el trabajo y pues estoy llorando y hablo de salud mental. A ver, eso es la vida, ¿no? Quiero decir... No es tanto... Entonces creo que sí que en red estamos... Tiene una parte buena, que oye, que sí, también es que la ansiedad también forma parte de la mental y, Dios mío, está genial que los teóricos se lo muestres a vuestros seguidores o lo que sea. Pero no solo es eso. Es mucho más que solo... Ay, estoy triste. Pues mira, soy muy real que en vez de solo subir fotos guapas, también subo una foto fea llorando en el sofá. Hay otro tipo de conductas que sí. Por ejemplo, se me viene a la cabeza a Simon Biles, la atleta americana esta, no, la norteamericana, ¿sabéis quién es? Hace gimnasia deportiva. No, no es rítmica, es deportiva. No, no, es artística, es deportiva. Vale, gimnasia. Esta chica, pues súper campeona. De medallas de oro y tal y cual. Y en las últimas ompiadas, abandonó. Abandonó ahí. Abandonó. Y abandonó por la presión. Es decir, estaba tan presionada por las expectativas que había sobre ella, que abandonó la competición. Vale, eso sí es un caso, evidentemente, bueno, serio, ¿vale? Es decir, abandonó la competición, ¿vale? Entonces, es un poco diferente. Que eso se visibilice, que está muy bien, que se visibilice, ¿vale? Vale, a otras cosas que es ese posture. Vamos a decirlo así, ¿vale? De esa idealización romántica, lo que decimos, romántica en el mal sentido de la palabra, en este caso, de, ay, eso, salgo llorando un día y estoy deprimida. Sí, porque eso es una confusión también, ¿vale?, del tema. Como es un poco la moda, entre comillas, de todo se psicologiza, ¿vale? Es que todo tengo que ir al psicólogo. Hombre, no. Vale, tampoco. Suerte para los psicólogos. Sí, vale. Tampoco se trata de psicologizar la vida, ¿eh?, porque es que tampoco es así. Es decir, pues, estar triste, claro, si yo suspendo un examen, claro que me voy a sentir mal, claro, voy a estar triste, claro, que voy a estar... Es que es un sentimiento normal. Lo que no me debe es paralizar, ¿vale? Y a lo mejor que diga, pues, no me voy a presentar. A mí casi, casi lo más duro de todo esto es cuando una persona decide ni siquiera presentarse al examen, cuando lo ha estudiado, y decide no ir al examen, con el miedo a suspenderlo. ¿Cómo decides no ir? Si tú has estudiado. Vete, si el no ya lo tienes. Si el cero ya lo tienes, el uno ya lo tienes, el dos ya lo tienes. Te quedas en blanco, pues, ya lo tienes. Pero es que si no te presentas, es que ya no tienes ni siquiera la opción, ¿no? Sí, pero es menos duro para uno mismo. Es menos duro para el público. Claro. Es decir, no fui. Es decir, fui y, como decimos en francés, entonces, claro, es mucho más cómodo. No fui, que no... Es defensivo. Sí, defensivo. yo aquí estudiando, nosotros aquí estudiando y esta gente pues oye cuatro fotos ya gana una cantidad de dinero y ya no sabes como que se está perdiendo un poco el ojalá ser eso y no tener que estudiar porque total y es como jolín me impacta que prefieras pero así de pues ojalá eso tres o cuatro fotos al día y la mayoría no tienen carreras o las han dejado o ya no estudian y vale que es un trabajo, no es un trabajo, será un trabajo pero que hay gente que quiere eso quiere ser eso, ya no quiere estudiar quiere no estudiar y vivir un poco de que no, o sea es publicidad en verdad pero bueno de la publicidad de redes y eso como que te comparas con alguien que no conoces o sea quiere ser alguien que no conoces que no sabes en realidad lo que hace en su día a día, sabes lo que ya quiere que sepas y lo que implica es algo común sinceramente, o sea no tienes que estudiar no tienes que someterte a esa presión o a ese miedo al fracaso y como que lo tienes todo hechito y todo para decirlo éxito a ver que ahora quieres fracaso entre los que tú ves con los que tú te comparas, no, con los que tienen éxito y quieres como el éxito fácil el éxito fácil bueno y ahora llegamos un poco al cuidado personal para intentar mejorar un poco los pensamientos negativos, las rumiaciones negativas, el estrés paralizador y la ansiedad del día a día empezamos hablando un poco de la higiene del sueño que son pautas que todos conocemos y nadie y nadie hace algunas que tenemos por aquí pues no si estás de más de 30 minutos aproximadamente evitar la cafeína 6 horas antes de acostarse lo de realizar ejercicio físico que esto sí que yo noto que la gente lo sabe pero esto es verdad que hay gente que no que dice pues sí hago ejercicio físico justo pues antes de irme a dormir o una hora antes y luego me he puesto a dormir claro porque tú en el ejercicio físico te activas mucho, vale activas el sistema nervioso simpático y te aceleras y tú para dormir lo que necesitas es pues decir apagar este barrio simpático y activar el parafimpático entonces tienes que esperar para poder ir reduciendo un poco esa activación entonces ejercicio físico sí pero no o mínimo dos horas antes de dormir, dos o tres horas antes va a estar activado aunque estés muy cansado físicamente tu cuerpo está activado viene bien también darse baños o duchas de agua caliente o tibia antes de dormir y esto justo fue como un reto que le había preguntado yo mira como digo es el otro curso de intentar no mirar el móvil una hora antes de dormir bueno media hora o media hora porque una hora igual una hora antes de dormirte y la primera media hora al levantarte porque nos dormimos mirando al móvil y nos levantamos y lo primero que hacemos es mirar el móvil entonces tanto para dormirte es malísimo para dar concilia del sueño para la vista y porque si eso no te vas a dormir con lo último que estás viendo o preocupada realmente por algo y nada más levantarte ya otra vez 50.000 estímulos cuando tu cuerpo no está empezando a arrancar y ya es apagar el despertador y a ver qué me dijo mi madre a ver qué me dijo mi compañera de trabajo y ya empiezas el día con un estrés una revolución que tu cuerpo no está preparado para soportar entonces nos propusimos como un reto vamos a hacer media hora antes de dormir y la media hora levantarnos no usar modos. Yo voy a decir que el de antes de dormir lo cumplo, el de levantarme no. Yo cumplo los dos, pero me costó. Tuve que perseverar. Me costó, me costó. Sobre todo, no tanto el de levantarme. A mí el de dormirme es bastante más fácil. El de levantarme, si te has dicho que te levantas y ya sabes qué pasó, qué tengo que hacer, tengo correos y tal. Y otro ejercicio que me metí yo a mayores fue que cuando me suenan los... Intento dejar el teléfono fuera del alcance de la mano. ¿Ves? Es decir, ahí donde estáis vosotras, ¿vale? En el salón de allá el teléfono. Y en cuanto oigo el silencio, o si no silencio es oigo whatsapps y el esfuerzo es no lo voy a ir a mirar. ¿Vale? Tampoco es tan importante, ¿vale? Si no me habrían llamado. Si se quema la casa ya me llamarán. Entonces, intento y eso sí cuesta también al principio, porque es muy llamativo. Todo lo que es pantallas, todo lo que es sonido, nos llama, ¿no? Y si lo intento y creo que voy mejorando. Me está costando, pero voy mejorando. Estamos hablando de que lo hicimos en junio. Sí, sí. Casi seis meses, ¿eh? Pues cambios cuestan. Lo de la bicicleta al revés. Famoso, ¿verdad? Lo del corto que invito a la gente a que lo vea también, a los que estáis ahí por ahí. Hay un corto muy bonito, creo que habíamos hablado de él, de la bicicleta al revés. ¿Puede ser? No, no creo que no. Es un corto que está muy bien porque está basado en un experimento real, ¿eh? De una... Creo que es de una universidad de Australia, si no me equivoco, ¿no? Y es pues cuando sabemos andar en bicicleta, pues lo que hacen es cambiarnos el manillar de la bicicleta de manera en que gira al revés. Es decir, si yo quiero para un lado y manillarla para el otro, es decir, me caigo. Porque sé andar en bicicleta, entonces me caigo, ¿no? Y un poquito el experimento va de cuánto tarda una persona, perseverando, ¿eh? Todos los días practicando un poquito, en aprender a andar con la bicicleta al revés. Y no os hago spoilers, ¿eh? Porque así lo veis. Ahí queda. ¿Cuánto tiempo tarda, eh? Porque cuando pregunto esto, mucha gente... Una me dice, tres días. Otra me dice, el famoso tres semanas para cambiar un hábito, ¿eh? De los libros estos de... Veintiún días, cambios a todos. Veintiún días, digo, ¿dónde? Y luego, qué tontos somos todos y los que no conseguimos hacerlo. Si fuera tan fácil de cambiar un hábito en veintiún días, no tendríamos a nadie con malos hábitos. Porque, concho, veintiún días no es nada. El hábito depende del hábito. Depende del hábito, depende de muchas otras cosas, y luego hay que mantenerlo en el tiempo, que es el problema, ¿no? Entonces, bueno, pues ya veréis que es muy curioso lo que tardan, pero es que luego les vuelven a cambiar el manillar. ¿Eh? Esto, si habéis probado coche automático, coche manual... Ahí sí, ¿eh? Luego no vas. Pero me pasó a mí el otro día, con el coche de mi prima, que ella me decía, no, está en el garaje y el de ella es manual, el mío es automático. Vale, entonces, yo decía, pero no me entra la marcha, pero no me entra la marcha. Hasta que un rato me paro y digo, concho, si estoy pisando el acelerador, ¿cómo va a entrar la marcha? Y, evidentemente, ya no pisaba el embrague. Porque, claro, en el automático no estoy acostumbrada ya al embrague. Y yo pensaba, esto no puede ser, ¿eh? Tengo que volver a recuperar la habilidad. Pero, evidentemente, el cerebro, bueno, busca sus vías. Vale, entonces, pues a veces es un hábito que nos da mucho cambiar, ¿no?, y reconducirlo. Y seguimos por ahí. Y yo, otro hábito, que es verdad que, claro, empecé a hacer nada, que también es un poco en cuanto a desconexión, un poco de pantallas de aceleración del mundo de WhatsApp, la inmediatez de aquí, y ya, ya, que, pues, hace nada, un par de semanas estaba con una amiga y, pues, le dije, ¿no leíste mi WhatsApp o tal? Dijo, no. Dijo, coge tú el móvil y tal. Y vi que no tenía notificaciones. Dijo, ¿qué raro, no te aparece si te lo envié? Dijo, no, es que tengo las notificaciones desactivadas. Y dije, no te enteras cuando alguien tal o tal. Y lo que pasó fue que se me estropeó el móvil y no me llegaban las notificaciones. Entonces, no me quedaba otra. Al principio era como, tenía ansiedad por estar todo el rato entrando en WhatsApp, a ver si me habló alguien, a ver si me llamó alguien, a ver si tal. Ahora llevo ya, no sé cuánto tiempo, como años sin notificaciones. Y de repente, de la nada, hace un poco se me activaron. Me causaba un estrés. Que se me encendiera la pantalla cada poco. Para decirme que me había hablado no sé quién, que las volvía a quitar. Dije, es que en verdad, sí, yo estoy tan tranquila y a veces solo, pues, si ahora tengo el móvil a la vista, pero estuviera ahí, si lo hubiera, la luz encendida, estaría alerta por ir a mirarlo. Entonces, he quitado las notificaciones. Y ahora, realmente, tengo el móvil cuando yo quiero, cuando yo tengo tiempo y cuando puedo. No cuando me lo demanda el móvil. Y para estudiar creo que también es imposible. Es decir, si yo quería que estudiara, notificaciones fuera. Y tengo el móvil aquí. Vamos a ver, es que es un distractor continuo. Vale, porque es trrrt y yo, sí, hoy, trrrt. Fuera distractores. Mi mesa tiene que ser mi mesa. Es decir, el estudio tiene que ser ordenado, si puede ser. Hay gente que es muy caótica, pero lo mejor es tener la menor distracción posible y el móvil fuera. Yo ahora mismo lo tengo aquí, pues, terminando la hora. Sí, sí. Porque no despistarnos mucho, pues, vamos un poco ahí, un poco más rápido de lo habitual. Y demás, pues, reservar la cama solo para dormir, no para estudiar o trabajar. Practicar respiración, esto lo vamos a ver en la diafragmática, que es la más recomendada. Y mantener los horarios de sueño regular. No me dormí a la una, mañana a las nueve, pasado a las cinco. Porque tenemos un orden circadiano, es que nuestro cuerpo, si lo respetamos, pues, no va a ser agradecido y vamos a dormir mejor. Y aquí veníamos con la respiración diafragmática, que es la respiración, pues, por excelencia, para conseguir relajación más sencilla. ¿Vale? Que, bueno, si pensáis en la imagen, hay muchísimos vídeos en YouTube sobre la respiración diafragmática, lo podéis practicar. Lo que más, yo creo que viendo el principio, si no está acostumbrado, es practicarlo tumbado boca arriba, poniendo las manos sobre el abdomen bajo. ¿Vale? Lo que consiste es inhalar profundamente, unos cuatro segundos aproximadamente, ¿vale? Dirigiendo el aire a la parte baja. O sea, como cuando... Cuando queremos imitar que estamos embarazadas, pues igual. O sea, llenando la parte baja, no expandiendo las costillas. Mantener ahí el aire unos cinco o seis segundos y luego exhalarlo, pues, un poco al revés. Así como entró primero para abajo, ahora lo he hecho primero de para abajo para arriba. Y sí que se recomienda que si yo, por ejemplo, inspiro en cuatro, pues que exhale en cinco o seis. O sea, que la exhalación sea más larga que la inspiración. Inspirar, se recomienda por la nariz. Y expirar, hay estudios que ahora dicen que da igual. Antes decía que por la boca, ahora que por donde las personas... Esto nos puede ayudar para dormir, de manera consciente. Decir, vale, voy a hacer esto, pues para dormir. Pero también nos puede ayudar a relajarnos cuando estamos muy nerviosos. ¿Qué pasa? Para que esto funcione, yo tengo que irme entrenado. Yo no voy a llegar a un examen sin haber practicado esto una vez hoy. Que, ay, estoy muy nerviosa. O sea, que me tumbo con el suelo boca arriba, me pongo las manos. No, esto hay que entrenarlo. Pero viene muy bien hacerlo cada día. Un poquito a la noche. Porque después decirlo como un armador de fuerza por una parte. Te va a relajar. Te duermas mejor. Y por otra parte, estás entrenando. Para que si luego en tu día a día te notas nerviosa, ya has salido a respirar. Incluso ya hay gente que ya respira así. O sea, ya respira ya farmáticamente. Siempre. Entonces, te ayuda ya a hacer una respiración mucho más eficaz y que evite ataques de ansiedad. Porque si no, un ataque de pánico empieza por hiperventilar y el hiperventilar empiezan todos los síntomas físicos asociados y ahí ya desencadenó todo. Si yo controlo la respiración, puedo evitar muchos ataques de pánico y de ansiedad. Y también me sirve para dormir por las noches. Entonces, recomiendo que esto es algo que hay que entrenar y practicar. Y luego, traíamos aquí un vídeo que no nos va a dar tiempo, pero bueno, os lo cuento un poquito. Yo os digo, hay vídeos en YouTube buenos que se pueden poner y podéis practicar por vuestra cuenta. Que es la relajación muscular progresiva de Jackson. Es una relajación que lo que consiste es en tensar y destensar diferentes partes de nuestro cuerpo, grupos musculares, para que así... Tiene también dos cosas. La primera, conocer nuestro cuerpo tenso y reconocer cuando estemos tensos. ¿Qué estoy diciendo? Estar tensa porque ya sé cómo me siento tensa. Y por otra parte, tensar-destensar, tensar-destensar y acabar siempre con la parte de destensar consigo relajación. Todo esto acompaña siempre de respiración. Entonces, hay muchos vídeos guiados, pero lo que os voy a ir diciendo es... Empieza normalmente por la cara, por los músculos de la cara. Cierra los ojos muy fuerte, aprieta mucho la mandíbula. Nota todos estos músculos de la cara muy, muy, muy tensionados. Te manda aguantar ahí unos segundos y luego te manda relajarlos. Vale, normalmente se hace unas tres veces por cada grupo muscular. Luego volvería a los hombros, que habría que apretar y luego relajarlos. Y una vez que hayas hecho como todo el cuerpo, vale, de arriba a abajo, haces como un escáner. Vale, ahora voy a hacerlo todo, todo, toda la vez para apretar todo el cuerpo lo máximo que pueda, todos mis músculos, sentirme tensa y luego relajo. También haces una o tres veces el cuerpo completo y luego te dejas, vale, mantenida relajada en unas respiraciones diafragmáticas unos minutos. Vale, y si repara también bajar mucho el nivel de activación. Y relajarnos. Yo esto es lo que digo, o sea, tengas una ansiedad, todas las noches practicar estos tipos de ejercicios de relajación te van a ayudar a dormir y te van a ayudar a mantenerte en un estado más relajado durante todo el día. Si tú eres una persona que practica ejercicios de relajación, no solo te van a ayudar en ese momento. Vale, si yo nunca lo practico y ahora por aquí lo practico, sí, eso me va a ayudar aquí ahora. Pero si yo lo practico durante, pues, me incorporo como hábito en mi rutina, me va a ayudar a estar más tranquila. Siempre, esté o no practicando. Entonces, yo creo que son técnicas muy buenas. Yo digo, si os interesa practicarla, podéis buscar en internet, relajación muscular progresiva de yacos. La tenemos colgada también en el otro curso, en el de gestión de estrés. Sí, hay un lado largo, es más corto, son diez minutos y otros son un poquito más largos. Luego también teníamos esta parte del autocuidado y el poco animarte a ti mismo, que es muy importante para mantenerte bien, en tranquilidad, en bienestar. Y el buscar tu propia rutina, porque lo que a mí me funciona, frente no, y también el priorizarse uno mismo y decir, vale, yo voy a hacer esto porque a mí me tranquiliza. También los consejos generales de, no, el día antes de un examen tienes que hacer esto, esto y esto. Porque es lo que cada uno que se conozca a sí mismo y que sepa qué le relaja realmente antes de un examen, una entusiasmo de trabajo. Pues a mí me puede relajar muchísimo, pues eso, antes de irme de trabajo, dejar mi tiempo para mi café, leer un poco un libro o ponerme todo bonita. Otra persona funciona, salir a correr veinte minutos, bueno, vale. Pero el conocer, crear, el crear tu rutina... de autocuidado, de mimarte, de escucharte, de qué necesito ahora, de qué me va a venir bien y también de respetar y defender tus gustos. Pero tú, ¿eso es una tontería? No, pues a mí, antes de un examen me gusta tomarme mi café tranquila y me ayuda a ir más tranquila. Yo creo que es muy importante el autocuidado de los mismos para todo, pero también para afrontar el ámbito académico. Dedicarte tu tiempo, es decir, lo que representa la foto evidentemente es en una casa. Es en casa, vale, no es algo que me han puesto en una cafetería. Me lo he hecho yo en casa, claro. He pasado trabajo, ¿verdad? Porque muchas veces no tengo tiempo y me voy ya, me bebo un café ahí, me voy que... Vale, esto a lo mejor lo tengo que hacer en ciertos momentos donde tengo mucho estrés de trabajo. Pero todos tenemos igual que reservarnos un momentito donde a veces por no pasar el trabajo digo, vaya, me tomo aquí. Pues no, a lo mejor me siento con calma, me dedico a hacerme el cafecito que me gusta, me pongo aquello de no sé qué, a lo mejor pues resulta que esa taza me la ha regalado alguien o me la... ¿Qué digo yo? Pues mira, y me acuerdo de esa persona que para mí tiene... ¿Verdad que sí? Que a veces nos agarramos a eso, ¿no? A decir, pues tengo esto aquí y es como hay un poquito que te sientes tú. Y es tu momento, vale. Es decir, el momento de tomarte un algo de comer deberíamos también recuperarlo. Porque muchas veces los trastornos de conducta alimentaria y la mala alimentación nos pasan mucha factura porque lo hacemos con un trámite. Sí, porque no se presta atención y... No, es que simplemente ahí engullo de cualquier manera o me cojo lo primero que encuentro, un bocadillo. Cuántas veces siendo estudiantes hemos comido fatal. Porque decías tú que me voy a poner yo a hacer aquí una comida. Pues también eso es un tiempo que me ayuda a relajarme, ¿vale? De tomarlo si te gusta, ¿vale? Pero bueno, si no, pues otra cosa. Sí, pero a lo mejor te haces ilusión preparar el desayuno a tu madre o a tu pareja o a una cena pues te la prepara y tal. O sea, prepara, te la tira. A veces, cuando estás sola en casa, haz una cena lo primero que pillo, un sándwich y tal. Y si viene alguien, pues se va a preparar una cena especial porque hazlo también a ti. O sea, prepárate una cena especial a ti si realmente te apetece y quieres, porque también te lo mereces. Y nadie lo va a hacer con más que usted que tú, ¿no? No, pero eres tú misma. Para disfrutar tú. Bueno, y por último teníamos un poco la parte de ejercicio físico y deporte. Que si quieres te lo dejo a ti porque eso de caminar... Sí, bueno, es un poquito... Esto es un artículo que también lo podéis encontrar de la revista El Semanal, creo, ¿verdad? El Semanal, sí, es. Y bueno, habla un poquito de la creatividad de marcha y de cómo nos influye el caminar, ¿vale? Y como todo, pues tenemos que ir reciclándonos porque sonará como todo, ¿vale? Van cambiando, hay nuevas investigaciones... Entonces, bueno, pues este artículo me pareció muy interesante porque habla de los beneficios de caminar y ya veis que empieza incluso con cinco minutos de caminar. Es decir, tenemos todos aquello en la cabeza de tiene usted que caminar una hora diaria. Claro, te decíamos antes mucho tal. No, una hora diaria, ¿vale? Y luego ya hemos bajado, ¿eh? Ahora ya parece que los estudios dicen pues unos 120 minutos semanales que tienen unos efectos ya muy beneficiosos. Si echáis cálculos, pues es una media hora diaria durante cuatro días a la semana. Tampoco es tanto, ¿no? Pero es que los beneficios empiezan mucho antes. Ya veis que nos pone ahí, pues... Diez segundos, cinco minutos, once minutos y, por ejemplo, Marta, lee lo de los cinco minutos. Al cabo de cinco minutos recomendamos dos horas y media... Bueno, esta es muy pequeñita la letra. Entonces ya tenemos aquí una dificultad de vista. Ah, sí. Dice que incluso un paso muy breve, pues de cinco minutos, tiene un efecto positivo sobre nuestra esperanza de vida. Y según un estudio publicado en la revista Sports Medicine, solo dos minutos de caminata después de comer ayudaba a reducir el azúcar en sangre. Por ejemplo, dos minutos. Dos minutos. ¿Verdad? Que casi nos despreciamos. Normalmente dices tú, va, no, que esto no sirvió para nada, que tengo que ir a hacer el... No, dos minutos tienen esto. Hace ya bastante tiempo también, que por cierto, creo que fueron investigadores de la Universidad, no me acuerdo si de Bolonia, que hablaron de la famosa pasillata. Lo estoy pronunciando mal, pero bueno, entendéis lo que sería una pasillata, ¿verdad? Un pase, un pase. Y le atribuía un... Muchas cualidades, y yo creo que sí, que las tiene... Si lo hacías después de cenar. Es decir, decían, oiga, usted para controlar... Y eso tienes, médicamente tienes su razón, porque ya sabéis que el metabolismo lipídico se da mucho de noche, ¿vale? Por eso las pastillas estas, las típicas, atorvastatinas, invastatinas, para el control del colesterol, etc., se toman de noche, ¿vale? Porque ahí se activan ciertos mecanismos, ¿no? Que lo vamos a entrar en ello, que es un coñazo. Hablando en plata, no me interesa nadie, ¿eh? Pero bueno, o... Con poca gente. Pero sí que es verdad que en ese momento, al parecer, la pasillata de media hora era igual o más eficaz que una de una hora en otro momento del día. Entonces, claro, a veces es la oportunidad, porque media hora es poco tiempo, si lo pensáis, ¿no? Y aún para el tema me estoy dando descansos, ¿no? Ya veis que va interés genio. Es decir, cuanto yo más hago, más beneficios tiene, ¿eh? No quiere decir que diga, bueno, ahí está. Pero esto es para animar al que realmente no se anima a empezar, ¿vale? Que incluso, pues eso, 10 segundos, 5 minutos, 11. Ya estoy yo en proceso, ¿vale? A ti más que nada. Claro. Tanto físicamente, ¿vale? No comenté antes, pero es un dato muy preocupante. El estrés severo, el estrés crónico mantenido y severo, ¿vale? Antes, sabéis que no se contemplaba mucho como factor de riesgo cardiovascular. De hecho, se decía, no, bueno, por muy hecho, es que tú tengas... Y si luego eres sano, no vas a tener problema cardiovascular. Esto ha cambiado ya. Vale, ha cambiado muchísimo, ¿eh? Y hace muy poquito, el presidente de la Asociación Española de Cardiología, pues, pues, hacía un artículo diciendo, oiga, el 15-20% de los infartos agudos del miocardio, y estamos hablando del 15-20%, ¿eh? De casi uno de cada cinco. Se produce por estrés crónico sin ningún otro factor de riesgo. Es decir, en gente sana, ¿eh? Gente delgada, gente que sin obesidad, gente no hipertensa, gente no diabética, no fumadores. Es decir, no tengo otro factor de riesgo que un estrés crónico y severo. Vale, sostenido. ¿Por qué? Porque, por lo que veis, la adrenalina, es decir, la adrenalina lo que hace es taquicardizar, ¿no? Es verdad. Estamos... Daos cuenta que eso hace que el aporte sanguíneo sea mayor y más fuerte. Y yo puedo llegar a desprender, por ejemplo, placas de ateroma. Sabéis que son las plaquitas de la grasa que se va pegando ahí mal a las tuberías, ¿vale? A las arterias por dentro. Y ese... Pues puede hacer que se me desprenda una placa de ateroma y acabe provocándome un infarto agudo del miocardio o un ictus o muchas más cosas. Entonces esto ya nos empieza a preocupar, ¿eh? No es ya como que, bueno, ya mayor es el estrés, pero nadie se muere del estrés. Sí, sí, la gente se muere ya del estrés. Vale, solo. Entonces, bueno, solo y no solo, ¿no? Entonces son datos que deberíamos tener muy en cuenta y que se controla caminando muchas veces, ¿no? Filosóficamente. Esto viene de muy atrás y lo hemos perdido. Comentaros así, seguro que los conocéis. Pues Aristóteles, otro de los grandes, ¿verdad? De los grandes que todos griegan, ¿verdad? Y, bueno, fundador o de la base de una escuela filosófica a los que llamaban los peripatéticos. Esto suena, los peripatéticos. A ti te dicen, pareces una peripatética, ¿qué te suena? A insulto casi, ¿verdad? Dices, ¿qué me está llamando? ¿Patética? No, no. Pues los peripatéticos eran de reambular, ¿vale? De caminar. Entonces, Aristóteles enseñaba caminando, deambulando, ¿vale? Por el peripatio, ¿vale? Por el, por el, no sé, como todo el liceo todo esto viene. Esto parece ser que activaba otras áreas cerebrales y además conseguía centrar a los alumnos a pesar de estar en un ambiente tal. Hay otra teoría, menos romántica y menos tal. La cuento porque es simpática, yo creo que no era eso, ¿eh? Hay otras malas lenguas, ya había malas lenguas en aquel entonces también, que decía que lo que pasaba es que no tenía dinero para pagar el local donde daba las clases. Y entonces que andaba paseando diciendo esto es buenísimo porque entonces, pues yo no pago el local y ya acabó. No lo creo, ¿vale? Yo creo que realmente era que entendía que ese contacto con la naturaleza y ese contacto con el medioambiente y el deambular pues que hacía fluir las ideas de otra manera, ¿no? Por cierto, que si tenéis... Yo la serie no la sigo, la he visto alguna vez, me la han recomendado, una serie que se llama Merlí. Yo la he visto. Es de un instituto. Bueno, la habéis visto. Bueno, pues al parecer hay un grupo que a mí me... Me llamó la atención que se llaman los peripatéticos del siglo XXI. Vale, pues viene de ahí. A veces las series también vienen de cosas interesantes, ¿no? De la cultura clásica. Entonces, muchísimos filósofos abogan por esto también, ¿no? Otro... Muchísimos, pero se me veía en la cabeza Nietzsche porque es un caso tremendo, ¿no? Nietzsche llegó a caminar ocho horas diarias y hay un camino, un sendero, que no sé si os suena el camino de Eds, escrito Eds, es en la costa azul francesa, cerca de Niza. Vale, es un camino de la leche para arriba. O sea, subir. Es muy bonito, pero subir. Y Nietzsche decía que ninguna idea que no se te ocurra caminando merece la pena. No sé si llevarlo tanto al extremo de Nietzsche, pero sí es verdad que activamos y seguro que os ha pasado alguna vez. ¿Verdad? Y que luego sales tú ahí todo ofuscado y vas a caminar y sobre todo si vas por... Pues en la naturaleza, sin ruidos y por ahí. ¿A qué sí? Y empiezas a pensar de otra manera, además te ayuda a bajarte, al tranquilizarte. Ya vuelves con otra idea, ya vuelves con otro cariz. Vale, entonces pues esto, yo creo que es muy interesante el... Caminar por caminar, ¿vale? Es decir, por caminar. Muchas veces incluso pues te da ahí unas vueltas, ¿vale? Aunque estés ahí tú pensando, luego la mente va por otras vías. Y nada, para acabar teníamos un poco esta frase de... Que, bueno, un examen se puede repetir, pero el día de hoy pues no lo vas a volver a vivir. Entonces tampoco le demos tanta importancia a los exámenes. Esta frase te lo dijo tu padre. Marta, dilo. Dilo... No era tal cual, es verdad. Más o menos. La he cambiado un poco, pero sí. Los padres y las madres muchas veces nos dejan un pozo importante y aunque en ciertas edades no nos demos cuenta, pues sí marcan, ¿vale? Pues un poquito eso por la filosofía de su padre. Y yo tengo otra también de mi padre, que también tenía una gran sabiduría vital, me gustaría a mí en la vida conseguir tener el 5% de esa vida vital que tenía él. Y a mi padre le tocó llevar a un opositor, no voy a descubrir al opositor, pero le tocó llevarlo a hacer las oposiciones en otra ciudad y lo llevaba en coche. Y el opositor, que era una persona muy perseverante, que era una persona muy constante, que se había jugado mucho y que además por circunstancias personales casi necesitaba aprobar esa oposición, por cuestiones económicas, por muchos problemas que se dan, pues este estudiante había estudiado 78 temas de 100. Ya sabéis que bueno, eran hace años las oposiciones, pues eran 100 temas y él le había dado tiempo a preparar 78 temas de los 100, ¿vale? Entonces, pues el comentario, mi padre fue... Tengo un 78% de posibilidades de aprobar, ¿no? Porque llevo 78 temas de 100, tengo un 78% de posibilidades de aprobar. ¿Qué pensáis? Tenía el 78, no es tan así, podía sacar dos bolas, dos bolas. ¿Qué posibilidad le habríais dado? ¿Cuál había sido vuestra respuesta a esa persona que iba a enfrentarse a una situación tremendamente complicada? Emocionalmente, ¿vale? Porque se estaba jugando mucho. Y que os dice, tengo el 78% de posibilidades de aprobar. ¿Qué se os ocurre decirle? A ver cómo lo veis nulas, ¿no? Que tiene más posibilidades de aprobar que de suspender, por ejemplo. ¿De no suspender el 20 y co... ¿El 22% de no suspender? El 22% de suspender, claro. Que tiene el 22% de suspender y el 78% de aprobar. Mira, mi padre con su sabiduría vital, lo que dijo fue, ¿qué le voy a decir a este? Como si llevara 15 temas. Lo que le tengo que decir es que tiene que tener confianza en sí mismo, ¿no? Entonces le dijo, ¿cómo que tienes el 78%? Tú vas a aprobar. Ya está, es que ya estaba aprobado. ¿Por qué? Porque ni hubiese salido bien o mal el examen. Él había dado todo. Todo lo que podía dar. Lo había dado todo. Entonces, tú ya estás aprobado. No le dijo, tú vas a aprobar el examen, porque eso ya sería, pues falló, lo aprobó, no. Pero dijo, tú ya estás aprobado. ¿Qué le estaba diciendo realmente? Tú para mí ya has aprobado. Vale, y eso es lo que tenemos que esperar que nos diga un padre, ¿verdad? O una madre o una persona que nos importa. Tú para mí ya has aprobado. Me da igual si sacas un 2. Tú ya has aprobado porque has hecho todo lo que tenías que hacer. Con lo cual, ya has aprobado. Me da igual la nota. Vale, aprobado. Por cierto, vale, aprobado. Pero necesitaba la confianza. Y dio confianza. Le dio confianza. Vale, le dio confianza. Y esto lo sé porque me lo dijo el opositor después. No mi padre, sino el opositor me dijo. Es que a mí fue el empujón. Yo iba pensando, tengo el 78%, me juego mucho. Pero es que pueden salir las dos bolas en el 22%, que no me sé. Vale. Que es una de las terribles cosas que pasa en una oposición, ¿no? Que tú te juegas mucho a la suerte también, en parte, ¿no? Pero él le dio la confianza. Dice, tú ya has aprobado. Ya has aprobado. Entonces, bueno, pues un examen es un examen. El día de hoy no lo vas a volver a vivir. Y aparte, por mucho que te juegues, has hecho lo posible, vete tranquilo. No te compliques la vida, ¿vale? Ya está, ya has aprobado. Ya has aprobado en la vida. En la sabiduría vital. Vamos a decirlo así por algún motivo, ¿no? Y bueno, por ahí creo que estamos. Preguntas, no sé si hay también por ahí... Ah, están todos callados. Out. Están todos out. No, bueno, hay algunos detalles que lo tengo aquí. Pero ven a las seis y veinte, comienza. Pero cómo lidiar cuando aparece esa detección por no haber aprobado tras hacer estudiante. Porque por mucho que pase nada, por mucho que no pasará la grave, sí puede uno sentirse de miedo. Esa es la pregunta que me ha dado la sisileña. Yo creo que... Sí. Pero yo creo que eso es un poco la respuesta por modelo ADC. Y que hubiese cambiado. Si el saño no venía todo bien, tu cuidado tenía unas caras. Efectivamente. Pues no había. Lo de lidiar, lo que decía este chico o esta chica, de las seis y veinte. Vale. Es que no hay que lidiar. Es que es la vida. Es decir, claro que vas a estar mal. Claro que vas a tener una decepción si suspendes. ¿Cómo lidias con ella? La desgracia es que pasaba. Vas a tener un tiempo donde te vas a encontrar mal. Lo que ya no sería tan normal es si tú pasas mucho tiempo centrándote solo en eso. Pero es que, por supuesto, ¿qué tienes que hacer? Pues asumir que vas a estar mal. ¿Vale? Es que yo creo que cuando te operan de una apendicitis también asumes que vas a estar mal. Durante tres días, cuatro días, seis días. ¿No? Cuando te haces un tatuaje. Ya no voy a las cirugías. Cuando te haces un tatuaje, a los sanitarios esto nos revuelve un poco a veces. Cuando te viene alguien ahí con un tatuaje y tal y cual. Y luego le vas a hacer un pinche... Chacito de nada. Y parece que le vas a sacar las chicas. Y dices tú, ¡ostras, tío! Que has aguantado dos horas a otro tío clavándote agujas y todo lo lado. Pero el instinto, digo, ya, claro, por la recompensa, ¿no? De que eso lo quieres y lo otro no. Pero vamos a ver, es normal. Pasas un dolor. Bueno, pues esto es un duelo. Hay que normalizarlo. Otra cosa es ya cuando entramos en lo patológico. ¿Vale? Es decir, que tu vida se centra realmente en el fracaso. ¿Vale? Y que no salgas de ese fracaso ahora. ¿Cómo lidiar con ello? Aguantándote, amigo. Es que no hay otra. Intentando hacer también hábitos. Decir, bueno, pues vale, esto me ha salido mal. Pues voy a salir, voy a caminar, voy a tal... Y me voy a planificar. Sí, intentar razonarlo también. O sea, darle una perspectiva saludable. Saludable, claro. Bueno, oye, claro. Acepto que estoy mal, pero también... A decir bien, pones un tiempo. O sea, vale, es normal que esté mal. Me permite estar mal un par de días y tal. Pero luego, a otra cosa. A otra cosa. Vale, es decir, venga. ¿Y en qué he fallado, sobre todo? Vale, ¿qué pasa? ¿Esto ha sido porque has estudiado y te ha salido mal? ¿Ha sido porque has dejado todo para el último momento y te ha salido mal? ¿O ha sido porque tú le estás dando demasiadas vueltas a algo que no te está ayudando? Porque lo que haces es perpetuarte en algo que ya ha pasado. El pasado es pasado. No lo podemos cambiar. Justo. El pasado, mataros. No lo vais a cambiar de momento. A presente y a futuro. Pero el pasado, el pasado está hecho. No lo podemos hacer. Aprender del y esto. No sé, ¿por ahí hay alguna cosa más? Nada. Pues por nuestra parte, si no tenéis nada más, pues muchas gracias. Esto es un tema denso también, vamos a hablar de otras cosas, fuimos un poco rápidas. Yo, ¿qué consejos darías y finales para cuando uno viene a los exámenes? Pues lo que hemos dicho, ya los que sabemos, no dejes todo para última hora. Cuídate igual, es decir, no estés en pijama, por Dios, cinco días sin ducharte estudiando. Vale, dúchate, vístete, sal. Sal, sí, autocuidado. Eso, respira un poco el aire, el autocuidado. Premiate un poquito, pues eso, puede ser el desayuno, puede ser ir al cine, puede ir a... Bueno, al cine, madre mía lo que acabo de decir. Esto es mi ser. Bueno, bueno, lo que se haga ahora. Al cine también, bueno. O voy a dar no sé qué o no sé cuánto, o me quedo a tomar algo. Es importante socializar también. No aislarse socialmente. Ojo, no demasiado antes de los exámenes. Yo aquí en la puerta de la facultad, o bueno, en esta no, en otra, procuraba no hablar demasiado antes del examen con la gente. Y sobre todo del examen. Yo creo que eso depende de la persona. Claro, porque si no era uno. Oye, y tú decías, ostras, espérate que no sé. Y ya te parece que no te acuerdas de nada. No, pues puedes estar allí hablando y... Sí, de lo que vas a hacer después. De lo que vas a hacer después, vale. Pero no centrarte en el examen, ¿no? Llegar con tiempo es importante también. Sí, eso sí, no llegar a las previsas. Yo creo que lo más importante es conocer. Realmente que te funcione a ti. Conocerte y hacer lo que... O sea, crear una rutina que a ti te funcione bien. Y escribirla, que es importante. Aunque yo crea que la tengo de cabeza, la escribo. Vale, esto... ¿Lo cumplo o no lo cumplo? Lo estoy cumpliendo. Si un día no lo cumples, no pasa nada. Es decir, si hoy yo estoy aquí, dale que te pego. Y resulta que lleva todo el mes lloviendo. Y hoy hace una tarde de sol espléndida. A mí me tenéis que atar para que me quede estudiando, ¿eh? Es decir, yo salgo. Sí, claro. Vale. Todo es salir todos los días. Porque entonces no estudio nunca, ¿vale? Pero es que si lleva todo el mes lloviendo y tengo una tarde de sol preciosa, hombre, yo voy a disfrutar un poco la tarde de sol, que no vuelve. Como dice Marta, ¿vale? Y luego ya me pongo otra vez a estudiar, que no va a pasar nada, ¿vale? Pero bueno, o si viene un amigo o una amiga que hace muchísimo tiempo que no ve, bueno, pues no tengo ningún sentimiento de culpa por hacer eso, ¿vale? Alguien unas horas no va a marcar la diferencia. No va a marcar la diferencia, ¿vale? Lo que pasa es que hay que también poner los límites, ¿no? Sí, como todo. Como todo. Con una depresión entiendo, se entiende que es una depresión diagnosticada y se entiende que sí. Yo aquí siempre doy la misma pregunta. La única manera de ayudar a alguien con depresión es preguntándole qué quiere decir. Yo puedo pensar que para esa persona es buenísimo decirle, o algo, intentar animarla o animarla a salir de casa, pero creo que se nos olvida escuchar a la persona que realmente está mal. Entonces creo que la mejor manera de ayudar a alguien con depresión es sentársele qué quieres de mí, cómo puedo ayudarte yo a ti y escucharla. porque lo que yo puedo creer que es algo maravilloso, igual lo hace pues por sentimiento de culpa de bueno, si no lo hago se va a sentir mal, voy a hacerlo porque lo hace por mi bien, pero a lo mejor no le sirve de nada, entonces yo creo que es primordial realmente decirle cómo quieres que te ayude o cómo crees que te pueda ayudar vamos conjuntamente a buscar una manera de que desconectes pero hablar con esa persona muchas veces no hablamos si está agobiada por decir un examen y está con depresión digo venga, voy a animar a que se viste y voy a sacarla a pasar, seguro que le viene bien y a lo mejor mira, si le viste y viene a pasar porque dice bueno, si no marca pues voy a hacerlo y a lo mejor eso no le está funcionando entonces creo que para ayudar a cualquier persona con cualquier patología, cualquier trastorno mental creo que es la mejor manera de decirle a yo qué quieres de mí cómo puedo ayudarte yo a ti es complicado y el rendimiento bueno, hablaba de la depresión diagnosticada la depresión mayor, porque depresiones subclínicas hay muchas y no las contamos a veces la ansiedad un trastorno de ansiedad enmascara una depresión subclínica o sea, juntas y tú ves a la persona que está muy agribada pero que va a tener esta depresión si está todo el rato haciendo cosas cuidado, entonces es muy complejo hay que ir caso a caso pero lo que dice Marta es un poco ponerse a los generales buscar personas inmundas y supongo que si tiene una depresión diagnosticada pues la tratamiento la terapia quien mejor le puede decir cómo se puede ayudar a esa persona será los terapeutas, el psiquiatra, quien sea pero a rasgos generales creo que la mejor manera que tenemos de ayudar a alguien es así, claro, qué quieres de mí cómo puedo ayudarte yo a ti ponos a disposición y luego pues nada más poca más muy bien, pues nada muchísimas gracias a los presentes y muchísimas gracias a la UNED como siempre por contar con nosotras y nada, ahí estamos lo que haga falta y bueno, y también a través de la UNED pues si alguien en concreto vale, quiere profundizar más en un caso en particular pues a través de la UNED también puede contactar con nosotras sin problema e intentamos buscar una situación personalizada para el tema un poco consejos pero un poco más ya el contexto porque si no es muy difícil son términos generales luego tenemos que ir a la persona ya no ya no hay consejos para todos así en general entonces bueno, a través de la UNED se nos localiza muy fácilmente vale, entonces sin problema estamos ahí a disposición tanto Marta como yo vale