Muy bien, muy buenas tardes. Tal como estaba anunciado en la sesión de hoy, nos corresponde tratar los contenidos relativos al tema 10, es decir, el epipaleolítico y el mesolítico en la península ibérica. Esta sería la penúltima tutoría y el lunes, no 8 de enero, sino el siguiente, el de la siguiente semana que es 15, tendríamos la última sesión que es la relativa al arte en la prehistoria antigua peninsular, que incluye no solo el arte propiamente paleolítico sino también el arte de transición al esquematismo inicial. Efectivamente, y el arte aciliense propiamente mesolítico y también algunas de las variantes del denominado arte levantino. ¿Por qué digo esto? Porque podríamos haber adelantado el tema de arte pero lo lógico es dado que en las manifestaciones artísticas se incluyen algunos grupos culturales inequívocamente mesolíticos, como por ejemplo el aciliense. Es mejor que veamos primero el epipaleolítico y el mesolítico en la península ibérica y después, en lo que nos dé tiempo, abordemos el tema del arte de todas las maneras. Como esta sesión sobre arte en la prehistoria antigua peninsular, otros años también ha sido grabada, pues es bastante posible que tengáis por ahí grabaciones de años anteriores y a lo mejor en estos días de Navidad os apetece buscarlas y así anticipáis un poco esos contenidos y la preparación también de ese tema. Lógicamente, casi como hemos hecho con todos los temas anteriores, cuando uno habla del mesolítico y el epipaleolítico en la península ibérica tiene que empezar advirtiendo de la gran rehabilitación que este periodo o estos dos conceptos han tenido a través del tiempo. La propia denominación epipaleolítico aludía a la prolongación de formas de vida paleolíticas en periodos posglaciares o mesolítico a un estadio transicional intermedio de poco desarrollo antes de la gran revolución de las sociedades de productores que supone el neolítico. Bueno, pues hoy en día esta idea está superada. En realidad es verdad que epipaleolítico y mesolítico remiten a sociedades de cazadores-recolectores en contextos posteriores al pleistoceno, por tanto propiamente ya del holoceno, más o menos a partir de 11.500 años antes del presente, pero ni mucho menos se trata de un periodo que no tiene interés frente a la riqueza que va a tener la revolución neolítica. Eso se debe a que en los últimos años se ha producido toda una revolución conceptual en torno al epipaleolítico y al mesolítico, a partir sobre todo del empuje de dos paradigmas interpretativos muy potentes en la prehistoria del siglo XX, que son la nueva arqueología y la ecología cultural, que en cierta medida, imbuidas del método hipotético-deductivo de la escuela de Cambridge y de otros paradigmas de interpretación, ha redefinido lo que es un cazador-recolector y ha tratado de poner en relación a ese cazador-recolector, como antes llamábamos, posglaciar con un contexto climático diferente, nuevo, al que necesariamente tiene que adaptarse. Ahí es donde entra y el manual os habla de ello toda la cuestión en torno a la sustitución de los llamados recursos K, los grandes mamíferos, los animales carnívoros y herbívoros que habían sido objeto de caza, por ejemplo en el magdaleniense, que ahora escasean frente a los llamados recursos R, los pequeños animales que con el paso al holoceno ahora se hacen más abundantes y que generan una serie de cambios, una serie de patrones nuevos que en cierta medida definen esas sociedades del holoceno con novedades distintas. Fundamentalmente cinco novedades, aunque ahí tenéis diez, que afectan básicamente a tres ámbitos. En número primero las cinco novedades, algunas, insisto, están ahí en ese encarte en inglés y luego vamos a cada uno de los tres grandes titulares, digamos, de esa transformación. Primera novedad, frente a grupos familiares más o menos amplios en el contexto de vida de las sociedades de cazadores-recolectores del Paleolítico, que hemos visto casi desde los neandertales de la Cueva del Sidrón, el hombre empieza ahora a vivir en bandas o en macrobandas un poquito más numerosas que agrupan a distintas unidades familiares. Esto también va a hacer, ya adelanto, que la relación del hombre con el territorio se haga más estrecha y también sea más permanente. El hombre acaba ocupando el mismo espacio y ese va a ser su espacio. Segundo elemento, esa presencia del hombre, esa permanencia del hombre en los campamentos base va a estimular una mayor territorialidad, una mayor vinculación del hombre al territorio, eligiendo mejor los asentamientos. La arqueología espacial, que es una variante interpretativa de la cuestión del polaento muy conectada con la nueva arqueología, también ha tenido en esto bastante que ver. Nos permite constatar que en el Mesolítico y en el Epipaleolítico hay menos movilidad de los grupos frente a aquel carácter un poco de migraciones estacionales y alternativas que veíamos que se daban, por ejemplo, recordar el mapa de Abaúnz en el Paleolítico Superior y que conectábamos o comentábamos hace algunas semanas. Tercer cambio, la vinculación con el espacio hace que el hombre en cierta medida establezca símbolos para potenciar ese espacio. Pensad que uno de los primeros elementos del mundo neolítico va a ser el establecimiento de los monumentos megalíticos, que en cierta medida son la visualización de la territorialidad. Cuarto elemento, y que nace de que el hombre sienta su territorio y sus recursos de los que vive como propios. Cuarto elemento, que es quizá el cambio más notable y que afecta también a la división de las sociedades en epipaleolíticas o mesolíticas, las epipaleolíticas más ancladas en formas de vida propias del pasado, es decir, de las sociedades de cazadores-recolectores, las mesolíticas más vinculadas al cuarto cambio que es la llamada economía de amplio espectro. Es decir, ha habido probablemente un cierto colapso faunístico porque algunas especies de animales que existían anteriormente ahora se han retraído y es necesario disponer de reservas, de nuevas formas de recolección que hacen que aparezcan grupos de recolectores, grupos de concheros, los primeros grupos que recolectan semillas del entorno y que están en la base de lo que luego será el paso hacia la producción. Estos dos últimos cambios, la territorialidad y la economía de amplio espectro, están realmente unidos. Sedentarismo, territorialidad, observación de recursos y almacenaje de esos recursos hacen en cierta forma que las formas de vida cambien y que sean una transición, pero también constructiva, entre el periodo de cazadores-recolectores del paleolítico y el periodo de productores del neolítico. Y el último elemento es probablemente, aunque este no es general y se ve solo en algunos ámbitos, el fenómeno de la especialización. Vamos a encontrar grupos, sobre todo mesolíticos, por así decirlo, los grupos más innovadores que se van a especializar en una serie de recursos, por ejemplo, los concheros del sur de Portugal, la cultura asturiense de la Península Ibérica, algunos elementos del afiliense. Bueno, pues todo eso está explicando las transformaciones del epipaleolítico y del mesolítico. Esta pregunta que se plantea aquí en el chat, bueno, precisamente quería comentar la explicación de este cambio a los propios prehistoriadores. Bueno, pues les ha inspirado distintas teorías, sobre todo tres grupos de teorías que también en el manual glosa, ¿no? La llamada teoría ambientalista que, bueno, viene a decir que como ha cambiado el medio ambiente, aumenta el nivel del mar, el clima es más templado, hay más recursos de tipos R pequeños y necesitamos más mano de obra para optimizar los esfuerzos, pues es posible que se configuren grupos humanos más pegados al territorio, no estrictamente familiares y con carácter de bandas o de macro-bandas. Esa es la teoría, por ejemplo, de Lewis Binford y de Beret Gordon Childe, ¿no? Que Binford es el gran padre de la nueva arqueología y Gordon Childe el autor de esa expresión que tantas veces repetimos, aunque bueno, sobre todo veréis en la asignatura de prehistoria reciente de la revolución neolítica. Otros creen que en realidad, aunque esto también tiene que ver con la teoría ambientalista, el cambio se produce por presión demográfica, ¿no? Desde el final del episodio solutrense ha habido un imparable crecimiento demográfico, hay más presión sobre el territorio, más urgencias por dominar los pocos recursos y un grupo más grande puede diversificar y atender todos los frentes de la economía de amplio espectro. No solo cazas, sino recolección, aprovechamiento de la pesca, de la madera, de determinados tipos de actividades económicas vinculadas a nuevos recursos y que, bueno, pues te hace que los primeros asentamientos del italítico o del mesolítico –teníais aquí un dibujo que, bueno, es bastante escolar pero creo que es muy gráfico–, bueno, pues desempeñen actividades muy variadas. Esta es la teoría sobre todo de Graham Clark, ¿no? Y luego también hay quien considera que, bueno, pues en este contexto de cambio ambiental y de necesidad de hacer frente de manera preparada al cambio demográfico, pues surge –que es la llamada teoría sociocultural– una especie de comunismo primitivo de grupos que comparten todo y que diversifican las actividades económicas en cierta medida, como veis que aparece ahí en ese dibujo, donde unos están recogiendo conchas, otros están preparando alimentos, otros vienen de cazar, otros recolectan de los árboles, otros construyen viviendas o trabajan pieles. Bueno, es un poco la imagen también de este poblado epipaleolítico estándar que es uno de los que normalmente se suele poner como ejemplo de esa economía de amplio espectro y luego a fabricar, bueno, a crear, ¿no? Bueno, pues ídolos pez, ¿no?, porque probablemente la pesca se convierte en un recurso fundamental y, bueno, pues está en la antigua Yugoslavia y es un buen ejemplo de estas aldeas ya sedentarias del epipaleolítico y del mesolítico. Probablemente, como se plantea también aquí, esa especialización y los tres cambios que quiero explicar a continuación explican también el inicio de las diferencias sociales. El problema es que la percepción arqueológica de esas diferencias sociales no se producirá probablemente hasta la introducción de la metalurgia en el neolítico final porque piensa que, por ejemplo, los monumentos megalíticos cuando empiezan a construirse en el neolítico antiguo son monumentos megalíticos colectivos en los que se entierra el grupo como una manera de subrayar la vinculación del hombre al grupo, ¿no? Y eso indica que todavía no hay una jerarquización que los útiles de metal sí que acabarán en cierta medida por generar. Es verdad que, en algún ámbito, se ha sostenido que probablemente las primeras diferencias sociales también se perciban en algunos elementos del mundo artístico como veremos de estas sociedades epipaleolíticas. Obviamente no solo para que se construyan los monumentos megalíticos tiene que haber una diferenciación social sino probablemente para ordenar la actuación de estos grupos que impactan sobre el territorio en formas diferentes hace falta una organización social pero ya sabéis que en la prehistoria una cosa es la evidencia o la realidad y otra cosa es la evidencia de esa realidad. Probablemente lo que se da aquí es un proceso en el que el hombre organiza el trabajo con diferencias de carácter social pero no tenemos todavía evidencias materiales que en cierta medida prueben esa diferenciación. Obviamente la territorialidad, las pautas de subsistencia y los cambios sociales van en esa línea pero a veces evidenciar eso desde un punto de vista material pues realmente no es tan fácil. ¿Cuáles son esos principales rasgos de este periodo? En primer lugar la territorialidad, los nuevos patrones de asentamiento y de ocupación que en la península ibérica se traducen en varias novedades. El hombre tiende a ocupar las franjas costeras y las franjas litorales fundamentalmente por una razón, porque se considera que en esos ámbitos esa economía de amplio espectro va a ser más favorable, va a ser más fácil llegar a todos esos recursos derivados de la nueva situación climática. Eso explica también una diversa densidad de población que con mayor predominio en las zonas costeras va a ser quizá más intensa en las zonas atlánticas que en las zonas mediterráneas. Conocemos mucho mejor formas innovadoras mesolíticas en por ejemplo el ámbito asturiense que en la cuenca mediterránea Valle del Ebro, donde las sociedades son fundamentalmente epipaleolíticas y epipaleolíticas clásicas, es decir con útiles geométricos y con elementos que luego caracterizaremos a propósito de la industria. Esto crea también un cierto patrón de la organización y de los patrones de organización del poblamiento. Se tiende a valorar más positivamente lugares que tengan muchos recursos, donde sea fácil llegar a fuentes de alimentación diversas que no fuercen a las organizaciones humanas a depender exclusivamente de un recurso y que permitan además desarrollar una disponibilidad de recursos durante todo el año. Es decir, que no solo sean recursos estacionales como vimos en el mazaleniense, sino que haya una posibilidad de encontrar recursos a lo largo de todo el año. Los concheros asturienses son un ejemplo de esa capacidad del hombre para acceder a recursos que crean ese llamado, como algunos han dicho, paraíso holocénico en el que empiezan a aparecer recursos que hasta entonces, debido en este caso al cambio climático, no se habían dado. Esa expresión se dice sobre todo del área del sur de Portugal, donde están los llamados concheros portugueses, que se especializan precisamente en el uso de ese tipo de recursos. Esa territorialidad también se traduce en que el nomadismo, incluso el nomadismo estacional, se abandona plenamente. Ni siquiera se mantiene un nomadismo estacional como el que habíamos visto en el periodo mazaleniense. Hay toda una estrategia de ocupación del territorio muy meditada y de aprovechamiento de los recursos que da ese territorio. Probablemente –y sirve también para las cuestiones que se han planteado aquí sobre la organización social y sobre la jerarquía– quizá esta territorialidad va a tener una consecuencia, a lo mejor no muy deseada, que es la del inicio del conflicto entre grupos humanos. El hecho de que en el arte post-paleolítico aparezcan escenas de lucha entre grupos permite suponer que esa territorialidad y esa economía de amplio espectro acaba generando fricciones entre los grupos humanos. Segundo cambio, junto a la territorialidad, cambios en la subsistencia. Como ha dicho Flanery, surge esa economía de amplio espectro que lo que busca fundamentalmente es establecer modelos en los que no se dependa de un único recurso, sino que haya estrategias variadas para obtener recursos diferentes. La llamada revolución del amplio espectro. Se sigue obviamente practicando la caza, pero esa caza empieza a incluir también caza menor. Por ejemplo, los conejos empiezan a incorporarse de manera más permanente la recolección de moluscos marinos de especies muy variadas. Se considera que esto probablemente pretendía suplir el aporte calórico de los grandes animales que ahora ya no tienen presencia y que por eso se trata en cierta medida de suplir con el aporte de estos recursos marisqueros. La pesca, que también se convierte en un elemento fundamental, no solo en ríos, sino probablemente también la pesca marina y que se traduce en esa preferencia por los recursos R que están muy presentes en el registro arqueológico de este periodo. Moluscos, caracoles, peces, pequeños mamíferos que han llevado a plantear si probablemente ya empieza a haber una capacidad de consumir en diferido, es decir, de recoger, preservar y más tarde consumir. Si eso obviamente motiva unas mejores formas de almacenamiento de ahumado de la carne o del pescado para preservarlo, incluso de congelación, que obviamente algunos consideran que podría ser también un indicador o un elemento favorable a la estratificación, porque alguien tiene que decidir qué se consume ahora y qué se consume en cambio más adelante. Tenéis ahí esa escena del poblado de Riverford, en América, que muestra también un poco como la anterior las actividades cotidianas del ámbito o ambiente mesolítico. Y tenéis aquí una representación, aunque ya se nos va un poco a cronología del Neolítico Antiguo de la Cueva de la Araña en Murcia, en la que aparece una mujer con un canastillo que probablemente es una apicultora que está recolectando miel con estas abejas aquí acechantes, que muestra también una dimensión muy singular de la economía amplio espectro para la que no tenemos evidencia en el marcedeniense. No quiere decir que no la hubiera. Tenéis también aquí en esta imagen algunas de las especies de conchas y de lapas que se recogen en este periodo, sobre todo en el grupo de los concheros asturianos y de los concheros portugueses. Y el ídolo pez que comentábamos antes a propósito del yacimiento de Lepenskivir, ese pez un poco antropomorfono que habla en cierta medida de la ritualización de un recurso que se va a convertir en fundamental en este periodo. Territorialidad, economía o pautas de subsistencia y economía de amplio espectro. Último elemento de los cambios que se producen en este periodo. Los cambios de carácter social, la vida en grandes bandas, la importancia de los grupos familiares y la aparición de los primeros enterramientos agrupados. Hay varios indicadores materiales, no solo los enterramientos, también el arte, que demuestran la importancia que la colectividad y el grupo tienen. Por ejemplo, tenéis ahí el relieve, el panel de la cueva de la vieja de Alpera en Albacete donde probablemente hay una representación quizá conmemorativa de una gran cacería que demuestra la existencia ya de una serie de rituales de memoria colectiva que se plasman desde el punto de vista iconográfico a través del arte. Si pensáis, por ejemplo, en las danzantes de Cogul o de Bicorp en Lleida, también se considera que pudieran ser celebraciones festivas comunitarias vinculadas a la fertilidad, a la exaltación de la productividad y que, por tanto, también nos hablan de esas nuevas costumbres sociales que se viven en este contexto. Aquí tenéis, de hecho, imágenes de las danzantes de Cogul dentro de los campos sociales, también los que tienen que ver con la vestimenta, el concepto de facies. ¿He utilizado el término facies en algún momento? No. Bueno, pero hago el paréntesis a la pregunta de... Ah, vale, perdón. Bueno, una... Ah, vale. Una facies sí. Facies en latín significa nivel, faz o cara, digamos, indica un periodo. O sea, cuando hablamos de la facies levantina es la fase, traduciríamos en castellano, levantina o el estilo levantino del arte post-paleolítico. A veces también se hablaba de la facies solutrense, la facies del musteriense denticulados... Bueno, son como las unidades en las que se descompone un periodo para su comprensión desde el punto de vista cultural, de la cultura material, estilístico, desde el punto de vista artístico, etcétera. Es exactamente lo mismo que decir fase, ¿no? Bueno, el epipaleolítico y el mesolítico también se caracterizan, aunque no sean quizá los cambios de mayor trascendencia social, que sí que son los que hemos dicho hasta ahora, por una tecnología lítica que en la industria evidencia una clara evolución hacia la microlitización, que en cualquier caso no es novedosa sino que se había venido dando ya desde el paleolítico superior. Incluso si me apuráis desde el musteriense y esa revolución de los productos derivados o secundarios que comentábamos hace algunos días, ¿no? Fijaros, predominan las láminas para la fabricación de puntas número 3, para la fabricación de hojas ya como útiles compuestos destinados a ser enmangados en esos vástagos de madera o de hueso y sobre todo más habituales en el epipaleolítico que en el mesolítico donde hay elementos industriales un poquito diferentes, que es la aparición de los microlitos geométricos. Láminas que se truncan y se cortan con distintas formas, a veces se llaman triángulos, trapecios, escalenos, no sé qué, que bueno pues sirven precisamente para ser ensartadas en este tipo de hoces o de sierras que nos hablan también de toda esa complejidad de las formas de vida. En cambio, en el mundo mesolítico y en algunos grupos culturales del epipaleolítico aparecen elementos característicos de la tecnología lítica que no son los clásicos de este periodo y que nos hablan o bien de la conservación de formas que ya existían, la número 6 es un raspador muy parecido a los que hemos visto desde el musteriense, o la aparición de útiles de gran tamaño, número 24, los picos o hachas, por ejemplo, asturienses que nos hablan del gran desarrollo... Más que picos o hachas, yo a esos útiles los llamaría si existe algún centro de ensilio en el caso de que exista un utensilio específico para abrir marisco. Efectivamente, no me has dejado terminar. Algunas de esas piezas no son solo hachas para el aprovechamiento forestal sino los picos asturienses, hay alguno con una imagen mejor en las siguientes diapositivas, tenían esa pequeña punta para separar el marisco adherido a las rocas en esa actividad de marisqueo que junto, por ejemplo, con los arpones acilienses, pieza número 7, o con los cantos rodados acilienses que en realidad no es un objeto de uso cotidiano sino que pertenece a ese mundo un poco simbólico, no sabemos si de control del tiempo, de control de las estaciones o qué es lo que hay detrás como una especie de reloj estacional. Bueno, pues nos hablan también de cómo en cada cultura, en cada facies, como decíamos antes, bueno, pues se utilizan unos útiles determinados que hablan también de los recursos diferentes que se están utilizando en cada momento. Ahí tenéis también el protagonismo que van a tener para la fabricación de todos esos útiles, sobre todo del epipaleolítico, los llamados microlitos geométricos. Todas estas piezas mayores de arenisca o de cuarcita, que son los yunques en los que se genera un apoyo firme para la lámina y que con un percutor externo, bueno, pues se va troceando un poco como en el esquema que veíais en la zona anterior. Curiosamente estos grupos epipaleolíticos, que llamamos a veces epipaleolíticos microlaminares porque se caracterizan por la presencia de microlaminas, van a estar muy presentes en el nordeste y en el Valle del Ebro peninsular. Y los grupos mesolíticos más innovadores, con picos asturienses, con útiles para la extracción de marisco o para la deforestación van a estar presentes en los ámbitos atlántico y mediterráneo, que nos habla también de la diferente estrategia en la ocupación del territorio como decía anteriormente. Bueno, esta parte a propósito de la pregunta anterior sobre las cuestiones del porqué de los cambios ya la hemos explicado. Hemos hablado de las distintas teorías y ahí veis algunos de los protagonistas, Gordon Child, Binford y Cohen, pero bueno, remito a lo dicho con anterioridad. Bueno, y vamos a dividir ahora nuestra atención a la península ibérica más específica –ya eso correspondería a los contenidos del tema 11– en dos grupos. Culturas del epipaleolítico, culturas del mesolítico. La distinción es la distinción tradicional entre los dos conceptos. De esa manera, culturas epipaleolíticas serían las culturas que mantienen formas de vida típicas del paleolítico superior en una cronología ya postglaciar, tardiglaciar y las culturas mesolíticas son aquellas donde quizás se perciben mejor los cambios de subsistencia, territorialidad y cambio cultural que hemos explicado anteriormente y que son característicos del grupo más avanzado de estas sociedades transicionales del epipaleolítico y del mesolítico. La cultura quizás más singular del epipaleolítico peninsular entre el 9500 y el 9000 antes del presente es la cultura asiliense, que debe su nombre al yacimiento de Masdasil en Francia pero que tiene presencia también en el ámbito de la cornisa cantábrica. Probablemente se trata de un grupo cultural muy vinculado al aprovechamiento de la madera con el que fabrica, por ejemplo, esos arpones de dos filas de dientes y de orificio ojival tan característico, que fabrica también un tipo concreto de puntas, las llamadas puntas asilienses que aparecían en la imagen 1, 2, 3, 4 y 5, que son puntas laminares. Y, por supuesto, los arpones que se veían muy bien en la imagen a la que estoy regresando y esos cantos rodados con esas notaciones, a veces con digitaciones, a veces con bandas que expresan, como dice el manual, ese cambio un poco mental, simbólico de las sociedades del momento. La fauna asociada a los enclaves epipaleolíticos ascribibles al asiliense habla ya de una especialización en la caza, muchos peces y fundamentalmente ciervos. La gran presencia de recursos de tipo costero permite pensar que, aunque hablemos de una diversificación económica, realmente se depende más de los recursos marinos que de los recursos terrestres o costeros que terrestres. Otro grupo cultural del epipaleolítico peninsular es el llamado epipaleolítico microlaminar, que podríamos llamar la cultura epipaleolítica clásica de láminas, algunos raspadores y en general microlitos geométricos típica del epipaleolítico. Y concentrada sobre todo en el corredor del Valle del Ebro, en sentido amplio, Valle Medio y también curso bajo del Ebro. Pocos buriles, muchos raspadores, pocos objetos de hueso, muchos útiles geométricos como los que veis ahí del abrigo de costalena en Maella, en el Bajo Aragón saragossano. Ese es un problema, creo que en el libro, que habiendo arreglado unas puntas muy efectivas como son las de alérgica y pedúnculo y las de muesca que se cree que se usaban para hacer pletas de cuatro aspas. Efectivamente, dentro de esa industria microlaminar hay un desarrollo de determinado tipo de puntas que aparecían, no me remonto hacia atrás, en la lámina de la tecnología lítica y que están muy asociadas a este grupo. Si os fijáis en los yacimientos, el abrigo de costalena, por ejemplo, como paradigma son grupos de bandas o de microbandas que viven en cuevas o abrigos con posibilidades de acceso a recursos muy diversos, tanto terrestres como acuáticos. Que precisamente por lo que se ha dicho aquí, por la presencia de esas puntas, probablemente todavía son bastante dependientes de una traición cinegética a la manera de la caza tardiglaciar, toros, ciervos que aparecen. Por lo que leí, creo que los últimos de punta no son exactamente de flecha. De flecha, digo, para el arco sino de punta. Más bien podríamos estar hablando de algo parecido a un tardo largo y delgado, como una especie de león perdido entre una flecha y una jabalina que se usaba con un propulsor. Muy bien, efectivamente, gracias. Esos abrigos y esas cuevas establecen una territorialidad logística muy clara y dan lugar luego a algunos de los espacios en los que ya en cronología neolítica se desarrollará. Obviamente este es un concepto moderno que nos viene bien un poco por comodidad, pero no pretendo hacerlo derivado de él o conectarlo con la prehistoria de los llamados parques culturales. El parque cultural de Albarracín, de Río Verde o todos estos que tienen arte levantino clásico. Uno pasea por ahí y se da cuenta de cómo la elección del lugar de los abrigos tenía mucho que ver con todas esas posibilidades de la economía de amplio espectro que hemos comentado anteriormente. Si pasamos a los grupos más innovadores, aquellos que empiezan a utilizar fórmulas económicas de una especialización en productos que quizá no habían estado presentes en la caza de los grupos glaciares o tardiglaciares. Tenemos por un lado el grupo mesolítico asturiense, que es quizá la cultura mesolítica por excelencia de la península ibérica. Caracterizada por esos picos aguzados, el llamado pico asturiense, fabricados así para extraer conchas y moluscos y que se ubican sobre todo al este de Asturias y al oeste de Cantabria. No es el único mesolítico o grupo mesolítico especializado en los moluscos del Cantábrico. Hay otros grupos de los que os habla el manual, pero probablemente el más característico es este que denominamos asturiense. Sorprende que teniendo grupos, la cronología del asturiense también es en torno al 8.000-7.500 antes del presente, que habían utilizado profusamente la madera en el entorno, perdón, el hueso en el entorno como el aciliense, en este caso se prefiera la madera probablemente por las circunstancias climáticas. Ese grupo mesolítico del asturiense tiene su correlato en el territorio de la Lentejo y del Algarve portugués entre el 6.500 y el 5.000 antes del presente, en los grupos de concheros o concheiros portugueses con microlitos geométricos, con explotación muy diversa de los recursos, principalmente acuáticos, de los que toman el nombre pero no solo, con una concentración –fijaros en la desembocadura del tajo– de los asentamientos bastante estratégica, bastante pensada o especializada y con acceso a redes geográficas. También notablemente amplias, que nos hablamos un poco de los lazos también de relación de este grupo con otros del entorno. Y aún habría dos culturas en el mesolítico prácticamente contemporáneas, entre el 9.000 y el 7.000 antes del presente, que son el mesolítico de muescas y de denticulados, atestiguado sobre todo en la zona mediterránea y que, en cierta medida, reproduce –salvo por la especialización– en caza de animales pequeños, liebres, conejos conviviendo con algunos animales grandes, ciervos, cabras o jabalíes. Reproducen un poco el modelo –pero con una especialización en las muescas y en los dentículos– que hemos visto para el grupo o la facies epipaleolítica microlaminar que hemos citado anteriormente. Y, por último, el grupo mesolítico geométrico, concentrado también en la zona mediterránea con una industria –como veis– en la que predominan las láminas como subproducto del que nacen todos esos microlitos geométricos con algunos objetos de adorno personal, de carácter simbólico y artístico. Y con una caza a la manera de la del mesolítico de muescas y de denticulados que simultanea algunos animales con la recolección, la pesca y el marisqueo y que, en definitiva, constituyen un buen ejemplo o un buen corolario de las prácticas básicas de los modos de vida de las sociedades de cazadores-recolectores tardíos abiertos a esa economía de amplio espectro que hemos caracterizado en estas sesiones. Bien, con esto terminaríamos el tema y también el año. Feliz Navidad a todos. Nos encontramos el día 15 de enero para la última sesión donde hablaremos del arte en el paleolítico y el pospaleolítico peninsular. Muchas gracias.