Vale, estamos grabando. Bueno, pues acabamos de empezar a grabar esta clase de marzo, previa Semana Santa, y estábamos teniendo algunas dudas, trepidantes dudas sobre el número de miembros óptimo para un grupo de trabajo, entonces hemos resuelto. Bueno, pues empezamos. Bueno, si os parece, tenéis alguna duda más acuciantemente resoluble esta noche, ya que estamos aquí, o nos metemos con Kant y los tres momentos de voz estética. Con las tres cosas del voz estético. ¿Una duda por ahí, entre las filas? ¿Pridas? Hola, hola. Aprovecho para anunciar que en este segundo cuatrimestre, ya lo habéis visto en el foro todos y todas, está con nosotros Amanda Núñez, que es una investigadora de la UNED, que amablemente se ha resuelto a echarme una mano en mi atribulada vida. El malvado plan que tenemos Amanda y yo es que Amanda pase a... ...a formar parte del equipo docente del área de estética y que nos podamos urbanizar como se hace en la universidad contemporánea, de tal manera que no tengamos todo el curso dedicado a docencia, es decir, a atender los foros, a contestar vuestros correos, a revisar vuestros trabajos, sino que podamos hacer durante una parte del año eso y durante otra parte del año dedicarnos a investigar, a escribir, a preparar materiales, a revisar textos, una serie de cosas que también son trabajo de un profe universitario, pero que nuestra universidad no lo ha hecho. Por ejemplo, lo entiende así, no sea española. Entonces nos hemos organizado para repartirnos la carga docente en los dos cuatrimestres, de tal manera que Amanda os atenderá en el segundo cuatrimestre y yo os he atendido en el primero. Como este es el primer año de Amanda, primer, segundo cuatrimestre de Amanda, pues estoy yo también un poco por ahí zumbando, atendiendo mi foro, el consultorio de Jordi, dando estas clases, que estoy igual de enganchado que mucha otra gente y vaya a estar aquí. Pero Dios mediante. Exactamente. El año que viene, el segundo cuatrimestre, pues me quiero largar a investigar por ahí, no sé si me iré a Estados Unidos o a Francia, no lo sé, lo estoy viendo todavía, pero vamos, mi idea es irme fuera y dedicarme a escribir e investigar, al menos por eso. Pero vamos, mientras tanto, pues valga este aviso para presentar, que no sé si lo ha hecho Amanda a los que ya estén trabajando con ella, valga este aviso para felicitarla por su trabajo en lo poquito que lleva, para que vayáis haciéndose a consultarle a ella también y a tratarla pues como una investigadora con mucha experiencia y que os puede ser de gran ayuda, ¿vale? Y ya como no decís nada ni salen más dudas, pues nos metemos con Kant, ¿os parece? ¿Alguien que diga que sí? ¿Nadie que diga que no? Ok, pues le entramos a Kant. A ver, antes de los exámenes dedicamos un par de clases o tres, ¿os recordáis? A la estética de Kant, a la crítica del juicio. Y íbamos así como muy despacito, ¿no? Por pequeñas afirmaciones, pequeñas hipótesis de Kant, íbamos como masticándolas para irlas viendo. No es tan importante ver toda la crítica del juicio, ¿verdad? Como irnos haciendo un poco al tipo de pensamiento que se maneja ahí y sobre todo a las repercusiones pues bastante potentes que vemos todos que ha tenido luego, ¿no? El puño ese de Kant, ¿no? Saltar de Marx, que seguramente lo veremos en algún otro momento. Pero vamos, un poco por no rematar, pero sí por darle un... Un poco de cierre al tema de las clases que hemos dado sobre Kant, que quedan ahí grabadas y podéis revisarlas cuando queráis. Quería destacar tres aspectos, a mi modo de ver, muy mal comprendidos en Kant normalmente, y que para él son importantes a la hora de entender lo que es el goce estético, de lo que es el agrado, entender lo que es el juicio estético, es decir, lo que nosotros estudiamos. ¿Por qué digo que son mal entendidas? En parte porque Kant... Espero que no me oigan desde la tumba, les explicó algo mal. Es decir, lo explicó genial. Pero lo explicó algo mal porque los términos que manejaba no estaban del todo maduros. Es como si alguien intenta hacer una ensalada con una lechuga que todavía no acaba de brotar. Pues le queda pequeña, le faltan sabores, le faltan texturas y no se ve, ¿no? O el tomate está demasiado verde, en fin. Algo de eso había, algo de falta de preparación de los tiempos y de la cultura material y filosófica se deja de ver. Y es casi entrañable, ¿no? En la crítica al juicio eso. Pero se deja de ver y de hecho... Se nos cuesta. Ahí los tenéis apuntados, aunque han sido con letra muy pequeña. Las tres cosas que enseña Kant sobre el goce estético, sobre el juicio, es que es subjetivo, es que es irreducible a concepto y que es desinteresado. Estas tres cosas, insisto, se han entendido muy mal. ¿Por qué? Porque nosotros cuando decimos que el juicio estético es subjetivo, parece que estamos a punto de decir, efectivamente, que cada cual le gusta una cosa, que sobre gustos no hay nada escrito, que para gustos colores... Todos los tópicos que queríais manejar en cualquier barbería al uso, si sacarais el tema, ¿no? Y bien, justo el bueno de Kant no quiere decir nada de esto. Para él, el juicio estético es subjetivo, lo hemos dicho en alguna otra clase, porque se ejerce desde el sujeto, porque si no hay sujeto sintiente, si no hay personilla, ¿verdad?, que tenga una sensibilidad y que la ponga en juego, no hay juicio estético, no hay agrado, no hay goce, ¿verdad? Eso es evidente. Entonces, para él es subjetivo, pero en ese sentido, para empezar. Y lo dice fatal, porque él sí que habla de una especie de subjetividad, habla de subjetividad trascendental al hablar del conocimiento, cuando estipula que el sujeto trascendental es aquel límite, por así decir, son las condiciones mismas del conocimiento, ¿no?, es lo que es el sujeto trascendental. Aquí en la estética se queda un poco más indiferenciado. Habla de una subjetividad general que yo creo que tampoco está bien amarrada. Y ahora, por eso digo que le faltaban elementos de juicio, lo iremos... Vamos viendo, ¿vale?, uno por uno en las siguientes pantallas de la pizarra. Lo primero sería esta indefinición respecto a la subjetividad del goce. La segunda sería la irreducibilidad a concepto, es decir, que no podemos someter el juicio estético a una ley, pero en cambio, igual que pasaba con el primer punto, es subjetivo pero no lo es, pues pasa con el segundo, es irreducible a concepto, pero sí que podemos establecer normas, sí que podemos establecer de alguna manera juicios estéticos que aspiran a cierta validez. Incluso dice Kant, a validez universal. Le pillamos aquí a Kant en otra contradicción, ¿verdad? ¿Cómo puede ser que el juicio estético sea irreductible a concepto y que no obstante aspire a tener validez universal? Tenemos un pequeño problema. ¿Cómo puede ser subjetivo y también aspirar a ser subjetivamente general? Tenemos dos problemas. Y tres problemas. Kant dice que el juicio estético es desinteresado, es decir, que sucede en ausencia de interés. Vamos a ver, ¿cómo que sucede en ausencia de interés? Además, fijaros que Kant describe esto en 1790. Está justo en los albores del romanticismo. Es cuando más pasión hay por el arte, es cuando más se implica uno en el juicio estético. O sea, culturalmente es un gran momento en que el peso que tiene lo estético cada vez es más potente y en que de hecho es motivo de organización de la conducta, es motivo de apasionamiento, es motivo de la forma en que se organizan la vida cada vez más muchos artistas y mucha otra gente sensible. Estamos en un momento en que Goethe escribe el Werder, con su suicidio prácticamente por sensibilidad estética. Ahora ahí tenemos un momento terrible. El mismo Kant está hablando de lo sublime como algo sobrecogedor. ¿Cómo puede ser desinteresado si estamos hablando de esta especie de gran pasión, de gran motor de la historia, de gran crisol antropológico? Como veis, la cosa va estando jodida. Tenemos tres caracterizaciones del Goethe estético y las tres son relativamente contradictorias. El carácter subjetivo, el carácter de irreducibilidad al concepto y el carácter desinteresado. ¿Me seguís, verdad? No decís nada, estáis muy callados. Siempre que hablo de Kant nos quedamos todos muy callados. Pero vamos a por el primer punto, ¿vale? Hemos dicho que era subjetivamente general. ¿En qué medida podemos intentar aclarar esta especie de malentendido para que no me volváis a decir en los trabajos, ¿sabes?, que el juicio estético es subjetivo, je, je, je? Bien, bien, es normal que te pierdas la mitad. En mis clases siempre al principio intento ponerlas complicadas para luego ver la luz, compañero o compañera. Dolors, yo sé que eres Dolors, ¿sabes? Así que no te preocupes, Dolors, al principio tenéis que ir mal. Hemos denunciado tres características del juicio estético y no voy a engañaros diciendo que son muy sencillas o que las podéis aprender de memoria o como las podéis decir en el examen, porque no va de eso esta asignatura. Al revés, esto va de ver las cosas como son, complejas, vivas y a mi fumo de ver apasionantes porque nos hacen pensar, ¿verdad? ¿Cómo puede ser que el juicio estético sea subjetivo? Ahí va, me he quedado congelado. Que sea subjetivo y que no lo sea. ¿Cómo puede ser que sea reducible al concepto y que no lo sea? ¿Y cómo puede ser que sea interesado? Alborno decía salvajemente interesado y a la vez sea desinteresado. Pues vamos a verlo, Dolors, por partes. La primera, el hecho de que sea subjetivamente general, lo que vamos a querer decir, es una hipótesis que os planteo siguiendo a Harman, siguiendo a Lukács, siguiendo a alguno de mis santos patrones, lo que vamos a querer sostener con esto es que cada vez que se pone en juego un modo de relación, cada vez que un sujeto pone en juego un determinado modo de relación, un determinado juego de valores estéticos, ¿vale?, de alguna manera el juicio estético, el goce, es inevitable. Es decir, recapitulemos, es subjetivo porque sucede en cada sujeto, pero una vez te has puesto, es como decir caerte por un tobogán es subjetivo. Claro, en la medida en que subes al tobogán, pones el culo en la rampa y te caes, pues deja de ser subjetivo, ya no depende de que te quieras caer o no te quieras caer, te tiras y te has tirado. Pues bien, el goce estético, espero que con esto me entiendan Dolors, es una cosa parecida a lanzarse por un tobogán. Subjetivamente nos colocamos en disposición de lanzarnos por el tobogán, pero una vez soltamos las manos y dejamos caer el culo por la rampa, nos caemos con todo el equipo. Y nos caemos Dolors, yo, Irizarry, Parra y quien sea, todos los que nos metemos en ese concreto tobogán nos caemos. ¿Qué es un tobogán? Un modo de relación, un conjunto de valores estéticos, una poética si queréis. Es decir, una vez nos hacemos cómplices, por así decir, de Beethoven, por ejemplo escuchando sus cuartetos de cuerda, o nos hacemos cómplices de José Lero de Morón, escuchando uno de sus tangos gitanos, es decir, en cuanto entendemos cuál es su juego, en cuanto subimos la escalera del tobogán y ponemos el culo en la rampa, en cuanto hacemos todo eso, el goce estético, dice Kant, es necesario. Es necesario y es aproximadamente el mismo en todos. Disfrutamos las mismas cosas. Pues con variantes, ¿no? Habrá quien disfrutara más la caída del tobogán al llegar al final, habrá quien disfrutara el viaje, pero en cualquier caso estamos en el mismo... maldito tobogán. Al que nos hemos subido, subjetivamente, podíamos no haber subido, pero que una vez nos subimos y nos tiramos, ahí estamos. ¿Me entendéis ahora mejor el primer punto? ¿Vale la imagen del tobogán? Me la acabo de inventar. No estaba preparada. Pero yo creo que puede explicar de alguna manera la historia, ¿verdad? ¿Por qué sucede? ¿Por qué sucede Dolores Tapatal hoy? ¿Por qué sucede que algunos disfrutamos con unas cosas y otros no disfrutamos de otras cosas? ¿Sabéis cómo intentar explicarle a alguien que no ha subido al tobogán el gusto que te da tirarte por la rampa? Pues claro, quien está abajo y dice pues joder, yo no entiendo nada, como Dolores. Yo no lo pillo. No pillo cómo es tan divertido esto. O el columpio o lo que queráis. Pues claro, porque para entenderlo tienes que tirarte, compañero. Tienes que subir, saber dónde está el tobogán, no confundirlo con el sube y baja, subir las escaleritas y tirarte. Y entonces pillas de que va la historia. ¿Vale? Ese es el conjunto. Por eso para alguna gente dice joder, pues yo he estado en el parque y eso que dices tú de esa sensación de subir ver desde arriba y luego... Pues no la he pillado, claro, porque no te has subido. Hay un momento. ¿Subir a un tobogán puede ser subjetivo, Ruiz? Claro, en la medida en que te colocas en disposición de subir al tobogán. O sea, para escuchar, vuelvo al ejemplo, para escuchar los cuartetos de cuerda de Beethoven pues tienes que saber mínimamente pues entender algo de armonía musical, ¿verdad? Entender un poco de historia de la música, saber qué le pasaba por la cabeza, de todo. Cuantas más historias vas reuniendo, más peldaños subes de ese tobogán, pues más disfrutas como un enano. ¿Vale? Todos los que... Muy bien, lobrero, muy bien. Todos los que se acoplan participan de él, efectivamente. Me has pisado la palabra que le iba a decir un poco más adelante, pero vamos, viene hasta que venga ahora. Nos acoplamos con un dispositivo que es un modo de relación, nos acoplamos con un dispositivo que es una poética y al acoplarnos disfrutamos. Claro, pues depende de la biografía de cada cual, depende de la atención, el tiempo que le dediquemos, la predisposición que tengamos. Mucha gente en mi tierra, soy de Castellón, piensan que el flamenco es música de gitanos y de andaluces y de gente de Malvivir, entonces ni siquiera se predisponen a escucharla, ¿no? Hace falta querer subirse al tobogán, hace falta querer escucharla para poder disfrutarla. Lo que Kant dice es que una vez nos predisponemos, una vez nos lanzamos a esa experiencia estética concreta, el goce que experimentamos es el mismo. Más o menos, todos. Siendo subjetivo, es el mismo. Por eso decimos una subjetividad general o una generalidad subjetiva, como queráis. Entenderlo no significa que nos guste, claro que no, tú puedes entender de qué va el tobogán y dices pues vaya chorrada yo aquí, no le pillo el punto y seguramente muchos de nosotros yo mismo si me ponéis a tirarme según de qué tobogán es pues me tiro por hacer el paripé pero no soy capaz de pasarme toda la tarde, ¿verdad? Efectivamente. ¿Entra la individualidad de cada uno? Sí y... no. Quiero decir, vamos, de eso vamos a hablar ahora, porque si fuera una cuestión absolutamente individual que es lo que más nos cuesta entender a nosotros, nuestra cabecilla de modernos, postmodernos contemporáneos, si fuera una cosa absolutamente individual no habría comunidad de goce y eso no sucede. Cuando vemos una peli de Tarantino, voy a poner un ejemplo que a lo mejor es más fácil de pillar que el de Beethoven. Hay gente que no entiende Tarantino o que no le pilla el punto, pero a los que le pillamos el punto joder, nos gusta y nos gusta por cosas muy parecidas. Si nos pusiéramos en común veríamos que efectivamente sabemos de qué estamos hablando. Nos gustan los hermanos Cohen o nos gusta Tarantino o nos gusta Almodóvar, qué sé yo y somos capaces de mencionar o de aludir o de especificar según qué guiños que hacen que nos reconozcamos como lo que somos, como una comunidad de personillas que somos afectadas o afectados por lo mismo por el mismo tipo de goce estético, por el mismo tobogán. Nos gusta Tarantino con nuestras conversaciones sobre él porque nos reconocemos, nos hacemos cómplices nos hacemos guiños, nos hacemos amiguillos en el proceso. Disculpad, voy a seguir porque si no puedo perder el hilo hasta yo, alucinante. Esto de la subjetividad general que tiene que ver con esta especie barro que está teniendo acá, qué grande, me alegro. Pues esto no tiene fin porque ahora viene lo siguiente que es más grande aún. Cuando habla del juicio de gusto dice que el juicio de gusto es una cita, dice no postula la concordancia de todos en el mismo juicio no la postula, es decir, no dice que tenga que suceder y ahí está solo la pretende. No me toque los pies. Vale, o sea ¿a dónde vamos con esto? Pues precisamente que la pretende quiere decir que de alguna manera la sugiere, la pone en juego volviendo a Tarantino, es decir qué tal un Tarantino qué tal esta historia habéis visto la última de los hermanos Coen habéis pillado esta serie de elementos de cierta reconocibilidad ciertos patrones y tendremos que volver ciertas pautas que nos hacen estremecernos o nos hacen reírnos o nos hacen entrar en juego entonces el juicio de gusto en esto de ser irreducible a concepto no postula, es decir no plantea la concordancia de todos en el mismo juicio como algo absolutamente inevitable o fatal sino que la pretende nos invita al juego en ese sentido Kant es muy ilustrado es muy de salones galantes como los que estudia mi colega Loria es decir, de alguna manera nos invita a un determinado juego tenis anyone, Tarantino anyone jugamos y si jugamos si entramos al juego si yo digo jugamos a ping pong y alguien quiere jugar a ping pong conmigo doy por hecho que sabrá más o menos las reglas del ping pong quemará trampas ponemos el mus si queréis quemará trampas que puede incluso haber discusiones sobre alguna norma concreta o el ajedrez si el enroque es así o esa o si pieza tocada, pieza movida yo qué sé puede haber sus desacuerdos pequeños pero en el fondo estamos jugando a lo mismo sino no tiene gracia tendría una gracia muy diferente esto es lo que dice Kant con la irreducibilidad a concepto el juicio estético no lo podemos reducir a concepto en el sentido en que no podemos postular que hay que cumplir la rajatabla pero sí que es como un juego algo a lo que se nos invita y a lo que entramos o no entramos y cuando entramos pues sabemos en qué estamos aunque no sea reducible a concepto estamos jugando un determinado juego en la medida en que se pone en juego un determinado modo de relación nos acoplamos o no en la medida en que se pone en juego un determinado modo de relación nos acoplamos con él o no y entonces estamos jugando un concepto en el sentido physicalista, recordad que un poco el referente para Kant de lo que era un concepto era nada menos que Newton y sus leyes de la gravitación universal eso eran conceptos evidentemente en la estética no es esto la estética es un juego en el que siempre nos faltan pistas en el que siempre podemos inventar nuevas normas y esa es la gracia que es un juego generativo es un juego en el cual vamos creando las reglas al tiempo que lo vamos jugando pero no creamos las reglas que nos salen del caletre alegremente sino que las creamos como parte misma de un juego en el cual la gracia no es tan que cada cual haga lo que le venga al punto o diga lo que le dé la gana efectivamente si nos reconocemos si jugamos ese juego que es la poética de Tarantino o la de Beethoven o la de José León de Morón es porque hay elementos del juego que compartimos y aunque no podamos acotar estrechamente en términos de concepto sí que sabemos más o menos dónde anda, por qué lado se mueve y efectivamente Irizarry cuanto más conocimiento tenemos de una determinada poética más podemos disfrutar bueno tampoco es imprescindible con esto nos meteremos en el siguiente punto no es que sea imprescindible que conozcas completamente la vida de Beethoven la vida de Milagros o que seas un experto en armonía musical para estremecerte con los cuartetos de alguna manera están ahí no vamos a confundir Kant desde luego jamás confunde el goce estético con ningún tipo de conocimiento para Kant el goce estético no nos aporta un conocimiento reducible a concepto un conocimiento objetivo en absoluto sobre nada lo que hace es que nos pone en una determinada órbita entonces con obtener más conocimiento en este sentido es de alguna manera tener más pistas para jugar el juego hemos visto jugar más veces este juego y sabemos jugar ahora yo llego al colegio soy el niño nuevo en el colegio y digo vamos a jugar a policías y ladrones no he jugado nunca pero más o menos veo problemas en los tiros y me lo paso teta aunque no sea un experto en juegos aunque no haya estudiado teoría de juegos y aunque no haya jugado nunca que te acoples más y goces más pues si efectivamente luego también hay mucha gente y eso lo veréis en el mundo del arte muy a menudo que precisamente por saber demasiado han quedado casi esterilizados para el goce estético el goce estético como buen juego pues también hace falta una parte de irreverencia de irreflexividad de saber pero no saber absolutamente todo porque esa gente que va o que vamos a los museos y que sabemos absolutamente todo sobre todas las piezas que vamos a ver pues efectivamente nos cuesta más jugar mira que bien Raposo así te he puesto un ejemplo interesante vale pues esto sería lo de la irreducibilidad al concepto que antes hemos resuelto un poco hemos jugado con la contradicción entre la subjetividad y la no subjetividad con la figura del tobogán y ahora estamos jugando con la noción de la reducibilidad al concepto o no reducibilidad al concepto un poco también de nuevo con la idea de un juego como el ajedrez o como el cacos y ladrones o como escuchar a Beethoven en el cual de alguna manera sabemos en qué ámbito estamos sabemos que estamos mirando hacia una determinada hacia la misma zona hacia la misma área de juego sabemos que estamos jugando a lo mismo más o menos da esa sensación porque nos lo pasamos bien juntos y podemos comentar las jugadas pero no tenemos absolutamente una especie de lista exhaustiva de cuáles son las reglas del juego y cuáles son cada uno de los movimientos de qué van a pasar en ese juego y esa es la gracia que tiene todo esto por eso el tercer punto del goce estético es el tema del desinterés y ahí de nuevo nos conviene afinar ¿en qué sentido? pues bien lo que le preocupa fundamentalmente de nuevo recordar que estamos en la ilustración es el hecho de que se tome el objeto estético como medio para otra cosa es decir, que la gente disfrute de un cuadro pues porque revela los poderosos o los ricachones que son o que vayan a escuchar un ballet o a ver una pieza de una ópera y se fijen en lo buenas que están las bailarinas o los bailarines y con quién van a quedar después efectivamente ahí el goce estético queda aparcado y a Kant le interesa como buen ilustrado y como buen explorador de la autonomía indagar qué es eso del goce estético qué es eso de la sensibilidad y en qué momento sucede evidentemente cuando estamos flipando con los muslos de la bailarina pues no es propiamente un goce estético estrictamente puro ahí le entran elementos relativamente espurios aunque sean interesantes en otro campo y que duda cabe pero no es propiamente esto al bueno de Kant, que es muy protestante y muy pureta le interesa indagar cuál es de alguna forma la especificidad de ese goce estético la autonomía de ese goce estético de eso hemos visto cosas en la república de los fines y para ello tiene que ser desinteresado no tiene que estar pensando en la utilidad la rentabilidad o incluso la anécdota muchas veces nos quedamos con las hojas del rábano de la obra de arte de la experiencia estética y no estamos puestos en juego ¿por qué? porque si nos quedamos con todo eso precisamente lo que nos perdemos y eso es de nuevo lo que Kant acaba de poder enunciar con claridad lo que nos perdemos es precisamente el juego el modo de relación hay que apartar de alguna manera los intereses habituales de nuestras vidillas el ganarnos los cuartos para comer o el sostener nuestra posición social o el conseguir buena rime y buen fornicio lo que sea hay que dejar esto un poco al margen para precisamente entender qué es lo que está en juego qué es lo que está pasando ahí porque sino nuestra vida es muy triste y muy pobre siempre jugaríamos a los mismos juegos a sota, caballo y rey y lo que es grande en la sensibilidad estética en el arte es que nos introduce a otros posibles juegos y cuando hablamos de juegos hablamos de posibilidades antropológicas de cumplimiento nuestro como mentes somos capaces de muchas más cosas de las que hacemos, maldita sea nuestra vida cotidiana en nuestra vida que llamamos todos la chucha de profesor de la UNED o de vendedor de supermercado podemos hacer más cosas esa es la gran cuestión con la sensibilidad estética especialmente en la ilustración como sabéis, somos capaces de hacer y de sentir más cosas de las que habitualmente hacemos y sentimos pero para ello, dice Kant tenemos que olvidarnos de esos intereses que habitualmente organiza nuestra vida cotidiana y somos capaces de entrarle al trapo a otro tipo de juegos a ver, Menéndez se va para el arte bruto espérate, espérate esta opción puede ser interesante vale, me entendéis antes perdona Menéndez, me entendéis bien por donde voy con el desinterés, verdad bien, bien, bien vamos a atender a Menéndez entonces dice Menéndez ¿dónde queda la estética del arte bruto? o es que solo la aprovechan los que buscan esa estética es decir, los críticos ¿a qué se le aplicaría algo de estético entonces? Menéndez, perdona mi torpedad ¿a qué te refieres con la estética del arte bruto? al arte hecho por locos y por aficionados y por gente con poca... gente ajena en principio al mundo del arte ¿te refieres a eso? porque el arte bruto históricamente ha sido eso vale a ver entonces ¿dónde queda la estética del arte bruto? no, vamos a ver la estética del arte bruto como cualquier otra estética es simplemente un juego más como cualquier otra poética yo he puesto los ejemplos de Tarantino de Beethoven y tal podría haberte puesto el ejemplo de Jean de Buffet o de Tristan Tzarao o del aduanero Rousseau o de cualquier otro friki o no friki que esté haciendo cosas cada artista que hace cosas o cada situación en la que nos se compromete nuestra sensibilidad en la que nos emocionamos o nos afecta o nos acoplamos con algo es una imitación al juego y hay muchos juegos no infinitos juegos pero hay muchos entonces cada vez que una de estas cosas sucede cada vez que una de estas experiencias estéticas nos asalta nos está invitando a un determinado juego al que podemos entrar o no podemos simplemente tener un mal día o estar agobiados o estresados es que ahora me viene fatal no pasa nada no significa que seamos insensibles pero sí que podemos entrarle el punto de Kant ya que estamos hoy con Kant que si nos hallamos en disposición de entrarle a ese juego lo cual obviamente depende de nuestra situación particular en cada momento pero que si estamos en disposición de entrarle a ese juego con toda seguridad, con toda certeza vamos a tener el mismo orden de experiencia estética que nuestros vecinillos y vecinillas que entren a jugar al mismo juego porque estamos en una disposición parecida y esa es la primera condición la de la generalidad subjetiva y le entramos esperar que se vaya hablando muy rápido incluso para mí el gozo estético va a ser objetivo como resultado final filosófico pero subjetivos estéticamente hay que poder influir también indirectamente la la la la la la la lo que quiero Baldo tenías que ser tú lo que quiero introduciros de fondo con toda esta cuestión del aterrizar de alguna manera las afirmaciones de Kant sobre el gozo estético definitivamente lo que quiero introduciros y de alguna manera constituye el objetivo de esta clase tan peculiar es que para empezar los términos subjetivo y objetivo que maneja Kant son insuficientes ahí está parte del truco os decía al principio que estas tres características del gozo estético en Kant se enuncian como paradojas cuestiones que quedan un poco contradictorias incluso como antinomias en algunos casos y el bueno de Kant no puede solventarlas en gran medida porque está todavía preso de una epistemología que él mismo contribuía a cargarse y de una ontología de una teoría sobre lo que hay en el mundo que diferencia entre sujetos y objetos de un modo muy claro y la diferencia entre sujetos y objetos queridos compañeros y compañeras es una de las cosas que nos tenemos que cargar me temo, porque nos hace lerdos, nos hace que las cosas como que vayan arrastrándose si os fijáis las nociones que hemos introducido al tratar estas tres características del gozo estético son nociones relacionales es decir, estamos hablando de poéticas de juegos de modos de relación entonces volvemos a ese aspecto que tiene la república de los fines al final cuando hablamos del carácter relacional vamos a insistir en este carácter relacional porque va a ser lo que nos va a permitir entender qué hay de específico en lo estético y por qué es imposible o muy complicado o un maldito barullo entenderlo en términos de subjetivo-objetivo no es ambas cosas a la vez ¿por qué? porque pone en relación aspectos evidentemente subjetivos con aspectos objetivos yo creo que tenías razón cuando lo preguntaba en el sentido en que es objetivo como resultado final filosófico vale, van a llamarle así pero subjetivo estéticamente porque también lo ponemos en juego desde la subjetividad general, generalizable en la medida en que compartimos esos juegos vale a ver, esperad si confunden mucho ese concepto Greenberg, efectivamente tiene un poco de lío, perdonad Greenberg hace bastante bastante lío porque Greenberg si recordáis en la república de los fines ya está manejándose en otra escala pero me temo que no va a ser hoy el día para hablar de lo que nos hemos pasado de la hora y Greenberg se las trae raposo, pero me alegra que lo hayas mencionado y seguramente le dediquemos una clase al concepto de desinterés en Greenberg somos enteramente cuando hacemos el goce estético, Loureiro efectivamente, ahí la has dado de nuevo estás fina hoy, Loureiro efectivamente, cuando nos acoplamos enteramente en uno de estos juegos esa es la hipótesis de Kant esa es la hipótesis de Schiller y de Marcuse y de Lukács al final es ahí cuando somos hombres personillas enteramente cuando estamos enteramente siendo lo que podemos dar de nosotros mismos no cuando estamos dispersos a mil cosas atendiendo al teléfono atendiendo a los críos atendiendo a no sé qué, trabajando entonces somos, recordáis, hombres o mujeres enteras o enteros porque tenemos un montón de dimensiones pero somos enteramente, como muy bien dices cuando estamos hasta las orejas me quieres una de estas historias, uno de estos juegos de los que habla Kant y ahí somos más que sujetos efectivamente somos casi especie, somos un cachito de especie no la especie ¿sabes? pero sí somos un aspecto, una vertiente una determinada cara de ese juego caleidoscópico que llamamos especie humana y cuya libertad, inteligencia y dignidad exploramos a base entre otras cosas, experiencias estéticas y para eso estamos en estas clases, ¿vale? bueno, vamos a dejarlo ahí porque es una clase compleja y veo que tenéis ganas de sacar hilos que temo que sean capaces de atar todos al mismo tiempo vamos a dejarlo ahí y ya me contáis si es una clase muy liosa o si más o menos estos tres conceptos de Kant os han quedado claros os han quedado claros como lo que son es decir, no como afirmaciones indiscutibles sino como puntos problemáticos y os ha quedado clara que hay una cierta posibilidad de escapar de los términos de la contradicción introduciendo precisamente términos racionales, no siguiendo el juego siguiendo el bucle de hablar de sujetos-objetos, hablar de conceptos o no conceptos o hablar de interés-desinterés sino cambiar de alguna manera el plano introducir nociones racionales que nos permiten precisamente entender que lo que está viendo es justo eso un juego, un modo de relación la semana que viene hablaremos de la mirada para el valor porque yo creo que es una cosa que nos va a permitir entender esto bastante mejor, ¿vale? compañeros, voy a hacer la cena a los críos venga, cuidaros