¡Suscríbete al canal! ¿Qué es Boats? Porque, bueno, no tiene a lo mejor el nombre de Barthelmeiden o alguno de los anteriores. Él fue pintor en Lobaina a partir de 1468, o sea, ya en una época un poquito más avanzada, y de alguna manera fue el gran precursor junto a un autor que veremos ahora, que es Christus, en empezar a aplicar la geometría para lograr esa profundidad. ¿Os acordáis que ya vimos algunos ejemplos en los suelos de cómo se aplicaba esa geometría con las líneas diagonales para ir hacia la convergencia, hacia el centro, para dar esa sensación de profundidad? Pero aquí vamos a dar un paso más, porque se va a estudiar desde el punto de vista geométrico, desde el punto de vista matemático, ¿vale? O sea, es decir, no es una cosa que más o menos hacemos, sino que va a ser todo exacto y desde el punto de vista matemático, insisto, perfectamente equilibrado. Luego esto en el Renacimiento se va a llevar al exceso, porque van a ser tan perfectas las líneas y tan cuadrado todo que al final es verdad que en algunos casos, sobre todo al principio del Renacimiento, nos va a dar una cierta sensación de artificioso, de casi ser como una especie de diseño en ordenador y luego metemos las figuras dentro, las pegamos, ¿no? Como si fueran... Entonces queda todo como demasiado académico, demasiado perfecto, le quita un poco de vitalidad y le hace la estrella, ¿vale? Pero lo va a empezar a elaborar Boutz y como hemos dicho, Christus ya en las zonas flamencas y además incorporar también uno de los fenómenos que ya habíamos visto iniciado en las obras anteriores, pero ahora que va a ser cada vez más evolucionado, que es meter paisajes a partir de la observación de las ventanas. Es decir, detrás de las ventanas ir viendo unos paisajes cada vez más elaborados. Esto, insisto, ya lo hemos visto antes, pero ahora vamos a ir avanzando en esta línea. Quizás la obra más destacada de Boutz es el Tríptico de la Última Cena, que lo veis aquí, de 1464, un poquito anterior a su paso por Robaina, en la que, bueno, nos muestra, fijaros en la escena central, fundamentalmente, a los apóstoles, pero es verdad que los rostros de los apóstoles aparecen, ¿no? Un poquito hieráticos, faltos de expresividad, ¿vale? Si os dais cuenta, no hay unas emociones o unos rostros que nos podríamos imaginar nosotros en un momento tan tenso y tan emotivo como la Última Cena. Porque, evidentemente, al principio los apóstoles no lo saben, pero si recordáis la palabra del Evangelio, en ese momento Cristo les comunica que uno de vosotros me va a traicionar, es decir, es un momento de máxima tensión. Aquí, en principio, no lo parece. Pero es verdad, además, que tenemos en este cuadro varios detalles muy interesantes, como los sirvientes que aparecen en los laterales, fijaros ahí al fondo también otros dos sirvientes en esa ventanita, un poco pendientes de que se necesitara hacer algo en la cena y demás. Esto es un anacronismo. Evidentemente, no había sirvientes en la Última Cena, o por lo menos, en mi teoría, no le dicen nada por el... En el estilo, teóricamente eran pobres todos, aquí no hay ese tipo de cosas, porque otra vez nos vuelve a pasar lo que habíamos visto en otros casos. Y es que una escena bíblica nos la meten en un escenario del siglo XV. Del Flandes del siglo XV. Esto es el interior de una casa, fijaros. Los ventanales, el portón aquí, esto no es Judea siglo I. Año 33. No, desde luego no lo es. ¿Vale? Fijaros que... Pero sí que esa distribución de Cristo en el medio y los apóstoles alrededor de esa mesa, fijaros el cáliz ahí en medio, sí que va a servir un poco de modelo para esas escenas de la Última Cena que vamos a empezar a ver ahora cada vez más. Era un tema que hasta entonces, fijaros, no habíamos visto. No era un tema excesivamente utilizado en la iconografía del mundo religioso. ¿Vale? Hemos visto... ¿Había alguna última escena, por ejemplo, en los relieves de las catedrales? No. No era un tema habitual. Pero ahora sí lo va a ser. Después de esto, os recuerdo que vendrá la última escena más famosa que hay en la pintura, que es la de Leonardo. ¿Vale? Un poco siguiendo esta línea. Y luego, a los lados, fijaros, otras escenas religiosas y de nuevo lo mismo. Nos aparece una actualización o una adaptación a paisajes... Decorados, personajes, vestimentas, todos propios del siglo XI y no de la época de Judea. Luego tenemos a Hugo van der Goos, que va a ser el pintor de referencia de la ciudad de Gante. Fijaros que aquí, como hemos dicho, Lobaina, Brujas, Gante, Bruselas... Aquí cada uno de los pintores va a funcionar prácticamente en el entorno de su ciudad. ¿Esto es un caso único? No. Si lo recordáis, lo habíamos visto en Italia. ¿Os acordáis? La escuela de Roma y... Los de Roma trabajaban en Roma y alrededor, en Nápoles, como mucho. Luego estaba la de Florencia, luego estaba la de Pisa... Es decir, cada uno su zona. Bueno, pues esto en Flandes pasa algo parecido. ¿Vale? Cada uno tiene su zona. Hugo van der Goos va a seguir un poco la línea de Van der Weyden, de reflejar el sufrimiento. Reflejar el dolor... De una manera un poquito más clara de lo que se había hecho hasta ahora. Y mucho más que la línea de los italianos. Ya sabéis que los italianos estas cosas no las mostraban, el dolor y el sufrimiento excesivo. Desde luego no lo... Luego ya el barroco será otro tema. Pero no lo mostraban. Y añaden un tercer factor, o un segundo factor, que es añadir personajes feos, rudos, deformes, con defectos, para dotar a toda la escena de mayor naturalismo. Es decir, Hugo van der Goos considera, por ejemplo, que los italianos dulcifican demasiado las escenas, los rostros, un poco en esa línea del mundo clásico, en el que al final todos los rostros son más o menos jóvenes, más o menos guapos, sin que haya la diversidad que en realidad hay en los grupos, en los grupos humanos, ¿no? Esto Hugo van der Goos no lo considera realista y entonces añade este factor para dotarle de mayor credibilidad a sus escenas. Una de las más famosas es el tríptico de la Adoración de los Pastores, o tríptico por Tinari, que fue, fijaros, un encargo al pintor de los Medici, que por supuesto, como era una familia tan hiperpoderosa y tan influyente, tenía... tenía agentes en todas las ciudades importantes de Europa. O sea, hacía un representante de la familia Medici para defender sus intereses, ya fueran comerciales, económicos, políticos o artísticos. Y entonces los Medici, siempre interesados por el mundo del arte, le encargan a su representante que le diga a van der Goos que les haga, que les pinte este tríptico, ¿no? O sea, pues fijaros un poco cómo se movían estas redes, ¿no? ¿Y salen adictos? Y se la ha llevado, en parte, sí, ahí les ves, ha llevado a Italia posteriormente este cuadro, ¿vale? Fijaros cómo en la zona central lo que vemos, en la escena central importante, es las ruinas de un palacio que vemos aquí detrás, con esas columnas así tan grandes. Fijaros ahí ese palacio, aquí en esta parte, ese palacio de estilo, bueno, gótico, un poquito, un chatón, así, de ese estilo. Y un paisaje montañoso en la parte trasera, fijaros, y en medio la propia escena de la adoración. La adoración, ya sabéis que en este caso es la adoración de los pastores. Hay dos adoraciones, la adoración de los pastores y la adoración de los reyes magos, ¿vale? Las dos son las escenas de la adoración, que básicamente es gente que viene a adorar al niño en el portal de Belén, supuestamente en el portal, bueno, aquí más que un portal es un palacete, pero bueno, el niño está en el suelo igual. Fijaros cómo el niño, que está en el suelo, irradia luz, es decir, sale luz del niño, ¿no? Es la lux mundi, ¿no? Al final, Cristo es la luz del mundo. Y todos los personajes miran hacia el niño, ¿no? Fijaros cómo esos personajes rudos, que decíamos antes, sucios, feos, un poco mal encarados, son los que vemos aquí, son los propios pastores. Y los que aparecen ahí representados, pues eso, como verdaderos pastores, probablemente de Judea, ¿no? Pues quemados por el sol, arrugados, le falta un diente, no sé, cosas típicas de las personas normales del siglo I, ¿no? Y no unos pastores estupendos, limpísimos, guapísimos, como habíamos visto en muchos casos hasta ahora, ¿no? Una cosa es poner a los ángeles que aparecen por aquí limpios y demás y otra es, pues, a los propios, a los que están aquí, a los propios pastores. Y como en otros casos habíamos visto, fijaros que tenemos aquí al resto de personajes que se asoman a la escena, ¿no? Bueno, aquí tenemos a San José, al resto de los ángeles, el buey La Mula y aquí tenemos a los autores, vamos, a los que pagan, a los mecenas que pagan el cuadro, a un lado los varones, al otro lado las mujeres y acompañados ambos de personajes relevantes del mundo de la vida. Ahí vamos a ver algún detalle, luego si no, se nos pasa. A ver, a ver si tengo algún detallito por aquí, que podamos ver, yo creo que lo tengo un poco más marcado. ¡Ah, qué maravilla! Fijaos en esas lunas. Ah, fijaros, esto es del cuadro anterior, fijaros, los detalles, fijaros, esto es una escena de Flandes, de una casa de Flandes, fijaros los trajes, todo, ¿no? Cómo los mete, ¿no? A ver si aquí vemos. Fijaros. Volvemos al tríptico para que veáis algunos de los detalles. Fijaros en la parte inferior, ¿veis al niño ahí irradiando luz? Otra vez parece un muñeco, es bastante tríptico, ¿eh? Lo de los bebés, hay un problema. Hay un problema aquí en los bebés, no sé si es que no podían usar modelos o qué es lo que pasaba, pero fijaros que es como, está así, boca arriba, así como el pobrecito, como un muñeco que no se puede dar la vuelta, en fin, es bastante, bastante curioso. Delante, dos jarrones. Fijaros. Lirios, blancos, azules y rojos. Blanco, azul y rojo. ¿Qué significaban esos tres colores? La pasión, el rojo. El blanco. Y la inmaculada, el azul. ¿Vale? O sea, fijaros los tres colores en los que vamos a ver vestidas siempre a la Virgen. ¿Os acordáis? Las inmaculadas siempre son azules. Cuando aparecen con rojo, fijaros si volvemos para atrás. En algún caso, pero es más raro. Fijaros que si volvemos, ¿os acordáis del cuartito? ¿Os acordáis del cuadro? No veis los colores, ¿no? ¿Vale? Entonces, en este caso, fijaros como el pintor a la Virgen la pinta monocolor, la pinta de azul, pero nos mete aquí los colores. ¿Vale? Estos cuadros, o sea, estos colores, los habíamos visto ya. O sea, el uso de un jarrón con flores, de un color determinado para representar uno de los atributos de la Virgen, ya los habíamos visto también. ¿Dónde? ¿Os acordáis de las anunciaciones? Cómo aparecían también en una mesa un jarroncito con flores. Eso es. ¿Lo veis, no? Cómo lo reutilizamos, ¿no? Luego, en el otro, aquí, en el de la derecha, lo que tenemos son campánulas y aguileñas, que son flores que se estropean, que se estropean muy rápidamente. Es decir, flores de estas un poco medio silvestres, que según las cortas, poquito, se estropean enseguida. ¿Y qué representan? La naturaleza humana de Cristo. ¿Por qué? Porque la naturaleza humana de Cristo, como es humana, es finita, es mortal. Y eso es lo que representan ese tipo de flores, que se ajan cuando pasa el tiempo, que se mueren. Porque es humano. Ya sabéis que, además, el debate sobre la naturaleza de Cristo es un debate teológico que recorrió la Edad Media entera. ¿Vale? Si Cristo era solo divino, solo humano o tenía doble naturaleza. Esto dio lugar a herejías y a muertes por defender una postura u otra. ¿Vale? Ya desde la tarda antigüedad incluso, ¿eh? ¿Vale? El arianismo de los visigodos va por ahí, por esta diferencia. Esta era la diferencia. La diferencia de criterio, que ahora nos parece que más la da. Bueno, en su momento evidentemente era un tema absolutamente revelante. Y fijaros el haz de trigo que aparece detrás de los dos jarrones, que representa a Belén, al pueblo de Belén donde estaban, porque era un pueblo agrícola, ¿vale? Era uno de los pueblos agrícolas y, bueno, pues representa un poco el honor que tuvo Belén de ser el lugar elegido para el nacimiento de Cristo. Y evidentemente no es cualquier tontería. Fijaros aquí el detalle de las caras de los pastores, lo que os decía antes. ¿Lo veis? Pues este es un señor mayor, evidentemente. Este es un hombre bastante feo. Fijaros el que se asoma aquí por detrás, ¿no? Frente a los ángeles que están por ahí rondando, ¿lo veis aquí? Todos divinos, claro, jovencitos y estupendos. Pues aparecen esos personajes un poco malos. Un poquito más duros. Pero a la vez aparecen subescenas, escenas metidas dentro del cuadro, que nos pasan desapercibidas porque son de muy pequeño tamaño y aparecen siempre al fondo. Fijaros, aquí tenemos la anunciación a los pastores. Es decir, el paso previo a lo que estamos viendo. Cuando el ángel les anuncia a los pastores que está naciendo el niño en Belén. Y les dice, mira la estrella, ha nacido. Id a ver. Pero claro, los pastores que estaban con sus ovejas, se les aparece un ángel y pues asustan. Entonces, es lo que estamos viendo aquí. Fijaros, aparece el ángel y hacen así, ay, ay. ¿Qué ha pasado? Claro, ¿qué nos estás diciendo? Pues son los pastores, fijaos el rebaño. Aquí aparece, ¿no? Lo veis aquí cómo aparecen las ovejitas, ¿no? Y luego, en el otro lado, las dos parteras. Es decir, las mujeres que ayudaron. Teóricamente, al parto de la virgen. O sea, que fijaros cómo nos complementa la escena con estas partes inferiores. Si nos vamos de nuevo, un poquito forzado, sí, un poquito, un poquito, un poquito. Nos fijamos en los detalles de los donantes. Estamos dedicando demasiado tiempo a los cuadros, ¿eh? Lo sabéis, ¿no? Sois conscientes de esto, ¿eh? Luego, si no llegamos a ver a los almohades, no os quejéis. A la izquierda, los donantes, como hemos dicho, más pequeñitos, junto a San Antonio y a Santo Tomás, ¿vale? Que aparecen en primer plano más grandes. Aquí, por lo menos, los donantes tienen la modestia o la deferencia de hacerse un poquito más pequeños, ¿vale? No tan grandotes, ¿no? Como él, el Cardenal. ¿Os acordáis del Cardenal? Ahí, cómo se ponía ahí al nivel de la... El Canciller, perdón. El Canciller, no sé cómo se ponía ahí al nivel, ¿no? Y detrás hay unas montañitas y tal. No son las montañitas. Es la llegada a Belén. Este es San José, la burra, y encima está la virgen embarazadísima. ¿Vale? Ese momento en el que llegan a Belén y piden posada. Y todas las posadas están llenas porque van a celebrar la Pascua. Están todas judías y no sé qué, y no hay sitio. Y entonces la Virgen dice, ah, métete ahí en el portal porque no tengo otra cosa libre. Está todo completo. Las tenemos ahí detrás. Fijaros otra vez la subhistoria, la parte previa a lo que estamos viendo, ¿no? Cómo nos prepara para la parte previa. Igual que la anuncio de los pastores, nos prepara para la adoración de los pastores, ¿no? Estamos viendo los dos. Y en la parte derecha tenemos a la parte femenina de la familia. Como decíamos, aquí está la esposa y aquí está la hija. Y junto a ellos, junto a ellas, María Magdalena y Santa Margarita. ¿Qué hace Santa Margarita? Leyendo, porque Santa Margarita vencía la ignorancia. Es una santa relacionada con el estudio y con la cultura. Mientras que María Magdalena trae los ungüentos. Porque María Magdalena está también relacionada con la curación. Ya sabéis que además la historia de María Magdalena es controvertida también, ¿no? Y ha dado lugar a mucha literatura después detrás. Y al fondo, ¿quiénes aparecen? Eso es. ¿Qué veis ahí? Eso. Es un camello. ¡Es un camello, señores! ¿Qué se ve? ¡Mira! ¡Míralo! Ahora sí lo veis un poco más. ¿No miráis que no lo veis? Ahí. Oye, que se ve estupendamente. Claro que se ve. Si es que no quieren ver. Son gente de poca fe. Y no se lo creen, que aparecen los camellos. Están ahí, están ahí. Fijaros. ¡Que se ve! Uy, que me voy. Esto no es nuestro PDF, espérate. Que tengo que volver. Seguimos, seguimos. No podemos ver tanto detalle. La Adoración de los Reyes Magos. Igual, del mismo autor. Fijaros, solo conservamos la parte central del cuadro. ¿Vale? Era también un tríptico, probablemente. Pero solo conservamos la parte central. Y aparecen en este caso los Reyes Magos. Otra vez en las ruinas de un palacio. Esto le ha gustado la idea. Y reutiliza esta idea. Fijaros que... Los tres no, no. Aparecen con ropas muy ricas. Es decir, con ropajes suntuosos, un poco... Para dar una muestra de ese estatus, ¿no? Porque bueno, también lo de los Reyes es... Bueno, es una traducción un poco retorcida. Porque bueno, eran tres grandes personajes. ¿No? Sabios. No necesariamente reyes desde el punto de vista político. O sea, reyes de un lugar concreto. No sabemos muy bien. Se pierde un poco en la historia. Entonces era más bien... Reyes, pero un rey en el sentido metafórico, probablemente. O sea, como personajes de referencia. Personajes importantes que tenían lo que los romanos llamaban lauctoritas. Que no es tanto el poder político y no sé qué, sino la autoridad moral. ¿No? De alguna manera, si ellos reconocían a este individuo como El Salvador sin ser judíos y sin ser nada, pues ya tenía que significar algo. Uno de los detalles interesantes es Baltasar. Porque aparece ya mulato. ¿Vale? Sin ser negro del todo, aparece como mulato. Es el momento en que empieza a... representarse a Baltasar como un hombre de color. Hasta este momento, esto no era así. En ningún sitio de las escrituras habla de que hubiera un rey negro y otro con barba marrón y otro con barba blanca. Que es el modelo... Ni que fueran tres ni que fueran... Muchísimos de los tópicos que tenemos alrededor de los reyes magos los hemos construido. ¿Vale? A partir de época moderna, sobre todo. Pero ya en estas épocas empezamos a ver. Pero igual que eso, la mula, el buey, el no sé qué... Muchísimas de las cosas que hemos construido alrededor de la Navidad en realidad no aparecen en los evangelios por ningún sitio. Hemos construido nosotros esas imágenes. ¿Vale? Fijaros de nuevo cómo, excepto los personajes principales San José, que aparece un poco más mayor La Virgen y los tres reyes magos. El resto de personajes que están un poco por detrás pues que son como aldeanos, hombres locales, algunos de los pastores y demás sí que aparecen pues un poco más naturalizados. Es decir, con ciertos defectos y demás. Claro, no vas a poner a los reyes magos feos como orcos. Pues lógicamente, ¿no? Pero bueno, a los que aparecen por atrás pues bueno, les podemos poner un poquito más... más... más realistas, en ese sentido. Y de nuevo, por detrás aparecen cantidad de detalles. Pero es que no nos podemos verlos todos. El oro y el césar a misa, si queréis lo vemos. Las flores que aparecen aquí. Cada cosa tiene su historia, ¿no? Pero si no, no avanzamos. Bueno, vamos hacia finales ya del siglo XV. Vamos a ver las obras de Memling Gerard David y de Geronimus el Bosco. Memling. Memling, como veis, vive prácticamente hasta finales del siglo XV y aunque es de origen alemán va a llevar a cabo toda su carrera o casi toda su carrera artística en la ciudad de Brujas. Que ya habéis visto que es en estos momentos una de las ciudades más bollantes de Europa, ¿no? Apoyado en el comercio de paño, fundamentalmente. Él se va a formar con el maestro Van der Weyden y bueno, pues va a coger muchas de sus técnicas. Pero, sobre todo, él va a tener muchísimo éxito como retratista. Tanto individual, es decir, retratos individuales como retratos de estos en los que nos metemos dentro de una escena religiosa, ¿no? Con Van der Weyden o con él. La adoración, me da igual, ¿vale? Con lo cual tendrá muchísimos encargos por parte de la burguesía de la ciudad de Brujas. Es verdad que no es tan dramático como Van der Weyden que es un poquito más exagerado. Él es más comedido en la muestra de los sufrimientos y de las emociones pero hace cosas enormemente originales. Esto que veis aquí que puede parecer un cuadro de una ciudad así, tal cual. Es la pasión de Cristo. Se presupone que nos situamos en Jerusalén año 33 después de Cristo. Y lo que vamos a ver es un montón de sub escenas todos esos grupitos de personas que veis representan uno, una de las fases de la pasión. Es decir, de todo el proceso de la pasión. Desde la entrada en Jerusalén la entrada triunfal en Jerusalén el domingo de Ramos a el apresamiento en el huerto la última cena el camino hasta el Calvario la propia crucifixión, etcétera, etcétera. Seguramente no me creéis porque no veis desde ahí ¿Se ve? ¿Lo veis? Eva me mira con cara de... Me pone cara de... Estáis ampliando, ¿no? No sé si en el otro lo tengo ampliado. ¿Lo tengo ampliado en el otro? Si es que no, pues... Voy a tener que cambiar al final de... Voy a cambiar al final. ¡Ah! Para que me creáis. ¡Uy! ¿Qué es eso? Muy bien. La última cena. Eso es. ¿Y esto de aquí arriba? El apresamiento. ¿Tú crees? Ahí está la expulsión del templo. Y ahí el apresamiento. Ahí sí que la tienes. Esa es la expulsión del templo. Y fijaros en los detalles de abajo. Aquí está el camino al Calvario. ¿Lo veis? Cuando se cae, cuando le ayuda con la cruz, un trozo... ¡Uy! ¿Y este que aparece aquí qué es? ¿Esta? Eso es. ¿Os habéis fijado en ella? Mira. ¡Mira! Los donantes. ¿Dónde aparecen? Ni os habéis dado cuenta de que estaban. Reconocerlos. Se te van. Y son mucho más grandes que cualquier personaje, ¿eh? Sí. Como están ahí en las esquinillas, ¿veis? Ahí, como rezando aquí al lado de Cristo, bueno, pues no pasa nada. No pasa nada. Entonces fijaros, aquí están los romanos, que son estos que veis aquí para las armaduras. Bueno, no parecen romanos, pero son los romanos. Y aquí le están arrastrando... ¡Mirad! ¿Quiénes son estos? Estos dos. Los dos ladrones. ¿Los dos ladrones? ¡Claro! Con los que le crucifican. Vale. Aquí están subiendo. ¿Adónde? Al monte Golgotha. Vale. Fijaros aquí la cloaca máxima que sale por aquí. Qué curioso, en detalle. Por un perrete aquí abajo. Fijaros. Y al lado... ¿Qué es eso? ¿Qué creéis que es? Es Cristo resucitado. Está saliendo de la tumba. ¿Os dais cuenta? Fijaros, y esto, si me vuelvo para atrás... Fijaros bien, ¿eh? Parte derecha inferior, y esto está en la parte izquierda superior. Fijaros. Si me vuelvo al cuadro grande. ¿Esto es la cena? ¿Lo veis? Bueno, mira, aquí está cuando está rezando en el monte de los olivos. Justo ahí debajo, ¿lo veis, no? Bueno, aquí está la cena, lo del templo y tal. Y esta es la parte de otra que hemos visto. Esta, este trozo. Como veis, aquí arriba está crucificado. Aquí está cuando le entierran, porque veis que está de blanco. Vale, la presentación a los pastores. Aquí está cuando le detienen el juicio con barrabás. Aquí cuando le ponen la... Le torturan. Aquí está Pilatos. Es un tipo de representación de lucha. Sí, es muy habitual, es muy habitual. Porque es una forma, en realidad... Bueno, es una práctica normal de los flamencos. Al final lo que consigues, pues claro, es, en realidad, hacer un discurso. Porque esto es una historia. Es estupenda. O sea, esto es lo mismo que nos habían contado en el románico a través de los capiteles. Pero de un montón de capiteles. Y aquí, en un solo cuadro, fijaros, lo que tenemos. Fantástico. ¿Vale? Es estupendo. Me vuelvo a mi PDF. Que es el que tenéis que estudiar. Bueno, retrato de hombre orante. También de Memling. De 1485. Como he dicho, a Memling le buscan especialmente la gente que se quiere retratar. Lo que vemos, fijaros, es un hombre muy sereno, con cierta calma. No parece un hombre preocupado. Ni sufriente. De hecho, hay una armonía en la escena. Tanto en el rostro del hombre, que transmite esa calma y esa tranquilidad. Con el propio paisaje que vemos en la parte trasera. Una especie de jardín. Cuidado. La hierba cortadita. Los árboles bien puestos. En fin, un poco esa calma y esa tranquilidad. Por el otro lado de esta misma tabla. Aparece un bodegón. Es decir, una naturaleza muerta. Que hemos empezado a ver cada vez más. Y que luego, esto acabará convirtiéndose, como bien sabéis, en épocas posteriores. En un estilo propio. Vamos, una temática propia. En muchos momentos de la historia del arte. Aparece un jarrón con flores. De nuevo, flores blancas y de color azul. Con el símbolo de Cristo en el centro. Ahí lo tenéis. Esas letras. Jesus Christus. ¿Qué? ¿Y en este cuadro se puede ver la parte de atrás, en el piso? O sea, ¿puede que te lo muestren o...? No. Y no lo toques, ¿eh? No, espera, que lo voy a descolgar. Inténtalo, inténtalo. Luego nos cuentas. A ver qué pasa. Podrían ponerlo en medio. En 3D, en 3D. Sí, imagen tienes, imagen tienes. ¿No visteis uno en el Cerralbo? Ahí es que no me acuerdo de quién es. Justo antes, antes de entrar en la sala del tesoro, en la derecha, de la puerta de la sala del tesoro... Uy, al Cerralbo, al galliano. Está, hay un cuadro que está cortado, que sabemos que le falta la parte de abajo, porque es una técnica que utilizaron en determinados momentos en el que le ponían el marco ellos. Dibujaban el marco de ellos. Y entonces, sabemos que está cortado porque no cabía en el marco en el que le quisieron meter, en el marco real, porque para la parte de abajo falta el trozo de marco dibujado. Entonces, le pegaron un corte para adaptarlo al marco, ¿no? Tenía un buen marco, pues... Tampoco va a perder mucho. Pero, en fin. Sí, sobre los reversos, ya. Si es que muchas veces, claro, es el drama de este tipo de cuadros. Si lo vemos... Le pasa a estos, a los trípticos estos. Si lo vemos abierto... Es verdad que cada vez más se ponen en las partes centrales para que se pueda observar por los dos lados, ¿no? Pero no siempre se hace. Y mucho menos cuando están en sus sitios originales, es decir, en las iglesias. Porque, claro, están en las capillas. Entonces, normalmente están cerrados. Ya sabéis que esto sólo se abría el día de la fiesta. Normalmente, la visión normal era cerrada. ¿Vale? Bueno. Gerard David es el pintor, un poco, que nos abre ya la puerta del siglo XIX. ¿Vale? Ya vamos avanzando. Estamos llegando ya bien entrado el siglo XVI. Como comprenderéis, en punto de vista arquitectónico, ya estamos aquí totalmente en épocas ya cambiadas. Ya estamos en casi renacimiento, ¿no? En muchos aspectos. Igual en Italia ni os cuento. En Italia están ya casi tocando ya el barroco. Pero bueno. Más o menos un poquito. Y que nos va a cerrar la pintura, el gran momento de la pintura flamenca. Es verdad que Gerard David se va a formar en los Países Bajos, pero, de nuevo, es otro de los que va a llevar a cabo su carrera en Brujas. Pero no es lo mismo que no. Países Bajos es Holanda. ¿Vale? Actual Holanda. Brujas es Bélgica. ¿Vale? Es Flandes. Parte católica, parte protestante. A partir de la Reforma. ¿Vale? Lo que consigue Gerard David es darle un salto a la pintura flamenca y acercarle más a los modelos italianos, a lo que se estaba haciendo en Italia. La suaviza mucho. Es decir, fijaros que justo en el momento anterior habíamos tenido unos representantes que intentaban darle más realismo a los rostros ajados, a las arrugas, a los defectos. Pues Gerard David nos da el paso contrario y él hace un estilo totalmente italianizante en este aspecto, ¿no? De hecho, lo que le ocurre a David es que es casi ya un pintor renacentista y, por lo tanto, volvemos a los modelos italianos. Nos basamos en esa suavidad del mundo clásico. Quizás su obra más famosa es el Tríptico del Bautismo de Cristo, que estáis viendo aquí, en la que veis, fijaros, la naturaleza que nos rodea, que está también perfectamente idealizada porque está totalmente ordenada. Fijaros cómo los árboles están en formación. ¿Lo veis cómo siguen una línea? Como si fuera una plantación de estas modernas, ¿no? Una replantación después de un incendio, ¿no? Que ponen todas las filas de árboles a la misma altura, ¿no? Pues esto es algo parecido. Pero también nos está jugando otra vez con la geometría. ¿Veis las líneas diagonales? Para darnos esa profundidad, fijaros, ¿no? Otra vez con ese juego. ¿Qué es lo que vemos? Bueno, pues el bautismo de San Juan Bautista en el río Jordán, que ya os digo yo que no tenía pinos alrededor ni esas praderas verdes tan estupendas que vemos aquí, ¿vale? Porque, bueno, imaginaos el único río que corre por toda aquella zona. Pues hombre, tampoco es que sea muy caudaloso. Evidentemente, bueno, ahora ya no lleva ni una gota, pero en aquel momento tampoco creo yo que aquello fuera una locura. Y, bueno, vemos ese paisaje totalmente idealizado al fondo. Fijaros, el Espíritu Santo en forma de paloma y Dios, que nos siguen la misma línea. ¿Lo veis? Cristo, el Espíritu Santo y Dios. Y a ambos lados, ¿qué es lo que aparece? De nuevo, los donantes del cuadro. Es verdad que el cuadro es un poco inexpresivo, porque fijaros que los personajes están colocados un poco de una forma algo artificiosa. Me explico. Estamos viendo una escena, pero no parece que los personajes se relacionen entre sí. Es decir, le están bautizando. ¿Cristo mira a San Juan Bautista? No, mira hacia adelante. San Juan Bautista tampoco ni siquiera le mira. El otro personaje mira la escena, pero con distancia. Es decir, falta algo de interrelación entre los personajes. Al final parecen casi pegados un poco en un fondo y nos adelanta ese modelo de una cientista que os comentaba anteriormente. Le falta un poco de vida y de expresividad al propio cuadro. Y ya nos llegamos, a ver si lo terminamos y con esto cerramos la pintura, al Bosco. El Bosco, mitad del siglo XV, principios del siglo XVI, es quizás uno de los autores más importantes de la pintura, no flamenca, sino de la historia del arte. Es verdad que lo metemos en la escuela flamenca porque tiene cosas de la escuela flamenca, porque él trabaja en la zona flamenca y en la época de los pintores flamencos. Pero el Bosco es único. Es el Bosco. No es comparable a nada más. Es un estilo absolutamente único. Es decir, tiene ese don que tienen los genios, digamos, para que realmente su estilo sea absolutamente incomparable a cualquier otra cosa. Para que os hagáis una idea, es algo parecido a lo que le ocurre a Goya. Goya es un hombre que es casi imposible meterle dentro de un estilo. Porque es Goya. De hecho, algunos autores lo defienden como un preimpresionista, preimpresionista. En el siglo XVIII. No, no tiene algo de romanticismo. Tiene algo de no sé qué. Tiene todo. Es que es Goya. Ya está Goya. No le clasifiques. Es que no, no, no es posible. A mí me pasa también con un hombre que me parece espectacular y que también está poco reconocido, que es el Greco. El Greco también es un hombre. Es manierista. Ya, ya. Es el Greco. Y luego ya tiene cosas manieristas, pero es el Greco en sí mismo, ¿no? Pero bueno, independientemente de esto, una vez hecha esta defensa de la individualidad de los pintores, le metemos dentro de la escuela flamenca. El nombre, claro, los surrealistas se basan en estos. Procede de que, bueno, él venía de una ciudad que se llamaba Bois-le-Duc y de ahí Bosco, ¿vale? El Bosco. Porque bueno, era como el que viene de Bois, es el gentilicio. Él era un hombre profundamente religioso, profundamente. Y tenía un temor absolutamente reverencial e irracional. Al infierno. Está obsesionado con el infierno. Y como está obsesionado con el infierno y tiene tanto miedo al infierno, se obsesiona con el pecado a su vez. Porque el pecado es lo que te va a llevar al infierno, ¿no? Entonces está totalmente imbuido de estas cuestiones, ¿no? De esa lucha permanente entre el bien y el mal, ¿no? Para intentar salvarse. Él viene de una familia muy religiosa. El padre era también religioso y, bueno, debía tener una educación difícil. Y, bueno, él debía tener una personalidad evidentemente obsesiva y difícil, ¿eh? Debía ser un hombre de trato complicado. Pero se inventa un mundo, porque lo inventa, un mundo fantástico de imagen y de iconografía que es absolutamente espectacular. Esta primera obra que vamos a ver es la nave de los locos. La nave de los locos, que es esta, este es un detalle, ¿vale? El detalle central, es una crítica a la herejía. A la herejía y a los malos religiosos, ¿vale? Estamos en un momento delicado, os recuerdo. Estamos a punto de la reforma protestante. Estamos en esos momentos en los que la iglesia católica tiene una crisis profunda de... de identidad, de prestigio, de... de abuso y de corrupción. Porque venimos de épocas muy duras, ¿no? Venimos de épocas donde el papado ha hecho lo que le daba la gana. Ha estado dominado por determinadas familias italianas. Se han nombrado papas a niños. Se han nombrado, se han quitado y se han puesto como les ha dado la gana. Se han vendido indulgencias. Se ha hecho absolutamente de todo. Y los religiosos, más allá del papado, pues también han hecho lo que les ha dado la gana. Sacerdotes con amantes, esposas y... y de todo. Venta de reliquias, de indulgencias... En fin, el mercadeo... El propio que todos conocemos de los problemas de la iglesia en época medieval, ¿no? Entonces, el Bosco va a ser enormemente crítico también con esto. Él tiene una visión enormemente rigorista de la religión, muy purista y entonces todo lo que se salga de esto, a él le parece el horror. De hecho, desde el punto de vista moral y de interpretación de la religión, el Bosco pega más con los puritanos protestantes porque es súper rígido en ese aspecto, ¿no? Pero él está en el lado todavía católico, ¿no? Entonces, fijaros que nos aparecen un montón de personajes histriónicos, ¿no? Que, en realidad, se están dejando llevar por los pecados. Están viajando en un barco que les conduce directamente al infierno. Están a la deriva, ¿por qué? Porque se han dejado llevar por sus pasiones y por los pecados, ¿no? Entonces, ¿qué vemos? Fijaros. A un monje, a una monja que están ahí cantando de fiesta, bebiendo medio borrachos con otros personajes que cantan todos histriónicos, todos totalmente perdidos porque se han dejado llevar por el pecado. No tienen control sobre sus emociones ni sobre sus pasiones, ¿no? Fijaros los personajes desnudos que están ya fuera del barco intentando coger también bebida... En fin, todo ese mundo absolutamente... que es una locura. Y luego tenemos la propia luna que aparece en la bandera, aquí la tenéis, que representa también el Islam, es decir, otro de esos sectores equivocados. La salvación de los pecados solo se logrará mediante el catolicismo más ferviente. Los malos católicos se irán al infierno. Los protestantes posteriores también. El Islam se irá, los judíos se irán. Todos los que no sigan la senda van en esa nave porque no han escuchado la palabra. La media luna... Sí, esta. Se ve ahí. Vale. Y luego llegamos al Jardín de las Delicias. Probablemente la obra más reconocida del Bosco. Es un tríptico. Que si lo veis cerradito, es así. ¿Ves Eva? Para que luego digas que no lo ves. Lo ves cerrado, que es el mundo. Mira qué mundo más plano y más estupendo. Pero en una esfera. Curiosamente, efectivamente. Fijaros, aparece la creación del mundo y en el paraíso aparece Dios entregando a Adán a Eva. Adán se acaba de despertar y ya sabéis que mientras estaba dormidizo le han quitado una costilla y han creado a la mujer. Y, bueno, se la trae. ¡Pero amigo! Amigo, esto es un momento dramático. A partir de aquí, topa abajo. Según la interpretación del Bosco, la interpretación propia del siglo XV y XVI, este es el momento en el que empieza la degradación moral. Aparece la mujer y se acaba todo. La paz se ha acabado. Empieza el pecado y todo para abajo. Este es el momento crítico de esa presentación. Bueno, sí, a ver, no es que te eche la culpa. Pero yo digo lo que interpreta el Bosco. No es cosa mía. Una del chat, sí. Bueno, voy a ver si... Es que yo creo que lo tengo más grande. A ver si lo vemos un poco mejor. En el Louvre... Vale, venga. Fijaros. Ahí tenéis, ¿no? El pecado de la lujuria que se inicia con la entrega de la mujer. Aquí tenemos a Dios cogiendo a la mujer de la mano y entregándosela a Adán que le veíamos ahí sentado. Pero es que en toda esta escena... Fijaros, aquí tenéis la escena completa. ¿No? Ahí tenéis el este. En todo esto hay un montón de cosas. Un montón de seres más. O sea, es decir, fijaros que aquí ocupamos los tres personajes, Adán, Eva y Dios, solo la parte inferior. Alrededor de todo esto está la cabeza del Bosco. Es decir, lo que le pasa por la cabeza al Bosco. Vamos a ver una sucesión de animales rarísimos, plantas fantásticas, construcciones futuristas absolutamente locas. Se han intentado interpretar de mil maneras. Y leeréis miles de interpretaciones porque no lo tenemos claro. Está todo en ambiguo que está abierto a cualquier tipo de interpretación, ¿vale? Entonces yo os puedo decir una. Pero es posible que leáis... No, no, este animal en realidad significa no sé qué o este edificio significa no sé cuántos. Puede ser, ¿eh? O sea, hay teorías para todos los gustos, ¿vale? Que no es incompatible. Fijaros cómo el pecado femenino se va a representar siempre por los animales del agua y de la tierra. Es decir, los animales marinos o anfibios y los animales terrestres representan los pecados de la mujer. Mientras que los pecados masculinos del hombre se representan por los animales del aire, por los pájaros y por el fuego. De esa manera se combinan los cuatro elementos básicos de la creación. Los cuatro grandes elementos. Aire, agua, tierra y fuego. ¿Vale? Ese es un poco el mundo que lo tenemos. Fijaros cómo aquí, en esta esquina de aquí, aparece una pequeña hendidura hacia la que van un montón de animales anfibios rarísimos que parece... Os juro que esto parece la evolución. Los capítulos que yo veía de Eras una vez el hombre que aparecía un pececito primero en el mar y luego se hacía así por la tierra para explicarte cómo aparecían los anfibios y luego los dinosaurios y no sé qué. Era como el inicio de Eras una vez el hombre. Os juro que esto es esto. Pero es que la evolución, señores, todavía... Nos quedan 400 años a las teorías de Darwin. Entonces... Pero no me digáis que no son todos esos anfibios saliendo del agua. O sea, cómo los peces se convierten en anfibios y luego en animales terrestres. En fin, no sé qué visiones tenía este hombre pero es alucinante. Y aquí en esta cueva está escondido el pecado. Ahí está el demonio que te va a tentar las tentaciones, ¿no? Siempre te va a intentar llevar al lado del pecado para que acabes convirtiéndote en... No, ahí es esa cuevecilla de ahí. Es una interpretación, sí. Ahí se supone... No, no, no. No aparece el demonio. Fijaros además en el Jardín del Edén. Bueno, pues una especie de jirafa o lo que el Bosco creía que era una jirafa. Os podéis imaginar cuántas jirafas había visto el Bosco. Ninguna. Claro, luego una especie de elefante, un unicornio... Sí. Sí, perros con patas como de pato y de... En fin, bueno. Hay absolutamente todo. Aquí hay un unicornio y luego pues es unas construcciones. Pero bueno, es el Jardín del Edén. Animales antediluvianos, qué sé yo, no sé. Absolutamente una locura, ¿no? Cuesta, cuesta porque además... A ver. Se buscan que los cuadros sean moralizantes. Pero tampoco te pases. Porque a nadie le gusta que en el fondo le recuerdes... Todo el mundo tiene sus pecados. Al final todo el mundo tiene su vida secreta, ¿no? Todo el mundo tenemos cositas debajo de la alfombra. Entonces a nadie le gusta demasiado que le recuerdes lo que te va a pasar con esos pecanillos que tienes. Y entonces te inquieta. Te inquieta un poco, ¿no? Es decir... No me enseñes esto, que no me acaba de convencer, ¿no? Pero esto parece muy dominante. Este lo pintó cuando acabamos de ver. Se supone. Pero... Ya veremos. Bueno, fijaros. En la Tierra, ya fuera del Edén, porque, insisto, tríptico. En un lado la creación, en el centro la Tierra y a la derecha veremos el infierno. ¿Vale? En la Tierra tenemos tres escenas diferenciadas. Una, parte inferior. Dos, parte central. Y tres, parte superior. ¿Vale? Bueno, diferenciadas. Tres bloques. Vale, horizontales. En la parte superior vemos una especie de mundo futuro o tal y como se imaginaba el mundo futuro el bosque. Son como unas casas burbuja elementos volantes. No sé. Una cosa absolutamente fantasiosa. Pero, joder, estamos en el siglo XV. O sea... ¿Qué es la leche? ¿Dalimianos o Dalí? Amigos, amigos, claro. Efectivamente, un poco Dalí. Efectivamente. No, no. Imaginaos. En el medio lo que tenemos es el desenfreno carnal. Un montón de personajes con animales de todo tipo girando alrededor de una charca en la que, bueno, ocurre de todo. ¿Vale? Ahora vemos alguna parte. Y en la parte inferior, es decir, toda esta, este tercio inferior, una variedad absolutamente de locura de animales, plantas, personas, todas, todas en actitudes sexuales rarísimas. Rarísimas me refiero en que vais a ver aquí todas las filias que os podáis imaginar. ¿Vale? No os penséis que las prácticas sexuales extrañas o menos frecuentes son una cosa moderna. Aquí no vais a poder ver que se utilizan todo tipo de elementos. ¿Vale? Y todos ellos acusando a unos personajes que aparecen a la izquierda, que son Adán y Eva, a los que les acusan de ser los causantes de todo esto. Lo habíamos visto en la escena anterior. Cómo le entregan a Eva a Adán. Y a partir de aquí, por esta culpa, por este hecho, esto. Aquí aparecen el pecado, la pasión, la lujuria. Sí, hay varios personajes de color. Hay varios. Vamos a ver un poquito más el detalle. Os va a encantar. Bueno. Aquí tenéis de nuevo esa burbuja futurista que parece una especie de nave que en realidad es como una flor, como una bombilla. Fijaros. Veis, ¿no? Donde están metidos Adán y Eva. Y detrás hay un señor metido en el agua. El cuerpo, en la parte inferior del cuerpo, superior del cuerpo, metido en el agua está al revés. Y en su entrepierna hay una especie de flor de la cual surge una especie de pájaro extraño. Os vuelvo a recordar que los hombres, el pecado masculino lo representan los pajaritos y el fuego y el femenino, los animales terrestres y marinos. Hay una cierta obsesión con los personajes marinos, como vais a poder observar, porque aquí vemos a un enorme pez al que están haciendo cosas. Aquí vemos una especie de concha del que también surgen detalles escabrosos. Y luego la presencia de esos elementos vegetales, ¿no? Fijaros como aquí hay una especie de fresa gigante. No, no, que va. En la aplicación del Bosco no hay ninguna. Aquí es todo lo que nosotros queramos. Y fijaros, veis, aquí hay otro pez al que también le están haciendo cosas. Un pez gigante también. Fijaros como lo cogen entre varios personajes desnudos. Imaginaos lo que están haciendo. Y en la parte inferior hay un señor metiendo flores en el orificio de otro. Como podéis... Bueno, o sacándoselos, sí, no sé. Aquí, como podéis observar. Vale, pues haciendo cosas con flores. ¿Es una expresión? ¿Es una flor? Un poco, sí, un poco. Efectivamente, es un... Entonces, bueno, fijaros. Es... Es toda una locura. Fijaros esta sucesión de piernas y brazos coronados por una lechuza. Una cosa muy extraña. O este ofreciéndole como cosas de comer a un pajarito, ¿no? Entonces... Bueno, por supuesto, todos los personajes están desnudos. Fijaros estos cómo cogen los frutos del árbol. Evidentemente, la metáfora de la fruta prohibida. Que no me he ido de manzana y ya lo hablamos. Vale, de la fruta prohibida. Y en fin. Pajaritos, aquí otra lechuza. Hay una cierta obsesión del Bosco con la lechuza y con todos los pájaros. Fijaros estos pájaros gigantes, también, ¿no? Que aparecen por esta parte superior. Y las frutas, fijaros. Y efectivamente, como decís alguno en el chat, aparecen personajes de color. Fijaros, aquí tenemos uno, aquí tenemos otro. Para un poco significar que da igual. Que la raza humana cae en el pecado Y es exactamente igual. Independientemente de su color, de su formación o de su religión. No, no, no hay donantes. No hay donantes en este caso. Hombre, yo creo que los donantes como para que les saquen aquí, ¿sabes? Pero es un cuadro encargado por el rey. Por el rey, teóricamente. Yo creo que el rey no quería esto, ¿eh? No esperaba esto. Oye, hazme uno esto con la creación y el paraíso. Sí, sí, sí. Tú déjame que te voy a... Que te voy a poner... Este cuadro... Pueden ser muy liberables los donantes. ¿No? Teóricamente. Está la casa de Flandes. Sería Felipe el Hermoso. Felipe el Hermoso también tenía lo suyo, ¿eh? Era un hombre... Con la otra también... Sí, era... ¿Se sabe qué tipo de drogas consumía usted? No tenemos... No tenemos constancia. Opiáceos, no. Teóricamente no se han descubierto todavía, ¿no? Entonces, no. No... Pero bueno, no. No sabemos. Y bueno, a la derecha lo que nos espera, señores. Lo que nos espera el infierno. Fijaros un montón de nuevo de seres terroríficos inventados en una especie de mundo apocalíptico absolutamente. Semi-oscuridad, incendios, caos y castigos, torturas... Todo lo que os podáis imaginar. Un señor que en realidad tiene como patas y la mitad del vientre. Unas orejas con un cuchillo en medio. Unas orejas gigantes con un cuchillo. Pero si nos vamos a los detalles, fijaros. Una cerda con tocado de monja forzando a un señor. Como podéis observar en la parte inferior aquí abajo, ¿no? Una especie de bicho como con armadura, también fastidiando a otro. Otros clavados, un conejo. Una especie de conejo con manos comiéndose también a uno. A otro que lo están, en fin, descuartizando. Mucho, mucho al juego. Siempre a los pedregados capitales, a todos. Al juego, a la lujuria, a la gula... Es una obsesión. De hecho, luego otro de los grandes cuadros del Moscoso son los pedregados capitales, ¿vale? Entonces, fijaros ese mundo, pero otra vez esa crítica velada a... al clero. ¡Una cerda vestida de monja, señores! ¡Tela! Tela marinera. ¿Qué nos está diciendo? Que vaya con las monjas. Igual eran muy sueltas. O esa es la visión que tenía el Mosco de ellas, ¿no? Pues es absolutamente perturbador. Bueno, de verdad, debéis verlo con separación. Claro, pues hay un grande que sabe. Teoría de... Sí, ¿cuánto es el donante? El donante, ¿no? Que le han puesto ahí en plan guay. Fijaros, la escena entera. ¿Y si sabes de dónde se inspiraba para todo esto? Yo estaré aquí. A ver, hay muchas teorías. Evidentemente, teorías. No lo podemos saber. Desde que era un esquizofrénico del himno. Es decir, que... Hay un retrato de... De que le hablaban. Y que le decían cosas. Y que le decían lo que tenía que pintar. Y le describían cómo era el infierno. Hay teorías para todos los gustos. Para todos los gustos. O sea, el retrato que hay del Mosco tiene una cara espeluznante. No, no, es un hombre que está sufriendo permanentemente. Está acojonado. O sea, pero literalmente. O sea, vive atemorizado absolutamente con el pecado. Y con el futuro. Entonces, claro, le tormenta. Imaginaos una mente. A ver, en los genios, supergenios, generalmente, si tiras un poquito de la cuerda, en casi todos vas a encontrar ciertas patologías mentales. Me da igual que sea un genio de la música, de la filosofía o de la pintura. En casi todos hay trastornos obsesivos. Son siempre compulsivos. Muchas veces... Tendrás psicopatías que los expertos te los pueden detectar con cierta facilidad. Bueno, la otra gran obra que os quería enseñar son los siete pecados capitales en la que nos representan a una escena de cada uno de esos pecados. Mientras en la parte central el ojo de Dios, que lo veis aquí, con Cristo en medio, lo observa absolutamente todo. Es otra vez, otra referencia a ese mundo del pecado, donde da igual lo que hagas y cómo te escondas. Él te va a ver. Da igual que tú no te vean tus vecinos hacerlo, pero él sí. Pero importante, ¿no? Al final. La tabla, que además había sido ideada para ser una mesa, muestra cuatro escenas más alrededor de los siete pecados, que son la muerte, el juicio, el infierno y la gloria de Cristo. Evidentemente, todo tiene como función avisarte de lo que te va a pasar. Aquí tenéis la gloria, aquí tenéis la muerte, aquí tenéis el infierno, que os lo he agrandado aquí en pequeñito, ¿veis? Otra vez la visión del infierno, otra vez Adán y Eva en el centro. Fijaros aquí también unas monjas haciéndole cosas a un señor por atrás. Aquí una caldera con gente hirviendo, a este que lo están despedazando y estirando. En fin, el infierno, el infierno. Y los siete pecados capitales, que ojo, no son muy fáciles. Hay algunos que son difíciles de representar, porque una cosa es que la economía de la gula, y sí, pones a un señor comiendo un montón y ya está. La avaricia, pones a un señor con muchas riquezas y ya está. Pero hay algunos de los pecados... La pereza, pues hay un señor durmiendo y tal. La pereza, o sea, la envidia es esta, en la que aparece uno mirando al otro y así como con cara de, ay, yo quiero eso y tal, ¿no? Pero no es fácil, no es fácil. No son sencillas. O sea, daos cuenta que los siete pecados no son siempre fáciles de representar. Algunos sí, pero otros no son tan... La lujuria es muy fácil, evidentemente. Pero la soberbia, pues aparece un señor así por encima, ¿no? ¿Qué pones? Un señor así como por encima de los demás y tal, ¿no? La ira. A la ira pones una pelea o algo por el estilo, alguien pegando y tal, ¿no? Claro, pero no es fácil, ¿eh? Que hay algunas que son complicadas, ¿vale? Así que, bueno, esto es un poco lo que tenemos. El Bosco y sus cosas. Evidentemente tiene muchos más. Bueno, vosotros acabáis de ver uno o un par de ellos. Os cuadran, ¿no?, en el estilo de lo que habéis visto, maravilloso. Esto estaba ideado para ser una mesa, para ser una mesita. No es un tríptico como el otro que se cerraba. Y con esto, señores, cerramos. Cerramos los flamencos, la pintura y nos quedan dos clases para ver... Eso es. Bueno, va. Eso no nos ocupa nada. Que descanséis, buen puente, buenas vacaciones y nos vemos la semana que viene, ¿vale? ¿Cómo vais con la pez y eso, chicos? Vale. ¿Hasta qué día podéis entrar acá, hermanos?