Gracias a todas. Os doy la bienvenida a esta sesión de la Fábrica de Tabacos de Coruña, edificio singular de la ciudad, que correrá a cargo de Ana Romero Macián, dentro de la actividad Joyas del Patrimonio del Campus Medellín. Yo me voy a permitir, aparte de presentar a Ana y darle las gracias por estar aquí con nosotros, hacer una presentación cariñosa. Y dándole las gracias también a María Loira, que es una tutora del centro. Porque sin María, Ana no estaría aquí y las personas en esta Santa Casa, como digo yo, son lo más importante. Así que gracias María, gracias por haber hecho de enlace con Ana y gracias Ana por haber aceptado esta invitación, no sé cómo llamarla, esta invitación sorpresa, sobrevenida. Gracias por tu enorme generosidad por venir esta tarde a compartir con nosotros. Con nosotros todo lo que sabes. Porque para nosotros era muy importante participar en este proyecto del Campus Neroeste, era muy importante participar en esta actividad de Joyas del Patrimonio porque es una actividad que nos permite a todos compartir desde cada uno de nuestros centros cosas que sabemos sobre nuestra ciudad y nuestro patrimonio, no solo con alumnos y personas interesadas en nuestra propia ciudad y de nuestra propia ciudad, sino con personas interesadas de toda la UNED y dentro del campus. Y creo que actividades como esta son las que hacen que la UNED sea lo que es. Así que para mí es muy importante que estés aquí con nosotros, es importante que estéis aquí también presencialmente con nosotros y a todas esas personas que nos están siguiendo ahora en directo y después en diferido también les quiero dar las gracias. Quiero dedicarle unas palabras a Ana, que para quien no la conozca, nuestra ponente de hoy es historiadora, es arqueóloga y docente durante toda una vida, con una extensa alma bibliográfica, de la que me voy a terminar. Y quiero permitir destacar una obra que habla de lo que hoy vamos a hablar aquí, que es A fábrica de tabacos de Atayota, producción y vida laboral, la decana de las fábricas coriñesas. Y me permito señalarlo para todos aquellos que nos están siguiendo desde el chat y que a lo mejor no conocen la importancia de este edificio, quiero decirles que en este libro se analizan los 200 años de vida de la fábrica de tabacos de Coruña y su importancia, tanto desde el punto de vista patrimonial de este edificio, como desde el punto de vista de las personas y trabajadoras que en ellas dejaban sus días y su vida, que son unas cigarreras. Así que me permito invitar a todos los que estáis aquí y a todos los que nos siguen a que lean ese libro y se empapen de lo que Ana nos va a contar ahora, pero con mucha más profundidad y sé que con un rigor que no se estira en estos días. Actualmente Ana dirige el Instituto José Coruña, que también para quien no lo conozca podría decir que es un instituto de estudios coriñeses. Hace unos días se inauguró una exposición en la ciudad a la que también invita a todo el mundo. Sé que Ana no lo va a decir, entonces ya le digo. Si no habéis ido, tenéis que ir y a los que nos estáis siguiendo desde distintos puntos de España, os invito a venir a Coruña y visitar esa exposición. ¿Por qué? Es una exposición que se llama Pensamiento de la Ciudad. Así que os podéis imaginar que de lo que se trata es de entender mejor la ciudad de Coruña, entenderlo desde la perspectiva de un instituto que se convierte en un instituto dedicado a estudiar la historia de la ciudad, que está maravillosamente comensalada y que tiene una serie de fotografías y de explicaciones sobre lo que es la ciudad y la parte de lo que son los lugares comunes a la hora de hablar de Coruña. Así que le quiero dar las gracias a Ana una vez más por estar con nosotros, por hacer Ciudad, por hacer UNED y por compartir con nosotros todo lo que sabe. Muchas gracias. Pues muchas gracias con esta presentación. Menudo nivel que me dejas. Sí, la exposición está, son 60 años del Instituto Cornide, entonces es como el Cornide es como una especie, la vida del Cornide es como una especie de hilo conductor de lo que son la transformación brutal de la ciudad en estos últimos 60 años. Entonces era para conmemorar los 60 años de la institución pues la exposición. Pero bueno, vamos a la fábrica de tabacos que es lo que nos trae hoy aquí. Bien, es un placer para mí estar aquí con vosotros una vez más, es la segunda o la tercera vez que me invitáis. Y hablando de distintos temas y hoy, bueno, la propuesta era centrarnos en, quizás se pueden, Ana, ¿se pueden apagar las luces para que se vea mejor la pantalla o no? Sí, para que vamos a hacerla a través de imágenes entonces si se puede mejor, ¿no? Bueno, todos que Coruñés lo sabe dónde está y que este edificio fue una fábrica de tabacos durante casi 200 años. La verdad es que por muy poco tiempo no pudo conmemorar el 200 aniversario de su existencia, no del edificio que vemos ahora efectivamente, pero sí de lo que fue la fábrica de tabacos de Apayoza. Aquí tenéis tres imágenes conocidísimas. ¿Dónde estaba situada? Bueno, pues aquí os pongo un plano de 1920 para que veáis dónde estaba situada la fábrica con respecto a lo que era la ciudad en ese momento. La fábrica se inicia en 1804, empieza a funcionar cuando… Unas instalaciones que estaban aquí, ¿vale? La ciudad de Coruña en 1800 acababa aquí, lo que era Juana de Vega, lo que eran las murallas del frente de tierra. Aquí en otro plano lo vemos aquí situado y la ciudad ha crecido muchísimo, claro, en 1936, pero aquí sigue estando el edificio de la fábrica. Y la fábrica y su vida laboral pasa por varias fases. La primera es esta de 1804 a 1887, cuando el tabaco se ha convertido en un edificio de tabaco, es una explotación directa del Estado, es un monopolio y lo explota directamente el Estado. Durante todos estos años empieza a funcionar la fábrica en unos pequeños prácticamente galpones, podríamos decir. Esto por aquí va al río Monelos, ¿vale? Esta cosa tan estrecha es la calle Primavera. Entonces se instalan las primeras cigarreras, que son cuatrocientas mujeres al principio. Se instalan así, en unos edificios que dejan libres los correos marítimos que se habían instalado aquí en Coruña en 1775 y que en el año 1802 se marchan a Ferrol. Entonces dejan libre esos establecimientos y a partir del año 4, 1804, empiezan a elaborar cigarros, cigarros, cigarros, no cigarrillos, cigarros, lo que es el puro, digamos, en estas instalaciones. Son estas instalaciones, esta por ejemplo, esta que vemos por aquí. O estas de por aquí. Esto sería esta cosa tan estrechita, es la actual calle Primavera, ¿vale? Aquí tenéis el río Monelos que desembocaba aquí en terrenos, marcaba la diferencia entre el Ayuntamiento de Oza y el Ayuntamiento de Coruña, ¿vale? Y esto será todo el arenal de La Payoza. Todo esto es el arenal, hoy todo cimentado, todo ganado al mar, ¿no? Con lo cual, pues, La Payoza tenía también su propio embarcadero donde venían los barcos con los fardos de tabaco. Este edificio ya no se conserva, pero bueno, a lo mejor algunos coruñeses lo recuerdan. Esto vuelve a ser la calle Primavera, una calle muy estrechita. Y estos edificios ahora ya no existen. Se tiraron cuando se remodeló todo ese espacio de La Payoza. Estos eran restos de lo que fueron los antiguos correos marítimos. Aquí se instalaron algunos de los primeros talleres en que se empezaron a fabricar cigarros en La Payoza. Después se mantuvieron hasta esto, hasta que desaparece. La fábrica, ¿por qué fueron utilizados? Pues, bueno, fueron viviendas, fueron luego cuando se crea el grupo de empresa, pues ahí hacían talleres. En fin, se utilizaron no ya como edificios auxiliares de la fábrica. Aquí seguimos viendo planos. Esto sería la primera fábrica, 1804. Y empieza ya a dibujarse un plano que será en esencia el núcleo de lo que acabará siendo, creciendo, creciendo, creciendo, creciendo. Lo iremos viendo a través de... De distintos planos. Entonces, son unos... Un edificio más o menos cuadrangular, ¿vale? Que va a ir recreciéndose con el paso del tiempo. Aquí, por ejemplo, vemos esto vuelve a ser... Esto es la calle Primavera, ¿vale? Todo esto de aquí. Esto sería... Aquí estará la plaza de La Payoza y la fábrica, ¿vale? Las primeras fábricas. Con su pequeño embarcadero inicial que luego va a cambiar de sitio y se establecerá fundamentalmente, se desarrollará por aquí. Entonces, no es cuestión de ir contando cada paso que da la construcción de la fábrica. Lo que os voy a exponer es una evolución para que veáis cómo se fue pues haciendo cada vez más grande, añadiendo trozos de plano en altura, en profundidad. Se va a ir creando varios pisos, varios sótanos, ¿vale? Pero va cogiendo... Pues siempre aparecen los planos antiguos, siempre aparece esta forma. Y aquí, por ejemplo, se va a ir creando esta forma, que es la que será característica siempre con patios interiores. Ahora iremos viendo cómo van evolucionando y acabará teniendo cuatro. Y cómo estas instalaciones son, pues repito, lo que fueron correos marítimos y se van añadiendo nuevas instalaciones, ¿no? Con su pequeño puerto, pequeño feirao. Entonces, esto sería un plano del 28, luego el 50, el 60. Veis que se va recrecendo. Por ejemplo, aquí ya le han aumentado estas partes de aquí. En el año 83 tenemos un gran patio inicial y vuelven a aumentarse, pues en la zona de lo que será la fachada. Estas imágenes de 1860, veis cómo la fábrica, pues desde cualquier perspectiva que cojamos a Coruña, se ve por un lado la torre y el segundo edificio que destaca, sin lugar a dudas, es siempre la fábrica de tabacos, que es este edificio enorme. Se ve aquí, ¿vale? Destaca desde... Tanto que lo veamos desde la torre como que Lo veamos desde los castros, ¿no? Y vuelve siempre a estar muy presente en todos los planos, o sea, siempre. Y pensar que aquí estamos en 1885, la ciudad todavía es muy pequeña, todavía tiene sus murallas, tanto en la Ciudad Vieja como en el Frente de Tierra. Esto ya sería toda la zona de Oza, la ciudad acababa aquí, el río Monelos que hacía de límite, pero la Payoza sigue siempre muy destacada. Nunca, nunca... En fin, no hay ningún arquitecto que lo pierda de vista, ¿no? En la etapa anterior hemos visto cómo iba creciendo. El año 28, 1828 en concreto, fue un año de mucha reforma. Es cuando se consolida realmente el núcleo central. Son años en los que se aumenta, como dije, un piso y se baja el sótano, que funcionó incluso durante un tiempo como galera, como cárcel, digamos. Mujeres. Son también los años en los que visita la fábrica Isabel II, le hacen una panoplia con cigarros de todo tipo. Bueno, lo describe el periodista como una especie de obra de arte de las cigarreras dedicadas a la reina. Y también son los años en los que visita, en el año 1881, visita la fábrica Pardo Bazán. Pardo Bazán se entrevista con cigarreras y luego primero publica una especie de ensayo. Sí, de ensayo, que se llama La cigarrera. Y luego publicará la gran novela naturalista, la primera naturalista que se escribe en España sobre el mundo obrero, que será La Tribuna. La Tribuna, precisamente estos días en Madrid, está teniendo un éxito extraordinario porque se ha hecho, Cándido Pazó ha hecho la versión teatral de la novela de La Tribuna. Se está representando, lleva ya bastantes días. Bueno, se estrenó aquí en Coruña, pero ahora en Madrid está teniendo unas críticas extraordinarias. Y bueno, refleja ese mundo de las cigarreras muy bien recreado, salvo la historieta amorosa que nos mete Pardo Bazán. Pero si queréis conocer cómo eran los ranchos, el tipo de trabajo, la solidaridad de las mujeres, cómo hacían los cigarros, los talleres de faenas auxiliares, que se llamaban como estaban las cigarreras, que ya viejas, simplemente como era un trabajo manual que hacían, pues bueno, puro mecánico. O sea, todo eso lo ha escrito en La Tribuna de una manera perfecta. Bien, hay una segunda fase que dura muchísimos años, que es entre los 87, cuando el Estado hace, arrienda el monopolio del tabaco y se va a encargar de la explotación de todas las 11 fábricas que había en ese momento en la península, porque el régimen de Canarias era diferente, la compañía arrendataria de tabacos, la conocida como la CAT, son las siglas, compañía arrendataria de tabacos. Existía, ahora ya tampoco, pero este escudo, este escudo, cuando paseéis por la plaza de La Payoza, ahí está colocado, así en una especie de mojón, en el medio de la plaza, está este escudo. Este escudo estaba en el galpón que os enseñé antes, allí en lo que era zona de los correos marítimos antiguos. Y es un escudo que le falta la corona, que está arrancada, ¿vale? Y tal vez no tengo yo la seguridad. Pero bueno, tal vez esas cigarreras de la tribuna de Pardo Bazán, republicanas, que cuando se proclama la primera república, dice ella, que salen en tromba a festejarla, pues quizá tiraran la corona real del escudo. No lo sé, podría ser, ¿no? Y aquí, aunque a lo mejor no lo veáis muy bien, pero aquí era una, como veis, una verja oxidada, pero se leía perfectamente las siglas de CAT, compañía arrendataria. Arrendataria de tabacos. De todo esto ya no hay nada. Quedan en el museo que tiene tabacaleras y que se conservan cosas, como son estas, las vitolas de los cigarros. La fábrica sigue creciendo, este es del año 87. A partir del año 90, de 1890, se van a empezar a fabricar un tipo de cigarros que van a tener muchísimo éxito y mucha fama, concretamente las que se elaboran en Coruña. También en Fijón, que son las farias, las famosas farias. La faria es un sistema de elaboración semi-mecánico que permite que la tripa del cigarro se meta en unos moldes y luego las cigarreras lo terminan, es decir, le ponen el envoltorio, la hoja fina de Virginia o en fin, de donde viniese, ¿no? Y es un sistema que, repito, funcionó hasta 1970 y las farias corneasas tenían muchísimo fama. La fábrica sigue. La fábrica sigue ampliando, ahora siempre amplia este todo. Aparecen dos nuevos patios, ¿vale? Continúa la calle Primavera por aquí. Todo esto lo digo para que nos situéis en el tiempo. Esto sería ya la avenida que sale para Oza y por ahí sigue caminando el río Monelos, ¿no? Con lo cual, claro, había muchísimas cigarreras que venían del ayuntamiento de Oza. Volvemos a tener otra imagen. Ahora nos destaca otro edificio, que es el Instituto. El Instituto Eusebio de Aguarda, que se inaugura en 1999. Entonces, otro edificio grande no surge aquí, pero la fábrica sigue teniendo una presencia realmente espectacular, ¿no? Más planos de la evolución. Vamos complicando la planimetría, ampliando espacios, ¿vale? Hasta ya prácticamente 1920, que es un año en el que se produce un incendio terrible, pero ya no se va… Ya no se va prácticamente a modificar la estructura básica, sino que lo que se van a hacer es construir un brigado de centar o poner cosas añadidas, pero no significativamente van a modificar el edificio. Por ejemplo, en 1910-11 se diseña, por el arquitecto de Antonio de Mesa, el arquitecto municipal, toda la rejería que iba a estar… Bueno, está en el frontal que da la payoza, porque durante mucho tiempo… La fachada principal no es la que daba a la payoza de ahora, sino la otra, la que da a la nueva plaza. Y donde pone también fábrica de tabacos, fábrica de tabacos, los títulos están en las dos fachadas, ¿no? Entonces, la rejería esta tuvo muchísimos problemas con el ayuntamiento, con la propia plaza, porque cogía un terreno que teóricamente no le pertenecía a la fábrica. Bueno, al final se construye, ¿vale?, en esta plaza. Esto es lo que es hoy la playa. La playa es la plaza de la payoza, pero fijaros, aquí están las lanchas. Todo esto era un arenal que, además de la fábrica de la payoza, estaba rodeada de muchísimas fabriquines pequeños, sobre todo de salazones, pequeñas fábricas de salazón, ¿no? Y el mar llegaba aquí, claro, llegaba aquí. Tenéis esta imagen o esta otra. Ahí tenéis las barcas varadas en la arena, en la arena del arenal de la payoza. Esto explica que, claro, cuando se da, por ejemplo, el gran conflicto de carácter lúdico, ludista, perdón, ludista, no lúdico, ludista, de 1857, nos cuenta el periodista que tiraron las máquinas y las tiraron al mar, claro, al mar, porque desde aquí caían al mar prácticamente en derechura, ¿no? Entonces, bueno, va evolucionando. Veis que aquí todavía no tiene la reja. Esto será, por lo tanto, de 1910 aproximadamente. Bueno, interiormente, después del incendio del 20, se va a mejorar bastante con alicatados, por ejemplo, de este estilo un poco modernista, o la escalera, o las columnas de hierro que se refunden después del gran incendio del año 20. Imágenes de la fábrica, pues tenemos bastantes. Hay postales, hay dibujos en los periódicos, porque era un edificio de absoluta referencia dentro de la ciudad. Por la cantidad de mujeres que trabajaban en ella, ¿no? Entonces, estas coloreadas, hay dos elementos que siempre se destacan. Por una parte, que es la campana y el reloj, y por otra parte, la chimenea donde se quemaban los restos de cigarro, de tabaco que no se consumía, sobre todo la avena, porque no sé si conocéis la hoja del tabaco, es como una especie de gran acelga. Entonces, tiene una avena muy fuerte, que era lo que había que quitar para luego hacer la picadura, o si se permitía sacar trozos grandes de la planta, para luego envolver los cigarros. Entonces, eso se quemaba. Aquí ya la tenéis con la verja. Sería, por lo tanto, 1920, 1820, pero la imagen veis que es, bueno, prácticamente la que podemos ver ahora, ¿no? Aquí tenemos una descarga de fardos de tabaco. Estos son grandes fardos de tabaco, que eran los que llevaban los pocos hombres que trabajaban en la fábrica. Los hombres eran, bueno, los dirigentes, eso sí, mandamases eran hombres, y luego los que hacían los cajones para enviarle los cigarros, y los que transportaban los fardos de tabaco. Lo demás todo era personal femenino. Otra vista para que veáis cómo va evolucionando tanto lo que es la fábrica como los espacios próximos a la fábrica. Aquí ya tenemos cemento, aquí circulan las vías del tranvía. Esto era el mercado de pescado, de la payosa, el muelle de la payosa, realmente, un muelle grande, ¿vale?, donde muchas de las cigarreras iban a comprar el pescado para luego hacer la doble jornada de amas de casa. Otra con lanchas, pero ya vamos aumentando la cimentación. Las planos volvemos a tener el gran edificio de la fábrica con su jardincito delante. Esto será ya la mente arbolada de la plaza de la payosa actual. Continúan conservándose parte de los edificios de antiguos correos marítimos, pero ampliados. Aquí vemos, esto es del año 34, aquí vemos un gran edificio que será uno de los grandes almacenes también para conservar y para orear el tabaco que se hacen en el año 24, que eran casi tan grandes como la propia fábrica. Bueno, el año 36, evidentemente, pues la payosa sufre y veis una imagen muy representativa. Saluda a Franco, arriba viva España. Todas las cigarreras fueron expulsadas o prácticamente todas. Se inicia un proceso de depuración habitual en los edificios más o menos oficiales porque las cigarreras tenían un sistema, no sé, hoy se podría comparar con lo que llamamos fijo discontinuo en las fábricas. Es decir, no eran funcionarias de tabacalera ni de la compañía arrendataria. Tenían toda una serie de sistema que les permitía tener un horario, el propio reglamento se lo permitía, un horario muy flexible porque, sobre todo en esta época, hasta que se instala la jornada obligatoria de ocho horas en España, pues trabajaban por obra hecha. Es decir, trabajaban a destajo. Así hacían, así ganaban. ¿Vale? Esto lo describe muy bien Pardo Bazán en la tribuna. Entonces, bueno, estas mujeres son expulsadas, algunas pasan por los calabozos, otras no, dependiendo si estaban afiliadas a algún sindicato, pues tenían un punto. Bueno, ¿cómo se necesitaba tabaco? Sobre todo para las tropas en la guerra, pues la payosa está muy poco tiempo sin funcionar y luego tienen que readmitir a la mayoría de ellas, aunque bueno, algunas sufrieron procesos muy traumáticos y tardaron algunas muchísimo en poder volver a trabajar en la payosa. En la delante de la fábrica, como eran tantas las mujeres que entraban y salían, pues muchas veces se instalaban pequeños tenduchos, digamos, ¿no? O incluso mirar aquí un mercadillo y también había lo que se llamaba el mercado de las cigarreras. Por las tardes se instalaban una serie de puestos básicos, de verduras, de pescado fresco, etcétera, que eran las que, bueno, servían al personal de la fábrica. Una tercera fase se inicia en 1945. Es cuando se crea Tabacalera. Vuelve a… En este momento es una gestión directa del monopolio, Tabacalera, bueno, con empresas, con banqueros, etcétera, y es una fase muy larga, la que se van a ir… Se siguen elaborando cigarros puros, pero se introducen nuevas marcas y, sobre todo, se van metiendo cada vez más cigarros puros. Es más, se va dejando el cigarro y se va ampliando lo que es la fabricación de cigarrillos, sobre todo de cigarrillo rubio. Por ejemplo, los celtas entran a elaborarse en el año 57, en el 63 entran los ducados y ya en los últimos años de la fábrica prácticamente solo se hacía cigarrillo rubio de distintas marcas, ¿no? Durante esta fase, bueno, van cambiando, estos son los almacenes enormes. Almacenes y también eran enormes para olear, para ventilar el tabaco. Esto es lo que se hace en el año 24. En 1924 es casi tan grande como la propia fábrica. Es una construcción mucho más mala, mucho… Pero, bueno, en tamaño enorme. Y aquí tenemos ya los años 60 aproximadamente. Sería ya la fábrica prácticamente como la podemos ver ahora. Ya tiene sus cuatro patios, sus cuatro enormes. Con sus tres pisos, ¿vale? Y sótano en la mayor parte de la fábrica. No en todos, pero en la mayor parte. Y luego, por necesidades de la fabricación, pues interiormente lo que eran a veces los grandes… Hubo momentos en que prácticamente toda una ala del edificio era un espacio corrido donde se colocaban los cientos de cigarreras. Vamos a ver alguna foto. Y en otros momentos vamos a ver un plano muy parcelado. Es en función de las necesidades de la propia fabricación. El terreno de la fábrica seguía teniendo todo ese terreno. Ahora aquí en esta esquina es donde está la casa del mar, ¿vale? Y aquí en este terreno se van a construir nuevos almacenes. Vemos aquí otro plano con la fábrica y sus cuatro grandes patios. Los almacenes del año 24. Aquí prácticamente es lo mismo. Aquí tenéis los almacenes, ¿vale? Y aquí tenemos el terreno de la fábrica. Aquí tenéis los almacenes. No sé si lo recordaréis. Cuando se caminaba por Nueva Santos, por aquí se veían desde todos los sitios, ¿no? Y se van construyendo edificios más pequeños. Esto creo que eran las viviendas del director. En función de las necesidades que va exigiendo la propia fabricación, ¿no? Otro plano de la fábrica con su jardín delantero. Aquí de momento no está casi parcelado todo esto, pero vamos a ver la siguiente donde ya, fijaros, ya aquí hay mucho tabique, pues porque aquí se van a instalar básicamente las oficinas. Y cuando se instalen nuevos servicios, por ejemplo, de control de calidad y tal, y se introduzcan los ordenadores, pues se necesitan, las nuevas necesidades obligan a hacer reformas interiores, ¿no? Estos son los edificios del año 24 y estos son los nuevos almacenes del año 85. 1985 fue un año tremendo para la fábrica. La fábrica en el sentido de que se renovó la maquinaria, se producía a una velocidad tremenda. Yo recuerdo un dato que a mí me dejó así, fuera de onda. ¿Cuántos cigarrillos crees que se pueden, que una máquina puede elaborar por minuto? Cigarrillos, 13.000. 13.000 cigarrillos por minuto. Imaginadlo como era, ¿no? Y me dijeron, no, no, pues en Logroño ya están en 16.000. Digo, bueno, pues así, así los... Pocas fábricas necesitamos, ¿no? Pero bueno, veis que se conservan edificios antiquísimos de los correos marítimos, como era este largo, ¿vale? Y luego, pues en esta, debe ser de los años 90 o 92, siguen estando estos dos almacenes y luego, pues aquí campos de deporte que tenían para los propios, para los trabajadores de la fábrica. Aquí hacían sus fiestas, aquí celebraban su... Su virgen de la consolación, la patrona. Y estos edificios, desde el año 58 se crea un grupo de empresa que se llamaba, y entonces hacen, pues, campeonatos de todo tipo de deportes, de ajedrez, dan premios, hacen intercambios con distintas fábricas. Es decir, que la vida interna de la fábrica no solo era la creación de cigarrillos, sino que también había, pues, en fin, una vida social por parte de los trabajadores, ¿no? Desde el 92, fijaros aquí la tabicación enorme que hay, la fábrica ya es muy monolítica, es un rectángulo cerrado totalmente, ¿vale? Al principio, si recordáis, había espacios, por ejemplo, este es el último que se añade, esta parte. Y esto sería, pues, ya de los años 90 o incluso ya del 2000 podría ser perfectamente, ¿no? Los almacenes del 85, los almacenes del 1924, almacenes nuevos que se necesitaron en distintos momentos, y la fábrica con su jardincito delantero, con su reja, ya los coches van cambiando de aspecto, ya el mar ha quedado lejos, aquí ya está la payosa organizada. Y en el año 87, 87, en el 85 ya os digo que fue una inversión por parte de Tabacalera enorme, de miles de millones, con lo cual las cigarreras estaban, bueno, y la ciudad de Coruña en general muy feliz porque decían, bueno, esto va a durar, pues, 100 años más, ¿no? Porque esta fábrica tiene futuro, está, en fin, modernizada, etcétera, ¿no? Bueno, los pronósticos fallaron estrepitosamente. De todas maneras, en el año 87 es cuando, en el contexto de esas enormes reformas y de esa inversión millonaria que se hizo, bueno, pues se inaugura esta imagen, esta es la original, la que luego veremos grande en el centro de la payosa, que es una escultura. María Jesús Urgorri, que es la cigarrera, la cigarrera, el amparo, la tribuna, como queramos decir, es el símbolo de las cigarreras, del elemento femenino que sostiene la fábrica. Y está hecha con una especie de hojas de tabaco y al mismo tiempo con un aire, digamos, de decir aquí estoy yo, ¿no? La cigarrera no es la Carmen de Mérimé, pero es la cigarrera, es una mujer, en fin, muy bien como la describe Pardo Bazán. Una mujer trabajadora, solidaria, reivindicativa, etcétera, ¿no? Bueno, más imágenes, ¿vale? Esto sería ahora ya la Casa del Mar, ya está construida y en el otro extremo también se construyó un edificio de viviendas. Aquí se mete otro edificio ya, ¿vale? Se van perdiendo, digamos que el espacio general que tenía la fábrica se va cediendo. Con lo cual entramos en la cuarta fase, desde el 98, que ya es el final, el triste final, ¿no? Las condiciones, en fin, de Europa obligan a la privatización, hay que eliminar los monopolios, Tabacalera se desaparece, se privatiza, entran las compañías de Altadis y Seita y con esto, bueno, pues este es el último plano que se elabora de la fábrica de tabacos. Volvemos a ver la fábrica con sus almacenes, con la calle Primavera estrechita por aquí sigue estando una serie de murallas que desde fuera el público no lo veía. Aquí es el solar de la Casa del Mar y este solar es otra esquina que se edificó hace como 40 años con un edificio de viviendas particulares. Todos estos jardines, todo esto funcionaba, todo esto ahora, pues mira, ahí tenéis una cancha de deportes porque hacían torneos de fútbol, de baloncesto, bueno, muchísimos deportes. Desde los años 60, 70, 80 y 90 esta fábrica era estupenda. Llegaron a tener un equipo de chicas de baloncesto que jugó en primera división, en fin, era mucha vida, mucha vida de todo tipo, ¿no? Y desde el año 2002, que es cuando se cierra, pues digo que a piques, casi casi pudo cumplir los 200 años y se inició en 1804, pudo haber cumplido los 200 años, no le dejaron. En el año 2002, el 31 de diciembre de 2002, se puso un candado y la fábrica se cerró. La presión de la ciudadanía coruñesa, de las cigarreras, de las autoridades, nada, no de nada sirvieron y a partir de ese momento se quedó un abandono durante bastantes años, durante bastantes años, hasta que comenzó, pues por fin, en fin, a darle un sentido y a darle una finalidad a este edificio. Comenzaron por tirarse todos los almacenes, todas las pequeñas construcciones que había de servicio de la fábrica, toda la Casa del Mar, ¿vale? De queda a la fábrica y se van tirando, ¿vale? Si entráis en la fábrica, bueno, la fábrica ahora funciona como audiencia provincial y como Fiscalía y Tribunal de Menores, es la finalidad que se le ha dado. Queda todavía todo este... Instala, que está sin ocupar, no sé, se decía si se podía instalar aquí todo lo que es el archivo municipal. Bueno, de momento creo que está vacío. Bueno, y aquí tenéis distintos aspectos. Bueno, pues mira, aquí tirando los almacenes del año 24, todo esto, ¿no? ¿Qué se conserva si algún día entras en la fábrica? ¿Qué se conserva en la fábrica? Se conserva la estructura básica, es decir, estos cuatro patios, con buen acierto conservaron, estas de metal que son muy esbeltas, son bonitas, algo de la escalera interior y poco más. O sea, de la fábrica no queda nada, nada. Se luchó para ver si podía quedar alguna sala con algún pequeño museo, con alguna maquinaria, algunas fotografías de las cigarreras, nada. Solamente quedan estos restos cuando se hizo la excavación para cimentar bien la construcción actual, quedan restos de lo que era el muelle de atraje de los barcos que traían el tabaco. Están dentro de un patio y poco más. O sea, de la fábrica quedan estas columnitas, la escalera principal y esto, y poco más. Y por fuera dice fábrica de tabacos, ¿no? Yo recuerdo cuando visité la de Sevilla, a mí me había gustado muchísimo que en el interior, bueno, claro, en la de Sevilla es enorme, es una fábrica inmensa y está la Universidad de Sevilla allí. Aparte, pero conservaron, por lo menos, conservaban los letreritos de lo que eran los talleres, ¿no? Picadura al cuadrado número 5. Aquí nada, eso hizo una limpieza, una limpieza total. Y este es el aspecto que tiene hoy día, ¿no? Con sus palmeras características, ha perdido, claro, la chimena de la fábrica, se mantiene el reloj que funciona, ¿vale? Y delante tenemos la escultura de amparo de la payosa, ¿no? No quería terminar esto sin citar las cigarreras, porque sin el edificio solo no valdría de nada, ¿no? Entonces, esta es la imagen de la cigarrera, me parece que con ella terminaré. Las distintas versiones de la tribuna de Pardo Bazán, de la tribuna, o sea, que está centrada en la persona de amparo, que era una lectora, porque es verdad, las cigarreras en los grandes talleres, fíjalos, esto es todo un material de la fábrica. Así trabajaban las más antiguas, las que hacían las farias, ¿vale? Entonces, esto trabajaban alrededor de unas grandes mesas, como podría ser esta mesa, que se llamaban los ranchos, ¿vale? Y cada una hacía sus fardos de farias. Esto es una representación de la obra teatral que os comentaba al principio. Entonces, así hacían, así cobraban. Es lo que dice Pardo Bazán muy bien dicho, ¿no? Dice, los dedos tenían sus recursos y como nunca en su casa sabían si ganaba más o si ganaba menos. Entonces, quedaban, se entregaban en casa, sobre todo las solteras, ¿no? Entregaban en casa una parte, pero siempre se podían quedar con unas pequeñas sisas, que es lo que luego las cigarreras actuales lo reconocían también. Ellas hablaban de la tirita. La famosa tirita era una tira de papel actual, ¿sí? De las últimas, de las que cerraron la fábrica con la que nosotros nos entrevistábamos. Y era una tirita en la que la jefa de rancho, aquí tenéis una, ¿no? Vale, esto es un rancho y aquí había una maestra. Entonces, anotaba de cada cigarrera lo que hacía de más o lo que hacía de más, ¿no? De menos no. Entonces, funcionaba así como un poco el sistema B2 de las fábricas de ahora. Por ejemplo, las fábricas de atún, las del... Más o menos funcionan así. Tienes que hacer, digamos, un... Limpiar un determinado número de kilos y... Pero por encima se te premia. Por debajo se te puede sancionar, ¿no? Pues aquí igual. Entonces, es lo que daba estas cigarreras. Primero, por un lado, el tener un trabajo casi seguro. Porque la fábrica, si fallaba la fábrica, es que fallaba el Estado, ¿no? Y por otro lado, pues esas pequeñas sisas con las que ellas luego, pues mejoraban su vestido, mejoraban su calzado, se podían tomar, hacer un capricho, comprar un anillo o, en fin, o lo que fuera, ¿no? Que es por eso que a veces estas cigarreras se les conocía como la aristocracia del proletariado. Porque dentro de lo mal que vivían, en el sentido de que eran mujeres y, por lo tanto, cobraban como tres veces menos que sus equivalentes a los hombres, ¿vale? A pesar de todo eso, bueno, pues las condiciones en las que podían estar eran mejores. Fijaros en estas caras. No sé si las veis bien ahí. No sé si se ve bien. Mujeres muy mayores, muy mayores. En la fábrica se entraba con nueve años como aprendiza y se salía cuando te morías prácticamente. Cantidad de veces en las notas del periódico, fulanita de tal, del taller de no sé qué, se encontró mal. La llevaron al hospital y falleció. O sea, no hay seguros, no hay jubilaciones. Por lo tanto, estas mujeres aguantan hasta que puedan, o sea, hasta que el cuerpo les aguanta. ¿Ves? Las naciones son de 1936, por lo tanto, son relativamente recientes, ¿no? Entonces, estas mujeres mayores están ahí trabajando, ¿por qué? Por lo que os decía antes, porque las farias, los cigarros eran, pues era como una cosa mecánica absolutamente, pero no tenían ni que mirarlo. De hecho, cuando ya estaban muy, muy, muy mayores, a veces las mandaban a lo que se llamaban los talleres de auxiliares. Fijaros aquí estas mujeres metidas en el medio de los fardos de tabaco enormes, los que veíamos que traían los barcos y ahí están, ¿vale? Entonces, deshaciendo la vena de la hoja sin necesidad de ver. Entonces, era una manera de que incluso muy mayores podían seguir manteniendo un salario trabajando en la fábrica, cosa que en otras fábricas esto era inviable, absolutamente inviable, ¿no? Entonces, el Estado, bueno, pues de alguna manera los beneficios eran tan enormes, tan enormes, que se permitía, digamos, este tipo de bueno, el mantenimiento de estas mujeres, ¿no? Bueno, van cambiando de uniformes, hay muchas fotos de celebraciones, hay mucha solidaridad entre ellas. Aquí tenemos más, fijaros aquí qué mayores son estas mujeres, son viejas, viejas, ¿no? Y, por ejemplo, esta, esta foto me encanta porque es una celebración cuando a esta mujer, yo recuerdo la primera vez que entré en la fábrica había un enorme letrero, bueno, una placa, perdón, una placa que decía, que a Antonia Loriga le habían dado la medalla, la lleva ahí colgada, la medalla al mérito del trabajo, estoy hablando de la dictadura de Primo Rivera en el año 29, porque llevaba 75 años trabajando en la fábrica, 75, ¿vale? Entonces, son mujeres, pues eso, que entran y salen, entran de niñas y salen para irse a la tumba prácticamente, ¿no? Pero la capacidad que tuvieron, todas esas distintas generaciones de adaptarse, a mí, para mí fue una de las cosas que más me entusiasmó, porque muchas mujeres que empezaron muy jóvenes, que estuvieron durante muchísimos años haciendo varias manuales, trabajando solo con las manos, muchas de ellas, bueno, analfabetas no, porque sobre todo a partir del año 9 les exigían leer y escribir para poder entrar en la fábrica, nada, las analfabetas del todo no eran, pero bueno, la capacidad de adaptación que tuvieron y en los últimos años, como decían ellas, lo que nos pusieron, lo que nos dieran, nosotros hasta arreglábamos las máquinas cuando el mecánico no estaba, entonces se adaptaron y ahí las tenías conduciendo carritos por la fábrica, moviendo maquinaria, controlando los ordenadores, una capacidad de adaptación realmente extraordinaria. Tuvieron relativamente suerte porque además de las condiciones que la propia fábrica les permitía, desde el año 16, desde 1916 fueron, se organizaron sindicalmente y se organizaron gracias sobre todo a este personaje, a Severino Chacón, las Chaconeras aquí en Coruña se conocía a la inmensa mayoría de las cigarreras como las Chaconeras, eran las afiliadas a la Unión Tabacalera que crea este personaje, que era un cantero, él no era tabaquero. Y entonces desde aquí, desde Coruña consiguió ir, que se fueran afiliando hasta 10.000 cigarreras tuvo todas las 11 fábricas y con esa fuerza pues consiguieron muchísimas ventajas. Por ejemplo, en el año 24 hicieron algo que la prensa de Madrid no sabía ni cómo calificar por lo novedoso que era. Cansados de que la compañía arrendataria no les hiciera caso a las reivindicaciones que hacían, lo que hace Chacón es comprar acciones de tabacalera, de la empresa, y sienta en el Consejo de Administración, al lado de los grandes banqueros ahí estaba Juan Marc, y los ministros de turno, sienta allí a cuatro cigarreras. Eso, bueno, la prensa de la época no sabía ni... era una cosa absolutamente novedosa. Pero gracias a esa presión, bueno, pues consiguieron muchísimas. Y sobre todo cuando se instala la jornada de ocho horas, le suben el... consiguen un salario que era, bueno, muchísimo más alto que cualquier otro colectivo. Con lo cual, el éxito que tuvo este sindicato, que se mantuvo completamente al margen, era tanto de la CNT, de las grandes centrales sindicales, como de la UGT, la idea de Chacón era que se pudiese tener cerca de todas las fábricas un centro social. Precisamente para esas cigarreras tan mayores, muchas de ellas viudas o solteras, bueno, pues que pudiesen acabar sus días en una especie de residencia de cigarreras y también en ese propio edificio pues hubiese esas aulas para escuelas o un centro, un teatro, bueno, un salón de... tal. Y esto es lo que explica que aquí en Coruña tengamos lo que se conoce popularmente como el edificio de las cigarreras, que está en La Palloz. Ahora está, es la sede de la UGT porque en el año 36 ya ha iniciado la guerra, hace una especie de referéndum entre todas las afiliadas y se introducen en la UGT. Él era socialista de corazón, digamos, ¿no? Y quiero terminar, por si te quedáis en unos minutos para preguntarme algo, bueno, pues con esta imagen icónica de la cigarrera de Amparo, ¿no? Podríamos hablar muchísimo sobre todo de las cigarreras, que es lo que más a mí me gusta, pero entiendo que los tiempos tienen que ajustarse y termino con esta escultura que a mí me parece espléndida. Hay tres monumentos a las cigarreras en España. Gijón tiene uno, Sevilla tiene otro y Coruña tiene este, que son eso, como las hojas, de tabaco, un poco al viento, pero al mismo tiempo con esa postura de decir, aquí estoy yo, ¿no? Aquí estoy yo, soy la tribuna, soy la cigarrera, soy el elemento básico de la población trabajadora coruñesa. Pensad que se habla de 4.000 mujeres en el año 1858 aproximadamente. 4.000 es muy difícil de saber si eran 4.000, por lo que os decía, porque como tenían mucha flexibilidad y no eran, digamos, no tenían un contrato concreto, hasta muy tarde, pues era difícil de saber. Pero bueno, más de 3.000 seguro. Quizás llegaron a 4.000 en algún momento. Bueno, pues si, aunque no llegaran a 4.000, pensad que era el 13 o el 15% de la población de Coruña. Entonces, eso significa que prácticamente ninguna familia dejaba de tener a alguien en la fábrica de tabacos. Y la mayoría de las familias, la mayoría de las familias, la mayoría de las familias, incluso familias burguesas, era muy probable que tuviesen varias personas. ¿Por qué? Porque además por los propios estatutos de la fábrica se prefería, a la hora de tener que contratar una nueva cigarrera, se prefería a las que ya tenían familiares dentro. Con lo cual, en esos grandes ranchos era muy fácil que estuviese una abuela, una madre y una nieta. O sea, tres generaciones, ¿no? También lo recoge Pardo Baza muy bien. Dice, ¿cómo se ayudaba mutuamente cuando la abuela ya no tenía y le salían mal los cigarros, la nieta la ayudaba? Entonces, realmente la fábrica era una institución dentro de la ciudad. Era mucho más que una fábrica. Entonces, cuando se cierra, realmente Coruña lo sintió. Lo sintió porque era, no solo decían ellas, cuando se cierra, no había muchas, eran como 300 había. Claro, entre las 4.000 eran pocas. Pero sobre todo ellas, a ellas lo que le dolía era pensar que ya sus hijas o sus hijos, porque también tenían preferencia los varones, no podían seguir trabajando en la payoza. O sea, el cierre de la payoza fue con lágrimas, fue con mucho dolor. Se recogen los fotógrafos de prensa las lágrimas físicas de las mujeres que tuvieron que ponerle el candado a la fábrica porque era, insisto, era mucho más que una fábrica cualquiera. Era la payoza, era su casa, era el ir a trabajar a la fábrica, era la solidaridad. Muchas de ellas todavía, claro, cada vez son más mayores y van desapareciendo, la ley de vida, ¿no? Pero siguen teniendo, siguen juntándose y siguen celebrando la patrona, la Virgen de la Consolación. Y todos los años, creo que es el 4 de septiembre, van a depositar un ramo de flores a esta imagen, maldita sea, ¿vale? A esta escultura, pero también van a la, a los jardines de Méndez Núñez y depositan un ramo de flores en la estatua de Pardo Bazán y recitan de memoria párrafos de la tribuna. Quiero decir que están muy orgullosas de que una escritora como doña Emilia se acordase de ellas e hiciese ese colectivo como las protagonistas de una de las novelas básicas de la literatura de Simónica española, ¿no? Están muy, muy orgullosas de este tema. Bueno, me dijeron 50 minutos y me ajusto al tema. No sé si tenéis algunas preguntas o algo que queréis que amplíe o, no sé, el tema es muy amplio. Dime. Sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí. Porque esa gente tenía más. La carga adicional de venir y volver a casa. Sí, sí, sí, sí, ahí, sí, yo me... Nada, que va, que va. Sí, y además, uy, de hecho, sobre ese tema hay muchísima historia porque, efectivamente, yo me tomé la molestia en el año, Pardo Bazán visita la fábrica en el año 81, 1881. Entonces, yo me tomé la molestia de mirar los padrones de ese año, tanto de Coruña como de Oza, porque Oza hasta el año 12 no se une a Coruña, ¿no? Y ver cuántas mujeres, realmente, cuántas cigarreras me salían, ¿no? Y salían 2.800 o sé qué, o sea que... Y después habría otras que no estaban censadas, claro. Entonces, las que venían de Oza, que eran muchísimas, ¿vale? Alguna crónica de prensa hay. Venían y se traían la comida, ¿no? La comida. Estaban en la fábrica o también tenían, digamos así, hacían como una especie de contratos con gente de los alrededores de la payoza para que o le hiciesen la comida o les calentase. Una de las reivindicaciones que tenían y que consiguieron era, precisamente, que en la fábrica hubiese cocinas para poder hacer ellos la comida porque entraban por la mañana y salían por la noche, claro. Entonces, se cuentan también historias, las cigarreras, hoy... Tenían que atravesar el río Monelos, bueno, por el puente, claro, no a nada, pero... Quiere decir que, sí, de la zona de Oza venían muchísimas. Y en la tribuna se difería, en la parte de Oza lo nota, las cigarreras rurales, digamos, de las cigarreras urbanas, de las de la ciudad, ¿no? Que iban como mejor vestidas, más preparadas, claro. Y se permitían el lujo, a lo mejor, de trabajar incluso menos horas, ¿no? En cambio, las que venían de las aldeas tenían que aprovechar al máximo, hacer lo máximo posible de horas de trabajo. Sí, sí, eran muchísimas rurales, sí. Sí, sí. Incluso estas ya de los años 80, 90, venían desde bastante lejos. Cuando las líneas de autobuses no eran lo que tenemos ahora, se pegaban unas caminatas de tomo y lomo, sí. Las primeras que... Hay un escrito del primer director de la fábrica, que viene de Cádiz a entrenar aquí a las mujeres, ¿no? Y dice, no sé, no sé si esta fábrica va a funcionar, decía. Porque, claro, está muy lejos y hace mucho viento, decía. Ni que en Cádiz no hiciese, ¿no? Hace mucho viento y yo no sé si las mujeres van a querer venir aquí por este descampado. Porque, claro, la ciudad se terminaba, repito, en Juana de Vega y un camino hasta la payosa, ¿no? Pero, bueno, luego se animaron cuando vieron que cobraban. Claro. Más. Es decir, es que me da muchísimo el recuerdo. Sí. Sí, porque era muy difícil entrar en la fábrica. Sí. Las porteras, las porteras tradicionales, porque, claro, hacían el registro. Y no era fácil, no era fácil entrar en la fábrica. Había que pedir permisos, ¿no? Lo tenían, no sé si por el espionaje industrial o simplemente porque no les interesaba. Pero en el siglo XIX, uy, era casi imposible porque las mujeres en aquellas vestimentas, las faldas así tal, llevaban tabaco. Lo vendían después. Si la pillaban, era un castigo tremendo. Las mandaban al desvenado, que decían ellas, ¿no? Las de ahora les llamaban en Londres, nos mandan a Londres. ¿Por qué? Porque el taller de desvenado era un taller con mucha humedad y polvillo. Y era sofocante. Entonces, era el castigo. El castigo para las que incumplían o que llegaban tarde o no cumplían o protestaban porque, claro, después están los inspectores de labores, que eran los hombres, y los motines que tuvieron lugar en la fábrica muchas veces eran contra... Tenían dos motivos básicos, las protestas que realizaban. Por un lado, que la hoja de tabaco que les daban para trabajar era mala, con lo cual se les rompía y el trabajo, pues claro, no salía bien. Entonces, no cobraban. O porque había inspectores de labores, que eran los que se paseaban por los talleres, cogían un cigarro, lo rompían y si no les gustaba, tiraba con toda la producción. Pues había algunos muy... Bueno, vale. De hecho, les ponían motes. Me acuerdo, estaba hablando con las últimas, decían, venía el perro lobo. Y yo, buf, todas temblábamos. Pero es que a mí me hizo no sé qué. O sea, claro, esa situación de dominio entre el personal masculino y la trabajadora femenina, ¿no? Eso era muy habitual en las fábricas. No tanto de abusos de carácter sexual, sino de abusos de autoridad, de chulería. Después también había muchísimos que estaban encantados y ellas reconocían estas últimas que los invitaban a sus propios cumpleaños y fiestas que hacían. O sea, había todo, porque era mucha gente la que trabajaba ahí, ¿no? Y luego incluso ya cuando a partir del año 85, cuando se mecaniza y luego ya se empieza a introducir lo que es la informática, ya muchas mujeres pasaron ya a tener cargos. Cargos, no de primera fila, pero sí cargos, ¿no? Con lo cual ya la diferencia, digamos, se fue suavizando. El director siempre fue un hombre, siempre, siempre. Pero bueno, ya la diferencia era un poquito menor. Y muchas de ellas sí se subieron a ese carro de controladoras de servicio, de control de las máquinas, de control de personal y ascendieron. Y ya no eran las clásicas cigarreras de elaborar cigarros, sino que ya pasaron a otro tipo de tareas, con lo cual también se les subían los sueldos, claro. ¿Vale? Pero fue algo mucho que hay dentro del equipo. Sí, sí, llegó a ser. Le llamaba, ¿qué era más llamado? La jugadora maridosa. Ajá. Era la maridosa. Era la mujer de un terrorista. Ajá. Sí, los años... Los años... Ah, sí. Sí, sí. Ah. Los años desde que... Sí, setenta, ochenta fueron felices, sí. Fueron años muy, muy, muy felices, tanto por la producción, que iba... Iba hacia arriba de una manera extraordinaria, como por todas estas ventajas que tenían, ¿no? Por ejemplo, yo qué sé, me contaban las de ahora. El Día de Reyes. El Día de Reyes lo celebraban en la fábrica y todos los hijos iban a buscar los regalos a la fábrica. La cantidad de fiestas que montaban allí, no solo por la patrona, sino por... Bueno, los carnavales. Uy, los carnavales de las cigarreras. Ahora hay una comparsa que se llama Comparsa de las Cigarreras, ¿no? Es decir, era... Era una enorme familia, de alguna manera, ¿no? Ellas por lo menos lo sentían así. Y siempre cuando les dices, bueno, destácame un rasgo de tu colectivo, se me decía, ah, la solidaridad, eso es lo fundamental. ¿Qué quieres decir? Sí, sí, sí, sí, eso desde siempre ya, es desde siempre. Cuando había un problema, no tenía ni que contárnoslo. Venía la maestra Rosita, decía... No sé, ahora habría otra maestra, ¿no? Y fulanita, venga, ¿qué hay que dar? Fulanita, venga, ¿qué hay que dar? Fulanita, venga, ¿qué hay que dar? Fulanita, ¿qué hay que dar? Y ni preguntábamos para lo que era. Todas dábamos, tanto que fuesen problemas de compañeras, que no nos queríamos saber, como problemas de fuera, ¿eh? Cuando hubo así catástrofes, por ejemplo, recordaban lo de las niñas de Alcácer. Todas dimos, ¿eh? Todas. La solidaridad es fundamental, ¿sí? Eso también lo recoge ya la Pardo Bazán. La solidaridad entre ellas. Dice, es como una frase, algo así como, son como una legión de, no sé qué, que cuando discuten se arrancan el moño, pero... Pero después son solidarias como una, hacen como una piña, ¿no? Decía Pardo Bazán, es el único vicio de los hombres que favorece a las mujeres. Fabricación del tabaco. Bueno, podríamos estar muchos ratos hablando de cigarros, pero no es lo oportuno, ¿no? Pues nada, no sé si... ¿Termina? ¿Vamos por terminado? Vale. Vale. Ya vendrán, ya vendrán a pagar esta, ¿no? Vale. Sí, sí. Muy bien.