y recordar que la semana que viene tenemos dos tutorías ¿vale? el miércoles y el viernes que recuperamos la anterior tutoría por cierto ir empezamos por aquí, ir firmando ¿vale? recordar que recuperamos la tutoría que perdimos ¿cuándo fue? finales de octubre fue la que tuve que ir yo que estaba de viaje en Almería ¿vale? pues recordarlo simplemente es a la misma hora, viernes a la misma hora ¿vale? y vamos a continuar donde lo dejamos, os comparto pantalla voy a ver si está esto, si tiene sonido para ver si luego puedo a ver si se escucha ¿vale? por si hay algún mensaje pues vamos a compartir la pantalla y si no recuerdo mal terminamos, nos queda muy poquito del capítulo 5 a ver por cierto hemos tenido dos actos en la dos, no sé llamarlo acto evento, charla pero bueno, dos actos diferentes en la facultad en esta semana el lunes fue la inauguración del máster de investigación lo digo por si queréis ver unas charlas que han estado muy bien, las charlas que se dieron que se impartieron en Andalucía en ambos actos, el lunes fue el acto de inauguración del máster de investigación de psicología que se iba a decir sobre ello ah sí, estuvo Miguel Ángel Vadillo dando una charla, una charla además con un título muy chulo, porque lo llamó defensa contra las artes oscuras defensa contra las artes oscuras como Harry Potter eso es bueno, Miguel Ángel Vadillo es un profesor de la universidad autónoma aparte de un investigador bastante importante en la psicología cognitiva era presidente de la Sociedad Española de Psicología Experimental hasta hace poco y bueno si os cuento todo lo que ha hecho y dónde ha estado me tiro aquí toda la vida pero la charla fue muy chula porque habló sobre todo sobre el conocimiento científico y sobre la confianza que podemos tener en el conocimiento científico y también sobre malas prácticas no tienen por qué ser intencionadas sino simplemente partes del quehacer científico que dan lugar a malas prácticas que luego dan lugar a lo que, por ejemplo en psicología y en otras áreas de conocimiento a lo que se llama la crisis de la replicación no sé si esto os suena pero si no os suena es básicamente la inició la psicología pero ha ocupado a todas las ciencias una dificultad para replicar resultados que se creían bien establecidos o que todos habíamos confiado en ellos y que cuando se han intentado replicar por estudios independientes pues no se ha logrado y eso fue un mal que empezamos a descubrir en muchas ciencias ciencias biomédicas ciencias también en psicología en economía y que ha dado lugar a un replanteamiento sobre cómo se obtiene la evidencia científica y de la necesidad de mayores controles es lógico, es una actividad humana y como actividad humana pues al final da lugar a todas estas cosas pero bueno, es muy bonita de ver está en Canal UNED podéis verla donde queráis y hoy ha habido un evento también ha habido una serie de charlas que organizan profesores de psicología básica 1 compañeros míos del departamento Isabel Lorenz y David Beltrán que también por cierto investigan el lenguaje aunque ellos son de la asignatura de pensamiento si habéis hecho pensamiento pues son nuestro equipo y bueno, pues hoy han estado hablando sobre modelos de lenguaje han estado hablando sobre inteligencia artificial han estado hablando sobre diferentes cuestiones relacionadas con todo esto así que yo también os recomiendo que lo veáis porque ha habido varias charlas muy chulas de gente tanto de informática de la UNED como también de psicología ha estado muy bonito muy bonito lo está escuchando esta mañana está grabado y os lo recomiendo Y ya me callo y vamos a lo que nos interesa, al final del capítulo. Bueno, terminamos, si no recuerdo mal, hablando de la especificidad de la percepción del habla y si esa percepción diferencial del habla tiene que ver con un mecanismo específico que sea especialmente humano, que solo tengamos los humanos, recordáis, de la percepción categórica de las consonantes, percepción continua de las vocales, en principio parecía que esa capacidad para percibir de manera diferente los sonidos del habla tenía que ver con una capacidad específica humana, con algo que habíamos desarrollado en el largo de la evolución y que nos hacía especiales en cuanto al lenguaje. Hasta que unos cuantos investigadores empezaron a descubrir que esa capacidad para percibir de manera categórica o para segmentar el habla de manera similar a como lo hacemos los humanos o para percibirlo de manera similar a como lo hacemos los humanos, más bien el habla, los sonidos del habla, porque es verdad que los animales no pueden percibir nuestro habla en tanto que entenderla, pero sí que pueden categorizarla o diferenciar los sonidos del habla de una manera similar o por lo menos en algunas situaciones similar. ¿Se acuerdan que hablamos de las chinchillas y de otros animales que eran capaces de comportarse diferencialmente en función del tipo de sonido de habla que se les presentaba? Os hablé de aquellos experimentos de generalización, que si recordáis, aprendímoslos. Los experimentos de aprendizaje ahora tienen su importancia, esos experimentos de generalización y discriminación en el aprendizaje. Aquello de entrenar con una serie de estímulos y luego presentar una amplia variedad de estímulos que varían cada vez más o cada vez menos, es decir, que se separan más o menos del estímulo original entrenado y ver cómo se comporta el animal ante esos estímulos generalizados, que se llaman. Si lo recordáis eso y si no, podéis echar un vistazo al manual de psicología del aprendizaje que ahí tendréis todos esos experimentos de generalización. Y lo que ocurría era un comportamiento similar al de los humanos. Los animales seguían comportándose de la misma manera en un rango amplio de estímulos y en el momento en el que pasaba una diferencia específica, es decir, en el momento en el que el estímulo se diferenciaba lo suficiente, pasaban a percibir otra cosa, es decir, a comportarse de otra manera exactamente igual que los humanos con la percepción categórica de las consonantes. Bueno, a la conclusión que podíamos llegar una vez, hemos obtenido esta evidencia, es que parece que esa percepción categórica o esa percepción diferencial de los sonidos del habla no se especifica ni siquiera de humanos. Parece que es un mecanismo general o una propiedad general de los sistemas de audición, pues casi casi de todos los vertebrados, al menos de mamíferos y aves que sepamos, y eso ya nos hace un poquito menos especiales. Terminamos aquí con las cuestiones relativas a las características específicas de la percepción y pasamos a las maneras que intentamos explicar. La primera es la percepción del habla. Porque todo esto, una cosa muy chula de la que han hablado hoy, me ha gustado mucho en las charlas que han dado hoy en la Facultad, es que había un... Ha dedicado un chico, que viene de la Facultad de Informática, por cierto, ha dedicado un tiempo a explicar la diferencia que hay entre sistemas y modelos. Entre lo que sería un sistema o lo que sería, bueno, en este caso una observación de los sistemas de la realidad, o la manera en que los diferentes elementos de la realidad funcionan entre sí o poseen engranajes que los hacen funcionar entre sí y los modelos que nosotros generamos para explicar esa realidad. Esto nos serviría y nos va a servir también en los capítulos siguientes cuando hablemos de los diferentes modelos o las diferentes teorías sobre los diferentes aspectos del lenguaje. ¿Qué es un sistema? Bueno, pues un sistema no es nada más que un conjunto de elementos que tienen un funcionamiento conjunto o que comparten ciertos elementos que les hacen funcionar según unas reglas. Básicamente sería eso. Nuestro cuerpo es un sistema. Tiene muchos elementos a diferentes niveles, además células, átomos si queréis, órganos, muchos diferentes elementos que funcionan de manera conjunta y que siguiendo una serie de parámetros y una serie de reglas son capaces de generar una serie de resultados. Un modelo sería una manera de representar de manera simplificada el funcionamiento del sistema. Básicamente lo que intentamos en ciencia es generar modelos sobre cómo funcionan las cosas. Observamos un montón de eventos, como los que hemos visto ahora en la percepción del habla. Hemos visto diferentes características, ¿no? Percepción categórica de las consonantes, percepción continua de las vocales, ausencia de invarianza, diferentes resultados experimentales. Todo eso son observaciones, elementos de un sistema. Ese sistema es el sistema de percepción del habla, si queréis, de manera más general incluso de percepción humana. Pero ¿qué nos queda? Nos queda tratar de explicarlo, ¿no? Ya hemos visto muchas observaciones. Bueno, pues vamos a tratar de darle sentido de manera conjunta. Bueno, pues ahí es donde nacen las teorías y donde nacen los modelos para explicar. En este caso nos vamos a quedar en las teorías propuestas. No vamos a explicar o no vamos a ir más allá dentro de modelos específicos. En el siguiente capítulo sí vamos a hablar de modelos específicos. De acceso al léxico, más que de percepción, de modelos sobre acceso al léxico o entendimiento de palabras. ¿Qué tres teorías han sido las más importantes o las más influyentes para intentar explicar cómo percibimos el habla? Para darle sentido a todas las observaciones que hemos visto. Y sobre todo para dar cuenta de un fenómeno del que hemos hablado antes. El hecho de que no parece haber una característica, hay una serie de características invariantes que nos permitan percibir el habla en diferentes situaciones. Cosa que, por cierto, hacemos. Porque estamos constantemente percibiendo hablas en dificultad, a pesar de que, en este caso habéis cambiado, si habéis estado en la clase anterior, pues habéis escuchado otra voz diferente. Ahora escucháis una voz nueva. Puede haber más o menos ruido. El sonido puede estar muy simplificado por el hecho de que lo estáis escuchando a través de la clase AVIB y, bueno, los micrófonos al final comprimen el sonido y quitan un montón de frecuencias. Lo que en teoría dificultaría la percepción. La percepción del habla, pero aún así no lo hace. Bueno, pues para explicar eso se han propuesto tres diferentes teorías o tres diferentes enfoques. La primera es la teoría motora del habla. Ya hemos hablado de ella un poco y en el fondo es bastante sencilla por lo menos la propuesta que ha ido a hacerse. Parte de los laboratorios Haskins, donde en los años 50 trabajaba todo el mundo que se dedicaba a esto, por lo menos todo el que se dedicaba de manera práctica a ello, es decir, que pretendía obtener resultados prácticos sobre la investigación. Bueno, pues desde los laboratorios Haskins empezaron a pensar sobre la invarianza, sobre qué es lo que hay invariante en el lenguaje, qué nos permite reconocer las diferentes sílabas o los diferentes fonemas o las diferentes palabras en situaciones tan diferentes, en contextos tan diferentes y a veces en situaciones muy dificultosas. Pues pensaron, los fonemas no son, los sonidos no son porque los sonidos cambian constantemente. De una persona a otra cambian los formantes, las transiciones entre los diferentes formantes cambian en función de si la consonante va acompañada de una boca a la otra, en función de lo que hay antes y lo que hay después. Pero ¿qué es lo que siempre es lo mismo cuando yo pronuncio una D? Lo que siempre es lo mismo cuando yo pronuncio una D es la posición de la boca. Los movimientos motores, las secuencias motoras, los patrones motores que dan lugar al sonido. Vaya lo que vaya antes o después. La D. La D siempre va con mi lengua tocando los dientes y eso es lo que provoca el sonido. ¿Qué? ¿Qué propusieron en los laboratorios Haskins dentro de esta teoría motora? Que lo que nosotros hacemos para percibir el habla no es intentar decodificar los sonidos, sino que lo que hacemos es tener un módulo especializado que nos permite transformar esos sonidos o analizar esos sonidos en términos de los movimientos que produjeron esos sonidos. Y de esa manera, como los movimientos son iguales, cuando yo analizo un patrón de sonido, puedo analizar los movimientos que han tenido que provocar ese patrón de sonido. Y ese movimiento ha tenido que ser siempre el mismo siempre que haya un patrón específico de sonido. Sea cual sean esas frecuencias. Dicho de una manera más sencilla, lo que haría nuestro sistema perceptivo del habla sería reconstruir los gestos motores, los movimientos, a través de las frecuencias. Claro, esto es muy fácil decirlo. Queda muy bonito, pero hay que tener pruebas de ello. De hecho, para que una teoría sea científica, tiene que dar ciertas predicciones sobre lo que debería ocurrir si esto fuese cierto. Por ejemplo, una de las pruebas más importantes a favor de esto son las pruebas de resonancia magnética o de imagen cerebral. Cuando nosotros estamos comprendiendo el lenguaje, cuando estamos escuchando un discurso, nos ponemos unos cascos o estamos escuchando algo en la casa, cualquier otra cosa, se activan áreas motoras. No solo se activan áreas que están relacionadas con la compresión del lenguaje, sino que áreas puramente motoras dedicadas al movimiento muscular se activan. Precisamente las áreas dedicadas a los movimientos musculares del aparato. Es una prueba bastante evidente a favor de este tipo de teoría. También algunos efectos que se dan, y bastante conocidos además, y bastante robustos. Estos sí que son bastante robustos incluso a aquella crítica. Por ejemplo, el efecto MacGurk. ¿Os suena el efecto MacGurk? Es muy sencillo. Sería parecido a lo que ocurre cuando... Bueno, lo de los ventriloquios sería algo diferente. Sería otro efecto diferente, pero tendría algo que ver con esto. El efecto MacGurk se produce cuando tú pones a una persona unos cascos y le presentas un sonido. Por ejemplo, va. O di, o du, o... Mira, aquí tenemos un ejemplo. Va y da. Pues imaginaros que os pongo unos cascos y escucháis va. Pero a la vez estáis viendo un atajo. Y en la tele hay una persona, silenciada, no se la escucha, pero dice da. Hace el gesto de la boca para decir da con D. Mientras que yo escucho va. Cuando eso ocurre, lo que yo percibo es una mezcla de ambos sonidos. Percibo algo parecido a ga. Eso es lo que yo escucho. ¿Qué quiere decir esto? Que el patrón articulador de la persona que estoy viendo, aunque realmente no está diciendo nada porque yo no lo estoy escuchando, afecta al sonido que estoy escuchando. escuchando. Cambia la percepción del sonido. Ese patrón artículo, porque recordad, lo que yo estoy escuchando es otra voz que no tiene nada que ver con la que está en la tele. Lo que está en la tele es simplemente una imagen que dice una cosa diferente a lo que yo estoy escuchando. Bueno, pues lo que veo afecta a lo que escucho. Por mucho que yo intento percibir lo que estoy escuchando, aunque yo debería percibir lo que estoy escuchando, cuando veo una imagen que no coincide, mi cerebro, mi sistema perceptivo del habla, parece que mezcla ambas informaciones. Por lo menos hay cierta influencia de los patrones motores o de la articulación del habla a la hora de percibir el habla. De hecho, también habréis visto cómo es mucho más fácil percibir el habla y entender una persona cuando estás viendo sus labios. Aunque no sepáis leer los labios, es mucho más fácil entender a la gente cuando estás viendo la cara a cara y ves moverse sus labios. Sobre todo en situaciones de ruido. Podéis probarlo en alguna situación de ruido si queréis y nunca os habéis dado cuenta. con mucho ruido alrededor, intentar hablar con una persona mirándola a la cara y viendo cómo se mueven sus labios y luego daros la vuelta o giraros sin ver sus labios e intentar escucharla. Ya veréis cómo perdéis mucha más información y es mucho más difícil entender esa persona. Y lo mismo ocurre con idiomas que no son de tu primera lengua, es decir, idiomas extranjeros. Por lo menos para mí, yo cuando he estado fuera intentando hablar con la gente en inglés, me es mucho más fácil hablar con ellos si estoy viendo cómo mueven los labios que si estoy, por ejemplo, hablando por teléfono o estoy escuchando una conferencia a través de internet a la que no veo, si no veo al interlocutor. Podéis probarlo sobre todo en situaciones de mucho ruido porque con nuestro primer idioma, evidentemente, aunque no veamos los labios es tan fácil para nosotros entenderlo que casi ni nos damos cuenta. Pero en situaciones de ruido ya veréis como es mucho más sencillo siempre que veas a la persona hablar, siempre que la veas moverla. Bueno, ¿qué ocurre con esta teoría motora? Pues que igual que hay muchas pruebas a favor, pues también hay cierta evidencia en contra. Vuestro libro no habla de ninguna. No me voy a meter aquí en todas las cuestiones en contra sobre la teoría motora, pero que sepáis que a pesar de que en un principio era muy prometedora y todavía sigue habiendo bastantes defensores de ella, pues hay bastante debate respecto a esto, ¿vale? De hecho, todavía existe mucho debate respecto a la manera en que percibimos el hábito. Una de las cuestiones principales sería, pues lo que habéis visto antes, es que nuestro sistema perceptivo del habla no es específico de los humanos, sino que parece que lo compartimos con muchos otros animales. Así que pensar en un módulo específico de decodificación del habla, bueno, pues no cuadra con mucha de la evidencia que hemos visto antes. Tenemos otras dos teorías. La primera es la que se denomina teoría realista directa. Y si os acordáis de Percepción, y si no os acordáis de Percepción podéis echar un vistazo al libro, al nuevo o al anterior, o al antiguo, da igual, vale, a cualquiera de los dos porque en los dos aparece un autor que quizás os suene, que es Gibson. ¿Os suena este autor Gibson que proponía la teoría directa de la perfección, teoría ecológica de la perfección? Bueno, pues en esa época cuando Gibson era muy influyente, hablo de la segunda mitad del siglo XX, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, recordad que Gibson realizó gran parte de su investigación durante la Segunda Guerra Mundial, y de hecho estaba implicado en el ejército, su investigación era para el ejército. Métodos de camuflaje, por ejemplo, y otro tipo de cuestiones. Bueno, pues una investigadora, Carol Fowler, recogió esta teoría directa de la perfección y la aplicó a los sonidos del agua. De nuevo, yo siempre he reconocido que me cuesta mucho entender lo que quería decir Gibson cuando hablaba de Percepción directa. No quiere decir que no sepa lo que decía, sí, sé que decía que percibimos de manera directa el mundo, es decir, que la conformación óptica del mundo, es decir, la conformación óptica de las ondas electromagnéticas que llegan a nuestra retina, tenemos toda la información y que no hace falta toda esa serie de pasos intermedios, de creación de representaciones para lograr percibir el mundo de manera cohesionada o ordenada como lo hacemos. Para él toda la información estaba en lo que llegaba a la retina. Y de manera directa, sea lo que sea eso que signifique para él directo, la mayoría de los investigadores estamos de acuerdo que hoy en que eso que pensaba Gibson que era directo, lo que él decía que era directo no parece tan directo. Eso es otro tema. La cuestión es que se aplicó lo mismo al lenguaje y lo que decía Carol Fogler es que no hacía falta ningún módulo especializado para hacer lo que decía la teoría motora del habla. La teoría motora del habla, recordáis, decía que reconstruimos los movimientos articulatorios. La teoría realista directa dice exactamente lo mismo. Reconstruimos los movimientos articulatorios, ahí es donde está la invariancia. Pero no necesitamos ningún módulo especializado. Se hace de manera directa, captamos de manera directa los movimientos articulatorios a partir del patrón de sonido. Ese patrón de sonido contiene toda la información necesaria sobre los movimientos articulatorios sin hacer ninguna inferencia y sin hacer ningún tipo de procesamiento. Bien, si os suena raro, si os suena difícil de entender ese qué significa directo, bienvenidos a mi club. ¿Vale? Porque eso de qué significa directo, que algo habrá que hacer con esa información que llega, ¿no? Bueno, pues esa es la principal crítica que se suele hacer a Gipson. ¿Qué significa ese directo y qué diferencia hay entre esto de no hay ningún módulo y todo se hace directo y lo que proponía la teoría motora del habla que sea un módulo? Porque es difícil entender cómo se transforma eso de manera directa. Es decir, que se transforma en una teoría directa sin que haya ningún tipo de proceso o procesamiento. ¿Vale? Pero bueno, eso es lo que proponía Gipson y eso es lo que propone la teoría realista directa. ¿Veis que básicamente sería lo mismo pero eliminando cualquier proceso intermedio? No habría ningún módulo, no habría nada que procesar, no habría ordenador intermedio, sino que de lo que llega a nuestro oído tenemos toda la información necesaria para reconstruir los patrones articulatorios motores. Vale. Por último, la teoría auditiva. La teoría auditiva general, la que tiene más que ver con todos los experimentos estos de las chinchillas que decían que no teníamos ningún módulo especializado, que el lenguaje o la manera en que percibimos el lenguaje no tiene nada de especial respecto a cómo se perciben otros sonidos e incluso a cómo otras especies perciben el sonido. Bueno, pues básicamente, vale, esto es la teoría auditiva general. Los mecanismos perceptivos auditivos, recordad que aquí estamos hablando de lenguaje hablado, ¿vale? La escritura es otra cosa, de hecho tenemos un tema dedicado solamente a la escritura. Bueno, pues los mismos mecanismos que sirven para percibir cualquier otro sonido serían los responsables de la percepción del ánimo. Evidencia a favor, ya lo hemos visto, ¿no? La percepción categórica no es exclusiva de humanos, la tienen otros seres que ni siquiera tienen lenguaje. Así que, si otros seres, otros animales que no tienen lenguaje pueden hacer la misma percepción o pueden categorizar los estímulos de la misma manera o percibir el lenguaje o segmentar el lenguaje de una manera similar a como lo hacemos nosotros, sin comprenderlo. Si no podemos comprenderlo lógicamente, pues querrá decir que no hay ningún módulo específico en nuestro sistema perceptivo general. Eso es lo que defiende la teoría auditiva general. Pero propone dos cosas. Por un lado, que como estamos tan expuestos al lenguaje nos hemos vuelto muy eficientes a la hora de decodificarlo. Desde muy pequeños estamos constantemente escuchando hablar y hablar y hablar es lo que más escuchamos. Bueno, tú ya tienes un mes, bueno, un mes y un día y estás a tu alrededor escuchando. Estás escuchando hablar un montón de personas. Ese entrenamiento perceptivo constante nos ha hecho muy eficaces. Y además propone otra cosa, y es que a lo largo ya no de nuestras vidas, sino de la evolución cultural del ser humano, de los últimos años ya ni siquiera genética, ¿vale? Ya sería de la evolución cultural del ser humano, los lenguajes se han desarrollado y han cambiado para acercarse lo más posible a nuestras capacidades o para ser lo más eficientes respecto a nuestras capacidades. Dicho de otra manera, los sonidos que utilizamos en los lenguajes se adaptan. Se adaptan perfectamente a lo que mejor percibe nuestro sistema auditivo. Han ido modificándose y cambiando para que sean lo más eficientes posible respecto a cómo funciona nuestro sistema auditivo. Es decir, podríamos hablar en otra frecuencia, podríamos, por ejemplo, podríamos hablar gritando mucho o hablar muy bajo, ¿no? O podríamos utilizar otro tipo de sonidos. Pero todos los idiomas, que son muy parecidos además en cuanto a los sonidos que utilizan, unos más, otros menos, pero ya vimos que compartían muchísimas características todas las lenguas. O sea, se han ido, o lo que propone esta teoría es que a lo largo del tiempo se han ido adaptando para ser los más eficientes, para ser los estímulos más eficientes posibles para nuestra percepción de la... ¿vale? Pues eso es lo que propone la teoría auditiva genética. Y terminamos con los efectos sobre la percepción del habla que van más allá del estímulo del habla. Hasta ahora nos hemos basado en lo que solemos denominar efectos butanol. Tenemos un estímulo, tenemos información que recibimos del entorno y sobre ese estímulo realizamos operaciones que dan lugar a lo que entendemos como percepción del habla. Pero resulta que eso no es todo el proceso. También hay otra parte y es como nuestro conocimiento previo, tanto lo que hay en nuestra memoria como el contexto en el que estamos en ese momento y otras influencias que denominamos top-down, ya sabéis de lo que tenemos dentro de nuestra cabecita, ya sea en el momento o a lo largo de toda nuestra historia, también influye en cómo percibimos el habla, en cómo percibimos los estímulos del habla, los estímulos lingüísticos. Hay muchos efectos que dan cuenta de esto. Que nos indican que no solamente influye el estímulo que recibimos, sino que lo que ya conocemos modifica o por lo menos facilita la percepción, nos hace más sencilla la percepción de los estímulos del habla y también en el discurso, también en el habla escrita, en el lenguaje escrito, mejor dicho, no hay habla escrita, lógicamente. Bueno, toda esa información que tenemos, todo ese conocimiento previo que tenemos puede influir sobre lo que recibimos. Sobre ese estímulo ambiguo, ese sonido ambiguo, en principio hay una gran variabilidad en él para desambiguarlo y ser capaces de percibir lo que es correcto en esa situación. Vamos a ver algunos ejemplos. El ejemplo quizá más claro o uno de los más interesantes desde el punto de vista de los experimentos es lo que se llama el fenómeno de restauración polémica, descubierto por Warren o desarrollado, mejor dicho, por Warren en 1970. Ellos hacían unos experimentos bastante sencillos. Pones unos cascos. Y grabas una serie de palabras, por ejemplo, legislatura, ¿vale? Y le presentas la palabra a la persona. Legislatura. Pero haces una cosa. Aquí ya tenían, bueno, sería bastante más manual o con ordenadores muy primitivos o cortando trocitos del sonido. Lo que hacen es eliminar la palabra, la palabra, perdón, el fonema S. Quitan la S. Entonces se escucha legislatura. Pero no se escucha así, sino que lo que introducen es una especie de ruido blanco. Para que no haya cortes, para que no se note un corte y sea muy evidente. Escucha legi, después una especie de ruido blanco. Ruido blanco es como el de lo que era antes cuando estabas sintonizando en la televisión o cuando sintonizas la radio. Eso es un ruido blanco. Y se mete ruido blanco durante lo que duraría, el pequeño trocito que duraría la S. Y después se sigue con la palabra. Cuando tú haces eso, tú no avisas a las personas de que eso va a ocurrir, ¿vale? Tú solamente le dices a la gente que tiene que decirte qué palabra han escuchado y repetirla. Bueno, pues cuando hacen eso resulta que las personas no se dan cuenta de que han cambiado la S o otro fonema. No tiene por qué ser este, ¿vale? Es solamente un ejemplo. No se dan cuenta de que se ha cambiado por otro. Les dicen, sí, ha dicho legislatura. ¿Y has notado algo raro? Pues no, no, legislatura, bien, no hay ningún problema. No se dan cuenta de qué ha ocurrido. Y diréis, bueno, puede ser una propiedad general del sonido, rellenar huecos vacíos con algo o simplemente no darnos cuenta de esas discontinuidades. Bueno, pues no, porque cuando en vez de una palabra real utilizamos una segura palabra, como por ejemplo teliscura, que no existe, pero si hacemos lo mismo, se dan cuenta. No, hay algo, algo pasaba ahí, ahí han metido un ruido raro. Solo ocurre con palabras. Nuestro conocimiento previo, cuando hemos escuchado legislatura o natura, conocemos esa palabra. Tenemos un conocimiento sobre cómo debe ser y cómo debe sonar esa palabra y cuáles son los fonemas que la componen. Nuestro sistema perceptivo utiliza la información que ya tenemos en nuestro cerebro, la información que ya conocemos, para completar La parte del estímulo de lo que recibimos del entorno que es incompleta. Eso sería un típico efecto top-down. Bueno, pero es que también ocurren las frases y ocurre en función del significado de la frase, no ya del significado de la palabra. Por ejemplo, en inglés se han hecho cosas como esta. Imaginaros esta frase que tenéis aquí, en inglés, it was found that there was on the orange axle show table. Las últimas palabras que tenéis aquí no se presentan todas a la vez. En función de la condición del experimento, se presenta a través de auriculares una frase que puede ser, por ejemplo, it was found that there, que podría ser, solamente se escucharía ill, ¿vale? Delante no se escucharía nada, solamente ruido blanco. It was found that there was on the orange. Bueno, pues aquí la cuestión importante es que lo que se reconstruye en esta palabra donde pone ill, que en inglés podría ser diferentes palabras como, por ejemplo, pill, que sería pelar, ¿vale? Will, heel o meal, que sería comida, o heel, sería tacón, ¿eh? Es tacón, ¿no? Sí, heel, claro, si heel es tonta, que es tonta, que es tonta, que es tonta, que es tuyo, bien. Sí, sí, will rueda, heel, tacón y meal, comida. Ah, sí, sí, sí. No hay problema. ¿Qué es lo que ocurría aquí? Bueno, pues que lo que se percibía aquí dependía del contexto de toda la frase. Cuando tú decías it was found that the eel was on the orange, se percibía peel. Sin embargo, si cambiabas la última palabra orange por show, por table, entonces se dejaba de percibir peel y empezaba a percibirse meal o percibirse heel. En función del contexto de la frase, ese contexto de toda la frase, mirad que incluso había cosas que se perciben después. Es decir, para desambiguar esto, tú ya has escuchado la palabra. Lo tienes que hacer a posteriori. Son efectos postperceptivos. Tú ya has escuchado la palabra ambigua, porque contiene un ruido blanco, y tiempo después escuchas la palabra que te va a permitir desambiguar lo que ocurría antes. Ese efecto top-down de ahora tengo contexto, sé lo que aparecía ahí, hace que ni siquiera te des cuenta de que ese estímulo estaba incompleto. ¿Vale? Reconstruye toda la frase. Son efectos bastante interesantes. También ocurre con otro fenómeno muy similar que es la restauración grafémica. La restauración grafémica, lo que se restaura son los fonemas. Y este ejemplo lo conocéis todos porque lo hemos visto mil veces en todas esas demostraciones que hay a través de internet o fenómenos curiosos. Por ejemplo, este. ¿Vale? Seguramente podáis leer bien esta frase. Al principio os costará más. Este es un ejemplo de lo que ocurre. De las pocas veces en las que podemos ver a nuestros procesos cognitivos en acción. Porque cuando te pones a intentar leerlo, al principio te cuesta un poco. Pero según vas leyendo, cada vez te cuesta menos. Y ya vas ingiriendo e interpretando de una manera mucho más ágil. ¿Por qué? Pues porque al principio esto de números... Bueno, sí, claro, el 3 es una E y el 5 es como una S. Pero al principio no lo tienes muy claro porque no conoces las reglas. Pero una vez que lo has hecho, las siguientes palabras se van a hacer. Y cuando llegas al final, ya parece bastante natural. Todo ese cambio que ha tenido que hacer tu sistema perceptivo, en este caso visual, para adaptarse a los cambios en la estimulación, ya lo ha hecho. Y vas cada vez cogiendo más velocidad. Y podemos leerlo perfectamente. Pero además hay efectos que no tienen que vernos con la palabra o incluso con la frase. Sino también con el contexto en el que nos encontramos. Es decir, con el contexto del discurso. Con el discurso en el que nos encontramos. Por ejemplo, palabras como... Bueno, vale pincel o cualquier otra. Es solamente un ejemplo. Pero palabras como esta, como pincel, se reconocen más rápidamente... Si aparecen en un texto que tiene que ver con la pintura. Imaginaos que tenemos una tarea de detección de una palabra y entonces la persona está leyendo un discurso y tiene que indicar cuándo detecta una palabra, por ejemplo en este caso pincel. Bueno, pues las personas son más rápidas detectando y diciendo cuándo han visto la palabra cuando esa palabra aparece en el contexto de un discurso, en este caso en un texto escrito, que tiene que ver con la pintura. Sin embargo, si la palabra pincel aparece fuera de contexto, tardas más tiempo. Cuando decimos tardas más tiempo es milisegundos, son efectos experimentales de milisegundos, pero tardas más tiempo. De hecho, también nos ocurre de una manera más general cuando tratamos de leer textos. Cuando tratamos de leer textos. Cuando tratamos de leer un texto con sentido, vamos mucho más rápido que cuando tratamos de leer un texto que contiene solo seis palabras y que no tiene significado. Lo importante no es que esto ocurra, sino por qué ocurre. Cuando un texto tiene significado, según vamos avanzando en la lectura nos vamos generando una imagen mental y somos capaces de predecir que va a venir después. Hay cosas que cuadran con lo que viene aquí y cosas que no. Así que en cuanto vemos ciertos grafemas o cuando vemos una cierta estructura podemos predecir rápidamente. Eso, por ejemplo, nos sirve a lo que hacemos muchas veces de leer en diagonal. Como conocemos el contexto, si conocemos el contexto y leemos un poquito por encima, luego podemos ir viendo palabras sueltas o leyendo rápido y haciéndonos una idea de lo que hay. Así funciona eso de la lectura en diagonal. Sin embargo, si no sabemos de qué va nada de eso, es muy difícil hacer una lectura diagonal si no tienes ni idea de qué va. Y mucho menos si aquello no tiene ningún sentido. Intentad leer el último párrafo, el texto 2. Veréis cómo vais mucho más lento. A pesar de que los movimientos articuladores, los movimientos de nuestro aparato fonador, no son más complicados. De hecho, está hecho el segundo texto para que sea igual de complicado que el primero a la hora de pronunciar. Pero eso no quiere decir que podamos pronunciar a la misma velocidad. Tardamos mucho más en pronunciar. No podemos utilizar esa capacidad predictiva o esas inferencias que realizamos en función del contexto y el hecho de que podemos reconocer palabras mucho más rápidamente porque no hace falta ni leerlas enteras. Sí. Tú estás hablando de esto primero. Son perjudiciales para salud las antenas de... Claro, sí, ya. Perjudiciales, antenas, telefonía. Tiene que decir telefonía o teléfono. Algo de eso tiene que decir. Pero otra cosa no puede ser. Aquí no puedes predecir nada. Así que tienes que ir pronunciando, procesando todo de una manera automática. Bueno, hasta el próximo día, no como siempre, ¿vale? Vamos con el capítulo 6 que nos vamos a meter... Se han dejado las gafas, me imagino que será de la profe de antes, ¿no? De la pintora de antes. Unas gafas que se han dejado por aquí. Aquí no son vuestras, ¿no? De ninguna de vosotros. Vamos con el... Voy a aprovechar, por cierto, para mirar si hay alguna pregunta. Se oye muy mal el sonido. Lo acerco un poquito más, que lo habéis dicho antes, ¿vale? Porque mejorarlo no creo que pueda mejorarlo, pero acercármelo un poquillo, sí. No sé si lo escucháis bien. Vale, vamos con el capítulo 6. Y vamos a meternos ya en cuestiones de procesamiento. En este caso, no semántico, sino del léxico. Es decir, ¿cómo reconocemos palabras? Hemos visto hasta ahora cómo percibimos las unidades básicas de un lenguaje. En este caso, los ponemos. Y sobre todo, cómo estructuramos y cómo separamos un estímulo continuo, que es el estímulo del habla, el sonido, al final es una onda continua, en segmentos que nos van a permitir luego construir unidades con significado. Pero no nos hemos metido de lleno en el significado. Ahora sí nos vamos a meter en el significado. Porque todas las palabras, al menos muchas de ellas, ahora vamos a hablar de esto, tienen significado. Y necesitamos acceder y reconocer esas palabras. para poder extraer toda la información que ellas tienen. Bueno, pues de eso va a ir este capítulo, de cómo reconocemos, cómo accedemos a nuestro léxico para recuperar de nuestro sistema conceptual toda la información relativa a una palabra concreta. De hecho, de otra manera, reconocimiento oral de palabras. Bueno, de nuevo, al igual que ocurría con la percepción del habla, pues el reconocimiento de palabras es bastante impresionante. Nuestra capacidad para reconocer palabras y para comprender palabras es bastante impresionante. De hecho, cuando nosotros vemos palabras aquí en la pantalla o cuando estáis escuchando las palabras que os voy hablando, de nuevo, yo hablo bastante rápido. Y, sin embargo, seguramente seáis capaces sobre todo si es vuestra primera lengua el castellano, seáis capaces de seguir el significado de todas esas palabras sin ningún problema. No se os escapa ningún significado o no se os escapa una palabra que no tengáis muy claro cuál era o que no tengáis muy claro qué significa. Incluso si yo ahora mismo parase, le diéseis al stop o a la pausa y podréis escribir lo que estoy diciendo sin ninguna dificultad. Porque sois capaces de reconocer las palabras y de recuperar toda la información relativa a esas palabras. No solamente su significado. Los niños, por lo menos en los primeros estadios de aprendizaje del lenguaje, en los primeros años, aumentan su léxico mental a un ritmo de unas 13 palabras al día. Intenta aprender 13 palabras al día de un idioma nuevo, de un idioma que estés aprendiendo, de una segunda lengua. Te vuelves loco. 5.000 palabras al año. Fijaros el ritmo que es esto. Es un ritmo tremendo. Hasta alcanzar estos 40 o 80.000 palabras, que es lo que suele ocupar nuestro léxico mental. Pues eso es una buena pregunta. No sé exactamente cuándo decrece el ritmo porque ni siquiera es un ritmo regular. Seguramente haya momentos en los que crece más rápido, esos hay altibajos, momentos de mayor crecimiento y menos. Pero sobre todo en las primeras épocas. Los niños empiezan a hablar a los dos años aproximadamente. Depende de cada niño, por supuesto. Pero sobre todo en las primeras épocas es cuando crece exponencialmente. Bueno, lo habréis podido ver en niños pequeños que en un año pasan de balbucear prácticamente a de repente, aunque con habla telegráfica a lo mejor, pero comprender y producir, sobre todo comprender una gran cantidad de palabras. Luego vamos a hablar de ello, pero pensad que cuando reconocemos una palabra, esa palabra tiene una gran cantidad de información. Y no siempre tenemos toda la información de la palabra. Por ejemplo, podemos, en un niño pequeño, un niño pequeño puede saber lo que significa la palabra, la comprende y por tanto puede actuar de acuerdo con lo que le están diciendo, pero a lo mejor no es capaz de decirla bien. O a lo mejor no es capaz de escribirla porque no sabe escribir, lógicamente. Sí, eso es. Y de hecho, eso tiene un, o por ejemplo, puedes conocer el significado de una palabra, pero no saber cuál es la palabra. Fenómeno de punta de la lengua. Ahora lo vamos a ver, el fenómeno de punta de la lengua. Ay, esto no recuerda la palabra, pero sin embargo ha recuperado toda la información de la palabra, menos la propia palabra, que es un fenómeno todavía más curioso, ¿vale? Eso es uno de los fenómenos más curiosos sobre eso. Y además la consciencia que tenemos de saber cuál es la palabra, porque hemos recuperado toda su información al revés. Bueno, realmente, y si nos ponemos un poco exquisitos con esto, la palabra no es la unidad mínima de significado de la lengua. Sería el morfema. Y el morfema puede tener diferentes formas. De hecho, un morfema puede ser una palabra, tal y como la conocemos, en lo que llamamos morfemas libres. Por ejemplo, cárcel es un morfema que no se puede separar en más cosas. No podemos dividirlo de ninguna manera. No tiene prefijos ni sufijos, no tiene ningún tipo de afijo. Sin embargo, también tenemos morfemas ligados, que están compuestos del lexema y del morfema. Y dentro de los morfemas ligados, que son los que dan significado a la palabra, porque aquí el lexema dat normalmente no dice nada. Lo que nos da el significado es el sufijo o el prefijo que añadamos. Bueno, pues tenemos dos tipos de sufijos o prefijos o de morfemas ligados, mejor dicho. Por un lado, los morfemas derivativos, que pueden ser tanto sufijos como prefijos. Los morfemas derivativos son los que cambian el significado de una palabra de manera completa. Por ejemplo, cansar y descansar. El morfema derivativo sería des- y cambia completamente el significado. Tenemos otro tipo de morfemas ligados, perdón, que serían los morfemas flexivos. Y que solo son sufijos. Y que, como bien indica su nombre, sirven para hacer flexiones de la palabra. Es decir, cambiar su género o cambiar su número. Por ejemplo, gato-gatos, gato-gata. Esos serían los morfemas flexivos. Esto es por ponernos exquisitos, ¿vale? Pero desde el punto de vista psicológico nos interesa menos esto, excepto para una cosa que vamos a ver después. Porque esto nos va a interesar cuando hablemos de cómo accedemos al léxico, de los modelos de acceso al léxico. ¿Qué tenemos en nuestra mente? ¿Qué tenemos en nuestro cerebro? Una representación de todas las posibles palabras o tenemos los morfemas o una serie de raíces específicas a las que vamos añadiendo a fijos y sufijos. Luego hablamos de esto, ¿vale? De los modelos de diccionario mental y de acceso al léxico. Bueno, cuando reconocemos una palabra, cuando yo digo gato y escucháis gato, lo que hacemos es activar una gran cantidad de información. Activamos información semántica. Cuando digo gato sabéis a qué se refiere. Significa gato, ¿no? ¿A qué se refiere? Seguramente estáis imaginando el animal. Uno en un color, otro en otro. Yo me estoy imaginando un gato negro con el rabillo así para arriba. No sé por qué, es lo que me ha venido a la cabeza. Información fonológica. Cuando yo digo gato, vosotros sois capaces de recuperar la información sobre cómo pronunciarla y pronunciarla vosotros. Gato. Seréis capaces de decirla en cualquier momento porque parece que no es una información específica, pero aunque no sea voluntario o no sea consciente, sí que tenéis esa información de manera implícita para poder, para poder decirlo. Lo mismo ocurre con la información ortográfica. Si yo digo gato, sois capaces de escribirla perfectamente. Siempre que sepáis escribir, lógicamente ahora hablamos de eso. También información morfológica y sintáctica, es decir, de qué tipo de palabra es y qué funciones desempeña en la oración. Eso también es algo muy curioso porque una persona sabe que la palabra gato puede funcionar, es un nombre, y puede funcionar. De determinadas maneras en la oración. Puede ser el sujeto, puede ser el objeto, pero lo que no puede ser nunca es la acción en sí misma. No puede ser un verbo, ¿vale? Porque no es un verbo. Pero fijaros que yo estoy indicando aquí cosas que tienen que ver con el aprendizaje de la gramática, con lo que me han enseñado en el cual sé lo que es un sujeto, sé lo que es un objeto directo o indirecto, sé lo que es un verbo. Pero una persona analfabeta que no sepa esto también sabe implícitamente las funciones que puede tener la palabra gato dentro de la oración. Sabe identificarlas, aunque esa información sea implícita y no pueda verbalizarla. Porque todos podemos hablar y podemos comunicarnos y de hecho construir oraciones más o menos correctas con independencia, por ejemplo, de que no sepamos escribir. Así que esta información puede ser explícita o puede ser implícita. A los niños pequeños les ocurre lo mismo, son capaces de hablar, pero a lo mejor no tienen esa información sintáctica y morfológica sobre la palabra. Bueno, sí la tienen, pero no es una información explícita. Pero implícitamente la tienen. Es igual que el conocimiento, en las clases de percepción también intento poner este ejemplo, el conocimiento implícito que tenemos todos de las reglas de la física, de cómo funciona la física de nuestro mundo. Pues, ¿sabes de física? No, la verdad es que no tengo ni idea de física. Pues si yo te lanzo el pasador de diapositiva, si te digo que lo cojas, estiras la mano y coges el pasador. Para hacer eso necesitas calcular el movimiento, tener en cuenta la gravedad de la tierra, la velocidad a la que llega, la velocidad a la que mueves el brazo, el tiempo de alcance, es decir, pues la dinámica de la física, lo que se conoce en física como dinámica del cuerpo. Y aunque ese conocimiento sea implícito, no puedas expresarlo de una manera verbal, o sea, más difícil hacerlo de una manera verbal y racional. Y aunque se pueda racionalizarlo o explicitarlo, pues también tenemos ese conocimiento. Por supuesto, y como os decía antes, no tiene por qué ser completo. Hay muchas ocasiones en las que nos faltará parte de ese conocimiento. Como os digo, en el caso de la punta de la lengua, otros fenómenos. Luego vemos algo más. Dentro de nuestro vocabulario, dentro de los vocabularios de todas las lenguas, tenemos dos clases de palabras. Siempre hay dos clases de palabras. Básicamente, como en todos los lenguajes. Por ejemplo, también en las matemáticas. O en cualquier otro tipo de lenguaje. Por ejemplo, lenguajes de programación. Siempre tenemos dos tipos de palabras. Las que tienen contenido, las que significan cosas, y las que nos sirven para unir esas cosas y dar sentido a las oraciones, para expresar lo que queremos hacer o las diferentes relaciones entre palabras. Las palabras de contenido son las que se llaman palabras de clase abierta. Podéis utilizar ambas formas. Palabras de clase abierta o de contenido. Los verbos, los adjetivos, son mogollón. Son el 99%, 99, no sé cuántos por ciento de todas las palabras humanas. Son todas las palabras largas. Las cortitas serán las otras. Las palabras largas son estas. Adverbios también, todas las que se os ocurran. Las largas. Es lo que serían los ladrillos. Son los constituyentes o los elementos que portan significado, que sirven para construir. Pero claro, para construir una casa con ladrillos no hacen falta solo ladrillos. Ahí hace falta algo que los pegue, que los una y que mantenga la rigidez estructural de la casa. Bueno, pues eso lo conformaría lo que llamamos palabras de función. O también llamadas palabras de clase cerrada. ¿Cuáles son? Artículos, preposiciones, conjunciones y algunos adverbios. Si hacéis una pequeña reflexión sobre cómo hablamos en nuestra vida diaria... ...y cuáles son las palabras que más utilizamos, os daréis cuenta de que la mayoría de las palabras que utilizo constantemente son unas poquitas palabras muy cortas que me sirven para hilar todo el resto del discurso. Y, de, en, la, el... Todas esas palabras que estoy utilizando en todas las frases de manera recta. Mientras que las palabras de contenido varían de una frase a otra, las palabras de función son las mismas y siempre están encajando de la misma manera. De hecho, cuando analizamos cuáles son las palabras más usadas... ...en los diferentes idiomas, siempre salen las mismas. Las palabras de función. En inglés la palabra más usada es de. Y después of y después an. En castellano es de, después la y después que. Esas son las palabras más usadas. Normalmente cuando preguntas esto en el trivia la gente siempre te dice palabras muy comunes como pan o como, yo qué sé, hola. No, ni de lejos. Las palabras más usadas siempre son palabras de función. Porque son necesarias para unir. Empieza a plantear cuál es el material más usado en construcción. Lo que une el pegamento, porque ahí tiene que haberlo en todos los sitios. Con independencia de lo otro que utilices, el pegamento tiene que estar ahí, de alguna manera. De hecho, se pueden hacer casas solo del pegamento, pero no se pueden hacer casas solo del contenido. Aquí ya me estoy yendo muy lejos en la analogía porque no se puede construir el idioma solo con palabras de hecho. Bueno, lo importante de todo esto es que podemos pensar, y de hecho las tratamos como clases diferentes, porque tenemos pruebas de que son clases diferentes y de que se almacenan y se tratan de manera diferente en nuestro sistema cognitivo. No son iguales en nuestro sistema cognitivo, porque podría uno pensar que esto es una distinción artificial, ¿no? Esto es algo que nos hemos inventado nosotros para hacernos más fácil la investigación. Son palabras y las palabras se tratarán igual en nuestro sistema cognitivo. Pues no, la manera en que se representan y cómo se procesan es diferente. Y de hecho hay bastantes evidencias. Por ejemplo, en las lesiones cerebrales. Bueno, pues en función del tipo de lesión cerebral que diferentes personas tienen o sufren, afecta a un tipo de palabras o a otras. Ya hemos visto la fascia de broca. ¿Por qué se caracterizaba la fascia de broca? Por dificultades en la producción, sobre todo, ¿vale? Os acordáis, ¿no? Bueno, pues el principal problema es que son o tienen muchas dificultades a la hora de utilizar esas palabras de función. Por eso se habla telegráfica sin los diferentes artículos determinantes que son los que unirían y nos permitirían enlazar y dar sentido a las frases. Se habla telegráfica como la de los niños pequeños, que va diciendo palabras sueltas y para unirlas, en vez de utilizar lo que dice, señala con el dedo o hace gestos. ¿Se ha pasado alguna vez eso? Cuando... Eso sobre todo en las segundas lenguas. Cuando tú tienes dificultades para expresarte en una segunda lengua, a lo mejor conoces ciertas palabras y ciertos significados, pero a la hora de unir toda la frase para que tenga sentido te cuesta. ¿Qué haces? Dices las palabras con significado, las palabras de contenido e intentas suplir las palabras de función con gestos normalmente. Haces así como cosas con las manos, como intentando enlazar esas acciones de una manera un poco torpe, pero bueno, se hace lo que se puede. Muchas veces se entiende, por cierto. También en la adquisición del lenguaje. Las palabras de función tardan más en adquirirse. Por eso también el habla telegráfica de los niños, ese típico habla de los niños que dicen palabras con significado, señalan a lo que quieren, por ejemplo, y sustituyen las palabras de función con acciones corporales, acciones con las propias manos o con su propio cuerpo. Y también los resultados empíricos, que, como os he dicho antes, nos indican que, por ejemplo, la frecuencia con la que se usan las diferentes palabras es total. Así que parece, por lo que vemos aquí, que las palabras de función y las palabras de contenido no son solo una distinción útil para investigar, sino que también son realidades diferentes o tienen tratamientos diferentes dentro de nuestro sistema cognitivo. Fijaros que para crear cualquier lenguaje, sea natural o sea artificial, al final siempre necesitamos esto. ¿Qué son las matemáticas? Un lenguaje. ¿Qué tienen las matemáticas? Ladrillos, números. Y elementos o palabras de función, ¿no? Los símbolos que nos permiten operar y que nos indican las relaciones entre esos contenidos. Dicho de manera muy simple, ¿vale? Luego esto se puede elevar a una complejidad tremenda. Si pensamos en lenguajes artificiales como los lenguajes de programación, no sé si alguno habéis programado alguna vez, ya sea en C, en MATLAB, en R, en 500.000 lenguajes de programación. Pero todos se caracterizan por lo mismo. Tenemos una serie de palabras con contenido, normalmente las variables, y después tenemos una serie de funciones o de elementos que nos indican cómo se van a relacionar unos elementos con otros. Al final necesitamos eso para actuar sobre el mundo, para hacer lo que llamamos predicados. ¿Qué? Hacer algo sobre algo o actuar sobre algo, que es el verdadero significado del lenguaje. Bueno, si yo digo árbol, pues muy bien, un árbol. ¿Y qué quiero decir? ¿Para qué me sirve árbol? No, voy a subir al árbol. Ahora ya sabes que he predicado algo sobre el árbol, sabes lo que voy a hacer y sabes cómo voy a interactuar o qué se espera o qué puedes contestar a eso, sabes cuál va a ser la acción, puedes generar un modelo mental sobre lo que va a ocurrir, sobre la acción que va a ocurrir. No solamente saber qué es árbol y que eso es un árbol. Bueno, ya hemos visto que esa distinción no parece muy arbitraria, pero esto del que hemos mencionado al principio sobre el diccionario mental, lo que se denomina lexicón normalmente, sobre cómo está organizado el diccionario mental, ¿esto es real o de nuevo es una construcción útil? Porque estamos pensando, fijaros que además es una tendencia que tenemos por nuestra manera. Es una manera de pensar en que si las palabras en los diccionarios están organizadas de una manera, con una serie de información, tendremos que tener organizados los conceptos en nuestro cerebro pues también de alguna manera, ¿no? Y que tendrán diferentes características, tendrán diferentes informaciones. Y que por tanto, para acceder al léxico, es decir, para que cuando escuchamos una palabra podamos reconocerla y acceder a toda la información, tendremos que tener una especie de librito de significados o de librito con toda la información en nuestro cerebro que vamos buscando, encontramos, ah, vale, ya está aquí toda la información. Eso es lo que llamaríamos el diccionario mental o lexicón. Bueno, pues aquí hay una cuestión interesante porque a pesar de que la realidad psicológica de este diccionario mental, pues podemos ponerlo un poco en duda, porque al final lo que tenemos aquí dentro son neuronas, ¿vale? No hay un librito donde buscamos palabras. Son conexiones entre neuronas y al final eso se va activando una, luego otra, se activa una red determinada. Y luego, al final, lo último que ocurre es que o bien hablo o bien realizo algún tipo de acción o bien pienso en alguna otra cosa que también sería una conducta. Es decir, se activan otras neuronas. Al final lo mismo. Pero sí que es cierto que como fuente de hipótesis para intentar generar modelos que nos permitan explicar la manera en que accedemos al léxico, pues es bastante útil. Porque eso nos permite intentar explicar y predecir cómo vamos a actuar en determinación. Recordar que al final la función de la ciencia es generar esos modelos que nos permitan describir, explicar y predecir y hacer posible actuar sobre o modificar diferentes elementos de nuestro entorno, del universo, de nuestra realidad. En este caso, sobre el lenguaje. Bueno, pues es muy útil como fuente de hipótesis. Hemos hablado antes de que ese supuesto diccionario mental, por cierto, sería el... ...paper más relevante respecto a la existencia de este lexicón o diccionario mental. Este que ya tiene bastantes años, por cierto. Se llama Things, Words and the Brain, de Oldfield. No Michael Oldfield, ¿vale? No sé, es otro. ¿Alguien conoce a Michael Oldfield todavía? ¿O ya no conoce nadie a Michael Oldfield? ¿No? A ver, el de Tubular Bells. El de la banda sonora de... Ay, se me salió ahora la palabra. La electrocista, joder. Bueno, escuchadlo, que molo. Si no lo habéis escuchado, joder, madre mía. Que me voy a sentir más años ya que la tos. Bueno, como os he dicho antes, tendría ciertos contenidos. Muy diferentes contenidos. Tendríamos una representación fonológica, tendríamos una representación ortográfica. Toda esa información estaría en nuestro léxico mental. Cuando escuchamos una palabra, recuperamos toda esa información sintáctica, morfológica, representación semántica, las relaciones que tiene con otros conceptos. Y lo acercate a otro concepto. Y como siempre, y como hemos visto antes, no siempre podemos recuperar toda la información. No es necesario que esté toda la información o no siempre es posible que esté toda la información. Hemos hablado antes de casos como el alfabetismo, TOT, ¿sabéis lo que es el TOT? En inglés, tip of the tongue, ¿vale? El fenómeno de punta de la lengua. ¿Vale? Normalmente cuando se escribe el fenómeno de punta de la lengua siempre se utilizan las siglas en inglés. Porque van a ser más fáciles que las que hay en castellano. También fenómenos como la anomia, es decir, puede haber una lección cerebral que impida recuperar el significado o por ejemplo la representación ortográfica o fonológica de una palabra. Que tú sepas algo de nuevo pero no te acuerdes del nombre de algo. Se habrá ocurrido mucho, ¿verdad? ¿Cómo se llamaba esto? A mí me ha pasado antes con el exorcista. Cuando he intentado recuperar, yo conocía lo que tenía la imagen de la película, sabía lo que quería recuperar, su relación con Michael Fee, pero sin embargo cuando he ido a recuperar la representación fonológica y por supuesto la ortográfica, porque si me hubiese imaginado la palabra escrita lo hubiese podido recuperar también, pues no he accedido a ella hasta que muy amablemente me la ha facilitado. Bueno, una cuestión muy importante respecto a esto es ¿qué contiene? ¿Qué contiene y cómo está organizado nuestro léxico mental? Vamos a dar por hecho que ese léxico mental existe, ¿vale? Como fuente de hipótesis. Vamos a dar por hecho que un buen modelo sobre cómo accedemos al léxico, a las palabras, es la existencia de un diccionario mental. Bueno, pues habrá que ver cómo se organiza. Una cosa bastante... bueno, podríamos pensar de manera ingenua que se organiza de manera alfabética, ¿no? Bueno, pues es una mala manera de organizarlo, de manera alfabética, porque no coincide para nada con la manera en que actúa. Vamos, vamos. Imaginaros que para poder reconocer la palabra cebra o para reconocer la palabra hormigón yo necesito ir pasando por todas las palabras en orden alfabético, todas las que yo conozco, ¿vale? Tengo que ir una por una hasta que encuentro en mi diccionario mental una que coincide con hormigón. Ah, vale, ahora sí. Pues pasarían... claro, tardaríais minutos u horas en reconocer cada una de las palabras. Luego nuestro léxico mental no puede estar organizado como un diccionario. De hecho, lo que se ha propuesto para la organización del léxico mental es o son tres diferentes formas de organización, que además comparten bastantes cosas, ¿vale? De hecho, tenemos una forma, otra forma y ya sabéis lo que pasa en estas situaciones, ¿no? Cuando uno propone una forma y otro propone otra, ¿qué hace un tercer investigador? La del medio, ¿vale? La que incluye a ambas. Bueno, pues exactamente eso es lo que pasa. Por una parte tenemos los defensores del listado, de la hipótesis del listado exhaustivo, que básicamente viene a decir que tenemos un diccionario mental que contiene todas las posibles variantes de todas las palabras. Todas tienen su lugar, su sitio, tienen su entrada en el diccionario, en el hipotético diccionario. Recordad tomar todas estas palabras como metáforas, no las saltear. Evidentemente no hay ninguna entrada en ningún diccionario mental en el cerebro. Ahí solo hay neuronas y cables. Cables muy finitos. Con mielina, ¿vale? La segunda hipótesis es la hipótesis del listado parcial, también denominada hipótesis de la segmentación obligatoria. Básicamente lo que dice esta hipótesis es que nuestro diccionario mental solamente incluye las raíces, las formas base de las palabras. No incluye todas las diferentes variedades o formas de cada palabra. Por ejemplo, cuando accedemos a la palabra gato, nosotros no tenemos una representación. Tenemos una representación de gato, gata, gatos y gatas. Tenemos una representación de gat y luego tenemos representaciones aparte para cada uno de los sufijos que se pueden tener. O precijos que se pueden ir añadiendo. ¿Qué haría nuestro sistema perceptivo cuando escuchamos una palabra? La despoja de todos los posibles afijos. Si yo digo gatos, nuestro sistema las separaría, identificaría la raíz y entonces ya reconoceríamos la palabra. ¿Por qué? Porque, claro, de nuevo, proponer esto está muy bien. Así en el aire está muy bien. Uno puede proponer lo que quiera como modelo, pero se tiene que ajustar a los datos reales. Al final todo modelo hay que confrontarlo con la realidad, con la manera en que, recordad el objeto de la psicolingüística, de la psicología del lenguaje, cómo utilizamos el lenguaje, cómo realmente funcionamos a la hora de comprender y de expresar el lenguaje. Bueno, pues se han hecho experimentos para ver si realmente funcionaría así nuestro léxico. De hecho, la hipótesis es bastante curiosa porque dice, bueno, si solamente tenemos representaciones de las raíces de las palabras y luego añadimos aparte todos los sufijos o prefijos, todos los morfemas ligados que hemos visto antes, por ejemplo, entonces tiene que ocurrir una cosa. Si ponemos palabras que parecen o que serían muy similares a palabras que están compuestas por diferentes sufijos y prefijos, pero que realmente no tienen ni sufijo ni prefijo... ...como por ejemplo, interés, que parece que está formado por in-terés, pero realmente no, no es un prefijo y luego otra palabra, es solamente un morfema libre, ¿vale? No se puede dividir de ninguna manera. O por ejemplo, resultado. Ese re parece un prefijo, ¿verdad? Pero no lo es. No hay ninguna palabra o ninguna raíz que sea shultado a la que se vayan a ver cosas. Es una palabra compuesta. Si esto ocurre, como nuestro sistema va a intentar dividirla, va a tardar más con otras palabras que no parezcan o que no tengan ese sentido. Es una estructura similar a la de otras que tienen prefijos y sufijos. Y efectivamente, eso es lo que ocurre. Lo que ocurre es que cuando intentamos en tareas experimentales, tenemos que identificar palabras, tienes que... ...una tarea de identificación léxica o de discriminación léxica, ¿vale? Al final tienes que indicar si lo que hay es una palabra o no una palabra. Con este tipo de palabras las personas tardan más que con otras. Es una evidencia a favor de la hipótesis del listado parcial. De hecho, los tiempos de reacción de pseudopalabras que contienen partes reales también son más largos. Por ejemplo, floristero. Floristero es una palabra que no existe. Pero floristero incluye partes de palabras que sí existen, ¿vale? Por ejemplo, florero, que viene de flor. Así que, ¿qué va a hacer tu sistema lingüístico? Va a intentar dividirla. Y va a coger la primera parte, flor, ¿vale? Y después va a analizar el resto. Bueno, pues para determinar que esto no es una palabra... ...que tarda más tiempo que, por ejemplo, en una palabra que sea un perfuma libre y que no tenga ningún tipo de prefijo o sufijo. Como, por ejemplo, cárcel, ¿vale? Que hemos visto antes en el ejemplo. Bueno, y después de todo esto, y teniendo en cuenta que hay evidencia a favor de ambas, pues, ¿qué vino? Pues la hipótesis o la teoría que intenta unir ambas cosas. Realmente es lo lógico, ¿no? Porque si aparecen dos teorías contrapuestas es porque ambas suelen tener evidencia a favor. Así que una nueva teoría o una nueva propuesta... ...integradora, pues suele explicar más fenómenos que cada una de esas teorías por separado. Y de ahí surge lo que se llama hipótesis mixta o hipótesis dual. Que nace a partir de mucha evidencia sobre cómo reconocemos palabras y sobre todo ciertas palabras. ¿Qué es lo que propone esta teoría o esta hipótesis? Pues que tenemos una representación o un listado exhaustivo para ciertas palabras y luego de otras solamente tenemos las raíces. Tenemos un listado exhaustivo que nos sirve para ser mucho más rápidos a la hora de reconocer las palabras. Recordad que todo esto al final sirve para entender rápidamente el lenguaje. Para todo eso que a nosotros parece que no nos lleva ningún esfuerzo, que es entender todo lo que estoy diciendo o todo lo que os decísimos a otros o todo lo que está escrito de una manera rapidísima y sin ningún esfuerzo. Bueno, pues la idea de esta hipótesis es que para eso necesitamos tener un listado exhaustivo de todas las palabras que sean irregulares, las que no tengan ningún tipo de regularidad. Por ejemplo, en los verbos hay muchas regularidades. Como parte del contenido es común en muchos verbos a muchos tiempos y a muchas personas, podemos almacenar solamente la raíz y luego añadir y almacenar por otro lado los sufijos. No hace falta que almacenemos cada una de las variantes. Pero con palabras irregulares, por ejemplo, verbos irregulares, necesitaríamos almacenar todos porque si no, no vamos a tener manera de reconocerlo. Necesitamos... Para hacerlo rápidamente necesitamos un almacén o un listado exhaustivo. De hecho, eso es lo que hace que sean muy difíciles en algunos idiomas, por ejemplo, en inglés, los verbos irregulares. Porque tienes que conocer todos de una manera muy exhaustiva. Tienes que tener una representación de todos ellos. No puedes derivarlos de otras cosas. Bueno, pues según esta hipótesis, lo que tendríamos es un listado exhaustivo de palabras irregulares, también otro de palabras monomorfémicas, es decir, que solo contienen un morfema, como los morfemas libres que hemos visto antes, como cárcel. Que serían muy sencillos, ¿vale? Y que además, como no hay derivadas de ellas, pues tienes que tener toda la lista. Porque son palabras que cada una tiene un morfema diferente y que no se comparte con ningún otro. ¿Vale? Y también las muy familiares, es decir, las palabras que más usamos, tenemos ahí como una especie de buffer, de memoria RAM, de la que tiramos rápidamente con un listado exhaustivo de todas esas palabras muy comunes. Que nos permite una detección más rápida de las palabras más usuales. Seguramente si alguien hiciese un análisis del discurso que yo estoy dando ahora... ...de la clase que estoy dando, veréis que hay unas pocas palabras que se repiten mucho. Las palabras de función, evidentemente, pero también otras palabras muy usuales y que yo repito bastante y también en este contexto. Es más útil si tenéis un listado exhaustivo de muchas de esas palabras porque os va a ayudar a entender el discurso sin hacer mucho esfuerzo. Incluso a la vez estar haciendo otras cosas como tomar apuntes o meterlos a ver, ¿vale? Sin necesidad de que perdáis el discurso, sin que perdáis el significado de lo que está diciendo. Bueno, pues de esas tendríamos un listado exhaustivo. Para el resto, pues no tenemos un listado exhaustivo, tenemos un listado parcial. Es decir, las palabras regulares que no son muy, muy familiares o muy, muy, muy comunes, pues solamente estarían representadas las raíces y a partir de ahí se le irían añadiendo o quitando los diferentes prefijos o sufijos. Los diferentes afijos, por ejemplo, ¿vale? Bueno, también tiene que ver la manera en que se organizan las palabras con lo que se ha denominado morfología desigual. De nivel 1 y de nivel 2. Porque cuando tenemos palabras con morfología de nivel 1, que veis que son aquellas palabras en las que añadir o cambiar la raíz también cambia la manera en que se escribe o la manera en que suena, entonces sería necesario tener un listado total porque no podemos añadir o quitar nada para dar lugar a sueño a partir de soñar, aunque sí que es una palabra que deriva de soñar. Sin embargo, con las morfologías, en el caso de las palabras con morfología de nivel 2, en el que los afijos se derivan directamente de la estructura inicial o de la raíz inicial, no haría falta tener ningún tipo de listado completo porque podemos derivarlas directamente. Bueno, ¿cómo se ha investigado este tipo de cosas? Pues han utilizado muy diferentes metodologías experimentales, diferentes tareas que nos sirven para investigar cómo accedemos al léxico. Aquí tenéis algunas de las más empleadas, ¿vale? La técnica de gating o apertura sucesiva. La detección de estímulos, normalmente en un discurso hablado o en un texto. Y por último... Por último, hay bastantes más. La tarea de decisión léxica. Vamos a empezar con la primera. La tarea de gating es una tarea en la que vamos presentando, vamos a centrarnos en la audición. Vamos a poner unos auriculares y vamos presentando. Como los concursos estos que hay en la radio, siempre hay algún concurso de este tipo, que te ponen un trocito de canción y tienes que adivinar la canción que es. Pues básicamente es lo mismo, pero con palabras. Te van poniendo un trocito muy pequeño de palabra, del principio de la palabra, y van aumentando la duración hasta que eres capaz de identificarlo. Al principio no se entiende nada, pero vas aumentando hasta que al final la persona es capaz de identificar. Bueno, pues la variable dependiente lo que medimos es el pie. Y el tiempo mínimo para identificar la palabra. Por supuesto aquí podemos analizar qué palabras se identifican antes que otras y de qué depende esa identificación más temprana. Luego vamos a ver variables que afectan a esto, como por ejemplo el nivel de frecuencia léxica, es decir, cuánto se utiliza en el lenguaje normal, la edad de adquisición, que correlaciona mucho con la anterior, el número de vecinos que tiene, el punto de unicidad, que lo vamos a ver luego, porque si yo te digo ar, pues hay muchas palabras que empiezan así, ¿no? Por ejemplo, árbol, argamasa, arqueta. Me están ocurriendo así las que se me van ocurriendo. Pero va a llegar un punto en el que si voy aumentando la duración y metiendo más fonemas, va a llegar un punto en el que toda esa secuencia no coincida con ninguna otra palabra. Entonces ya podré identificar en lo que se llama el punto de unicidad, ¿vale? Cuando ya no quedan más palabras que se escriban básicamente, ¿vale? O que se escuchen igual en el caso del discurso. Bueno, eso sería la técnica de gating, ¿vale? Detección de estímulos, monitoreo. ¿Aquí qué es lo que tenemos que hacer? Bueno, pues básicamente es una tarea, lo que se llama una doble tarea. Estás leyendo algo o escuchando, ¿vale? Mejor escuchando un discurso y tienes que procesar ese material, tienes que entender ese material, a lo mejor luego te hacen preguntas sobre ese material, pero a la vez tienes que detectar un objetivo. ¿Qué te dicen antes? Mira, voy a presentarte un discurso y tienes que decirme, mientras vas entendiendo, vamos a hacer preguntas sobre ese discurso. Tienes que decirme cuándo aparece la sílaba del, ¿vale? En el momento. Puede estar metida dentro de una palabra, ¿vale? Porque puede ser una sílaba que aparezca en una palabra concreta. Bueno, pues, ¿qué es lo que se mide aquí? El tiempo que se tarda en detectar la aparición de esa unidad, ya sea un fonema, ya sea, por ejemplo, la primera vez que aparece el fonema A o el fonema B, ¿vale? Bueno, pues, el tiempo de reacción, lo que se tarda en detectar esa unidad lingüística, ya sea fonema, sílaba o palabra, ¿qué nos está indicando? Nos está indicando el trabajo que hay detrás, la carga cognitiva. Cuanto mayor carga cognitiva haya en un momento dado, más difícil es hacer esa detección porque más te cuesta procesar el lenguaje, más te cuesta procesar los significados, las estructuras sintácticas, etcétera, etcétera, y por tanto menos recursos te dan para detectar y para realizar la tarea. Dependiendo de las características que tenga el discurso y lo que lo haga más fácil o más difícil, ya sea la palabra, el discurso, la oración, lo que sea, podemos averiguar qué características influyen en la identificación de palabras y, por lo tanto, también si se cumplen las predicciones de los modelos que hemos visto antes, cuáles son más rápidas, menos rápidas, cómo se identifican, en qué situaciones, qué características o variables incluyen. Tercero, la tarea de decisión léxica. Esta es muy sencilla. Se aparece en una serie de letras, Es una secuencia de letras y tu tarea es, normalmente se hace con el teclado, ¿vale? Decir sí o no. Si es una palabra o no es una palabra. Por eso es una tarea de decisión léxica. Solamente tienes que decir si es una palabra o no. Bueno, pues... Bueno, aquí tenéis varias, pero veréis que se presentan diferentes tipos de cosas. Puede ser una palabra, como caseta, también puede ser una secuencia de símbolos sin sentido en esa lengua, como lo que tenemos aquí abajo, Znx, o puede ser secuencias que no son palabras, pero sí que son secuencias permitidas en esa lengua. Por ejemplo, taseca, nizo o camalé, que son secuencias de símbolos que son legales en castellano. Son secuencias legales, no incumplen ninguna regla del castellano, pero no existen como palabras. Ni taseca ni nizo, que yo sepa por lo menos, no existen como palabras en el castellano. Si alguno conoce alguna de ellas, o a lo mejor me he equivocado al ponerla, que me lo diga, pero que yo sepa, no existen como palabras. ¿Qué es lo interesante de esto? Pues que los tiempos que se tardan en decir sí o no son diferentes en función de las características, tanto de las palabras, de las secuencias legales, como de las secuencias ilegales. Las palabras más frecuentes se reconocen más rápido, pero curiosamente las respuestas no suelen ser más lentas, pero suelen ser más lentas solamente cuando son legales. Cuando tú te encuentras un chorizo como este que hay aquí abajo, Nncsw, decir que eso no es una palabra... Es súper rápido. Parece que no tienes que acceder al léxico mental, o no tienes que hacer una búsqueda exhaustiva por tu léxico mental, ¿no? En cuanto echas un vistazo por encima, ya sabes que eso no puede ser una palabra. Si no hay vocales, no puede ser una palabra. Sin embargo, si yo te presento taseca, el tiempo que tardas en decir que no es mucho más tiempo, es decir, se tarda mucho más que lo que tardarías en decir que no ante una no-palabra que no tenga ningún sentido o que no sea legal. ¿Qué parece que está ocurriendo aquí? Y sobre todo, se tarda más cuanto más parecido sea a una palabra real. Por ejemplo, sería caseta y taseca se parecen mucho. Bueno, pues el hecho de que se parezcan hace que la decisión léxica sea todavía más lenta. Parece, de nuevo, que estamos haciendo una búsqueda exhaustiva. Cuando nosotros hacemos una búsqueda en el diccionario mental, con independencia de cómo esté organizado, tú vas haciendo una búsqueda y al final te encuentras con la palabra. Dices, sí, es una palabra. Pero cuando es una pseudo-palabra parecida a otra... ¿Qué es otra palabra real? ¿Qué es lo que parece que está ocurriendo? Que vas buscando por tu léxico mental hasta agotar todas las posibilidades. Por eso tardas más. Tienes que agotar todas las posibilidades. Cuando has visto que nada coincide con lo que tienes en la cabeza, entonces te has visto y todo eso no... De nuevo, no os imaginéis a un señor pequeñito haciendo todo esto, ¿vale? Esto son procesos automáticos. Ese hacemos es un proceso automático. No hay homúnculos pequeñitos haciendo esto. No hay enanitos pequeñitos dentro del cerebro haciendo esto. Que se den cuenta de ello. Pero sí parece que ese es el proceso. Una especie de búsqueda exhaustiva hasta que se llega al final y entonces decimos que no. Ya veréis luego los modelos que se han utilizado para explicar el acceso al léxico, el reconocimiento de palabras. Ya veréis cómo intentan explicar estos fenómenos. ¿Por qué ocurren? ¿Qué tiene que estar pasando dentro de nuestro sistema para que esto ocurra? ¿Cuál es un modelo adecuado que explicaría bien la manera en que nosotros actuamos? ¿Qué características tiene que tener ese modelo? ¿Qué parámetros y qué reglas tiene que seguir para explicar? Nuestra manera de actuar. Lo mismo que se haría con un modelo en física o en otra ciencia. Tú ves salir el sol todas las mañanas por el este y sale por el este y se esconde por el oeste. Y otros movimientos estelares, pues tratas de generar un modelo que explique todo. Cuando ves algo que no coincide con lo que tú proponías, pues tendrás que proponer otro modelo o añadirle cosas en el modelo. Antes se pensaba que la tierra era plana o que el sol era una especie de dios tirado por caballos. Claro, cuando intentamos... Cuando intentas cuadrar ese modelo con la explicación de otras cosas que ocurren, pues la cosa se te queda muy corta. Así que tienes que cambiar un poco tu explicación y ya empiezas a pensar en otras explicaciones un poquito más. Básicamente eso es la ciencia, ir avanzando sobre lo que conoces y tratando de explicar la mayor cantidad de fenómenos posible. Bueno, tenemos otras tareas. Por ejemplo, la decisión o categorización semántica, que no sería decidir si una palabra es una palabra o no palabra, sino decir a qué categoría pertenece una palabra. Por ejemplo, objeto o animal. Y voy presentando palabras como por ejemplo camión, como por ejemplo elefante, y tienes que ir diciendo si es un animal o si es uno. Bueno, podría ser con mil categorías, no tiene por qué ser eso. Bueno, de hecho estamos haciendo ahora nosotros unos experimentos utilizando esta tarea, aunque no tiene que ver con lenguaje, pero sí que vamos a utilizarlo. Si alguno está haciendo psicología de la memoria y va a ir a las prácticas de psicología de la memoria, pues vamos a hacer cosillas de estas. De hecho hay una tarea de decisión semántica, aunque no tiene que ver con lenguaje, por eso os lo puedo decir aunque vaya ahí. Podéis ser partícipes de esa tarea, pero tenemos una tarea de ese tipo. Todavía no se sabe, no, pero ya os puedo, porque bueno, ya sabéis que como somos compañeros de investigación, pues lo hacemos en conjunto, entonces ya os puedo adelantar que el booking de esas prácticas, aunque yo no soy del equipo docente, lo he hecho yo, ya está finalizado, así que seguramente en poco tiempo, seguramente, no lo puedo asegurar, ¿vale? Cogerlo con piezas, pero lo mismo esta semana ya salen las fechas y se puede resolver. Y si no, a principios de la semana que viene, porque está ya todo practicado. Bueno, si los que seáis de memoria, pues tenéis que fijaros en la comunicación que haga el equipo docente, en este caso será Julia en la asignatura. Sí, sí, va a ser Julia la que lo comunique en la asignatura, ¿vale? Nosotros lo que pasa es que como somos todo el mismo grupo, aprovechamos también las prácticas para hacer experimentos allí, hacer tareas, pasar cosas que vamos a hacer con EG y todo eso, ¿vale? Pero más dentro de poquito, los que seáis de memoria lo vais a tener. Confirmación oficial, porque no depende solo de la cuestión técnica, sino del momento en que esté todo organizado también, de que sepamos que no va a haber ningún problema con las reservas y que todo funcione. Y ya os dicen fechas y todo eso. Bueno, también tenemos tareas de decisión sintáctica. Esto viene muy bien, sobre todo en determinados idiomas, en determinadas lenguas, en las que podemos, por ejemplo, en el castellano, el género de las palabras no está ligado a diferentes cualidades, en muchas palabras. Por ejemplo, que la mesa sea femenino no está ligado al género de la mesa, es decir, al verdadero o que la mesa sea masculino o femenino. La mesa no tiene género ninguno, pero sin embargo dentro del idioma sí que podemos presentar palabras que sean masculino o femenino y que tengas que tomar esa decisión sin que haya otras connotaciones detrás o que haya otros elementos detrás que puedan sesgar el juicio y nos permite investigar. Esas decisiones sintácticas que no estén incluidas por la semántica. En otras lenguas, como en inglés, eso es mucho más difícil, ya sea porque tienen menos variedad en cuanto a las flexiones o porque tienen mayor carga en cuanto a por qué algo es femenino o masculino. Hay lenguas que no son tan transparentes en esto. Ahí el castellano funciona muy bien, porque si tú quieres estudiar decisiones sintácticas o cómo se accede a la información sintáctica de la palabra sin que esté mezclada con la semántica, pues tienes un montón de palabras que son masculinas. Que son masculinas o femeninas, pero que no tienen ninguna connotación masculina o femenina per se. Ya te digo, una mesa pues es una mesa. O sea, no es ni hombre ni mujer, ni nada parecido, ni nada intermedio. Es simplemente un objeto. Así que este tipo de tareas también se pueden utilizar en función de lo que busquemos y en diferentes lenguas. Y por último, también localización de palabras. Estas son tareas que también se hacen entre una maralla de estímulos localizar determinadas palabras. Serían compartidas una sopa de letra, algo así. ¿Vale? Y que también nos pueden indicar. Qué clase de variables influyen en el reconocimiento de una palabra. Por ejemplo, entre diferentes vistas. Bueno, ¿cómo damos de tiempo, por cierto? Ah, vale, todavía podemos, en cinco minutillos no da tiempo a ver... Ah, es verdad, es verdad. Pues mira, paro aquí y os cuento el misterio del idioma murciano. Bueno, es lo que se denomina armonización, creo que era armonía o armonización vocal. Vale, básicamente una de las cosas que yo descubrí en estas EPEX, sobre todo porque fue Nuria Gallés, me parece, la que nos estuvo contando una charla muy interesante, también una de las fundadoras de las EPEX, como que el 25 aniversario, pues hicieron una especie de charla muy interesante, un poco de yayos de las EPEX. Es decir, contando batallitas de cómo había sido hace 25 años la creación, todos estuvieron allí los fundadores, todo esto gente de diferentes universidades, Juan Botella de la Autónoma, nadie desde que trabaja en Barcelona... Bueno, un montón de gente, ¿vale? Juan Cortés, que está en Almería, en Granada también pues están mis fuentes, está Pío Tudela, uno de los decanos de todo esto, bueno, un montón de gente. Y en la charla que dio Gallés, pues hubo una cosa muy interesante que yo no la conocía y es que decía que el murciano, la variante dialectal murciana del idioma castellano tiene una riqueza muy importante en cuanto a la pronunciación. Claro, todos nos reímos un poco porque siempre pensamos en murciano y de que habla mal. Pues no, resulta... Resulta que hay una variación muy interesante de la pronunciación, sobre todo en los plurales. Cuando los murcianos, sobre todo los que llevan más tiempo allí o que no han salido fuera y que puedan cambiar esto, pronuncian los plurales, cambian o modifican la pronunciación de las vocales que están asociadas a esos plurales, ¿vale? Entonces, la A de una palabra como... Yo qué sé, ahora no me sale nada en murciano. Vamos a pensar en gato, ¿vale? Que digan gato y gata. Pues cuando cambian de gato a gatos o de gata a gatas, ¿vale? Eso pasa más con la A. Bueno, pues cuando dicen gata dicen la A de una manera normal, pero cuando dicen gatas la A se modifica y pasa a ser una vocal que no existe en castellano. Es una vocal intermedia entre la A y la E, ¿vale? Como sería en el inglés. Sí, claro, todas las zonas... En Almería pasa un montón. Bueno, toda la zona... También yo creo que en la parte baja de la comunidad valenciana también tienen ahí... Toda esa zona. Pero curiosamente es una riqueza lingüística para investigarla bastante interesante porque al final tienen sonidos, tienen fonemas que no se pronuncian normalmente en castellano. Nosotros tenemos cinco vocales muy marcadas y al final lo que tienen es eso y es lo que llaman armonización vocal, me parece que se llamaba, y que nos resultó muy interesante. Y que había... Nunca se había... Nos decía que nunca se había investigado demasiado, pero que allí en la Universidad de Murcia tenían un filón muy importante para investigar ese tipo de pronunciaciones, cómo se llega a ellas, bueno, todas estas cuestiones de psicolingüística que a mí ya se me escaparon un poco más. Ya son de los profesionales que en las EPEX casi hay dos vertientes. Está toda la parte de psicología experimental y luego casi la mitad que son psicolingüistas, que ahora tienen una importancia tremenda. ¿Por qué? Porque en España ya sabéis que tenemos una riqueza cultural lingüística muy importante. Y centros de investigación lingüística importantísimos, porque tenemos vasco, euskera, vamos, tenemos el catalán, tenemos gallego y muchos bilingües en los diferentes idiomas, lo que nos da una capacidad de investigación del bilingüismo y de todos los fenómenos relacionados con el bilingüismo muy grande. De hecho, el BCBL, el Centro Vasco para el Bilingüismo y Cognición, el BCBL es Basque Center for Bilingualism and Language. No me acuerdo cómo eran exactamente las siglas. pero es uno de los centros más importantes de estudio del lenguaje lo mismo ocurre en Cataluña hay centros importantísimos de estudio de hecho ahora se ha creado hace poco uno más, es decir, el estudio de fenómeno del bilingüismo España es una de las grandes potencias precisamente por la disponibilidad y también por las diferentes lenguas, que no todas vienen del latín, sino que tenemos por ejemplo el euskera que es una lengua completamente diferente, así que tenemos una gran variedad, y por lo visto no solamente era ahí, en Murcia también esa era la historia. Bueno chicos, lo dejamos aquí y la semana que viene terminamos con el capítulo 6, no sé si habrá algún murciano en la sala no sé si habrá algún murciano en la sala virtual espero que sepáis que tenéis una riqueza vocal mucho mayor de la que de lo que el meme dice por ahí bueno chicos, muchísimas gracias y nos vemos la semana que viene ¿habéis firmado todos? nada menos mal que me lo habéis recordado