Buenas tardes, reiniciamos las conferencias de Llévame al huerto, una filosofía de lo vegetal. Hoy nos acompaña, en esta tarde, tenemos dos conferencias, Raquel Fernández Formoso y Vicente Ordóñez. Vamos a empezar con Raquel Fernández, que es profesora de filosofías de la India, en plural, del Departamento de Filosofía de la UNED, que también estudia la filosofía desde un punto de vista global comparativo. Además de su compromiso de incluir dentro de los estudios académicos en habla hispana, diversos recursos del yoga y diversas áreas de la filosofía india, sobre todo aquellos que hacen una crítica a la filosofía europea. Además es cofundadora de la Society for Yoga and Philosophy y es coordinadora del capítulo hispánico de esta sociedad científica. Ha publicado Samkhya Yoga, Trance y Memoria en el Mudismo y el Yoga, y además numerosos artículos académicos en revistas muy bien posicionadas, como siempre la busca. Revistas todo. Revistas top, por supuesto. Q1 o Q2, por lo menos. De las que nos gustan. Eso, de las que nos gustan a todos. De las que apoyamos y recomendamos. Sí, y que le gustan a la NECA también, sobre todo le gustan mucho a la NECA. Bueno, pues es tu turno. Bueno. Y bueno, al final esperamos vuestros comentarios y preguntas. Muchas gracias, Raquel. Pues buenas tardes a todas y a todos. Primero los que estáis aquí, los que también nos estáis siguiendo desde casa, los que nos veréis después en diferido. Muy agradecida de haber sido invitada a este curso tan necesario, tan original, sobre la filosofía del lobo vegetal. Tengo la impresión de que voy a introducir otra relación con el paisaje, con la naturaleza, con los espacios abiertos, porque en las ponencias de la mañana, en las ponencias anteriores tan hermosas y todas de algún modo tan entrelazadas, se ha hablado del jardín, del huerto, del jardín interior, donde hay un trabajo espiritual, en el cual, claro, la relación con lo interior, en India, el paisaje que nos va a salir al encuentro, no es el de un huerto ni el de un jardín, no es esa cultivación. Sí hay un cultivo interior, el autoconocimiento es una de las partes fundamentales de las filosofías antiguas de India, pero lo cierto es que cuando uno va a su interior, lo que encuentra no es un jardín de árboles frutales, lo que encuentra es una jungla. Entonces, el bosque va a ser el escenario físico-literal de los practicantes, por ejemplo, budistas, de otros practicantes jaimistas, de los ascetas esramanas, que acuden a esos espacios que no han sido tocados, manipulados por el ser humano, acuden a estos lugares para encontrarse a sí mismos, para ponerse a prueba, para superar sus miedos, para ir hacia su jungla interior y cultivarse. Entonces, voy a proponer otros espacios que no tienen que ver, como digo, con el jardín o con el huerto, sino que son un poco más salvajes, entendiendo lo salvaje como aquello que no ha sido masticado por los seres humanos. Bueno, la India, su continente indio, es una cultura forestal. Entonces, claro, en la literatura encontramos referencias al paisaje que se encuentra en la geografía, y el paisaje no es el del huerto, es el del bosque. Y con todas sus ambigüedades, paradojas, ese lado hostil, amenazante, también ese lado maravillosamente fascinante, a veces agradable, donde la vida salvaje te demuestra, sus bondades y sus ternuras. Entonces, tenemos múltiples bosques en la literatura india. En la literatura filosófica, también en la literatura épica, el bosque es un símbolo importante. El término sánscrito para bosque, hay muchos, pero los más habituales son el primero, araña, que se usa, y esto es importante, bosque, no nos vayamos a los bosques, voy a decir occidentales, más contemporáneos, que tienen caminos. Para los viandantes, para que vayas un domingo a pasear, porque también son bosques muchas veces que están ya manipulados por nosotros. Bosque, en este contexto, va a ser todo aquello que no es pueblo, que no es aldea, que por supuesto no es ciudad. Puede ser un desierto a veces, pero en los textos se le llama bosque. No tiene por qué ser, como digo, un espacio verde. Un páramo también es un bosque en este contexto. Una zona salvaje, donde no sabemos, a veces no se especifica qué tipo de vegetación había, pero se entiende que no hay, como digo, no es la aldea, no es el pueblo. Pero, bien, algunos de los símbolos del bosque, los enumero aquí, pues el bosque puede simbolizar la renuncia al mundo, como decía antes, el lugar al que acuden los renunciantes para encontrarse con su propio bosque. La búsqueda de liberación, que no se hace en ciudades habitadas, digamos, con normas sociales y demás, también es un símbolo de peligro, porque los bosques en India, sobre todo en la literatura antigua, estaban habitados por... personas marginadas, que vivían al margen de la sociedad, bandoleros, criminales... También de peligro por los propios animales salvajes. Es un símbolo de extravío, lo vamos a ver, porque simboliza el ciclo de renacimientos, que en la cultura antigua de la India se llama samsara. Es el bosque del samsara que te atrapa con sus raíces y no puedes salir del bosque. De pronto se convierte en un laberinto. Entonces, en el bosque no solo hay peligro, también hay peligro de extravío, de no saber volver. Luego está el bosque como exilio político. En las obras épicas de India esto es fundamental. El Ramayana, el Mahabharata, las grandes epopeyas indias que tratan sobre sucesiones dinásticas, son libros muy voluminosos. Muchas veces los líderes políticos tienen que acudir al bosque exiliados, ya sea a la fuerza, ya sea buscando salvarse frente a sus enemigos. Y ahí el bosque también es un lugar hostil, pero también es un refugio político. Da asilo político. Vale, después el bosque como espacio donde los dioses nos ponen a prueba. Sobre todo esto ocurre en las epopeyas. A los líderes políticos que se refugian en el bosque, a los pandavas, lo voy a comentar, en el Mahabharata no salen del bosque hasta que no pasan las pruebas de los espíritus arbóreos, de los yaksas, y son pruebas filosóficas de alto nivel, son pruebas de dialéctica. Son test, claro, también prueban la ética, ¿no?, que han aprendido, la metafísica. Quiero decir que no son acertijos sencillos, ¿no?, y hasta que no los pasan no salen del bosque. Luego está el bosque como encuentro místico en una obra que se han hecho muchos trabajos comparativos de esta obra que se llama Gita Govinda, la canción de Govinda, con el cantar de los cantares, porque es la obra sánscrita que tenemos del encuentro entre el amado y la amada, encarnados por el dios Krishna y la pastora Radha, que se encuentran en el bosque, en un místico. Entonces, es un libro con una alta carga, si me permitís, erótica, pero claro, es el encuentro del alma con dios de alguna manera. Y todo esto sucede no en los jardines, no en los huertos, sino en los bosques de Vrindavan, que es la ciudad de Krishna, que es una ciudad india dedicada a Krishna. Después, solo para que veáis, no voy a abordar todo esto, obviamente, en esta ponencia, pero para que veáis que el símbolo del bosque, incluso en la literatura india del siglo XIX, cuando luchaban contra el colonialismo, se usó el símbolo del bosque como para representar la nación. Porque cuando llegan los colonos ingleses, empiezan a traer su propia idea del bosque de occidente. Entonces, empiezan a ver los bosques indios, que hay que limpiar de ellos, cómo hay que sanearlos para sacarles partido, para explotar las maderas, para convertirlos en su fuente de riqueza y también de recreo, de turismo, etc. Claro, es una mirada... Es una mirada muy mercantilista del bosque. Entonces, los escritores ingleses, muchos en contra del colonialismo, usan la metáfora del bosque como nación, como alternativa al progreso colonial. También otros escritores potencian el bosque, lo rural, como símbolo de primitivismo por oposición al espacio urbano, que sería el espacio de las ciudades. En la literatura india contemporánea, el bosque tiene mucha importancia. Bueno, pues vamos a entrar. Entonces, a pesar de que voy a hablar de bosques y no de huertos, sí que hay un puente con las ponencias anteriores, y es que la higuera sigue siendo fundamental, este tipo de árbol. En concreto va a ser la ficus religiosa. Este árbol aparece ya en las partes tardías de los Vedas. Los Vedas son las escrituras sagradas de India, más antiguas. Partimos de composiciones orales desde el siglo XVI, antes de nuestra era. Estos himnos se van transmitiendo oralmente y más tarde se pondrán por escrito. En las partes tardías de estos Vedas, sobre todo el Rig Veda del I, se nos habla del árbol del Samsara. Samsara es el ciclo de los renacimientos, el que hace que nuestra existencia sea cíclica y recurrente. Entonces, el Samsara se lo representa como un océano, como una cárcel, pero también como un árbol. Samsara Brikshya. Y luego de este Samsara Brikshya, este árbol del Samsara, se va a asociar a este ejemplar de ficus religioso, que en sánscrito sería Ashvata, que es este árbol que tenemos aquí. Que va a ser muy importante. Es un árbol muy venerado, aunque representa al Samsara, pero es un árbol al que se le rinde devoción. Crece muy rápido, crecen por todas partes en India, carreteras, recintos de templos, lugares públicos... Sus raíces tienen un poder destructivo brutal, porque levantan el suelo. Es un árbol también que se asocia mucho con los muertos, porque su savia es muy lechona, entonces se dice que puede alimentar a los muertos con su savia. Es un árbol al que se le riega y se le va a echar agua en ciertas ocasiones, en ciertas fechas señaladas, para liberar a los antepasados. Es un árbol que es, dicen ya en el Rig Veda, que es uno de los árboles que puede ser sacrificado en los rituales, es decir, puede ser parte de un ritual védico, el árbol, de hecho, tenéis aquí un texto que está en inglés y es extraordinario. Este texto se llama Cómo iniciar a un árbol, porque es la iniciación ritual que se llama Ashvato Upanayana, es la iniciación, el Upanayana, pero a un árbol. Entonces, también las hojas de este árbol se usan en varios ritos hindúes. Es un árbol auspicioso en muchos sentidos, cuando las mujeres no pueden... o son estériles, no pueden dar hijos, pues hay un ritual también para adoptar al árbol como un hijo. Luego los frutos se cree que pueden hacer que la mujer sea fértil, y tantos otros usos muy especiales que tiene este árbol. Bien, es un árbol perenne que, como digo, está por todas partes, crece muy rápido y crece mucho por todo el subcontinente indio. También estaba antes de la cultura védica. Esto estaba ya en la civilización del Valle del Himno, que no conservamos prácticamente nada, pero los objetos, algunos objetos representan ya este árbol en la civilización del Valle del Himno, con lo cual ya era un árbol venerado antes de la cultura védica, antes de que lleguen los arios a la India. En la Kata Upanishad... En la Kata Upanishad, las Upanishads son las últimas partes de los Vedas. Y son las partes, digamos, donde ya no hay ceremonia exterior, sino la ceremonia está hacia adentro. Son las partes que se llaman el Jnana Khanda, la parte del conocimiento, Jnana, no tanto del ritual hacia lo externo. Una relación con la divinidad, con Brahman, que tiene que ver con lo interno, el ritual, la ceremonia, el fuego. Es el fuego de la asceta ahora, es el fuego al que se retira el bosque. Entonces, estas partes últimas de los Vedas, que ya llevan como diosa ceremonia más hacia el interior, aquí tenemos un símbolo de la higuera. Dice, he aquí la higuera eterna, con sus raíces hacia lo alto y sus ramas hacia abajo. Esto es un diálogo de la Kata Upanishad. Nachi Ketas, que es un niño, está hablando con la muerte. Esta Upanishad es preciosa. Entonces el niño, que es un sabio, le dice a la muerte, he aquí la higuera eterna, con sus raíces hacia lo alto y sus ramas hacia abajo. Ese árbol en verdad es puro, es Brahman, solo él puede llamarse inmortal. En él reposan todos los mundos. Nadie va más allá. La idea o la imagen del árbol cósmico, que tiene sus raíces hacia el cielo y sus ramas hacia la tierra, es muy común no solo en la cultura india. No sé si también en la cultura indoeuropea luego lo podremos comentar, pero sé que la India no es la única cultura que desarrolla esta idea del árbol cósmico. En la Bhagavad Gita, que es un texto posterior, este diálogo entre Krishna y Arjuna, también esta higuera vuelve a aparecer, pero se nos da ya una explicación de estas ramas. Dice, hablan de una higuera sagrada, imperecedera, con las raíces al aire y las ramas en el suelo. Con sus ramas extendidas abajo y arriba, henchidas de energías, extienden hacia abajo las raíces que ocasionan las acciones de los hombres. Esta higuera sagrada de raíces bien crecidas, le dice Krishna a Arjuna, esta higuera con estas raíces, córtala con la firme espada del desapego. Porque las raíces que estaban hacia el cielo caen hacia la tierra, se enraizan, nos enraizan en la existencia cíclica. En nuestras acciones van dejando duro. Deudas nos anclan a lo social, nos anclan a las consecuencias y no somos libres de ir. Entonces le dice Krishna, practica el desapego, córtala, corta las acciones. Los Vedas, os pongo aquí estas cuatro palabritas que hay en sánscrito, no son más que el índice. Si abrimos un Veda, que ahora están puestos por escrito, por supuesto, pues nos encontramos que su primera parte se llama Sángita y significa los himnos, son las partes más antiguas. Los himnos son las divinidades, de los primeros Aryos que se instalan en India. Después vienen fórmulas litúrgicas que nos explican las instrucciones, cómo se hace un ritual, los Brahmanas. También el simbolismo del ritual tiene partes muy bellas, muy hermosas, sobre qué representa cada elemento del ritual en relación al cosmos. Pero los Aranyakas, tercer libro, son bastante misteriosos, se llaman libros del bosque. Aranya es bosque. Y ya es el giro que os decía de ir hacia lo externo, la relación con la divinidad. Mediada por la fórmula ritual, por la liturgia, hacia lo interno, hacia el bosque, que va a derivar en las Upanishads, la última parte de cada uno de los Vedas. Entonces, una referencia más a las Upanishads, os pongo ahí la portada de una obra que tenemos, las Upanishads traducidas por sánscritistas al español. La editó Juan Arnau, pero las traducen varios sánscritistas de México, de España, recomiendo esta edición de las Upanishads. Y en la Chandogya, que es una de las más antiguas, se nos dice... Pero el yo eterno, no el yo empírico, sino el sí mismo, sólo se alcanza haciendo de él sacrificio mediante el estudio de la ciencia sagrada. La protección del verdadero Atman, del sí mismo, sólo se obtiene a través de una vida consagrada al estudio. Y tras haberlo conocido, el asceta, el practicante, lo contempla en el voto de silencio. El ayuno perseverante es también parte de esta misma ciencia, cuyo Atman nunca muere. En fin, se llama... Entonces, los símbolos de grama... Le falta un símbolo diacrítico, ¿sabes? Que es aldea. Los que viven en la aldea, los padres de familia, que se llama grihasta en sánscrito, sería la persona con su familia, con sus responsabilidades laborales, con sus quehaceres cotidianos. Esas personas viven en la aldea, el grihasta, viven en grama. Mientras que los que se van al bosque, los que se retiran, vana, aranja, palabras para bosque, son los vana prastha. Prastha quiere decir partida, los que parten al bosque. Y los renunciantes, no importa la edad que tengan, abandonan el compromiso con la sociedad, con las normas sociales, se van al bosque a estudiar al Atman, diríamos, o en todo caso a ir a su bosque interior. También en la cultura india, hindú, perdón, más bien religión hindú, está la idea de las cuatro fases de la vida. Y siempre la última fase de la vida, cuando uno ya ha tenido hijos, ya ha trabajado, ya ha llegado a una edad, termina en esta fase de irse al bosque. Esto es lo que la tradición dharmashastra cuenta y recomienda, que uno acaba sus días de sabiduría retirado en el bosque, abandonando todo lo que cosechó, abandonando todo lo que logró, dejando en buen estado a sus seres queridos, pero ahora toca la última parte que es el retiro del mundo y finalmente la muerte. Bueno, en este texto Daniel Rabe trata sobre las historias y la filosofía del yoga, pues se hace una distinción de lo que implica esta oposición a aldea-bosque que es muy interesante. Rabe dice, la aldea es pública, de algún modo es objetiva, pero el bosque, aunque no es privado, sin embargo transmite un sentido de volverse hacia adentro. Además, la aldea es concreta, es como una roca sólida, es obvia. Funciona además según un conjunto de normas que son sólidas, no te las puedes saltar sin consecuencias. Es una vida en sociedad, normas familiares, normas biológicas también de funcionamiento. En este sentido, el pueblo también tiene unos tiempos, la vida en la ciudad tiene unos tiempos, a veces ahora mismo muy acelerados, pero los tiene, son precisos, son temporales, hay relojes que marcan la vida en la ciudad, pero el bosque, este espacio rompe con todo, consiste en superar los marcos convencionales, trasciende lo concreto, apunta a lo atemporal, a lo etérico, a lo natural, a lo natural, a lo natural, y yo, cuando vas a un retiro o a un bosque, aunque sea un fin de semana, por tu cuenta, ¿quién te marca el tiempo? Si acaso la luz del sol, pero es un espacio mucho más que llama hacia irte hacia adentro, hacia romper con las normas sociales, nadie te vigila, nadie te controla, digamos tú eres la dueña de tu disciplina o de tu falta de disciplina. Dice Ravella, para concluir esta oposición, este pareado, dice, el par cocinado crudo es fructífero aquí, porque en el plano literal, en el plano práctico, la cocina es un elemento fundamental de la vida del que vive en sociedad, del cabeza de familia en el pueblo, no la cocina, lo cocinado. En cambio, en el bosque, la falta de previsión y planificación es el sello distintivo de la actitud del renunciante hacia la comida, renuncia al fuego, incluido al de la cocina. Una de las actitudes que asumen los ascetas, sobre todo en los primeros siglos de nuestra era, se llaman ascetas exoticas, ramanas, shrama, los que se esfuerzan, de los cuales el Buda fue uno de ellos, los jainistas, ¿no?, que se retiran. También algunos sabios uparishádicos pertenecen a este mismo movimiento de ascetas rebeldes que dejan el pueblo, dejan las normas de los rituales externos, abandonan esa forma de relacionarse con la divinidad y dicen, no, no, aquí hay que ir al bosque a encontrarse en lo mismo para salir de este ciclo de renacimientos. Y una de las actitudes que llevan consigo es no estar preocupándose de la comida, practicar ayunos bastante intensos, muchas veces vivir de la limosna, de lo que dan los árboles y lo dan, si se acercan, digamos, a las ciudades porque las había y a veces también salen del bosque y van a las ciudades predicando, lo que sea, pues dependen de la limosna, pero ellos no están pendientes de esto. Entonces, efectivamente, es una actitud de despreocupación. Y luego también prácticas de alteridad al respecto de cómo se alimentan los ascetas, que son muy interesantes, no quiero entrar aquí mucho, cómo tienen que comer, los jainistas, los ayivakas, que son ascetas muy penitentes, hacen muchas penitencias, mucho más que los budistas, pues comen de pie, comen encorvados, comen de cualquier manera, no comen para que les siente bien la comida. Es una relación con el alimento que pertenece a hombres o a mujeres, a ascetas del bosque, que nada tiene que ver con la alimentación en el pueblo. Bueno, paso brevemente al bosque como espacio de reflexión, pronuncia y liberación, usando algunos de los textos que tenemos del canon pali budista. El canon pali supuestamente recoge los sermones del bud, lo que supuestamente... Vale, vale, ¿cómo me acerco? El mío está encendido, pero él no está hablando. Vale, vale. Ok. Bueno, decía que voy a hablar un momento sobre el bosque como espacio de renuncia, usando los sermones del buda. El canon pali, el canon theravada... supuestamente recoge lo que Buda habría dicho lo que el Buda, Gotama Buda habría dicho, pero esto claro, hay que bueno, cogerlo un poco entre comillas pero sí, son los textos más antiguos que conservamos de lo que el Buda habría predicado durante 40-45 años en el norte de India y aquí tenemos un esquema de meditación que Rupert Getting le ha llamado Samaña Pala en honor al sermón donde aparece y este esquema se repite en muchos sermones del Buda por eso siguen el mismo esquema en todos los sermones y fijaos, las directrices que se nos dan meditativas dotado de este noble conjunto de virtudes dotado de este noble control de las facultades y dotado de esta noble atención y lucidez el monje, el viku el renunciante, la seta budista se instala en un lugar de residencia aislado un bosque, el pie de un árbol una colina, un barranco una cueva de montaña un cementerio, una selva una llanura, un montón de paja después de recolectar la comida que le ofrecen o de limosna después de haber comido se sienta con las piernas cruzadas y habiendo cruzado las piernas pone su cuerpo erguido y enfoca la atención en torno a la boca esta está describiendo la práctica de Anapanasati que es la práctica del mindfulness sati, el término palisado y sati significa mindfulness, atención atención a la respiración Anapana el Anapanasati consiste en llevar la atención en torno a la boca porque captas el aire cuando exhala y cuando inhala y cuando tú exhalas y quieres conectar con la sensación del aire lo percibes en esta zona el aire te llega y te toca mantenerse ahí concentrado pero fijaos el lugar el escenario donde se le insta al monje budista a practicar esto después de haber comido irse a estos espacios una colina, un cementerio, una selva un bosque esto se repite constantemente hay que decir y lo digo de pasada que a esto le siguen unas instrucciones meditativas que realmente no son muy detalladas el Canon Pali no nos enseña a meditar porque se entiende que la verdadera guía de cómo se meditaba cómo se llegaba a los jhanas a estos estados budistas hay toda una descripción muy meticulosa de los estadios meditativos de conciencia en el budismo antiguo pero la guía de cómo llegas a esos estados no está porque si uno va al bosque decía Rupert Gettin si yo tomo estos sermones y me voy al bosque vuelvo como entré ¿no? ¿por qué? porque se entendía que esta guía esta enseñanza de cómo llegar a estos estados realmente se transmitía oralmente era algo secreto era de maestro a discípulo de boca a oído esto no se pone por escrito como otras cosas en las Upanishads no se ponen por escrito cuando hay diálogos entre los sabios en las Upanishads o maestro a discípulo y se hacen preguntas serias ¿qué es el karma? ¿qué es Dalit? vámonos hay un pasaje de las Upanishads que dice esto solo te lo puedo contar en privado entonces esto un poco es igual pero por lo menos nos dice el escenario en el que se instaba a los monjes a meditar esto está en los discursos medios del Buda hay un pasaje también que me interesa resaltar de estos sermones budistas la idea primero del paisaje inhóspito porque al fin y al cabo bosque, aranya, vana quiere decir eso un paisaje que no es hospitalario eso es el bosque y se puede usar como una oportunidad para superar el miedo entonces hay un sermón en el que un discípulo le dice al Buda claro que si va al bosque si va a espacios inhóspitos que la mente se le va en el miedo que tiene que está muy pendiente de lo externo de los ruidos de las siluetas y que no puede estar a lo que tiene que estar que es a concentrarse y a meditar y el Buda le contesta apelando su propia experiencia como aspirante a la liberación cuando él todavía no era el Buda él era Siddhartha estaba buscando el Nirvana y dice a mí también me pasó esto entonces dice antes de mi iluminación antes del Nirvana cuando todavía era un aspirante un bodhisatta yo pensaba lo mismo los refugios en la selva son difíciles de soportar ahí la renuncia es muy difícil de practicar es difícil disfrutar de la soledad en un paisaje inhóspito la selva podría secuestrarle la mente a un viku bueno y a cualquiera si no tiene concentración lo secuestra la mente nos la lleva a los impulsos que percibimos y de los que tenemos miedo Entonces le dice el Buda, ¿y qué hice yo cuando tenía ese miedo? Bueno, aquí va a hablar de que hay unas noches especialmente auspiciosas que tienen que ver con la luna, también con el budismo, etc. Pero bueno, él considera que hay unas noches bastante auspiciosas. Entonces dice, ¿qué pasaría si en esas noches yo habitara estas moradas que me dan tanto miedo, que son tan sobrecogedoras, tales como los refugios de los frutales, los refugios de las tierras boscosas, los refugios de los árboles? Y dice, igual yo también me encuentro con ese miedo y ese temor, porque él quería encontrarse con ese miedo y ese temor. Dice, y mientras moraba allí, se me acercó un animal salvaje, se me acercó un pavo real, perdón, no, un pavo real derribó una rama, el viento agitó las hojas, y pensé, ¿y ahora qué si sobrevienen el miedo y el temor? Pensé, ¿por qué vivo siempre esperando el miedo y el temor? ¿Y si dominara? Pensé, ¿por qué vivo siempre esperando el miedo y el temor? Manteniendo la misma postura en la que estoy cuando me sobrevienen. Y viene un poco a decir, ¿y qué tal si voy a esos sitios que me dan tanto miedo, me pongo allí a meditar, y cuando viene el terror que me sobrecoge, no hago nada? ¿Qué tal si pruebo a sostenerme? Esto es lo que el Buda... Estamos en contextos estéticos, yo no estoy recomendando a nadie seguir el ejemplo del Buda, simplemente estoy... Compartiendo un sermón en el que el Buda habla de su experiencia, y él lo hizo, ¿no? Entonces dice, fui allí, estoy compartiéndose los fragmentos, ¿no? Dice, mientras caminaba, efectivamente el miedo y el temor se apoderaron de mí. Ni me paraba, ni me sentaba, ni me acostaba, hasta que había dominado el miedo y el temor, es decir, me sostenía. Mientras estaba de pie, lo mismo, el temor y el miedo se apoderaron de mí. Ni caminé, ni me senté, ni me acosté, hasta que luego sube dominado, ¿no? Y lo mismo lo repite cuando estaba sentado, también ahí le sobrevino el miedo, también ahí no hizo nada, y mientras estaba acostado, lo mismo, ¿no? Entonces se usa el bosque, se usa este espacio de lo desconocido, de amenaza, para superar ciertas actitudes internas del bosque interior, en el caso budista, ¿no? ¿Qué ocurre? Que estos sermones que os estoy compartiendo son de lo que supuestamente el Buda habría predicado, nos dicen cómo supuestamente habrían meditado. Primeros discípulos del Buda, pero luego esta práctica se va, si se quiere, domesticando estas prácticas meditativas. ¿Por qué? Porque el budismo tiene muchísimos adeptos, tiene muchísimo éxito, y cuando el Buda desencarna, se va convirtiendo poco a poco en un movimiento monacal, monasterios donde hay convivencia de vikus hombres, vikunis mujeres, entonces, claro, se va sedentarizando. Entonces, las prácticas tienen que cambiar, hay regulaciones éticas mucho más meticulosas, cómo gestionamos esta convivencia de tantos monjes, etcétera, etcétera. Entonces tenemos ya un tratado clásico de Buda Gosa, que es ya desde el siglo V de nuestra era, que ya han pasado siglos después del fallecimiento del Buda, y se llama el sendero de la purificación, y aquí se nos recogen las técnicas meditativas de estos monjes que ya viven, como digo, en monasterios. Sin embargo, tienen prácticas puntuales de ascetismo, puntuales, y algunas de ellas tienen que ver con probar ciertos periodos en el bosque. Pero ya, como digo, vamos a encontrar unas prácticas un poco más domesticadas. Entonces dice, la práctica del morador del bosque, nos dice Buda Gosa, se lleva a cabo con una de las siguientes afirmaciones, empieza con una declaración, me niego a vivir en la aldea, o bien, practico la vida en el bosque. Y aquí se para un poco Buda Gosa y dice, a ver... ¿Qué decimos cuando decimos bosque? Claro, tienen que, al estar regulando este código de meditación para los monasterios, tienen que explicar a qué llaman bosque, ¿no? Dice, bosque, según el método binaya, que es la ética budista, se describe así. Excepto la aldea y sus alrededores, todo es bosque. Convenimos en que todo lo que no sea eso es una práctica ascética del bosque. Pero, dice Buda Gosa, claro, pero si le preguntas a la vidarma, que es otro código ético, no me voy a meter en esto, se describe así. Más allá del lindero, todo es bosque. Claro, pero ¿de qué lindero? Dice, claro, según el método Sutanta, su característica es esta. Una morada en el bosque tiene que estar a 500 longitudes de arco, de distancia. Y es más, Buda Gosa continúa diciendo cómo se tiene que medir esta distancia, etc. Vemos que ya es la domesticación del espacio, hay que poner unas normas. ¿A qué llamamos bosque y cómo se mide, etcétera? También qué tipo de árboles sirven, qué tipo de árboles ya no se considera que la práctica sea tan estética. Pero va a decir, además de esta práctica, tiene grados. Tiene un grado de mayor intensidad, una práctica más estricta, en la que el monje que haga este periodo puntual de ascetismo debe amanecer siempre en el bosque. Tiene que sorprenderle, digamos, al amanecer el alba en el bosque. En el grado medio, cuando se practica con intensidad mediana, pues se le permite vivir en la aldea durante los monzones, que son los meses de lluvia. Y ya en el grado suave, al monje se le permite vivir en la aldea en invierno y durante los monzones. O sea que está muy poquito en el bosque. ¿Veis cómo se va codificando? Son prácticas ya más domesticadas y la relación obviamente con ese espacio vegetal hostil y demás cambia. También se va suavizando. Bueno, luego está también la hipótesis del bosque, que afecta precisamente, pues hay una gran división, la división fundamental del budismo entre el Hinayana, Mahayana. Digamos que el budismo Mahayana persigue este ideal del bodhisattva, de los que enseñan y predican las enseñanzas del Buda para ayudar a los demás, no tanto para procurarse su propia liberación individual, bueno, también entienden el budismo y los preceptos de Buda de otra manera. Digamos que en ese momento quienes protagonizan este movimiento de cisma son los jóvenes, las Mahayanas son revolucionarias, son jóvenes. Y hubo una hipótesis de que esta ruptura viene de que el Mahayana piense que se están volviendo muy rígidas, la ética reguladora del budismo en los monasterios, muy rígida, están perdiendo el espíritu originario de ese buscar el nirvana y se están quedando en una institución muy jerárquica. Y entonces se dice... Se dice que los primeros Mahayanikas, digamos, se habrían ido al bosque. Bueno, esta hipótesis está muy debatida y no parece que hayan tenido su origen en el bosque, pero es importante. No quiero dejar de mencionar ya, antes de salir del budismo, el árbol Bodhi, porque Buda se alcanza al nirvana debajo del árbol, de esta higuera que decíamos al principio de la Shvata. El árbol Bodhi que está en Bodhgaya, que es hoy en Bihar, que es un lugar de peregrinación extraordinario para los budistas y para los budistas. Para los budistas de todas las clases, porque hay que hablar de budismos en plural. Y este es un lugar de peregrinación extraordinario. Hay un espacio donde se deja meditar a todos los visitantes, hay otro espacio que ya sea para los monjes budistas, pero es un sitio bastante extraordinario, no solo a nivel histórico, también a nivel energético, este árbol, lo que tienen ahí. Bueno, el bosque como símbolo de peligro, porque hemos visto el bosque como símbolo de renuncia, también de superar ciertos miedos, ahora como símbolo de ese peligro del samsara, el bosque que nos atrapa. Y aquí traigo los relatos medievales del jainismo. El jainismo es un movimiento de la época del budismo, es decir, esos ascetas esramanas, estamos hablando de los primeros siglos antes de nuestra era, surgen además en la misma zona de India, que es el nordeste. Tanto el budismo como el jainismo rechazan las normas védicas, no son védicas, son bastante herejes en todo lo que tenga que ver con la ceremonia, el ritual, la jerarquía de los sacerdotes, de los brahmanes, las castas... Son movimientos muy solidarios en ese sentido y con mucha empatía y con mucho énfasis en la ética, no solo hacia los humanos sino hacia los seres vivos y hacia la naturaleza. Sin embargo, el jainismo y el budismo también tienen sus querellas y sus grandes polémicas, porque no ven igual la liberación y no entienden igual nuestro paso por el mundo. Y aquí los jainistas van a usar en estas historias, en estas leyendas que son preciosas, medievales, van a usar en algunas de ellas la idea del bosque del samsara. Fijaos esta historia de Hari Bhadra, que fue un gran erudito jainista y practicante, dice, venerable, ¿cómo puedo atravesar con seguridad el bosque? Que es este ciclo de renacimientos. Y una vez que cruce el bosque, ¿a dónde llegaré? Y entonces el monje responde, presta atención, hay dos bosques. Uno es el que está fuera de nosotros, en la naturaleza. Pero el otro es el que está adentro. Es la maraña de nuestros pensamientos y deseos. Permíteme utilizar este bosque externo como parábola para enseñarte este otro bosque interior que es igual de traicionero. Entonces, es la idea de usar esa hostilidad externa de la jungla y todo lo que nos suscita como reflejo también del estado interior de la persona. En estas historias que se llaman el bosque de los ladrones, una de ellas, pues los ladrones del bosque, los peligros del bosque son nuestras pasiones. Que están esperando a que los paseantes entren. ¿Y quiénes son los paseantes? Las almas. Las pasiones están esperando a que las almas transiten por ellas. Y son ladrones. Las pasiones porque le roban, las pasiones le roban a las almas el poder de ver las cosas tal y como son. ¿Y cómo lo hacen con esta maraña de pensamientos, de deseos? Enturbian, opacan, ocultan, sacan al alma de su calma. Y entonces en ese estado de agitación uno nunca puede ver las cosas tal y como son. Uno les pone ya las tiñes del color, color sangre, color negro, depende de por dónde cada uno tire. Hacia lo depresivo, hacia lo pasional. Hacia la paz. Hacia lo intenso, hacia la inflamación, hacia la ira. Pero las pasiones siempre están buscando a no robar ese poder que tiene el alma de calmarse y de vislumbrar. Entonces son ladrones. Y el escenario simbólico es el bosque. Luego hay otra historia que es preciosa, que es la del jardín mágico. Aquí sí que hay un jardín. Pero no es un jardín que haya que trabajar precisamente. No, porque es la historia de Amarasovas. No recuerdo mal que es una chica que estando dormida en el campo y mirando unas vacas y siempre quería estar tranquila, mirando el paisaje, pues ayuda a una serpiente que está en apuros. Y en realidad esta serpiente estaba encarnada por una divinidad, ella no lo sabía. Entonces cuando la serpiente se salva del peligro gracias a esta chica, le dice te voy a hacer un regalo. Y te voy a bendecir con un jardín. ¿Qué va a ir contigo? Le digo a todas partes. Entonces es un jardín que crece en torno a Amarasovas y que la acompaña allá donde va. Y donde ella puede refugiarse, es un jardín precioso donde ya todo está hecho, árboles frutales, animales, la paz ya está hecha, ella no tiene que trabajarlo. Y es un regalo y Amarasovas lo lleva allá por donde va y la gente lo ve. Pero esta mujer está bendecida. Y es también un símbolo de la alegría de Amarasovas y también de su generosidad. Que allá por donde va todo reverdece. Entonces es una historia preciosa, también de alguna manera complicada. Las historias jainistas son complicadas porque son muy hermosas pero terminan a la manera jainista que es la liberación de la existencia. Amarasovas termina haciendo un ayuno y muriendo a la manera jainista en meditación. Es todo este conflicto con la existencia que no implica que no valoren la vida y que no atiendan a la ética precisamente al oír a esto. O que no valoren la vida de los demás, al contrario. Es verdad, quieren liberarse. De la existencia. Pero para liberarse de la existencia no hay que desatenderla, hay que cuidarla muchísimo. Esa es la paradoja. Entonces, fijaos, os voy a meter un poco en un jardín ahora sí de conceptos pero va a ser muy rápido. Y es que os tengo que contar esto para explicaros por qué los jainistas. Ahora mismo el ecologismo está reivindicando al jainismo y hay esta alianza en estudios contemporáneos de ecologías diversas y jainismo. Porque son unos adelantados en tantísimas cosas los jainistas. A la hora de considerar los derechos de los bosques, de los árboles, la vida de las plantas, de los animales. Y fijaos que su meta es liberarse. Y aún así, como decía, hay que cuidar mucho para alcanzar esa liberación. El progreso ético y el progreso espiritual no están separados, están tremendamente entrelazados. Entonces, para los jainistas, que ahora mismo están divididos en dos ramas, es el gran cisma, igual que lo había en el budismo, también lo hay en el jainismo. A unos se les llama esvetámbara. Están vestidos. Están vestidos de blanco, esvetámbara, con ropas blancas. Luego están los digámbaras, que son un poquito más radicales. Y son los que están vestidos despacio, es decir, van desnudos. Y solo pueden ser hombres. Los que van de blanco hay mujeres, pero en los digámbaras no aceptan mujeres. ¿Por qué? Porque van desnudos, en parte. Entonces, imaginaos. Lo que supondría, sobre todo en la cultura india, órdenes de mujeres, ascetas o monjas. Bien, entonces, comparten eso sí una ontología y dicen, bueno, el mundo, lo que hay, se divide en tres sustancias. La primera es lo que está vivo. Dividen las cosas en función de lo que está vivo y lo que no lo está. Su concepto de lo que está vivo es mucho más amplio que el nuestro en Occidente. Y dicen, lleva, lleva lo que está vivo. Bueno, son entidades vivientes que sienten y que no son materiales. Se llama Atman, que es lo que decía antes el sí mismo, ese yo interior, y tiene tres características, conciencia, dicha y energía. ¿Y qué está dotado de Atman? Pues vamos a ver que casi todo, para los jainistas casi todo está dotado de él, muy pocas cosas. Porque lo que no está vivo, la segunda de las sustancias... Son entidades no vivientes, no sintientes, pero sí materiales. Lo único que no está vivo es el karma, que es, digamos, el karma es lo que vamos cosechando a medida que vivimos, en todo de las acciones. Una costra que va ocultando el Atman. ¿Qué oculta del Atman la dicha? Es material para los jainistas el karma, es realmente polvo que va encostrándose, ¿vale? Entonces, es lo único que no está vivo, pero el resto está todo vivo. Las ráfagas de luz, los minerales, los microbios del aire, todo esto es vida. Entonces, los jainistas tienen como una de sus máximas... La no violencia. Si tú tienes un rango tan amplio de lo que está vivo y al mismo tiempo la base del jainismo es la no violencia, ¿cómo haces para no hacer daño a un mundo donde todo está vivo, no? Y a un mundo donde todo tiene el sentido del tacto, porque esta es otra. Ahora, bueno. Entonces, todo está vivo y al mismo tiempo van a distinguir a los seres en función de los seres estáticos que solo poseen un sentido, poseen el tacto. Y son todos los cuerpos hechos de tierra, con todo lo que eso implica, porque implican mil ejemplos, que nosotros no consideraríamos vivos, por supuesto, cuerpos vivos, pero ellos sí. Los cuerpos hechos de agua, los cuerpos hechos de aire, los cuerpos hechos de fuego y los cuerpos vegetales, tanto individuales como colectivos. Tanto bosques como árboles, como todo tipo de ejemplos de lo vegetal. Todos esos seres, los estavarallivas, poseen un sentido, el tacto. Por tanto, pueden sentir. Por tanto, les puedes hacer daño. Si los tratas de forma torpe, sí. Y todavía esto se mantiene en el jainismo contemporáneo, ¿no? Hay un texto que leí recientemente, un artículo muy interesante, de cómo un investigador acompaña a unos monjes jainistas a un templo. Cuando tienen que trasladarse, caminando, y claro, ellos conocen muy bien la naturaleza, porque precisamente no quieren herirla. Entonces van escuchándola, pero este investigador, pues venía de donde venía, pues no tenía esa relación, entonces no sabían moverse en la naturaleza. Y dejaba las cosas de cualquier manera, y de repente no veía que ahí había un hormiguero, y de repente hablando con ellos ponía el pie. Entonces él contaba en este artículo con qué bondad y con qué paciencia, este grupo de jainistas, sin querer ofenderlo a él, le explicaba que tenía que estar un poco atento a la necesidad del bosque. No podía moverse ahí como si fuera su apartamento en la ciudad, ¿no? Sino que estaba todo vivo y que tenía que fijarse un poquito, mirar, escuchar, y obviamente se iba a ir haciendo con las vidas, los ciclos del bosque, para intentar, bueno, de la naturaleza, para no intentar no herir. Y él se dio cuenta de esto, de que conllevaba un aprendizaje, pero que ese aprendizaje era atención, y que él nunca había... A él nunca le habían dicho que tenía que estar atento a la hora de entrar a la naturaleza, ¿no? Más bien estaba esperando que la naturaleza lo sorprendiese a él, ¿no? Entramos un poco así, ¿no? No desde el punto del que escucha o del que está atento y cuida. Entonces, como estos cuerpos vegetales tienen tacto, pues pueden sentir. Es decir, todo está vivo y todo tiene tacto, todo tiene sensación. Es un universo panestésico de ascesis, es decir, todo tiene sensación, ¿no? El agua. El agua te toca a ti y tú la sientes, pero tú también la tocas a ella. Y si nosotros empezáramos a relacionarnos así con el agua, igual despertábamos una sensibilidad incluso dérmica, dermatológica, que no tenemos, ¿no? Entonces nos invita a una relación con los elementos, incluso con la luz... Con todos los fenómenos de la naturaleza, pues muy interesante. Siempre basada en la no violencia, con lo cual todavía elevamos más el nivel de exigencia. Luego los demás seres son móviles, os veis ahí, poseen ya entre dos y cinco sentidos, se van volviendo más complejos, moluscos, insectos, animales y luego nosotros. Bien, entonces, de ahí esta atención que tiene a las plantas y al cuidado de ellas. Al igual, esto lo dice Mahavira, sería de algún modo el canon jainista más antiguo, un poco de los tiempos también del canon paligudista, son parecidas las épocas. Y Mahavira, uno de los líderes del budismo, va a decir, al igual que la naturaleza de los humanos es nacer y envejecer, también la naturaleza de las plantas nace y envejece. Al igual que los seres humanos enfermamos al ser cortados cuando nos cortan, también este árbol enferma cuando lo cortas. Al igual que el ser humano necesita alimentos, también esa planta necesita alimentos. Y al igual que el ser humano se va a pudrir, pues también esta planta se va a pudrir. Al igual que el ser humano no es eterno, tampoco esta planta es eterna. Al igual que esto está cambiando, aquello está cambiando. El que daña a las plantas no comprende ni renuncia a las faltas, a los doshas, actos pecaminosos, pero no lo llevemos al lado del concepto de pecado occidental, sino más bien es la falta. Y claro, si no renunciamos al defecto, contribuimos a esta costra, que es el karma, que va ocultando más y más nuestro atman, con lo cual es un círculo vicioso. Dice, el que no daña las plantas sí que comprende y sí que renuncia a esa costra, vamos a llamar. Conociendo la naturaleza de las plantas, una persona sabia no actuaría pecaminosamente hacia las plantas, no causaría que otros actuaran así, ni permitiría que otros lo hicieran. El resultado de un tratamiento violento hacia la naturaleza o descuidado, de alguna manera es el resultado de no ver las cosas tal y como son, de no entender que están vivas, de no entender que vivimos en un universo vivo. En esta obra, que definitivamente la recomiendo a quien lea inglés, es una obra colectiva que se llama Jaimismo y Ecología, editada por Chappell, hay un texto en el que Chappell también comenta lo adelantado que estaba Mahavira, al nivel de instar a sus discípulos a no ver la naturaleza como una fuente de riqueza y de mercantilización. Pero es que estamos hablando de los primeros siglos antes de nuestra era. Bueno, se pone por escrito unos siglos después, pero supuestamente Mahavira habría predicado esto unos siglos antes de nuestra era, con lo cual, de ahí estos enlaces que os decía con la ecología contemporánea, por parte de los movimientos jaimistas, dice Chappell, Mahavira sugiere a los monjes y monjas que, que cambien su forma de mirar a los árboles, de gran tamaño. Porque les enseña que en lugar de ver estos árboles grandes como árboles aptos para palacios, para puertas, para casas, para hacer bancos, para hacer barcos, para hacer cubos, taburetes, es decir, como instrumentos y herramientas, deben hablar de los árboles como nobles, altos, redondos, grandes. Deben de hablar de su magnificencia, de su belleza, ¿no? Por sí mismos, ¿no? Entonces dice, esto indica que Mahavira consideraba a los árboles como un objeto de la vida, que consideraba a los árboles como intrínsecamente valiosos por su belleza, fuerza y magnificencia, y que aconsejaba a sus seguidores que apartasen sus pensamientos de la materialidad, de la rentabilidad, para reflexionar más bien sobre el deber que tienen de librar a un árbol del hacha del leñadón. Entonces, como digo, son palabras muy hermosas, que encajan con muchas de las preocupaciones, con la crisis climática que tenemos, con la crisis de la explotación de la naturaleza, ¿no? Todas estas filosofías, jaimismo también. El budismo presta muchísima atención al cuidado de la naturaleza y de los otros seres vivos, pues que tienen mucho que enseñarnos, ¿no? La relación del ser humano con el mundo que le rodea. Luego, quiero pasar brevemente por el bosque como lugar de exilio y, como os decía antes, como un lugar donde se nos pone a prueba. Y entonces tenemos que entrar en las epopeyas, en la literatura hindú, en Mahabharata, que es una obra extensísima. Mahabharata es como la Ilíada y la Odisea. Ocho veces. La obra más extensa, una de las más extensas de la literatura hindú. Se compone durante muchos siglos. Véis ahí, cuarto antes de nuestra era al siglo IV de nuestra era. Está hecho por muchos autores, no es obra de una sola mano, obviamente. Tiene muchos libros, 18 en concreto, más un apéndice. Es una de las obras más extraordinarias que existen para mi modo de ver de literatura. Tiene que ver con una sucesión dinástica. Bastante compleja la trama, no la voy a contar mucho. Mucho simplemente que los héroes de esta epopeya, los pándavas, los cinco hermanos, a quienes les corresponde el trono, Hastinapura, son traicionados por sus primos, en una partida de dados lo pierden todo. El hermano mayor de los pándavas, Yudístira, pierde el reino, pierde todo en una partida de dados, supuestamente porque sus primos le hacen trampa. Pero el caso es que, a raíz de esta derrota, tienen que irse exiliados durante 13 años. No pueden ser... No pueden vivir en lugares donde sean vistos y demás. Entonces se van al bosque. Y, bueno, aquí una anotación de Rismanon que dice el exilio a los bosques como consecuencia de un conflicto por la sucesión real es un patrón común en las epopeyas indias. Cuando hay conflicto, ya os decía antes, el bosque como lugar de exilio político. Y uno de los libros del Mahabharata, el tercero concretamente, se llama así, Aranyaka Kanda, el libro de las enseñanzas del bosque, cuando los pándavas, a causa de esta derrota, se van a los dados, se van humillados y pierden el trono que les correspondía y se van al bosque. Aquí se ponen en la prueba valores en este libro. Aquí está la portada, la traducción de Wittenen de este libro tercero, el libro del bosque. Aquí se van a poner a prueba el carácter de los párrafos, porque es en la adversidad donde se va a ver si esos valores de integridad, de honestidad y de lealtad se cumplen. Y, sobre todo, sirve para regresar el valor, el valor del hermano mayor, que había perdido todos los dados, Yudhishthira, y se supone que es hijo del Dharma, del dios Dharma, que es el dios de la ética. Y claro, cuando lo vemos como un ludópata, perderlo todo, no parece que esté haciendo justicia a su padre, el dios del Dharma, pero en el bosque se va a resarcir. Primero, porque es de los pocos que no se queja en ningún momento del exilio en el bosque, ¿no? A pesar de que les corresponde, a pesar de que le correspondía estar reinando, y gobernando, no se queja. Intenta, digamos, crear comunidades, buscar comunidades de ascetas en el bosque, ver lo bueno, aprender del ascetismo, porque están viviendo comunidades de ascetas en el bosque donde se exilia, ¿no? Se prueba también la lealtad de sus hermanos y de Draupadi, la mujer que todos comparten, porque el único que tenía que haberse ido al exilio de alguna manera era Yudhishthira. Los demás no estaban en el trato. Pero en ningún momento durante los trece años a nadie se le ocurre ni amenazar, ni siquiera amenazar. Con el hecho de irse a esperar a Yudhishthira en la ciudad o abandonarlo. No, no, no, aquí hay una lealtad. Entonces, es un libro también sobre la amistad, sobre la verdadera amistad. Bueno, y sobre la familia, ese, ¿no? Bueno, entonces, como decía antes, antes lo adelanté, antes de salir de este bosque y del exilio, tienen que pasar la prueba de un yaksha, que viene en este caso en forma de una grulla, es una prueba a base de acertijos, y Yudhishthira la va a pasar con éxito. ¿No? Así sus hermanos, que mueren todos, Yudhishthira los jata, porque van a beber a un río, están cansados, les desaparece el yaksha, la grulla, les dicen, no toquéis el agua de este río hasta que me contestéis al acertijo. Y nadie le hace caso a este espíritu, todos beben del agua, salvo Yudhishthira, que prueba que es hijo de Dios Dharma, de alguna manera. Entonces, como resuelve bien los acertijos, y las pruebas no son fáciles, son todo preguntas, qué es la felicidad, qué es el deber, cosas importantes que Yudhishthira además aprendió en el bosque. Entonces, es lógico que sean las preguntas que los vayan a sacar de ahí. Si quieres salir de mí, prueba que has aprendido algo en mí. Es un poco la prueba del bosque. Y cuando la pasa con éxito, este espíritu, el yaksha, era su padre, el dios Dharma, disfrazado. Entonces, hay aquí una historia muy hermosa sobre el acertijo del bosque. Bueno, paso brevemente a otra de las grandes epopeyas indias, claro, el poema, digamos, de Valmiki, que es el género Kavya, y que se llama Ramayana, las hazañas de Rama. Y Rama también tiene que exiliarse forzosamente a un bosque que se llama Dandaka. y del tercer libro del Ramayana también se llama Aranyakanda, libro del bosque igual que pasaba con el Mahabharata aquí es un poco lo mismo solo que esta vez bueno es un poco traicionado por su padre si se quiere para que su padre no incumpla su palabra Rama aceptáis al bosque, al exilio, en fin una serie de valores de lealtad, de honestidad, de respeto se muestran con este exilio, tampoco va solo a pesar de que no tendría por qué ir con nadie solo él tiene que exiliarse pero lo acompaña su mujer, Sita y su hermano, Lakshmana en el Ramayana dice la primera reacción de Rama ante el bosque de Dandaka es de consternación, es casi como de desmayo, de horror ya que los caminos del bosque son cerrados e impenetrables el bosque se considera un lugar peligroso y hostil, un lugar donde uno se encuentra con feroces demonios como Virata, al que Rama y sus compañeros se enfrentan en el segundo capítulo de este libro del bosque entonces aquí se nos devuelve la idea del bosque, un lugar de peligros donde los caminos son hostiles donde uno no ve la salida pero, sin embargo en este mismo libro del bosque hay una descripción totalmente distinta de este mismo bosque de Dandaka donde se nos habla de atractivas escenas forestales de estanques cubiertos de lotos de aves, de animales, de ciervos y es este tropo, este tópico de naturaleza salvaje, agradable y ahí el camino sí que se ve con claridad son las dos imágenes opuestas del bosque como fuente de hostilidad pero también como una belleza fascinadora fascinante que también tiene sus enseñanzas de solidaridad y demás que enseñar todo esto se da en el Ramayana luego hay historias concretas muy interesantes igual que también las hay en el libro del bosque en el Mahabharata historias relacionadas con el bosque pero claro no las puedo aquí describir todas pero sí hay una que tiene que ver con ética y naturaleza o ética medioambiental si queremos que es la historia de Tátaka en el Ramayana y la cuenta aquí Richman dice en el Ramayana la presencia de Tátaka abraza el bosque Tátaka es una demonia es una presencia demoníaca que abraza el bosque que lo deja como un desierto pero también esto es un castigo el ser una presencia demoníaca es un castigo que sufre porque ella era descendiente de los yaksas, de los espíritus de las arbóreas pero sus hijos, si no recuerdo mal y su marido se emplean el ocio cortando árboles esquilmando el bosque y como resultado a ella se la castiga si no recuerdo mal ellos mueren a ella se la castiga convirtiéndola en una demonia entonces ella va a abrazar el bosque va a dejar en barbecho toda la belleza del bosque cuando Rama la mata a esta presencia el bosque vuelve a la vida dice el Ramayana lo describe así nada florece aquí solo queda calor y polvo ella Tátaka lo abraza todo el nombre de esta temible criatura es Tátaka del mismo modo que la presencia de un poco de maldad fijaos la analogía entre el ser humano y el bosque del mismo modo que la presencia de un poco de maldad seca desfigura a la personalidad humana la pudre la amarga la presencia de un monstruo convierte en desierto una región que antes era fértil entonces es una también es una advertencia de cómo tratamos la naturaleza la analogía con la maldad y también usar el bosque como un recurso meramente material ya voy a terminar haciendo una alusión breve no me ha dado tiempo mucho a traeros aquí a seleccionar historias pero sí quiero mencionar que el bosque también es el escenario de estos encuentros místicos de los amantes de Krishna que es este dios el que se lo representa de muchas maneras es una de las de las encarnaciones del dios Vishnu a Krishna un dios muy querido del hinduismo también uno de los protagonistas de la vagabunda del diálogo que tiene con Arjuna los personajes fundamentales del Mahabharata bien Krishna una de las facetas es ser pastor de Vakas Se llama Gopala, que cuida a las vacas. También Govinda. Y una de sus representaciones es tocando la bansuri, la flauta travesera, que veis aquí, incluso de la bansuri, el nazo en árbol, ¿no? Y está rodeado, es un dios de la bhakti, de la devoción, una práctica fundamental de la religión hindú. Y siempre está con las gopis, que son las adoradoras de Krishna. Es el dios bhakta de la devoción y siempre va con su grupo de gopis, que también hay que decir, es un dios muy travieso. Ya su infancia en las leyendas mitológicas, en los puranas, se representan de forma muy traviesa y siempre es muy travieso con todo. Entonces esta relación con las gopis es un poco, a veces, bueno, un poco curiosa. Es un poco curiosa con los juegos que hacen y demás, ahí todo... Hay un tiempo una sensación, pues a veces se bañan en el río, un pasaje muy famoso y él va allí y les esconde las ropas y las espera en el alto de un árbol. Entonces tienen que ir todas desnudas a pedirles que por favor les devuelvan las ropas y ellos dicen, no, no, me adoráis o nos las lanzo, ¿no? De vuelta. Esta relación con las gopis es muy hermosa, muy traviesa y siempre están... Y ellas siempre están angelantes de Krishna. Ellas están perdidamente enamoradas de Krishna. Pero la gopi por antonomasia, por excelencia, la gopi de Krishna es la pastora Radha, es la compañera de Krishna. También ambigüedad porque, claro, Krishna tiene tantos grupis, que son en verdad almas que anhelan el encuentro con Dios. Bueno, se supone que Radha es la compañera, ¿no? Y esto se cuenta en la canción de Govinda, Esquita Govinda, la canción de Krishna. Es un poco como se hacía esa analogía con el cantar de los cantares, salvando muchas distancias, pero donde se habla de... Hay relaciones explícitas entre Radha y Krishna, bastante explícitas en algunos pasajes, que transcurren todas en los bosques de Vrindaba, que es la ciudad de Krishna. Entonces, muchas veces se nombra, son bosques reconocibles donde Radha pasea, ¿no? Aquí os traigo una estrofa traducida por Fernando Tola. En el verano, el estío Radha vagaba por el bosque con sus miembros delicados como las flores de jazmín. Buscaba sin cesar a Krishna. Buscaba sin cesar a Krishna y crecía con vemencia su tortura, ¿no? Ella siempre está torturada por la separación de Krishna, por la confusión que en su alma había producido la fiebre del amor. Sería para nosotros eros, pero que en la tradición india es kala. Ya se terminó. Entonces, aquí tenéis un manuscrito antiguo del texto de la Gita Govinda, con sánscrito. Veis un poco aunque se ha conservado así en un estado regular los colores, pero veis un poco... Todo es frondoso, los árboles rodean a Krishna tocando la gansuri. Y, bueno, este encuentro, como decía, sucede en los bosques. Tanto el anhelo de Radha, como el reencuentro con Krishna, como las relaciones bastante explícitas que van a tener, que por supuesto hay que entender en términos místicos. Tenemos varias traducciones al español de la Gita Govinda. Y, bueno, con esto termino y voy a terminar. Muchas gracias por la atención. Muchas gracias, Raquel, por esta enciclopedia. Y, bueno, nos vemos en el próximo video. Rama enfrenta muchas decisiones difíciles por el bien de su pueblo. ¿Cómo podríamos manejar nosotros las situaciones en las que debemos elegir entre lo que queremos y lo que es correcto? Pregunta muy compleja. Sí, esta es una pregunta que se va más allá de lo vegetal, pero... Sí. Pues, a ver, ¿qué me dices? Pero también esta es una enseñanza de las Upanishads, ¿no? En esta Upanishad Lakata, que hablaba al principio, donde un niño dialoga con la muerte, también una de las enseñanzas fundamentales es escoger entre lo preferible, los reyes, y lo que a uno le apetece. A lo mejor, y lo que a uno le apetece. Esto es fundamental. Pero no es algo que ningún académico te vaya a responder en una ronda de preguntas tras su conferencia. Pero entiendo el impulso de preguntar, yo también lo he preguntado muchas veces y lo sigo haciendo. Bueno, es un tema, una cuestión que está en desarrollo y en discusión. Bueno, ¿tenéis algún comentario, alguna pregunta? Por favor. Por favor. Los demonios que aparecen en el interior también van a aparecer al final en el jardín, en el huerto, porque es entrar en lo mismo. Que ahí aparecen los demonios y aparecen un poco. Pero me ha parecido muy sugerente porque esta tradición oriental, porque cuando se hablaba de luz, yo no dejaba de hablar con la ciudad nuestra hoy día. Es decir, donde se encuentra hoy el peligro, quizás antiguamente había más seguridad, puede ser que en las épocas que hemos vivido ahora, y ahora sí que es verdad que hay más desconfianza, el otro es un extraño, el otro no sé qué me va a robar, no me siento tampoco protegido por el orden político, estamos viviendo experiencias donde la misma ciudad se puede convertir en eso. Entonces creo que ahí hay un caso en un día para vivir eso, que antes se vivía en el bosque, y después vivirlo en la misma ciudad, es decir, mantenerme sereno. El peligro, y no sé, me sugería un poquito también todo eso, que Rago Panika también habla un poquito recogiendo posiblemente el mundanal silencio, el mundanal ruido, el mundanal silencio, habla él. Él trasladará la vida orástica, por decirlo así, a alguna vida diaria, al metro, al instituto, a algún otro trabajo, que a ella hiciera. Claro, sí, sí, totalmente. Pues es muy interesante esta idea, ¿no? Llevarte hasta la idea del bosque o de la superación de ciertos miedos, de ciertas actitudes, al bosque urbano que ahora tenemos, que además está muy acelerado, como dices, y que también ahí nos sentimos muchas veces desamparados, desprotegidos y demás. Sí es interesante, pero es verdad que pienso que seguiremos necesitando periodos puntuales de enfrentarnos a nuestros miedos en la soledad de un paisaje que nos da un miedo añadido, porque es verdad que en la ciudad te puedes sentir desprotegido, pero sigue siendo tú. Médico. Sin embargo, si tú te vas a un bosque poco habitado por una montaña de interior, un poco habitada por la mano del ser humano, en mi experiencia, que no es muchísima, pero que tengo cierta, mi experiencia es que tus miedos son más profundos, porque ya es el animal, ya son cosas que salen totalmente de tu control, no sé cómo explicarlo, estás más desamparada y si lo coges como una oportunidad, de trabajarte a ti misma, creo que te da espacios diferentes. Pero claro, eso para luego traerlo a la ciudad y en los momentos que te estresa, en el metro, en los conflictos urbanos, ponerlo a vivir, porque si no, ¿de qué nos sirve? Si no es gimnasia, meramente sí. También quiero hacer un matiz, breve matiz. Yo traje un poco la tradición india que conozco, los sexos indios que conozco, en la filosofía china, en la filosofía japonesa, estoy segura de que mis colegas tendrían... cosas diferentes que decir, y ahí probablemente habría huertos y jardines. Entonces, a veces tendemos a hablar del oriental, que sé que es una etiqueta que... pero eso se ha usado mucho en el colonialismo como para hablar de una realidad que es muy diversa. Entonces, yo he traído india y lo que sea un poco de india, ¿no? Pero huertos y jardines que a lo mejor podrían entrar en relación con esa filosofía vegetal cristiana o esas... De otra manera, los habría en China, en Japón, estoy segura. Japoneses, los jardines... Entonces, yo he traído india, ¿no? Lo oriental da para mucho más, entre que no. Bueno, disculpad, os agradezco mucho los comentarios y preguntas también en el chat, que siguen preocupados por las decisiones de Rama, pero tenemos aquí todo un pasillo pendiente de la siguiente conferencia, la de Vicente. Vicente, sí, Vicente Ruiz lo siento pero por el horario y las conclusiones tenemos que continuar, pero por supuesto habrá un momento en las conclusiones para hacer esos comentarios Sí, señores, no hay quien me escriba Sí, y también, por supuesto pueden encontrar el correo electrónico de la profesora Raquel Ferrandez, sobre todo los estudiantes de la UNED, simplemente consultando la página del Departamento de Filosofía ella estará encantada de responderos si una decisión afecta o no, y en qué nivel si es espiritual, etc. y todas aquellas resonancias, entonces os aviso para las personas que están en el otro lado del Zoom que vamos a hacer una pequeña pausa de 5 minutos mientras entra al auditorio las personas que van a asistir a la última conferencia de Vicente Ruiz, que le he dicho ordoños todo el tiempo, y vosotros os reís y no me decís nada pero es que os reís una vez y tal, pero bueno es Vicente Ruiz, entonces 5 minutos y volvemos con vosotros hasta ahora Gracias. Buenas tardes, hoy tenemos el honor de cierre este ciclo de conferencias sobre los huertos, los jardines y los bosques salvajes del Oriente a Vicente Ruiz García, doctor en Historia profesor tutor y secretario del Centro UNED de Jaén y hemos sacado a Vicente de sus estudios sobre navíos, cocinas en las popas de los barcos y discusiones acerca del escorbuto para que se nos meta en un jardín vamos a ver si sale bien librado después de ser un navegante experimentado a ver qué tal se desenvuelven los jardines de los senderos que se bifurcan como decía Borges en aquel célebre cuento presentar a Vicente es bastante complicado porque tiene una larga lista de publicaciones es un gran escritor, muy prolífico, ensayista ha ganado más de 13 premios es decir, entre que yo preparo unas conferencias o preparo junto unas conferencias Vicente ya gana otro premio es decir, que la cosa no es tan sencilla y bueno, afortunadamente está entre nosotros y yo le agradezco mucho que haya aceptado la invitación ha escrito también un libro magnífico sobre el patrimonio cultural de Úbeda que está disponible online un libro de más de 500 páginas es un libro fantástico y que, bueno, yo tuve que leer un poco también para preparar cuando hice la propuesta de estas conferencias para el vicerrectorado de divulgación científica de la UNED pues es su turno de palabra esperemos que sepa entrar y salir del jardín muchas gracias Vicente gracias buenas tardes a todos y a todas a los que están presentes aquí muchos de ellos, bueno, algunos son forman parte del curso que se ha celebrado hoy Llévame al huerto una filosofía sobre lo vegetal un curso, una jornada de conversación una conferencia que comenzaron esta mañana en concreto han sido tres por la mañana y dos por la tarde y esta última, bueno, pues me toca a mí para terminarla quiero dar la bienvenida también a todos aquellos que de forma libre sin estar matriculado en el curso pues participan también, en este caso han acudido a mi invitación para hablar en este caso para conocer algo más o para poner en orden un poco pues algunas historias sobre un patrimonio que para mí creo que está en peligro peligro, por lo menos es vulnerable incluso puede estar en peligro de extinción esperemos que no Y también cómo ha evolucionado el paisaje en nuestra ciudad, una ciudad que es patrimonio de la humanidad, una ciudad que no nos cansamos de decir que tiene monumentos, iglesias, palacios, conventos, que los podemos ver, que han ido evolucionando también. Pero hay, a veces, un episodio, una parte de nuestra historia, que es los alrededores de Úbeda, el paisaje, que ha evolucionado de una manera también tremenda. Y creo que hoy vamos a hacer una pequeña exposición de cómo ha ido evolucionando y cómo ha cambiado ese paisaje que hoy observamos, que no siempre fue así como todo el mundo deducirá. Quiero también agradecer a todos los 150 matriculados, 170 matriculados que nos están viendo desde muchas... ...muchos rincones del país, incluso del planeta, supongo. Y que, bueno, están conectados a online a través de Zoom y a través de las técnicas que la UNED pone a disposición de este tipo de seminarios y de jornadas. Y, bueno, y por supuesto quiero agradecer a José Higuera, que haya confiado en mí, el que hace ya bastante tiempo que pensó en hacer alguna actividad relacionada con las huertas de Úbeda, con los huertos y con todo lo que era el paisaje vegetal. Y también quiero agradecer... ...a la Fundación Huerta de San Antonio, que está haciendo un trabajo ímprobo junto con otros colectivos para recuperar ese espacio del que ahora vamos a hablar. Y, por supuesto, bueno, pues a la casa que me acoge aquí, que es mi casa, que es la UNED, y vuestra casa también, que ya sabéis, la universidad más grande de Europa, el campus más grande del planeta, etcétera, etcétera. Todas estas cosas que voy contando, pero que hoy, bueno, pues hoy no ejerzo de secretario, sino que ejerzo de conferenciante. Y quiero empezar para hablar de esta conferencia llamada El Paraíso Perdido, las huertas de la cornisa sur en Úbeda. Quisiera que nos trasladásemos en el tiempo y nos trasladásemos, pues, al principio de todo. Hace 5.500 años, aproximadamente, el mundo era totalmente distinto. El paisaje de África era completamente el de Europa. El de Próximo Oriente era totalmente diferente al actual. El desierto del Sáhara había llegado hasta prácticamente el norte del continente africano. Y en Oriente Próximo, la civilización sumeria, en Urú, concretamente, pues sus habitantes conocían no solamente la agricultura y la ganadería, sino que conocían también la domesticación de los metales, la fundición. La rueda que la empleaban además para, en aquel momento, utilizarlos los alfares de Próximo Oriente. Y además habían ideado un sistema revolucionario para contabilizar las mercancías que vendían y compraban, con unas tablillas de barro, de tal manera que hacían incisiones y de esa manera pues habían inventado nada más y nada menos que la escritura. Los sumerios, en Próximo Oriente, habían entrado en la historia. ¿Qué eravenidos? ¿Qué era vivos? en Europa, en la Península Ibérica, pues seguíamos en la Edad de Piedra, en el Neolítico Final, donde prácticamente nos podíamos encontrar algunos ejemplos de pobladores en el norte de la Península Ibérica, la cultura de los sepulcros de fosa, unos hombres y mujeres que habían llegado desde Oriente, también algunos pueblos que habían llegado al sureste de la Península, también desde el Mediterráneo Oriental. Era muy difícil encontrar a seres humanos en el solar de la Península Ibérica, salvo en un lugar, en lo que hoy conocemos como la Era del Alcázar, lo que hoy constituye el núcleo, el germen, el corazón de nuestra ciudad. Una ciudad que en el 3500 a.C., mejor dicho, un poblado, estaba habitado por hombres y mujeres que habitaban en una ciudad que era la península ibérica. Era un espacio, en una meseta elevada, desde donde podían contemplar un bosque de pinos, de abedules, que se prolongaba hasta las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Es decir, esos pinos salgareños que contemplamos en Cazorla o en Segura llegaban hasta prácticamente lo que era la Era del Alcázar. El bosque era generoso, daba caza, ciervos, gamos, jabalíes, corzos, conejos... Habitaban en la espesura y eran parte de los nutrientes, de las proteínas que consumían aquellos hombres y mujeres de Úbeda. Unos hombres fuertes, al igual que las mujeres. Unos hombres que eran más longevos que ellas, ya que normalmente a partir de los 14 años era muy difícil encontrar mujeres en este lugar, ya que muchas morían en los partos. Unos hombres y mujeres que además tenían unas casas redondas en donde enterraban a sus muertos y además también tenían cierta sensibilidad artística, hasta el punto de que eran capaces de tallar un hueso de lince como el que ustedes pueden ver en la imagen. Lo cual también nos refleja que ese felino, que hoy es el más amenazado del mundo, pues también habitaba por la espesura de nuestros pinales. Y posteriormente, de otros espacios, que serían los bosques que se irían transformando como iremos viendo. Aquellos hombres y mujeres, aquellos primitivos habitantes de la era del Alcázar, eran cazadores, eran recolectores de frutos silvestres, pero también conocían la agricultura. Había una pequeña parte del entorno de Úbeda en donde había llegado la ganadería, donde habían llegado especies como el trigo, como el mijo. Como la escaña, que eran cultivadas por las zonas que rodeaban a lo que hoy es nuestra ciudad. Además, era muy normal que pastoreaban con caballos, con cabras, con ovejas. Y además, la arqueología nos da ese testimonio y ese resultado de todo el aprovechamiento que hacían de aquel bosque aquellos primitivos habitantes de la era del Alcázar. El paisaje cambió. Cambió en el año 2200 a.C., 1700 años después de como hemos iniciado esta aventura. Esa aventura humana de la era del Alcázar, de la primitiva Úbeda, en donde ya desapareció aquel bosque de pinos laricios y de abedules. Ahora, el bosque se había transformado en un espeso manto de encinas, húmedo, todavía era húmedo, todavía se podían ver las escasas. A veces incluso hasta la nieve. Y aquel lugar, además, fue muy habitual la incorporación de otro habitante, en este caso otro animal doméstico como fue el cerdo, que también fue una fuente de proteína a partir de ese momento. Estamos hablando del año 2200 a.C. En ese lugar se fue transformando poco a poco el territorio, hablamos del año 2000 a.C., en donde ese bosque de encinas, espeso, húmedo, se fue transformando en lo que los geógrafos conocen como la Garriga. Como un bosque estepario, donde cada vez hay menos encinas y por otro lado también cada vez hay más matorral. Aparece sobre todo en todo tipo de árboles, o mejor dicho, de arbustos aromáticos, lentisco, adelfa. Y sobre todo, aquellos habitantes se dedicaron al pastoreo de las cabras, de las ovejas y siguen también con el cerdo. A partir del año 1700 a.C., conocemos prácticamente nada del poblamiento de Úbeda. Se dice que Úbeda es la ciudad más antigua de Occidente, porque datos contrastados por la Universidad de Huelva, por un equipo de investigación, no ha ido relatando ese relato que yo he ido haciendo. Forma parte de esas investigaciones arqueológicas que nos hacen pensar que hace 5.500 años había pobladores en la ciudad, pero a partir del 1700 a.C., los registros arqueológicos no nos dan más información. No quiere decir que no existieran habitantes, que no hubiera primitivos Úbedenses desde el 1700 a.C. hasta el siglo IV, pero prácticamente no encontramos nada. Lo único que encontramos es una cantidad de restos que se fueron destruyendo. Se fueron diseminando, que se fueron colmatando y que, de alguna manera, han ido ocultando un pasado que en otros sitios de la provincia de Jaén es bastante... Es bastante conocido o al menos hay bastante representación. Hablamos, por ejemplo, de la cultura ibérica, una cultura ibérica que está prácticamente en muchos lugares de la provincia y que aquí prácticamente no se ha encontrado nada. Hablamos también de la cultura romana. Es verdad que hay restos de fragmentos de sigilatas que se encontraron en su momento en los yacimientos de, concretamente, las obras que se hicieron en Santa María de los Reales Alcázares y también en la cárcel del obispo, en donde participaron, entre otros, Marcelino Sánchez, que está aquí al fondo y que sin duda puede dar fe de ello. ¿Qué pudo haber? Posiblemente una villa, una villa romana agropecuaria. Pero habitada por muy poca gente. Es decir, la población evidentemente se fue reduciendo y es verdad que poco a poco van saliendo novedades y nuevas aportaciones que da la arqueología y posiblemente dentro de poco tiempo tengamos noticias sobre un periodo, ese periodo, ese vacío que hay entre prácticamente 1700 a.C. hasta el siglo IV. A pesar de todo, hay algunos restos, hay algunos restos que nos invitan a pensar que evidentemente… Efectivamente, alguien debió de contemplar desde lo que algunos llamaron Bétula, debió contemplar a la vecina y lejana, no tan lejana, colonia de Salaria, una ciudad romana importante donde pasaba el mineral que venía desde Cástulo, que además fue una colonia de tal importancia que tenía la capacidad de poder acuñar moneda, algo que era muy raro en la época. Pero que nada tiene que ver con nuestra ciudad. Posiblemente, como insisto, alguien desde aquel promontorio llamado Bétula o al que algunos le llamaron Bétula, pues contemplaría esta ciudad de Salaria sin saber que bajo sus pies había nada más y nada menos que 4.000 años de historia por lo menos. Bueno, pues en todo este recorrido que he hecho de la prehistoria hemos visto cómo ha cambiado el paisaje. Cómo pasamos de los pinos y los abedules a ese bosque de encinas, ese bosque mediterráneo que poco a poco se va transformando, que aquellos hombres y mujeres que primero se dedicaban a la caza y a la recolección de frutos silvestres poco a poco se van convirtiendo en agricultores y pastores, pero hay un elemento que no cambió, por lo menos sabemos que está desde el cuarto milenio antes de Cristo. Y es que las semillas… La arqueología nos demuestra que hay semillas de trigo, de escaña, de habas, de arveja. Arveja era una especie de guisante que se han encontrado por todo lo que sería la zona que actualmente conocemos como las huertas, lo cual nos deduce o llegamos a la deducción de que esas huertas ya se cultivaban desde tiempos prehistóricos. Lo cierto es que hay un vacío a partir del siglo IV y hasta el siglo VII. Y ya tenemos que hablar de la ciudad de Úbeda como tal cuando llegan los musulmanes. Según cuenta la tradición, a la muerte de Adán II, el valí de Jaén, Semben Abdelaziz, fundó o fortificó la ciudad de Úbeda en torno al año 852 d.C. A partir de ahí nacía Úbeda, Úbeda de los árabes, Uadad. Y a partir de ese momento nos encontramos con una civilización por la cual durante 400 años al menos la ciudad de Úbeda estaría inundada de zaucos, de mezquitas. Y en donde el muecín rezaría a Alá desde el alminar de la mezquita mayor, de la mezquita al-Hama, diciendo aquello de Alá el único Dios y Mahoma su profeta. Durante ese tiempo... Durante ese tiempo, digamos que la zona del Alcázar fue originariamente el corazón, siguió siendo el corazón de la ciudad, pero a poco a poco se fue extendiendo el núcleo urbano más allá. El caso es que durante la etapa de dominación musulmana nos encontramos con una imagen ideal, idealizada, que podría ser algo parecido así a esto, que lo he extraído de un documental que se llama La conquista de Ubadad o algo así. Y ahí se puede observar... Pues cómo era el recinto amurallado, las distintas barbacanas que había. Y también podemos ver un elemento del cual hablamos hoy, que son las huertas. Una zona que estaría irrigada por manantiales, donde además también habría pesca, tal y como había en la época de la prehistoria en Úbeda. Y a partir de ahí nos encontramos con una ciudad en donde sus huertas rodeaban, y era conocido sobre todo su paisaje por la extensión de cultivos como el trigo y sobre todo como el azafrán. También la vid, Al-Sakundi, nos habla de que la zona de Úbeda, el alfoz de Úbede de Baeza, pues estaba llena de vides, hasta el punto de que ni se compraban ni se vendían, porque todo el mundo tenía acceso a eso. El azafrán, los higos, las berenjenas, fueron algunos de esos alimentos, de esas hortalizas que se cultivaban en los alrededores de Úbeda, en las huertas, con esas sabias técnicas que nos trajeron los musulmanes. Unas sabias técnicas que evidentemente no fueron una novedad, porque evidentemente ya andan... Antes se estaba cultivando todo lo que sería el cinturón de la era del Alcázar, pues mediante algún tipo de técnica agrícola, desde tiempos del Neolítico Final. En el Zoco se venderían todos esos productos, y la riqueza de todas esas huertas de Úbeda, pues nos ha llegado un poco a la conclusión de que hubo también especies como por ejemplo el granado. Granados que luego tendrían variedades que se perderían, por ejemplo, en la Alhambra de Granada se perdieron la variedad autóstoma de granados, y hubo un grupo de científicos del Banco de Geoplasma que se desplazaron a Úbeda para conseguir variedades de granados, variedades originales de la época andalusí. Y los encontraron, los encontraron en las huertas de Úbeda, lo cual nos hace pensar que durante muchísimo tiempo se conservaron buena parte de esas semillas y de esos productos originales que había en nuestra ciudad, y que trajeron los musulmanes. Tenemos ya que irnos a la época, a una época posterior, como es la de la Edad Media. La conquista cristiana se produce en el año 1233. Y a partir de ese momento la población sigue siendo más o menos lo mismo, mejor dicho, los barrios se van transformando en once parroquias. Los cristianos, bueno, pues los que establecerán serán once parroquias, que serían, bueno, pues Santa María de los Reales de Cáceres, San Pablo, San Pedro, Santo Domingo, Santo Tomás Canturiense, San Lorenzo, y luego ya a extramuros, pues nos encontraríamos con San Millán, San Nicolás, y el barrio de San Isidoro. Y aparte, pues nos encontraríamos con dos parroquias que son buena parte de lo que hoy queremos contar y queremos narrar, que son las parroquias de San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Dos parroquias que hoy en la actualidad evidentemente no existen, pero que sin duda hoy nos sorprendería que un paisaje tan deshabitado como es el del cinturón de las huertas de Úbeda, pues fueron dos barrios populosos en donde había una actividad no solamente agropecuaria, sino también actividad de tipo artesanal. Aquí tenemos una imagen rodeando el Alcázar. Veríamos que el arrabal de San Juan Evangelista, también llamado San Juan Bautista o San Juan de los Huertos, ocuparía el entorno que hay de la puerta de Granada hacia el sur. Ahí nos encontraríamos. Buena parte de las huertas que existían y que digamos que los musulmanes habían dejado. Y luego tendríamos el otro arrabal que sería el de San Juan Bautista, frente a lo que sería la puerta del Losal y toda la zona que hay cerca del barrio de San Miguel. San Juan Bautista también tendría una parroquia con su mismo nombre y esas serían, digamos, las dos parroquias, los dos cinturones que hoy ya no existen y que forman parte de ese entorno en donde convivieron la actividad agropecuaria con la actividad artesanal. Por ejemplo, esa actividad artesanal fuera de las tenerías. Las tenerías, pues como muchos de ustedes saben, se trata de una artesanía ligada a lo que es la industria del cuero, de las pieles y además también del tintado de algunos tejidos. Ese tipo de industria fue muy habitual hasta el punto de que uno de los barrios, como bien nos puede... como bien nos ha explicado en sus libros Juan Ramón Martínez de Elvira, bueno, pues había nombres de calles que daban título a ese tipo de actividad industrial. La calle Tenerías junto a otras ocho o diez calles que había en el barrio de San Juan Evangelista y de igual manera en el barrio de San Juan Bautista. Eran calles, o sea, eran zonas totalmente urbanizadas porque aquí tenemos algunos restos de aquellos barrios, los restos del ábside de la iglesia de San Juan Evangelista. Son los únicos que quedan de aquella iglesia. Debe ser una iglesia románica, de tardo románica, como era lo habitual en la ciudad, de aproximadamente unos diez metros de longitud, no muy grande, con pocas capillas y, bueno, con no demasiada feligresía, que de alguna manera, bueno, se mantuvo pues al menos hasta el siglo XVIII porque el catástrofe de Ensenada del año 1752 nos sigue diciendo que existía esa parroquia. La de San Juan Evangelista. Algo parecido ocurre con San Juan Bautista, del cual, bueno, prácticamente no hay restos, no encontramos restos frente a la otra zona de la ciudad y ahí, bueno, podemos ver en las imágenes, por ejemplo, pues algunas piedras, algunos sillares de piedra decorados o algún dintel de alguna puerta o de alguna ventana que se aprovechó de los restos que hay, que todavía subsisten en aquel lugar. También nos encontramos alguna gárgola que funciona como canalón, como desagüe de alguna de las fuentes que hay por la zona, como la higueruela, etcétera, que han formado parte de ese paisaje que actualmente son las huertas, pero que formaron en su día parte de lo que era este entorno, esta iglesia que también evidentemente debió ser tardo románica, más o menos algo parecido a la otra iglesia. Dos iglesias muy similares que a partir del siglo XVIII prácticamente desaparecieron. Bueno, Ruiz Prieto nos habla un poco de su ruina ya a finales del siglo XIX y, bueno, ya prácticamente su feligresía pasaría a engrosar, bueno, pues en el caso de San Juan Bautista, la iglesia de San Pablo, y en el caso de San Juan Evangelista, pues sus feligreses se marcharían a San Lorenzo. Todo el entorno de estos barrios, estos barrios que, bueno, no es que estuvieran muy habitados, pero sí eran barrios... ...como los que había en el interior del recinto amurallado, pues nos lo encontramos que compartían tanto espacios urbanos, de calle, como he dicho anteriormente, como también espacios agropecuarios. Y en este caso, bueno, pues nos encontramos con ese cinturón de huertas, el cual se ha mantenido durante muchísimo tiempo y se ha mantenido con una estructura muy característica que es la de escalonamiento, una estructura escalonada que permite el cultivo y, además, sobre todo, el aprovechamiento del espacio y el aprovechamiento también del agua, porque, lógicamente, hay que tener en cuenta que si la ciudad de Úbeda se encuentra en un promontorio, estas huertas necesitaban agua. ¿De dónde venía el agua? Bueno, pues, lógicamente, los ríos que hay tanto al norte como al sur, río Guadalimar al norte, río Guadalquivir al sur, pues son ríos que están muy lejos y que, por tanto, no podían abastecer a la ciudad. La ciudad se abastecía, lógicamente, por los manantiales. Y por, digamos, las grietas que sufría, que tiene el promontorio, lo que serían los cerros y, de alguna manera, desde el norte hacia el sur, pues se va canalizando a través de eso que conocemos popularmente como los minados. Los minados en Úbeda que van recorriendo buena parte del casco urbano de la ciudad, el subsuelo, lógicamente. Hay incluso calles que se llaman con ese nombre, las famosas calles de las minas. Y son minados, bueno, pues que algunos probablemente sean de época musulmana y otros sean de época posterior. Evidentemente, se habrán ido recuperando. Esos minados pues iban llevando el agua desde el norte hacia el sur, formando en algunas ocasiones manantiales. Es cierto que ya previamente había arroyos, arroyos naturales como el arroyo de Santa María y otros arroyos que irían, digamos, desembocando en algunas de las fuentes que nos encontramos en nuestra ciudad. La fuente seca hacia el este, la fuente de la Iberuela, la fuente de la Risa y también, bueno, pues algunas fuentes como la de la Saludeja. Que además una de las partes de eso, uno de esos minados, pues sería, desembocaría en lo que popularmente hemos conocido mucho como a los baños de la Reina Mora. Que actualmente se encuentran debajo de lo que es la Saludeja, en un nivel inferior incluso de cuando se estableció, digamos, la presencia musulmana en la ciudad. Y que de alguna manera, bueno, pues forman parte de ese entramado de acequias, de minados, de albercas, de fuentes. Que sin duda hacen que las huertas de Úbeda, pues sean, tengan bastante agua y no tengan déficit para poder regar todo lo que es el territorio. Mientras tanto, mientras que las huertas se van, siguen estando durante la Edad Media y llegan al siglo XVI, que además hay muchísimos protocolos notariales en donde se habla de huertas, se habla de, en fin, de todo este tipo de... De infraestructuras. El paisaje, el paisaje de Úbeda sigue cambiando. Sigue cambiando, nos quedamos con ese bosque mediterráneo, con cultivos, donde ya aparecería la tierra calma y donde sobre todo había muchos pastos. Muchos pastos para el ganado. Unos pastos que comienzan a ir desapareciendo, sobre todo a partir del siglo XVI. Claro, tenemos que tener en cuenta que Úbeda es una ciudad que llega a tener 18.000 habitantes en el siglo XVI. En aquel momento Londres... Llegaba a 40.000 habitantes y Madrid no tenía ni la mitad de Úbeda y evidentemente eso suponía que había que se roturara un tierra. Evidentemente había que aumentar la producción de alimentos, se roturaron muchas tierras hasta el punto de que se talaron a diestro y siniestro centenares de encinas. Hay un documento en el cual Hernando de Segura, que era... Que era... Uno de los... Que era síndico de la ciudad, que era personero del común, perdón. Este personero pues se queja ante la ciudad, ante el ayuntamiento, de que los prohombres habían talado más de cinco leguas de monte desde Úbeda hasta Baeza. Lo cual significaba que todavía, antes del siglo XVI, había una buena parte del territorio que estaba ocupado por bosques. Bosques que además debieron de contar con una fauna... Una fauna bastante interesante, porque resulta que no solamente en el siglo XVI, sino que todavía en el siglo XVIII, pues nos encontramos como a finales de siglo, en tiempos de Carlos III, en el año 1788, pues nos encontramos con que hay batidas, hay batidas del lobo. Y el lobo ibérico, pues periódicamente aparecía por las zonas de Úbeda, ese hermoso animal, ese cánido tan denostado y tan peligroso. Y el lobo perseguido, pero a la vez también tan hermoso, pues iba rondando nuestra ciudad hasta el punto de que se dieron órdenes de hacer varias batidas en diciembre de 1788 y en enero de 1789, contabilizando un total de 280 lobos muertos, abatidos por cazadores de la ciudad. Eso nos invita a pensar en esa fauna y en ese espacio que había alrededor de la ciudad, que nada tiene que ver, por supuesto, con lo que nos encontramos. Un espacio del paisaje, un espacio de las zonas naturales que había rondando Úbeda, que se fue todavía transformando aún más, sobre todo con un giro y con un momento muy importante en la historia de una ciudad. Hablamos de la desamortización. Llegamos al siglo XIX y nos encontramos con que... Con que todo el mundo conoce o muchos saben que la transformación urbana de Úbeda fue realmente importante. Gran parte de los conventos de alguna ermita se desamortizaron y algunos entornos, como por ejemplo el convento de San Micasio o el convento de La Coronada, se transformaron en lo que hoy sería Pazo de Toros o el antiguo Parque de La Coronada, posteriormente Mercado de Abastos. Y así, la fisonomía de la ciudad, donde los huertos de los conventos se transformaron en plazas. Eso ocurrió no solamente en Úbeda sino en toda España. Pero lo que se nos olvida en algunas ocasiones es que hubo también sobre todo una transformación tremenda del paisaje. Hasta el punto de que... Aquellos bosques que había, muchos de ellos pertenecientes a órdenes religiosas, tierras baldías, pues se destruyeron totalmente. Las revoluciones liberales, en este caso las leyes del liberalismo del siglo XIX y especialmente la desamortización de 1836 y de 1854, pues convirtieron a toda esta zona en campos de labor. Los bosques que había todavía, que todavía eran numerosos, ese bosque mediterráneo que rodeaba... A la ciudad, pues evidentemente dejó de existir, se calaron y se convirtieron en una imagen muy parecida a la que podemos ver ahí. Esa tierra calma, en donde sobre todo los cereales, la vid y en muy menor medida el olivo, pues irían poco a poco ocupando el campo que rodea a Úbeda. El paisaje se fue transformando. Se fue transformando, como habíamos dicho, en tres siglos desde la Edad Media. Hasta el siglo XIX no se parece prácticamente nada, había un cambio total. Pero ese paisaje no se transforma tanto en lo que es las huertas de Úbeda. Es cierto que el barrio de San Juan Evangelista y de San Juan Bautista desaparecen como zona, digamos, urbana. Aunque es verdad que siguieron viviendo, pues evidentemente, hortelanos que se dedicaban a eso. Pero las huertas se mantuvieron. Y se mantuvieron tal y como nos ofrece este plano que es del año 1895. Y ahí se ve, bueno, pues un espacio bastante importante, bastante amplio de lo que sería el cinturón de esas huertas. Después nos encontraríamos, podemos ver imágenes que realmente, bueno, pues nos sorprenden. Esta imagen es del año 1940-1945 aproximadamente, en donde se puede ver hasta dónde llegaban nuestras huertas. Y esta imagen probablemente estará tomada desde la actual carretera de Jóvenes. Todas, ¿vale? Esta misma imagen yo he intentado, bueno, esta imagen es un poco desde otro sitio. Se ven todavía huertas, es una postal de los años 70. Y más o menos se observa como todavía, pues, quedan bastantes huertas en torno a nuestro casco urbano. Y esta imagen ya es desoladora. Es decir, si comparamos esta imagen con esta, vemos como prácticamente, pues, ha desaparecido buena parte de esa huerta. Un paisaje, el de las huertas, que prácticamente desde el cuarto milenio antes de Cristo hasta 1950, 1980 incluso podría decir yo, pues, fue muy parecido, salvo el plano urbano que, insisto y he repetido, hubo de San Juan Bautista, de San Juan Evangelista, pero, independientemente de eso, el paisaje verde, el de las huertas tradicionales, pues, había estado intacto. Pues, prácticamente. ¿Qué es lo que pasó? ¿O cuáles han sido los factores que han provocado la desaparición de estas huertas? Bueno, pues, vamos a analizarlo a partir de este momento. Todo el mundo intuirá cuál es el principal factor, pero vamos a analizar ante otro. Por ejemplo, durante los años 90 se quitó una parte del terreno de las huertas como consecuencia de una de las obras necesarias, por otra parte, en Úbeda, como fue la Ronda Sur, se expropiaron terrenos al convento de San Juan de la Cruz Se expropiaron también algunas huertas que hicieron, o que hacía necesario que pasara por ahí la Ronda Sur. Hubo también otro intento, otro atentado, otro factor que también amenaza o ha amenazado a las huertas, como fue... Un colector de aguas fecales que ya en el año 2010-2012 se instaló en torno a los antiguos barrios de San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Pero sobre todo, como ustedes pueden imaginar, el gran culpable de la desaparición de las huertas son los olivos, el olivar. Yo a mí cuando mis alumnos me decían, o les preguntaba yo, ¿cuál es el árbol típico, el árbol original de la provincia de Jaén? La oliva. Ese bosque de olivos, ese mar de olivos tan cacareado, pues es algo muy reciente, tremendamente reciente, hasta el punto de que, bueno, podemos observar imágenes que nos reflejan perfectamente cómo ha cambiado el paisaje. A la izquierda, a la izquierda de ustedes, pues pueden ver... Pueden ver la imagen de la vía, de la vía del ferrocarril Baez-Autiel, en el fondo, ese túnel, y vemos cómo la tierra calma era el paisaje habitual en la comarca. No en la comarca, sino en nuestro entorno más cercano. Esa imagen es de los años 50, aproximadamente. En la imagen de al lado vemos cómo ha cambiado totalmente la imagen. Es decir, por tanto, el monocultivo se ha apropiado de todo el entorno y es un factor de muchísimo riesgo en torno a esta problemática que es la de las huertas. Se ha dicho siempre, bueno, aquí tenemos otra imagen también, que es de los años 60, donde se ve ya, bueno, pues que hay variedad de tierra calma, de olivares también al fondo, pero, por supuesto, nada que ver con esa imagen que nos podemos encontrar hoy de monopolio, del olivo. El olivar es un bosque humanizado. Es decir, hasta hace 40 años se puede considerar como que era un bosque en donde, bueno, era muy habitual ver, por ejemplo, un bosque que albergaba, pues nada menos que el 40% de las aves que existen en España, o el 50% de los insectos, o el 30% de los reptiles. Es también un bosque humanizado. Que además es un árbol, el olivo es un árbol que aguanta mucho, aguanta la sequía, aguanta el calor. Y sin embargo, bueno, pues no hemos empeñado en transformarlo en un olivar del regadío. En la comarca de Úbeda, en todo nuestro entorno, bueno, pues decimos aproximadamente el 96% de todos los terrenos cultivables, pues los forman olivares. Solamente hay un poco más, un 4% de otros cultivos. Y dentro de ese 96%, pues nos encontramos que el 92% es cultivo de olivar del regadío. En una provincia, en una comarca deficitaria en agua y en donde, lógicamente, bueno, pues hemos cometido pues algunos excesos. Excesos como, por ejemplo, el acabar con uno de los recursos hídricos más importantes que había en la comarca, como era el acuicero de la Loma. Bueno, en el año 1992 se descubrió en el subsuelo un acuífero de la época del Jurásico y llegaba, bueno, pues desde Ignatoraz hasta Baeza. Había agua, según dicen, lo han entendido los científicos, posiblemente, pues para el consumo de tres o cuatro siglos. Era una auténtica barbaridad el agua que había. Fue en ese momento cuando se empezaron a hacer los primeros pozos, unos permitidos, otros ilegales, que hicieron, bueno, que todos los olivares de nuestro entorno se convirtieran en olivar del regadío. A día de hoy, el acuífero de la Loma ha desaparecido. Apenas queda agua y la poca agua que queda, además, está contaminada de nitritos, de fosfatos, en definitiva, bueno, pues de todas esas sustancias que se aportan al olivar para que produzca mucho más, eso sí, pero ¿a costa de qué? Pues a costa del medio ambiente y también... A costa de esas huertas, como ahora vamos a ver. Evidentemente, el olivar no lo vamos a quitar. Es parte de nuestra forma de ser, es parte de nuestros recursos económicos y hay muchas familias que siguen viviendo del olivar, pero si es cierto... Que el olivar puede perfectamente convivir con esas huertas que rodean a la ciudad. Porque es verdad que cada vez hay menos y también hay una serie de amenazas que, como ya he dicho, pues siguen estando presentes y pueden provocar que en apenas pocos años se destruyan las pocas huertas que nos quedan. ¿Y por qué tenemos que conservar las huertas? ¿Qué valores tienen estas huertas? Bueno, pues tienen algunos valores que yo quisiera presumidamente que veamos. Ya hemos hablado del valor arqueológico de las huertas. Nada más que hay que darse un paseo. Esta tarde algunos de los que estáis aquí presentes habéis dado un paseo por las huertas, creo, y bueno, habréis comprobado que es un entorno en donde todavía quedan algunos restos arqueológicos que merece la pena conservar, entre otros. Bueno, pues ese ábside de la antigua iglesia o parroquia de San Juan Evangelista. Pero también he diseminado muchísimos restos de época medieval, de época moderna, etcétera, etcétera. También, por supuesto, valores paisajísticos. Y aparte del paisaje, de lo hermoso que son las huertas, hay que tener en cuenta también otro valor que es el de la erosión. Y la forma en la que están cultivadas las huertas en Úbeda, en Bancales, hace posible que la erosión... Pues que sea una barrera contra la erosión. Valores faunísticos. La fauna urbana es algo que a mí me fascina siempre. Nosotros tenemos un ave rapaz, que es un auténtico, yo lo considero un emblema de la ciudad, como es el cernícalo primilla. Es un ave muy especial, está en peligro de extinción, que es vulnerable y que además nos visita todos los años en el mes de febrero. Lo hace hasta el punto de que es capaz de venir desde el Senegal. Llegar a Úbeda, poner sus huevos, criar en los lienzos de muralla, en la iglesia de San Isidoro, en la iglesia de la Trinidad o en la propia torre de alrededor, donde actualmente es la mayor colonia que existe. Y luego tienen una capacidad, tienen una especie de GPS que es capaz de volverse al Senegal a finales de agosto y volver otra vez al mismo tiempo a esa misma iglesia, a ese mismo lienzo de muralla o a esa iglesia de San Isidoro. Donde yo habitualmente suelo verlos y suelo saludarlos cada vez que vienen. Y no les pongo nombres porque no sé si son los mismos, pero intuyo que deben de serlo. En la muralla hace tiempo que no se ven cernícalos primilla. Hace ya por lo menos a unos cuantos años, me refiero a la muralla de la zona de San Lorenzo, donde habitualmente había. Pero afortunadamente la naturaleza es sabia. Y donde no hay cernícalos primilla nos encontramos. A otro habitante. Nos encontramos al cernícalo vulgar. El cernícalo vulgar es... Esta foto la hice yo con el móvil. La que tenemos a la derecha. Esa foto me la encontré un día. El cernícalo vulgar es una especie, es como el cernícalo primilla. Es un poquito más gordito, un poquito más grande y tiene la característica de que vive con nosotros todo el año. Es una vez nidificante. Bueno, pues el espacio que... Había ocupado, que tenía el cernícalo primilla, ahora lo ocupa su pariente, el cernícalo vulgar. Esta fotografía primera, la que se ve más grande, bueno, pues fue una fotografía que hice ya hace un par de años. Estuve buscándola el otro día por el móvil a ver si la encontraba y la encontré. Y me di un paseo por casualidad. Digo, bueno, voy a dar un paseo para hacer algunas fotos a ver lo que veo. Y me lo encontré. Si no es ese mismo, me encontré a otro encima de esa antena de televisión justo enfrente de los miradores. De San Lorenzo. Es un cernícalo vulgar que además es curiosísimo la forma en que cazan. Si sois curiosos y os gusta la naturaleza, y simplemente, y aunque no os guste, es realmente admirable cuando ve al cernícalo volar parado, quieto, en un punto en el cielo. Porque mueve las alas pero no se desplaza. Es el momento en el que va a cazar. Otra de las especies emblemáticas de la zona es la lechuza. O mejor dicho, era. Lechuza. Se ha escrito mucho. Antonio Machado hablaba de la lechuza en ese famoso poema de se vieron lechuzas volar y volar entre los campos de uva y de aveza. Pero la lechuza cada vez es más escasa. Es escasa hasta el punto de que prácticamente ha desaparecido. La foto que tienen a la derecha es una foto tomada ya del embalse de Pedro Marín. De esa zona. Hay un proyecto muy atractivo que se llama Olivares Vivos, en donde se están recogiendo algunas lechuzas, donde se están criando y donde se puede recuperar esta ave rapaz nocturna, vulnerable, en peligro, prácticamente extinguida de nuestros campos, que ha tenido muy mala fama, porque siempre se ha dicho que cuando contaba una lechuza se olía a la muerte, pero que en definitiva nada tiene que ver, sino que es un animal, es un ave que es realmente extraordinario, que es capaz de comer al año nada menos que dos mil ratas, o sea que no está mal la cosa. Pero nuevamente la naturaleza vuelve a ser sabia y cuando falta la lechuza, pues nos trae a otro nuevo individuo, el búho chico. Esta fotografía, la de la izquierda, es una fotografía tomada en los árboles de San Lorenzo. El búho chico es un animal, el ave rapaz que ha vuelto a colonizar la ciudad de Uva. Es un animal que está en muchos sitios, que se suele escuchar en verano el reclamo y que además es muy habitual verlo en la zona de las huertas y en la zona de San Lorenzo. Esta fotografía la tomó Pepe Tiznajo porque se encontró concretamente a ese pollo que nos mira así con tanta atención y que es un animal realmente fascinante. Un animal que así a lo mejor mucha gente puede decir, bueno yo he visto lechuzas, pero no son lechuzas, lo que son es búhos. Los ejemplares de búho chico, aquí tenemos una imagen de un búho chico que a lo mejor al verlo nos puede recordar una lechuza, pero no lo es. La lechuza prácticamente ha desaparecido, pero el búho chico es el que ocupa su lugar. Y luego tenemos también a otro habitante que es el autillo. Es una especie, un búho real en miniatura, un mini búho real que también nos lo encontramos en el entorno de todo lo que es desde la cava y por todas las huertas. Allí habitualmente cazan ratones. Cazan lagartijas, en fin, todo tipo de roedores y sin duda forman parte también de ese paisaje y de ese patrimonio que está en vías de extinción, como digo, el de las huertas. Un patrimonio que además forma parte de esos valores patrimoniales que hicieron de nuestra ciudad merecedora junto con la vecina Baeza de formar parte de ese elenco de ciudades que son patrimonio mundial, patrimonio de la humanidad, como se le puede decir. Normalmente la gente dice Úbeda es patrimonio de la humanidad, pero toda Úbeda no es patrimonio de la humanidad. Digamos que hay distintas zonas. Hay una zona, eso es el que se haya leído mi libro de 20 años después, pues lo sabrá, pero bueno, para los que estén esperando la película, yo se la cuento antes. En un principio tenemos la zona VIP, que será, bueno, que es como todo el mundo sabe, la plaza de Vasca de Morina junto con el palacio de Francisco de los Cobos. Futura sede de la UNED, por cierto. También tenemos una zona de amortiguamiento, que sería el casco antiguo, y luego tenemos una tercera zona que va desde, que sería el corredor natural de Úbeda y Baeza. Un entorno natural que es imprescindible, que es necesario, que era además un requisito que se impuso y en el cual se incluyen esas huertas de San Lorenzo, esas huertas de la cornisa sur. Unas huertas que se están protegiendo, que por parte de la Fundación Huerta de San Antonio, que está haciendo una labor yo creo que magnífica. Hay proyectos del ayuntamiento como ese camino de San Antonio también, que creo que es una gran idea y un gran proyecto, pero creo que todavía se pueden hacer algunas más cosas. Y luego tenemos los valores que a mí más me gustan, que son los valores saludables, los valores del sabor. Yo todos los sábados cojo por la mañana, voy con mi carro de la compra y voy a Ginesco. Y le compro esos magníficos tomates de piel de doncella. Esos son los que compré el sábado, todavía le quedan. El cambio climático o el cambio de lo que sea hace que todavía a esta altura, en noviembre, todavía queden tomates de piel de doncella o calabacines o tengamos esos pimientos o esos pepinos cuyo olor es realmente extraordinario. Yo creo que es un patrimonio, el de la salud. El del sabor, que sin duda, pues también es algo más que debemos de proteger y debemos de conservar. Ginesco Revuela forma parte de esa familia, su primo, el famoso de los bocadillos. Él también se ha ido ahora a Telecinco, el martes pasado estuvo en Telecinco en un programa. Yo añadiría, por tanto, una nueva amenaza a las huertas dúvidas o a los hortelanos. Telecinco. Porque se están yendo todos allí de vez en cuando y, por tanto, es una auténtica de amenaza. Fuera de broma, yo quisiera terminar mi intervención con alguien que se ha criado en las huertas, que valora las huertas y que, sin duda, es un ejemplo a seguir. Más o menos que nuestro paisano, Príncipe de Asturias. O sea, Premio Príncipe de Asturias. En donde, bueno, a lo largo de toda su trayectoria, hay algunos fragmentos que realmente... ...que realmente son extraordinarios. Y voy a leer este último para concluir, del jinete polaco. Cada día al amanecer... No puedo leerlo porque se ve ahí... Espérate. Aquí sí se ve nada más. Vale, vale. Cada día al atardecer, el mulo y la burra suben al mercado, cargados con sacos y grandes cestas de mimbre, rebosantes de hortalizas y frutas. Sobre todo ahora, en los meses de verano, cuando la tierra no se cansa nunca de producir suculentas maravillas que a la mañana siguiente se acumulan... ...en un orden magnífico sobre el mostrador de mi padre, en un esplendor planetario, de tomates rojos y macizos, rotundas berenjenas moradas, sandías como bolas del mundo, ciruelas de luminosidad traslúcidas, melocotones con una pelusa de mejillas fragrantes, cerezas de un rojo dramático de sangre, higos perfumados, pimientos rojos y verdes, y guindillas de un amarillo muy intenso, patatas grandes y de forma rocosa como meteoritos, rábanos que salen de la tierra con una... ...maraña de finas raíces embarradas, y al lavarse bajo el chorro frío de la alberca, revelan un rosa casi púrpura, cebollas con caballeras de medusa. Según vaya terminando el verano, llegarán la uva y la granada, que al partirse revelan en su interior una lumbre de grano jugoso tan roja como los fuegos centrales de la tierra, que son de hierro y de níquel fundido, hirviendo a 6.000 grados de temperatura. Las huertas son un patrimonio que debemos conservar. Un patrimonio material, un patrimonio en donde hay valores como la arqueología, como el paisaje, como el sabor, como el propio patrimonio mundial de nuestra ciudad. Pienso que debemos de rescatarla por el valor que tiene, nostálgico, por el valor para la salud. Y creo que gracias a charlas como esta, o cursos como el que hemos hecho esta mañana, a la labor de, insisto, la Huerta de San Agustín, Antonio, y a la de todos y cada uno de nosotros, yendo por ejemplo a comprar al mercado, pues podremos sacar de la extinción, del borde de la extinción a este lugar, a este paraíso que son las huertas de Ugras. Muchísimas gracias. Muchas gracias Vicente no sé si tienes ganas de responder alguna pregunta Si ellos quieren preguntar o si quieren comentar algo porque muchos también ya no solamente es preguntar es compartir, porque yo creo que aquí muchos de los que estamos hemos compartido momentos extraordinarios en la huerta o tenemos un recuerdo y mucho ese recuerdo posiblemente querrán compartirlo, reflexionar sobre el pasado, sobre el presente y sobre ese futuro que esperamos que haya un poco de esperanza para recuperar ese patrimonio tan importante Bueno, pues entonces, os escuchamos si tenéis algún comentario que compartir, alguna pregunta, alguna duda también, creo que alguien quedó pendiente de comentar algo sobre la conferencia de Raquel también podría decir algo no, no quieres, no no quieres hablar, bueno, no quiero hablar el caso es que simplemente como estas son las conclusiones primero vamos a comentar algo respecto a la conferencia de Vicente y después concluir entonces, os escuchamos también al otro día al otro lado allí en las personas que están online si tienen algún comentario, observación o pregunta el turno es vuestro, por favor A ver Juan, di, di Ah, bueno, pues así empiezan todos los libros, una conferencia. Pero bueno, de momento mis tareas en la UNED me impiden. Pero bueno, sería interesante, la verdad, poder hacer algo. Sobre todo algo divulgativo, ¿no? Más que... ¿Tú crees que es un dispositivo a la vez que hay que hacer el trabajo de muchísima gente durante mucho tiempo para crear ese pensamiento? Eso creo que también sería la única. Y también ese trabajo, ese duro trabajo que han tenido, pues también merece... ¿Tenemos otro comentario o pregunta? Un lugar de encuentro. Un lugar de expresión. Yo recuerdo porque era un chiquito de la misma edad que él. Cuando hablábamos, hablábamos de agua, o fútbol y ahora es al final de la Puerta de Granada. Cuando pasábamos por la puerta, el hostelano no solamente era el que hablaba, era el que tenía en su entorno allí, o gente debatiendo del tiempo de... incluso estamos hablando de época de clandestinidad, hablando de política, era un lugar de... bueno, donde la gente se encontraba a recrear el canario de la vida bajo un tomate de carne de doncella con sal y pimienta y aceite y un litro de vino. Y además me acordaba de situaciones como, por ejemplo, la huerta de la iguera, en esta que tú describes, en la parroquia de San Juan Bautista, había una huerta en el mismo edad de la iguera. Ahí en Cundía todavía, cuando vas andando, veo que está que era de... los santeros, me parece que era, y aquí yo parecía, de verdad, una zona de reflexión. Yo creo que además, la puerta, además de eso, y también viene por la historia de irnos por las puertas que hacían en los conventos actuales de Cristo, era también lugar de reflexión para eso. Yo creo que esa es una cosa que había también, que además de recuperar, y estamos todos de acuerdo, nos quedamos medio ambientados, etcétera, etcétera. Yo... en la materia agrícola siempre he criticado muy mucho, nunca se ha comprendido el cambio al monocultivo de la oliva de Número, se perdió muchísimas cosas, tú lo has descrito, pero por último, yo creo que habría que reflejar también a la hora de describir la huerta, que era un lugar de encuentro de mucha gente, hasta de los chiquillos cuando salíamos a la calle, me acuerdo de la huerta de San Antonio, del abuelo de Manolo, allí por la carretera, o San Antonio, bueno, por la carretera, que ahora la carretera va a entrar, y ahí siempre había vida, ¿no?, además de la vida que aceptaban y todo eso. Pues el hombre de la caña, que estuvo hace poco tiempo, pues nos hizo un paseo muy bonito por la huerta, y él hablaba, decía que a diferencia del campesino, de la vida del campesino... El hortelano era distinto. Mientras que el hortelano daba pie a ese debate, a esa reflexión, a sentarse debajo de una higuera y compartir un tomate y charlar de lo divino y de lo humano, el campesino no hablaba de nada. Era totalmente distinto. Entonces, diferenciaba muy bien lo que era la vida del campesino con la vida del hortelano. Y digamos, esa visión, con tanto incluso filosófica, que hoy yo creo que habréis debatido sobre ese tema, que tiene la diferencia entre ambos. Eso José Luis Villacañas lo hace muy bien. Martelino. En fin, en definitiva, crear todo tipo de… intentar dar algún tipo de ayuda, algún tipo de incentivo para que evidentemente sea rentable. Esa vida que sigue siendo dura, lógicamente, no es una vida fácil la del hortelano. ¿Alguna cuestión más? Bueno, si no tenéis más cuestiones, entonces vamos a entrar como en unas breves conclusiones, ¿no? Y nada, yo primero quiero agradecer al Centro UNED de A.N. Úbeda la acogida de estas jornadas que han transcurrido desde las descripciones de los paraísos deseados que hay en los huertos y los jardines y el esfuerzo que significó la expulsión del paraíso, esfuerzo que se representa en el trabajo de los hortelanos, lo que ha pasado a través de distintas tradiciones, una primera que se remonta al misticismo ibérico que se transmitió al arte colonial mexicano, que muy bien lo ha presentado Fray Héctor. Luego, lo vemos en los casos de aprendizaje en la Edad Media, de cómo las personas se reunían en los huertos y en los espacios verdes, dado que en la época los espacios urbanos y verdes eran completamente... continuos, entonces los espacios de enseñanza también lo eran. Por lo tanto, queda del pasado esa huella de no hay una división, digamos, tajante o estricta entre espacio urbano y espacio verde, entre espacio natural y espacio artificialmente generado por el ser humano. Entonces, hay una convivencia de esa naturaleza y por lo tanto, la enciclopedia del mundo se presenta no sólo para el encuentro de las personas, sino el encuentro de las personas. Después tuvimos una presentación relacionada con las distintas formas en las que hay un jardín, no un jardín reglado por el ser humano, pero sí el jardín externo a nosotros, como es el caso de la India, donde el respeto de la naturaleza como está es la práctica espiritual por excedencia. Es decir, así como se refleja el peligro de la selva... ...la selva externa, esos mismos peligros están en el interior. Y el cuidado que tú tienes de esa espiritualidad interior, de ese jardín interior, es el que permite que haya cuidado al jardín externo. Y finalmente, Vicente, con esta exposición aterrizada de un patrimonio que se remonta a 5.000 años antes. Patrimonio que, como bien lo indicas, Marcelino, está en el territorio. Y aún en el territorio lo identificamos. Y, naturalmente, los aportes de Manuel cuando pregunta, ¿y dónde están los paisanos? En la mayoría de los casos, las descripciones de los jardines que hemos visto a lo largo de esta jornada no tienen sentido sin sus paisanos. Paisanos que están meditando debajo de unos árboles, paisanos que se encuentran en los jardines y hacen exposiciones de cómo cultivan la amistad y el amor de las personas, o cómo los relatos bíblicos se crean y se establecen ritualmente. Naturalmente, como han inspirado a las fuentes cristianas a partir de la Biblia, de la primera redacción de la Torá, vemos que todo está relacionado con estos ciclos vitales de la vida vegetal. Entonces, el mensaje es, tenemos que tocar la puerta de la administración para que el huerto deje de ser este, digamos... Tenemos esta forma intelectual para que, otra vez, esté fuera de nosotros, ¿no? Está dentro, está en los libros, está en las tradiciones, discutimos permanentemente sobre él, está en la historia, ha hablado sobre el Vicente, es aquí inmediato, tanto los paisajes intervenidos y creados artificialmente como también los paisajes del huerto que también nos benefician. En este momento yo estoy salivando nada más pensando en los tomates piel de doncella. Espero salir y encontrar alguno. Por ahí ya me dirás dónde lo encuentro. Tal vez en tu casa, ¿no? Bueno, el caso es que... Con sal gordo. Con sal gordo y un poco de aceite. Y bueno, y el vino. El caso es que podemos, de alguna manera, crear esta idea de que existe alrededor del pensamiento, la obra literaria, la cultura religiosa, un mundo aterrizado con paisanaje y con comunidad. Entonces, lo que queda por delante es más trabajo, Manuel. ¿Qué vamos a hacer? ¿No? Bueno, muchas gracias por vuestra presencia. Gracias, Vicente. Y hasta la próxima. Venga, muchas gracias a todos.