Buenas tardes a todos y a todas. Damos comienzo a un nuevo tema a partir de este formato de webconferencia y con él ya estamos en el tema 8, sobrepasamos el ecuador de la materia de gestión pública. Bienvenidos a todos los alumnos del campus de la UNED Noroeste y bienvenidos a todos aquellos que accedéis de forma libre y gratuita a estos materiales por obra y gracia de la UNED, Universidad Pública y por tanto facilitadora de conocimiento en abierto y en público también. Hoy nos toca avanzar cerrando un ciclo en esta parte 2 de objetivos y medios para la prestación de servicios. Hemos centrado anteriormente el tema en las lecciones 5, 6 y 7 en cuestiones que tienen que ver sobre cómo prestar los servicios. Y el equipo docente de la materia nos ha marcado varias opciones dentro de estos modelos. Una de ellas podría ser la del mando y obediencia, el tema de la jerarquía, las cuestiones que tienen que ver con la confianza, las cuestiones que tienen que ver finalmente con la elección y en este caso con la voz. Ya avanzamos la semana pasada con el tema 7 que efectivamente entre la confianza, la elección y la voz nos situamos en una parte importante. La parte importante de la prestación de servicios, que es aquella que no tiene que ver solo con el operador público, con los técnicos, con los profesionales, con los directivos y con los gestores, sino también con los ciudadanos. Con aquella parte necesaria que implica básicamente un cierto compromiso de la solución de los servicios. Es importante que planteemos esto así porque en este tema 8, la voz, el instrumento de gestión, se van a abordar algunos aspectos que ya hemos marcado en el tema 5, en el tema 6, que tenían que ver con la calidad de los servicios públicos, pero desde un punto de vista del ciudadano. Por tanto, aquí vamos a identificar la cuestión que tiene que ver con la voz y así se titula el tema, genéricamente con la voz identificada como percepción de los usuarios de los servicios públicos. Sobre esta parte podemos establecer en esta nube de DAX que os planteo aquí, pues varias palabras clave, desde el propio concepto de voz hasta aquello que tiene que ver con la mejora continua o el kaizen, las cuestiones que tienen que ver en general con la calidad, las cuestiones que tienen que ver con la imagen, los costes, la medición, la tecnocracia, la política, la igualdad, estos conceptos vagos de diferencia entre administrado, subyacuante, administrado después. Cliente, usuario y ciudadano, que tan difícil nos sigue resultando encuadrar y marcar como grandes categorías de perfiles de prestación y de legitimación de los servicios públicos y finalmente la coproducción. La coproducción va a ser una parte importante en este tema 8 porque va a introducir algunos elementos que se han venido añadiendo, incorporando a la gestión de servicios públicos, sobre todo en el mundo anglosajón, pero que ahora cada vez con más fuerza y a partir de los postulados de la teoría de los comunes, del dilema de los comunes, de Lina Nostrom, comienza a introducir elementos de comunidad, más que incluso de la propia aportación individual de la comunidad como parte necesaria para una coproducción legítima de servicios públicos. Comenzamos por la parte inicial y es... Bueno, pues remarcando la necesidad de distinguir conceptualmente o al menos semánticamente que no es voz. Esto es por un momento que aquí voz la vamos a identificar con percepción y la percepción es una parte concreta del análisis de servicios públicos. Voz, por supuesto, no tiene nada que ver con reality, no es un medio de comunicación y si lo identificamos con percepción de servicios, a mí se me ocurre... Como metáfora, la revisión del cuadro de Munch del grito. ¿Por qué? Pues porque realmente ahora los usuarios de servicios públicos en contextos de crisis como la que vivimos, por ejemplo en España, pero no solo en España, sino en una gran parte de aquellos países de Europa que sufrimos esta revolución sistémica, que sabemos cuándo ha empezado pero que no sabemos dónde va a acabar ni cuándo, pues realmente los usuarios más que aplicar el concepto de voz tienen que aplicarlo. Hay que aplicar el concepto de grito, el concepto de auténtico desgarro, sobre todo a la luz de los datos del paro, por ejemplo, o del crecimiento económico. Supongo que habrá en España 6.200.000 personas que no estén en condiciones de aplicar el concepto de voz desde el punto de vista del que lo hacía o como lo hacía Albert Hitchman, sociólogo que marcó ya en los años 70, fallecido. En diciembre del año pasado y que establecía claramente cuáles eran aquellos roles o aquellas posiciones que podía mantener un ciudadano ante su estado y ante los servicios públicos que les prestaba. Hitchman decía que había, y así se titulaba su libro Exit Voice and Loyalty, él decía que había tres posiciones que mantener ante la prestación de servicios de un estado y una era la salida, la huida, el escape, que es lo que están haciendo por ejemplo muchos jóvenes, es lo que están haciendo. Los inmigrantes cuando se vuelven a sus países de origen, es lo que estamos haciendo algunos adoptando posiciones de insumisión institucional dentro de nuestras personalizaciones o de queja sistemática por parte o a través de cada uno de los servicios que se ponen en marcha todos los días, que cada vez son menos y que reivindicamos que deben ser no solo mejores sino más. Bueno, pues muchos obviamente salen o físicamente se van. Votan con los pies o conceptualmente o emocionalmente o políticamente. Muchos otros, muchos otros mantienen la voz, realmente se hacen oír, se quejan y esta no es una tradición el uso de servicios públicos y de consumidores públicos en España. Se quejan porque consideran que así refuerzan el sistema. Esto podría ser una pequeña muestra de qué es lo que está pasando. Una queja sobre el sistema en forma de pequeña píldora o de webconferencia tutorial de un tema como es este podría serlo en sí mismo, una queja descarnada del sistema y hay otros que mantienen una lealtad al mismo por muchas razones, porque les va bien, porque consideran que sin ese sistema y hablamos de una democracia representativa como la que vive España y ha desarrollado en las últimas décadas funciona bien o cuando menos es el peor de los males posibles, como decía, o el mejor de los malos posibles, perdón, como decía Churchill en relación a la democracia. Bueno, pues cada uno puede mantener una posición de salida, de voz o de lealtad, pero obviamente tampoco es esto a lo que se refiere el equipo docente y hay que contextualizarlo porque obviamente la obra de Hirschman sí que marcaba un buen perfil de análisis de usuarios, pero más que de usuarios, de ciudadanos que consumen servicios públicos. ¿Qué usuarios o clientes que consumen servicios públicos? Como veremos a lo largo de esta breve webconferencia. Por tanto, no es un medio, no es un reality, tampoco tiene que ver con los planteamientos doctrinales de Hirschman en relación con el posicionamiento de los individuos ante el Estado. Es simplemente una forma de interpretar la importancia, si se sitúa en el eje del concepto de gestión pública de los servicios públicos. La voz, la percepción de los usuarios de los mismos. Este es el índice, como veis se ve regular, pero bueno, yo os lo marco prácticamente una estructura que vincula una parte que tiene que ver con la calidad, fundamentalmente. Es digamos el eje, voz igual a calidad en servicios públicos porque recupera el papel del ciudadano como consumidor pero como legitimador, esta sería la esencia y finalmente la coproducción de servicios. Bueno, brevemente. La voz es por tanto una aproximación a la calidad. Sobre la calidad, algo ya hemos hablado y lo hemos situado en el capítulo del tema que hablaba o que trataba los grandes principios de la administración pública. La voz es una manera de entender cómo los usuarios perciben los servicios. Sobre esto, en los últimos años no había excesivos trabajos, excepto aquellos vinculados a los barómetros de opinión y a algún trabajo específico social. No había excesos trabajos sobre calidad de servicios públicos o sobre servicios públicos por parte del CIS, pero a raíz de la aprobación de la Ley de Agencias y sobre todo de la creación de la Agencia Estatal de Evaluación para la Calidad de los Servicios Públicos de la EVAL encontramos una gran cantidad de estudios dedicados a la percepción, análisis de la percepción. Buenas metodologías, buenos conceptos de evaluación, buenos marcos de evaluación y muchos estudios de campo y de trabajos específicos tanto de organización, de unidades y agencias como de políticas públicas en los tres niveles de gobierno. En el central, en la Administración General del Estado, en las comunidades autónomas y en el local. Por tanto, algo que hasta hace unos años era una opción marginal desde el punto de vista de la gestión pública ahora ya tiene cuerpo, comienza a sustanciarse en buenos métodos y buen bagaje intelectual y trabajo de campo y a partir de ahí lo que hay que hacer es inferir y entender a partir de esos estudios e incluso otros que se hagan qué es lo que realmente opina la ciudadanía sobre, no el conjunto de servicios públicos, que ahí estaba quizá el problema en segmentar ciudadanos por servicios públicos, sino los servicios públicos que se prestan como son percibidos por aquellos que los consumen o que podrían consumirlos. Esta es una parte importante porque ya empieza a segmentar productos y servicios con usuarios directos y usuarios indirectos. La voz está abierta. Es también un método más o menos complejo de comunicación, nos dice el profesor Parrado, entre coproductores y entre servicios públicos. La voz en definitiva no es nada más que una forma de aproximar el servicio público al ciudadano y viceversa, la percepción de estos nuevamente al ámbito de producción directa. Si hablamos de producción indirecta estaríamos en otro escenario. La calidad por tanto se sitúa en el eje de la voz. El motor, es el marco conceptual, es uno de los elementos sobre los cuales van a girar las encuestas de percepción, por ejemplo, de servicios públicos, los métodos que van a trabajar esquemas de mejora continua, por ejemplo, y a partir de ahí establecer conclusiones y a partir del análisis de índices poder mejorar las políticas y los servicios. Hay varios tipos, hay una evolución clara en cuanto al aprendizaje sobre la calidad y hay varios tipos de aproximaciones. Una de ellas puede ser cronológica, que es la más usada, sobre todo porque en el siglo XX la calidad como bien sabéis es un concepto indeterminado, pero sobre todo es un concepto aplicado al mundo de la empresa, al mundo de las organizaciones industriales, al mundo de los, por tanto, productos privados y a lo largo de estos últimos años, porque en el caso de las administraciones públicas son años, recientemente los años 80, los años 90 y la década pasada, se van adaptando todas estas técnicas, estos modelos a ámbitos más puramente de servicios, pero sobre todo ámbitos de servicios públicos, que es lo que a nosotros nos interesa en esta materia. Tenéis aquí un pequeño cuadro extraído de... es un trabajo que hice hace poco, publicado online, donde hay una evolución sobre los modelos de aseguramiento desde principios del siglo XX hasta el siglo XXI, de los modelos de inspección a los modelos de calidad institucional o de calidad de la democracia, porque claro, si hablamos de calidad desde el punto de vista organizativo, pues obviamente nos tenemos que ir a la evolución clásica de la teoría de la organización, desde las perspectivas que hablaban de la inspección, de la seguranía... de la gestión del comportamiento, de la gestión del producto, de la gestión del proceso, de la incorporación del cliente consumidor al proceso de producción... Bueno, todas estas cuestiones que ya, si hemos estudiado un poco de teoría de la organización y hemos analizado, aunque sólo sea parcialmente, cómo han evolucionado las organizaciones primero básicamente tayloristas y fordistas y posteriormente las organizaciones más postburocráticas postmaterialistas, nos damos cuenta de que realmente todo aquello estaba muy bien para grandes producciones en masa, sobre todo, que se podían consumir, pero cuando se trataba de incorporar todas esas lógicas, esas mediciones, esos indicadores, esas racionalidades de medida, control y evaluación a un ámbito público, que además es muy diverso en función también de su propia ciudadanía, pues resultaba más complicado. Sobre todo porque ya no hablábamos de un solo producto, hablábamos de decenas, centenas de productos que son los que a diario prestan las administraciones públicas. Una empresa privada presta uno, dos, los hace bien, los mide... No varía mucho, pero en una organización como son las organizaciones públicas, a diario son decenas, centenas y además en muchos puntos del territorio con una variabilidad tremenda en función del territorio, la población, la estructura sociodemográfica, la complejidad, por tanto, de la producción de productos o la producción de servicios es total. Y esto ha supuesto que esta evolución no haya sido fácil y desde los principios de la inspección hasta los principios de la calidad de la democracia, de la misma calidad de la propia democracia, pues teníamos que haber hecho incluso filigranas. Se me ocurren todos los experimentos que se hicieron en los años 90 por adaptar las normas ISO que estaban, bueno, pues organizadas, pensadas, trabajadas y consensuadas para entornos industriales, las normas de aseguramiento de calidad, las normas de la familia ISO 9000 y cómo poco a poco, a partir de negociaciones, a partir de procesos de prueba y error, a partir de participación de ayuntamientos, fundamentalmente fueron los ayuntamientos los que empezaron con el tema de las normas ISO en el ámbito público, se fueron acercando, formaron parte de sus trámites y consiguieron adaptarla. Y consiguieron adaptarla, pero claro, hubo que hacerlo, hubo que adaptarlo y ahora se considera una herramienta más, un planteamiento de mejora continua, de normalización y certificación de gestión pública en definitiva, pero eso no ha sido, desde luego, ni fácil, ni gratis, ni, bueno, ni ha resuelto siquiera el problema porque hay algunas organizaciones en las que funciona bien y otras en las que funciona mal o simplemente no funciona, como pasa también en el ámbito privado. Por eso estas soluciones hay que verlas también en su contexto. Todas estas soluciones al principio eran soluciones que no tenían en cuenta básicamente al usuario, fueron poco a poco incorporando los análisis de la calidad a partir de los años 50 a este ciudadano, a los procesos de producción, a las ventas y finalmente, bueno, pues hablamos de los años 80 cuando el proceso parado nos lo señala, tiene la calidad que satisfacer o exceder las expectativas de los usuarios. Es a partir de ahí donde la gestión de la calidad total, se incorpora con fuerza en todas las organizaciones de una forma casi universal, privadas de productos y de servicios y donde ya empieza a producir presión también, a introducir presión en las organizaciones públicas para que asuman esos postulados y esas metodologías. Bueno, pues esto no fue fácil, como os contaba hace un instante porque obviamente ¿cómo determinamos cuáles son las expectativas de los diversos usuarios con la cantidad y la variabilidad de servicios disponibles? ¿Qué prestan las administraciones? Bueno, pues es muy complicado. Después de la etapa de la gestión de la calidad total en los 80, que para la administración pública es en los 90, van siempre 10 o 15 años por detrás por ese proceso necesario de interiorización, pues llegamos a una etapa en la que nos habla el profesor Parado de la implicación emocional entre el usuario y el servicio que es algo en lo que probablemente estaríamos a día de hoy trabajando, y de hecho lo estamos haciendo algunos porque creemos que es una parte fundamental vincular la parte más legal, más contractual en cuanto al procedimiento, en cuanto a la base reglamentaria con la parte de convencimiento por parte del usuario de que aquello no funciona si uno no participa y además si no lo hace bien. Y que además si no lo hace bien pues va a costar más y probablemente en algún momento pueda dejar de tenerlo como servicio. Por tanto, incluso desde el punto de vista del rendimiento es importante, pero también desde el punto de vista de la legitimidad institucional es clave el usuario y esa implicación emocional. Y finalmente nos habla el profesor Parado de la corresponsabilidad en la prestación del servicio. Es aquello que tiene que ver con la coproducción. Bueno, el ámbito de la coproducción es un ámbito importante. Algunos lo consideran a finales de la última década como el elemento clave para salvar la producción en masa de servicios públicos. Yo no creo que sea así. Yo creo que hay una parte fundamental hay una parte básica de coproducción, pero luego hay una parte fundamental que a lo mejor no pasa ni siquiera porque sea una coproducción entre usuario y productor directo o indirecto administración o empresas que lo presten para la administración. A lo mejor resulta que estamos hablando de nuevas categorías y esto es muy importante. Nuevas categorías que tienen que ver con desarrollar servicios públicos ¿por qué no? Incluso sin administraciones públicas o incluso sin empresas a las que se haya externalizado el servicio. Pensadlo por un momento. ¿Por qué no? Servicios públicos entre particulares. Bueno, podría parecer una bautad pero es una posible línea de tendencia que yo avanzo y en la que estoy trabajando y que me parece desde luego una opción cuando menos una opción más. Creo que la voz tiene que ver con todo ello tiene que ver no sólo con prestar una opinión o dar una nota de percepción sobre un servicio producido sino también incluso con la participación directa inicial en el diseño del servicio incluso con la ejecución, la formulación del problema y la evaluación siendo la administración un meramente regulador o supervisador o marcador de reglas. En todo caso la calidad entendida desde un punto de vista amplio de mejora de las expectativas de los clientes y de los usuarios y de los servicios tiene que ver con esto también. ¿Qué ocurre? Pues que generalmente solemos ver la calidad como un elemento primero muy instrumental y luego muy estático. Me explico. Tendemos a ver la calidad como una parte fruto de una decisión legal racional a la que se le aplica una racionalidad técnica que son modelos, técnicas, instrumentales que vienen del ámbito de la gestión privada y pública. Y ahí tenemos una enorme variedad de modelos desde las propias normas ISO que se adaptaron del ámbito industrial y privado hasta normas más dúctiles o más adaptables como era el modelo de autoevaluación del FQM como puede ser el CAF el Common Assessment Framework como puede ser el más reciente BAM el método de mejora continua devaluación de la mejora continua como pueden ser las cartas de servicios en si nos encontramos. Una variedad enorme o como pueden ser algunos que están por inventar y que ni siquiera somos capaces de titular o de ponerle un nombre sencillamente porque o no lo tiene o serán los propios ciudadanos los que se lo pongan. Hablamos de trabajo en equipo hablamos de círculos de calidad hablamos de equipos de alto rendimiento pero claro, en ninguna de estas opciones con relación a este planteamiento sobre la voz como una opción más de prestación de servicios en ninguna de ellas aparece, por ejemplo que sean los ciudadanos los que definan el servicio. Sólo utiliza la voz el concepto de percepción a partir de un servicio dado pensemos al revés que sean ellos los que lo formulen y los que lo produzcan y que le pidan opinión a ellos a la administración fijaos qué planteamiento radical cambiante radical ¿no? Bueno, ¿qué es la calidad? Pues yo creo que lo que es la calidad más o menos todos lo tenemos claro o podemos intuirlo hay muchos manuales que hablan de la calidad todos nos remiten a Juran todos nos remiten a Deming todos nos remiten a Ishikawa todos nos remiten a los grandes clásicos de la calidad en los años 50, 60, 70 y 80 La calidad es al final la satisfacción de necesidades y esto es tan amplio como que bueno, pues hay que determinar qué es calidad y hay que hacer coincidir pues yo creo que una parte importante de lo que se programa con otra parte importante es lo que se produce y otra parte no menos importante y ahí es donde está la voz con lo que se percibe estas tres P's tres P's que tienen que ver con calidad programada calidad producida calidad percibida bueno, la voz se sitúa en la percibida pero claro hasta ahora hablábamos de calidad programada y de calidad producida tienen que ajustarse estos tres P's estos tres escenarios para que el servicio pues obviamente tiene unas características complejas algunas de ellas son citadas en en la unidad didáctica como intangibilidad heterogeneidad simultaneidad naturaleza procederal etcétera pueden ser difícilmente mensurables Pensar por un momento en este producto en el que estamos intercambiando o en el que podemos llegar a intercambiar conocimiento que es esta web conferencia esta web conferencia, que es un servicio o un producto bueno, si os respondéis que es un producto yo creo que os asociáis más a la realidad que si determinamos que es un servicio sin embargo, si esto lo hiciéramos con vosotros participando en el mismo momento en que yo estoy produciendo este análisis, me interrumpierais, introdujerais preguntas, matices, cuestiones, dudas, ahí estaríamos hablando del servicio. ¿Cuál es la diferencia? Pues que si nadie interviene, yo hago mi discurso, planteo lo que se establece en la unidad didáctica y mi visión sobre el problema de la voz, la calidad y los servicios públicos, esto va a quedar colgado en un repositorio de documentación online, va a quedar en abierto porque yo lo licencio con código abierto para que lo veáis vosotros como alumnos, pero cualquiera que lo quiera ver, porque pueda tener un cierto interés en estos temas. Y ahí viene la parte que yo decía al principio de Hirschman, ¿no? El éxito, el voz, el voice o la loya al que yo aplico la voz. ¿Aplico la voz por qué? Pues porque considero, y ahí va mi gradación. En la concesión de un código abierto a un código más cerrado, que esto es conocimiento, desconocimiento a partir de recursos públicos. Yo soy profesor en una universidad pública y la universidad es una universidad pública. Por tanto, con estas opciones que me da la UNED, yo en vez de restringir el acceso al conocimiento, lo abro. Pero aún así es un producto, porque no hay forma de interactuar con él. No hay interacción, no hay consumo mientras se produce. Vosotros lo podéis abrir en vuestras casas, lo podéis consumir cuando queráis. Parcial o totalmente, podéis estar de acuerdo, podéis buscar documentación. Pero no nos hemos interrumpido, no nos hemos hecho considerandos, no nos hemos interpelado. Y ahí es donde radica la esencia de la diferencia entre un servicio y un producto. Esta webconferencia es un producto. Mientras que si vosotros estuvierais participando en este espacio de esta hora, pues lo convertiríamos en un servicio. ¿Cuál es la diferencia? Que sería un servicio solo para vosotros y yo en esta hora. Pero volvería a ser un servicio. ¿Cuál sería ser un producto cuando lo colgara del espacio virtual? Porque ya no habría posibilidad de intercambiar debate con aquellos que nos pueden ver fuera de los que estéis matriculados en el aula del Campus Nuevo Oeste. Me diréis, esta es una parte clave entre producto y servicio. Y de ahí la complejidad. El servicio en esta hora, entre vosotros y yo, es un servicio irrepetible. Para bien o para mal. El producto es un producto más o menos pensado. Tiene una estructura. Tiene una estructura de licencia, de contenidos, de formatos de luz, de grabación. El producto puede ser consumido por quien quiera. Pero ya no es un servicio. Por tanto, la complejidad de los servicios en la calidad hay que tenerla en cuenta. Es un elemento crítico. Igual que lo es el concepto de cliente. Yo no estoy en absoluto de acuerdo con la definición de clientes. En cuanto a servicios públicos, el propio profesor Parrado nos establece unas diferencias en la propia evolución de las administraciones. Desde las administraciones liberales hasta las administraciones de producción masiva de servicios en los estados de bienestar. Subdito, administrado, cliente, siempre ciudadano, contribuyente. Como siempre, en grados, cliente pues también depende. Pero en todo caso, siempre somos ciudadanos. A veces somos consumidores. Son distintos roles. Siempre somos titulares de derechos y de obligaciones. Y esta parte es fundamental. ¿Por qué? Pues porque podemos ser beneficiarios, por un lado, de los servicios públicos. Los consumimos o podemos consumirlos. Los podemos comprar. Somos usuarios y desde luego. Somos administrados. Fijaos que diferentes formas de enfocar la participación de un ciudadano en la producción masiva de servicios públicos y las matices que tiene que incorporar la administración pública y sus gestores de servicios cada vez que tiene que definir qué es aquello que hace y a quién se dirige. Bueno, la calidad también tiene que tener, aparte del análisis del servicio, del cliente y del ciudadano, un análisis de satisfacción. Esto se vincula a las tres P's que yo os comentaba antes de la calidad. La calidad programática. La calidad producida y la calidad percibida. Claramente aquí la dificultad está en establecer quiénes son los que consumen, compran, intercambian servicios. Y aquí el problema está en, bueno, directamente definir modelos de evaluación y de percepción de servicios públicos. Para eso la EVAL es una fuente espectacular. La metodología y los estudios de caso desarrollados en los informes son una fuente ingente de conocimiento. Y sobre la percepción general. Y sobre la percepción general de servicios públicos, pues bueno, hay varios autores. Yo citaría a uno que es colega, a una autora que es Eloisa del Pino, su pesista publicada por el INAP sobre percepción de servicios públicos en España y ha sido durante mucho tiempo o hace unos años responsable académica de esta institución y, bueno, su trabajo está ahí. Por tanto, remitíos cuando queráis ver exactamente qué consiste la evaluación de servicios públicos, la percepción de servicios públicos a la documentación de la EVAL porque es clave. ¿Sobre enfoques de gestión de calidad? Bueno, yo creo que más no podemos abundar. Todo lo que hay en materia de gestión de calidad total está en manuales, ha sido publicado en fastículos. Hay quien lo ha hecho, lo ha metaforeado. El gato de Alicia, quién se ha comido mi queso, cómo hemos comprado, cómo ser clientes y no ciudadanos. Es decir, es quizá una de las palabras más usadas del mundo. En cuanto al ámbito público, como el privado y probablemente igual que el tema de los índices. También muy pronunciado y muy usado es una palabra tremendamente, bueno, pues, maltratada. Maltratada porque efectivamente con la calidad y con los indicadores, en muchos de los casos, solo se consigue que cuando se propone un modelo, el que lo propone, no suele ser un trabajo en equipo, suele ser un trabajo de arriba a abajo para nosotros en nuestra cultura latina pues solo haga feliz aquel que lo ha hecho y no aquellos que lo tienen que usar y esto lo digo con conocimiento de causa como una parte activa de gestión académica de grados, de posgrados en una universidad pública la calidad se ha convertido probablemente para muchas unidades en su propio fin no se han convertido en un medio para mejorar nada y aquí hay una crítica yo creo que justa porque yo si creo en la calidad ahora creo en la calidad que sirve para avanzar y en la calidad que genera carga de trabajo por justificar carga de trabajo y por intentar cumplir normas que se han demostrado como es el caso español en el espacio de educación superior y marcos que son absolutamente ineficaces irreales y que no producen los resultados esperados en el caso de la calidad bueno pues tenemos que circunstituirla obviamente a la administración pública hay que circunstituirla al ámbito de la política hay que hablar de los costes pero no de los costes solo económicos sino de los costes de la no calidad bueno pues hay una serie de cosas una serie de elementos para medirla para comprobar sus errores sus no conformidades hay sistemas de evaluación de auditoría y realmente en los últimos años se han avanzado muchos modelos que no están tan encorsetados por protocolos y por manuales de procedimiento que son sofisticados en cuanto a sus estructuras de análisis como puede ser el EVAM o el FQM que son de auto evaluación que no exigen, por ejemplo, auditorías de certificación o de recertificación, que se pueden hacer por parte de la red unidad y se pueden construir como elementos de aprendizaje incluso, como es el caso de los ciclos Plan Duche Canat, el PDCA de la rueda de Deming. Hablamos de la mejora continua, hablamos del CAICEN, hablamos del EVAM. Hablamos de elementos que pueden dotar de dinamismo en el aprendizaje y en la adaptación de las organizaciones. Y no solo que se limitan a buscar datos para incluir en informes que tienen que ser semestral o anualmente presentados para certificar algo que no sabemos si funciona o no funciona bien. Sabemos que se consiguen los datos, pero no si funciona bien o mal. Finalmente, una parte importante que tiene que ver con la calidad y la política. Ya decía Morgan, Gareth Morgan, que en las administraciones todo es política. Bueno, pues obviamente en las administraciones públicas también todo es política. Lo que tenemos que ver es si aquí el planteamiento de calidad tiene que ver con la política de la organización o con la política partidaria y con la ideología. Porque calidad y política o política de calidad no es lo mismo. Las políticas de calidad las encontramos en las puertas de los responsables de calidad y del Departamento de Recursos Humanos o de Producción. Las encontramos en las entradas de los edificios institucionales. Pero hablamos de la política de calidad como un elemento de cohesión, de identificar un mismo discurso por parte de los empleados de distintos departamentos, de los proveedores. Pasan las empresas de automación, pasan las empresas de naval, pasan las empresas de seguros, tanto para ellos como para sus proveedores. Todos identificamos, identifican a partir de una política de calidad que no es la relación entre calidad y política, que es distinta. Pero la política de calidad puede también quedarse, como en muchos protocolos y como en muchos modelos, en papel mojado. Y esta es la diferencia entre calidad y política y política de calidad. ¿Por qué? Pues porque lógicamente en una administración pública hay principios que son insurrealiables. Entonces está el principio de igualdad, el principio de equidad. Es un elemento considerado por el profesor Parrado en esta unidad didáctica. En materia de calidad política tenemos, o de calidad y política, tenemos el tema de la imagen controlativa, la igualdad, la medición, cuestiones que tienen que ver con los condicionantes a corto y a largo plazo de la gestión de la calidad y los ciclos políticos. En fin, yo creo que al menos ya tenemos, por lo menos los que empezamos a trabajar en estos temas de gestión de calidad en la administración en los años 90, ya hay una trayectoria suficiente para poder decir cuánto hemos caminado pero qué poco hemos avanzado. Porque seguimos hablando de las mismas cosas que hablábamos hace prácticamente dos décadas, en acuerdo de los primeros planes estratégicos, que introducían elementos de gestión de calidad en ciudades importantes que fueron bandera y que aún no son en algunos casos. Y realmente, bueno, pues a veces damos un poquito la vuelta. Ahora se llaman cuadros de mando, ahora hacemos trabajos que tienen que ver con con mejora de procesos, ahora trabajamos más las dinámicas de equipo porque vemos que son realmente las que fallan, pero no hemos avanzado mucho. Hemos caminado mucho, pero no hemos avanzado mucho. El tema de la calidad está ahí, sigue siendo, por tanto, en el marco del de la voz de esta opción por prestar de un modo diferente a los servicios públicos una buena opción, pero tiene que ser una opción que no se justifique en sí misma y que aporte valor. Y ahí está la clave, que es lo que entendemos que es valor en lo público. Y la calidad puede ayudar a aportarlo, pero no es el valor. Finalmente, la coproducción de servicios. Bueno, en materia de coproducción de servicios hay un mundo nuevo. José Parrado cita su origen en el año 78 con los trabajos de Ostrom en relación con la coproducción que él define como aportación, fijaos en la definición, aportación de recursos por los usuarios y proveedores de servicios para el suministro de un bien o servicio para elevar el nivel y o calidad de la prestación. Aportación de recursos por parte de usuarios y proveedores. La coproducción no tiene que ver solo con esa aportación de recursos, sino también con la aportación de su disponibilidad, con la aportación de su anuencia, con la aportación de su legitimidad. La coproducción no tiene que ver solo con elementos tangibles, económicos o de gestión. Tiene que ver con elementos soft, con elementos incluso que desbordan el propio papel de la administración cuando a través de un proceso de apoderamiento o empoderamiento que veíamos la semana pasada en el tema 7, pues decídense de ellos entre particulares los que organizan los servicios. Y simplemente la administración lo único que hace es decidir cuáles son las reglas del juego y cómo las marca para que sean los propios ciudadanos los que las desarrolle. Ejemplo, presupuestos participativos con sus aciertos y con sus errores. La coproducción, bueno, pues es una forma diferente de relación en la esfera pública entre usuarios y administraciones. Aquí entra la cuestión de la comunidad, es muy importante porque no es solo un individuo. Para ver coproducción o para que haya coproducción no podemos pensar solo en una relación. Es una relación bilateral entre administración e individuo, también tenemos que hablar de la comunidad. ¿Qué es la comunidad? Bueno, pues son clientes que reciben valor privado de los servicios prestados por la agencia. Clientes que reciben valor privado por los servicios prestados por la agencia en lugar de valor puro y que se consume de forma conjunta como ocurre con los bienes públicos. Esto es muy importante porque aquí ya introducimos elementos que tienen que ver con la cultura política y la cultura administrativa. El propio autor en la unidad didáctica nos cita estudios de casos realizados en Francia, Alemania, Dinamarca y la República Checa. Nos dice quién colabora más o es capaz de ayudar a coproducir mejor. Mujeres mayores más que ciudadanos, más en el Reino Unido con Dinamarca, también menos en servicios profesionales. Es decir, matices para introducir elementos que distingan Calidad y factibilidad y realidad en la coproducción. ¿Por qué? Pues como os decía antes, puede parecer en la actualidad que es la tabla de salvación de la prestación masiva de servicios públicos dado la crisis en la que estamos, pero cuidado con ella porque tiene que ser sometido a un centrifugado, a un lavado y a una reinterpretación por parte de los que la producen, ayudan y consumen para ver cuáles son las condiciones. Ahora para los usuarios de servicios o ciudadanos que puedan ser futuros usuarios que digan yo en estas condiciones no solo no soy coproductor sino que no voy a ser directamente ni siquiera consumidor. Cuando se da esa opción, obviamente que no siempre se da. Bueno, la coproducción tiene ventajas y desventajas. En todo caso lo más importante es que contextualicemos este último tema 8 y acabamos con relación a los temas anteriores y a esta parte 2, objetivos y medio para la prestación de servicios. Acordaos que había varias opciones para prestar servicios. Una tenía que ver con el mando y el control, otra tenía que ver con la confianza y la dirección, otra tenía que ver con la voz. Bueno, todos ellos, nos viene a acabar diciendo el profesor Parrado, todos ellos no son modelos únicos, son tipos ideales como ocurría con el poder y con la dominación en el caso de Weber, por tanto lo que tenemos es que conjugar bien, realizar un buen mix entre estos elementos que sitúan a veces la carga del esfuerzo en la parte de la administración o en la parte de los técnicos, de los directivos, de los gestores pero también en la parte de los ciudadanos y quizá lo más importante y lo más bonito y retador de aquí al futuro es que estamos en condiciones de poder abrir un debate de mucho calado, sin ningún tipo de límite y donde los actores sitúen sus verdaderas necesidades no a partir de definiciones reglamentarias sino a partir de una realidad social, administrativa y política dada y es el compromiso que quiere uno establecer en un contrato social en torno a la prestación de servicios. Ya no hay cartera de servicio, lo que hay son servicios que hay que meter en la cartera en función de las decisiones que tomen los ciudadanos y aquellos que los prestan o por lo menos que los prestaban antes porque ahora si los siguen prestando sin contar con los ciudadanos, ya no hablo de la voz, no hablo de la percepción sino del compromiso directo e indirecto de la legitimidad que da su interrelación probablemente acaben desarrollando servicios públicos y los propios ciudadanos sin el concurso de la administración. Bueno, con esto acabamos. Os doy las gracias por, como siempre, por estar ahí y por revisar la unidad didáctica y la web conferencia y bueno, queda a vuestra disposición para cualquier duda. Un correo electrónico y la semana que viene continuamos con la tercera parte de esta materia de gestión pública.