Gracias a todos y muchísimas gracias por haber venido a esta, que es la primera actividad que hacemos en la biblioteca. Dar las gracias a Eva, porque es la coordinadora de la actividad, nuestra técnica de bibliotecas, porque cuando lanzamos esta propuesta enseguida se puso en marcha. Y gracias por ayudarnos a que hoy sea una realidad, el que la biblioteca, más allá de ser un sitio donde poder estudiar y donde poder coger y prestar los libros, pues que tengamos esta oportunidad de presentar un libro. Así que muchas gracias, Eva. Y también, como no, a nuestro técnico, a Raúl, por hacer posible algo que yo pensaba que no íbamos a poder hacer, que era que pudiéramos estar conectados y poder retransmitir esta presentación online. Muchísimas gracias, Raúl, de verdad, por tu esfuerzo y por siempre facilitarnos esto. Y como no, pues, dar las gracias al profesor Castelló. A quien es quien inaugura esta actividad con nosotros en este espacio, porque yo creo que las bibliotecas tienen algo que nos envuelve y que nos ayuda. Bueno, está lleno de ese conocimiento y ese saber. Y pues que hoy seas tú quien inaugure este espacio. Pues la verdad es que para mí, a nivel personal, pues sabes que eres mi profesor, mi maestro. Y te agradezco mucho, pues, que al igual que ya otro espacio, que he coordinado durante mucho tiempo, que es Conferencias Blancas, pues este es uno de los primeros que vino y nos ha apoyado continuamente durante los trece años, pues tú ya abras este espacio también. Así que muchísimas gracias, profesor Castelló, por estar aquí con nosotros. Para mí un placer, de soledad. Y también, pues bueno, dar las gracias a Alberto Orta, que es un alumno al que le tengo muchísima estima, muchísimo cariño, por haber recogido este testigo y ser el que va a moderar este espacio. Gracias a Lidia por cogerlo. Y bueno, pues como yo he dicho, el objetivo es un objetivo común, el que nos une a todos nosotros, los que aquí están en esta mesa, que es el amor por la filosofía, el amor por el conocimiento y que vaya más allá. La presentación de este libro para la UNED de Vila Real representa también un punto de lo que también queremos encaminar, no solamente hacia el conocimiento, sino cómo accedemos a ese conocimiento y sobre todo cómo mediamos a través del conocimiento. Yo agradezco mucho, es decir, que como he dicho, que don Juan Carlos haya querido presentar el libro aquí y también pues a ver otra que sea quien vaya a moderar. Yo sin más, dar las gracias a ambos. Dar las gracias a todos ustedes y bueno, pues que tengan un buen aprendizaje. Un buen aprendizaje. Pues buenas tardes a todos, bienvenidos y espero que sea muy fructífera este coloquio, para formalizarlo de alguna forma. Muchas gracias a Juanlu, director de la UNED, muchas gracias a Eva, la persona que ha permitido este espacio, Raúl, por supuesto, por supuesto al profesor Castelló. Y yo no me daré las gracias por humildad. Bien, antes que nada me gustaría hacer una presentación o al menos una breve presentación, sí, de con quién hablamos hoy. Una persona muy importante, una persona con la que yo he aprendido mucho gracias a la lectura de su libro y nada, si me permiten, hoy acogemos al profesor Castelló. con el libro Una propuesta desde la ética del cuidado. El autor, doctor en filosofía por la Universidad de Valencia y premio extraordinario en la licenciatura de filosofía y ciencias de la educación, es profesor de filosofía en secundaria y profesor tutor de la UNED. También ha publicado varios ensayos filosóficos centrados en la ética y su didáctica, entre cuyas publicaciones destacan títulos como 8 metáforas sobre la condición humana del año 2000, 10. Educar desde la experiencia de lectura del 2004 y Meditación de la felicidad, 2008. Además, ha investigado el totalitarismo, especialmente el nazismo, con obras como El deber de resistencia, diálogo de 2016, Enseñar ciudadanía después del nazismo, 2013 y En torno a la indiferencia, del 2019. Estas dos últimas han sido galardonadas con el premio Becerro de Bengoa. Y en los últimos años, su trabajo se ha enfocado en el estudio del sexismo y la violencia sexista, a través de las obras como Tópicos y formas del sexismo, de Chile, 2008, por la cual recibió el premio Tolerancia Cero en dicho año y Meditación del sexismo, por la Diputación de Castellón, de 2011. Y, asimismo, ha desarrollado una nueva asignatura propuesta por él mismo en su instituto, el IES Benigas Law, de la BAE, llamada Violencia de género, proyecto interdisciplinario, que imparte desde 2018. Una de sus últimas obras publicadas se titula Sobre la transexualidad, a propósito de Morris, diálogo del 2020. Y este libro, editado por Binatea Editorial, se llama la Tutoría Efectiva, como bien hemos dicho, una propuesta desde la ética del cuidado. Se trata de un libro pensado para explorar el mundo de la filosofía terapéutica, aplicándola, en este caso, al contexto escolar. La Tutoría Efectiva busca ofrecer recursos prácticos. y accesibles a los docentes que, a menudo, se encuentran en situaciones difíciles al tratar de ayudar a estudiantes en crisis o con problemas emocionales y que carecen de herramientas adecuadas para solucionarlos. A través de la ética del cuidado, el autor propone una serie de estrategias y enfoques que facilitan la tarea de los educadores comprometidos con el bienestar de su alumnado sin recurrir a soluciones superficiales o ineficaces. Yo quería empezar con una cita que me ha marcado y creo que comprende muy bien lo que me han fundido del libro y antes de entrar a las partes, profesor, me gustaría mencionarle esta frase porque la mención de este personaje, Lao Tse, nos vamos a Oriente, el fundador del taoísmo, que dice, quien conquista a los demás es poderoso. Pero quien se conquista a sí mismo es sabio. Yo quería preguntarle, en primera instancia, el porqué de esa sabiduría. El porqué de conquistar nuestro propio ser en vez de conquistar otros bienes externos. ¿Y cómo se transmite eso, por ejemplo, a cualquier individuo? Bueno, la verdad es que ahí hay una bipolaridad muy importante porque queremos... ...transformar el mundo y eso es bueno, pero muchas veces olvidamos que el punto de partida de la transformación somos nosotros mismos y cuando los dos polos no están en el equilibrio yo me transformo porque me conozco y quiero ir más allá y a su vez eso puede contribuir a cambiar el mundo. Nuestra acción, nuestra actuación, nuestra relación con los demás es carencial. Cuando nos trabajamos a nosotros mismos descubrimos en los demás una serie de valores que muchas veces... No podemos descubrir porque estamos pegados para ellos. Ya Sócrates nos pedía que nos conociésemos a nosotros mismos y él era un gran transformador de la sociedad y un gran defensor de la democracia y de los valores. Pero date cuenta que el punto de partida suyo es conocerte a ti mismo, no si sea autónimo. Invitaba ese conocimiento porque es el que después te puede ayudar a transformar el mundo o a intervenir en esa transformación del mundo. Por eso es tan importante y ahí encaja la filosofía desde luego y la tutoría efectiva en particular porque es el encuentro con un alumno o una alumna vulnerable que va después a ser un protagonista del cambio del mundo si esa trayectoria se hace. La compartimos y de alguna manera la inspiramos. Usted destaca dos figuras, digamos que son las capitales en el libro, que es el filósofo-terapeuta y el tutor afectivo. ¿Podría decirnos cuáles son las claras diferencias entre ellas dos? Bueno, los dos se hacen prácticas filosóficas, pero cada uno digamos que tiene un destino distinto. En realidad... Los dos hacen una relación de ayuda con las personas vulnerables y los dos usan la filosofía como medio, como contexto y como elementos de recursos para conseguir llegar a esa persona que están sufriendo. Pero la tutoría efectiva digamos que se enfoca exclusivamente en el ámbito escolar y los recursos que allí se trabajan y las perspectivas que allí se tienen están muy centradas en unas edades escolares y de instituto. Sobre todo adolescentes, aunque no necesariamente, ni solo. Y la filosofía terapéutica engloba a cualquier persona independientemente de su vinculación o no escolar. Por tanto, aunque tienen el mismo origen, la filosofía y sus recursos y su modo de entender la existencia humana, es más bien el destino lo que las diferencia. O bien el mundo escolar, la tutoría efectiva, donde ha de haber un proyecto común en una escuela o en un instituto, o el filósofo-terapeuta que tiene su consulta como un psicólogo, como un psiquiatra, una psicóloga, una psiquiatra y ejerce en el acto de procurar el bienestar de las personas o evitar el malestar que puedan estar teniendo. Muy bien. Pues ahora si usted quiere y me permite el espacio, me gustaría... Me gustaría aclarar que el libro consta de tres partes. Tres partes donde se trata la mente humana, cómo podemos acercarnos al alumnado de alguna forma, cómo el tutor puede de alguna forma sacar los problemas internos e incluso externos que pueda tener dicho alumno o alumna. Y la primera parte es hacerse cargo. Se llama hacerse cargo. Es decir... Aquí hablamos de hacerse cargo de nuestra propia moral, de nuestro ser, que es el que se nos es dado por educación, sexo, formas de vivir, ambiente, cultura. Es lo que nos toca vivir. Y aquí hace mención usted a Epicuro, que dice que vana es la palabra del filósofo que no cura nuestros males. Es decir, esto es el... Digamos, ¿cómo lo interpreto yo? Es la responsabilidad de ese tutor o del filósofo terapeuta. Acercarse, curar nuestros males con las preguntas, con la sugestión, con el acercar a esa mayéutica que era deslumbrar la verdad. Y ha hablado usted aquí del PEC, que no es la PEC que tenemos que entregar a los alumnos de la UNED, sino que es pensamiento, emoción y conducta. Es decir, todo aquello que nosotros pensamos se convierte en una emoción y esta emoción pasa a ser una conducta. Me gustaría ahora que diera un ejemplo de cómo los pensamientos pueden convertirnos a nosotros en lo que somos. Y además usted, antes de que me conteste, hace una reflexión muy importante y es que nosotros podemos escribir un Quijote con nuestros pensamientos. Cada día. Y eso a mí me cautivó porque digo, ¿cuántos Quijotes habré escrito yo? Que no he plasmado. Y podría estar, no sé, ganando el Cervantes. Bueno, dígame. Bueno, la neuropsicología y la neurología han demostrado que tenemos entre 60.000 y 80.000 pensamientos al día. Si los hacemos en líneas, llegamos al Quijote. Al día. Yo cuando leí ese dato me resultó tan sorprendente que de entrada no me lo creí. Enseguida la precaución del filósofo que tengo dentro me advirtió que eso quizá... Quizá era un error o una falsa percepción. Pero después de una investigación un poco más en serio, efectivamente, tenemos entre 60.000 y 80.000 pensamientos diarios. Yo diría que 60.000 porque hasta 80.000 creo que la revolución que significa eso es tremenda. Pero eso no es lo significativo. Lo significativo es que de esos 60.000 pensamientos diarios que tenemos, el 80% son negativos. ¿Por qué? Y eso es algo que si descubrimos... De alguna manera, no podemos dejar de investigar y de tratar de acercarnos a las personas que pueden estar invadidas por esos pensamientos negativos y que sus vidas queden, digamos que destrozadas. Y ahí, esa relación de nuestra personalidad moral como fe, pensamientos, emociones y conductas. Entonces, normalmente, en todos los ámbitos, pero desde luego en el ámbito educativo, porque al fin y al cabo hablamos de tutoría efectiva, nos solemos fijar y no podemos fijar demasiado en la conducta. La conducta solo es la punta del iceberg. La conducta es como la fiebre, las enfermedades señalan que algo no va bien. Pero ese algo que no va bien, no está en la conducta. La conducta es el resultado. ¿Y el resultado de qué? De las emociones. Y las emociones, a su vez, son resultado de los pensamientos. Pero, permíteme... Bueno, es más importante que me apice cosas. Cuando hablamos de tutoría efectiva, estamos hablando de una relación de ayuda individual, a través del diálogo socrático, con el alumnado vulnerable. Pero, ¿quién es el alumnado vulnerable? Pues no solo es, y desde luego sí lo es, el alumnado que tiene una baja autoestima, el alumnado que tiene una familia desestructurada, el alumnado que tiene ansiedad o tiene estrés, también y sobre todo, como prioridad, Quizá el alumnado principal es el alumnado desafiante, el mal llamado líder negativo o el disruptivo. Esos alumnos que tienen quizá la conducta más compleja en los centros educativos, de ellos solo vemos la conducta, pero no nos preguntamos cuándo, quién y cómo ha aprendido esa manera de afrontar la relación con los demás que haga que su conducta sea una conducta agresiva. Hemos de pensar una cosa que es muy importante y es un descubrimiento de la filosofía, de la filosofía terapéutica en particular, si queréis. Por debajo de la conducta, de esa conducta desafiante, de esa conducta agresiva, hay una herida. Hay un conflicto y si no resolvemos esa herida, si no resolvemos ese conflicto, esa conducta no va a cambiar. Nunca he visto a un alumno que haya sido expulsado y que haya vuelto mejor al instituto después de seis días de ser expulsado. ¿Por qué? Porque el disparo es equivocado, no es a la conducta, es a las emociones y es a los pensamientos. De emociones, como sabéis, hay siete u ocho primarias y hay autores que digamos que no se ponen de acuerdo, pero las emociones son mecanismos de defensa y en tanto que mecanismos de defensa son todas positivas. Esa distinción de emociones positivas y negativas no es válida. Las emociones son todas positivas porque son mecanismos de defensa. Las emociones son... Son mensajeras de nuestro interior. Anuncian que estamos necesitados de algo, de la tristeza. Anuncia que estamos necesitados de un reencuentro porque tenemos una pérdida. Hemos perdido algo o alguien y no necesariamente en el caso de muerte, que sería el extremo. El enfado, que también es bueno, porque enfadarse es bueno, pero hay que saber cómo, de qué manera, eso ya nos decía Aristóteles. El enfado es bueno porque marca el límite de la dignidad. Una protección a tu dignidad. Por eso te enfadas. Otra cosa es que te enfades mal porque usas la agresividad, porque no has aprendido otro modo de gestionar. De ahí la importancia de la serenidad, por ejemplo, y de la comprensión del otro. Por ejemplo, el profesor que se enfada, que no comprende que ese alumno desafiante es como un iceberg y por debajo de su conducta hay un herido, hay un conflicto. Y vamos por fin a los pensamientos. Hay dos tipos de pensamiento. El pensamiento patente. Que es el que todos podríamos explicitar. Y el pensamiento latente, que es el que. De alguna forma hemos interiorizado, hemos introyectado, pero es desconocido para nosotros. Y tenemos que darle forma, darle palabra para que salga. Porque son creencias limitantes. Y esas creencias limitantes son, en su mayoría, porque no son constructivas, son creencias que, su nombre lo indica, limitan nuestras vidas, estrechan nuestras vidas sin darnos cuenta de que están efectivamente mermando nuestras capacidades y mermando nuestras posibilidades en la relación con los demás y con uno mismo. Lo que tratamos en tutoría afectiva, en las sesiones de tutoría afectiva. Precisamente es ir a la búsqueda, a través del diálogo y del respeto y la confidencialidad con este alumno o alumna, a sus creencias limitantes. Aquello que tiene introyectado, que no es capaz muchas veces de explicitar, de ponerle voz, de conjugar para poder, una vez nombrada, decidir si la quiere cambiar y de qué manera la quiere cambiar. Un ejemplo de creencia limitante o pensamiento latente. Soy insuficiente. Esa expresión. La estoy oyendo en tutoría afectiva desde hace cinco o seis años a no pocos alumnos. Soy insuficiente. Otra que va pareja, no encajo. No encajo en la clase. No encajo en mi familia. Son sufrimientos que van más allá de la propia crisis de la adolescencia, porque no es una crisis de la adolescencia lo que te lleva a ese sufrimiento propio del alumnado que va a tutoría afectiva. Y es muy importante que ese proyecto fraue en las escuelas y en los institutos. Porque no se trata, insisto, de atender crisis de adolescencia, para lo cual estamos todos y todas perfectamente dotados para salir de ellas con más o menos sufrimiento, pero ese esfuerzo, digamos que hay que hacerlo y es importante, sino otro tipo de sufrimientos. que desconocía yo al menos en mis alumnos, en mi alumnado, y que con la tutoría efectiva, y ese es su origen, vas descubriendo y vas viendo que nuestros jóvenes sufren mucho. De ahí, por ejemplo, y últimamente de forma clara, el uso de drogas, pero no para divertirse, que es lo que se hacía en los años 90, sino para soportar la vida que les toca soportar. Y de ahí también las autolesiones. Las autolesiones no es un intento de llamar la atención, que a veces se ha dicho. Las autolesiones son un intento de descomprimir la presión interna. Cuando el dolor es físico, el dolor psíquico se simula, se enmascara, pero no se resuelve. Esas son las cosas que tratamos en tutoría efectiva y creo que son absolutamente fundamentales. Y algo más, y me alargo mucho, pero creo que es necesario que quede claro. ¿No? No sé. No se trata de ser psicólogos y psicólogas. Somos profesores y profesoras, pero cada uno tiene sus propias experiencias, puede formarse un poco, eso también es verdad, y el libro intenta estimular a esa formación, pero somos unos privilegiados respecto de esa terapia. Terapia significa cuidado, cuidar. Somos privilegiados los profesores y las profesoras porque estamos todos los días con nuestro alumnado. Un psicólogo, un psiquiatra puede ver a su paciente. Un psiquiatra puede ver a su paciente una vez cada dos semanas, cada tres, una vez al mes si es de la seguridad social. Al psiquiatra, por supuesto, de meses en meses, pero a ti, profesor o profesora, te tiene todos los días. Y seguramente si le das clase, tres o cuatro horas en clase. Te da mucha ventaja. Sí. Es muy importante lo que usted ha mencionado porque quería mencionar sobre posteriormente aquellas creencias, que las creencias es el grado más bajo del saber. Desde Platón con la doxa. Y claro, cómo llegar a esa verdad, ¿no? Cómo es ser nosotros mismos, ¿no? Porque influye mucho, pues digamos, las máscaras, influyen factores como, no sé, no tener experiencia vivida anterior y eso es algo que ocurre sobre todo en la gente más joven. Pero es lo que usted ha mencionado, que yo creo que es importante, que no es solo una crisis. Es que ya es algo que está más arraigado en uno mismo, ¿no? Que está más el dolor. Y yo ahora quería, pues, mencionar la segunda parte del libro. Ya hemos visto un poco lo que yo creo que viene a ser lo vital, ¿no? También, si usted quiere, podría hacer mención de la razón cordial, de la cortina, que es mente-corazón. Cómo llevar esa balanza, ¿no? Y la parte segunda se llama cargar con. Cargamos con los pensamientos, cargamos con la culpa también, pero cargamos con una voz interior. Una voz interior que nos dicta cómo debemos ser. Una voz interior que nos dicta cómo es que uno debe actuar. Puede ser, por lo que hemos mencionado anteriormente, la cultura, puede ser nuestra forma de ser o puede ser simplemente porque queremos actuar de esta manera porque así lo hemos decidido de una forma ética, ¿no? Entonces, usted destaca tres tipos de culpa que son las neuróticas fantasiosas, las circunstanciales y las reales. Vamos a entrar en la culpa. Algo que es, sobre todo, en la tradición judio-cristiana muy, pues bueno, algo que hemos llevado a lo largo de todos estos siglos. Un tópico. Un tópico. La culpa, bueno, culpa en culpa en culpa. Y si usted podría dilucidarnos un poquito. Bueno, la culpa es un lastre inútil. Si queréis, en el minuto uno de la culpa. Lo que te está pidiendo es discúlpate, pero en el momento en que no te disculpas o de hecho lo dejas correr, esa culpa empieza a cristalizar dentro de ti, empieza a consolidarse de una manera negativa. ¿Por qué? Porque digamos que empezará a limitarte de una cierta manera en el futuro, porque al final arrastrarás. Es el lastre que nos impide avanzar en muchos ámbitos. La culpa es un peso del pasado, que hay que quedarse encima, insisto, porque es inútil. La culpa hay que trabajarla, eso sí. La culpa hay que afrontarla y tratar de dilucidar si es una culpa fantasiosa, neurótica, si es una culpa circunstancial o si es una culpa real y por tanto encargarla de un modo WOD. Pongo algunos ejemplos para que se pueda entender un poco más, porque efectivamente con una carga de la culpa llegamos todos y todas. Y desde luego nuestro alumnado llega también con una carga de culpa y eso hay que saber trabajarlo. Primero de nada, la culpa no se castiga. No es importante, se trabaja. Esa es la idea básica. ¿Cuándo hay una culpa neurótica o fantasiosa? Cuando en realidad la persona... No es culpable, pero asume la situación como es culpa mía. Por ejemplo, Iker es un alumno primero de ESO, de año pasado, ahora ya está en segundo. Viene con muy buenas referencias de la escuela, buen alumno, muy buenas notas, buen comportamiento. Y empieza primero de eso así, con buenas notas, con buen comportamiento. Pero poco a poco Iker va perdiendo un poco esa tensión de estar en clase y desde luego sus notas van bajando. Que el tutor de aula, que es distinto del tutor afectivo, el tutor de aula viene a buscarme como coordinador de tutoría afectiva de mi centro. Y me cuenta cómo está Iker, algo extraño le está pasando. Y lo tomo yo como tutorando afectivo. Después de varias sesiones, varios encuentros, el diálogo socrático como elemento fundamental y desde luego la confidencialidad, la confianza, la amabilidad, la cordialidad, Iker va descubriendo, porque no tengo que descubrir yo ni se lo tengo que descubrir a él, sino que es el mismo el que a través de las preguntas va a acabar descubriendo, como un diálogo socrático precisamente. Iker va descubriendo que esa situación en la que está, esa desmotivación, tiene como consecuencia una bajada de notas, por ejemplo, tiene que ver con el divorcio de sus padres. Pero no es que Iker piense que mal mis padres se van a divorciar. Lo que está pensando Iker, y eso lo descubro un poco más tarde, es soy culpable del divorcio de mis padres. Se divorcian por mí, se divorcian por culpa mía. Claro, cuando a través de las preguntas y de los replanteamientos, de las reinterpretaciones, las resignificaciones, Iker va descubriendo que no es culpa suya, sino que sus padres deciden divorciarse porque hay desamor o por otras cuestiones, Iker empieza a remontar. Y Iker tiene la osadía de hablar con sus padres y preguntarles si es por culpa suya. ¿Te das cuenta? Y aquí como el tutor afectivo tiene que acompañar sin intervenir. Sin intervenir en el sentido de, sin resolverle al alumno la situación, porque entonces, digamos que lo que le estoy diciendo es que es insuficiente y sin aconsejarle. Yo hubiese podido llamar a los padres de Iker y decirle, mirad, pedís a vuestro hijo sufriendo porque piensa que es el culpable de vuestro divorcio. Aclaradle que no es el caso. Si yo hago eso, estoy haciendo por Iker. Es decir, indirectamente le estoy diciendo a Iker, tú no vales para esto, ya te lo arreglo yo. En otra situación, Iker esperará que otro le arregle el asunto, pero no. Damos un poco de margen, damos un poco de tiempo y Iker es el que se empodera, el que se crece a sí mismo, averigua lo que tiene que averiguar en casa y entonces ya vuelve con la descarga de una culpa que era inventada, era fantasiosa, era neurótica. Y ya tenemos a Iker que, aunque la primera evaluación, porque estábamos en las postremerías, le sale regular de notas, en la segunda son notas buenas y en la tercera son notas buenísimas, que es lo que se esperaba de él. Ahí tenemos una culpa neurótica, fantasiosa, que hay que tratar, hay que trabajar. Si no hubiese habido un tutor afectivo, era yo, pero podía ser cualquier otro, seguramente Iker se hubiese hundido a lo largo del curso. Y se hubiese quedado con la idea. La idea para siempre de que sus padres se divorciaron por culpa suya. Y eso lo hubiese limitado para toda la vida, incluso hubiese limitado la relación con sus padres, porque te sientes culpable cuando te aproximas, incluso en su forma de ver el matrimonio. Daos cuenta de, con esa intervención de tutoría afectiva, cuánto hemos avanzado, cuánto sufrimiento real y temporal hemos evitado con ese acompañamiento gratuito en el sentido de la gratuidad humana, ¿no? De estar ahí como profesor o profesora en el tiempo libre. Claro, porque es importante para un futuro, ¿no? Para un proyecto de vida. Claro, porque el preso es insoportable a veces. La culpa circunstancial es cuando el que comete el acto del cual se siente culpable, digamos que en parte es culpable, pero en parte son las circunstancias las que le han llevado a esa acción. Imaginaos, vuelvo a un ejemplo escolar. Un alumno de segundo de ESO. que quiere pertenecer a un cierto grupo y el grupo le dice bueno, puedes estar con nosotros y a eso juegan si le das un capón a aquel de allá o si le das un empujón entonces él va y le da el capón y le da el empujón el profesor lo ve y le pone un parte culpable bueno, pues en este caso hay que trabajar dos cosas primero tienes por qué dar un capón a nadie no tienes por qué dar un empujón a nadie pero segundo vamos a ver las circunstancias ¿cuál es tu vulnerabilidad? que necesitas amistades y necesitas hacer cosas con las que quizá no estarías de acuerdo pero las haces para poder tener amistades ¿qué te está pasando? ¿qué está pasando ahí? entonces la culpa se trabaja se trata de averiguar este chiquito por qué ha hecho lo que ha hecho independientemente de que bueno, tendrá que pedir disculpas después tenemos la culpa real culpa del alumno que coge la piedra y se la lanza a la ventana al profesor de filosofía porque no le gusta la filosofía y no le gusta el profesor y en ese caso el alumno tiene que no ser castigado ni expulsado cosa que manejan bien los jefes de estudio y las jefas de estudio sino que hay que hablar con él hay que resignificar cuáles son sus modos de actuar cómo puede mostrar que no le gusta la filosofía en el profesor de filosofía de otra manera más inteligente más noble y ahí sí pagas el fiscal porque eres culpable ¿sí? pero no te culpamos ni te castigamos trabajamos la situación que has creado y eso es lo que se hace en tutoría efectiva y no en otros espacios porque no es posible lo que hace el jefe de estudios cuando llega un parte de este tipo o la jefa de estudios es mandarle tres días a casa y decir a los padres que apaguen los cristales no solucionamos nada bueno, el cristal está puesto pero poca cantidad pues ya hemos visto un poco lo que sería el la filosofía la culpa del alumnado, hemos visto cómo sería el someterse a esa culpa porque muchas veces incluso yo no sé si estará conmigo que nos sometemos a esa culpa, como que nos aferramos a ella y ahora me gustaría tratarlo más en un contexto social, hay una parte que es preciosa del libro y eso es lo que tengo que destacar que está en la segunda parte también que son las pistas que usted da para descubrir de dónde viene el motor de la culpa, de dónde viene nuestra carga social incluso pero sobre todo quién es el verdadero culpable aquí, el culpable ahora me permitirá dar mi opinión, yo creo que no es únicamente el individuo, es el individuo con los demás y para con los demás, es decir, yo soy responsable de la humanidad entera con mis actos, ustedes son responsables porque ustedes son mi otredad y yo soy su otredad, no sé si le ha quedado claro pero es un espejo, yo me veo reflejado en ustedes y ustedes se ven reflejados en mí y yo creo que el contexto que yo haga va a estar en un contexto donde si estamos ciegos no veremos, pero si podemos ver tendremos que reparar, esto se puede analizar en un contexto más actual, pero me encantó una pista, dos pistas fueron, la pista del descubridor, que ahora sí te la tendrá que ver, y la pista de Nimole, el silencio y el tiempo que realmente vivimos y el tiempo que no vivimos porque no lo vivimos ¿Es cierto? Sí, usted... Bueno, en la segunda parte del libro, una forma de avanzar en ese cargar con, porque la primera parte es hacerte cargo de la realidad, ¿qué les pasa a nuestros adolescentes en el instituto o a los niños y a las niñas en las escuelas? ¿Qué les está pasando que va más allá de esas crisis que son normales en niños y sobre todo en adolescentes? La segunda cuestión es... Hacer, cargar con ello. Porque esto nos incumbe. Si solo nos limitamos al profesorado a instruir, a formar, pues quizá no nos sintamos incumbidos. Pero si queremos educar, si queremos además de transmitir ciertos conocimientos, suscitar personas, que decía Mounier, en ese caso sí que nos incumbe todo lo que le pasa a la persona del alumno. Y en este caso traigo a colación algunos cuentos y algunas voces interiores que nos dan pistas. Pistas para poder mejorar nosotros porque digamos que una de las premisas para ser tutor o tutor afectiva es cuídate, cuídate a ti. Porque si te cuidas tú como persona vas a transmitir a ese alumnado que está sufriendo una atmósfera de senilidad, de posibilidades, de oportunidades que de otro modo quizá no podrías transmitir. Y este cuento va más... Para que se cuide el tutor o la tutora afectiva y transmita esa sensación de la importancia de la vida. Os lo cuento. No es mío, el cuento, ojalá. Bueno, se trata de un trotamundo, de un vagabundo que viaja de unos lugares a otros y uno de sus momentos en verano, a mediodía, con calor, quiere entrar ya a una población que ve no muy grande. Pero antes se da cuenta de que... A la izquierda hay un bosque y decide ir al bosque porque estará fresco, o sea, se hará un poco y ya podrá entrar para tratar de comer en esa aldea, en esa aldea grande, en ese pueblo. Pero conforme se acerca a este bosque se da cuenta de que es un cementerio, está lleno de lápidas y se acerca con la curiosidad que solemos tener a las lápidas y se da cuenta de que allí han muerto un montón de niños. Ponen el nombre de la persona, María, dos años. Juan, tres años. Antonia, 12 años y medio. Manolo, 7 meses. Juana, 6 años. Empieza a cogerle una angustia terrible porque las lápidas siguen anunciando la muerte de niños y de niñas. Hasta que se da cuenta que al fondo hay una persona que está allí como trabajando y se aproxima para preguntarle qué ha pasado en esta población, qué epidemia terrible ha habido porque tanta muerte de tantos niños y niñas. Eso no sé ni cómo ha sobrevivido este pueblo a tanto dolor. Y cuando se aproxima le pregunta cómo es posible y el trabajador de allí le dice, no, si todos estos que están enterrados han muerto muy mayores, 80, 90 años o más. Lo que apuntamos en la lápida es el tiempo que han vivido realmente. Y es que en este pueblo, cuando nacen los niños, les regalamos un blog y un boli. Ese blog y ese boli está destinado solo a que apunten en cuanto sepan escribir qué experiencia han tenido, en qué momento y cuánto tiempo les ha durado esa alegría, esa felicidad de la situación en la que han estado, de lo que han hecho, lo que han escuchado. Y cuando mueren, hacemos la suma. Y el tiempo que les sale es el tiempo que consideramos que realmente han vivido. Y eso es lo que les ponemos en las lápidas. Bueno, pues esa es una noticia que tenemos que tener muy presente. ¿Cuánto tiempo y con qué disfrutamos? ¿Qué son las cosas que nos llenan, que nos realizan, que hacen que de algún modo…? nuestra vida tenga sentido y valga la pena vivirla. Eso es lo que hay que ir apuntando. Y ahí no eliminamos responsabilidades y esfuerzo, claro que sí, porque una responsabilidad y un esfuerzo puede ser algo también vivido como bueno, como de sentido para nuestras vidas. Pero ¿cuánto tiempo malgasta? ¿Cuánto tiempo es aparte de ese sentirnos bien nosotros con lo que estamos haciendo o diciendo? Esa es una enseñanza muy importante. De hecho, hay una expresión que también va paralela a este cuento que es la alegría no sentida. ¿Cuántas alegrías nos perdemos? Entiendo que todos y todas las que estáis aquí habéis venido andando hasta aquí y os habéis sentado, pero ¿habéis sido conscientes de la maravilla que es andar? ¿De todo el mecanismo físico? ¿De todo el mecanismo fisiológico, anatómico que necesitáis para llegar desde el coche o desde casa hasta aquí andando? ¿Esperaréis a descubrirlo si os quedáis tetrapléficos? Perdón por la fuerza del ejemplo. ¿O empezaremos a disfrutar incluso de que podemos caminar y esto es una maravilla? ¿Os dais cuenta? Esa es la alegría no sentida, la que tenemos que recuperar y sentirla. Y esto hay que transmitir solo al alumnado porque llegará a la tutoría efectiva angustiados, agobiados, con sufrimiento, focalizado solo sobre el problema que les acurcia. Pues nuestra tarea es hacer zoom y ampliarle esa luz para que vea no solo el problema que tiene, que tiene que verlo y es importante, pero también el resto de las cosas buenas que le pasan. Porque muchas veces llegan a la tutoría efectiva y nada es bueno, nada vale y ellos menos. Pues en ese proceso hay que ir descubriéndoles la valía de la vida y de sus vidas en particular. Bueno, y el segundo de los cuentos, que no es un cuerto, es un sermón, es el ser de Niemöller. Niemöller era cura protestante en la Alemania nazi, 1933. No le parecen mal las ideas de Hitler, piensa que necesita a Alemania una buena sacudida. Pero, de lo que él pensaba que era una sacudida a lo que está ocurriendo, campos de concentración que acabarán siendo de exterminio, persecución de judíos, de homosexuales, de comunistas, de sindicalistas, etc., etc., van dándose cuenta de que aquello es una brutalidad. Entonces pasa de un lado al otro y empieza a ser miembro de la resistencia, a coger en su parroquia judíos que están huyendo para que tengan un visado para poder escapar. Y le atrapan. Le atrapan y le llevan a Sansehausen, que es el campo de concentración que está en Berlín. Y allí, en unas cerdas terribles de la Gestapo, consigue sobrevivir. Probablemente porque era sacerdote y era un poco, bastante, más que poco popular, y de algún modo aquello había que cuidarlo un poco. Pero hubiese podido morir casi sin haberlo intentado realmente lo de la Gestapo. La cuestión está en que cuando acaba todo, en un sermón de la Pascua de 1945, por tanto, recién ya la guerra acabada, exhorta a la comunidad diciéndoles qué hubiese pasado si los 30.000 miembros de la comunidad protestante de nuestra zona se hubiesen encarado a los nazis cuando todavía la fuerza y la brutalidad que tenían no era suficiente como para derrotar a toda Europa. Seguramente hubiésemos muerto muchos de nosotros. Pero hubiésemos impedido que los nazis desplegasen ese terrible mal. Porque estamos acostumbrados a pensar que murieron 6 millones de judíos, pero es que murieron 14 y 20 millones de personas. 6 millones de judíos, pero la población que más sufrió persecución y muerte no fueron los judíos, aunque por cantidad sí. Los que proporcionalmente sufrieron más fueron los gitanos. Desapareció el 80% de los gitanos de la faz de la tierra. Los homosexuales, los testigos de Jehová, desde luego los comunistas, etcétera, etcétera. Lo que quiere hacer Niemo Leroy es exhortar a la búsqueda de la justicia y la fuerza del grupo, la fuerza común cuando es la verdad la que guía. Y ese es uno de los aspectos que tenemos que comprender. Cuando salvas a los gitanos. Cuando salvas a una persona, salvas el mundo. Y ahora os cuento uno gratis, que no está en el libro. Un niño que quería jugar con su padre, su padre tenía mucho trabajo, teletrabajaba, voy a modernizar el cuento, y estaba en casa pero no podía atender al niño. Y el niño, papá, ¿cuándo podemos jugar? Pues a ver si mañana, día siguiente, a ver si mañana. Al final el padre se da cuenta de que no puede atender como es de albina y dice, el sábado por la mañana. Llega el sábado por la mañana y encuentra al niño al papá. Papá, en la oficina en casa. Papá, ¿cuándo vamos a poder jugar? Me dijiste que hoy. Hoy. Pero mira, dame un ratito. Papá, que tengo ganas. Dame un ratito. Mira, coge una revista que tenía allí, había un mapa del mundo y lo hace a pedazos. Lo recorta por todas partes para que, delante del niño dice, mira, cuando completes este puzzle del mapa mundi, vienes y jugamos. El padre piensa, es un niño de sí. Le va a costar muchísimo saber dónde están los países y encajarlos porque ya he recortado yo para que no sea tan fácil. Y a los 10 minutos el niño vuelve con el puzzle hecho. Te ha ayudado la mamá, ¿eh? Has mirado en internet. No, es que me fijé que mientras recortabas, por esta parte había la cara de un hombre. Y he reconstruido la cara del hombre y se me ha reconstruido el mundo. Cada vez que ayudas a una persona, reconstruyes el mundo. Y esa es la tarea en la tutoría efectiva. Cada vez que reconstruyes a un alumno o a una alumna que está sufriendo, estás reconstruyendo también el mundo. Estoy haciendo un poco lo que Niemoller nos pedía, pero desde la perspectiva escolar, ¿no? Que es lo que nos une aquí un poco hoy. Sí, es que me viene a la mente, claro, usted ha sido espectacular porque, claro, al final uno... Esto le da emoción. Hay una frase de Tolstoy también que dice que mucha gente quiere mejorar el mundo que vemos, pero poca gente se digna a mejorarse a sí mismo, ¿no? Claro. Y yo quería hablarle sobre todo de... Ahora usted distingue entre la empatía y la simpatía, que creo que es importante también porque mucha gente, incluido, hasta antes de leer el libro, confundía. Y luego también, ¿cómo desplazarse? ¿Cómo desafiar nuestras convicciones? Es decir, usted habla, por ejemplo, ya no estoy pasando a la tercera parte, de encargarse de un retrato robot social que no nos permite que nosotros tengamos la libertad de decisión. Porque estamos, como diría Heidegger, metiéndonos en filosofía, en estado interpretado. Ahora me gustaría que distinguiera para nosotros la empatía y la simpatía, cuáles son los aspectos fundamentales que hacen que unas veces podamos ser más empáticos con el alumnado y otras veces podamos ser más simpáticos, y luego cómo desafiar ese estado interpretado, si usted está... Simpatía significa tratar con las emociones. mientras que empatía significa cuidado, no ponerse en el lugar del otro y esa es una confusión normalmente en empatía es ponerse en el lugar del otro, ¿cómo es posible ponerse en el lugar del otro? físicamente desde luego no, si me pongo en su lugar, malamente y metafóricamente tampoco es posible la empatía es pedirle al otro que te diga cuál es su lugar eso es la empatía que el otro te diga cuál es su lugar no ver el mundo a través de sus ojos creo que es tu mundo, sino tratar de ver su mundo a través de tus ojos que es algo bastante distinto pongo un ejemplo un ejemplo que también puede haber en tutoría efectiva pero que bueno, vamos un poco más allá imagina que un amigo tuyo ha roto con su novia y está triste y tú quedas con él o él queda contigo porque quiere hablar del asunto o no habla, pero está triste y necesita compañía, estamos en una pérdida la simpatía sería tranquilo hombre, pero si hay un montón de chicas bien guapos por ahí, en cuanto te pase esto vas a ligar un montón total, tampoco valía tanto la pena ella no te creas tú que, pero sobre todo tú vales mucho en nada vas a poder conquistar a otra chica y vas a estar mucho mejor, eso es la simpatía no vale para nada la empatía es estar a tu lado brillado y si tú quieres hablar, hablarás y si quieres estar callado, estarás callado pero no es un silencio pasivo el mío, es un silencio activo es la verdadera escucha y es que la escucha es fundamental en términos generales y en tutoría efectiva porque estamos acostumbrados a escuchar para contestar a escuchar para responder Y en tutoría afectiva tenemos que hacer un giro, quizás en nuestras vidas, pero desde luego en tutoría afectiva tenemos que hacer un giro. No escuchamos para contestar al alumno, escuchamos para comprenderlo y quizá el silencio es lo que viene después. Un silencio activo, un silencio que acompaña, un silencio que dice estoy aquí, estoy contigo hasta que tú quieras, hasta que te sientas mejor. Porque normalmente cuando tratamos con las emociones, no es la única, pero en el ejemplo que te he puesto, la pérdida es quizá el elemento fundamental. Y en la pérdida una persona se angustia. Angustiar viene de angostar, de hacer pequeño. Y tú estás a su lado para hacerle ver que el mundo es. Es más grande, pero desde el silencio y no desde los consejos, desde las recomendaciones, etcétera, etcétera. Quiero decir, en tutoría afectiva nos emocionamos, pero no hacemos simpatía en el sentido de aconsejar. ¿Cuánto debe callar un tutor afectivo? Mucho. Debe escuchar mucho y por tanto debe callar mucho porque lo importante no es lo que tú le dices, sino lo que él te dice. Y además crear el espacio. La atmósfera en el que su confianza sea tal que pueda rebuscar las palabras para contarte cómo es su herida, cómo es o qué perfil tiene su problema, para entonces poder seguir dialogando. En tutoría afectiva, sobre todo, hacemos silencios y preguntas muy discretas. Preguntas, digamos, que invitan a seguir pensando, a seguir hablando, pero no decimos mucho. Y cuando habla usted del diálogo superático, por ejemplo. Yo, claro, yo... Aquí es donde... Donde viene mi duda o mi grave contradicción, ¿no? Sócrates, para quien no lo conozca, era maestro de Platón. se consideraba uno de los filósofos más importantes de la historia, aunque no escribió nada todo lo hizo Platón y él tenía un método para descubrir la verdad que era el diálogo la dialéctica, cómo llegar a la verdad a través del diálogo y a través de las preguntas él solo preguntaba y con ironía, ironía socrática es lo más famoso la ironía socrática cómo saca la verdad a través de las preguntas pero él ya tiene en cuenta cuál es la verdad él lo que hace únicamente es como la partera que dice en el teneto, la partera que saca a la verdad a reducir la mayéutica, el desvelamiento y entonces ahí es donde me surge la contradicción ¿y si el diagnóstico previo antes de realizar esa tutoría efectiva es erróneo y no estamos digamos sacando esa verdadera esencia de lo que le ocurre al alumno o a la alumna es ahí donde surge mi mi contradicción en realidad cuando un alumno llega a tutoría efectiva el tutor afectivo no sabe qué le pasa y ahora reexplico y contextualizo cuando un alumno o una alumna se le sugiere ir a tutoría efectiva en las reuniones de los equipos docentes en las evaluaciones sobre todo y se pregunta si pensáis que en el grupo tal, concreto porque así se ve más fácil en el segundo A de la ESO hay algún alumno o alumna que pensáis que es susceptible de ir a tutoría efectiva porque tiene algún problema o algún sufrimiento concreto que se puede tratar si el profesor dice sí, pienso que tal pienso que María, pienso que Antonio bueno pues el coordinador de tutoría afectiva, en este caso yo toma nota del alumno sí que hacemos una primera clasificación penséis que es desmotivación penséis que es estructura familiar, es porque es desafiante, esa primera clasificación sí que la hacemos porque de algún modo el tutor o la tutora afectiva puede pensarse mejor su relación con un desafiante que con un de baja autoestima o al revés, pero no llegamos con nada más el punto de partida es qué me quiere contar el alumno o la alumna cómo me lo quiere contar cuándo me lo quiere contar, si es que me lo quiere contar, y a partir de ahí es cuando vamos tratando de descubrir, quizá usando la ironía y la mayéutica qué está pasando cuál es esa creencia limitante que ni siquiera el alumno conoce y que sí que le está por dentro, digamos que precisamente limitando, fastidiando y ahí es donde vienen las preguntas imagínate que te dice es que no encajo en casa que ahora vendría la ironía mayéutica que es encajar o podemos verlo desde otro punto de vista y sí que encajaría, y a partir de ahí de alguna manera trata de descubrir él mismo o ella misma qué significa no encajar y si es una interpretación errónea por su parte, pero eso lo ha decidido el alumno no puedes decirle tú, es una interpretación errónea es que resulta que no entonces estás diciendo por él y lo que tiene que suceder en tutoría efectiva es que él o ella descubra, resignifique lo que está pasando y trate de resolverlo de la mejor manera posible, tú como tutor o tutor efectiva solo, más poco escuchas y acompañas usted por ejemplo pone el ejemplo de Dyer que habla sobre exprimirse nosotros mismos, de una forma como si fuéramos una naranja, exprimir el jugo y de ahí queda todo lo que nosotros somos, moralmente y luego le quería preguntar una cosa es que no quiere dejarlo en el tintero Era que usted hace, o sea, es un repaso, voy a decir Herculeo, desde los clásicos hasta los más contemporáneos. Se menciona desde Seneca, Cicerón, Epicuro, Platón, hasta Ortega, Frankel, incluso Malala o Luther King, que usted menciona. Y claro, yo quería hacer una vista de cuán clásicos somos hoy en día, cuáles de nuestros lastres vienen desde los clásicos y cuáles de nuestros lastres vienen desde la contemporaneidad. Porque a usted ha mencionado las drogas, pero las drogas también se utilizaban como sustanio, digamos, de alguna forma en los básicos, en esa edad más clásica. Pero claro, lo que usted decía, primero era por disfrute, por un placer, y ahora viene por evasión, angustia, desoficiencia. Diego, ¿qué tenemos de clásicos y qué tenemos de contemporáneo? Pues lo tenemos todo. Porque desde el punto de vista de la naturaleza humana, 2.600 años, arriba o abajo que pueda tener la filosofía, es nada. Es un segundo en toda la historia de la humanidad, de más de dos millones y medio que contamos con el homo habilis. Por tanto, tenemos a todos los clásicos dentro de nosotros y tenemos también los contemporáneos. Los contemporáneos que no son, ni más ni menos, que una versión de los clásicos. Sin llegar a Wittgen y pensar que toda la filosofía son notas a pie de página de Platón, pues es exagerar la cosa. La cuestión es que los llevamos a todos dentro porque nuestra cultura todavía sigue debiendo y bebiendo de aquellos clásicos, aunque pasados y repasados por la media, por la modernidad y por nuestra época. Pero... Si lees a los principales autores actuales... filósofos sobre todo y filósofas actuales te das cuenta de que tienen un montón de referentes que vienen de la Antigüedad Clásica pasando por la Modernidad y la Filosofía Medieval también por tanto hay que echar mano de todos, porque todos nos dan algún recurso que es de lo que se trata, todos nos dan algún recurso para hablar al hombre y a la mujer de hoy, tutoría efectiva al niño o a la niña o al joven de hoy por eso hay recursos en el libro, que es la última parte de encargarse de, que vienen de Sócrates y de hace 2600 años, que son igual de actuales que los recursos que puedan venir de Ortega y Caset es más, la psicología más de moda hoy en día la psicología que digamos tiene más importancia que es la cognitivo-conductual son los estoicos pasados por el barniz de la experimentación psicológica que llega a muy poco pero son los estoicos todas sus técnicas lo que han hecho los psicólogos y las psicólogas de esta vertiente con el TREC y otras técnicas es rebautizar a los clásicos como psicólogos, igual que Tomás de Aquino rebautizó a Aristóteles como teólogo y no van mucho más allá porque en buena parte no pueden los clásicos o selenistas en este sentido ya dijeron tanto que solo podemos matizar o actualizar, pero poca cosa es vanidad escribir como decía Russell que es vanidad escribir es necesario y es necesaria actualizar pero no podemos escribir sin recurrir a los clásicos también, porque los clásicos son como decir campeador después de muertos todavía presentan batalla pues Seneca, Epicuro Epicteto, Sócrates y compañía aún después de muertos siguen presentando exactamente la misma batalla o más que presentaban en su época. Así que son recursos fundamentales y de hecho, la última parte del libro que es un poco, bueno, tutor y tutor afectiva. Aquí te muestro algunos recursos para poder mejorar esa relación, esa vinculación afectiva con el alumnado que viene de la filosofía, porque es lo que yo sé y es en lo que más confío. Pues profesor, mire, ya que ha mencionado los recursos, nos metemos adentro de los recursos y es que como es cierto, Alfonso, al final del libro expone una serie de recursos y yo me quedo con un recurso que impacta. En principio este libro tiene cosas que son muy impactantes y que a mí como que me han rejuvenecido moralmente, aunque a veces hace falta. Y es que dentro de este mar de dudas que decía Ortega, que lo ha mencionado usted profesor, somos nuestros novelistas. O sea, en realidad claro, escribimos pero escribimos nuestras acciones, escribimos nuestra forma de pensar, escribimos lo que somos, la escucha activa, escribimos todo lo que somos, incluso la ausencia de lo que es el autor, lo que no pone el autor, como ha dicho usted, por ejemplo, la alegría, la alegría que no es sentida. Exacto. Hay un recurso que es que yo me quedé patidicoso, que es el recurso latidario. Este recurso a mí me dejó... Y luego le quería preguntar otra cosa, si es tan amable, que el porqué de separar las palabras es conocido que, por ejemplo, en la filosofía más existencialista, diría yo, no voy a decir que era como una especie de manierismo, porque tiene un sentido, y es, por ejemplo, el ser en sí, con guiones, para destacar cada uno del sitio del ser en cada una de las cuestiones que pertocan. Pues el autor, el profesor pone, por ejemplo, des-cubrir, des-velar. Primero el recurso lapidario, no es azota, no es martilla y luego el tóxico. Bueno, el recurso lapidario, la verdad es que no sabía qué nombre ponerle y al final se me ocurrió, bueno, porque al final la cuestión estaba en que todos y todas, como personas, como tutores y tutoras afectivas y trasladando esto a nuestros alumnos, tenemos que de vez en cuando pararnos a pensar nuestra vida como si ya estuviese cumplida y ver el recorrido, no que hemos hecho, sino que nos queda por hacer, proyectarnos un poco para ver qué cosas no hemos hecho y nos gustaría hacer antes de que nuestro tiempo se acabe. El recurso lapidario, si un poco simbólicamente es siéntate encima de tu lápiz. Ya te has muerto. ¿Qué cosas querías tú haber hecho y no has hecho? ¿Qué cosas deberías haber hecho y no has hecho? ¿Qué cosas has hecho y en realidad deberías no haber hecho? Para que en el segundo después puedas descubrir que no estás muerto y puedes hacerlas o dejar de hacer aquello que pensabas hacer. Es un cambio de perspectiva, es proyectarte a futuro para ver. ¿Qué querías hacer? Y es un recurso muy interesante porque después viene, digamos, que el complemento de este recurso que es, vamos a ver, esta decisión que vas a tomar, dentro de 10 días, ¿cómo la pensarás? Y dentro de 10 semanas y dentro de 10 meses, ¿cómo te sentirás después de haber tomado esta decisión? ¿Dónde crees que estarás? ¿Qué sentido seguirá o no seguirá teniendo tu vida? Entonces, cuando te veas a futuro y te veas bien con esa decisión, a pesar de los obstáculos, las dificultades o las oportunidades que también tienes que dejar a un lado para seguir ese proyecto que tienes, ese camino de proyectil, porque es de promoverte, ¿cómo te vas a sentir? Y esto viene de, me he sentado en la lápide y me he visto. Yo ahora tengo 56 años, me siento en la lápide y me miro desde los 90, no pienso morir antes, hasta los 53. ¿Cómo veo? Pero después, ya que he puesto edad, después enseguida viene un Amun y nos dice, bueno y Ortega también, sobre todo Ortega, y nos dice, ¿La vida humana? Es dramática, una homología trágica, pero Ortega la dice con más potencia, creo. La vida humana es dramática. Y es dramática no porque te vayas a morir, no porque sabemos que nos vamos a morir. La nueva goseta, bueno, la goseta, ¿qué tal la nueva filla? ¿Qué pasa? Tienes que llamar a yo que está allí. La nueva goseta se va a morir, pero no sabe que se va a morir. Los seres humanos nos morimos y sabemos que... No sabemos que nos vamos a morir, pero eso no es dramático. Lo dramático es que no sabemos cuándo. Eso sí que es dramático, porque a lo mejor es dentro de media hora y no lo sabemos. Por tanto, hay que ir valorando las cosas que tenemos, apreciando las cosas que tenemos y con esa alegría no sentida, romperlo de no sentir e ir sintiéndola. Por cierto, ya me paso a la otra cuestión. He dicho, apreciamos. A, apreciamos. Apreciamos. Poner precio. A, negamos. ¿A qué no le ponemos precio? Pues a nuestra relación amorosa con tu mujer, con tu marido, con tus hijos. ¿A qué no le ponemos precio? Porque lo que le ponemos es valor. Otra palabra, ya que entramos en esta segunda, prejuicios. A mí me gusta separarlo porque dices prejuicios y no sabes muy bien a qué te estás refiriendo. Pero si separas pre y juicios, ves que son juicios previos porque te da descubrir. Algo está cubierto y lo ves y entonces ves la verdad donde está. En tutoría afectiva no descubrimos, sino que ayudamos al alumno o alumna que descubra, porque él es el protagonista, qué tiene por debajo, qué hay por debajo del problema que tiene o de la expresión que antes comentábamos. No. ¿Qué hay debajo de esa expresión? Y ahí es cuando empezamos a trabajar qué sensaciones, qué situaciones, qué problemas vamos teniendo. Y cuando hablamos de problema, una de las cosas muy importantes es que no vean el problema solo como un obstáculo. El problema es un obstáculo, pero también es una oportunidad para mejorarse. Porque si solo ven el problema como un obstáculo, y es lo que solemos ver en general, todos y todas, ¿eh? Pero desde luego los jóvenes... Los jóvenes y los niños en la Añés, seguramente por tener menos experiencia vital, con más encaje, ¿no? El problema no es solo un obstáculo, es una oportunidad para mejorarse. Exacto. No es el problema, sino tú que lo entiendes, el problema. Claro. Que es de arquitecto. Exacto. Claro, aquí es que entran varios filósofos en juego, como usted ha dicho. O sea, quiero llegar, por ejemplo, con el mareo de libertad. Es decir, sí, puede que nos muramos dentro de media hora. Sí. Pero yo elegí bien. Es decir, yo ante dos opciones, ¿qué elijo? ¿La vía estética o la vía ética? Es decir, ¿contemplo mis opciones y no decido? ¿O agarro, digamos, el auriga? Pero si el dolor es motor, que también decía Nietzsche, ¿qué tenemos que desandar y qué tenemos que anticipar para poder elegir correctamente? Usted habla de la proviviscencia y de la reviviscencia, que sería desandar aquello que hemos anticipado, ¿no? De alguna forma, un poquito roncambolesco, pero si usted podría explicar. Sí, la reviviscencia es revivir. Esto es, ir al pasado para ver una situación que quizás te resultó dura o compleja y revivirla, pero revivirla no para volver a sufrir, es evidente, o para seguir sufriéndola, sino para visualizarla y darte cuenta de que allí pudiste aprender algo que no aprendiste. Porque si lo hubieses aprendido, digamos que ese dolor, esa herida sería menor o no sería. Y está viajando hacia ese pasado, hacia ese momento. En ese momento duro, en ese momento que tuvimos que elegir y que pensamos que nos equivocamos o lo hicimos bien o hicimos mal a alguien, cuando revives aquello, e insisto, no para volverlo a sufrir, sino para repensarlo y resituarte, incluso para decirte a ti mismo, en esa situación, ¿qué podrías hacer? Pongo un ejemplo que da paso a la terapia en este sentido. Cuando hacemos reviviscencia... El alumno o la alumna, cuando ya un clima de confianza y en filosofía terapéutica, digamos que el paciente, debe con esa confianza ya cerrar los ojos y revivir, trasladarse a ese momento. En el que le pasó algo duro, algo que le hizo daño. Y el objetivo es que le hable. Que se hable a sí mismo, pero en realidad que le hable a ese niño o a esa niña que era él cuando le sucedió esto. No sé si estoy explicando de forma clara. Que le hable, que le diga. Que le acompañe, que le diga tranquilo o tranquila. Puedes aprender de esta situación. No es tan grave. No la interiorices porque te va a quedar con una creencia limitante. Tiene que tener un diálogo consigo mismo, o mejor, consigo mismo, pero cuando tenía esa edad y en ese momento en el que le está sucediendo X. Es más, se le pide a esta persona, a este alumno o a esta alumna, o en consulta a esta persona, que hable, que le diga a esa persona que tiene enfrente que le está haciendo sufrir. O que está haciendo algo que no debe, o que no está haciendo algo que debería. Que se lo diga. Que tenga la osadía de decirlo. Porque eso resuelve una herida que viene del pasado y que no se puede solucionar si no se viaja al pasado. Pero, insisto, no para resucrirlo, sino para que esa reviviscencia. Si no se revivirlo, significa que me sitúo donde pasó y cambio todo aquí. No deja de existir porque está ahí, pero le doy la oportunidad de que no me hiera. Y de ahí pasamos a la proviviscencia, que es como te verás a futuro, futuro inmediato, un día, depende de las decisiones, 10 días, 10 semanas, 10 años, porque esa proyección hacia adelante, en este caso, es la que nos puede hacer decidir. Elegir de la mejor de las maneras posibles y, como bien decía Ortega, somos animales elegantes. Elegantes en el sentido de que elegimos. más allá de las vestimentas que no son esa elegancia precisamente la primera y cuando dice elegantes lo que está diciendo es que somos inteligentes porque inteligencia viene de intelligere elegir entre y cuando elegimos de forma elegante es cuando acertamos en nuestras vistas y eso es difícil porque no solemos pararnos a pensar suficientemente y hacer esa reviviscencia y sobre todo proviviscencia ¿Cuándo debe el tutor afectivo revivir y cuándo debe anticipar? Con el alumno o la alumna debe invitar a que eso suceda pero siempre y sobre todo la reviviscencia cuando haya un clima de confianza digamos que muy potente y cuando sospeche o el alumno o la alumna haya dicho que eso le venía del pasado ¿No puede ser terapia de choque? No, no, en absoluto no porque no creo que sea buena y tampoco es en la función del tutor afectivo porque ni hacemos de psicólogos ni de psiquiatras lo que hacemos es acompañar en el malestar a una persona que quizá no haya sido escuchada nunca con atención. ¿Por qué hay alumnos que lo dicen? Es que nadie me ha escuchado Yo recuerdo que el origen vital de la tutoría afectiva, de mi idea de tutoría afectiva se remonta hace no sé si 20 años ya. Al acabar una clase un alumno me pidió quedarse un momento porque quería hablar conmigo. Yo pensaba que quería preguntarme algo de lo que acababa de explicar pero no. Lo que quería era contarme su angustia, contarme su problemática que ciertamente era bastante grave Estuvo más de media hora contándome cuando acabó yo no pude más que decirle no sé qué decir y entonces me dio la clave de la tutoría efectiva que es, no hacía falta me has escuchado, me dio un abrazo y se marchó, el que no pudo marcharse fui yo, porque ahí descubrí que nuestros alumnos, nuestras alumnas sufren más de lo que es la crisis de la adolescencia que decía al principio y cuando descubrí que aquello me incumbía como persona no solo como profesor, me incumbía como persona y además tenía la suerte de que la filosofía aunque en aquel momento yo no lo tenía estudiado me ofrecía herramientas, me ofrecía palabras lenguaje, me ofrecía perspectivas y recursos para poder trabajar aquí, y a partir de ahí primero de una forma más espontánea e individual después poco a poco ya formando grupo en mi instituto y consolidando el proyecto pues se ha desarrollado la tutoría efectiva que ya es un proyecto potente no tanto aquí en la comunidad valenciana porque parece que nadie es profeta en su tierra pero sí en otras zonas como Aragón o como antes le decía Juanlo esta semana ya he hecho dos cursos online a dos institutos porque el jueves pasado hice otro a dos institutos y una escuela de Aragón porque están implantando el proyecto de tutoría efectiva y les parece que es interesante porque mirad, ya os voy convenciendo cuando desarrollas el proyecto de tutoría efectiva ya deseo algo calmado con su tiempo no hay prisas, hay que hacerlo bien cuando desarrollas ese proyecto, programa primero humanizas la educación en segundo lugar Hay una mejora de comportamiento, una mejora de conducta en el alumnado porque claro, si en tutoría afectiva acogemos y acogemos principalmente al alumnado desafiante, líder negativo, al alumnado disruptivo, al alumnado que está incluso bajo de moral y puede tener quizá algunas respuestas poco colaborativas, si atendemos a ese alumnado, también al otro, baja autoestima, etc., pero si ese alumnado está atendido y bien atendido, sus manejos y sus habilidades sociales, su manera de afrontar las situaciones van mejorando. Por tanto, hay menos clima, digamos que chocante en clase, en las clases y en el instituto en general. Y así mejora toda la parte de comportamiento. De hecho, en el instituto lo tenemos demostrado, el número de faltas de orden, de falta de disciplina y de expulsiones desde que el proyecto está implantado y está, digamos que a pleno rendimiento, ha bajado a más de la mitad. Estamos en un 45% aproximadamente de faltas de orden y de expulsiones respecto de hace 10 años. Con el mismo número de alumnado aproximadamente. De hecho, hoy justo en la reunión de coordinación, la jefa de estudios decía, tenemos pocos partes y no sé qué nos pasa que tenemos poco porque así aquí en el WhatsApp de jefes de estudio echan humo por todas partes y nosotros pues no teníamos prácticamente nada y en todo curso prácticamente nada. Se crea un clima de convivencia que mejora las relaciones entre el alumnado e incluso el profesorado. Del alumnado con el profesorado y viceversa. Pero es que además, claro. Y en el aula hay un clima de convivencia, digamos, que es mejor. Eso contribuye a que el profesorado pueda explicar mejor. Las clases tienen más calidad. Con lo cual, también tenemos comprobado que las notas medias, si globales, han aumentado. El costo sube y baja, pero la nota media del grupo en los últimos cinco años, que es lo que llevo medido, ha aumentado casi un punto en toda eso. Y no ha sido por el cambio de profesores, ni por el cambio de libro, ni por el cambio de alumno, porque cambios en el instituto hay de profesores, pero no muchos. Cambios de libro prácticamente no hay. Y el alumnado que entra en primero sigue hasta cuarto, más o menos con normalidad. Quiero decir que el estudio está bien hecho, porque prácticamente los sujetos son los mismos en esos cuatro años de recorrido. Quiero decir que... Y además otro detalle, que no se puede medir, pero que sí que se puede contrastar un poco. El profesorado nuevo que llega al instituto, curiosamente, no pocas veces suele al principio decir en este instituto hay tranquilidad, hay cierto bienestar. Y ese aumenta el bienestar. Claro, si todo el mundo estamos un poco mejor, pues el bienestar global se nota, claro. Y cómo es... Claro, porque yo me imagino que es difícil transmitir la filosofía, muchas de las veces, y creo que es necesario hacer un ser social en cuanto a la comunidad, pero educándola. Educándola tanto en casa, como decía Emilio, como en la escuela, en la institución. Claro, yo ahora me pregunto o me inquiero que... Es que filosofía no sigue hasta cuarto de la ESO. O es una asignatura que pasó por nuestra vida... Y ahí se quedó. Pero en verdad, muchas de las veces que nosotros nos comportamos de alguna forma, viene de ahí, viene de la filosofía. Muchas veces en las que nosotros somos educados, animales elegantes, viene de la filosofía. Seamos sinceros, ¿cuán importante es la filosofía para que esos resultados que usted ha mencionado se den? Bueno, en realidad, absolutamente. Ya lo decía Aristóteles, y es un tópico, pero es verdad. Filósofos y filósofas somos todos y todas, porque todas y todas nos paramos a pensar. El problema está en que no nos paramos a pensar bien, y es cuando interviene la filosofía de una manera ya más contundente. Pero filosofía no es Hegel, no es Habermas, no es Platón. Eso es filosofía, pero digamos que es la academia. Pero después hay otra filosofía muy olvidada, que de algún modo Sócrates intentó alentar, que los filósofos helenistas, feicos, epicuros, intentaron alentar, pero que después se fue perdiendo porque entró a la academia. Que es resignificar, interpretar, aprender a escuchar. Todo eso es filosofía. Todo eso es una manera de situarse ante la vida o ante las personas, desde el respeto y los valores, desde el aprender a escuchar. Desde el entender las palabras y su peso, el descubrir los valores que hay en lo que hacemos y dejamos de hacer, saber dónde están esos valores, tener una mentalidad crítica. Todo eso se aprende, y se aprende, yo creo que no tanto estudiando a Hegel o a Platón o a Habermas, como leyendo cuentos. Porque en el libro hay un montón de cuentos que cuando los lees dices, es filosofía. Las mil y una noches recomendaría este. Por ejemplo, cualquier cuento. Cualquier cuento tiene como simiente a la filosofía. Otra cosa es que después vengan los grandes sistematizadores, que son absolutamente necesarios, Hegel, Platón, Habermas y compañía, y nos saquen a la luz cosas que quizá nosotros no podemos descubrir porque somos más limitados, a menos yo. Pero independientemente de eso, más allá de la filosofía de la academia y académica, está la otra filosofía que se alimenta de la academia y la academia debería alimentarse de ella, que es qué hacemos con nuestras vidas, cuál es el sentido de nuestras vidas y cómo las manejamos. Y eso es lo que se ha perdido un poco, esa es la lástima. Si decimos que con la modernidad y la ilustración se ha desarrollado la razón tecnológica, pero no la razón moral, yo creo que desde casi el inicio de la filosofía ha triunfado la filosofía más científica, más académica y ha ido apartándose esa filosofía que te acompaña en la vida, esta filosofía de la vida, que cuando sale de la boca de un filósofo es cierta y cuando no, pues no. Exacto, la filosofía. Sí, claro, podía comentar una cosa solo, mira, un recurso más, perdón, perdón. Dos cosas. Llenan el ánimo de admiración y el respeto. Siempre nuevos y crecientes cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas, la reflexión. El cielo estrellado sobre mí y la ley moral en mí. Esto lo dice Kant, y creo que lo tengo que sacar a colación porque si hablábamos de la comunidad no hay nadie mejor que hablar que con Kant, que quería unir al mundo con la paz perpetua, que quería que no hubiera un estado de no beligerancia entre ellos, pero lo más importante era lo que nosotros decidíamos, esa dignidad, ¿no? El ser humano no tiene precio, el ser humano es digno, el ser humano es un fin en sí mismo. Pero cuando contemplas el firmamento, ¿sabes? que todo lo que ocurre en nosotros es niño porque el universo es máximo, el universo es todo lo que nosotros tenemos ¿no? crear desde el individuo un universo es fantástico ¿no? entonces yo creo que desde la educación eso, Kant, ¿es válido en la educación? Claro, absolutamente absolutamente porque la idea de dignidad que tú mismo has sacado a colación y aunque Kant sea muy difícil de leer, o no fácil al menos es que podemos transmitir muchas de sus ideas de otra manera que hacen que el alumnado pueda entender y sobre todo interiorizar esas ideas que de algún modo van a ser guías para sus vidas, tú eres un universo y también hay un universo ahí fuera que tú puedes contemplar, y están las estrellas que orientaban a los marineros y están los valores que te pueden orientar a ti, mira qué fácil es transmitir a Kant para que de verdad te sirva en la vida aunque suspendas el examen de selectividad porque con esto suspenderías el examen de selectividad una chica suele ser un usuario pero no es importante el nombre simplemente es un código que hay ahí ella nos pregunta como orientadora de unías que es le pregunto a usted ¿cómo aplicaría la tutoría afectiva con el alumnado que tiene ideas suicidas? nos pregunta ella vale pues ahí hay que abordar las antípodas de la vida suicida que es la vida suicida es el sentido de la vida, cuando una persona está ideando sobre el suicidio es porque su vida está vacía o siente que su vida está vacía y por lo tanto hay que empezar a reflexionar sobre el sentido de la vida de este chico o de esta chica para que vaya posicionando los valores que sostienen la vida que sostienen el sentido de la vida y estos valores son tres fundamentales el primero de ellos Es el valor creativo. El valor creativo es el valor del dar. ¿Qué puedes dar a los demás gratuitamente? No es el sentido fuerte de la palabra gratuidad. Normalmente un alumno que está colapsado y que está con ideaciones de suicidio, y muchos otros, pero desde luego estos, seguramente su respuesta es no tengo nada que dar, no valgo para nada. Bueno, pues esa es la primera línea que hay que explorar. Claro que tienes cosas para dar. ¿En qué eres hábil? ¿En qué eres buena? ¿En qué te manejas bien? Y tiene que explorar su vida para ir encontrando en este momento o en su pasado qué cosas positivas tiene, qué habilidades tiene, qué puede regalar a los demás. Seguro, porque todas las personas, absolutamente todas, tenemos el valor del dar. Lo que pasa es que a veces lo enmascaramos y pensamos que no podemos dar nada. Una de las primeras preguntas que les hago yo a mis alumnos en tutoría afectiva es dime tres cosas en las que destacas. Y casi nadie destacan más que en una o ninguna. Me acuerdo un chiquito primero eso que me puso dibujar, dibujar, dibujar. No sabía ninguna más. Todas las personas tenemos cosas en las que destacar. Y el primer papel del tutor afectivo o del orientador y la orientadora es hacerle ver. ¿En qué cosas destaca? Sacarle esa parte positiva que tiene oculta porque está focalizada al problema y no ve, digamos que más allá de ese problema. El segundo valor es el valor del recibir. El valor de agradecer la vida. Antes os decía, habéis venido caminando, pero habéis agradecido, os habéis dado cuenta, habéis sido consciente de la maravilla que es caminar. Pues este chiquito o esta chiquita tiene que descubrir que más allá del problema que tiene, que debe ser muy grave. tiene maravillas en su entorno él mismo o ella misma es una maravilla pero se la tiene que descubrir tienes que acompañarle en ese descubrimiento porque nadie puede negar que no tengamos alguna maravilla y este chiquito o esta chiquita podrá leer, podrá escribir podrá escuchar y eso es una maravilla hay que ir revelando todas estas cosas y después tenemos el tercer valor quizá más importante es el valor de actitud el valor de actitud actitud viene cuando nos sobreviene una situación que no hemos elegido yo no he elegido esta situación X, esta enfermedad o esta situación que hace que mi vida pierda sentido y quiera oide con suicidarme no la he elegido pero siempre puedo elegir mi actitud ante ella y mi actitud ante ella puede ser lucho por mi vida, busco el sentido o me derroto si me derroto no voy a tener la oportunidad nunca de ver ese problema que tengo como también una oportunidad para mejorar para llegar a ser más lejos y descubrir y con esto acabo porque creo que un poco a tu colación eres el escritor de tu vida, eres la escritora de tu vida, cuál quieres que sea el próximo párrafo que no sea acabar de la novela antes de hoy profesor, una puntualización ¿es compatible la teoría afectiva con también en una dirección suicida cuando está derivando, es decir a un gabinete psicológico o si quiere? bueno, claro antes comentaba que un psicólogo, una psicóloga con mucha suerte porque tenga dinero el alumno o la familia puede pagarse y puede ir todas las semanas si está en la seguridad social quizás sea dos veces al mes, con un poco de suerte en términos generales porque estamos necesitamos muchos psicólogos y terapeutas en general Y al psiquiatra irá cada tres meses o más allá. En cambio, la profesora, la profesora, tutor, tutora afectiva la tiene todos los días en el instituto de lunes a viernes, seis o siete horas. Por tanto, esa proximidad es fundamental y es complementaria, absolutamente complementaria con el psicólogo, psicóloga y con el psiquiatra. Es más, justo en septiembre, en Lavalle, hemos iniciado el primer congreso de salud mental y educativa, en donde hemos participado algunos profesores y profesoras que seguimos la línea de la tutoría afectiva, después psicólogos y psicólogas que trabajan con adolescentes. Y la verdad es que ha sido un encuentro no solo muy bonito, sino muy fructífero porque hemos visto que uniendo fuerzos, sinergias. Y en las últimas semanas podemos ayudar muchísimo, no ya alumnos y alumnas, sino a personas de estas edades que están sufriendo. Y la ideación del suicidio, digamos, cada vez está más presente en el alumnado. Pensad que en España cada día se suicidan diez personas, cada día. Y no pocos de ellos son jóvenes o de colectivos que están en situaciones precarias. Bueno, si eso pasamos el turno también al público, ya finalizamos la sesión. Yo quería preguntarle si hace falta una formación específica para encarceles o de tutorías, porque hace falta habilidad para aplicar todo lo que usted nos ha contado. Entonces, ¿el profesor es totalmente responsable cuando llega a este punto de que sea efectiva esta tutoría? Bueno, la pregunta es muy buena también, como todas las que habéis hecho, pero... No hace falta tanto, porque primero no somos psicólogos y psicólogas ni tenemos que serlo, ya nos hay. Gracias. Pero hay una cosa muy importante. Si eres un profesor o una profesora vocacionada, significa que tienes un tutor o una tutora efectiva dentro, que tienes que sacarlo. Eso significa que puedes ponerte a hacer tutoría efectiva desde ya. Ahora bien, sí que es cierto que una formación, una cierta formación puede ayudarte a tú llegar a ser el mejor o la mejor tutora efectiva que puedes ser. Porque ahí hay una diferencia entre ser tutor o tutora efectiva a la mejor tutora o tutora efectiva que puedas ser. El 50% de la tarea del tutor o la tutora efectiva, el 50% de, no me gusta la palabra, pero el éxito en esta tarea es escuchar para comprender. Y eso lo podemos hacer. Todos y todas. Solo tenemos que hacer un pequeño giro copernicano y tratar de escuchar para contestar, sino escuchar para comprender. Recuperando la idea del silencio activo, de invitar a seguir hablando. A partir de ahí sí que es verdad que nos podemos formar un poco. De hecho, y no quiero aprovechar menos sentido de aprovechón, pero después del libro de la tutoría efectiva viene otro, que es filosofía y terapia, y después viene otro todavía, que es el que me quiere. Quiero referir 101 ideas para examinar la vida, que son 101 recursos que yo he ido trabajando desde la filosofía, pero sobre todo desde mi experiencia como tutor efectivo, en donde voy dando pistas de en qué situaciones podemos emplear, qué estrategia, qué recurso, para, y esto es lo importante, seguir invitando al alumno o a la alumna a que siga contando, a que siga buscando las palabras para acabar de hacer ese perfil del problema que tiene. Y así poder solucionarlo. Y así poder superarlo, superarlo él o ella, conmigo, con mi compañía, con la compañía del tutor o la tutora, efectiva, pero no hacerle por él. ¿Alguien tiene alguna pregunta? Yo me gustaría hacer una breve pregunta y es ¿qué ocurre con los lobos extreparios? ¿Qué ocurre con esa gente que no se pregunta sobre su vida familiar? ¿Qué ocurre con la gente que se pregunta quién es Dios? ¿Qué ocurre con la pregunta que es la libertad? ¿Qué ocurre con la pregunta que es el mundo? ¿Qué ocurre con esos filósofos en potencia? Sí, la verdad es que eso me lleva a deciros que antes hablaba de que el alumnado que viene a tutoría efectiva son los desafiantes, los disruptivos pero también los de baja autoestima. Cuando he ido coleccionando poco a poco qué tipo de alumnos es el que ha de atender en tutoría efectiva la conclusión es que al final son todos y todas porque puede que se nos escape un lobo extrepario. Por tanto en cada reunión de equipo docente se trate el tema que se trate y las reuniones de equipo docente son cada dos semanas o cada tres siempre hay una pregunta que es fija en el orden del día. ¿Algún alumno se nos escapa? ¿Algún lobo extrepario? ¿El ajuste de evaluación? Exactamente igual. Independientemente de esto, cualquier profesor o profesora en cualquier momento puede acudir a mí en este caso porque soy coordinador de la tutoría efectiva pero cuando haya otro u otra obviamente es el referente mostrándole sus dudas de si este alumno o alumna debería estar porque le ve extraño, porque le ve quizá lobo extrepario. Por tanto todo alumno y toda alumna es susceptible de entrar en el programa de tutoría efectiva siempre es voluntario. ¿Y la mejor mano para ese caso, digamos es el filósofo? Seguro. Bueno, la mejor mano es otro Lobo Estepario. Otro que haya pasado por esa manera de entender la vida, de situarse ante la vida y ese sufrimiento, porque Lobo Estepario también tiene su dosis de sufrimiento, pero en términos generales no un filósofo porque sea grado licenciado en filosofía, sino porque sea alguien que haya leído un poco de filosofía y se haya planteado muchas cuestiones antes de abordar la difícil cuestión que plantea un Lobo Estepario, claro. Afortunadamente no hay muchos o no los vemos, pero los hay, eso seguro. Si hay alguna más que te pregunte, que aproveche y si no, pues vamos a agradecerle a Juan Carlos Castelló que haya estado aquí hoy. Y nada. Espero sinceramente que hayan disfrutado y por mi parte también esa vez por su asistencia. Y nada, les emplazo otra reunión de este tipo con otros autores que estamos deseando que vengan a presentar. Y también un agradecimiento enorme al ver que se han dispuesto totalmente a hacer esta primera presentación. Nada más por nuestra parte. Si no tienen ninguna pregunta, aprovechen. Y. Y si no hay nada, pues lo he hecho. Gracias por venir. Gracias.